Disclaimer: ROBOTECH es marca registrada de Harmony Gold U.S.A., Inc., sus personajes no son de mi autoría. Este fic fue escrito sin fines de lucro, sólo de entretenimiento.

"La Batalla del Amor"

Capítulo I

¡Rick Hunter la había invitado a salir!

Lisa Hayes observó su reflejo en el espejo, sus ojos verdes brillando, una sonrisa dibujándose en sus labios. No quería abrigar demasiadas esperanzas, pero no podía evitarlo. Examinó su guardarropa buscando algo "apropiado" para vestir.

"No" - se recordó a si misma - "No apropiado, provocador".

Se deshizo de su uniforme, dio un giro sobre sus talones mientras se soltaba el cabello y corrió hacia la ducha.


Lisa estaba en la baranda del puente de observación de la fortaleza con una taza de café en sus manos, cuando él se aproximó.

"¡Hola Lisa!" - exclamó una voz a sus espaldas.

"¿Cómo es posible que con dos simples palabras Rick tenga la habilidad de hacer que mi corazón deje de latir?"- se cuestionó dándose vuelta para saludarlo.

"Hola, Comandante" - respondió parcamente, tratando de ocultar sus verdaderas emociones.

"¿Café?" - preguntó él, apuntando hacia su mano.

Lisa asintió.

"Justo lo que necesitaba" - aseguró Rick.

Antes que ella pudiera reaccionar, el chico estaba bebiendo de su vaso.

"No sabía que le gustaba el café endulzado, Capitana" – dijo devolviéndole la taza.

Ella sabía que él sólo intentaba bromear, así que únicamente le sonrió.

"¿Cómo estuvo tu patrullaje?"

"Todo en calma, Lisa. Parece que los Zentraedi nos están dando un merecido descanso".

"Afortunadamente, pronto seremos capaces de integrarlos en nuestra sociedad con éxito. Después de todo…"

"¿Te gustaría cenar conmigo, Lisa?" – preguntó él repentinamente – "Hay un nuevo lugar en la ciudad y he escuchado que la comida es fantástica… ¿te agradaría acompañarme?"

Lisa lo miró totalmente desconcertada.

"Pienso que podríamos pasarla bien, Lisa" - añadió Rick, al no recibir una contestación de su parte.

"Si, por supuesto" - dijo ella reaccionando al fin.

"¡Genial! Entonces pasaré por ti a las 20h00… ponte tu mejor vestido" - agregó mientras se alejaba dirigiéndose hacia el hangar.


"Así que finalmente lo hiciste¿no es así hermanito?"

Rick había salido de la ducha a la carrera, con una toalla alrededor de su cintura, para abrir la puerta.

"Podría estrangularte" - dijo él, mirando a su mentor sonriéndole ladinamente.

"¿Tenías que tocar la puerta de forma tan desesperada, Roy¡Pensé que se trataba de una emergencia o algo!" - le reprochó Rick.

"¡Vaya! Por lo visto, alguien esta nervioso. ¿Quieres un trago, hermanito?" - le ofreció antes de pasar a su lado y caminar hacia la licorera.

"No gracias. No quiero nada de alcohol antes de…"

"¿Antes de besar a Lisa?" - preguntó Roy, tomando asiento en el sofá de cuero negro.

"Antes de tener alimento en mi sistema" - corrigió Rick – "¿Qué clase de comentario fue ese?"

Roy dejó escapar una carcajada.

"No necesitas fingir conmigo, Rick. Sé que estás "que te mueres" por Lisa".

"¡Yo no estoy que me muero por nadie!" - mintió, ruborizándose.

Rick era alguien muy reservado. Roy lo sabía. Tal vez esa era la razón por la que disfrutaba tanto torturándolo.

"¡Sí, claro!" – dijo Roy con sarcasmo luego de beber su trago - "¿Adónde la llevarás?"

"A Ponte Amore. Escuché que la comida es…"

"¿El puente del amor?" - lo interrumpió Roy entusiasmado – "Estoy impresionado, Ricky".

"…fantástica" - finalizó Rick – "No me digas Ricky. Nadie me ha llamado así desde que tenía diez años. Ahora dime¿Hay algo que pueda hacer por ti? Debe existir alguna razón para tu visita…"

"No realmente" - respondió Roy caminando hacia la cocina – "Solo estoy matando un poco el tiempo mientras Claudia termina su turno. Pensé que podría pasar por aquí y sentirme como en casa".

