Este es el primer fic que hago así que por favor tenganme paciencia '... espero que les guste y ya saben por favor cualquier sugerencia, crítica o reclamo mandenme un review, me gustaría mucho saber sus opiniones ...


.Lágrimas.

Una chica de largo cabello negro estaba sentada en el pasto. Aunque era reconfortante estar en esos momentos bajo la sombra de un árbol, debido al calor que a veces era tan sofocante. Ella no sentía tal sentimiento agradable. Al contrario, si uno se fijaba bien se podría dar cuenta de que no se sentía nada bien. Su miraba estaba dirigida al cielo, totalmente perdida, pero expresando una inmensa tristeza. Sus ojos los tenía un poco rojos y levemente hinchados. La razón… copiosas lágrimas que salían desde hace unas horas.

-¡Já! Niña tonta ¿no deberías estar en clases? –un chico de largo y brillante cabello plateado se detenía a un lado de ella.

-… -el no obtuvo respuesta alguna. La chica parecía seguir perdida en sus pensamientos.

-te estoy hablando tonta… que maleducada eres.

-Deja de molestar InuYasha… no estoy de humor para soportarte –La chica se volteaba y disimuladamente trataba de limpiar las lágrimas que aunque ella quisiera retener, éstas no tenían la intención de reprimirse.

-¡Já!, no es que a mi me importes pero… -InuYasha no pudo continuar ya que con sus grandes ojos ámbar veía a la chica. Él no podía soportar ver a una mujer llorando -¿Qué te sucede? –se acercó hasta sentarse a un lado de ella.

-Eso no te importa… será mejor que te vayas –la chica ahora bajaba la mirada.

-Maleducada… todavía que te preguntó –el chico se cruzaba de brazos.

-Por favor déjame sola… además tu lo dijiste, las clases van a comenzar –la chica no se atrevía a levantar la mirada.

-Aome… dime qué tienes, bueno no es que me importe pero… (no me gusta ver llorar a una mujer)

InuYasha se sorprendió mucho cuando sintió que Aome se acercó a él, apoyó su cabeza en el pecho masculino y comenzó a llorar. Él no sabía que hacer y su única reacción fue abrazarla.

Así permanecieron un largo tiempo. Ella seguía llorando mientras él la abrazaba. Pasó un grupo de chicas que los vieron y comenzaron a murmurar, en ese momento InuYasha se sonrojó un poco al pensar que la posición en la que estaban era un poco comprometedora.

Lo más extraño era que a él le agradaba estar así. Abrazándola. (¿qué me sucede?... no,no,no… ella solo es… una tonta) pensaba el chico.

-Oye… -InuYasha se comenzaba a sentir nervioso.

-Lamento haber mojado tu camisa –Aome seguía sollozando, pero ahora se sentía mejor.

-¡Aome! ¡InuYasha!, así que aquí estaban –una chica llegaba corriendo y se paraba frente a ellos. Los dos chicos se separaban con las mejillas ligeramente coloradas.

-¡Sango!... ¿q-qué sucede?

-Acuérdense que debemos estar presentes en la conferencia.

-¡Es verdad!, lo había olvidado –Aome se llevaba una mano a la cabeza y se paraba rápidamente. Estaba más tranquila.

-Por cierto… te está buscando tu amiguito –Sango señalaba a InuYasha.

-Ahora voy –el chico se acomodaba en su lugar. Parecía que no pensaba moverse de ahí.

-Entonces, nos vemos después… y… gracias –Aome lo veía tiernamente. InuYasha se había sorprendido por la actitud de Aome, normalmente no era tan amable. Siempre se la pasaban peleando, desde que se conocían había sido así.

-¡Já!, no tiene importancia –InuYasha se volteaba. Las chicas se fueron a toda prisa de ahí, dejando al chico que veía fijamente a Aome –tonta –susurro y después se levantó –Veré que es lo que quiere Miroku.

-¿Qué pasa Aome? ¿Por qué llorabas? ¿y qué hacía InuYasha abrazándote? –estas preguntas por parte de Sango habían tomado por sorpresa a su amiga.

-Bueno yo… lo que pasó fue… -Aome no tenía muchas ganas de hablar del tema.

-Esta bien, si quieres contármelo después no hay problema –Sango ya presentía el motivo de su dolor y tristeza. Aome asintió con un movimiento de cabeza –Aunque me sorprende.

-¿De qué hablas? –Aome no entendía a qué se refería.

-Normalmente cuando InuYasha y tú están cerca no paran de discutir. Siempre ha sido así… -Sango se encogía de hombros.

Aome sabía que Sango tenía razón. InuYasha y ella llevaban mucho tiempo de conocerse, desde que eran niños, y siempre se peleaban por todo. Rara vez los veían tranquilos. Pero aunque ellos no lo dijeran, se consideraban buenos amigos.

InuYasha la ayudaba cuando se encontraba en situaciones difíciles, como la de ahora, aunque no le haya dicho el motivo de su desdicha.

-Tienes razón… es que aún no lo conoces bien –Aome nunca había hablado de las atenciones que su amigo tenía con ella. Él siempre había tenido la apariencia de un chico rudo, por decirlo de alguna manera, además esas atenciones sucedían de ves en cuando.

-Y supongo que tú si… démonos prisa, la conferencia va a comenzar.


Continuará...