NdYune-o: Owww, sorry la demora, mi musa estaba en coma . Antes que nada aclarar que no tengo nada en contra de Tomoe, así que no crean eso ni se ofendan si leen algo medio rarito, pero era sólo para que el hilo argumental se desarrollara bien, sólamente por eso, en serio... Otra cosa, en esta misión Kao y Ken no aparecerán directamente, pero en la próxima se adentrará de nuevo la trama en torno a ellos, así que no se preocupen los que los seguían n.n .
Misión 5: "Precio de vida"
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-Fue una estúpida idea el haber tomado lo que no era suyo, Tsubame-san
"¡Dios, voy a morir!"-pensó ella, y se tensó aún más cuando el joven se acercó a ella con la espada pequeña en la mano.
-Será mejor que no haga ruido, o mi espada tendrá aún menos piedad.
El joven rápidamente tomó el pelo de la chica y lo tironeó hacia atrás para descubrir su cuello. El corazón de Tsubame estaba a punto de salirse. "¡¡Te... tengo... que pensar en algo o moriré!!"
-¡Espera por favor! ¡No lo hagas! ¡Pu... puedo explicarlo!
-Hehehe, lo lamento, Tsubame-san, pero usted ya sabe quién soy y todos sabemos que la que estuvo espiando los archivos de la Across fue usted y esa chica Kamiya...
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Sanjou Tsubame sintió el sudor frío bajar por su rostro y arrastrarse hasta sus tensos hombros, que reflejaban el gran nerviosismo que concebía. Se puso de pie e intento calcular la situación. El anciano estaba ahí, tan solo, tan débil, era sólo cuestión de determinación y un mínimo de esfuerzo para terminar, pero... estaba nerviosa. ¿Cómo no estarlo? La pequeña espada que sus manos portaban fue presionada aún más por los dedos de la joven. Sabía que de todas formas tendría que hacerlo, pero en su interior se cuestionaba si podría.
Yahiko la miraba expectante, aguardando a que la chica por fin decidiera llevar a cabo el acto, ya que era necesario verla haciéndolo para que las cosas quedaran claras y él pudiera dictar su sentencia. Sonrió. Sabía que no lo haría. Para alguien como ella era un hecho obvio el que sería incapaz hacerlo. Tan solo mirar el temblor de las manos de Tsubame se dio cuenta de esto...
Entonces, la chica se movió. Yahiko se sorprendió de esto, se acomodó para observar detenidamente el actuar de ella, y se mantuvo alerta por si la joven detective tenía pensado escapar.
Sin embargo, ella en vez de escapar se irguió determinada a efectuar el mandato. Su rostro reflejó seriedad detrás del nerviosismo, y luego de unos instantes partió a toda velocidad hacia el hombre vestido de harapos y sentado sobre periódicos en medio de un callejón sin salida. Estaba oscuro: nadie la vería, así que no había problema. Al llegar ante él, haciendo uso de las pequeñas clases de kendo y judo que su amiga Kaoru le había dado, tomó al hombre en un rápido movimiento que hasta ella desconocía de sí misma, y prosiguió a rebanar el cuello de éste, como si fuera mantequilla, con el arma que Yahiko le había dado. Sintió la sangre tibia salpicarle la cara, las manos y la ropa, mientras que veía con horror los gritos mudos de la víctima, aunque sólo por unos instantes, puesto que las lágrimas no tardaron en fluir de sus ojos, nublando la escena, y limpiaban la sangre que le había salpicado, de aquel hombre, mientras se arrastraban por sus mejillas.
La carne cortada del pobre vagabundo había sido palpada por los dedos de la joven detective, y temía no volver a poder olvidar el roce y la humedad de la sangre que la herida había dejado en ella. La pequeña espada se le escapó de las manos. Quedó de pie ante el cadáver sin poder cerrar los ojos, por los que brotaban sus numerosas lágrimas, ni una vez, mientras sus pies pisaban el mar de sangre. Un aplauso se sintió a unos metros de ella, pero aquello no la sacó de su ensimismamiento.
-Jajajaja. De verdad pensaba que no lo harías, bravo, Sanjou. Supongo que te subestimé, aunque aún tienes mucho que aprender. Si te costó tanto acabar con un vagabundo asqueroso, no sé cómo vas a aprender qué hacer con los peces gordos.
Yahiko se paró frente a ella y notó sus lágrimas. Volvió a escapársele una risa, y de manera muy brusca tomó la cara de la joven con su mano derecha, la cual se manchó con la sangre en el rostro de ella.
-Bienvenida a Across, Sanjou.
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Ella por fin llegó a su casa, y comenzó a pensar en las otras veces en que llegaba de su jornada, cansada, y su amado novio la venía a saludar. En esas ocasiones solo se recostaba en su cama luego de un relajante baño y conversaba con él acerca de muchas cosas. Siempre sentía la paz al llegar a su hogar, al estar con su pareja, su apoyo, el único que la comprendía, y recordaba el sentimiento de felicidad que su ser experimentaba al poner un pie en esa pequeña construcción que era su casa... sin embargo, en esta ocasión sólo eran pensamientos del pasado y recuerdos lejanos que a penas podía imaginar. En estos momentos lo único que podía sentir era el miedo y el asco por sí misma. Su mente aún no relacionaba lo que había hecho unos minutos antes, y el temblor de su cuerpo acrecentaba ante la presencia del joven asesino atrás suyo. La tenía amenazada, por lo que nada podía hacer. No había escapatoria alguna; sabía que ese hombre la seguiría a donde fuera, por lo que tendría que seguir con la farsa que había conseguido crear para salvar su vida.
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-¿Y como para qué nos puede servir una chiquilla como esa, Yahiko?
-Pues... no lo sé, comunicaciones con los medios, espionaje, burlas a la autoridad...
