Notas de la autora: Les advertí que regresaría... ¡Y aquí toy!. Quiero agradecer a las personas que dejaron comentarios: Mi sister, Juny, Jakito Yui y Sakuri-chan. Muchas gracias!. Ustedes evitaron que me cortara los dedos (síp, tengo varias personalidades y una de ellas es maíaco depresiva -.-U). Los demás son unos malditos bastardos... pero igual los quieroooo!. (Que no me bombardeen o me amenacen de muerte o cosas así O.O)
¡Perdón Juny, a parte de lenta, soy olvidadiza!. Ya sé Juny, soy una hija de put... sé que lo estás pensando ahora mismo... T.T Muchas gracias por tu apoyo.
Nadesiko: ¡Tres hurras para Juny!.
crí, crí... crí, crí
Crillos cantando.
Los G Boys están tirados por es suelo, rascándose, bostezando, durmiendo... Ni se inmutan ante las palabras de Nadesiko.
Nadesiko: T.T nadie me respeta. (Saca uno de esos látigos a lo sado-masoquista de quién sabe donde y lo agita amenazadoramente frente a los G-bishonen boys.) Probemos de nuevo ��. He dicho tres hurras para la sensei reverencia Juny Tao... ¡Ahora, mierda!.
G boys: O.O ¡Hurra¡Hurra¡Hurra!.
Declaimer: GW no me pertenece (pero lo hará tan pronto conquiste el mundo...). Je, je. Mi psicóloga dice que sufro de complejo Napoleónico.
La Hermanan de Heero
By: Nadesiko Takase
Capítulo tres:
¡Sorpresa!
Si bien la armonía reinaba en la casa la mayor parte del tiempo, ahora atravesaban por una temporada muy difícil; una temporada que todos los inquilinos sabían que llegaba cada cierto tiempo, si bien muy esporádicamente. Era una temporada odiada y temida por todos, y deseaban que pasara lo mas pronto posible para así retornar a la normalidad. La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo... Sí, todos odiaban esa temporada: La temporada en que Quatre y Towa tienen su pelea anual.
Como nunca discutían y se llevaban de maravillas, la única pelea que tienen al año es muy grande. Y sí, es solamente una vez al año, el resto del tiempo todo era color de rosas. La razón prefiero dejar a su imaginación... n.n
Los demás miembros de la casa hacían lo posible para pasar la mayor parte del tiempo afuera. Wufei (que últimamente ya casi no aparecía), ahora solo venía cada tres días a buscar ropa y algunas cosas, alegando tener "demasiado trabajo". Duo trataba de enganchar la salida del trabajo con alguna farra, así no tenía que aparecer en la casa hasta que todos estaban dormidos. Llegaba borracho o se dormía en la puerta del trabajo para no llegar tarde (muy responsable). Quatre se la pasaba en la oficina y llegaba tarde. Heero se encerraba en su cuarto, así de paso evitaba a su hermana, con la cual tampoco hablaba mucho en los últimos días después de la conversación que tuvieron.
Las cosas siguieron así unos días, hasta que Towa ya no lo aguantó y viajó a visitar a su hermana para quedarse con ella unas semanas. Quatre quedó muy triste porque no pudieron arreglar sus diferencias antes de que se marchara, y era muy difícil extrañarlo y estar enojado con él al mismo tiempo.
Ya era muy de noche y a Nijan se le hacía tarde para ir a su nuevo empleo. Era nueva y además estaba por terminar de reunir todo el dinero de Heero, así que no podía darse el lujo de que la despidieran (de nuevo). Preparó sus cosas y revisó por última vez su maquillaje en el espejo y salió.
Llegó al bar justo a tiempo. Un hombre de mediana edad con prominente nariz y vestido con una camisa negra brillante desabotonada hasta la mitad del pecho velludo, con unas gruesas cadenas de oro en el cuello la esperaba impaciente en el callejón, parado en la puerta trasera de servicio del bar.
¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento!. – se disculpó sin detenerse a hablar más. Cruzó corriendo frente a él y entró al local. No había mucha gente aún porque era temprano, pero su turno ya había empezado y no había nadie que la pudiese cubrir.
¡Qué tan difícil es llegar a hora, maldita sea!. – le ladró furioso su jefe, mientras ella entraba al vestidor a cambiarse. - ¡Una sola vez no llegaste a tiempo desde que te contraté!. ¡Con un demonio!. ¡No es como si tuvieses hijos como las demás para atender!.
Ya, ya, ya Tony. Eres un escandaloso. – sentenció impertinente. Sabía que su jefe ladraba pero no mordía. – Ya estoy lista¿ves?. A parte de mis llegadas tardías, debes admitir que soy tu mejor empleada... Deberías nombrarme empleada del mes... – añadió saliendo al salón, que era una gran habitación poco iluminada en donde ya habían algunas personas.
¡Te nombraré desempleada del mes si no pones tu vago trasero irresponsable a trabajar ahora mismo!. ¡Muévete!.
"Gruñón", pensó con fastidio mientras le dirigía una magnífica sonrisa a uno de los clientes del bar. Eso ayudaba a ganar grandes propinas. Se apoyó en la barra con expresión pensativa mientras miraba a algunos beber y conversar con la música de fondo en ese bar de mal gusto. "Me pregunto si Heero sigue enojado conmigo. Tal vez si hago las paces me deje quedarme a vivir con él y los chicos...", pensó algo esperanzada. "Baa, lo dudo. De todos modos, ya es hora de dejarlo hacer su vida, y para eso, debo irme lo más lejos posible, así no me sentiré impulsada a correr a buscarlo cada vez que me meto en problemas", soltó un suspiro. "Duo..."
¡PERO QUE DEMO...! – bramó Tony al verla en la barra sin hacer nada. – ¡No te pago para suspirar como perro abandonado!. ¡Pon tu trasero a trabajar, mujer!.
Despertó al sentir los rayos del sol sobre su rostro y sin abrir los ojos, extendió los brazos para abrazarse al cuerpo que yacía a su lado, pero al abrirlos comprobó que Sally no estaba. Miró el reloj en la mesa de cabecera, eran las seis. Seguramente ya se había levantado a preparase para el trabajo. Se levantó y tomó una ducha. Salía del baño con los pantalones ya puestos, cuando vio a Sally acostada en la cama nuevamente. Eso no era propio de ella.
Se deslizó a su lado y acercó los labios a su oído para despertarla con suavidad.
Despierta perezosa. – y luego cubrió su rostro de besos. La mujer abrió sus hermosos ojos claros con pereza y lo miró con una media sonrisa.
Mi amor, creo que no iré al trabajo hoy. – le avisó con voz apenas audible.
¿Por qué no?. ¿Finalmente las largas noches de trabajo te están rindiendo cuentas?. – Sally sonrió. Al chico chino le encantaba sentirse como todo un macho, una bestia incansable en la cama, y ella no tenía problemas de alimentar su ego ocasionalmente.
Si... estoy exhausta. – replicó, fingiendo más debilidad de la que sentía. Wufei sonrió por la actuación de su compañera.
Mirándola bien, en realidad lucía algo pálida y ojerosa. Pero aún así le parecía hermosa.
¿Quieres que te traiga algo?. ¿Ya desayunaste?.
No, no tengo hambre.
¿Te traigo algo a la vuelta del trabajo?.
No, si me siento mejor, mas tarde iré a trabajar. No te preocupes, estaré bien.
Esa era otra cosa que le gustaba de Wufei. Por ser el hombre, siempre se preocupaba por su bienestar y que no le faltara nada. Se tomaba muy en serio su papel de macho.
Nos vemos mas tarde entonces. – le dijo. Le dio un beso en la frente de despedida, tomó algo de comer en la marcha y se fue para el trabajo.
