Disclaimer: ROBOTECH es marca registrada de Harmony Gold U.S.A., Inc., sus personajes no son de mi autoría. Este fic fue escrito sin fines de lucro, sólo de entretenimiento.
"La Batalla del Amor"
Capítulo VII
Minmei había insistido en quedarse en Nueva Ciudad Macross desde la noche en que Roy comentó que Rick tenía novia. Convenció a Kyle de sentirse demasiado cansada para viajar y él coincidió al notarla algo pálida. Tía Lena y tío Max no podían estar más felices de tenerlos en casa.
"¿Cómo pudo cambiarme?" - se cuestionó mientras limpiaba las mesas.- "Me cambió por esa vieja gruñona".
Gruñona o no, Lisa era obviamente la novia de Rick. Minmei los había visto pasear por la ciudad, tomados de la mano, contemplándose de la forma en que los enamorados lo harían. La mirada en los ojos de Rick estaba llena de cariño. Se veían bien, tenía que admitirlo. Parecían haber nacido el uno para el otro, ambos jóvenes, ataviados con uniforme, los dos soldados.
"¿No es ese tu piloto?" – preguntó Kyle burlándose. Apuntó hacia la pareja que caminaba frente al restaurante, del otro lado de la acera.
Minmei lo miró furiosa antes de observar a través de la ventana. Sintió una punzada en el corazón cuando Rick se inclinó hacia Lisa y la besó apasionadamente en los labios.
"Apuesto a que nunca te besó así" – dijo Kyle con malicia. "¿Pero que estoy haciendo?"
"No te gustaría averiguarlo" – replicó Minmei conteniendo sus lágrimas.
"¡Vaya, en verdad pueden retener el aliento!" – dijo Kyle – "deberían ser buzos".
"¡Cállate ya!" – Minmei caminó hacia él y le arrojó el paño en la cara – "¡Me voy!"
"¿Adónde irás?" – preguntó sujetándole el brazo.
"¡Suéltame!" – lo apartó de un empujón – "¡Quiero estar tan lejos de ti como me sea posible!"
"¡Minmei, espera!"
Sollozando, Minmei corrió escaleras arriba hacia su recámara. Kyle dejó escapar un suspiró de frustración y golpeó su puño contra el mostrador.
"¿Por qué Minmei¿Por qué nunca soy lo suficientemente bueno para ti?"
Era doloroso. Le lastimaba tanto saber que Minmei aún sentía algo por ese soldado.
"Te amo tanto Minmei... ¿pero me amas tu a mí?"
Se sentía como plato de segunda mesa y no le agradaba ese sentimiento para nada. Toda su vida se había esforzado por ser el número uno: el primero en la escuela, en los deportes, y en todo eso y más había tenido éxito... excepto cuando se trataba de Minmei.
La colmó de atenciones, de afecto, intentando llegar hasta su corazón... o así lo pensó. La realidad era que no importaba cuántas veces compartieran la cama, el jamás podría alcanzar lo profundo de su alma.
Odiaba a Rick. No solamente era un soldado, sino el hombre por el que Minmei seguía suspirando. Kyle también lo había visto junto a Lisa caminando por la ciudad y ¡estaba feliz! Minmei tendría que mantener su distancia y él quería que ella se diera cuenta de la situación, por eso es que hacía todos esos desagradables comentarios. Sin embargo, Minmei parecía no darse por vencida. La había escuchando llamándole, dejándole mensajes en su contestador, incluso pretendiendo entrar a la Base militar, pero siéndole negado el acceso. Minmei quería a Rick de regreso, era obvio.
"¿Y eso donde me deja a mí¿Dónde deja a mi corazón?"
Estupefacto, Kyle sintió las lágrimas correr por su mejilla. Hacía años que no lloraba.
Miriya Sterling miraba a su esposo, divertida. Max estaba parado de manos.
"¿Qué estás haciendo, Maximillian?"
"Tratando de mantener entretenida a nuestra bebé" – replicó antes de sacarle la lengua a Dana.
La bebé rió gustosamente, sus manitas juntándose.
"Amo ese sonido" – dijo Miriya
"¿La risa de bebé?" – Max bajó sus pies y se sentó en el piso.
Acercó el andador y tomó a Dana entre sus brazos. La pequeña, feliz, sujetó varios mechones del cabello azul de su padre entre sus manitas.
"¡Ouch!" – se quejó él.
"Desearía poder conservarlos dentro de una botella" – dijo Miriya. Se sentó junto a él, reposando la cabeza en su regazo.
