Capitulo 6: Paseo Bajo las Estrellas.

El mes de Septiembre había terminado hacía mas o menos una semana, y con ello las primeras brisas heladas empezaban a enfriar los cuerpos de todos, en Hogwarts. Las clases de los profesores de Defensa se habían ganado el titulo de las mejores clases del año con ventaja. Parecía como si los tres elfos, no se dieran cuenta de que una enorme guerra se avecinaba y de que ellos estaban en un punto estratégico que había que destruir, sin embargo daban sus clases relajados, como si ya supieran con mucha anterioridad lo que ocurriría. Sin embargo todos los profesores estaban enfurruñados todo el día, aun que Snape por el contrario había empezado a ser menos imparcial con todas las casas menos por supuesto Gryffindor.

Esa noche para alegría de Iskandar, Aylen había venido a visitarle, a portarle un mensaje de su padre mas concretamente y estaba encantado con la idea de poder hablar con ella. No era desconocido para los allegados de los dos que estos formaban una pareja bastante estable. El profesor había dejado a su amada en sus habitaciones mientras el terminaba la ronda. Justo cuando después del relevo se iba a sus aposentos a hablar con su amada, algo hizo que se adentrara por la puerta que daba a su aula para los de séptimo y fuese directamente hacía el acceso del lago.

Abrió al puerta y se encontró con una escena en la que enseguida tomo parte. Draco Malfoy y Ginevra Weasley agarrado de la mano, inventando una excusa convincente para que Flicht no les castigara. Al ver a los chicos tan mal decidió echarles una mano. Se acerco hasta su posición y con una voz firme contesto a la pregunta de Flicht:

- ¿Les he preguntado que, que hacen en el algo ha estas horas de la noche?

- Están conmigo Argus, espero que no te moleste, necesitaba ayuda para ciertos asuntos y ellos se ofrecieron voluntarios. ¿Algún inconveniente?

- No profesor Enid. Todo bien entonces, vuelvo adentro. Espero que hayan encontrado todo lo que buscada.- y seguido de su gata fue hasta la entrada principal del colegio y entro.

Entonces Iskandar hizo que los estudiantes pasaran dentro de la estancia llena de maquinas y hizo que le siguieran hasta el aula. Allí les soltó un discursito:

- No voy a repetir lo que he hecho esta noche, que quede bien claro que esta es la primera y ultima oportunidad que os doy, luego será el castigo que os den y doblado por mi mismo, y creerme me voy a enterar. Sé lo que es estar enamorado y se lo que es estar en un colegio. Y creerme cuando os digo que por muy agradable que yo sea o que tenga tu edad Draco, de hecho tu eres meses mayor que yo, pero yo soy profesor y tengo que velar por vuestra seguridad, la próxima vez que queráis dar un paseo nocturno, avisarme yo se de un sitio que os gustara, pero no salgáis a los terrenos. Sé de lo que estoy hablando, y el profesor Dumbledor también, así que hacerme caso y no os aventuréis por los terrenos de noche. Se las ganas que te da hacer una cosa cuando te la prohíben y que poseéis una capa de invisibilidad, bueno la tenéis prestada. Y entenderme, cuando os digo que eso no os servirá de mucho, Dumbledor a tomado medidas contra ello. Bueno ahora iros dormir. Señorita Weasley tómese esto y diga Gryffindor, aparecerá en su sala común.

Le entrego un pequeño frasco con un liquido de color verde que parecía llamear. Esta confiando plenamente se lo bebió de un trago y dijo Gryffindor, en seguida desapareció.

- Draco, cuídala, te ama y eso es algo que debe apreciase mucho.

- Eso es lo que hago...- empezó Draco.

Pero una voz muy melodiosa que ahora mismo parecía muy crispada por los nervios hizo irrupción en el aula:

- Harry James Potter, Iskandar o como demonios quieras llamarte... ¿Te crees con derecho a hacerme esperar durante media hora? Por si necesitas que te lo recuerde...

- Yo soy bastante mas importante que tu, y lo sabes y si quieres que peleemos pelearemos pero no me apetece y menos teniendo en cuenta que acabas de rebelar mi identidad, Aylen.

Draco se había quedado en estado de trance profundo, el golpe había sido demasiado duro para sus neuronas. No sabía si se podía confiar en lo que había escuchado. Harry Potter se encontraba delante de él, de hecho lo había estado desde principios de curso, se preguntaba cuantas personas estarían al corriente, y sobre todo y por encima de todo por que y a donde se había ido.

- Si Draco, puedes confiar en lo que has escuchado y para tu asombro claro que he estado desde principios de curso aquí, no he suplantado a un elfo, soy uno de ellos, ni Dumbledor esta al corriente, solo Dilcia y Orfeo y ahora tu. Y por ultimo ya habrá tiempo de contarlo mas a delante.

Ahora si que el rubio Slytherin se encontraba completamente sorprendido, no todos los días le leen a uno el pensamiento. Y menos contestan como si fuera la cosa mas normal del mundo.