Hiko hizo una pausa por unos momentos. Podría ser que su hijo tuviera razón. De algo podría servirles esa chica. Siguió conversando con su hijo y discutieron los últimos detalles. Yahiko se encargaría de vigilarla día y noche para ver su comportamiento e intenciones ante lo propuesto. Él no estaba precisamente emocionado por eso, ya que tendría que llevarla a sus misiones y acompañarla en las suyas. La primera prueba sería ver si era capaz de asesinar a alguien...
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-Ne, Tsubame-chan, ¿cómo te fue? –Preguntó un joven de mediana estatura, cabello marrón y ojos celestes, mientras contemplaba a su novia, sin notar la expresión en su rostro ni al chico que aguardaba al borde de la puerta.
Tsubame no contestó y sólo se sentó en el sillón sin cambiar la expresión de horror y shock en su rostro. Tragó saliva. Debía aprender a sobrellevar esta situación. Si Seijuro Yahiko la veía tan conmocionada ante lo hecho, jamás se tragaría su mentira. Además, debía explicar de alguna forma a su novio el hecho de que el chico se quedaría en su casa de ahora en adelante. Apretó los ojos para llenarse de fuerza, y luego de unos momentos levantó la cara con una sonriente expresión, lo más natural que pudiera. Esto llamó grandemente la atención del asesino.
-Bastante bien, Yutaro-chan. Te presento a mi compañero de trabajo, Seijuro Yahiko-san, Es mi asistente, y ha tenido serios problemas familiares ahora último, por lo que quería saber si estás de acuerdo en que se quede por algún tiempo en la casa, por lo menos hasta que encuentre un lugar.
-Oh, está bien –Dijo el joven, sonriendo- Tenemos un cuarto demás, así que puedes quedarte cuanto quieras si tienes problemas. Mi nombre es Tsukayama Yutaro, mucho gusto.
Yahiko entró en la casa dispuesto a seguir el juego sin ningún pretexto. Le desagradaba el mandato puesto por su padre, pero qué podía hacer. Debía asegurarse a cada momento, y ya vería cómo deshacerse de ese tipejo patético, pues sería un estorbo para la vigilancia de la detective.
-Muchísimas gracias, Tsukayama-san, espero no ser una molestia.
-Oh, no, no es ninguna. Si usted es un amigo de Tsubame, también es uno mío.
Unas horas después de esto, Tsubame se había recostado en su cama, con su novio al lado. Ella solo miraba hacia abajo, con la congoja atorada en la garganta, la cual fue expresada en enormes gotones de lágrimas que fluían por sus ojos al recordar lo cerca que había estado de morir y lo que tuvo que hacer para estar aún ahí. Los recuerdos eran muy nítidos, y habían estado irrumpiendo en sus pensamientos todo el día:
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-¡Po... por eso te digo que tengo una explicación! ¿Qué más esperaba que hiciera para... intentar unírmeles?-Tsubame deseó con toda su alma haber inventado algo mejor, pero el temor no la dejaba pensar claramente.
-¿Y en serio crees que me tragaré esa? Seré menor que tú, pero tonto nunca he sido.
-¡Es... es en serio! ¿Por qué crees que investigaba sobre ustedes? Soy una detective, puedo ser muy útil espiando, ¿sabes? Además, también... -Sentía como le temblaba el cuerpo y sabía que estaba muerta si él no le creía, pero prosiguió-... también puedo defenderme a mí misma, no seré una inútil, ¡lo juro!
-¿...... y por qué deseas unirte a la Across...?
-Es cuestión de venganza, Seijuro-san- Contestó Tsubame sin pensarlo demasiado, pues en parte era cierto.
Yahiko vio los ojos de la chica y, aunque sabía que había una gran probabilidad de que estuviera mintiendo, tenía razón en ciertos aspectos: Al ser ella una detective podría serles útil para engañar a los medios e investigar, y si resultaba una traicionera o simplemente ya no les servía, pues era sólo cosa de matarla. Luego de unos minutos, la soltó y, sin quitarle la vista de encima, tomó el comunicador para hablar con Hiko, su padre.
-¿Padre?
-Oh, eres tú, Yahiko. ¿Ya terminaste?
-Padre, esta chica detective dice querer unirse a Across, para ser franco mucho no le creo, pero algo me dice que podemos utilizarla mientras nos sirva de algo...
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Tsubame apretó los ojos en su cama y dejó que las lágrimas siguieran fluyendo. Pensaba en el pobre vagabundo a quien había tenido que quitar la vida para salvar la suya, y se sintió una completa egoísta... pero afortunada. Apretó el cuerpo de su joven novio por unos instantes, y luego se volteó hacia la puerta, decidida a olvidar aunque fuera por esa noche lo ocurrido, pues mañana sería peor.
Sin embargo, al voltearse notó la presencia de un tercero en la habitación, y sus ojos se detuvieron al contemplar en la penumbra atenuada por la luz de la luna, a alguien sentado a lo indio al lado de la puerta, apoyado sobre una espada y con expresión fría y que parecía estar dispuesta a permanecer así toda la noche con tal de no sacar sus ojos de encima de ella.
Fue cuando se dio cuenta de que definitivamente ya nunca volvería a estar sola.
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El joven miraba a su hermana como sonámbulo, mientras sus ojos no reflejaban la mínima expresión. La música inundaba todo el cuarto y lo hacía perder toda posible oportunidad de recobrar su conciencia. La mujer soplaba con suavidad el instrumento, por el cual salían notas casi inaudibles, pero ensordecedoras para él. Luego de unos minutos, ella dejaba su gran flauta a un lado, y las notas eran reemplazadas por palabras acomodadas en una melancólica sinfonía producida por su melodiosa voz.
-Eni-kun... ven...
Enishi se levantó sin cambiar la expresión de su rostro, con la boca medio-abierta y los ojos perdidos. Caminó lentamente hacia su hermana, quien al llegar lo apoyó en su regazo, acariciando su espalda y su cabeza, mientras seguía hablándole en canciones, como si fuera una forma de comunicarse con él.
