Frío y Calor
Capítulo 18: "Una puerta que se ha abierto"
- ¿Qué haces tu aquí? - preguntó Anna de lo más tranquila.
- ¡¡Tu desgraciado!! ¿Es que pretendes llevarte a mi hermana? - preguntó Horo frunciendo el ceño y cubriendo a Tamao con su cuerpo.
- Ja, Ja, Ja, ¿Todabía piensan que queremos matar a Atenea? Loreto, ¡Qué clase de cosas inventas! Sin duda el separarte de nosotros te ha vuelto tan estúpida como los humanos.
- ¡Más respeto Okobu!
- Jamás. No voy a respetar a una basura que se fue de nuestro grupo sólo para evitar mirar a uno de nosotros, no voy a respetar a una diosa que no merece estar en ese estrato, ya que ha mentido, ha engañado. ¡¡No voy a respetarte Loreto!!
- ¡¡Cállate!! - gritó Loreto asustada, tapándose los oídos. Anna la miró recelosa y Tamao se quiso acercar pero Horo la detuvo, escucharon movimientos en el piso de arriba, señal de que todos habían sentido la presencia del Funahaki.
- ¡¿Qué me calle?! ¿Te asusta escuchar la verdad? ¿Le contaste a ellos lo que hiciste? ¿Lo que has estado negando?
- ¡Yo no estoy negando nada, sé perfectamente cuales son mis sentimientos!
- ¿De verdad Loreto? - habló una voz y la figura de Michiko apareció de las sobras, vestía igual que antes, su cabello castaño caía hacia un lado y esos ojos grises estaban fijos en la muchacha.
- No te atrevas... – murmuró la mencionada.
- ¡¡Deja de negar las cosas!! Acepta de una vez... nos tienes cansados. Has estado inventando mentiras de nosotros, sólo porque ya no estás en Funahaki, es hora de que admitas nuestras verdaderas intenciones.
- ¡Ya callate!! No quiero esucharte – bajó el tono de su voz – no... no quiero, dejenme en paz, estoy cansada de ustedes, dejen de perseguirme.
- Eres tu quien insistes en perseguirnos, Loreto – le contestó Okobu con voz áspera, se volvió hacia Horo – Ella les ha estado mintiendo, es su odio hacia nosotros el que ha hecho que les diga esas barabaridades de nosotros, después de todo, estamos del mismo lado... queremos proteger a Pilika, ¿no es así? ¿Y queremos vencer al mundo oscuro? Les repito, ustedes no podrán sin nosotros y nosotros... necesitaremos, lamentablemente, su ayuda.
Horo lo meditó unos segundos antes de hablar, miró a Anna quien estaba en sus mismas condiciones, miraba el suelo al parecer bastante confundida, intentando descifrar si las palabras del Funahaki eran ciertas. Pues lo parecían, sus ojos celestes estaban tan claros y demostraban tanta sinceridad que eran simplemente imposible no creerle.
- ¿de verdad no quieren llevarse a mi hermana? – preguntó ignorando la mirada de Loreto que contenía cierto reproche, ella la bajó inmediatamente y parecía estar sollozando. - ¿no van a hacerle daño?
- Claro que no, ya te lo he dicho.
- ¡¡¡HOROOO!!!
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Len estaba en el suelo, temblando y moviéndose como si algún extraño bicho le recorriera por dentro, sus ojos estaban fuertemente apretados y Pilika, que estaba a su lado, intentaba detenerle, pero sus movimientos eran muy bruscos. Ella tenía miedo, oh sí que lo tenía, el heredero de la familia Tao había perdido el conocimiento de un momento a otro y murmuraba cosas sin sentido.
La puerta del cuarto se abrió y Horo entró rápidamente, seguido de otras personas. Fue el momento para que Pilika se pusiera frente al cuerpo de Tao y lo protegiera de los Funahaki.
- hermana, ellos no van a hacerte nada, ni a ti ni a Len.
- que...
- Yo no dije nada de Len – murmuró Okobu.
- ¿Qué? Pensé que estabas de nuestro lado.
- de su lado no del lado de Tao. Pero bien, si él es parte de su vida dejaré rencores pasados, aunque no me pidan que cuando esto termine no intente cobrar venganza.
- ¿A qué te refieres? – preguntó Pilika agachándose hacia su novio - ¿Qué cosa tan mala te hizo Len para que ahora quieras lastimarlo? ¡Él jamás me ha hablado de ti! Incluso no te conoció cuando llegaste por primera vez, no entiendo.
- es parte de un pasado, mi querida Pilika, y no puedo contánterlo ahora que está el enfermo... seguramente está así porque está recordando.
- ¡Debes ayudarlo!
- No es mi problema – se dio media vuelta y salió del cuarto. Loreto que estaba allí también, aún cabizbaja salió tras él.
Pilika sintió varias punzadas en su pecho, miró a la muchacha que pertenecía al mismo extraño grupo. Michiko se acercó a Len, acarició sus cabellos violetas y pensó detenidamente lo que estaba a punto de hacer, y al instante en que observó los ojos temerosos y llorosos de la norteña supo que estaba en lo correcto.