- Ahora me gustaría que te quedaras conmigo, mañana no hay clases así que te lo podré explicar mejor. Aylen, te importaría llevarle hasta mi dormitorio ahora mismo voy para allí, y hablamos. ¿De acuerdo?

- Esta bien, amor. Siento lo de antes, pero sabes que a veces mi paciencia tiene limites y...

- Si Aylen ya lo sé pero ahora tengo que..., por favor.- dijo con un tono muy cortes.- Draco acompáñala, no me fió de lo que las paredes puedan escuchar.

- Esta bien...- dijo con un hilo de voz.

Así pues el rubio fue conducido hasta las habitaciones del profesor mientras este después de cerrar el aula a cal y canto, se apareció en la habitación de sus tíos, allí no se sorprendió al ver a los dos despiertos opinando sobre algún tema que en esos momentos tenía poquísima importancia.

Iskandar enseguida explico rápidamente lo que había sucedido, dejándolos preocupados, en seguida se despidió y apareció de la nada en su habitación. Donde Draco descansaba apoyado en uno de los sillones de cuero negro y Aylen miraba hacía un sobre que reposaba encima de la mesa, nerviosa.

- Bien todo por partes, Draco por favor, vete a acostarte. Sube las escaleras y la puerta de la derecha. Se que te va a costar dormir así que tomate esto.- con un movimiento de muñeca hizo que un frasco conteniendo una poción llegase hasta el.- Es una poción para dormir sin soñar, mañana hablaremos con mas tranquilidad, no te preocupes. Haré que un elfo te traiga ropa para mañana. Descansa.

Para cuando Draco Malfoy se dio cuenta de lo que estaba haciendo ya se había tomado la poción y el velo de Morfeo lo estaba cubriendo.

- Ya se ha dormido. Ahora bien Aylen. ¿Que es lo que me tenías que decir?

- A llegado.

- ¿El que?

- La carta, que mas va a llegar, por que demonios crees que estoy aquí.

- ¿Por que te apetecía ver al elfo más guapo, inteligente, apuesto, gentil y caballeroso del planeta?- los dos estallaron en carcajadas.

- Bueno a parte de eso, quería honrarte con la presencia de la elfa más guapa, inteligente, apuesta, refinada, elegante, encantadora, sexy.- las risas volvieron a estallar.- Pues he decidido que era lo mejor que la abriésemos juntos. ¿No te parece?

- Si.

- Creo que tu tienes que abrirla.

Sin decir ni una palabra mas, este cogió el sobre, le quito el sello en el que venía estampado uno de los signos mas importantes en la comunidad de los elfos, eso determinaría la vida de los dos a partir de ese momento y los dos temían no poder quedarse juntos. Con un suspiro de resignación y después de darle un pequeño beso a su novia, el profesor abrió la carta. Estaba escrita en elfico obviamente. N/A: Lo voy a poner en castellano directamente

Estimados Señor Enid y Señorita Nirtenes,

Al consejo de los mayores y a mi por supuesto, nos toca informarles de que sus deberes son fundamentales en el desarrollo del futuro cercano y lejano, son obligaciones que no pueden dejar de lado. Y basándonos en ese hecho no podemos dar a la unión de lo dos nuestro consentimiento.

Sin terminar de leer la carta Harry la dejo caer, olvidando a la vez todos sus sueños mas anhelados, sus ansias de compartir su vida con el bello ángel de pelo dorado que se alzaba delante de el. Se fijo bien en el rostro de la mujer que lo acompañaba, sus fracciones delicadas, estaban serias y contraídas a causa del la mirada perdida de su compañero. Su piel ya blanca palideció notablemente al ver que una lagrima se escapaba, alocada, de los ojos ahora vidriosos de su amado. Con las manos temblantes cogió el pergamino de color amarillento y leyó entera la carta, lentamente la dejo caer, y el pergamino planeo finamente hasta tocar suelo pausadamente.

La reacción de la joven no se hizo esperar mucho, se abalanzo encima de su amado llorando como una magdalena, eso derrumbo al hombre quien también abrazándose a su amada se desahogo de la pena que carcomía hasta el mas recóndito lugar de su alma.

No sabían cuanto tiempo había pasado ya desde que los dos habían leído aquel pergamino, simplemente, se quedaron allí abrazados, por horas, sabiendo que ese mismo día, en unas cuantas horas, antes del mediodía, los dos serían separados. Ella estaría en la obligación de convertirse en reina en no mas de un año, con todo lo que ello conllevaba y él tendría que prepararse para la batalla.

El ángel de cabello dorado pronto cayo dormida, y el hombre al ver que el sol se había elevado y que seria la hora del desayuno en no mas de una hora, se dio una ducha rápida y se visto. Y salió rumbo al comedor con una expresión serena pero muy seria, y con ojos inexpresivos totalmente. La vista del chico vestido de negro con una de las expresiones mas serias y mas determinadas que jamás se le habían podido ver, ahora sus ojos eran totalmente inexpresivos y sin vida, dispuesto a apostar el todo por el todo, asusto a Orfeo y a Dilcia en exceso.

