Frío y Calor

Capítulo 14: "¡Nunca más! ¡Nunca más! ¿Los errores se comenten una sola vez?"

Kilia miró estupefacta, el cuerpo de Hao brilló por momentos en un rojizo muy intenso y luego cayó como inerte contra el suelo, de manera brusca. Segundos después, ya estaban Loreto y los demás a su lado. La primera observando impasible al shaman que continuaba sin moverse, parecía incluso muerto y la sola idea la aterraba. Pero ella... ella debía comprender, que su destino no estaba junto a Hao, que sus razas eran distintas, y también así sus esencias.

- No entiendo por qué pasa esto cuando ustedes están juntos - se preguntó en voz alta Yoh mirando el rostro aterrado de la muchacha.

- Señorita Kilia, ¿usted no les ha contado nada a sus amigos? - preguntó Loreto con claras intenciones de sacar todos sus secretos a la luz.

- ¡no! ¡Déjeme! ¡Déjenme todos en paz! - gritó con descontrol repentino y salió corriendo del salón de entrenamientos, se metió en la pensión y rápidamente se encerró en su cuarto, sabiendo perfectamente que el cuarto que solía compartir con Pilika estaba ocupado...

Las lágrimas, para entonces, ya habían empapado sus mejillas y eran ríos cristalinos corriendo por ellas con la libertad de palomas blancas, quizás no tan blancas... quizás negras, y de ojos tenebrosamente rojos.

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Len sintió que parte de su ser se le estaba siendo arrancado, suspiró mientras apoyaba ambas manos contra la pared recargando la mayor parte de su peso en sus brazos, tensando de sobremanera sus músculos bien formados. Miró hacia el piso asimilando todo lo ocurrido en fracciones de segundos. Luego volteó a ver a Pilika que estaba apoyada sobre el muro paralelo y le miraba con una ternura que era capaz de arrancarle llantos.

- ¿Porqué? - preguntó secamente - Pensé que después de lo que sentimos y lo que luchamos para por fin confesarlo las cosas serían distintas.

- Yo también, pero tu... no confías en mi y eso vuelve todo el amor que siento por ti en algo muy inseguro... no... me sería difícil estar contigo de esa manera, ¿puedes comprenderme?

- Eso intento.

Ella se puso de pie y se acercó a él, quien inmediatamente retrocedió. ¿Qué pretendía? ¡¡NO!! Al parecer, la ainu le había usado, sí para protegerse del recuerdo de Liserg, para encontrar un sostén a sus debilidades, le había usado para amar, y ahora le pedía tiempo. ¿porqué? ¡Qué débil se sentía! ¿Y qué nombre le ponía todo eso su corazón? Despecho. Sí, era despecho, llanto, tristeza, dolor, mucho dolor que se agazapaba en su alma protegiendo todo con un manto de frialdad.

- De acuerdo - dijo por fin estoicamente eludiendo nuevamente el cuerpo de Pilika que intentaba tomar su mano - pero no vuelvas... nunca, a acercarte a mí, jamás me harás pasar una humillación como esta. ¿Entiendes?

- ¿Qué? ¿Porqué me hablas así Len?

- ¡¿Quién piensas que soy?! NO soy uno de sus aldeanitos de porquería a quienes puedes seducir con tu carita de niña buena y luego dejarlos tirados como basura. Soy un Tao. Y merezco, ante todo, que me respetes por lo que soy. Ya no quiero saber nada de ti, pues me engañaste. Pretendiste amarme y ahora me dejas porque ya no te sirvo para tus propósitos, ya no puedo servirte de armadura contra los peligros que pretendes enfrentar, entre ellos... contra tu hermano. ¿Me has entendido bien niñita estúpida? No quiero saber nada de ti... nunca más.

Las palabras, simplemente, no salieron de los labios de la peliazulada. Se movió con cautela, herida en lo más profundo de su ser y salió corriendo del cuarto, mientras derramaba todas las lágrimas que había acumulado a lo largo de la conversación. De pronto, ella había sentido una aura maligna rodeando a Tao, pero era, en definitiva, su imaginación. Quizás el haber abandonado el entrenamiento como shaman la estaba afectado. Pero ella, entonces, creía que Len sería su shaman, su protector. De cierta manera, ella confiaba en el chino ante todo.