"¿Quieres embotellar la risa de un bebé?" – Max bajó su mirada hacia la hermosa mujer de cabello verde.
"Quiero conservarla aquí para siempre" – apuntó a su corazón – "tengo miedo de no volverla a escucharla nunca más... miedo de olvidarla".
"Miriya" – dijo acariciando su mejilla – "eso no pasará".
"¿Cómo puedes estar tan seguro? Hay tantas cosas que no puedo recordar, Maximillian" – dijo con tristeza – "no recuerdo si sonreí alguna vez, no recuerdo ni siquiera cuando nací..."
"¿Y?" – inquirió Max, invitándola a continuar.
"Estoy comenzando a olvidar a mi gente... el sabor de nuestras raciones de comida" – Miriya se sentó.
"Dijiste que no sabían a nada" – señaló Max, mientras dejaba a Dana en su regazo.
"¡Exacto, no recuerdo a que sabe "la nada". Todos mis sentidos están saturados por todo lo que he experimentado en la Tierra" – dijo Miriya, su voz desmoronándose.
"¿Te estás arrepintiendo?" – Max la miró descorazonado – "¿Quieres volver a casa?"
"A veces... "– admitió con culpabilidad – "las cosas eran más sencillas cuando era una Quadrono. Pelear, pelear, pelear, era todo lo que importaba, era todo lo que sabía hacer. Me siento tan fuera de lugar en ocasiones".
"Lo siento mucho, Miriya" – dijo Max pasando su brazo sobre sus hombros – "¿Qué puedo hacer?"
"Ya has hecho demasiado por mí" – lo besó suavemente en los labios – "Me has enseñado tanto".
"Tal vez demasiado" – repuso apesadumbrado.
"No me arrepiento de nada con respecto a nosotros, mi amor" – dijo Miriya mirándolo a los ojos – "Mi tiempo contigo ha sido maravilloso... es solo que... ¡estoy tan confundida!"
"Está bien, Miriya. Solo quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti".
"¿Te importaría si le enseño a Dana a hablar Zentraedi?" – lo miró llena de ilusión.
"¡Claro que no, Dana necesita aprender de ti y de tu cultura".
"¿Cultura de guerra?" – lo observó sin estar convencida.
"Es parte de ti, Miriya. Ella tiene que saberlo. Estoy seguro que Exedore y Breetai... incluso Bron o Rico pueden ayudarte".
"No lo había pensado" – dijo Miriya perdida en sus ojos – "Te amo tanto, Max".
"Y yo te amo a ti, Miriya Parino, líder de los Quadronos".
Los labios de Max buscaron los de ella con ternura. Miriya presionó su boca contra la de él, su corazón latiendo a mil por hora, sus emociones inundándola. Empezó a llorar mientras se besaban, las lágrimas cayendo sobre la pequeña Dana.
"Mam�, no llores".
Miriya abrió sus ojos, solo para encontrar la mirada de Max.
"¿Qué dijiste Miriya?" – la escudriñó sorprendido.
"Yo no dije nada".
"Entonces... ¿quién?" – Max enfocó su mirada hacia Dana. La bebé le sonreía a sus padres.
"Yo, papá".
Max movió la cabeza con incredulidad.
"¿Me crees ahora Maximillian? Te dije que ella era especial".
"¡No puedo creerlo!" – Max se quitó las gafas y las limpió nerviosamente.
"Muéstrale a papá lo que puedes hacer, cariño" – dijo Miriya exhortando a su hija.
"Papá miedo..."
Y lo tenía. Era demasiado extraño. Dana no gesticulaba, pero podía escuchar su voz... de alguna forma.
"Está oscureciendo Dana" - dijo Miriya observando a su hija cariñosamente – "¿Por qué no enciendes las luces?"
En un minuto el cuarto se encontraba a oscuras, en el siguiente se iluminó por completo. Miriya aplaudió feliz mientras Max miraba a su hija boquiabierto.
"¿No es maravillosa?" – preguntó Miriya emocionada.
"Tenemos que conocer a otros bebés y compararlos con Dana. Leí que los padres deben monitorear el crecimiento de sus hijos".
"¡Sí, claro¡Causemos una revolución!" – pensó Max con sarcasmo.
Max miró a su esposa.
"Miriya, los bebés humanos no hacen este tipo de cosas…"
"¡Entonces nuestra hija es especial!" – dijo entusiasmada.
"¡Muy especial! Es mitad humana, mitad Zentraedi después de todo".
