Capítulo 2.

>>.Mi error, tu tristeza.>>

Las chicas pasaron una hora y media de aburrida conferencia. Matemáticas era el tema. Pero parecía que no le interesaba a muchos ya que la mayoría estaba a punto de quedarse dormida.

Aome aún seguía manteniendo una gran tristeza dentro de ella. Realmente poca atención prestaba a las palabras que el director decía en aquel momento.

Estaba tan metida en sus pensamientos que nunca notó que unos grandes ojos ámbar la habían estado mirando desde hace un rato.

-¿Qué ves con tanto interés querido amigo?

-¿Eh?... n-nada –InuYasha dirigió su mirada hacia otro lugar.

-Creo que ves algo interesante, sino no llevarías toda la conferencia viendo hacia allá –Miroku señalaba a donde se encontraban Aome y Sango –no te lo niego, tienes buen gusto.

-¡Cállate Miroku!, yo no estaba viéndola.

-No lo niegues Inu –Miroku le daba una palmada en la espalda a su amigo.

-¡Já!

La conferencia por fin terminó, el aburrimiento duró dos horas. Sango le propuso a Aome ir a tomar un café a su lugar favorito, pero ella pretextó tener muchas cosas que hacer en su casa.

Lo que Aome realmente quería era estar sola. En ese momento por su mente pasaban demasiados recuerdos..."Aome yo... perdóname... no quería" una voz masculina se escuchaba en sus pensamientos.

Aome solo caminaba por inercia porque realmente no estaba muy atenta por donde iba, tanto así que chocó con un chico.

-Lo siento... perdón, venía distraída –la chica se disculpaba pero aún no veía el rostro de la persona con la cual había chocado.

-Fíjate por dónde vas tonta.

-Inu... InuYasha –Aome estaba un poco asombrada de verlo. Aunque no tenía motivo de estarlo ya que InuYasha vivía tres casas al lado de la suya.

-Creo que no es bueno que camines tan distraída por la calle –el chico de cabello plateado se acomodaba su mochila –vamos, te acompañaré a tu casa.

-Ah... no, no es necesario –Aome bajaba la mirada.

-Date prisa o te dejaré –InuYasha ya estaba unos cuantos pasos lejos de Aome. La chica sólo lo vio y dio un suspiro.

-Esta bien, ya voy.

Ya habían caminado bastante, pero en todo el camino no dijeron ni una sola palabra. Aome sólo veía de frente e InuYasha de vez en cuando la miraba.
Estaban por llegar a la casa de Aome.

-¿Me vas a decir por qué estás así? –el chico se paró frente a ella y la miraba fijamente a los ojos.

-No... no me pasa nada

-Vamos Higurashi, dime por qué estás así, no creo que sea nada tan malo... además tu siempre lloras por todo –Aome bajó la mirada y con cada palabra que él decía apretaba los puños con fuerza.

-¡Lo que me pasa a ti no te importa!, pero además no lloró por todo... ¿¡Quieres saber por qué estoy así!?...bien –Aome estaba muy molesta y exaltada -... ¡fue por que Hojo me engaño y acabamos de terminar!, ¿CONTENTO? –de los ojos de Aome volvían a salir lágrimas. InuYasha se quedó paralizado y sorprendido, no había sido su intención lastimarla, pero ahora ella estaba enfadada y cuando estaba así era peligroso hablarle.

-Yo... –el chico no pudo decir nada más ya que ella se dio media vuelta y entró rápidamente a su casa dando un portazo.

InuYasha tardó varios minutos en moverse de su lugar, se sentía muy mal, culpable e intranquilo. No le gustaba ver llorar a una mujer y justo ahora había sido el causante de las lágrimas de una, y no de cualquier mujer, si no de Aome.

Llegó a su casa sin mucho ánimo. Él y su hermano vivían solos desde hace un tiempo, sus padres habían fallecido en un accidente. Ahora Sesshomaru, su hermano mayor, iba en la universidad y se hacía cargo de todo, afortunadamente sus padres les habían dejado una gran fortuna y eso les facilitaba las cosas.

InuYasha subió las escaleras para ir a su habitación. Llegó, aventó sus cosas y se tiró en su cama.