"Mi casa es tu casa" - dijo Rick dándose vuelta para dirigirse a su habitación – "Tengo que vestirme".

"Rick… "- le llamó Roy detrás de él.

"¿Sí?" - contestó volviéndose hacia su "hermano mayor".

"No la lastimes¿está bien?" - le advirtió – "Lisa es como una hermana para mí"

Rick tragó con dificultad mientras veía a Roy salir por la puerta. Jamás le había visto tal expresión de seriedad en su rostro.


La bebé Sterling descansaba encima de la cama de Lisa. La pequeña parecía fascinada con las tres mujeres que entraban y salían del closet.

"¿Qué le pasa?" - preguntó Claudia sorprendida mientras Dana reía.

"Piensa que estamos jugando Beek-a-Poo"- respondió Miriya asomando su cabeza fuera del closet – "Max siempre esta jugando eso con ella".

"¿Beek-a-Poo?" – se preguntó Lisa – "¡Oh, quieres decir Peek-a-Boo!" (1) - comprendió riendo.

"¡Sí, eso es!" - la hermosa Zentraedi asintió con agrado.

Las tres chicas se detuvieron en la puerta del armario y le sonrieron a la linda bebe de cabello verde, quien comenzó a reír incontrolablemente.

"Es adorable" - dijo Lisa pensativa.

"Si juegas tus cartas correctamente, querida amiga¡podrías tener uno propio antes de lo que te imaginas!" - la animó Claudia picando las costillas de su mejor amiga.

"¿Planea jugar cartas con el Comandante Hunter, Capitán Hayes?" – preguntó Miriya respetuosamente.

Aunque había pasado más de un año desde que conoció a Lisa, Miriya no cejaba en el hábito de dirigirse a ella por su rango militar. Claudia rió mientras que la otrora guerrera Zentraedi la miró intrigada.

"No realmente, Miriya" - replicó Lisa, buscando dentro de su closet por el vestido perfecto.

"¡Gracias a Dios!" - Miriya exhaló aliviada – "Hay mejores cosas que ustedes dos pueden hacer, Capitán Hayes. Después de todo, el Comandante Hunter es un lindo espécimen microniano, si me permite decirlo. No tan magnífico como mi Maximillian, pero se acerca bastante" - finalizó orgullosa.

"Es gracioso como dos acérrimos enemigos pueden terminar casados y teniendo un hijo"- pensó Claudia antes de decir juguetonamente – "Lisa quiere un bebé".

"¿La capitana quiere un bebé?" – indagó Miriya con curiosidad.

"¡Claudia!" - soltó Lisa, sonrojándose – "¡Es nuestra primera cita nada más!"

"Eso fue lo que nos bastó a Max y a mí para saber que queríamos estar juntos como guerreros y como amantes" - dijo Miriya – "Sin embargo, no recuerdo ningún juego de cartas en el proceso de tener a Dana. Únicamente hubo muchos besos, abrazos y…"

"¡Lo sabemos Miriya!" - ambas mujeres intervinieron antes de escuchar algo demasiado personal. La Zentraedi se distinguía por su franqueza.

"¿Qué tal me veo?"- preguntó Lisa, después de vestirse en un traje de cóctel.

El vestido era color rojo con cintas de spaghetti y talle ajustado. El dobladillo le llegaba al menos dos pulgadas arriba de las rodillas, mostrando sus bien torneadas piernas.

"¡Perfecto!" - dijo Miriya entusiasmada – "El Comandante Hunter se va a desmayar cuando te vea" - afirmó, haciendo gala de su jerga recién aprendida.

"Definitivamente deberías usar ese vestido, Lisa" - agregó Claudia – "¡Te ves estupenda!"

"Tus piernas son casi tan bonitas como las mías" - Miriya señaló con sencillez.

"Gracias" - Lisa sonrió – "Esperemos que al señor "ya saben quien" comparta su opinión".


Una hora después, el señor "ya saben quien" trataba de no quedar boquiabierto al mirar a Lisa caminar hacia la mesa.

"¿He estado ciego?" - Rick se cuestionó mientras le ofrecía un asiento a la joven y ella recibía las miradas de beneplácito de los demás clientes del restaurante.

Lisa se veía verdaderamente hermosa con ese vestido corto, las delgadas cintas mostrando sus esculturales pero femeninos brazos y hombros. Sus bien formadas piernas terminadas en pantorrillas esbeltas, y sus pies luciendo pequeños y delicados en sus sandalias de tiras finas.