La tomó de la mano con delicadeza, perdiendo quizás toda la rudeza con que la habían conocido, los demás habían llegado justo entonces. Yoh, a pesar de estar medio dormido, se acercó a Michiko y la tomó de un hombro, uniéndose a una experiencia maravillosa, luego la funahaki tocó la frente de Tao con dos dedos.
Y vieron muchas cosas. Pilika se encontró repentinamente en un campo muy hermoso, donde la naturaleza brillaba con toda su magia, había árboles grandes y bellos, flores por doquier, y animales también. Pajaros que cantaban y volaban muy alto por encima de ellos. Estaban frente a un río de aguas claras que corría rápidamente. Y se escuchaban voces.
- Siempre seremos amigos, ¿verdad Adonis, Claudius? – dijo una jovencita de largos cabellos celestes sentada a la sombra de un manzano, su mirada celeste estaba posada en dos jóvenes, uno de cabellos violetas con un extraño peinado y otro de ojos celestes y cabello blanquecino atado en una cola de caballo baja a la altura de la nuca. Ambos la miraban con infinita ternura, era más que visible que la amaban profundamente.
Entonces, Pilika escuchó su voz y se vió a sí misma hablando con Okobu... y con Len Tao.
- Pero Atenea, ¿no te aburrirás del siempre? – le preguntó Okobu sonriendo - ¿Cómo vas a hacer toda la eternidad para estar junto a Adonis?
- ¡Claudius!
- Clauidus, no seas cruel con él... yo lo quiero mucho, igual que a ti – ella les sonrió.
El paisaje se volvió muy turbio y de repente, ellos se encontraban en un campo más horrorozo, la oscuridad envolvía todo y frente a ellos Len y Okobu estaban enfrentados, ambos ensangrentados y sosteniendo a duras penas espadas en las manos. Atenea estaba sentada mirando absorta el combate, sollozando descontroladamente pero su mirada parecía perdida. Había un sujeto más allí, un hombre de cabellos negros largos y mirada roja. Se trataba de Hao. Pero no era el mismo que ellos conocían, no sólo no llevaba aretes y su ropa típica, si no que su propia mirada era más maligna, una sonrisa curvaba sus labios y se deleitaba oliendo el olor a sangre.
- Ese es el lado maligno de Hao – explicó Michiko con una voz muy suave – es el lado que estuvo dormido en Hao luego del combate de Shamanes, que se quedo allí esperando salir en cualquier momento, dominar su parte buena y hacerle cometer fechorías, como acabar con los humanos.
- era el lado que controlaba antes a Hao – murmuró Yoh a su lado.
- Así es. El mismo lado que se liberó cuando Hao se enamoró de Kilia, entonces... de alguna forma pudo cometer fechorías por sí mismo, apoderarse de otros seres... como Len o el mismísimo Hao, o incluso Loreto. Se apoderaba generalmente de seres muy inestables. Es obvio que Len lo estaba, también Hao y Loreto lo ha estado desde que abandonó nuestro grupo.
- ¿Porqué lo hizo?
- Eso es otro tema. Ahora el lado maligno de Hao está suelto y tienen que vencerlo. Pero quizás no todos puedan hacerlo. En este momento, son Okobu y Len quienes se están peleando por el amor de Atenea, y fue el espíritu maligno de Hao quien sembró la discordia entre ellos. Así es como se mataron entre ellos, pero gracias a los Dioses volvieron a reencarnar... Pero escúchame bien Pilika, ni ellos ni tu volverán a hacerlo, por más que estén atados entre sí. Deben disfrutar esta vida.
- Pero y Hao...
- Deberemos vencerlo, eso es lo principal. Por lo menos, ahora Len sabe todo su pasado y tu también.
- Dime, Michiko, en ese tiempo, ¿A quién amaba yo?
- ¿tu a quién crees?
- Creo que siempre he amado a Len Tao, desde antes...
- Eso está muy bien, no lo olvides porque puede servirte de mucho. Yo no se que pasará, pero espero que las cosas se resuelvan.
Y repentinamente, se encontraban ya en el cuarto de Tao. Pilika abrazó el cuerpo del muchacho con firmeza y ternura. Ahora él dormía tranquilamente y eso calmaba sus nervios, pero no le impedía cuestionarse cómo si eran tan amigos habían permitido que un demonio los separara. Y también le llegó la duda si era su culpa. Ellos se habían peleado por ella, ¡maldición! Acarició los cabellos de su Len, su Adonis, como lo amaba, ahora entendia porque era tan intenso ese sentimiento, venía de tiempos remotos, eso era hermoso. Su Len era hermoso.
- Te amo.
- Yo también Pilika – murmuró él en sueños y ella sonrió.
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- ¿Porqué tuviste que hacerme esto?
- Yo no te hice nada. Tu quedaste rencorosa por lo de Ichitaka. Lo lastimaste, te lastimaste y huiste como una cobarde.
