NdYune-ô: Wolas! Me presento: soy Yune-ô y este es mi debut como escritora de fanfics de Rurouni Kenshin (Si el título solo fuera "Rurouni" yo sería aún más feliz -..-U) y nuevamente estoy nerviosa, aunque sinceramente no creo que el fic sea un éxito, principalmente porque mi anterior fic fue un fracaso (ya había un fic con la misma historia T..T), pero no me desanimo y espero que les guste a los poquitos que lean este fic y dejen reviews, ¡y por ellos daré mi máximo! (oh, qué emotivo XD).

Ah, y por cierto, odio el título que le di a esta fanfic (demasiado cursi para mi gusto), pero es todo lo que se me ocurrió en el momento XDDD.

Disclamer: Nooo, ninguno de estos personajes me pertenece (por mucho que quisiera -menos a uno- T.T), son todos de Nobuhiro-sensei n..n y yo soy solo una patuda que los ocupa por diversión XD.

Misión 1: "Mirada de Battousai"

-¿Cómo vas?

-Bastante bien, Tsubame-san. He descubierto ya tres datos acerca de ellos en los útimos 7 días.

Las dos chicas miraban fijamente la pantalla del computador. Habían estado así toda la noche, ya que desde hacía años que buscaban algo sobre Accross o Virus, pero por primera vez habían encontrado datos sobre ellos. Muy triviales, eso sí. La euforia de ambas era notoria en sus expresiones, aún por solo ese pequeño logro. Tsubame, como detective profesional que era, apreciaba cualquier dato que pudiera llevarla hacia esos grupos de asesinos. Nada se sabía de ellos, y todo aquel que había intentado investigar había sido muerto en manos de ellos, por lo que estaban conscientes de lo delicado de la operación.

-Eres muy hábil para tener 16 años, Kaoru-chan.

-Jajaja, no tiene que decírmelo, detective. Después le enviaré los datos a sus archivos, así que debe estarme esperando- dijo Kaoru, mientras le colocaba "imprimir" a los archivos, y esperaba que terminara el proceso.

-Sí, sí, ya lo sé. Siempre tan modesta.

De pronto, la pantalla se nubló, y mensajes de alerta por contaminación y expiación al computador de Kaoru comenzaron a mostrarse. Kaoru y Tsubame se miraron con espanto. Habían sido descubiertas, y sin pensarlo dos veces ambas chicas corrieron lejos de allí, pues la velocidad de la banda de asesinos para encontrar a sus rastreadores era impresionante, y era cuestión de minutos en que estuvieran allí. Gracias a Dios era un computador (de los tantos) de la compañía de hoteles de su padre, por lo que no podrían averiguar sus domicilios ni nada personal, de momento.

-

La gente se detenía a mirar al joven pelirrojo caminar por las calles, quien se dirigía a una empresa de ordenadores con paso lento y mirada fija. Sus cabellos rojos eran escondidos por un sombrero de color negro, al igual que toda su vestimenta. No era muy alto ni de aspecto demasiado masculino, pero la mirada violeta de sus ojos infundía curiosidad a cualquiera. Llevaba el rostro cubierto por una bufanda, y una capa larga escondía su espalda.

El pelirrojo asesino se iba acercando hacia el lugar que su jefe le había predestinado para recibir las órdenes y datos de la nueva misión. En su mente solo cabía la urgencia de que el trabajo terminara pronto, pues últimamente había estado muy solicitado. Al parecer su asesinato anterior al emperador de China y los increíbles obstáculos que superó sin dificultad le dieron una gran fama entre la mafia y gentes poderosas. Él no estaba demasiado asegurado de que merecía el título de Hitokiri Battousai, nombre que le había dado la gente y policías al no saber su nombre, y no le emocionaba en lo más mínimo las alabanzas de sus superiores, pues esto no era algo que hiciera por gusto, sino por deber.

Parecía ser que su misión esta vez tenía que ver con el asesinato de una niña, pero no estaba seguro, y francamente no le hacía mucha gracia la idea, pero ya estaba acostumbrado. Una cabeza más, una cabeza menos (fuera de la edad que fuera), para él era lo mismo. Su corazón frío no hacía escrúpulos ante nada.

Caminaba dirigiéndose al ascensor, hacia un cuarto de administración computacional, donde nadie nunca sospecharía que un asesinato estaba siendo planeado. Cuando la puerta del ascensor fue abierta, la persona que iba adentro sacó a el asesino de sus pensamientos.

Y se quedó mirando a aquella persona mientras la puerta se iba cerrando.

-¿Va a entrar o no? -Dijo Kaoru, deteniendo la puerta con las manos, extrañada.

-Oh, lo siento. Me distraje.

-No es nada. ¿Va a subir?

-Sí, gracias.