"¿Señor?"

La voz del mesero lo trajo de regreso a la realidad. El chico pestañeó y tomó el menú que el hombre le ofrecía.

"Gracias".

Rick notó el fino cuello de la mujer, su cabello arreglado hacia arriba en un simple ensortijado con algunos rizos deslizándose con exquisitez sobre su rostro. Sus ojos verdes resplandecían bajo la luz de las velas. Ella le sonreía mientras él sentía escalofríos recorrerle el cuerpo.

"¿Estás bien, Rick?" - preguntó Lisa al alejarse el camarero.

"Jamás he estado mejor" - dijo sonriéndole.

"Es tan bien parecido" - pensó Lisa mientras Rick se concentraba en el menú.

El vestía un traje azul marino con una camisa a rayas y una corbata que acentuaban más sus ojos azules. De alguna forma, se las había arreglado para alisar su ingobernable cabello (quizás con toneladas de gel) y peinarlo hacia atrás, mostrando así las acentuadas facciones de su cara.

El mesero volvió con una botella de vino, Vino reposado comentó, que había sobrevivido al ataque radioactivo de Dolza gracias a que fue conservado en una bóveda privada.

"Un regalo para ustedes" - dijo el camarero al llenar sus copas – "El señor Delatorre, el dueño, desea agradecerles por su labor durante la Reconstrucción del año pasado, Comandante Hunter y Capitán Hayes".

"Por favor, agradézcale" - dijo Lisa antes de que el hombre se retirara.

"¡Salud!" - brindó Rick alzando su copa hacia Lisa – "Porque la Tierra no padezca otra destrucción".

"Por la Reconstrucción. Y porque podamos seguir viviendo en Paz".

Ella chocó su copa contra la de él. Sus ojos se encontraron y él mantuvo su mirada mientras bebían. Nerviosa, Lisa prácticamente bebió de golpe su trago.

"¡Cuidado, Capitana!" - exclamó él sonriendo – "No quiero tener que cargarla para salir de aquí".

"No te preocupes por eso Rick. Puedo beber como un marinero" - dijo ella también sonriendo, sintiendo su ansiedad desvanecerse.

"Siempre y cuando no actúes como uno…"- bromeó Rick.

Después que el mesero se alejara con su orden y luego de haber llenado sus copas, se miraron el uno al otro sin saber cómo iniciar la conversación. De pronto, ambos hablaron al mismo tiempo, interrumpiéndose.

"Tu primero, Lisa" – concedió él.

Ella le sonrió con la ceja levantada y descansó la barbilla en su mano.

"Bien, dime… ¿qué te hizo invitarme a salir¿Tienes alguna petición especial y necesitas el permiso garantizado de tu superior?"- Lisa supo que sus palabras habían salido con aspereza pero ya era demasiado tarde para retractarse.

"En lo absoluto, Lisa" - Rick la contempló perturbado – "Solamente pensé que sería lindo salir, para variar. Todo lo que hemos hecho desde que comenzó la Reconstrucción es trabajar y pienso que es momento para un cambio".

El se veía lastimado… y Lisa se sintió miserable.

"¿Por qué tengo que arruinarlo todo?" - se reprendió a si misma.

"Lo siento mucho, Rick. No fue mi intención… "- ella comenzó a disculparse.

"No te preocupes" - cubrió sus labios con el índice –"Ven, vamos a bailar" - dijo al instante en que el cuarteto de cuerdas empezó a tocar una vieja canción. Ella aceptó afablemente y él la guió hasta la pista de baile.

"Creo que nuestros abuelos bailaron esta música" - dijo Rick.

"Probablemente…"- suspiró la mujer llena de felicidad.

Lisa cerró sus ojos y recargó su cabeza en su pecho. La cubierta de su traje se sentía suave contra su mejilla y se preguntó cómo se sentiría su piel contra la de ella.

"¿Sabes acaso lo absolutamente cautivadora que te ves esta noche Lisa?" - Rick murmuró en su oído, incapaz de contenerse.

Ella sintió sus rodillas flaquear… al igual que Rick.

"Tu no luces nada mal, Hunter" - le respondió casual, mientras que su corazón se agitaba desesperado. Él solo sonrió y la envolvió entre sus brazos mientras que ella se relajaba poco a poco.

