Cap. VI

EL POSO

La tensión se acrecentaba segundo a segundo mientras Athena, los dorados , el patriarca, Hilda y Poseidón estaban reunidos a puertas cerradas... Aioria salió batiendo puertas y recorrió el santuario de cabo a rabo, Shaina, Seiya y algunos otros como June y Shun que ni hablaban, Ikki que estaba visiblemente enojado , Milo quien también batió las puertas del recinto del patriarca, en fin, el quinteto, 2 dorados, las tres amazonas y los de acero, incluyendo a Argól y a Nachi de Lobo

Abres tus ojos y sientes tus brazos distendidos, gotas frías de sudor cubren tu cuerpo, tus muñecas arden por las cadenas que amenazan no con llegar a tus músculos, por q ya están allí, sino a tus huesos, los párpados te pesan, tus ojos hinchados arde

y sientes que tu cabeza da vueltas, tratas de apoyar tus pies del suelo pero, a duras penas le rozas con la punta de los dedos, tu ropa ensangrentada y viscosa se adhiere a tu piel, las pocas que aun portas de tu armadura te pesan como partiendo tus huesos, tratas de levantar la cabeza y te mareas aun mas, la sed te raspa la garganta como arena, y el hambre te arde en las entrañas... pero eso es lo q menos importa, una vez mas intentas escapar, te columpias en tus brazos y lanzas el latigazo dos o tres veces, haces un giro corto y tus pies están sobre el gancho, desenganchas la cadena y saltas, pero tus debilitadas piernas se doblan bajo tu peso y caes pegando el pecho del suelo, el ruido de la cadena ha alertado a los guardias y escuchas los pasos que se acercan... te levantas de nuevo y dejas fluir tu energía... explotas tu cosmos en señal de auxilio... no sabes nada de Jabu, imaginas q estará muerto o habrá huido... haces explotar tu cosmos por ultima vez mientras se abre la puerta y sientes un áspero tacto en tu hombro, levantas la mirada y un fuerte golpe te arroja contra la pared mas lejana, te levantas y aun con el cosmos encendido saltas alto y te arrojas contra tu presa, estrellándote contra su garganta le pasas por encima y aprovechas que ha dejado la puerta abierta. Corres con tus escasas fuerzas y llegas por fin a una escalera, subes rápido esquivando a cuantos consigues, pateando a todos lados, imposibilitada de defenderte bien por q no puedes deshacerte de las cadenas de tus manos..., de pronto un gigante de piel mulata se atraviesa en tu camino y te alza entre sus brazos, apretándote como una boa... apretando mas y mas, sientes crujir tus costillas, y en vano le golpeas con fiereza, cruje de nuevo tu caja torácica y dejas de luchar, no puedes permitirte morir, además el aire ya te falta en los pulmones y comienzas a marearte, te dejas caer hacia atrás y sientes algo que se retuerce en tu interior, que algo se mueve... te incorporas nuevamente y gastas tu ultimo poco de energía en golpear con fuerza la yugular del gigante, q a los 40 segundos cae desmayado. Te vez rodeada de salvajes en armadura que tratan de atacarte nuevamente y saltas a lo alto de un pilar, apoyas tus piernas del capitel mientras tus manso suben a la cornisa y observas alrededor , ya sabes o crees saber cual es el camino mas adecuado, de pronto te ves rodeada y comienzas a correr rumbo al borde contrario de la edificación saltas dos o tres edificios y de pronto te toman entre dos guerreros, por mas q luchas no puedes liberarte y te arrastran entre golpes hasta un agujero en el suelo... un pozo húmedo, cenagoso, donde huele a sangre y estiércol.. te mareas de nuevo y tartas de mantenerte de pie, no aguantarías enfermarte , no soportarías tres días...

El Águila se recostó de los bordes del pozo, la respiración se le hacia casi imposible gracias a sus costillas rotas, y al maloliente e infectado aire del encerrado lugar... sus ojos se cerraron nuevamente y no los abrió hasta que sintió que el sol le quemaba la piel, de día, pudo constatar q se trataba de un lugar de castigo y muerte... los cuerpos de los que la precedían se descomponían a su alrededor, una espada en el suelo le sirvió; después de largo rato para liberarse de las cadenas... se sentó en una roca luego de limpiarla con su propia chamarra y miro hacia arriba con nostalgia, si , podría fácilmente liberarse de ese pozo, pero una vez arriba, tan débil como estaba seria presa fácil, además su tórax estaba tan inflamado por sus fracturas, casi ni podía respirar, probablemente la llevaría mejor allí, de pronto le pareció reconocer un cosmos que se acercaba y escuchar al voz de alarma le dió mayor certeza,

-Aioria! Seiya! Han venido... peor debo advertirles de algún modo-

-Hey! Princesita, pronto tendrás compañía!- le gritó un hombre con armadura reluciente dejando caer un balde de agua hélida sobre su cuerpo que comenzó a temblar de súbito, parecía enfriada por el mismísimo Kamus, sintió como si sus costillas se clavaran aun mas en su destrozado cuerpo y se paró por un instante su respiración.

La pelirroja guerrera encendió su cosmos en señal de alerta, pidiendo auxilio, y trató de escalar las mohosas paredes circulares sujetándose de las rejas superiores, conteniendo un grito se sujetó con las piernas de las paredes y empujó con fuerza las rejas que cedieron muy trabajosa y lentamente. Al subir noto con alivio que no había nadie custodiándola y corrió hacia el atrio principal, escurriéndose entre las columnas logro llegar a los aposentos de Minerva y logró verla atada a un pilar, trató de llegar hasta ella peor divisó un grupo de centinelas, de pronto se detuvo y se dejó caer, su respiración se había detenido de nuevo, un fuerte dolor recorrió su cuerpo, un dolor punzante se adueño de su pecho y la dejó sin aire, sitió claramente las astillas de sus huesos clavarse en sus músculos, toco su pecho y noto que sangraba profusamente, una sacudida de tos la hizo vomitar sangre, el ruido fue tan fuerte que alertó a los centinelas, quienes la hallaron con la cara en el suelo y dentro de su propia sangre.

-Levántenla y tráiganla acá.-El hombre de la armadura negra y dorada estaba sentado en el trono de Minerva, de un momento a otro Marín se desmayó en los brazos de sus captores

-quien es esta mujer?-

-La guerrera ateniense que capturamos merodeando hace unos días-

-Y por qué esta en este estado? ¿quién los autorizo a tocarla?-

-Intento escapar varias veces, Colosus la atrapó y casi la mata, le partió las costillas, y aun asi logro escapar del pozo.

-Atenla junto a Minerva, por que los demás aun no regresan?

-Los intrusos están dando batalla

-¿cuántos son?

-15 personas señor Marte

-y se preocupan por 15 personas?

-Son de los mas destacados del Templo Griego

-Imbeciles! Caliza!

Una mujer morena y de finas formas se acercó ataviada con 1 traje azul, como el cielo de la noche oscura, sus cabellos cian en cascada sobre sus voluptuosas formas y sus ojos negros reflejaban una malévola pero fuerte alegría.

-¿qué desea mi señor?

-Anda a las entradas de este templo y mata ha esos escupido enviados de Athena

-Si señor, será en placer...