NdYune-ô: Doh, qué cansada estoy xX estuve escribiendo ene rato y estrujándome las neuronas para terminar éste capítulo infernal, y aquí está, si alguno lo lee XD. Ah, y el próximo capítulo les prometo que será más interesante, y desde el 8 en adelante comienza... ::TANTANTAAAN:: .... lo bueno... XDD (Si, D-kun, ídem q en nuestra conversa xD)

En fin, ahí les va. Y si hay algún error, luego lo corrijo.

Misión 6: "Visitas inesperadas"

-Bien, creo que ya es momento de comenzar. Tomen asiento, señores.

-Hiko-sama, acerca de la situación de Himura...

-Justamente ese es uno de los puntos a tratar hoy, Shôgo. Las cosas no pueden seguir así, debemos hacer algo acerca de eso. -Yahiko permaneció inmóvil incluso después de contestar por su padre; una gran hazaña. Tsubame estaba afuera, custodiada por dos guardias. Ni de broma se le permitía estar en las reuniones aún. Menos siendo un simple objeto, según Yahiko.

-Así es, Yahiko. Como la mayoría de ustedes sabrá, la situación de los Kamiya resultó un poco diferente a lo que esperábamos. De una limpieza rápida pasó a un secuestro con amenazas...

-Sin embargo todo está igual, Hiko-sama. No hay indicios de que Himura se haya movido ni un poco para intimidar al senador Kamiya... eso sin contar el incidente de la aparición de Yukishiro de la VIRUS en la pista...

-Ya lo se, Shôgo-kun. No creas que dejaremos q las cosas sigan así. Okina Kamiya, y, si es necesario, también mi hijo Kenshin se enterarán de que con Seijuro Hiko no se juega.

-¡Guardia baja!

Kaoru gritó en tanto lanzaba un rápido golpe con su espada, sacando a Kenshin de los pensamientos en que estaba sumergido. Kenshin reaccionó y bloqueó el ataque, pero sólo en parte, siendo uno de sus brazos ligeramente rasguñado. Pensó en la única herida sangrante que alguien había sido capaz de hacerle: la cicatriz que Kaoru le había dejado en su mejilla izquierda; y rió quedito, pensando en la gran tenacidad de la pequeña al frente suyo.

-Lo noto distraído, Shinta-san. ¿Le ocurre algo? -Kaoru mantenía la espada en posición de defensa mientras hablaba.

-N... No, nada en especial, Kaoru-dono. Sólo es que me puse a pensar en quién estará cultivando ahora mis orquídeas...

Kaoru se detuvo un momento y abrió enormemente sus ojos, en señal de asombro infinito.

-¿¿Eeeeh?? ¿¿Cultivas?? ¿El gran Battousai cultiva orquídeas?

-Pues sí, las tengo desde hace mucho... siempre que las veo recuerdo muchas cosas, y me pongo a pensar en lo mucho que nos diferenciamos ellas y yo. Siempre tan alegres, ingenuas, únicas...

-Se ve que les tienes un cariño especial...

-Sí, son una de las pocas cosas que tengo de mi niñez, y me siento muy afortunado al ser su dueño. La gente ha hecho hasta lo imposible por conseguir un ramo debido a su hermosura y exotismo, que aún si le sacas los pétalos se puede ver. Es raro encontrar flores que sean bellas por fuera y por dentro... debe ser porque no nos parecemos en nada por lo que me gustan. Me hace pensar en lo que me gustaría haber sido: una especie de alma libre...

Los ojos del asesino brillaban con emoción mientras hablaba. Kaoru lo observaba sorprendida; parecía ser que lo que menos temia ese hombre era alma de asesino, cosa que había empezado a deducir con el pasar de las tres semanas después de su herida. El contemplarlo tan pasivo y sonriente la hizo sonrojar por unos instantes, pero al darse cuenta de ésto sacudió la cabeza y apartó la vista, molesta. Aún debía recordar lo del incidente del teléfono, y las anteriores (tantas) veces que se había sonrojado por culpa de ese tipejo había pensado en ésto con esmero, intentando inútilmente formarse un sentimiento de odio hacia él.

-¿Desea un trago, Kaoru-dono? compré algunos hace un par de días...