(N/A: No sé ustedes, pero ese lado tierno de Wuwu me está poniendo libidinosa, jooo, joo 0. Fanáticas de Wufei, escríbanme para comentar lo sexy que es el chico chino hemorragia nasal)
El rubio árabe ya no soportaba estar así. Ya habían pasado dos semanas desde que Trowa se había marchado y no se comunicaron en ningún momento. Su¡ejem, "amistad" por el chico de ojos de cristales de esmeralda finalmente pudo más que su orgullo, así que lo contactó. Un poco nervioso al principio, pero al ver esa imagen en la pantalla, esos ojos tan verdes, su corazón saltó de alegría. Trowa, normalmente serio, no pudo evitar una sincera sonrisa al verlo.
Quería ver como estabas... – dijo con un hilo de voz Quatre, viendo la forma de abordar el tema.
Todo está bien por aquí. Me hacía falta venir a ver a todos. Este lugar y esta gente me trae muchos recuerdos¿sabes?. – su voz era seria, lo que desanimó un poco a Quatre, que esperaba un poco más de emoción.
Seguramente seguía enojado con él. Trató de no mostrar su desilusión, así que continuó con una sonrisa:
¿Y cómo está Catherin?.
Ah, ella está muy bien. Tan celosa como siempre... apenas me deja salir. ¿Cómo está todo all�?. – fue el turno de Trowa de preguntar.
Muy bien, muy bien. Igual que siempre.
¿Y la empresa?.
Todo bien también. - hubo un prolongado silencio incómodo, muy raro entre ellos.
Para ellos habían silencios, pero nunca eran incómodos. Había tanta confianza y comodidad que disfrutaban de la presencia mutua sin tener que necesariamente hablar.
Emm... los demás te mandan saludos. – mintió Quatre, para romper el silencio. Los demás ni habían notado que Trowa se había ido ñ.ñ
Ah.
Y dicen que te extrañan. – mintió de nuevo. Trowa se percató de lo que Quatre estaba haciendo.
Ah... – asintió lentamente. - Diles que yo también los extraño...- comenzó a entrar en el juego de su koi (se dice así?)
Quieren saber cuando volverás.
No lo sé.
Dicen que ya te quieren ver.
Diles que yo también.
Quieren que regreses pronto. – hubo un breve silencio que a Quatre le pareció eterno. Tal vez lo estaba presionando demasiado, no quería alejarlo aún más.
Diles que solo me lo pidan y lo haré.
... – Quatre calló, inseguro del pasó que debía tomar.
Trowa guardó silencio unos instantes mientras una idea se formaba en su cabeza, y le pareció perfecta.
Tengo una idea. – anunció finalmente el malabarista. - ¿Por qué no vienes tú aquí conmigo?. Te caerían bien unas vacaciones, tomar un descanso de la empresa, tus hermanas y todo lo demás.
¿Quién te dijo que necesito descansar de mis hermanas?. – le preguntó riendo. La verdad era que a veces, quince mujeres a tu alrededor hablando, dando órdenes, quejándose o riendo podía ser muy abrumador. Sin mencionar a los cincuenta sobrinos...
¡Vamos!. Podríamos pasar tiempo solos... Si Catherin nos deja ��. Ver los atardeceres, dormir bajo las estrellas...
. ¡Suena magnífico!. – exclamó el árabe, que le encantaba la Tierra y la naturaleza. Trowa siguió citando actividades:
Ver a las aves, visitar el bosque de noche... Te dejaré acariciar a mi león.
O.o ¡Acepto!.
(N/A: O.O Yo también quiero!) (N/T: No, tu no. A ti no te dejo . )
Y así un horney Quatre emprendió viaje a la Tierra para visitar a su amigo Trowa.
Duo permanecía sentado, con los pies sobre el mostrador y el kepi cubriéndole el rostro. Los clientes que entraban a la tienda de videos pensaban que estaba dormido. Se sentía tan aburrido que le daba sueño. Como Quatre había viajado hacía ya algunos días, también en la casa se aburría, ya que Wufei nunca estaba, Heero siempre estaba metido en su computadora con un programa y Nijan salía al trabajo antes que él llegara.