Max suspiró mientras Miriya tomaba a la bebé de sus brazos. Vio a su esposa jugar con Dana, haciéndole cosquillas y resoplando bombitas de aire en su estómago.
"A Lang le encantaría enterarse de esto" - pensó amargamente.
Max tomó una decisión. No iba a permitir que la vida de su hija cambiara, al menos no en exceso. Dana necesitaba crecer en un medio ambiente saludable, y no provisto de científicos a su alrededor. No consentiría que la lastimaran... que los lastimaran a ellos y a su hija.
"Te amo, Miriya" – dirigió la mirada hacia su pareja, el amor de su vida, y besó su mejilla.
Dana balbuceó y estiró los brazos hacia su padre. Max tomó a la bebé en brazos y besó su frente.
"Y yo te amo a ti, preciosa Dana".
"Te amo, papito".
Era un día lluvioso. Una tenue neblina cubría el área, forzando a los pilotos a volar más alto de lo normal.
"Capitana Hayes llamando a líder de Escuadrón Vermillion¿me escucha?"
"Claro y fuerte, Capitana" – su rostro sonriente apareció ante ella por la Red.
"Por favor active su codificador"–pidió Lisa.
"¡Listo!" – le guiñó un ojo – "¿Es un asunto privado?"
"¡Por supuesto!" – Lisa sonrió.
"¡No puedo creerlo, la Capitana Hayes utilizando la Red para uso personal. ¡Que vergüenza!"
"Me preguntaba si quisieras pasar esta noche por mi casa, Rick. Podría cocinar algo".
"¡Me encantaría Lisa pero no puedo! Tengo que cubrir el turno de Max".
"¡Oh, no!" – Lisa lo miró desilusionada.
"¿Qué tal mañana?" – sonrió el piloto – "Es mi día libre".
"Es una cita, Comandante" – dijo, sus ojos brillando de alegría – "solo esperemos que mañana sea un mejor día que hoy".
"¿Sigue lloviendo?"
"¡A cántaros! Tienes mucha suerte de estar allá arriba".
"Tienes razón. Está hermoso aquí... ¿sabes una cosa?" – chasqueó sus dedos – "deberías volar conmigo uno de estos días".
"¿Qué te parece mañana?"
"¡Genial idea¡No puedo esperar! y no puedo esperar para besarte de nuevo" – susurró.
El rostro de Lisa enrojeció por completo mientras Rick se moría de la risa.
"Mañana pasaré por ti a las once¿está bien?"
"Te veré mañana".
"Consérvate seca, bonita. Te amo".
"Cuídate. Godspeed" – Lisa le envió un beso antes de cortar la señal.
"Aahhhhhhh…"
Lisa dio media vuelta y miró hacia el Puente solo para encontrarse con el terrible trío espiando desde el tablero de control. Las tres chicas volvieron rápidamente a sus puestos al verse descubiertas.
"Supongo que no existe la privacidad cuando estamos en familia" - pensó Lisa encogiendo los hombros.
"¿Qué pasa?" – preguntó Claudia notando su gesto.
"Las chicas me espiaban" – dijo Lisa – "¿No tendrán nada mejor que hacer?"
"Por favor, Lisa. Después de todo, las pobres niñas están saliendo con tres desertores Zentraedi. ¿Te puedes imaginar lo que han de estar padeciendo? Si nosotras tenemos problemas con los hombres, imagínate los de ellas".
"Yo creo que ellas tienen las de ganar. Piénsalo Claudia. Entrenan y educan a sus hombres para que hagan todo lo que les pidan".
"Me parece que tienes razón" – asintió Claudia – "tienen una ventaja que nosotras no".
"Aunque claro¿qué tan divertido sería, si todo fuera sencillo?" – Lisa caminó hacia el perchero.
"Quizás" – dijo Claudia poco convencida – "¿Adónde vas Lisa?"
"A casa. Rick tiene turno doble y además está lloviendo".
"¿Acaso eres un gato que te escondes de la lluvia?" – preguntó Claudia arqueando una ceja – "¿Por qué no salimos juntas? Cenemos y vayamos al cine".
"No es mala idea" – sonrió Lisa – "Hace tiempo que no salimos así".
"Esta noche es perfecta. Rick esta en doble turno y Roy voló hacia Nueva Pórtland para un seminario… nos haremos compañía".
"Vamos amiga" – dijo Lisa sujetándose del brazo de Claudia.
La noche caía sobre Nueva Ciudad Macross cuando Rick aterrizó su Veritech.
"Llena el tanque" – dijo Rick a uno de los técnicos mientras abría su cabina – "tengo doble ronda esta noche".