-¡Ah, gracias! No sabes cuánto deseo un whiskey con hielo, porfis... no he tomado desde que salí de mi casa... ¡o un martini, también! ¡o si puedes los mezclas!

Kenshin la miró extrañado y siguió su camino a la cocina, mientras Kaoru, sonriente y ansiosa por beber lo ofrecido, se sentó a la mesa luego de lavarse un poco la cara. Kenshin al llegar posó dos vasos en la mesa, uno frente a Kaoru y otro frente a él (ambos con el mismo contenido), y comenzó a beberlo tranquilamente. Kaoru observó el vaso y su contenido, y cómo el asesino tomaba el suyo con esmero. Sus ojos y cara reflejaron una decepción incontenible, en una pausa de silencio.

-¿¿Le... leche?? -Exclamó, apuntando su vaso con desprecio. -¿¿Y mi whiskey??

-Kaoru-dono, esas cosas son malas para la salud: coagulan la sangre con cada trago. La leche le dará energía y dormirá mejor. ¡Adelante, está rica! -Kenshin bebía la leche de su vaso con entusiasmo, más entusiasmo del que había mostrado el día en que estaban comiendo el banquete preparado por él. Actuaba como si estuviera bebiendo el elixir de la vida.

-............... -Kaoru miró el vaso por unos instantes, conteniendo las ganas de lanzarlo al piso. Nunca en su vida, aparte de su madre si estaba presente, le habían prohibido comer, beber o hasta fumar lo que se le antojara, los alcoholes y demás vicios ya eran parte de su vida, y ahora venía éste a decirle que bebiera algo que jamás bebía por voluntad propia. Pensó e silencio, y luego de un rato, exclamó: -Me la bebo con dos condiciones.

-¿De qué se tratan?

-Uno: Explícame qué rayos fue esa llamada telefónica.

Kenshin estuvo en silencio un omento, dudando si decirle todo a Kaoru-dono, pues ni él mismo sabía el por qué de lo que había hecho. Por otro lado, mentir está mal, al que miente hay que encerrarlo junto a los bueyes hasta que recapacite y diga la verdad... y luego la zurra que el patrón te da es espantosa. No. Debo decirle toda la verdad a Kaoru-dono, como siempre hago con todo el mundo desde que...

-¿Y bien? -Insistió Kaoru, impaciente.

-Bueno, Kaoru-dono. Se lo diré, pero por favor no me pregunte por qué lo hice, puesto que yo tampoco lo sé. -Kenshin suspiró largamente- Cuando nos conocimos en el ascensor ese día, yo debía encontrarme con un "colega" para enterarme de los detalles de la nueva misión que se me encomendaría. Yo lo único que sabía era que debía matar a un niño, pero aunque no me emocionaba la idea, era mi trabajo. Estaba acostumbrado.

-¿Te daba lo mismo si hubiese sido un bebé? -Preguntó Kaoru con fastidio.

-Tanto como que me diera lo mismo no, odio matar mujeres y niños, pero soy un asesino, Kaoru-dono. Si me mandan a matar a todos dentro de un asilo de ancianos, pues ni modo.

Kaoru frunció el ceño en señal de disgusto. Ahí había una buena razón para odiarlo. Kenshin pudo adivinar los pensamientos de la chica, por lo que se apresuró en continuar.

-Como decía, yo lo único que sabía era que el blanco era un niño, y al ver las fotos de la víctima debía partir de inmediato, pues se encontraba en el edificio. Pero... resultó ser que el blanco era usted... y cuando me dirigí tres pisos más arriba para lleva a cabo mi misión... n... no lo sé, Kaoru-dono, pero no pude, y temí al ver a Yukishiro cerca de que él terminara el trabajo. No sé qué fue... algo en sus ojos... y en su voz..

Kenshin hablaba cada vez con más inseguridad. Las palabras se le atoraban en la garganta y costaba que salieran hacia fuera, lo que dejó ver a Kaoru el grado de confusión que experimentaba el asesino, y lo miró con asombro.

-Lamento no ser tan claro como quisiera, Kaoru-dono -Continuó el asesino-, pero es que... era la primera vez que hablaba con alguien como persona normal y no... -Kenshin se dio cuenta de que, aunque no del todo, comenzaba a entender el por qué de sus actos.

-¿Como asesino?

