-N-noctia…- Apenas susurro Edgar. El tentáculo del Doctor lo estaba asfixiando. El intentaba luchar contra su opresor pero era inútil, era demasiado fuerte.

Yo aun lo miraba impactada hasta que escuche el débil gemido de Edgar.

  -S-suéltalo…-Dije temerosa con voz débil.

  -Que poca educación señorita- Me dijo con una sonrisa burlona.

  -¿Suéltalo¿Lo vas a matar!- Le grite ahorrando todo el valor que tenia.

El Doctor me miro severamente, devolviéndole yo una mirada retadora. Separo su tentáculo de la pared aun sosteniendo a Edgar por el cuello.

Con todo gusto!-Grito el doctor. Avanzo un poco utilizando sus brazos metálicos y arrojo a Edgar a través del ventanal, haciendo volar miles de pedazos de cristal.

Los escenas pasaban en mi mente en cámara lenta. La expresión de satisfacción del profesor al mirar a Edgar cayendo, la ultima mirada que este me dirigió, a mi misma corriendo hacia el ventanal en un vano intento de rescate.

Edgar, no!- Grite en el borde de la ventana. Contenía tanta desesperación en mi que ni siquiera sentí los cristales cortando mis rodillas o la enorme herida en mi antebrazo causada por un pedazo saliente de ventana.

Ahora sigues tu, linda.- Me dijo con voz pausada. Yo, apenas lo escuche entre mis propios sollozos y griyos. ¿Como pudo haber hecho eso¿Que mal habiamos hecho nosotros?

Extendió uno de sus tentáculos hacia mi. Su punta metálica me acaricio el rostro con suavidad solo para abrirse amenazante mostrando un largo puñal. Me hice a un lado con brusquedad y le dirigí una mirada llena de ira. Repentinamente, no lograba enfocar bien al hombre que tenia frente a mi, perdí el equilibrio, todo se torno oscuro y una extraña pesadez se adueño de mi cuerpo. No pude mas, me deje llevar.

Recuerdo haber soñado con enormes edificios sombreados, una luna roja y alguien que gritaba mi nombre con desesperación; una voz que yo no reconocia.

Me sentía totalmente desorientada. Intente abrir un poco los ojos, pero una luz anaranjada muy intensa me lo impedía. Levante un poco la cabeza. Sentía unas suaves y ligeras sabanas rozando mis piernas y brazos. Me acostumbre a la luz y pude abrir un poco los ojos comenzando a reconocer el lugar. A mi derecha una larga pared de madera gastada con un librero, a mi izquierda una mesita de noche y la siguiente pared con un escritorio al final; el techo estaba pintado de blanco y tenia en el centro una fluorescente.

Fije mi mirada en el techo.

    -Pero que demonios paso? Porque estoy aquí?-

    Bueno, ayer viniste con Edgar e hicieron enfadar al profesor…

    -Ay dios…! Volviste!-

    Es difícil deshacerte de tu conciencia…

    -…Pasaron muchas cosas ayer, sabia que no debíamos entrar!-

    Bueno, pero ya paso, ahora hay que salir de aquí.

Hacia mucho tiempo que no tenia estas extrañas conversaciones con mi conciencia.

Intente levantarme, soportándome sobre mis codos. Al intentarlo solté un gemido de dolor y me deje caer bruscamente sobre la cama. Me quite las sabanas de encima y me mire a mi misma: traía puesta una camisa sin mangas blanca y un short blanco de pijama; mis rodillas estaban cubiertas con vendajes blancos que tenían pequeñas manchas de sangre seca y mis pantorrillas tenían raspones por doquier; mis codos también tenían curaciones, pero lo que mas me impacto fue una tremenda cortada en el antebrazo derecho, alguien me la había cosido con varios puntos.

    -¿Dios, acaso me dio una golpiza?-

Me levante con mas cuidado y baje de la cama. Mire a mi alrededor y note que sobre el escritorio se encontraba mi ropa cuidadosamente doblada, me acerque y la tome para ponérmela. Al mirarla note porque me la habían quitado…

    -Un momento… ¿EL ME DESVISTIO!-

    Pues no creo que haya nadie mas aquí…

La ropa estaba casi cubierta en su totalidad de sangre y llena de agujeros, no me la podía poner. A mis espaldas se encontraba la salida a quien sabe donde. Me acerque, tome el pomo de la puerta con temor a lo que me iba a encontrar cuanto la abriera. Me atreví y asome la cabeza para mirar a ambos lados. A mi derecha un pasillo largo que conducía a la amplia habitación del ventanal., a mi izquierda inmediatamente una pared.

Camine a lo largo del pasillo. Tenia realmente mucho miedo, el hombre ya había matado a varios doctores, policías y civiles, incluyendo tal vez a mi novio¿Por que no habría de matarme? A mi, una simple muchacha sin fuerzas algunas para defenderse y ensima con tremendas heridas en todo el cuerpo.