"Rick¿qué haces aquí?"
El Comandante Hunter bajó la mirada para encontrarse con su amigo.
"¿Qué haces "tú" aquí?" – miró a Max con curiosidad – "¿No se supone que debería cubrirte?"
"¿No recibiste mis mensajes esta mañana? Dejé uno en tu correo y otro en tu contestador".
"Olvidé revisarlos" – dijo Rick saltando de la cabina al piso – "Supongo que ya no necesitas el favor" – miró a Max vestido en uniforme.
"Lo siento Rick. Miriya y yo convencimos a una de las cone..."
"¡Max!"
"¡Lo siento, lo siento! Ya lo sé... Lisa me llevará a corte marcial si me escucha".
"Créeme, lo hará" – sonrió Rick.
"Vanessa accedió a cuidar a Dana mientras que Mir y yo patrullamos, de ese modo tendremos libre todo el fin de semana" – Max sonrió emocionado.
"Bien, entonces me iré a casa" – dijo Rick quitándose el casco.
"¿Arruiné tus planes?"
"No te preocupes" – caminó Rick hacia el Puente – "Te veré mañana".
Recuperando el aliento, Rick entró a la sala de pilotos y se dirigió hacia el teléfono.
"Habla Kim" – Rick oyó su voz a través de la línea.
"Es Rick¿esta Lisa ahí?"
"Vaya, hola Comandante Hunter¿cómo esta?"
Rick sonrió para sí. Las jóvenes se habían vuelto extraordinariamente amables con él desde que comenzó a salir con Lisa.
"Estoy bien, gracias. ¿Esta Lisa de casualidad?"
"Lo siento Comandante. Se fue hace un par de horas".
"¡Ah, rayos!"
"¿Pasa algo malo señor?" – preguntó al escuchar su voz ofuscada.
"Es que tuve un cambió de planes. Si la ves, dile que me llamé¿de acuerdo?"
"Por supuesto, Comandante Hunter".
"Buenas noches, Kim".
"¡Buenas noches, piloto… mua!" – el tono de marcado apareció poco después.
"¿Acaba de enviarme un beso?" – Rick se preguntó mirando la bocina, perplejo.
Rick descansaba en el sof�, una cara de disgusto en su rostro.
"Me pregunto¿dónde estar�?".
La llamó a su casa - ¡nada! La buscó en casa de Claudia - ¡nada! Afuera una tormenta caía con intensidad, los relámpagos centelleando.
"La extraño…"
El timbre de la puerta sonó haciéndolo levantar la cabeza.
"Tal vez recibió mi mensaje" - pensó emocionado mientras corría a la entrada.
Claudia y Lisa salían del restaurante, sus pasos ligeramente vacilantes.
"Creo que nos perdimos de la película" – dijo Claudia consultando su reloj.
"¡Sí!" – Lisa asintió – "¡Pero tenemos que volver aquí¡Su "hora feliz" es de lo mejor!"
"¡Absolutamente¡Esas margaritas estaban para morirse!" – afirmó Claudia fascinada.
Un sonoro eructo escapó de la boca de Lisa.
"¡Lo siento!" – se disculpó cubriendo sus labios. Ambas mujeres se quedaron mirando la una a la otra antes de reventar en carcajadas.
"¡No puedo creerlo¡Eres peor que Roy!" – dijo Claudia aún riendo.
"¡Fue un accidente!" – se ruborizó Lisa.
"¡Ja¿Te puedes imaginar la cara de Maistroff o Gloval si te hubieran escuchado? Es más, apuesto que tu eructo se oyó hasta Nueva Pórtland".
"¡Basta! Fue un accidente. Esto no habría pasado si no hubieras insistido en comer esas enchiladas".
"¡Claro¡Ahora yo tengo la culpa!"
"¡Oh, ya que importa!" – dijo Lisa mirando al cielo.
"No se usted señorita, pero yo tengo que irme a casa. ¿Quieres compartir el taxi?"
"Buena idea" – dijo Lisa, llamando a uno.
"¡Por fin!" – dijo Rick mientras abría la puerta.
"¿Me estabas esperando?" – preguntó una dulce voz.
"Ni en un millón de años…" - pensó Rick al ver la joven con sombrilla en mano, frente a su puerta.
"¡Minmei!" – Rick la miró, todavía sorprendido.
"Hola Rick" – respondió con sensualidad.
"¿Cómo… entraste?" – no era usual que los civiles ingresaran a la Base.