-Sí. No quería que ese alguien muriera, pero vi que Yukishiro también estaba en escena, y aunque tuviéramos la misma misión, no quise que ésta se llevara a cabo. Tenía que sacarla a usted de ahí.

-Y fue cuando saltaste por la ventana junto conmigo.

-Así es. Obviamente sabía que todo eso me traería grandes problemas con mis superiores, sobretodo Hiko-sama, pero no pude detenerme. No la dejaría morir.

Kaoru, al escuchar las palabras del asesino, en las que ya casi no cabían vacilaciones o confusión, y notar cómo éste la miraba con seriedad, volvió a ruborizarse. Nuevamente se irritó al darse cuenta de ésto, y se paró bruscamente, dando la espalda al joven junto a ella para que no notara su rostro sonrojado.

-¡Bue... bueno, nadie te preguntó eso! ¡Aún no me respondes el por qué de la llamada!

-Era Hiko-sama el que llamó, pidiendo explicaciones. Averiguaron el domicilio casi de inmediato. No sabía qué decirle, no podía decir que me había arrepentido de matarla por una razón inexplicable y desconocida, por lo que inventé lo del secuestro. Pero no se preocupe, Kaoru-dono, no haré nada para perjudicar a su familia. Sé que merezco el buey más enorme y hambriento del patrón toda una semana por todo lo que le dije a Hiko-sama, pero no fue mala intención...

Kaoru se quedó mirando a Battousai con extrañeza por esas últimas palabras. ¿De qué bueyes estaba hablando? De verdad era como un niño, y al igual que éstos, se podía ver la sinceridad en sus ojos, así que ella, sin demasiadas dudas dentro de sí, extendió la mano cerca de la del asesino, con una sonrisa amistosa.

-Está bien, te creo, Battousai, no debí pensar tan mal de ti. Estréchame la mano, lo mejor es que seamos amigos, ¿no?

Kenshin aceptó el saludo de la chica, y ambos se apretaron las manos con fuerza, como grandes compañeros.

-Estoy de acuerdo. Usted sería mi primera amiga. -Kenshin sonrió ampliamente con sincera felicidad, reflejando una vez más en su rostro ese niño pequeño que a Kaoru tanto le llamaba la atención.

-Shôgo-kun, en vista de que Yahiko debe vigilar a la novata, tú te harás cargo de Kenshin. Sôjiro, Hanya y Anji se ocuparán de los Kamiya primero.

-¿"Primero"? -Preguntó Shôgo.

-Sí, luego entras tú también. No quiero nada de errores, ¿entendido?

-Sí señor. ¿Cuándo partimos?

-Esta misma tarde. Quiero que el senador Kamiya se mueva lo más rápido posible.

-¿Y cuál era la segunda condición? -Preguntó Kenshin con curiosidad.

-Pues... -Kaoru meditó unos momentos, mientras se acercaba a los almohadones del sofá.- Pues... que... ¡Pienses rápido!

En un veloz movimiento, Kaoru impactó la cara del asesino con el cojín del sofá de tal forma que éste quedó despeinado y estupefacto, viendo cómo la chica resonaba en estruendosas carcajadas. Luego de unos momentos él se incorporó, con su rostro de niño, esta vez competitivo, que Kaoru jamás habría imaginado.

-¿¿Ah siiii?? ¡Pues ya veremos! -Kenshin comenzó, entre risas, a tomar todos los cojines del lugar y a arrojárselos a Kaoru con rapidez, mientras ésta, asombrada y también riéndose, trataba de esquivarlos.

-¡¡Maletero!! ¡Qué te parece ésto! -Kaoru se acercó a Kenshin a toda velocidad, lanzándose sobre él y tumbándolo al piso para hacerle cosquillas.

-¡No! ¡E...! ¡jajajajajaja!... ¡¡eso no!! ¡No val...! ¡¡JAJAJAJAJA!! ¡¡NO VALE!! JAJAJAJA ¡No es... JAJAJAJJA justo! ¡¡JAJAJA...tramp... JJAJAAJJAJA TRAMPOSA!! ¡JAJAJJATRAMPOJAJAJASAAAAA!

Hasta Kaoru se sorprendió de la manera en que el asesino se retorcía en el piso, con lágrimas en los ojos ante la multitud de carcajadas de ambos.

Se oyó un portazo.

