Disclaimer: ROBOTECH es marca registrada de Harmony Gold U.S.A., Inc., sus personajes no son de mi autoría. Este fic fue escrito sin fines de lucro, sólo de entretenimiento.
"La Batalla del Amor"
Capítulo II
"¿Quedarme… contigo?" - repitió Rick perturbado.
Un relámpago rompió el silencio afuera de la habitación mientras que Lisa dio un paso hacia atrás, avergonzada. Rick se dio la vuelta para encararla pero ella enclavó la mirada en sus pies.
"Yo… pensé… que podría resfriarse, Comandante" - dijo lejana.
"¡Idiota!" - se reprochó Rick al notar su mortificación.
No había sido su intención sonar tan descortés, solo sucedió
"Lisa… no quise decir…"
El momento se había esfumado. Lisa le dio la espalda para abrir el armario contiguo a la puerta y buscó por entre las repisas y los cajones.
"Estoy segura de tener un paraguas… por aquí" - explicó – "Y… debe de haber un impermeable también".
Rick Hunter quería que la tierra se lo tragara entero, justo ahí, en ese instante. Lisa caminó hacia él con ambas prendas en las manos, acompañada de una mirada fría y distante.
"Aquí tiene, Comandante".
Comandante. Ella se distanciaba de él llamándole por su rango. Rick suspiró mientras tomaba la sombrilla y el abrigo para luego tirarlos al piso. Entonces sujetó las manos de Lisa y la atrajo hacia él.
"¿Qué está haciendo, Comandante?" - inquirió ella con los ojos abiertos al momento de chocar contra su cuerpo.
"Basta" - respondió él, una mano rodeando su cintura, la otra tomando su rostro – "Deja de llamarme Comandante, Lisa".
"Creo que deberías soltarme" - trató de empujarlo pero él no se lo permitió.
"Lo siento" - dijo Rick mirándola a los ojos – "No fue mi intención decirlo así".
"¿De qué estás hablando?" - cuestionó con indiferencia.
"Quiero quedarme contigo Lisa… si tú me lo permites".
"Eso no fue lo que me pareció escuchar, Comandante" - contestó aún dolida.
"Entonces, déjame demostrártelo" - el hombre se inclinó hacia ella presionando sus labios contra los de Lisa.
"¿Qué hago¿Qué hago?" - se repitió ella al sentir a Rick besándola.
Su mente le ordenaba rechazarlo; sacarlo de ahí aún bajo la lluvia… ¡dejar que se resfriara! Sin embargo, su corazón ganó la batalla y se rindió a la insensatez de sus labios.
"¡Tonto¡Tonto¡Soy un idiota!" - pensó Rick, al sentir a Lisa deshacerse entre sus brazos.
¿Por qué sus palabras nunca salían bien cuando intentaba expresar sus sentimientos hacia ella¿Cómo podría no querer quedarse a su lado? Lisa, detrás de su dura fachada militar, tenía un enorme y sensible corazón, él lo sabía mejor que nadie.
Rick sintió la mano de Lisa acariciar su nuca, sus dedos entrometiéndose en su negra cabellera, provocándole escalofríos a lo largo de todo su cuerpo. Lisa sonrió sobre su boca mientras acariciaba su cabello. Era más suave de lo que esperaba, se sentía como seda. Él le devolvió la sonrisa. Tuvo el presentimiento que la joven había querido hacer eso desde hacía mucho tiempo.
Los labios de Rick se apoderaron de los de Lisa y un sendero de besos se dibujo en su piel mientras su boca se movía hacia su cuello…
"Vainilla" - pensó cuando la esencia de ella lo envolvió – "Hueles maravilloso" - le susurró.
"Y tú… "- respondió Lisa al besar su cuello, la punta de su lengua probando su piel.
"Ah… traviesa¿no es así?" - dijo él riendo un instante, observándola.
Un intenso rojo cubrió sus mejillas. Rick acarició su cara
"Si te sigues poniendo roja, no necesitaremos las luces encendidas, Lisa..."
"Deja de bromear" - replicó suavemente.
"Jamás había visto tantos tonos de rojo, Lisa" - continuó con su juego.
Ella le sonrió con malicia y rápidamente estiró su brazo para apagar la luz. Sorprendido por la repentina oscuridad, Rick parpadeó confundido, pero las luces de la calle que se filtraban por la ventana de la sala le proporcionaron visión suficiente. Sujetó la espalda de Lisa con fuerza y la besó con más intensidad, arrebatándole el aire hasta dejarla sin aliento, la habitación llenándose de sus aceleradas respiraciones.