Estaba considerando seriamente unirse a los Preventors (aunque nadie lo había invitado, y Wufei amenazaba con sacarlo a patadas). Para alguien que había luchado en el espacio y sido piloto de uno de los mejores mobil suits que existieron, ese trabajo realmente apestaba a aburrimiento. La única razón por la que lo tomó en primer lugar, era porque le dejaban ver las películas que quisiera.
Disculpa, flojo. – dijo una voz femenina que se le hacía muy familiar. Duo levantó los ojos violetas.
(N/A: Creo que el color de ojos de Duito sigue en debate¿no?. Yo juro que son azules ñ.ñ)(Fanáticas indignadas lanzan granadas a la escritora despistada)
– Vengo a devolver estas películas.
¡Sally!. Luces tan bella como siempre. – alabó Duo. Le pareció un poco raro que estuviese vestida con una gabardina y llevase unos lentes oscuros, ya que no hacía frío y tampoco había sol. Pero despistado como era, no le dio importancia. - ¿Y el amigo Wu?. ¿Oye, no deberías estar en el trabajo?. Wu me dijo que no te sentías muy bien últimamente, pero yo te veo radiante. – comenzó a hablar sin parar, tomando los discos que le pasaba la rubia. Se detuvo en seco cuando vio el nombre de las películas.
Sonrisa estilo Grinch que se robó la Navidad
Sally pasó saliva con dificultad, sintiéndose extrañamente perturbada por la inquietante sonrisa de Duo.
– "Rápidos y Calientes", "Mi Pobre Diablilla 2". – comenzó a leer en voz alta los títulos. Sally se había puesto roja y le ordenaba que se callara mientras escondía el rostro con su gabardina. – "�¡Blancanieves y los siete Gigantes!" – exclamó asombrado al leer ese título. - ¡Sally, debería darte vergüenza. ¡Pervertiste un cuento de hadas!. ¡Rayos, nunca más veré Cenicienta de la misma manera!. Ya sé por qué Wufei anda cojeando, pecadora. – le sermoneó, entrecerrando los recelo. – Eres... Eres... – se inclinó hacia ella con una sonrisa de seductor. – Eres una sexy maniática sexual¿no?. ¿Querrías ir a tomar un trago conmigo?. Conozco un buen club sadomasoquista no muy lejos de aquí.
Sally estaba roja hasta las orejas. Primero por la vergüenza, pero después por la rabia. ¡Mataría a ese baka trenzado!. Pero lo haría cuando no se sintiera tan mal, en ese momento tenía nauseas, y vomitó en los zapatos de Duo en venganza.
0o0
Como ese día Sally no había ido a la oficina por tercera vez esa semana, Wufei fue a visitarla a su departamento al salir del trabajo con una botella de vino y una caja de chocolates. También le llevaba algunas cosas de la farmacia que le había pedido.
Sally no se había sentido bien últimamente, él pensaba que era la gripe (N/A: Hombres, viven en las nubes. ¡La sorpresa que se va a llevar!), por esa razón no se habían visto mucho, solo cuando él le llevaba algunas cosas a su departamento por las tardes. Ella insistía que prefería estar sola, así que Wufei volvía a su casa y no la veía hasta la tarde siguiente.
Cuando llegó al departamento de Sally, la encontró en la cocina, rodeada de batidos, gaseosas, galletitas y un frasco de pepinos. O.o
¡Hola mi amor!. – saludó ella muy alegre, sonriendo entre bocado y bocado al verlo entrar a la cocina. Aparentemente se sentía mejor, lo que le alegró.
�¡Sally, te comiste todo eso!. – al ver la cantidad de cosas que la rodeaban. Eso era inusual en ella, que era muy sistemática.
Err... Y sí... Bueno... – contestó algo apenada, pero sin disminuir el ritmo.
¡Pero vas a engordar!.