Corrió de manera brutal hacia las escaleras y la bajó a tropezones encontrándose frente a Anna. La Itako la miró estupefacta por segundos cuando se lanzó a sus brazos sin dejar de llorar, desesperadamente con la pasión de un corazón roto por otro, de manera violenta y destructiva.

- Le odio... Odio a Len Tao... ¡¡no quiero saber nunca más de él!!

- "Perdóname Pilika..." - pensó Len entre las sombras del pasillo que conducía a las diferentes habitaciones. Algo se disipó a sus espaldas y el aura rojiza que había tenido hacia minutos desapareció por completo, perdiendo todo su brillo. Entonces se dio vuelva comprendiendo todo lo que había sucedido con Pilika, las lágrimas acudieron a sus ojos pero jamás las dejó caer - "No puede ser... yo... ella... Finalmente arruiné todo con Pilika, lo sabía, tarde o temprano esto pasaría. Pero esa esencia que sentí, fue muy fuerte y a la vez tan oscura como la fue la de Hao en algún momento. Es necesario que se lo comente a Loreto"

Entonces, la extraña señorita de años y años de edad, entró en la sala acompañada de Hao y de Yoh, también Horo Horo. Tamao, sin embargo, había decidido preparar algo caliente, debido a que aún estaba nevando y comenzar, entre todos, en cuanto Liserg y Erika llegaran, una charla exhaustiva.

Pilika, al verse rodeada se sentó callada en el sillón junto a Anna pero para Horo no pasó desapercibida esa cara triste, ese rostro apagado y pálidos, sus ojos estaban rodeados de surcos negros.

- ¿Qué te pasó hermana? - preguntó evidentemente preocupado.

-... -

- Te estoy hablando, ¡Contéstame!

- No molestes hermano, no tengo ganas de aguantarte - contestó seca, sorprendiendo a todos.

¿Qué le pasaba? ¿qué le sucedía a su hermana? Ese monstruo seco y frío que estaba allí no era la niña cálida que había cuidado con adoración desde muy pequeño, desde que su padre se lo había encargado. No era la razón de ser de su espíritu y con ello, el hilo que movía cada uno de sus sentimientos y ataba las partes de su corazón. Claro que Tamao también tenía un poco que ver en eso, aunque no quisiese, todabía, admitirlo.

- Joven Horo, será mejor que deje a la señorita Pilika, ella no va a contestarle nada, espere a que se calme - habló una voz a su oído y volteó a encontrarse con esos hermosos ojos que tanto amaba.

- Tienes razón - dijo muy bajito - no le diré nada.

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Erika se puso de pie, por suerte sus sentidos como Shaman no le fallaban y soltando ávidamente la bolsa con las compras se lanzó a un costado, evitando que el auto le arrollara. Pero Liserg... él no se había movido hasta ella. Recién cuando tocó el afalto con dureza corrió a saberla bien, con temor palpitando en esos ojitos verdes que la habían enamorado hace tiempo.

- Erika... tonta - la regañó - ¡¿Acaso querías matarte?!

- ¿Y qué te importa a ti si yo quería eso? - musitó extremadamente fría - Nunca pareció importate que yo sufriera un poquito. Así que no me digas nada, porque no servirá conmigo. Ingles...

Recogió la mayoría de las compras, las que servían para algo, y emprendió el regreso hacia la pensión; con Liserg comiendo sus pasos desde una distancia prudente. Erika era una muchacha a la que tenía que aprender a respetar, eso estaba claro, él la había conocido en sus peores momentos, cuando ella era mucho más seria y fría, cuando le importaba muy poco si a él le dolía algo, si a él le sucedía algo. Pero con el tiempo... esa coraza se fue disolviendo y quedando una Erika mucho más tratable. En definitiva, él la había visto cambiar, moldearse a los encuentros que tenía en la vida. Claro, que también había muchas cosas que no conocía de ella.