"Sé que aún estás sonrojada" - dijo él liberando sus labios.
"¡Eres imposible!" - exclamó ella riendo.
"Y es por eso que te gusto tanto" - argumentó el chico.
"Sí, es por eso que me gustas" - admitió ella con más seriedad de la que Rick esperaba – "Me gustas mucho… me has gustado desde hace tanto, Rick".
"¿De verdad?" - volvió a bromearle – "hasta donde yo sé, siempre me has considerado un tonto, arrogante, impetuoso e irresponsable piloto".
"Esas cosas son verdad" - dijo ella – "pero también eres leal, dedicado y cuidadoso. Te preocupas por tus hombres y—"
"Y me preocupo por ti" - la interrumpió – "Has estado en mis pensamientos desde el incidente de la Base Sara".
"Cuando me rescataste…" - recordó Lisa caminando hacia la sala.
Rick la siguió y se sentó junto a ella mientras encendían un par de velas sobre la mesita de centro.
"Nunca te lo pregunté Lisa, pero… ¿estabas tratando de…?"
"Sí"- aceptó ella impasible, interrumpiéndole – "Me encontraste dentro de la habitación de mi antiguo prometido. Su nombre era Karl Riber".
"¿Prometido?" - repitió Rick con sorpresa – "¿Estabas comprometida para casarte?"
"Éramos muy jóvenes entonces… llenos de sueños y expectativas. Él había sido asignado para partir a Marte y decidimos comprometernos. Me regaló un anillo. Sin embargo, poco después murió".
El aroma a vainilla fue envolviéndolos lentamente mientras la lluvia continuaba cayendo afuera.
"Cuando me encontraste… estaba lista para morir, para dejar el SDF-1 y reunirme con Riber. Ahora me doy cuenta de lo cobarde que fui, y admito que estoy avergonzada por eso".
"Eres humana Lisa" - dijo Rick tomando su mano.
"Luego de eso, te desprecié Rick, porque fuiste el único que me conoció tan vulnerable".
"Me alegra haber desobedecido tus órdenes Lisa" - le sonrió – "o de otra forma no estaríamos aquí".
"Tienes la habilidad de hacer absolutamente todo lo contrario a lo que se te ordena ¿verdad?" - lo miró fijamente, un destello saltando a sus ojos – "Te debo mi vida, Rick".
"Y no nos olvidemos de la Base Alaska" - añadió guiñándole un ojo.
"Me sentí tan feliz cuando te escuché por la radio, y aún más cuando fuiste por mí".
"No podía dejarte morir Lisa, no después de fracasar en mi intento por confesarte mis sentimientos cuando volviste a la Tierra" - dijo él, pasando un brazo por encima de sus hombros para atraerla cerca.
"¿Tus sentimientos por mí?" - Se abrazó a su cuerpo.
"¿Recuerdas el código Morse?" - preguntó.
Ella asintió y él recitó cada palabra.
"Me gustas mucho. Me quejo en ocasiones pero creo en ti. Te extrañaré bastante si no vuelves. Por favor, regresa pronto" (1).
"Lo recuerdo... tus palabras me reconfortaron cuando estaba sola en Alaska - dijo sonriendo con tristeza".
"Hubiera deseado decirte que me sentiría muy solo sin ti. Siempre es espléndido poder verte en el puente, dirigiéndonos, dándonos órdenes. Me gusta pensar que cuidas de mí".
"Lo hago" - afirmó – "Es tan difícil saber que corres peligro cada vez que hay una batalla".
"Pero no hemos tenido combates por un tiempo" - le recordó.
"Aún así me preocupo".
"Lo sé" - escudriñó su rostro, la luz de las velas destellando en sus ojos – "¿Sabes lo hermosos que son tus ojos Lisa? Algunas veces pienso que puedo sumergirme en ellos todo el día... pero usualmente tiendes a cortar la comunicación cuando empiezo a caer hipnotizado... lo que supongo es bueno porque de otra forma no sería capaz de seguir piloteando" - bromeó – "parecen un par de esmeraldas".
"Pareces un poeta Rick" - la joven no pudo evitar sonreír.
"Tu me haces poético, Lisa" - dijo besando su frente.
"Estaba tan asustada cuando derribé tu avión" - confesó culpable.
"Fue un accidente. Me confié demasiado, Lisa".
"Casi me desmayo cuando oí tu llamado de auxilio por la radio. Claudia me ayudó a mantenerme en mi puesto y me confortó cuando te llevaron al hospital".
"Soñé contigo" – recordó Rick – "Dijiste que pertenecía a tu mundo... supongo que no te referías solamente a la milicia¿verdad?"
