No sé si afortunada o desafortunadamente no son míos.
Y tampoco sé de donde salió esto, ni siquiera me gustaba el pairing, tristemente amo esta cosa.
Se cae el cielo
Lentos pasos resonaron en el Templo de Virgo. Su ocupante, que meditaba inmóvil sobre la fría flor de loto, pareció no escucharlos. Se detuvieron frente a él.
Esperó.
Nada.
"¿Puedo ayudarte en algo, Aioria?" El caballero de la Virgen podía sentir las verdes orbitas mirándolo fijamente.
"¿Ya vas a acabar?" preguntó el león con impaciencia.
"Llevas toda la mañana así"
"¿Tu punto?"
"Estoy aburrido"
"Yo estoy ocupado". Hizo todo lo posible para evitar sonreír; prácticamente veía el ceño fruncido de su compañero. El caballero de Leo no era un hombre que supiera esperar.
"¿Y siempre tienes que meditar tanto?" preguntó con brusquedad.
"Sí"
Normalmente Aioria regresaría a su casa en este punto, pero esta vez subió a los pétreos pétalos, se sentó a su espalda y echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en su hombro.
"¿Y qué pasa si no meditas?"
"Se cae el cielo" contestó el rubio con absoluta seriedad.
"¿Hasta las nubes?"
"Todas"
"¿Y los pájaros?"
"Como moscas" El santo de Virgo permitió a una sonrisa llegar a sus labios.
"¿Y supongo que no hay nada que pueda hacer para que lo dejes?"
"Nada"
La noche cayó sobre el Santuario de la Diosa Atena. Aioria removió su cabeza contra la almohada. "Shaka?"
"Mmh?" fue la respuesta desde su nuca.
"El cielo se va a caer" dijo Leo orgulloso.
Virgo apretó sus brazos alrededor del otro. "Cállate".