- ¡Jamás te perdonaré esto Liserg! - gritó de pronto señalándole acusadora - eres el segundo que me hace algo así... ¡¡Ya no más!! ¡¡Ya no más!! ¿Comprendes? No quiero que te me acerques, pues me has usado, para el propósito más bajo que un ser humano puede eligir seguir. Y especialmente conmigo... ¡¡Maldito seas!! ¡¡Te odio!! No quiero volver a verte nunca más. ¡¡TE ODIO!!

Un grito de frustración salió de sus labios y se alejó corriendo dejando a Liserg confundido, triste y lleno de sensaciones que se arremolinaban complicando cada uno de sus pensamientos. Suspiró ocultando sus ojos con sus cabellos y evitando decir algo más, aunque ella ya no le escuchase. ¿Cómo que el segundo? ¿Acaso alguien más...? Sacudió la cabeza, sintiendo una profunda rabia consumirse en su corazón. ¡Maldito el que se atrevió a lastimarla! ¡Maldito!! ¡¡Maldito como...!! ¡¡MALDITO COMO ÉL!!

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Len bajó con la cabeza gacha, pensando y pensando, pero sin poder saber exactamente que hacía. Todos estaban reunidos en la sala, Kilia aún no bajaba de su cuarto y Liserg junto con Erika parecían no haber llegado todavía. Se cruzó con los fríos ojos celestes de Pilika que parecían en lugar de un bello cielo despejado un témpano de hielo que flotaba por un mar prácticamente congelado. Se sentó junto a Yoh, Anna había dejado finalmente a la ainu junto a Horo, quien parecía no haberle podido sacar una palabra a su hermana. Los prometidos estaban juntos, con tantos conflictos, la boda se había pospuesto pero a ellos eso no les afectaba.

- Yoh... - susurró Anna para que sólo él la escuchase.

- ¿Qué pasa Annita? - dijo dejando escapar una risita suave.

- Todo irá bien, ¿verdad? ¿Nada de esto va a ser definitivo? - su voz era tan tersa que no parecía pertenecer a ella.

- Sí, te lo aseguro.

- ¿Cómo puedes?

- ¿Qué cosa?

- Eso... asegurármelo... ¿Cómo haces? Cuando yo, tengo tanto miedo que no puedo asegurar que estaré despierta hoy, y luego mañana.

- En realidad no puedo, sólo tengo fe porque yo lucharé, Annita. Nadie te hará daño, a ninguno, ¡seré tu protector!

Ella soltó una risa, que nadie vió.

- Gracias, Yoh.

La mano de la rubia se sentía cálida entre sus dedos, la apretó más fuerte, dándole toda su seguridad, asegurándole su amor eterno. Como cambiaban las cosas... quizás antes ella le habría golpeado por algo así, quizás no; pues con Anna las cosas no podían predecirse. Tampoco con sus amigos, todos estaban distanciados. Desde allí podía ver las miradas que se dedicaban Len y Pilika, miradas de amor, que en la lejanía se consumían en desdichadas. Pero ellos se amaban, y eso nada cambiaría.

Horo suspiró por cuarta vez mientras Tamao servía el te, para finalmente sentarse a su lado y dejar en el medio a Loreto quien comenzaría a hablar, los proyectos, los objetivos, los problemas, todo quedaría en claro, el pasado de cada uno, de ella incluso, de Hao, y de Kilia.

El aludido miró hacia arriba, esperando que la mujer de sus sueños bajara, ese roce...le había provocado una debilidad horrible, y como consecuencia tenía un terrible dolor de cabeza, como palpitaciones por toda ella que no se calmaban con nada. Loreto le advirtió que sería normal. Incluso se había desmayado. Vaya... eso jamás le había pasado.

Finalmente, la puerta se abrió y Erika entró como tifón en el cuarto.

- ¡NO! - gritó Yoh asustando a todos - ¡no ustedes también!

- ¿Qué? ¡¿Qué rayos te importa a ti?! - le aspetó la jovencita dejando las compras en la cocina y volviendo a sentarse junto a Tamao en el sillón, donde ya no cabía nadie.