-¿Y qué hiciste hoy, Eni-kun? ¿Hiciste lo que te pedí?
-To...mo...e...
Tomoe Yukishiro le preguntaba sólo como una forma de auto-demostrarse su señorío ante aquel joven alto y fuerte que era su hermano, pues lo que él veía, ella lo veía también; lo que él pensaba, ella lo sabía; lo que él hacía, era lo que ella le decía. Ese era el hechizo de su flauta; herencia de la familia de sus padres, que era usada para controlar a los esclavos y criados del hogar, para asegurarse su fidelidad. ¿Que por qué la usaba contra su propio hermano? Pues por que sólo tenía efecto con los seres de un rango menor en cuanto a su relación con la dueña. En su caso, él era su hermano menor. Un ser inferior y totalmente controlable. Debió haber alguna vez un momento en que sintió compasión por ese joven, pero con el tiempo lo había olvidado y superado. Siempre la habían criado fría, mientras que su hermano era un sentimental. Ella era la más indicada, y se decía siempre que si no fuera por ella, Enishi sería una vergüenza para la familia.
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::DONG DONG DONG DONG::
El sonar de la pequeña campana puesta en el salón principal por generaciones, dio la señal de que pronto comenzaría la reunión en la gran mansión de la VIRUS.
Aoshi se levantó de su cama con cuidado, intentando no despertar a la pequeña chica de ojos esmeralda que dormía a su lado, con la gran trenza desordenada entre su pequeño y delgado cuerpo. Por unos momentos, Aoshi la culpó de la tortura que había estado viviendo la última hora y media, cuando ella había venido a contarle algo y en el intento se había dormido sobre él. Pero luego recordó que el único pervertido aquí era él, por que eran las seis de la tarde de un día agitado, y hasta él tenía sueño, no era de extrañar que su pequeña Misao también. Por esto, y en vista de que todos los demás miembros de la VIRUS ya se movilizaban hacia la gran y larga mesa en la que tomaban las decisiones, renunció a la idea de quedarse junto a su hermana, sintiendo su calor y su suave respirar sobre él hasta que ella despertara. Cuando por fin logró safarse del abrazo (que él creía involuntario) de su hermana, se puso de pie, decidido a despertarla cuando ese rubor desapareciera de la cara suya. No comprendía por qué, de todas las mujeres del planeta, él tenía que enamorarse de su hermana por parte de madre.
Un momento: ¿¿Enamorarse?? Nooo nononono, claro que no. Eso era sólo una infantil confusión de su sentimiento de hermano. Se dijo y repitió esto una y otra vez en su cabeza hasta convencerse de ello, aún sabiendo en su interior que no era cierto. De verdad la amaba, pero él nunca lo admitiría, y luego de repetirse ésto por lo menos unas cincuenta veces y notar que su rubor había desaparecido, se volteó con la intención de despertar a su hermana...
Sin embargo Misao estaba sentada en la cama, mirando con extrañeza al hombre frente suyo, quien había estado tapándose los oídos con las manos y murmurando algo incomprendible repetidamente, con los ojos cerrados.
-Ya... ¿ya despertaste?
Preguntó Aoshi, quien había vuelto a enrojecer violentamente al darse cuenta de que ella había estado mirándolo. ¿Y si había descubierto sus pensamientos? ¿Y si había escuchado lo que él decía acerca de ella? ¿Y de la "confusión" que sentía? No... no podría ser... si fuese así ella lo estaría mirando con horror, asco o espando, pero no con su usual e inocente carita llena de vida, que con esos ojos esmeraldas podía lograr calmar cualquiera de sus ataques de ira o tensar hasta el último de sus huesos.
-¿Despertar? ¿Acaso me que...dé... dor...?
Misao se interrumpió a sí misma al recordar que cuando venía a decirle algo a Aoshi, quien estaba leyendo en la cama, se había quedado dormida... junto a él... muy cerca de él... "¡¡Dios!!" Pensó, al instante en que su cara enrojeció y asimismo la de Aoshi, nuevamente. Ambos miraron a otro lado para no ser vistos, por lo que ninguno notó el rubor del otro, y la vergüenza mezclada con felicidad que estaban sintiendo sería un eterno secreto que las paredes guardarían.
-¡Lo... lo siento, Ao-chan, no era la intención! ¡yo sólo....!
Misao se evantó bruscamente debido al nerviosismo que se había apoderado de ella, y se dirigió hacia Aoshi, para hablarle mejor, con mucha rapidez. Sin embargo, algo se interpuso en su camino...
-¡No... no tienes que disculparte! Podría haberte despertado y sin embarggg....
Ambos callaron bruscamente. Ese "algo", una botella tirada en el piso junto con otras cosas esparcidas en el desorden, había hecho tropezar a Misao, haciendo que Aoshi reaccionara para evitar que cayera, sosteniéndola en sus brazos.
Se miraron a los ojos por unos instantes que tanto Misao como Aoshi hubieran deseado que fueran eternos. El latir de sus corazones era tan nítido que podía confundirse con los pasos que se sentían por el corredor. Ninguno desviaba sus ojos de los del otro, de tal forma que ya se habían mezclado, formando una sola mirada desesperada por permanecer de esa forma el resto de su vida.
-Ehem, ehem...
Sawagejo Chô estava a la puerta, quién sabe desde cuando, espiando a los hermanos. Se quedó mirándolos con obvia sospecha mezclada con disgusto.
-Me mandaron a llamarlos, la reunión ya empezó, ¿Sabían?