Sally dejó de sonreír y soltó lo que estaba comiendo. Wufei la miró con atención cuando bajó la cabeza y al poco tiempo, comenzó a escuchar que lloraba.
¡Eres muy malo, Wufei!. – le gritó antes de levantarse y correr al baño.
O.O ¿Y qué le pasa ahora?. – se preguntó, sin tener la más pálida idea.
Sally estaba actuando demasiado raro. Faltaba al trabajo, esos atracones de comida, usaba vestidos (aunque muy sexys, vestidos al fin y al cabo) y por último, esos ataques de histeria. ¡Ella nunca lloraba!. Actuaba... actuaba... bueno¡como una onna!.
(N/A: Creo que Wuwu se perdió las clases de educación sexual. ..��)
Sin estar muy seguro de qué hacer, pues no estaba acostumbrado a lidiar con los sentimientos de las personas ni con los suyos propios, el joven chino se acercó a la puerta del baño con inseguridad y dio unos suaves golpecitos.
Err... ¿Sally?. ¿Estás bien?. – "Maldición, seguro que los medicamentos que toma le están afectando el cerebro".
¡Sí, vete!. – le gritó llorosa desde dentro del baño.
Ahora sí que Wufei no entendía nada. Si estaba bien¿por qué lloraba?. "Grrr... ¡No entiendo a esta onna, me está volviendo loco!", pensó para sus adentros. Pero no quería dejar a Sally así.
¿Me dirás que te pasa?
¡NO!. ¡Vete!. Eres un salvaje.
¡Oye, qué te pasa!. – replicó ofuscado. - ¡Abre la puerta, rayos!.
¡Vete al diablo!. – le gritó.
Wufei se puso de todos los colores. Ya estaba comenzando a perder la paciencia. Pero decidió hacer un último intento... Tal vez si le hablaba con ternura ella le diría lo que le pasaba. Hizo un gran esfuerzo para calmarse y tomó aire:
Sallyyyy... No me gusta verte así, me haces sentir mal. Dime que puedo hacer para que te sientas mejor... – "Creo que esto está bien, con eso se calmará", pensó. La verdad no tenía idea como ser tierno, así que tan solo dijo lo que sentía, por más cursi que sonara.
Tu no me quieres, solo te interesa follar. – replicó ella mas calmada luego de un breve silencio.
El chino se llevó las manos a la cabeza y se retorció en silencio, gritando por dentro. ¿Por qué rayos estaba tan rara?. ¿Qué quería que hiciera?.
Pensó rápido en algo para decirle.
¡Claro que no!. Qué cosas dices. ¿Por qué no sales para que podamos hablar mejor?. – propuso tratando de sonar calmado.
NO
Te traje una caja de chocolates...
Hubo un breve silencio y luego se abrió la puerta mostrando a una Sally sonriente.
Wufei: .
Err... – le pasó la caja de chocolates con manos temblorosas, haciendo un esfuerzo por aparentar tranquilo. No quería que se encerrara de nuevo. ¡Todo eso lo estaba volviendo loco!. ¡No entendía nada!.
La observó sentada en la cama, tragando muy feliz los chocolates mientras tarareando una canción. Todo eso desconcertó aún más al chico. ¿Cómo un momento lloraba y al siguiente estaba como si nada?. Wufei entrecerró los ojos con sospecha. "¡INJUSTICIA!. Esta onna me está manipulando..."
¿Me dirás ahora que te pasa?. – apremió, acercando una silla para sentarse frente a ella. Sally seguía sonriendo mientras comía. Parecía feliz por algo mas a parte de los chocolates.
No
Hazlo...
No
Vamos...
¡Primero dime que me amas!.
�¡Aaaarg!. – gritó Wufei llevándose ambas manos a la cabeza, perdiendo la paciencia.
¡Hazlo! ��
�¡Salyyyyyy! – protestó, pero al ver como sus ojos azules se aguaban de nuevo y el puchero que hacía, hizo un tremendo esfuerzo por sacar esas palabras de su pecho, aunque le causara mucha pena.