- ¡¡No es asi!! Tu no entiendes, piensa que estaba bien, él se había convertido en una de las personas más importantes de mi vida y de pronto yo me sentía segura de todo, de mis sentimientos, de los lados malignos, pero a él se le ocurrió la idea de que me amaba. ¡¡Y cambió todo!! Y él... él... – comenzó a sollozar – él significaba tanto para mi, pero no estaba segura de corresponderle, y tuve miedo... entonces yo no entendía nada de los sentimientos, por eso... huí... Sí, como una cobarde.
Cayó de rodillas sollozando y entonces Okobu se sintió mal por ella, porque después de todo siempre la había querido como una hermana, al igual que a Chihiro y Michiko. E Ichitaka era su mejor amigo, el sujeto que se había convertido en un cubo de hielo desde que Loreto lo había rechazado silenciosamente. La abrazó, porque la sintió frágil e indenfensa.
Entonces, todos los que estaban mirando la escena se sorprendieron, ninguno pensó que ella podía tener un pasado así. De la nada, una figura apareció.
- Ichitaka – murmuró Loreto separándose de Okobu. Se puso de pie y buscó entre las sombras, de pronto se encontró con unos ojos violetas que miraban tristes la escena, que parecían cubiertos de una sombra sobrenatural – No eres tu mi amigo Ichitaka. Has cambiado y soy la culpable. Y lo siento mucho. – las lágrimas comenzaron a fluir nuevamente – Nunca quise dañarte, ni hacer que te convirtieras en esto, porque yo amaba al viejo Ichitaka, y no me dí cuenta a tiempo... perdóname... yo... no debí huir... ¡¡fui tan cobarde!!
- Ese Ichitaka aún no ha desaparecido – murmuró el joven con una voz muy hermosa y melodiosa – siempre ha estado, mi querida Loreto.
- Pero...
- Y aún te ama. Pero si tu no le amas, creo que sería lo mismo que si no volviera a aparecer.
- Yo te amo, te amo a ti Ichitaka.
Él la abrazó repentinamente, y ella escondió su cabeza en su cuello, y todos se sintieron inmensamente felices, por ellos, por supuesto, pero también porque una extraña energía los invadió. Era como si se sintiera la paz.
Horo Horo miró a su hermana que miraba la escena con infinita ternura y le pareció que nunca había visto esa mirada en ella.
- Hermana, ¿qué tienes?
- Es que... ¿no sientes? Ellos irradian mucha felicidad y amor, tienen una energía muy envidiable pero también extremadamente complaciente. – de pronto su cara se contrajo en una mueca – hay algo malo, hermano, tengo... te-tengo miedo.
- ¡¿Qué pasa?!
Loreto soltó rápido a Ichitaka y él la cubrió porque sabía perfectamente que había algo extraño. Len, que por fin se había despertado apareció en las escaleras y miró a su alrededor, todos estaban medianamente alterados. Pilika se sostenía el pecho mientras las punzadas de dolor aumentaban.
- La puerta del mal – murmuró en una voz que temblaba, pero que todos escucharon perfectamente – está abierta y... duele.
Len la miró con horror y ella cayó desvanecida. Él y Okobu corrieron a su lado y se miraron con recelo, era más que obvio que los resentimientos del pasado estaban presentes. Okobu la soltó suavemente, sabía que ella amaba a Len pero no podía dejar de pensar que él podría haber luchado por ella.
De pronto se escuchó una explosión y no tuvieron tiempo para cubrirse, porque de pronto quedaron sepultados...
Fin del capítulo 18Jejejeje es un capítulo corto, simplemente para dar una introducción a lo que se viene, ya que necesitábamos saber el pasado de Okobu, Len y Pilika, pero también el de Loreto que seguramente ya se esperaba. Pero más que nada necesitábamos saber que la puerta del mal está abierta (me suena a Harry potter, jajajajajaja) y que hay cosas malas que les esperan. Ya empezamos con los quilombos, jajajajajaja.
Megumi-Sk: al fin pude actualizar, perdón por la tardanza pero espero que igual te haya gustado el capi.
c-erika: ya veremos que pasa con Hao, en este cap. No apareció pero ya aclaré que fue solo una introducción, por eso obviamente ha estado mucho más flojo que otros capítulos. Pero que bueno que te haya gustado el lemon.
Hades: al final me presionas para que suba el cap. Pero no me dices tu idea, aunque veremos si es la misma que tegno yo, porque tengo una idea super enooorme. Nos vemos Haíto.
TsukiPiliAthy: Aay amigui querida, tantos comentarios tuyos, jajaja, bueno lo del lemon sips, va a haber. Y sin duda que voy a continuar este fic y amar es, espero que te gusten ambos capis, y luego me dices, amiga de argentina. Nos vemos, besos.
Kilia: puee que haya Lemon más explícito, pero por ahí con el rango de este fic no da, aunque voy a pensarlo, porque si lo aclaro no pasa nada. Besos. Pobrechita tu con fiebre, que te mejores, seguramente para cuando leas esto si.
Sis234: como que me odias??? Yo me apuro, pero me aclaras eso.
Maty: jajajaja, sigueme molestando, no hay problema, nos vemos, y espero que te gusten los caps.
Eso es todo amigos, los dejo.
Besos Minna-san!!
Sumire-chan