Aoshi y Misao se separaron con rapidez. La mirada de Chô emanaba peligro. Miseo se preocupó, pes ese tipo siempre había tenido puestos los ojos en ella por llevarse tan bien con Shishio-sama, cualquier cosa que llegara a averiguar acerca de sus sentimientos hacia su hermano o la amistad que ambos mantenían con Kaoru, Chô podría usarlas en contra de Aoshi con el fin de separarlos, y ella no estaba dispuesta a dejar a su hermano por él.... ni por nadie. Se había jurado a sí misma que si no era Aoshi, ningún hombre lograría estar con ella. Aún si se mantenía sola y soltera por el resto de su vida. Siguió pensando en esto con ahinco, mientras salía del cuarto (para dejar de atrasar la reunión y evitar preocupaciones varias) con obvia desconfianza. Chô no le quitaba los ojos de encima a la muchacha, con una expresión desagradable para cualquier espectador.
-¿Qué estás mirando?-Preguntó Aoshi, fastidiado.
-Lo que a ti no te corresponde mirar, Shinomori. No te entrometas, "Nii-chan", ¿Entendido? Ah, y por cierto, yo que tú cuidaría mis espaldas... hay amistades que matan, jeje.
Chô se alejó con una enorme sonrisa sarcástica. Aoshi espero a que se fuera del todo y golpeó la pared con su puño -que dejó un gran agujero-, la cual, si se hubiese demorado un poco más, hubiese sido Chô.
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La reunión fue larga, tediosa y lo suficientemente densa como para dejar a Aoshi y Misao más preocupados y alertas que nunca. La vigilancia a la casa de Kaoru con el Battousai aumentaría al doble, y por primera vez, a los dos hermanos se les había encomendado unas misiones por separado totalmente ajenas al caso Kamiya, con la estricta orden de no entrometerse, con dicho caso ni con los propios, entre sí. Amnos pudieron adivinar a quién se le había ocurrido tal medida, y el responsable sonreía triunfante mientras miraba fijo a los hermanos sentados al frente suyo. Pasados unos minutos, se comunicó la nueva estrategia encomendada a Tomoe y Enishi. Al escucharla Misao, la chica se volvió rápidamente a la mirada de Aoshi, con entusiasmo. Aoshi supo de inmediato lo que tramaba su hermana, y se llevó una mano a la cabeza con cansancio y preocupación.
-Ni siquiera lo pienses, Misao-chan.
-Aaaah, vamos, Ao-chan ¡Por favooor!- Misao lo miró con cara de niña buena mientras pestañeaba repetidamente. Sabía que lo convencería, y el suspiro que el joven dio confirm esto último. -¡Gracias, Nii-chan! ¡Eres un encanto!
Aoshi volvió a suspirar y a llevarse ambas manos a la frente, pensando en la alocada cabeza de su hermana pequeña, pues las nuevas visitas en la casa de su amiga traerían más de una sorpresa.
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NdYune-o: Sorry el que me faltara una mitad (y que tardara tanto en ponerla) pero problemas con mi conexión no me dejaba Y.Y. En fin, en parte esa onda Tomoe/Enishi la hice para que se les quitara un poco la imagen de que era malo. Díganme loca, pero soy una fan declarada de ese tipo... oh, God, he's so damn cute! . Y decidí empezar a planificar las misiones, para que no vuelva a pasarme esto de la demora... mi musa estuvo en coma por culpa de mi desorden... Espero que se haya entendido lo de Misao/Aoshi esta vez =S
Tengo planeado publicar pronto otro fic, pero me da cuco... algo me dice que no lo van a pescar ni en bajada XD (la cursiva es sólo para ponerle caca XD)
Reviews! n..n
-Naoko lizi Kinomoto: Perversión??? ò.ó Nuuuu esa nuca ha sido ni será mi intención, es más, lo aclaré en la misma misión anterior... (se ve q nadie lee mis notas ¬¬U) Lamento haberme demorado tanto en actualizar... ya sabes cómo es cuando la musa anda taimada... Ah, estoy aquí con el gato peludo este (ya-sabes-quién) y te manda muchos cariños n.n Ja ne!
Misión 5: "Precio de vida"
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-Fue una estúpida idea el haber tomado lo que no era suyo, Tsubame-san
"¡Dios, voy a morir!"-pensó ella, y se tensó aún más cuando el joven se acercó a ella con la espada pequeña en la mano.
-Será mejor que no haga ruido, o mi espada tendrá aún menos piedad.
El joven rápidamente tomó el pelo de la chica y lo tironeó hacia atrás para descubrir su cuello. El corazón de Tsubame estaba a punto de salirse. "¡¡Te... tengo... que pensar en algo o moriré!!"
-¡Espera por favor! ¡No lo hagas! ¡Pu... puedo explicarlo!
-Hehehe, lo lamento, Tsubame-san, pero usted ya sabe quién soy y todos sabemos que la que estuvo espiando los archivos de la Across fue usted y esa chica Kamiya...
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Sanjou Tsubame sintió el sudor frío bajar por su rostro y arrastrarse hasta sus tensos hombros, que reflejaban el gran nerviosismo que concebía. Se puso de pie e intento calcular la situación. El anciano estaba ahí, tan solo, tan débil, era sólo cuestión de determinación y un mínimo de esfuerzo para terminar, pero... estaba nerviosa. ¿Cómo no estarlo? La pequeña espada que sus manos portaban fue presionada aún más por los dedos de la joven. Sabía que de todas formas tendría que hacerlo, pero en su interior se cuestionaba si podría.
Yahiko la miraba expectante, aguardando a que la chica por fin decidiera llevar a cabo el acto, ya que era necesario verla haciéndolo para que las cosas quedaran claras y él pudiera dictar su sentencia. Sonrió. Sabía que no lo haría. Para alguien como ella era un hecho obvio el que sería incapaz hacerlo. Tan solo mirar el temblor de las manos de Tsubame se dio cuenta de esto...
Entonces, la chica se movió. Yahiko se sorprendió de esto, se acomodó para observar detenidamente el actuar de ella, y se mantuvo alerta por si la joven detective tenía pensado escapar.