El silencio volvió a ser interrumpido por Liserg que llegó después de todo, cabizbajo, saludó con un murmullo y se sentó junto a Tao. Ambos parecían almas en pena.... pero se lo merecía. ¿Quién diría que estarían sentados juntos? Pilika se asustó por un momento, esos ojos felinos miraron al shaman inglés con mucha rabia, y pareció que iba a golpearle. Si las miradas mataran, pensó Pilika suspirando y dejándose abrazar por su hermano. Su querido hermanito, siempre tan servicial, siempre tan dulce y atento con ella. Por eso le quería, por eso era su luz en el camino cuando lo necesitaba.

Aún así, ella necesitaba a Tao, para vivir... sin él, nada valía la pena.

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Kilia estaba frente a un espejo, observándose, con cierta incredulidad en esa mirada cristalina. Susurró algo y cerró los ojos, volvió a mirarse nuevamente. ¿Quién era ella? ¿Porqué era lo que era? Claro, lo sabía, lo sabía desde hacia años atrás y no quería, todabía, asumir algo tan obvio, incluso para ella.

Sus ojos se volvieron a abrir, sus ojos azulados y su cabello castaño claro contrastaban un poco con su presencia, parecía frágil y sin embargo en su interior dos esencias se colapsaban en eternas batallas. Una de ellas... era fuerte, poderosa, sedienta de guerra, tal vez de sangre, llena de conocimientos que llegaban como un preconsciente de manera brutal. Un ser, un demonio. Y la otra parte, era ella, la misma humana que amaba a Hao, que le quería como a un hombre, que no le importaba realmente si él era hombre, shaman, demonios, una maldad que había nacido de mucho rencor. Porque después de todo, alguna vez él le había comentado que ese Hao que ella veía ahí era el más puro producto de mucho rencor, mucho odio hacia los humanos que al verlo como shaman le temían, le tenían, ante todo, repulsión. Pues los shamanes, en parte, no dejaban a los espíritus descansar en paz. Eso no era justo para los humanos.

Suspiró por enésima vez mientras se contemplaba aún frente al espejo, ya estaba acostumbrándose a ello. "Cada suspiro representa un beso no dado" Su Hao inmediatamente se visualizó en su mente, como lo extrañaba, pero era cierto lo que Loreto le había dicho, su amor era prohibido. El equilibrio era importante y ellos estaban poniendo trabas en la base de él, pero ese beso... ¡¡Kami como le había gustado!! Sacudió la cabeza, su parte demonio le decía, le reclamaba a Hao, pues esta también lo amaba pero su parte humana, que era, dentro de todo, más consciente le explicaba como miles de veces lo había hecho Loreto, que si el bien y el mal se mezclaban las consecuencias serían graves.

Pero rayos... ella estaba enamorada de él. ¿Qué pasaba con eso? ¿Al diablo sus sentimientos? Quizás eso era lo que estaba tratando de decirle la mujer, la sabia mujer, debía reconocerlo.

Bien, era el momento, se alisó la ropa, secó algunas lágrimas resecas que manchaban su rostro y salió del cuarto, dispuesta... dispuesta a que se supiera todo de ella, a que los demás intentaran, en sueños siquiera, comprender lo que había sido su vida y en lo que se había convertido.

- Señorita Loreto... ¿Es conveniente aveces decir la verdad? - preguntó con inseguridad bajando las escaleras. Todos voltearon a verle, incluso Hao.

- Siempre es conveniente.

- Entonces creo que ha llegado el momento.

- Me parece bien. Todos, esta noche, quitaremos nuestras máscaras. Yo... especialmente, he de contarles toda la verdad.

Varios pensamientos se conectaron y se prepararon con los nervios a flor de piel, ya había llegado la hora de demostrar cuan valientes eran.