-Aome –susurró el chico –no fue mi intención lastimarla... además yo no sabía que...Hojo maldito... como se atrevió a... engañarla –InuYasha apretaba fuertemente su puño- ... tendré que pedirle una disculpa... ¿pero por qué?, yo no hice nada –en la mente de InuYasha se escuchó su propia voz decir: "¿No hiciste nada?, tal vez pudiste usar otras palabras, eres demasiado agresivo" -¡Já!, eso no es verdad.

-Aome, hija, baja el desayuno está listo.

-Ya voy mamá –Aome contestaba desde su habitación –otro día más –la chica suspiraba.

Media hora después Aome iba camino a su escuela, todo era un poco distinto, ahora iba en primer año de preparatoria.

-Como cambian las cosas –la chica se había detenido frente a una tienda de regalos. Ahí se quedó observando un osito de peluche, muy parecido a uno que ella tenía –Hojo.

Aome y Hojo se habían conocido en la secundaria. Él siempre trataba de conquistarla, hasta que por fin el tercer año ella lo había aceptado como su novio. Desde entonces llevaban una relación hasta hace unos días que había terminado.

Las clases de ese día habían estado tranquilas o al menos así las sentía Aome, pero tal vez se debió a que les prestó muy poca atención. Se sentía tan mal que no tenía ánimos de hacer nada y mucho menos de poner atención en clases.

Sango se estaba preocupando, veía a su amiga muy decaída. Trató de distraerla muchas veces, pero de nada sirvieron sus esfuerzos. Su último intento fue a la hora de la salida, proponiéndole a Aome que fueran al cine, a tomar un helado o simplemente caminar un rato. "No, tengo muchas cosas que hacer, mejor vamos otro día" fue la respuesta de Aome y comenzó su camino de regreso a casa.

-Aome –la chica se sorprendió. Esa voz era conocida y la que menos tenía ganas de escuchar –yo... lamento lo que hice ayer.

-InuYasha –realmente sus actitud a veces la sorprendía.

-Sólo quería decirte que no fue mi intención lastimarte –el chico volteaba su mirada a otro lado.

-Esta bien InuYasha, no te preocupes –Aome lo veía a los ojos -¿te gustaría acompañarme a caminar un rato?, es que no tengo ganas de ir a mi casa todavía –InuYasha asintió con la cabeza.

Los dos chicos caminaron, pero fue como el día anterior, no decían una palabra. Llegaron a un parque y se sentaron en una de las bancas que estaba a la sombra de un gran árbol.

-Lamento haberte gritado ayer –Aome rompió el silencio que llevaba varios minutos.

-No hay problema, creo que me lo gané –InuYasha se encogía de hombros -¿Cómo te sientes?

-Un poco mejor... la verdad... no sé que hacer... no tengo ganas de ir a la escuela, no tengo ganas de hacer algo –Aome veía la fuente circular que estaba frente a ellos.

-Creí que eras más fuerte.

-¿Qué? –la chica volteaba a verlo con una expresión de desconcierto.

-Te vas a dejar vencer por alguien que no lo merece –InuYasha veía hacia el frente.

-Yo... sé que tienes razón, pero no sé que hacer para dejar de sentir esta tristeza –la voz de Aome se escuchaba entrecortada. InuYasha volteó a verla, temía que empezara a llorar, pero para su sorpresa ella no lo hizo.

Ellos no se habían dado cuenta que el árbol que estaba detrás de ellos era de sakuras y una de esas hermosas flores había caído sobre las piernas de InuYasha.

-Sé que eres una chica muy fuerte y no estas sola –Aome no supo que le sorprendió más, si las palabras de InuYasha o el que le hubiera dado esa flor que había caído sobre sus piernas.

-G-gracias –ella sonrió.


Bueno aquí esta el siguiente capítulo, espero que les haya gustado... por favor después de leer me gusatría que me dejaran un review, dándome sus comentarios o sus sugerencias, diganme "si, me gustó, sigue así" o "no me gustó, mejor dedicate a otra cosa", lo que sea pero me gustaría saber si voy bien o cambio algunas cosas o de plano seré una escritora frustada xD

Y muchas gracias akitsune saki y negrita-sanpor tomarse la molestía de dejar un review, no saben lo feliz que me puse cuando llegué y vi que había alguien que le gustaba el comienzo de esta historia, en serio muchas gracias y espero que les siga gustando.

Se despide su amiga Saralim-Moon-BlackPotter...