Dos extraños quedaron tras el umbral de la puerta, contemplando a Kenshin y Kaoru. Éstos, al notar la situación y posición en que se encontraban, se separaron rápidamente, y muy ruborizados tanto el uno como el otro, se levantaron para averiguar la identidad de los intrusos, que aún se encontraban afuera con la boca semi-abierta de asombro.

-¿Se... sé les ofrece algo? -Logró articular Kenshin, con recelo.

Eran dos hombres, uno notablemente más bajo que el otro. Ambos tenían cabellos rubios y largos, vestían trajes negros con corbata (ya saben, a lo Men in Black XD), y ojos de un color celeste muy bello.

El hombre alto carraspeó un poco intentando sobreponerse del asombro y luego de unos minutos replicó (ya que el hombre bajo sólo mascullaba insultos en voz inaudible):

-Pues... sentimos "interrumpirlos" -El hombre bajo de dio un codazo- Ejem... digo, sentimos entrar tan de improvisto, pero llevábamos golpeando la puerta mucho tiempo y nadie abría...

Tanto Kaoru como Kenshin sintieron que habían oído antes una voz muy parecida a esa.

-Y bueno, ¿qué se les ofrece? -Insistió Kenshin.

-Pues necesitamos hablar unos momentos con la señorita... a solas.

Kenshin miró a los hombres con obvia desconfianza. Kaoru notó su inseguridad y asintió con la cabeza para que dejara el cuarto. Ella también estaba insegura, pero le dio al Battousai una sonrisa, para decirle que estaría bien, que no se preocupara.

-Estaré en mi cuarto, Kaoru-dono. -Dijo él, intentando parecer tranquilo. Se dirigió al cuarto y una vez allí se sentó en su cama, con gran preocupación, atento a cualquier sonido que le pareciera irregular.

-¿Y bien? -Preguntó Kaoru.- ¿Quiénes son?

-Señorita Kamiya Kaoru-san -Dijo el hombre alto sin responderle. El hombre bajo se mantenía en silencio, observando todo con desapruebo.- Venimos aquí para que confirme nuestras sospechas. Pertenecemos a autoridades importantes, por lo que le advertimos que responder algo falsamente puede acarrear muy malas consecuencias. -El hombre bajo miró al alto con asombro.

-¿Sospechas? ¿Cuáles, si se puede saber?

-Pues verá: Sabemos muy bien que el hombre que dejó la habitación no es nada menos que Battousai el Destajador. -Kaoru abrió la boca y miró a los hombres con los ojos desorbitados.

-¿¿Pe... pero cómo...??

-Lo que queremos saber es: ¿Cuál es su relación con él?

-Pues... nada especial, somos amigos desde hace como 10 minut...

-¿Cómo lo conoció? -La interrumpió el extraño.

-Bueno, pu... pues... él me salvó de...

-¿Sostiene actualmente con él una relación amorosa? -La interrumpió nuevamente. Kaoru se ruborizó.

-¡Po... por supuesto que n...!

-¿Ha abusado él de usted? -La volvió a interrumpir.

-¡¡Por Dios, no!! ¿Por qué tanta pre...?

-¿Considera usted que es una persona 100 de fiar?

-Emm... no lo sé, supongo que s...

-¿De qué sabor prefiere la leche? -Kaoru hizo una mueca de extrañeza y sorpresa.

-¿Pero qué clase de preg...?

-¿Cree usted que mi compañero es apuesto? -Ambos hombres mantenían su expresión de seriedad.

-¿Eh?

-¿Y qué tal yo? ¿O el Battousai? ¿Hace cuánto no come sus verduras? ¿Tiene lunares peludos? ¿Sus ojos son reales o lentillas? ¿Tiene talco para hongos que me preste?

-............. -Kaoru miraba con una cara inexpresiva a los hombres. ¿¿Qué era todo eso??

Tan solo pasaron unos momentos más y el hombre bajo estalló en carcajadas. Su voz era más bien femenina.

-¡¡JAJAJAJAJAJAJA!! ¡¡Kaoru-chan!! -Rió el hombre bajo, quien tomo su cabellera rubia con la mano y la arrojó lejos al igual que el hombre alto, para asombro y confusión de Kaoru. -¡Somos nosotros! ¿¿De verdad no nos reconociste??