Kaoru se extrañó aún más. ¿"Gracias"? Que ella supiera no había hecho nada, ni se le había pasado por la mente hacerlo, y cuando se volteó para mirar a los ojos al desconocido y alzar una ceja en señal de burla, notó cómo el rostro descubierto del hombre y su mirada violeta contemplaban la suya. El pelo del extraño cayó libremente hacia su espalda, ya liberado del sombrero que lo aprisionaba, y dejaba ver su particular longitud y color. Kaoru se asombró.

Y presionó el bendito botón, sin dejar de mirar el tono violeta de los ojos del extraño.

Al igual que Kaoru, el asesino no despegaba la vista de la azul mirada infantil de la chica a su lado. No debía tener más de 16 años, llevaba una carpeta roja apretada al pecho y su estatura solo era un poco más baja que la suya. Sus largos cabellos negros eran tomados por una coleta, que la hacía lucir más infantil. Le parecía extraño que alguien le llamara la atención, normalmente nunca se fijaba en nada ni nadie ajeno a sus misiones por reglas de trabajo... sin embargo, ¿qué tenía ella?

-Ehmm... ¿Usted trabaja aquí? -Logró articular Kaoru, sonrojada ante la incómoda y extraña situación. Esta vez, por fin desde hace bastante, sonreía.

-Eeeh... No, solo vengo a retirar unos papeles de un amigo. ¿Y tú? No es común ver pequeñas por aquí.

Kaoru, molesta ante ese comentario, fingió una sonrisa, y solo dijo parte de la verdad.

-¿Yo? Yo vengo porque mi padre me encargó que no me quedara en su edificio, y como mi amiga Okita trabaja aquí, no pensé en algo más entretenido, porque mi casa siempre está vacía...

-Si, sé a qué te refieres.

-¿No está casado?

-Claro que no. Mi trabajo no me lo permite.

-¿Cuál es su trabajo?

"Rayos, si seré tonto", se dijo y se maldijo a sí mismo por mencionar su profesión. Qué descuido más estúpido, algo le estaba haciendo balbucear. Además, estaba contradiciendo las reglas, no le era permitido hablar con nadie... por suerte, había llegado a su piso, y debía despedirse de la pequeña y su intrigante mirada, que le hacía sentir extraño.

-Este es mi piso. Gusto en conocerte.

-Ah, igualmente. Por cierto, me llamo Kaoru. ¿Y usted?

-Ken... Shinta. Mi nombre es Shinta.

-Bien, ¡espero volver a verle pronto, Shinta-san!

Él hizo un gesto con la mano y dio una sonrisa a la joven, para su propia sorpresa. No sabía que podía mover sus músculos faciales de esa forma. "Qué extraña mirada la suya" se dijo, mientas se cubría nuevamente el rostro y, cuando el ascensor estaba ya cerrado, volvió a acomodarse el sombrero, para no delatar su llamativa cabellera.

-

-Hasta que llegas, Hitokiri Battousai...

-Por favor, no me llame así. No quiero que alguien le oiga.

-Jajajaja, no seas tan delicado. Toma, aquí tienes los datos de tu nuevo blanco. Sale el nombre, su domicilio, edad y familia, además de algunas fotos. Creo que con eso será suficiente.

Kenshin Himura cambió su expresión característica de calma por una de asombro. Su blanco era ella, la niña del ascensor. Su nombre era Kaoru Kamiya, hija del gran multimillonario dueño de las empresas de hoteles Kamiyasou. ¿Quién diría que estaría sola en un lugar público como este? A Kenshin realmente le produjo una extraña sensación saber que tenía que matarla. Los ojos azules de la chica aún no desaparecían de su mente. No podía creer que debía quitarle la vida a la única persona que logró que intercambiara palabras con alguien normal.

-¿Puedo preguntar por qué debo matar a una niña?

-No, no puedes. Limítate a hacer tu trabajo- Dijo su superior, extrañado ante la primera objeción del asesino hacia una misión.

-Usted tampoco lo sabe, ¿o si?

-Detalles. En todo caso, esto no es ni de tu incumbencia ni de la mía, así que debemos guardar silencio y obedecer.

-... Sí señor.

-

Tres pisos más arriba, Kaoru Kamiya conversaba con su mejor amiga Okita de muchas cosas. Aún cuando Okita la superaba en edad por casi 6 años, siempre se habían llevado muy bien por la simpatía y... ¿madurez? de la pequeña Kaoru, quien le estaba comentando de un apuesto y extraño joven de cabellos rojos y mirada violeta de más o menos 28 años, que había conocido en el ascensor.

La verdad era que Kaoru había ido hasta ahí para encontrarse con Tsubame, quien la estaba esperando en el último piso, para entregarle los datos de las bandas asesinas. Habían pasado ya varios días desde lo del computador, y cuando se aseguraron de que las cosas se habían tranquilizado decidieron reunirse después del encuentro con Okita, cuando terminara de despistar a los presentes en el lugar y burlar a Sanosuke, su guardaespaldas, además de los posibles espías. Por esto, debían ser muy cautelosas.