Yo... te... te... – la mujer se cruzó de brazos y lo miró ceñuda. – Está bien. TE AMO¿contenta?. No me hagas decirlo de nuevo.
¡Ohhh!. ¡La declaración que toda mujer sueña!. – exclamó con sarcasmo. – Me siento taaaan afortunada, espera a que se lo cuente a las chicas. "Te amo¿contenta?". – citó imitando la dura manera de hablar de Wufei, que estaba comenzado a sulfurarse.
El color rojo se le subió hasta las orejas.
¡No hagas que me retracte, mujer! ��. – siseó entre dientes con una vena latiéndole en la frente. Sally bajó los hombros y lo miró a los ojos ya más seria. – Ahora dime qué rayos te pasa. ¿Te estás volviendo loca o qué?.
Sally sonrió.
No me estoy volviendo loca, Wu-chan. ¡Estoy embarazada!. Te convertiré en el padre más gruñón de las colonias.
La quijada del chino llegó hasta el suelo al oír esas palabras. No podía creer lo que acabó de escuchar. ¿Sería padre?. ¡Pero si ni estaba casado!. Si su abuela pudiese verlo, lo mataría. ¡Había deshonrado horriblemente a la mujer que más amaba!.
Oye, Wufei... – lo llamó Sally al ver que no reaccionaba. - ¿Entendiste lo que te dije?. ¡Oye!.
¿Uh?. ¡Sí, sí!. Claro que te oí. – replicó sin salir de su estupor.
Mil cosas cruzaban por su mente... ¡Tendría un heredero!. Pero no podía nacer bastardo, debían casarse lo antes posible, pero estaba seguro que Sally no aceptaría hacerlo solo por el embarazo.
¿Entonces?. ¡Di algo, maldición!. – exigió comenzándose a afectar por la frialdad con la que tomó la noticia. – Me estás haciendo sentir mal. ¿Es que no estás contento de que vayamos a tener un hijo?.
Sally trató de no molestarse. La actitud de Wufei la estaba hiriendo. Vio como el chico se puso lentamente de pie, creyendo que era para marcharse. Pero se equivocó, porque él la alzó en sus brazos .
¡Voy a tener un hijo!. Esto tenemos que contarlo a todo el mundo. ¡Salgamos a festejar esta noche, solos nosotros dos!
¿Estás contento?. – le preguntó ella, cuando él dejó de darle vueltas por todo el cuarto.
¡Claro que sí!. ¡Voy a tener un hijo!. Con razón estabas tan loca. ¿Cuántos meses tienes?. – interrogó, mirándola de pies a cabeza. -¿Cuatro?.
Tres semanas. – contestó indignada, apretando los dientes. - ¿Qué?. �¿Acaso me puse gorda demasiado pronto!. ¡Tranquilo, siempre me puedes cambiar por la primera turra que se te cruce!. No te basta con haberme embarazado, ahora también quieres que esté hermosa los 365 días del año¿no?. – comenzó a reprocharle. Wufei no pudo más que reír ante el ataque de histeria de su futura esposa. - ¿De qué demonios te ríes?.
Te amo, Sally Po, aunque seas una histérica. – le dijo, dejándola de una pieza. Se inclinó hacia ella y la besó profundamente en los labios.
¿Por qué no comenzamos a festejar ahora?. – propuso ella , empujándolo a la cama, dejándose llevar por el frenesí que le provocaban sus besos.
Usted manda.
Continuará... (están advertidos)
Notas de la autora (otra vez): Aunque sean malitos/as y no me dejen comentarios ni invitaciones a tríos, yo sé que están leyendo esto... T.T ¿verdad?.
En el próximo capítulo habrá una gran sorpresa cuando Duo decide dar a Wufei una despedida de soltero/cumpleaños (ya van a entender de lo que hablo... muajajaja)... bailarinas exóticas, alcohol y una GRAN SORPRESA espera en el Capítulo Cinco: The Bom-Bom Room