"Supongo que no" - besó su mejilla – "Sé que eres un piloto y que amas lo que haces. Solo espero que tengas un espacio para mí en tu tan ocupada agenda.
Siempre" - le aseguró buscando sus labios – "cada vez que me lo permitas".
No más palabras. Rick la tomó entre sus brazos para besarla. Las manos de Lisa se deslizaron bajo su camisa para acariciar su espalda. Él se estremeció.
"Tus manos están frías" - habló entre besos.
"Lo siento" - se disculpó apartándose.
"No... caliéntalas con mi piel" - pidió.
Y así lo hizo, descubriendo lo terso de su piel, algunas cicatrices delineando la textura. Su torso era fuerte y musculoso, el cuerpo de un soldado.
Rick Hunter sonrió en su interior. Podía sentir que las emociones de Lisa eran tan profundas como las suyas, su cuerpo respondiendo con impaciencia a sus caricias. Ella confiaba lo suficiente en él para revelarle sus sentimientos y él... él esperaba haber hecho lo mismo.
Sus ojos azules se abrieron y escudriñaron el techo. Tuvo la curiosa sensación de no estar en su casa. El aliento de Lisa acariciando su cuello lo trajo de vuelta a la realidad.
¡Estaba en la casa de Lisa!
Ella se abrazaba a él con ternura, utilizando su brazo como almohada. La opresión de su peso cortándole la circulación, entumeció su brazo. Su espalda estaba contra el respaldo del sof�, la "cama" donde habían dormido. Rick sonrió pensando en la noche anterior: habían compartido besos y caricias…algunas de ellas atrevidas y a la vez tímidas, como si estuvieran descubriendo el amor por primera vez.
Amor. Una palabra que lo aterrorizaba hasta lo más profundo de su ser, pero por alguna extraña razón, insistía en aparecer cada vez que pensaba en Lisa y en él. Antes que ames a alguien, tiene que agradarte (2). ¿Quién había dicho eso¿Roy¿Claudia? No podía recordarlo, pero parecía verdad.
Lisa se movió contra su pecho, despertando de su sueño. Dejó salir una breve exclamación de asombro, sorprendida de encontrar a Rick a su lado. Luego de unos segundos, colocó su mano sobre su corazón en un gesto dulce, agradecido por el hombre.
"Buenos días" - dijo él suavemente
Ella se irguió apoyándose en su codo, Rick sintiendo la sangre fluir de nuevo en su brazo. Sus ojos verdes brillaron al tiempo en que lo miraba…antes de llevarse las manos a su propio cabello para alisarlo.
"Te ves hermosa" – aseguró él.
"Buenos días" - replicó a sus palabras, un tenue rubor volviendo a su rostro.
"¿Así es como dices buenos días?" - bromeó.
Lisa se inclinó hacia él y presionó sus labios contra los suyos.
"¿Esta mejor así?"- dijo seductora.
"Mucho" - respondió atrayéndola hacia su pecho – "¿Dormiste bien?"
"En realidad, sí"- aceptó sincera – "¿Y tú?"
"Mi brazo esta adormecido, mi cuello esta matándome y mi espalda esta dislocada... pero, creo que sobreviviré" - dijo cariñoso.
"Lo siento tanto" - Lisa se sentó de inmediato y lo miró apenada.
"Valió la pena¿no lo crees?" - dijo él sentándose a su lado
Rick alzó sus brazos por encima de su cabeza y se estiró con pereza, arqueando su espalda. Lisa lo observó rotar su cuello.
"¡Ah, mucho mejor!" - sonrió.
"¡Oh cielos!" - exclamó la joven al levantarse del sofá.
"¿Qué pasa?" - preguntó intrigado.
"Es casi mediodía. Nunca duermo hasta tan tarde".
"Bueno, es que nos quedamos dormidos al amanecer" - dijo poniéndose de pie y tomándola entre sus brazos.
Lisa lo abrazó su y recargó su mejilla sobre el pecho masculino.
"Se siente bien" - dijo ella.
"Es verdad" - coincidió besando su frente.
"Lisa, cielo¿estás en casa?" - era Claudia, que abría la puerta con la copia de la llave que Lisa le había dado.
"Hola Lisa, te trajimos lo que nos pediste" - agregó Roy entrando con unas bolsas en la mano.
Rick y Lisa estaban pegados al piso en el momento en que la pareja entró a la casa. Todos se observaron con asombro. Roy fue el primero en reaccionar, riéndose ante el repentino rubor de Rick.
"Roy... Claudia..." - masculló Lisa.