Sin embargo, ella en vez de escapar se irguió determinada a efectuar el mandato. Su rostro reflejó seriedad detrás del nerviosismo, y luego de unos instantes partió a toda velocidad hacia el hombre vestido de harapos y sentado sobre periódicos en medio de un callejón sin salida. Estaba oscuro: nadie la vería, así que no había problema. Al llegar ante él, haciendo uso de las pequeñas clases de kendo y judo que su amiga Kaoru le había dado, tomó al hombre en un rápido movimiento que hasta ella desconocía de sí misma, y prosiguió a rebanar el cuello de éste, como si fuera mantequilla, con el arma que Yahiko le había dado. Sintió la sangre tibia salpicarle la cara, las manos y la ropa, mientras que veía con horror los gritos mudos de la víctima, aunque sólo por unos instantes, puesto que las lágrimas no tardaron en fluir de sus ojos, nublando la escena, y limpiaban la sangre que le había salpicado, de aquel hombre, mientras se arrastraban por sus mejillas.
La carne cortada del pobre vagabundo había sido palpada por los dedos de la joven detective, y temía no volver a poder olvidar el roce y la humedad de la sangre que la herida había dejado en ella. La pequeña espada se le escapó de las manos. Quedó de pie ante el cadáver sin poder cerrar los ojos, por los que brotaban sus numerosas lágrimas, ni una vez, mientras sus pies pisaban el mar de sangre. Un aplauso se sintió a unos metros de ella, pero aquello no la sacó de su ensimismamiento.
-Jajajaja. De verdad pensaba que no lo harías, bravo, Sanjou. Supongo que te subestimé, aunque aún tienes mucho que aprender. Si te costó tanto acabar con un vagabundo asqueroso, no sé cómo vas a aprender qué hacer con los peces gordos.
Yahiko se paró frente a ella y notó sus lágrimas. Volvió a escapársele una risa, y de manera muy brusca tomó la cara de la joven con su mano derecha, la cual se manchó con la sangre en el rostro de ella.
-Bienvenida a Across, Sanjou.
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Ella por fin llegó a su casa, y comenzó a pensar en las otras veces en que llegaba de su jornada, cansada, y su amado novio la venía a saludar. En esas ocasiones solo se recostaba en su cama luego de un relajante baño y conversaba con él acerca de muchas cosas. Siempre sentía la paz al llegar a su hogar, al estar con su pareja, su apoyo, el único que la comprendía, y recordaba el sentimiento de felicidad que su ser experimentaba al poner un pie en esa pequeña construcción que era su casa... sin embargo, en esta ocasión sólo eran pensamientos del pasado y recuerdos lejanos que a penas podía imaginar. En estos momentos lo único que podía sentir era el miedo y el asco por sí misma. Su mente aún no relacionaba lo que había hecho unos minutos antes, y el temblor de su cuerpo acrecentaba ante la presencia del joven asesino atrás suyo. La tenía amenazada, por lo que nada podía hacer. No había escapatoria alguna; sabía que ese hombre la seguiría a donde fuera, por lo que tendría que seguir con la farsa que había conseguido crear para salvar su vida.
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-¿Y como para qué nos puede servir una chiquilla como esa, Yahiko?
-Pues... no lo sé, comunicaciones con los medios, espionaje, burlas a la autoridad...
Hiko hizo una pausa por unos momentos. Podría ser que su hijo tuviera razón. De algo podría servirles esa chica. Siguió conversando con su hijo y discutieron los últimos detalles. Yahiko se encargaría de vigilarla día y noche para ver su comportamiento e intenciones ante lo propuesto. Él no estaba precisamente emocionado por eso, ya que tendría que llevarla a sus misiones y acompañarla en las suyas. La primera prueba sería ver si era capaz de asesinar a alguien...
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-Ne, Tsubame-chan, ¿cómo te fue? –Preguntó un joven de mediana estatura, cabello marrón y ojos celestes, mientras contemplaba a su novia, sin notar la expresión en su rostro ni al chico que aguardaba al borde de la puerta.
Tsubame no contestó y sólo se sentó en el sillón sin cambiar la expresión de horror y shock en su rostro. Tragó saliva. Debía aprender a sobrellevar esta situación. Si Seijuro Yahiko la veía tan conmocionada ante lo hecho, jamás se tragaría su mentira. Además, debía explicar de alguna forma a su novio el hecho de que el chico se quedaría en su casa de ahora en adelante. Apretó los ojos para llenarse de fuerza, y luego de unos momentos levantó la cara con una sonriente expresión, lo más natural que pudiera. Esto llamó grandemente la atención del asesino.
-Bastante bien, Yutaro-chan. Te presento a mi compañero de trabajo, Seijuro Yahiko-san, Es mi asistente, y ha tenido serios problemas familiares ahora último, por lo que quería saber si estás de acuerdo en que se quede por algún tiempo en la casa, por lo menos hasta que encuentre un lugar.
-Oh, está bien –Dijo el joven, sonriendo- Tenemos un cuarto demás, así que puedes quedarte cuanto quieras si tienes problemas. Mi nombre es Tsukayama Yutaro, mucho gusto.
Yahiko entró en la casa dispuesto a seguir el juego sin ningún pretexto. Le desagradaba el mandato puesto por su padre, pero qué podía hacer. Debía asegurarse a cada momento, y ya vería cómo deshacerse de ese tipejo patético, pues sería un estorbo para la vigilancia de la detective.
-Muchísimas gracias, Tsukayama-san, espero no ser una molestia.
-Oh, no, no es ninguna. Si usted es un amigo de Tsubame, también es uno mío.
Unas horas después de esto, Tsubame se había recostado en su cama, con su novio al lado. Ella solo miraba hacia abajo, con la congoja atorada en la garganta, la cual fue expresada en enormes gotones de lágrimas que fluían por sus ojos al recordar lo cerca que había estado de morir y lo que tuvo que hacer para estar aún ahí. Los recuerdos eran muy nítidos, y habían estado irrumpiendo en sus pensamientos todo el día:
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-¡Po... por eso te digo que tengo una explicación! ¿Qué más esperaba que hiciera para... intentar unírmeles?-Tsubame deseó con toda su alma haber inventado algo mejor, pero el temor no la dejaba pensar claramente.