Fin del capítulo

Gomen Gomen, lo sé, tardé muchísimo y prácticamente me estoy durmiendo, creo que ya he babeado todo el teclado, pero verán... tengo muchísimo trabajo en la escuela, y es mi penúltimo año, por lo cual debo hacer mi mejor esfuerzo en algunas cátedras que luego me servirán de referencias para mis carreras universitarias. Ante todo esto, también tengo prácticas de Kung Fu, las cuales estoy descuidando un poco, lamentablemente. Y Además, soy parte de una asociación que ayudamos a la comunidad a base de proyectos comunitarios y solidarios. Se llama Interact y sería como una filial de una empresa mayor, para que comprendan. Es para chicos de 12 a 18, luego de esa edad se pasa a otra llamada Rotaract. Ambas son como "hijas" de Rotary International. No sé si les suena. Bien, a lo que iba, estoy ocupadísima y son ya las 11:14, sé que es temprano pero yo me levanto a las 4 o 5 de la mañana para repasar y estudiar un poco más. En pocas palabras, me estoy esforzando.
Aún así, quiero darles las gracias por todo su apoyo y contestaré los reviews como es debido:

Ikki'swife: como verás, finalmente se pelearon Len y Pilika pero lo siento, mi querida, no quiero que nadie interfiera, ya bastante problemas tienes. Y como ves... Len está muuuuy triste. Se me hace que alguna pelea brutal va a haber, y con Liserg precisamente, jejeje, es un adelanto. Ya verán en el próximo capi, ok? En fin, me alegro que te guste y muchas gracias por ese review tan lindo.

Annita Kyoyama: Ya pondré Tamao/Horo pero ya viste que en este cap. puse un poquito de YohXAnna, te lo dedico a ti, jejeje, porque me lo pediste y era hora de lo pusiera, ¿no crees? A propósito, si hay errores de ortografía o gramática disculpen todos, es el sueño. Bueno, Annita, te prometo más de las parejas antes mencionadas y espero que te siga gustando el fic. Besos.

Emi Tachibana: jejejej eres una loka cuñada, tu puedes eso ya lo sabes, tienes todo mi apoyo con tu fic y espero que sigas así de bonito, que a mí me encanta. En fin, me voy, gracias por el mensajito y todo lo que siempre te digo ya lo sabes, puede seguir adelante. UN GRAN BESO Te quiero muchiooo....

Kilia: juaz... mucho de tu Hao por hoy, ¿ne? En fin, este cap. totalmente dedicado a ti mi queridísima amiga. No te olvides de mis consejos, algo ya viste hoy, ne?

Keri01: ya leí algo de Shaman of Mitology, así que cuando pueda te dejo un mensajito y si para cuando lees esto ya lo deje, mejor todabía. Un beso enoorme.

C-erika: ya viste que cantidad de conflictos? En fin, lo sentimos taaanto Claudia, imposible despegarse de esta niña, jejeje, no importa, mi queridísima Eri-chan, ya verás que todo irá bien, y que las cosas, QUIZÁS se arreglen con Liserg. Muahahahahaha... un beso gigante, te kero mucho mi amigui.

Anna Azakura: Estoy viendo que a todos les gusta la relación Kilia y Hao, pero también me gustaría desarrollar más las otras, como la de Horo y Tamao que tengo media abandonada y la de YohXAnna que hace mucho que he dejado de lado. Sin contar la de Erika y Liserg que se está complicando. En fin, pondré mucho más y besos, pues me has dejado un lindo review.

AH sí. Antes que nada, graaaaacias a los que me mandaron una tarjetita para mi cumple, el 29 de Abril, entre ellos, tu mi querida, adorada y apreciadísima, más millones de adjetivos que puedas encontrar, Emi Tachibana. No he tenido el tiempo para encontrarte y decirte lo mucho que te quiero y darte las gracias por la postal que me ha hecho soltar lágrimas cada vez que la leo, jejeje. Tu cuentas conmigo sobre todo, y no dudes, que estoy, SIEMPRE. T.Q.M.

Ahora sí, me voy a dormir, besitos a todos y muy buenas noches, mañana tengo lección de Historia y prueba de música, ¿prentenden que estudie? Me toman medios masivos de comunicación y en Historia el proceso de construcción de lo que hoy llamamos Argentina. ¿Suena divertido? No lo es, en todo caso... un fiasco. Para contarles otro detallito, no aguanto que sea la hora de salir para encontrarme con el amor de mi vida e invitarlo al cine a ver Van Helsing. ¡¡¡Luego les cuento como me fue!!! Adoro esa peli... ¿Alguno la vio ya? Es divina, en fin, es hora de que me vaya...

Besos.

Los quiere Minna-san.

Sumire-chan

Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de