Sanosuke Sagara, el alto y robusto joven de 18 años que era su guardaespaldas, la escuchaba y reía. Siempre había querido a esa niña como si fuera su hermana, le gustaba hacerla enojar a cada momento y nunca le había apartado los ojos de encima, a excepción de hace unos minutos, debido a que Kaoru se había ido sin avisarle. Por esto estaba algo molesto, sin embargo ante el carisma de Kaoru no podía evitar sonreírle y bromear con ella a pesar de todo.

-Bien, debo ir al baño. Sanosuke, por favor no me acompañes ahí también, jeje - Bromeó Kaoru.

-¡Como si quisiera ver eso!

-¡Bleeeeh no lo niegues! Jajajaja

Kaoru se disponía a subir al último piso. Había sido más fácil de lo que esperaba y sonreía victoriosa, hasta que Tsubame apareció en su piso, agitada y con una mirada de pánico.

-¿Tsubame-san?

-¡Kaoru, aléjate de aquí, pronto!

-¿Eeh? ¿Y porqu...

Un estruendo de vidrios rotos se sintió, interrumpiendo a Kaoru.

Un hombre de capa larga negra, cara cubierta y un sombrero también negro que escondía casi toda su cabellera entró rompiendo las ventanas, trepando sin problemas los tres pisos que separaban su antigua posición de la actual. Era Battousai, a quien le habían mandado a hacer un gran alboroto, para que la prensa se aglomerara ahí y Kamiya supiera quiénes eran.

Sanosuke se puso al frente de Kaoru, al notar que el misterioso hombre se acercaba a ella, pero Battousai sacó una espada de improvisto, y aún con el conocimiento de Sanosuke en todo lo que era lucha cuerpo a cuerpo, de un solo movimiento lo dejó a varios metros de distancia, con una herida en el hombro que no paraba de esparcir el rojo líquido tibio por el piso, y que parecía no detenerse en fluir. Battousai actuaba por inercia, la fuerza de la costumbre le decía qué hacer.

-¡Sanosuke...! ¿...Quién demonios eres tú, maldito entrometido?

Dijo Kaoru, apuntando hacia Battousai, y le seguía gritando maldiciones, hasta que sintió un metal frío en su cuello, y un brazo que aprisionaba su cintura que la hizo callar abruptamente. "Voy a morir", pensó. "Espero que Tsubame-san logre escapar..."

Pero Battousai no se movía.

Y Kaoru, que mantenía los ojos cerrados por el espanto, los abrió lentamente, y se encontró con la misma mirada violeta de aquel misterioso joven que había visto en el ascensor. Su miedo se disipó en cierta medida, y al calmarse, aunque extrañada, exclamó:

-¿Shi... Shinta-san?

Kenshin reaccionó ante esa voz serena, su mirada se relajó lentamente y vio cómo los ojos azules de la jovencita Kaoru lo observaban llenos de incertidumbre y decepción. También vio su espada presionada en el cuello de ella, que le estaba dejando una ligera herida. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué vacilaba en cortar ese frágil y delgado cuello, si le resultaba tan fácil? Algo le decía que debía detenerse... ¿Pero qué? ¿Sería esa mirada? ¿Por qué no quería que ella dejara de fijar esa mirada en él?

Un nuevo individuo apareció en la habitación. Estaba disfrazado de trabajador de la empresa, y acercándose a Kenshin y Kaoru, su rostro reflejó claramente una expresión determinada a cometer más de un crimen.

Kenshin se volteó hacia Enishi Yukihiro, su rival en muchos aspectos desde siempre, y pensó en la joven que tenía frente suyo.

Un nuevo vidrio se rompió.

Y Kenshin llevaba a Kaoru en sus brazos, cuando saltó por la ventana.

-

NdYune-ô: Neeee! Este ha sido el primer capítulo, ojalá no me haya quedado tan mal, en verdad espero que les guste. Estoy practicando mi redacción romántica (por que en ese ámbito apesto, no soy romántica en lo absoluto -.- ), así que estoy escribiendo varias cosas en ése género, pero como lo mío es y será la acción, habrá de ambas cosas a igual medida (para todos los gustos), así que por mucho amor no faltará la acción ni por mucha acción el amor, no teman y no lo duden ;).

Ah, y para los que no saben, Hitokiri Battousai es la expresión original para lo que en la versión en castellano se llamó "Battousai el Destajador" o en España "Battousai el Carnicero" (Me quedo con la versión latina, sí señor). Y les bajé la edad a Kaoru-chan por que... por algo que se sabrá después XD, espero no les moleste :P Y sí, una de las bandas asesinas se llama "Accross", un guiño para los fans de Excel Saga como yo XDD.

Eso es todo, ¡Porfis, porfis, déjenme reviews! Quiero saber si debo continuar n..n.

::Yune-ô:: (YUNE-guió ) ··· ( no me acepta los singnos U..U

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