Se dejo caer en su asiento y con una automatización increíble empezó a desayunar como si nadie existiera. Antes de que hubieran pasado 5 minutos, un bello ángel de pelo dorado apareció corriendo en las puertas principales del comedor, acompañada de un apuesto rubio de séptimo. Todo el mundo se giro a mirarla, embobados o extrañados, dependiendo de la persona. La única persona que se había levantado de su sitio había sido Harry, que fue enseguida percibido por su novia, que corrió lo mas rápido que su cuerpo le dejo para terminar llorando en el hombro de el que podía haber sido su marido. Los dos elfos restantes enseguida comprendieron lo que estaba ocurriendo allí y no pudieron evitar sentirse mal por la pareja.

-... Creí...creí que... creí que te habías ido... Que ibas a... a tomar medidas drásticas... he sentido tanta angustia.- murmuro Aylen entre sollozos bajo los brazos protectores.

- Aylen mírame.- la joven hizo lo que le pedían.- Mírame y quiero que recuerdes esto, posiblemente sea la ultima vez que me sea permitido decírtelo. Te quiero, te quiero mas que a mi vida y sé que luchar contra lo que nos pasa es imposible pero... no lo puedo permitir... Júrame algo.

- Te juro lo que sea, Amor.

- Júrame que no te sentirás culpable y que reharás tu vida. Es tu deber, solicita matrimonio con alguien que sepas que te pueda hacer feliz y por favor, no dejes de sonreír por nada del mundo. Piensa que con cada sonrisa tuya, mi corazón se alegrara y que no habrá nadie mas que cause ese efecto en mi. Ahora por favor, Aylen júramelo.

- Harry...- la voz de la chica no era mas que un murmullo indescifrable.- yo no... no puedo... no puedo hacerlo, solo te quiero a ti.

- No me puedes querer, ángel mío... Ya sabes lo que ponía en la carta y por mucho que nosotros nos empeñemos, en el fondo sabemos que lo nuestro no es posible. Nos encontrarían de todas, todas, y no quiero que sufras las consecuencias, tienes un cargo que portar y una familia de Reyes que honorar.

- Pero no puedo sola.

- Tienes que ser fuerte, puedes hacerlo sola, eres muy valiente y la mejor persona que he conocido. Así que no quiero excusas Aylen Nirtenes, y es una orden.

La chica asintió y volvió a enterrar su cabeza en el cuello de su amante, desolada, llorando, cuando dos elfos, trajeados de unos pantalones de algo parecido al cuero negro, una casaca blanca con un bordado precioso en el centro del lado delantero y trasero. Llevaban el pelo recogido de la manera que lo llevaban Orfeo y Iskandar. Iskandar aun abrazando a Aylen, miro hacía los dos, sabiendo lo que eso suponía, separo a Aylen de encima suyo y le dijo antes de que ninguno de los guardias hablara:

- Te quiero y te querré siempre. Pero recuerda lo que me has jurado Aylen.

Lagrimas corrían libres por la cara de la elfa, que miro con resentimiento a los dos guardas que se postraron ante la pareja nada mas estuvieron a menos de diez metros.

- Princesa, Maestro.

- Princesa Aylen.- siguió el otro.- venimos a llevarle ante su padre, la carta ya le ha llegado a el también.

La chica avanzo con paso poco decidido, se giro con los ojos llorosos para admirar, la mirada serena y decidida del que había sido su amante y un tinte de furia y odio que vio en ellos le asusto mucho. Si algo había aprendido de aquel joven profesor era que su tranquilidad y paciencia eran muy grandes y que no le gustaba enfurecerse. Así que semejante expresión le hizo presagiar algo no muy buena para el primero que se cruzase en su camino. Los dos guardas la tocaron antes de salir del comedor y los tres desaparecieron al instante.

El edificio empezó a temblar alarmantemente, las vidrieras se rajaron y fueron cayendo una después de otra. Todo el mundo se había quedado fijo en el profesor, del que ahora salía un aura blanca, que lo cubría totalmente y no dejaba verle. Pronto la luz se hizo mas fuerte, y el hombre menos visible y de repente hubo una especie de honda expansiva haciendo que el colegio se sacudiera muy rápida y violentamente.

El joven hombre se mantuvo en su sitio, había explotado y sabía lo que ello conllevaba, no le agradaba pero tampoco lo lamentaba. Ahora tendría que retomar su entrenamiento mas duro y mas despiadado que nunca, de hecho había sentido un enorme poder llegar a el justo después de explotar. Sabía que había cometido una imprudencia y que seguramente la mayor parte de la naturaleza de alrededor estaba o completamente muerta o rebosante de vida y energía, aun que apostaba que era la primera opción. Se giro hacia sus tíos, que lo miraron serios pero con tristeza. Los tres rompieron la conexión de miradas al sentir que 4 presencias acababan de aparecer.