Al llegar al final mire hacia ambos lados, y al no ver a nadie me deslice por el borde de una pared que conducía a las escaleras para salir, o por lo menos lo intente. Caminaba pausadamente, intentando que cada paso fuera lo mas silenciosamente posible. Dos pasos, ya casi llegaba a la escalera, pensaba en correr a la primera estación de policía a buscar a Edgar y a denunciar a ese maniático.

    -Fue eso un chirrido…-

Lentamente me gire a la derecha cerrando los ojos fuertemente, rogando que no fuera el. Respiraba tan agitadamente que lo mas seguro era que ya me hubiera escuchado. Abrí los ojos y… solté un suspiro de alivio. No había nada, así que seguí el camino un poco mas segura.

    -Solo un poco mas…-

Mi mano ya se posaba sobre la baranda cuando un pesadísimo objeto me golpeo la espalda arrojándome hacia los escalones solo para inmediatamente jalarme por la cintura. El dolor de las heridas y la fuerza con la que fui golpeada me hicieron marearme a tal punto que estuve a punto de perder el conocimiento de nuevo. En un momento estaba en la escalera y al otro estaba frente a frente con el Doc.

  -¿No creías que escaparías tan fácilmente, verdad?- Pregunto con una mueca de maldad pura.

  -Suélteme…- Le dije con un gran esfuerzo.- Por favor…- Le suplique llorando de dolor.

Me miro sin gesto alguno y me soltó desde la altura donde me sostenía. Caí de bruces golpeándome de nuevo las rodillas. Respiraba con dificultad, pero reuní todas mis energías para poder ponerme de pie.

  -Usted…- Le dije minándole con rencor, acercándome con pasos torpes a el- …No tenia derecho a… hacernos….esto…- No pude terminar la oración, no podía con mi propio cuerpo. A unos pasos de llegar a el mis rodillas no pudieron mas, el, me tomo por la cintura para no dejarme caer. Apenas podía abrir los ojos, pero a pesar de mi debilidad, pude percibir su aroma, sentir su calor y sus grandes manos abrazándome por la espalda y la cintura. Una de ellas subió hasta mi cabeza, empujándola y colocándola sobre su pecho.

  -Esto no debió suceder…- Me susurro acariciandome el sucio cabello.- Tu deberías estar muerta, pero ahora, aunque te recuperes, no podré dejarte ir. Tal vez seria mejor para ti dejar de existir.-

Mis lagrimas resbalaban sobre mis mejillas y caían sobre la gabardina dejando pequeñas manchas húmedas; temblaba incontrolablemente, no sabia si era por miedo o por rabia, tal vez ambas. Respire hondo. Trate de tranquilizarme, no podía arriesgarme a que volviera a golpearme, mi cuerpo no lo soportaría. Aunque me recuperara, no me dejaría salir, yo supuse que eso significaba que el me seguiria curando, pero que no me dejaría salir mas de aquella bodega. Era una esperanza, podía vivir, ya vería después como escapar.

Subí lentamente mi brazo derecho, y con temor lo abrase por el cuello.

  -Gracias…- Le susurre. Le agradecía por dejarme vivir, por darme una oportunidad, porque a pesar de ser un criminal había sido piadoso.

No respondió, suavemente me cargo en sus propios brazos y se dejo llevar por los tentáculos a la habitación donde había dormido. Me recostó con mucha suavidad haciendo a un lado las sabanas descendidas. Se hecho para atrás y me recorrió con la mirada de los pies a la cabeza. Sus tentáculos se elevaron y parecieron hacer lo mismo que el. Se acerco a mi rostro, directamente sentí su aliento sobre mis mejillas.

  -Pero que pequeña tan débil tenemos aquí…- Susurro.

Lo mire con desden.

  -Lo único que necesitas es descansar, tus heridas ya han sido curadas…- Me miro fijamente a los ojos- Quizás… no sea de caballeros dejar morir a una bella dama…-

  -Quizás sea mas de caballeros no ponerle una mano ensima a la bella dama…-Susurre

La expresión de su rostro cambio, me dirijio una sonrisa de ironia y salio de la habitación cerrando la puerta al salir completamente.

    -Estoy segura que estuvo a punto de contestarme…-

    ¿Y eso te hace feliz?

    -A decir verdad… No lo se… tengo mucho miedo no se de lo que pueda ser capaz este hombre…-

    Bueno, tal vez si fueras un poco mas amable con el...

    -¿Amable¿Consideras que después de haberme casi asesinado a golpes debería ser amable con el¡¿No quieres que me enamore de el!

    Tranquila, no exageres las cosas. Es obvio que no tienes tan buen gusto...

    -¡Ah, por favor…!-

    Quizás deberías dormir un poco mas…

Cuando me quede dormida, rojos rayos de sol vespertino aun entraban por la ventana. Tuve un sueño muy extraño: Era de noche, la luna brillaba muy tenue y yo veia, en la punta de un edificio, la silueta de un hombre, "Noctia…", me llamaba una voz. No sabia que significaba, solo sabia que al despertar, un gran sentimiento de tristeza se quedaba en mi.