-¿Y en serio crees que me tragaré esa? Seré menor que tú, pero tonto nunca he sido.
-¡Es... es en serio! ¿Por qué crees que investigaba sobre ustedes? Soy una detective, puedo ser muy útil espiando, ¿sabes? Además, también... -Sentía como le temblaba el cuerpo y sabía que estaba muerta si él no le creía, pero prosiguió-... también puedo defenderme a mí misma, no seré una inútil, ¡lo juro!
-¿...... y por qué deseas unirte a la Across...?
-Es cuestión de venganza, Seijuro-san- Contestó Tsubame sin pensarlo demasiado, pues en parte era cierto.
Yahiko vio los ojos de la chica y, aunque sabía que había una gran probabilidad de que estuviera mintiendo, tenía razón en ciertos aspectos: Al ser ella una detective podría serles útil para engañar a los medios e investigar, y si resultaba una traicionera o simplemente ya no les servía, pues era sólo cosa de matarla. Luego de unos minutos, la soltó y, sin quitarle la vista de encima, tomó el comunicador para hablar con Hiko, su padre.
-¿Padre?
-Oh, eres tú, Yahiko. ¿Ya terminaste?
-Padre, esta chica detective dice querer unirse a Across, para ser franco mucho no le creo, pero algo me dice que podemos utilizarla mientras nos sirva de algo...
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Tsubame apretó los ojos en su cama y dejó que las lágrimas siguieran fluyendo. Pensaba en el pobre vagabundo a quien había tenido que quitar la vida para salvar la suya, y se sintió una completa egoísta... pero afortunada. Apretó el cuerpo de su joven novio por unos instantes, y luego se volteó hacia la puerta, decidida a olvidar aunque fuera por esa noche lo ocurrido, pues mañana sería peor.
Sin embargo, al voltearse notó la presencia de un tercero en la habitación, y sus ojos se detuvieron al contemplar en la penumbra atenuada por la luz de la luna, a alguien sentado a lo indio al lado de la puerta, apoyado sobre una espada y con expresión fría y que parecía estar dispuesta a permanecer así toda la noche con tal de no sacar sus ojos de encima de ella.
Fue cuando se dio cuenta de que definitivamente ya nunca volvería a estar sola.
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El joven miraba a su hermana como sonámbulo, mientras sus ojos no reflejaban la mínima expresión. La música inundaba todo el cuarto y lo hacía perder toda posible oportunidad de recobrar su conciencia. La mujer soplaba con suavidad el instrumento, por el cual salían notas casi inaudibles, pero ensordecedoras para él. Luego de unos minutos, ella dejaba su gran flauta a un lado, y las notas eran reemplazadas por palabras acomodadas en una melancólica sinfonía producida por su melodiosa voz.
-Eni-kun... ven...
Enishi se levantó sin cambiar la expresión de su rostro, con la boca medio-abierta y los ojos perdidos. Caminó lentamente hacia su hermana, quien al llegar lo apoyó en su regazo, acariciando su espalda y su cabeza, mientras seguía hablándole en canciones, como si fuera una forma de comunicarse con él.
-¿Y qué hiciste hoy, Eni-kun? ¿Hiciste lo que te pedí?
-To...mo...e...
Tomoe Yukishiro le preguntaba sólo como una forma de auto-demostrarse su señorío ante aquel joven alto y fuerte que era su hermano, pues lo que él veía, ella lo veía también; lo que él pensaba, ella lo sabía; lo que él hacía, era lo que ella le decía. Ese era el hechizo de su flauta; herencia de la familia de sus padres, que era usada para controlar a los esclavos y criados del hogar, para asegurarse su fidelidad. ¿Que por qué la usaba contra su propio hermano? Pues por que sólo tenía efecto con los seres de un rango menor en cuanto a su relación con la dueña. En su caso, él era su hermano menor. Un ser inferior y totalmente controlable. Debió haber alguna vez un momento en que sintió compasión por ese joven, pero con el tiempo lo había olvidado y superado. Siempre la habían criado fría, mientras que su hermano era un sentimental. Ella era la más indicada, y se decía siempre que si no fuera por ella, Enishi sería una vergüenza para la familia.
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::DONG DONG DONG DONG::
El sonar de la pequeña campana puesta en el salón principal por generaciones, dio la señal de que pronto comenzaría la reunión en la gran mansión de la VIRUS.
Aoshi se levantó de su cama con cuidado, intentando no despertar a la pequeña chica de ojos esmeralda que dormía a su lado, con la gran trenza desordenada entre su pequeño y delgado cuerpo. Por unos momentos, Aoshi la culpó de la tortura que había estado viviendo la última hora y media, cuando ella había venido a contarle algo y en el intento se había dormido sobre él. Pero luego recordó que el único pervertido aquí era él, por que eran las seis de la tarde de un día agitado, y hasta él tenía sueño, no era de extrañar que su pequeña Misao también. Por esto, y en vista de que todos los demás miembros de la VIRUS ya se movilizaban hacia la gran y larga mesa en la que tomaban las decisiones, renunció a la idea de quedarse junto a su hermana, sintiendo su calor y su suave respirar sobre él hasta que ella despertara. Cuando por fin logró safarse del abrazo (que él creía involuntario) de su hermana, se puso de pie, decidido a despertarla cuando ese rubor desapareciera de la cara suya. No comprendía por qué, de todas las mujeres del planeta, él tenía que enamorarse de su hermana por parte de madre.