"Todo mundo sabe que somos amigos especiales, Rick" – le regaló su mejor sonrisa – "¿Puedo pasar?"
"Por supuesto" – dijo haciéndose a un lado.
Minmei se deshizo de su impermeable revelando su minifalda de mezclilla y un ligero top. Rick no pudo evitar viajar por su figura.
Sus piernas largas, comenzó a recordar la primera vez que las vio: estaban perdidos en el SDF-1.
Ella le sonrió y le dio el abrigo y la sombrilla. Torpemente, el joven los colgó en el perchero mientras Minmei se acomodaba en la sala.
"Es acogedor y cálido aquí" – dijo tomando asiento en el sofá.
"¿Quieres algo de beber¿Té¿Café?"
"¿Tienes algo más fuerte¿Vino¿Whisky?"
Rick la observó atónito.
"Ya no es una pequeña niña" - se recordó a si mismo.
Minmei recorrió el departamento con la mirada, sus ojos postrándose en los retratos sobre la chimenea.
"Ella es Lisa" – explicó regresando con una botella de vino y un par de copas en las manos. Se sentó frente a la joven.
"¿No es la vieja gruñona?" – Minmei arqueó sus cejas.
"Eso fue hace mucho tiempo, Minmei" – rió sutilmente – "La Capitana Hayes, Lisa, es mi novia".
Una breve exhalación escapó de sus labios. Rick quien llenaba los vasos lo notó.
"¿Estás bien?"
"¿Tu novia?" – Minmei hizo una aguda pausa – "Pensé que "yo" era tu novia".
Rick le dio la copa y tomó un sorbo de la suya antes de responder.
"¿Lo fuiste alguna vez, Minmei?" – sus profundos ojos azules clavándose en los de ella.
"Siempre, Rick" – respondió antes de beber.
"Esa es una mentira y tú lo sabes. Lo único que puedo recordar, es que siempre fui tu "amigo"… casi un hermano para ti".
Minmei empezó a recordar las numerosas entrevistas que había dado; las palabras de Rick fueron las de ella alguna vez.
"Sólo dije eso porque debía mantenerlos interesados, Rick. Nunca he dejado de pensar en ti".
"Minmei…"
"Debes creerme Rick" – dijo arrodillándose a su lado – "jamás he dejado de pensar en ti".
"Y yo tampoco he dejado de pensar en ti, Minmei" – acarició su mejilla – "Siempre has sido muy especial para mí".
"¡No¡No me hagas esto, Rick Hunter!" – exclamó – "¡No me hables como si fuera simplemente una amiga!"
"Eso es lo que eres, Minmei. Tienes a Kyle. Yo tengo a Lisa".
"¿Cómo puedes hablarme así?" – lágrimas corriendo por su rostro.
"Minmei, no somos compatibles. Tú tienes tu carrera, yo tengo la mía. Pertenecemos a mundos diferentes".
"¡Lo dejaré¡Seré quien tú quieras que sea!" – tomó sus manos entre las suyas.
"Basta Minmei. Estoy enamorado de Lisa" – se deshizo con firmeza de su toque.
La cantante se puso de pie y bebió el contenido de su vaso. Rick la observó ligeramente extrañado.
"¿En verdad se acabó lo nuestro?" – sujetó la botella.
"Jamás existió "lo nuestro", Minmei, lo sabes".
Ella lo miró furiosa. La botella alcanzó sus labios y comenzó a beber agolpando el líquido rojo dentro de su garganta, desesperada.
"¡Minmei, detente¡Deja de actuar como una niña!" – Rick se puso de pie y le arrebató la botella.
"¡No soy una niña, Rick Hunter!" – lo miró irascible.
"Pues te comportas como una".
"Te probaré lo contrario" – dijo antes de quitarse el top.
Rick se quedó boquiabierto. Minmei se paró frente a él vestida únicamente con su sostén de encaje blanco y su minifalda.
"No me has olvidado Rick. ¡No puedes!" – dijo arrojándose a sus brazos.
Confundido, Rick perdió el balance al chocar contra el cuerpo de Minmei, ambos desplomándose sobre el sofá.
"Te amo, Rick" – Minmei lo aprisionó entre sus piernas, su negro cabello cayendo a su alrededor.
"Levánt…" - Minmei cubrió sus labios con los de ella, silenciándolo.
Detrás de ellos, la puerta se abrió calladamente, una atónita Lisa Hayes observando la escena frente a sus ojos.
Continuará…
Traducción realizada por Emera.
Notas de la autora:
Gracias por leer.