"Pues... ¡buenos días!" - dijo alegremente Claudia, caminando hacia la cocina – "Confió en que ambos hayan tenido una velada maravillosa".
"No es lo que están pensando" - habló Lisa, liberándose de Rick y yendo hacia su mejor amiga.
"¿Pensando¿Quién esta pensando?" - Claudia le sonrió.
Roy Fokker no le quitaba la vista de encima a Rick, su cabeza inclinada de lado y una media sonrisa clavada en su rostro. Rick pudo sentir sus ojos traspasando su alma.
"Yo... no he hecho nada malo" - comenzó a justificarse a si mismo.
"Estás usando mi ropa" - señaló Roy con seriedad. Rick volteó a mirarse boquiabierto mientras Roy comenzó a reír.
"¡Te asusté!" - dijo el hombre de más de 6 pies de alto, carcajeándose.
Rick pasó una mano por su rebelde cabellera y suspiró. Roy aún lo hacía sentir como un niño de seis años en ocasiones.
"El café esta listo" - llamó Claudia desde la cocina.
Rick se sentó junto a Lisa sobre la barra, mientras que Roy colocaba algunos pastelillos frente a ellos.
"Me imagino que deben estar hambrientos" - dijo el rubio con ironía. Rick casi se atraganta.
"No es lo que creen" - dijo Lisa con tranquilidad.
"Nosotros no estamos pensando nada" - insistió Roy – "sabíamos que esto pasaría eventualmente".
"¿Ustedes, qué?" - preguntó Rick sorprendido.
"Solo esperamos que los dos estén claros en sus sentimientos"- añadió Claudia.
"Y que hayan tenido la charla... antes de la acción" - insinuó Roy.
Claudia picó sus costillas con el codo.
"¿Qué fue lo que dije amor?" - reclamó Roy con inocencia.
"No es que tengan que saberlo" - dijo Rick – "pero sí, tuvimos la charla".
"Una encantadora y larga charla" - secundó Lisa mirando a Roy, quien a su vez observaba a Rick escéptico.
"¿Te importaría decirme por qué tienes mi ropa puesta, hermanito?"
"Caminos a casa después de cenar" - explicó Lisa – "y comenzó a llover, así que cuando llegamos, le di la ropa que tú habías dejado. Por cierto Claudia, también tengo algunas cosas tuyas".
"Te dije que habías extraviado ropa" - Claudia pellizco el brazo de Roy.
"¡Ay¿Por qué fue eso?" - preguntó ofendido.
"¿Por qué no van afuera a encender el fuego?" - sugirió Claudia – "Tenemos una parrillada que preparar".
"¡Es cierto!" - recordó Rick – "Max y Miriya estarán aquí pronto".
"Adelante caballeros" - dijo Claudia – "Lisa y yo comenzaremos a preparar la comida".
"¿Me preparas mi ensalada especial de piña?" - preguntó Roy, sonriendo con galantería.
"Por supuesto, mi amor" - sonrió Claudia.
"¡Esa es mi chica!" - dijo lleno de amor, besando su mejilla - Vamos Ricky, necesito tu ayuda.
Las dos mujeres siguieron a los varones con la mirada y los vieron desaparecer en el patio trasero.
"¿Y bien?" - la interrogó Claudia, una vez a solas.
"¿Y bien, qué?" - replicó con un dejo de culpabilidad.
"¿Qué tal estuvo?"
Lisa se sintió abrumada por su franqueza.
"Besa bien, Claudia, si eso es lo que quieres saber".
"¿Sólo bien?"
"Increíble, para ser honesta" – Lisa sonrió mientras preparaba las hamburguesas.
"¿Y…?" – continuó Claudia.
"De verdad, eso es todo lo que tengo para contarte".
"Es decir que…"
"Exactamente. Hablamos, nos besamos y nos abrazamos. Nada mal para una primera cita ¿no crees?"
"No. Nada mal" – sonrió Claudia y observó a su amiga. Tenía que admitir que se veía maravillosamente feliz.
Afuera, Rick lavaba la parilla mientras que Roy colocaba los trozos de carbón en el asadero.
"¿Por qué será que siempre me toca el trabajo sucio?" – se quejó el piloto joven.
"Porque soy el líder del escuadrón, además de ser tu hermano mayor" – Roy se mofó.
"Tú no eres el líder de mi escuadrón. En caso de que lo hayas olvidado, ya tengo mi propio equipo" - dijo Rick refunfuñando.
"Ya lo sé, Ricky" – dijo Roy caminando hacia su amigo y enredando el cabello del joven.