Un momento: ¿¿Enamorarse?? Nooo nononono, claro que no. Eso era sólo una infantil confusión de su sentimiento de hermano. Se dijo y repitió esto una y otra vez en su cabeza hasta convencerse de ello, aún sabiendo en su interior que no era cierto. De verdad la amaba, pero él nunca lo admitiría, y luego de repetirse ésto por lo menos unas cincuenta veces y notar que su rubor había desaparecido, se volteó con la intención de despertar a su hermana...
Sin embargo Misao estaba sentada en la cama, mirando con extrañeza al hombre frente suyo, quien había estado tapándose los oídos con las manos y murmurando algo incomprendible repetidamente, con los ojos cerrados.
-Ya... ¿ya despertaste?
Preguntó Aoshi, quien había vuelto a enrojecer violentamente al darse cuenta de que ella había estado mirándolo. ¿Y si había descubierto sus pensamientos? ¿Y si había escuchado lo que él decía acerca de ella? ¿Y de la "confusión" que sentía? No... no podría ser... si fuese así ella lo estaría mirando con horror, asco o espando, pero no con su usual e inocente carita llena de vida, que con esos ojos esmeraldas podía lograr calmar cualquiera de sus ataques de ira o tensar hasta el último de sus huesos.
-¿Despertar? ¿Acaso me que...dé... dor...?
Misao se interrumpió a sí misma al recordar que cuando venía a decirle algo a Aoshi, quien estaba leyendo en la cama, se había quedado dormida... junto a él... muy cerca de él... "¡¡Dios!!" Pensó, al instante en que su cara enrojeció y asimismo la de Aoshi, nuevamente. Ambos miraron a otro lado para no ser vistos, por lo que ninguno notó el rubor del otro, y la vergüenza mezclada con felicidad que estaban sintiendo sería un eterno secreto que las paredes guardarían.
-¡Lo... lo siento, Ao-chan, no era la intención! ¡yo sólo....!
Misao se evantó bruscamente debido al nerviosismo que se había apoderado de ella, y se dirigió hacia Aoshi, para hablarle mejor, con mucha rapidez. Sin embargo, algo se interpuso en su camino...
-¡No... no tienes que disculparte! Podría haberte despertado y sin embarggg....
Ambos callaron bruscamente. Ese "algo", una botella tirada en el piso junto con otras cosas esparcidas en el desorden, había hecho tropezar a Misao, haciendo que Aoshi reaccionara para evitar que cayera, sosteniéndola en sus brazos.
Se miraron a los ojos por unos instantes que tanto Misao como Aoshi hubieran deseado que fueran eternos. El latir de sus corazones era tan nítido que podía confundirse con los pasos que se sentían por el corredor. Ninguno desviaba sus ojos de los del otro, de tal forma que ya se habían mezclado, formando una sola mirada desesperada por permanecer de esa forma el resto de su vida.
-Ehem, ehem...
Sawagejo Chô estava a la puerta, quién sabe desde cuando, espiando a los hermanos. Se quedó mirándolos con obvia sospecha mezclada con disgusto.
-Me mandaron a llamarlos, la reunión ya empezó, ¿Sabían?
Aoshi y Misao se separaron con rapidez. La mirada de Chô emanaba peligro. Miseo se preocupó, pes ese tipo siempre había tenido puestos los ojos en ella por llevarse tan bien con Shishio-sama, cualquier cosa que llegara a averiguar acerca de sus sentimientos hacia su hermano o la amistad que ambos mantenían con Kaoru, Chô podría usarlas en contra de Aoshi con el fin de separarlos, y ella no estaba dispuesta a dejar a su hermano por él.... ni por nadie. Se había jurado a sí misma que si no era Aoshi, ningún hombre lograría estar con ella. Aún si se mantenía sola y soltera por el resto de su vida. Siguió pensando en esto con ahinco, mientras salía del cuarto (para dejar de atrasar la reunión y evitar preocupaciones varias) con obvia desconfianza. Chô no le quitaba los ojos de encima a la muchacha, con una expresión desagradable para cualquier espectador.
-¿Qué estás mirando?-Preguntó Aoshi, fastidiado.
-Lo que a ti no te corresponde mirar, Shinomori. No te entrometas, "Nii-chan", ¿Entendido? Ah, y por cierto, yo que tú cuidaría mis espaldas... hay amistades que matan, jeje.
Chô se alejó con una enorme sonrisa sarcástica. Aoshi espero a que se fuera del todo y golpeó la pared con su puño -que dejó un gran agujero-, la cual, si se hubiese demorado un poco más, hubiese sido Chô.
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La reunión fue larga, tediosa y lo suficientemente densa como para dejar a Aoshi y Misao más preocupados y alertas que nunca. La vigilancia a la casa de Kaoru con el Battousai aumentaría al doble, y por primera vez, a los dos hermanos se les había encomendado unas misiones por separado totalmente ajenas al caso Kamiya, con la estricta orden de no entrometerse, con dicho caso ni con los propios, entre sí. Amnos pudieron adivinar a quién se le había ocurrido tal medida, y el responsable sonreía triunfante mientras miraba fijo a los hermanos sentados al frente suyo. Pasados unos minutos, se comunicó la nueva estrategia encomendada a Tomoe y Enishi. Al escucharla Misao, la chica se volvió rápidamente a la mirada de Aoshi, con entusiasmo. Aoshi supo de inmediato lo que tramaba su hermana, y se llevó una mano a la cabeza con cansancio y preocupación.
-Ni siquiera lo pienses, Misao-chan.
-Aaaah, vamos, Ao-chan ¡Por favooor!- Misao lo miró con cara de niña buena mientras pestañeaba repetidamente. Sabía que lo convencería, y el suspiro que el joven dio confirm esto último. -¡Gracias, Nii-chan! ¡Eres un encanto!
Aoshi volvió a suspirar y a llevarse ambas manos a la frente, pensando en la alocada cabeza de su hermana pequeña, pues las nuevas visitas en la casa de su amiga traerían más de una sorpresa.
