N/A: Otro de mis OneShots sin relación entre sí. Lo que caracteriza a esta serie es que tanto Inuyasha como Sesshomaru serán bebés, niños o adolescentes.
En este caso, Sesshomaru tiene 12 años e Inuyasha tiene 3 días.
Inuyasha es una marca registrada, que pertenece a Rumiko Takahashi. Yo sólo me entretengo usando sus personajes.
Advertencia:
Demasiada dulzura no apta para diabéticos.
"Otouto."
Y allí estaba, durmiendo como el bebé que era.
Bueno, era un bebé y sólo podía dormir como un bebé, pero lo interesante del asunto es que estaba durmiendo, no estaba llorando como lo había estado haciendo desde que había nacido, hacía no más 3 días atrás.
¡Y tal lindo que se veía durmiendo pacíficamente! Quizás, si seguía tan quietecito como estaba, tener un medio hermanito bebé no sería tan malo después de todo.
Un flequillo blanco, seguido de una luna creciente y un par de brillantes ojos dorados aparecieron por el borde de la cuna. Esos ojos se clavaron en el recién nacido y lo observaron con curiosidad. Era el primer bebé que veía así de cerca. Segundos después, el resto de la cara apareció. Sesshomaru apoyó el mentón en el borde de la cuna, cuidando de no hacer ruidos que podrían despertar al bebé.
No es que le importase el bebé en sí, bueno, quizás un poco, peor en ese momento su prioridad eran sus oídos, ya que el bebé hacia gala de unos perfectamente sanos pulmones, y se había encargado que todos en el castillo se enterasen de lo fuerte que eran, sobre todo la nueva mamá. Por ese motivo era que sus oídos necesitaban un descanso: por culpa de los llantos de su hermanito, sus tímpanos zumbaban como si de eso dependiera su vida.
Sonrió. Sí, a los 12 años aún sonreía: todavía no era el asesino a sangre fría que todos conocemos y queremos. Le sonrió a su hermanito, que dormía pacíficamente, y con mucho cuidado, comenzó a acariciarle los deditos de sus manitas.
Un ruido de bebé hizo que retirase su mano. Frunció el ceño y gruño para sí. Miró a su alrededor: Izayoi-san estaba en recostada en un futon cercano y dormía casi tan profundamente como su bebé. Inuyasha le estaba dando mucho problemas. Su Otouchan le había dicho que su propia mamá, Lady Saki, había tenido los mismos problemas cuando él había sido un recién nacido, porque, igual que Izayoi-san, Lady Saki también había sido una mamá primeriza, y de acuerdo con su Otouchan, toda primeriza tenía problemas con su bebé, ya fuera humana o youkai. La humana que descansaba en el futon no parecía ser la excepción a aquella regla.
Su atención volvió a su hermanito, que estaba recostado sobre su panza, con la cabecita vuelta hacia un lado. Tenía una pequeñas orejitas de perro aplastadas contra su cabecita: eran blanquitas, como su cabello y su piel de bebé. Estaba vestido en un kimono azul y tenía una de sus manitos muy cerca de su boca. Su carita de bebé era redonda, sus mejillas y nariz de bebé eran regordetas y tenían un tinte rosado, sus ojitos de bebé estaban cerrados y parecían delgadas líneas. Todavía no tenía garras, y no tenía ni marcas en su rostro ni cola como la suya. Lo único que diferenciaba a su hermano de un humano albino eran las orejitas de perro.
Su hermanito era un hanyou y lo habían llamado Inuyasha.
Acarició las mejillas de su hermano con cuidado. Traviesamente comenzó a hacerle cosquillas en una de las orejas, que se remeció de descontento. El bebé abrió un ojo, muy molesto, bostezó y volvió a dormirse.
Sonriendo, Sesshomaru volvió a hacerle cosquillas en la oreja, esta vez, usando la punta de su cola. Una vez más, la oreja de Inuyasha se sacudió molesta, y el bebé emitió un sonido que recordó a un gruñido de advertencia, versión bebé.
Siendo el travieso cachorro que era, Sesshomaru sonrió mostrando los dientes y continuó haciéndole cosquillas a su hermano, sin darse cuenta de la sombra que se cernía sobre él. Esta vez, no sólo 'atacó' su orea, sino que también le hizo cosquillas a su nariz y mejillas. El bebé, siempre dormido, se pasó una torpe mano por la cara y abrió los ojos como platos. Sesshomaru se detuvo aguantando la respiración. Inuyasha bostezó y cerró los ojos de nuevo. Por suerte.
Una vez pasado el susto, Sesshomaru volvió a su tarea de molestar el sueño de su hermanito, pero esta vez…
"Me alegra ver que te estás llevando bien con tu hermano." Dijo una voz junto a él. Sesshomaru se detuvo. "Pero ten esto en mente: si lo despiertas, tú lo pondrás a dormir ¿entendido?"
"¿Hace cuanto…?"
"¡Shhhh¡Mantén la voz baja!" Le advirtió su papá, guiñándole un ojo. "Desde que comenzaste a hacerle cosquillas en la nariz." Añadió.
"Y… ¿Cómo es que… no me di cuenta?"
"Porque aparte que estabas muy concentrado en tu :ahem: jueguito, Yo, Inutaisho, Tu Otou, tengo más experiencia que tú, cachorro." Declaró el lord, cruzado de brazos. "No deberías molestar a tu hermano mientras duermes."