"¡Basta!" – exclamó Rick pretendiendo lucir enfadado – "¡Y te dije que no me llames Ricky!"
"¿Fuiste amable con ella?" – preguntó seriamente.
"¿Con Lisa¡Por supuesto!" – replicó mirándole.
"No quiero verla salir lastimada".
"Insistes en eso Roy. ¿Piensas que lo haría deliberadamente?"
"Ese es exactamente el problema; lo harías sin siquiera darte cuenta".
"No te preocupes Roy. Hablamos y estamos en sintonía…"
"¿En sintonía?" – repitió Roy – "muy maduro de tu parte decir eso".
"Suficiente ¿quieres? Hablamos y…"
"¿Y?"– cuestionó Roy un poco amenazante.
"¿Te mueres por saber, no?" – repuso sonriendo.
"Me enteraré de una forma u otra".
"¿Ah sí?" – lo desafió Rick.
"¡Tú lo pediste!"
Un instante después, comenzaron a luchar como un par de niños. Roy oprimiendo la delgada figura de Rick contra el suelo, su mejilla aplastándose con el forcejeo.
"¿Y bien?" – Roy disfrutaba cada minuto.
"Nos abrazamos y nos besamos. Me comporté como un perfecto caballero" – masculló Rick furioso.
"Es bueno saberlo" – dijo Roy – "me alegra que Pop Hunter (3) y yo, hayamos hecho un buen trabajo criándote, cabeza dura".
"¡Déjame ir!"– forcejeaba Rick pero Roy se sentó en su espalda – "¡Ay!"
"¿Qué pasa aquí?" – era Claudia quien caminaba junto con Lisa hacia el jardín.
"¡Hola, amor!" – saludó Roy sonriendo.
"¡Quítate de encima!" – gritó Rick.
Lisa cubrió su boca para contener la risa.
"Roy, deja de molestarlo" – lo regañó Claudia – "tenemos gente que llegará en cualquier momento y ustedes ni siquiera han encendido el fuego".
"¡No te preocupes!" – dijo poniéndose de pie – "tú sabes que puedo crear un incendio fácilmente".
"Si pero no vayas a quemar tus cejas esta vez ¿de acuerdo?" – dijo la morena divertida al tiempo en que el rostro de Roy se desmoronaba.
En esta ocasión, Rick y Lisa rieron sin descanso mientras que el rubio hacía un mohín de disgusto.
"¡Hola¿Hay alguien en casa?" – Los Sterlings entraron rodeando la barda del jardín hasta llegar a la puerta trasera.
"¡Hola chicos!" – saludó Lisa.
"Tocamos el timbre pero nadie contestó" – dijo Miriya – "así que decidimos entrar por atrás".
"Estábamos a punto de encender el fuego".
"Lo habríamos hecho ya si "alguien" no hubiera estado perdiendo el tiempo" – dijo Claudia mirando a Roy.
"¿Por qué no me deja hacer eso Capitán? – sugirió Max, entregando el bebé a Lisa – "escuché que la última vez casi pierde sus cejas".
Todos se carcajearon al unísono mientras que el descontento en la cara de Roy se acrecentaba.
"¿Hay alguien que no lo sepa?"
"Tal vez los Zentraedi que viven en el siguiente poblado" – sonrió Claudia.
"No" – intervino Miriya – "ya les conté sobre el incidente".
Roy se ruborizó mientras Max le quitaba los cerillos y el combustible de las manos. Rick palmeó su rodilla y continuó riendo.
"Hola preciosa" – dijo Lisa, meciendo al bebé entre sus brazos. Dana balbuceó ligeramente a la mujer de ojos verdes.
"Luce radiante el día de hoy, Capitana" – aseguró Miriya suspicazmente – "¿Tendremos un bebé pronto?"
"Aún no" – replicó Lisa sonriendo – "quizás en un futuro".
"Eso suena bien, Capitana".
"Tuvimos una velada maravillosa y tengo que agradecértelo".
"¿Por qué Capitana?"
"Porque al Comandante le gustó como lucieron mis piernas en el vestido que escogiste".
"Le dije que eran casi tan bonitas como las mías" – dijo con naturalidad.
"Si, así es Miriya" – sonrió Lisa.
"El Comandante no es tan distraído como parece – pensó la Zentraedi y sonrió para si.
Continuará…
Traducción realizada por Emera.
Notas de la autora:
(1) y (2) vienen de los libros "Robotech" de Jack McKinney – derechos reservados de su autor.
(3) "Pop" Hunter es el apodo del padre de Rick. Su verdadero nombre era Mitchell.