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NdYune-o: Sorry el que me faltara una mitad (y que tardara tanto en ponerla) pero problemas con mi conexión no me dejaba Y.Y. En fin, en parte esa onda Tomoe/Enishi la hice para que se les quitara un poco la imagen de que era malo. Díganme loca, pero soy una fan declarada de ese tipo... oh, God, he's so damn cute! . Y decidí empezar a planificar las misiones, para que no vuelva a pasarme esto de la demora... mi musa estuvo en coma por culpa de mi desorden... Espero que se haya entendido lo de Misao/Aoshi esta vez =S
Tengo planeado publicar pronto otro fic, pero me da cuco... algo me dice que no lo van a pescar ni en bajada XD (la cursiva es sólo para ponerle caca XD)
Reviews! n..n
-Naoko lizi Kinomoto: Perversión??? ò.ó Nuuuu esa nuca ha sido ni será mi intención, es más, lo aclaré en la misma misión anterior... (se ve q nadie lee mis notas ¬¬U) Lamento haberme demorado tanto en actualizar... ya sabes cómo es cuando la musa anda taimada... Ah, estoy aquí con el gato peludo este (ya-sabes-quién) y te manda muchos cariños n.n Ja ne!
-Gaby (hyatt: Sip, son hermanos. En realidad medio-hermanos (no quise cambiarles el apellido), pero en fin... Que bueno que te haya gustado la misión anterior... no sé si este... =..=
-Sakura: Gracias por tus ánimos n.n No te preocupes, mejorará... a partir de (si no me viene otro derrame cerebral) la próxima misión. O eso espero... T.T
-Seyka: Holas!! Wai!, gracias por tus porras, como compatriota chilena que soy te lo agradezco.. (Shiii viva chile... c-h-i....) Ojalá te siga gustando! n.n un besote, nos vemos!
-Amaterasu Mizuhame: Juajuajua, me pasa exactamente lo mismo, no puedo hacer demasiadas cosas a la vez, y a veces todos me hablan x..x. Agradezco tu apoyo, y con respecto a lo de Kaoru, pues habrá que esperar. De repente esa chiquilla puede ser bastante burra XD.
-Blue ningyo: Te saludo de nuevo, mi querida subordinada, esperando a que te aparescas de vez en cuando en MSN para que empecemos la operación... ah, por cierto, NADA es demasiado cruel para mí n.n no ha llegado lo peor, prepárate... juajuajua, bromeo, debo pensar en quienes me leen de vez en cuando . PD1: Muchas gracias, dale un apretón de manos de mi parte (si tiene) y dile que a la próxima le traeré algo de sal o azúcar a gusto n..n PD2: No tienes que decírmelo, soy vegetariana XD PD3: Como ya dije, cuando te aparescas =S
-DarkCam: (Y qué pasó con el "n-Cam"?) jajajajajja, se ve que somos distintas, lo que yo tomé como una especie de taquicardia absurda y tardía, tú lo hiciste con algo referente al amor. Así se nota el grado de romanticismo que hay en ambas XD. Gracias por los ánimos, yo tb te mando muchos, en especial ahora q publicaste tu fic (que no me dedicaste ¬¬).
-Nattzumi: Mucho no te entendí, pero pude ver que me estabas dando ánimos, muchísimas gracias por apoyarme, me levantas la moral Y.Y ::Yune va a buscar un pañuelo:: Ojalá te guste este capítulo n..n
Esta vez no me llegaron muchos, pero eso no puede importarme menos, pq igual me pongo súper contenta al recibirlos y así me entero de quién realmente me apoya y quién no. Gracias! Hasta la próxima! n.....n
::Yune-ô::
22:55 17-07-2004
-Sakura: Gracias por tus ánimos n.n No te preocupes, mejorará... a partir de (si no me viene otro derrame cerebral) la próxima misión. O eso espero... T.T
-Seyka: Holas!! Wai!, gracias por tus porras, como compatriota chilena que soy te lo agradezco.. (Shiii viva chile... c-h-i....) Ojalá te siga gustando! n.n un besote, nos vemos!
-Amaterasu Mizuhame: Juajuajua, me pasa exactamente lo mismo, no puedo hacer demasiadas cosas a la vez, y a veces todos me hablan x..x. Agradezco tu apoyo, y con respecto a lo de Kaoru, pues habrá que esperar. De repente esa chiquilla puede ser bastante burra XD.
-Blue ningyo: Te saludo de nuevo, mi querida subordinada, esperando a que te aparescas de vez en cuando en MSN para que empecemos la operación... ah, por cierto, NADA es demasiado cruel para mí n.n no ha llegado lo peor, prepárate... juajuajua, bromeo, debo pensar en quienes me leen de vez en cuando . PD1: Muchas gracias, dale un apretón de manos de mi parte (si tiene) y dile que a la próxima le traeré algo de sal o azúcar a gusto n..n PD2: No tienes que decírmelo, soy vegetariana XD PD3: Como ya dije, cuando te aparescas =S
-DarkCam: (Y qué pasó con el "n-Cam"?) jajajajajja, se ve que somos distintas, lo que yo tomé como una especie de taquicardia absurda y tardía, tú lo hiciste con algo referente al amor. Así se nota el grado de romanticismo que hay en ambas XD. Gracias por los ánimos, yo tb te mando muchos, en especial ahora q publicaste tu fic (que no me dedicaste ¬¬).
-Nattzumi: Mucho no te entendí, pero pude ver que me estabas dando ánimos, muchísimas gracias por apoyarme, me levantas la moral Y.Y ::Yune va a buscar un pañuelo:: Ojalá te guste este capítulo n..n
Esta vez no me llegaron muchos, pero eso no puede importarme menos, pq igual me pongo súper contenta al recibirlos y así me entero de quién realmente me apoya y quién no. Gracias! Hasta la próxima! n.....n
::Yune-ô::
22:55 17-07-2004