Más de un año había pasado desde que habían estado así de cerca. En esa ocasión, él la había rescatado de la base militar de Alaska y ella se había sentado en su regazo, su rostro escondiéndose bajo su hombro, su olor a combate inundando sus sentidos, y Lisa estaba tan feliz porque había sido Rick. Juntos vieron el SDF-1 aterrizar y juntos regresaron al trabajo duro al lado de Gloval y los otros para traer un poco de orden al nuevo mundo.

Se habían vuelto cercanos después del ataque Zentraedi, hablando de su futuro, de sus sueños, e incluso compartiendo sus secretos, pero jamás dijeron nada de la creciente atracción que sentía el uno por el otro. Lisa sabía que Rick se preocupaba por ella; solía llamarla y comprobar que todo estuviera bien si no había tenido la oportunidad de verla durante el día, y más de una vez él había llamado "sólo para decir buenas noches", pero ella no alcanzaba a percibir lo profundo de sus sentimientos. Después de todo, existía aún un póster de la Señorita Macross colgando de su pared.

A través de la pista de baile, Rick notó a un hombre contemplando a Lisa. No pudo evitar fruncir el entrecejo y atraerla hacia él. Nadie debía cometer el error de pensar que no estaban juntos. ¿Pero… lo estamos?, se cuestionó a si mismo vacilante.

La música terminó y Rick la llevó de nuevo hacia su mesa mientras que el camarero se aproximó con su comida.

"¡Que ricura!" - pronunció Rick con avidez mirando su filete de carne, los vegetales cocidos y el arroz pilaf – "¡Esto luce estupendo!"

Lisa no pudo más que reír ante la expresión de Rick.

"Hubiera esperado que ordenaras un platillo con pasta, Rick. Este es un restaurante italiano".

"Lo sé" - aceptó culpable – "pero soy del tipo que come carne y patatas. No puedo evitarlo ¿sabes?"

"Ya veo" - Lisa sonrió antes de probar su pasta Penne con tomatillos, acompañada de aceite de oliva, albahaca y tomillo.

"¿Cómo esta?"

"¡Fantástico! El señor Delatorre debe haber guardado sus especias en un refugio antinuclear. No había probado todos estos ingredientes en años" - sonrió complacida.

"Me agrada que te guste"- dijo él, notando los modales de Lisa– "Es tan distinguida".


Fue hasta después de la medianoche cuando se encaminaron hacia la casa de Lisa. Había sido idea de ella dar una caminata bajo la luz de la luna en lugar de tomar un taxi como Rick sugirió. Desafortunadamente, la luna se ocultó detrás de unas nubes que comenzaron a verse cada vez más oscuras y amenazantes.

"Oh oh… "- dijo Rick girando sus palmas hacia arriba mientras que enormes gotas de agua comenzaban a caer sobre ellos.

"Gracias a Dios que utilicé rimel a prueba de agua" - fue el primer pensamiento de Lisa.

"¡Corre!" - exclamó Rick, halando a Lisa de la mano abruptamente. Ella sintió el tirón y lo siguió rápidamente.

Para cuando llegaron a la casa, la tormenta estaba en pleno apogeo. Las manos de Lisa estaban tan frías y entumecidas que apenas podía encontrar la cerradura. Rick sonrió y tomó las llaves de sus manos antes de abrir la puerta.

"No sabía que podía correr con tacones, Capitana" - bromeó.

"No sabía que podía correr tan rápido como yo, Comandante" - le contestó antes de quitarse los zapatos.

"Creo que debo irme" - concluyó Rick al ver su gesto.

"¿Por qué no esperas a que pase un poco la tormenta?" - sugirió ella con naturalidad.

"¿Estás segura que no hay problema?"

"No seas tonto. Déjame traerte un par de toallas" - dijo la mujer antes de desaparecer de la sala.

Lisa volvió casi inmediatamente vistiendo unos pantalones color khaki de uso cotidiano y una delgada camiseta oliva, que dejaban ver parcialmente su ombligo.

"Luces cómoda" - dijo Rick, al echar un vistazo a ese breve espacio de piel.

"Me siento cómoda" - dijo ella con una sonrisa – "Dejé algunas toallas para ti en el baño, así como un poco de ropa".

Rick levantó una ceja interrogante.

"Roy dejó aquí algo de ropa el otro día" – explicó Lisa – "Claudia lo envió conmigo cuando su lavadora se descompuso".