"Mmm. Lo lamento, Otouchan." Se disculpó Sesshomaru, con una leve reverencia de cabeza.
"Hmpf. No importa. Cuándo tú tenías la edad de tu hermano, también te hice cosquillas en las orejas y el rostro… tu querida hahahue me descubrió y tu estallaste en llanto en ese momento."
"¿En serio¿Y qué pasó¿Qué hizo mi okaa?"
"Hmpf." El taiyoukai, que estaba cruzado de brazos, cerró los ojos y altivamente miró hacia la pared. "Me golpeó en la cabeza con un jarrón, que se hizo añicos, por molestar a su precioso Sesshomaru."
"¡Uuh¿¿En serio hizo eso? Pero… ¿Por qué Lo Hizo¿Acaso no te vio?"
"Había muy poca luz, tus llantos la despertaron, estaba cansada y su instinto maternal estaba funcionando a todo dar: lo que vio fue una sombra con mucho pelo sobre la cuna de su bebé recién nacido, no me vio a mi. Saki-chan era muy aprehensiva contigo." Narró Inutaisho, esta vez, acariciando el lomito de Inuyasha. "Hijo, nunca molestes a un bebé que duerme, sobre todo si su okaasan está cerca." Aconsejó mientras señalaba a la durmiente Izayoi.
Inuyasha emitió un sonido de disgusto. Sesshomaru ladeó la cabeza a un lado mientras observaba a su Otousan. Una enorme gota de sudor le recorrió la cabeza al joven príncipe.
"Entonces… ¿Otou¿Por qué le estás haciendo cosquillas a mi hermano?"
"Err… :retira la mano: Tú no has visto nada." Dijo Inutaisho, cruzándose de brazos una vez más.
Padre e hijo se miraron a los ojos por varios segundos, y se sonrieron con complicidad y travesura. Ambos comenzaron a hacerle cosquillas al recién nacido casi por inercia. Esto, y con justa razón, no le gustó al bebé Inuyasha, quien, para expresar mejor su enojo, no encontró nada mejor que abrir su boca y hacer uso de ese extraordinario par de pulmones con los que había nacido.
"¡BAAAAAAAAAAAAAWAAAAAAAAAAAAWAAAAAAAAAAAWAAAAAAAAAAWAAAAAAAAAWAAAAAAAAAAAAAAWAAAAAAAAAAAWAAAAAAWAAAAAAAAAAAAAAWAAAAAAAWAWAWAWAWAAAAAAAAAAAAAAA!"
De todos los bebés que habían nacido en el castillo de Inutaisho, y los que nacerían por al menos 500 años que siguieron, Inuyasha, era con muchísimo, el bebé que más fuerte lloraba.
Ante el repentino estallido de malhumor de su bebé, Inutaisho lo recogió rápidamente de su cuna y lo abrazó contra su pecho, para poder calmarlo mejor o hacer que dejara de llorar y volviera a dormirse, al mismo tiempo que Sesshomaru intentaba llamar la atención del bebé con el mismo propósito.
De pronto, una furiosa Izayoi se cernió sobre ellos, con un aura de fuego a sus espaldas, el puño en alto y con más de una vena amenazando con explotar, ya sea o en su puño o en su frente. A medida que el llanto del bebé se intensificaba, lo mismo ocurría con la ira de la joven madre. Izayoi se sentó frente a su marido, disparándole cuchillos a él y a Sesshomaru con la mirada. Ambos youkai sonrieron lastimeramente, con cara de perritos culpables y arrepentidos, pero eso no les sirvió de mucho, ya que más venas aparecieron en la frente de la humana, y su rostro se puso muy rojo. Izayoi, sin decir nada, estiró los brazos como pidiendo que le entregaran al bebé. Inutaisho acunó a Inuyasha unos momentos antes de entregarle a su okaasan, quien, en cuanto lo recibió, lo acunó y comenzó a calmarlo de inmediato con una ternura más que contradictoria con la ira que hacía unos momentos había irradiado.
No por mucho tiempo. Izayoi le clavó los ojos a Inutaisho y a Sesshomaru de forma tan intensa, que habrían hecho retroceder al mismísimo Naraku, con la cola entre las piernas… si tuviera cola.
"¡Largo!" Gruñó con los dientes muy apretados.
x-x-x-x-x-x-x
La puerta de shoji se cerró con un particular estruendo, que si hubiera sido una puerta occidental, habría sonado como un memorable portazo. Dentro de la habitación quedaron Izayoi y el bebé Inuyasha, que seguía llorando. Padre e hijo se quedaron viendo la puerta cerrada por unos instantes. Sesshomaru tragó saliva, miró a su Otousan, que no se veía muy feliz, y se animó a decir lo que pensaba.
"Al menos no nos golpeó con un jarrón." Dijo encogiéndose de hombros.
"Estás castigado sin postre por una semana."
"¿QUÉ! Pe… pero… Pero ¿POR QUÉ?"
"Por despertar a tu hermano menor." Respondió Inutaisho, mientras se daba la vuelta y se alejaba en dirección al dojo.
FIN.
Por
Misao-CG.
PS: Reviews Misao-CG será feliz. MUY feliz.