"Ya veo. Estaba a punto de ponerme celoso" - murmuró Rick antes de desaparecer.

Lisa lo observó cerrar la puerta del baño con la boca abierta. ¿Había escuchado correctamente¿Estaba Rick Hunter coqueteando con ella o fue solo su imaginación? Se encogió de hombros y caminó hacia la cocina.

"Me siento como un enano" - dijo Rick reapareciendo rápidamente.

Vestía un par de jeans que le quedaban algo flojos de la cintura y muy largos de las piernas. La camiseta era negra y le llegaba hasta las caderas.

"Algunas veces olvido lo extrañamente alto que es Roy".

"La camiseta no esta mal" - dijo Lisa conteniendo su risa – "Y recordaré decirle a Roy que lo llamaste extraño" - amenazó, guiñándole un ojo.

"¿Qué haces?" - preguntó él reclinándose sobre la barra de la cocina.

"Pensé en hacer un poco de chocolate caliente. Nos mantendrá calientes".

"¿Tienes…?"

"¿Malvaviscos?" - lo interrumpió – "Sí, y tengo de los pequeños que te gustan tanto".

"¿Prestas atención verdad?" - inquirió él sonriendo.

"Solo cuando estoy interesada…"- replicó con delicadeza.

¡Ahí esta! Lo había dicho… o al menos, algo parecido. No pierdas tu oportunidad, Lisa… Las palabras de Claudia resonaron en sus oídos.

"Como si fuera tan fácil" - masculló al dirigirse hacia la estufa.

"¿Qué dijiste?"

"Nada. Nada en realidad" - mintió.


Sentados frente a la televisión, pudieron escuchar los relámpagos y los truenos retumbar afuera. Rick tomó el control remoto y subió el volumen; Julie Andrews cantaba "Mis cosas preferidas".

"Amo estas películas clásicas" - Rick comentó emocionado – "¿Tu no?"

En lugar de responderle, la cabeza de Lisa se precipitó contra el hombro de Rick.

"¡Lo siento tanto!"- dijo apenada, enderezándose rápidamente.

"Te estás quedando dormida" - dijo riendo casi de forma imperceptible y poniéndose de pie – "Tal parece que esta lluvia no parará pronto Lisa. Será mejor que corra a casa".

"Puedes pescar un resfriado".

"No, no lo haré. Soy más fuerte de lo que piensas" - agregó sonriendo.

"Gracias por una noche maravillosa Rick" - dijo ella todavía sentada – "Me divertí".

"Yo igual. Creo que no te lo había dicho antes pero en verdad disfruto de tu compañía Lisa" – dijo mirando sus ojos detenidamente.

"Yo también disfruto de tu compañía, Rick. Eres… eres fantástico" - titubeó nerviosa, devolviéndole la mirada.

"Te veré mañana" - dijo Rick inclinándose hacia ella para besar su mejilla.

Ella se inclinó también hacia él, y fue cuando ocurrió. Sus labios se encontraron, sus ojos se hallaron, y ninguno hizo nada para separarse.

Rick fue el primero en cerrar sus parpados, su boca capturando el labio inferior de ella. Los brazos de Lisa se deslizaron alrededor de su cuello y lo atrajo hacia su cuerpo, el peso de él cayendo encima.

Ella correspondió al beso, separando sus labios a insistencia del hombre, permitiendo la entrada de su lengua para acariciar la suya. La joven sintió que sus dientes se encontraron suavemente y escuchó decir a Rick: "Lo siento".

Estaban sin aliento al detenerse…Rick encima de ella. Él la miró un poco avergonzado y se levantó apresuradamente.

"Tengo que… tengo que irme" - dijo dando media vuelta hacia la salida.

Las pisadas de Lisa eran tan livianas que no las escuchó sobre la alfombra cuando ella decidió seguirlo. Sorprendido, Rick sintió su abrazo por la espalda, recargando su mejilla en la parte baja de su hombro.

"No te vayas" - dijo ella con ternura – "Quédate conmigo…"

Continuará…

Traducción realizada por Emera.

Notas de la autora:

Peek-a-Boo: Juego que consiste en sentarse frente a un bebé, cubrirse el rostro para que el bebé piense que se ha ido y luego descubrirlo para que el infante lo "encuentre".

Como mencioné, este fic es una traducción de "The Battle of Love". Espero lo disfruten y por favor dejen un review – tanto mi traductora como yo lo apreciaremos. ¡Gracias!