-¿¿Eeeh?? ¿Misao-chan? ¿Aoshi-kun....? Espera, ¿¿Se pusieron lentillas??

-Fue idea suya -Dijo Aoshi como disculpa, avergonzado, ocultando el rostro para no dejar ver su risa y mantener su postura fría.

-¿¿Pe... pero qué hacen aquí?? -Kaoru aún no podía salir del asombro.

-¡Pues te vinimos a visitar! ¿Qué más? ¡Hey, pelirrojo, sal de ahí! -Gritó Misao llamando a Kenshin, quién salió extrañado de la habitación.

-¿Eh? ¿Qué hacen ustedes aquí? -Kenshin se quedó mirando a Misao y Aoshi, quienes reflejaban solamente tranquilidad. Su pregunta fue respondida al ver las ropas que llevaban, las cuales le dejaron claro que los hombres y ellos eran las mismas personas.

Aoshi le hizo una seña a Misao y ésta se llevó a Kaoru a un rincón del cuarto, lejos de él y de Kenshin en donde se pusieron a conversar alegremente. Luego miró Aoshi al Battousai con seriedad y replicó en susurros:

-Sé muy bien quién eres y cual solía ser tu misión. Supongo que sospechas a qué nos dedicamos...

-Algo. Ustedes son de la VIRUS, ¿no?

-Exacto. Pero Kaoru-chan no debe saberlo por nada del mundo. En todo caso, será mejor que no te atrevas a tocarle ni un pelo... conozco tu debilidad, y su nombre comienza con T... -Aoshi esbozó una leve sonrisa amenazante sin apartar los ojos de los del asesino. Kenshin lo miró con una mezcla de desagrado y asombro, y cuando se preparaba para decir algo, Misao entró en la conversación, con su acostumbrada alegría.

-¡Hey, tú...! eeeh.... ¿Puedes inventarte un nombre? -Misao se interrumpió, estuvo a punto de llamarlo "Battousai".

-Shinta.

-¡Ah, ok, Shinta-kun, ponte ésto y nos vamos! -Misao depositó un pelotón de ropas enrolladas en los brazos de Kenshin.

-¿"Nos vamos"? ¿Y a dónde?

-¡Pues a pasear, obviamente, sonso! ¿O piensas quedarte aquí otro mes y medio? ¡Eso no es saludable! Kaoru-chan ya está lista, ¿ves?

Misao se movió un poco, dejando ver a Kenshin a una chica de cabello castaño crespo hasta la cintura, que lucía un beatle negro de mangas largas, unos pantalones del mismo color, un collar hippie y una boina bohemia. Tenía los ojos verdes y lo miraba divertida sentada en el sofá "descojinado". Tardó un par de minutos en darse cuenta de que era la misma niña que había vivido con él el último mes y medio.

-¿¿Ka... Kaoru-do...??

-¡¡No es tiempo de babear su apariencia!! -Lo interrumpió Misao entre risas, mientras empujaba a Kenshin a un cuarto. -Ahora cámbiate luego para poder irnos -Dijo la sonriente Misao como excusa, pero lo cierto era que estaba ansiosa por ver cómo se veía el pelirrojo asesino con un cambio drástico de look. Aoshi se percató de eso (siempre descubría sus verdaderas intenciones), y apartó la vista, disgustado.

Cuando Kenshin salió con el cabello rubio y suelto, ojos ámbar, chaleco, zapatos altos y... una larga falda azul con tablas, Misao y Kaoru no pudieron contener las carcajadas, mientras que Aoshi intentaba ocultar la risa. Costó mucho convencer a Kenshin de que saliera, y cuando por fin lo lograron comenzaron a deambular por el centro de la ciudad. Kaoru estaba muy emocionada, puesto que por fin podía salir de todo ese encierro, y aunque Kenshin lo negaba, también para él era estresante pasar todo el día en una casa, puesto que siempre salía a sus misiones cuando estaba en la mansión de la ACCROSS. No podía negar que se sentía muy a gusto con la pequeña Kaoru, siempre riéndose, jugando a lo que fuera, entrenando y conversando, pero de todas formas el aire libre era un alivio.

Aoshi y Misao se habían cambiado de trajes también, puesto que trajes a lo "Hombres de Negro" resultaba demasiado llamativo y no podían arriesgarse a levantar sospechas, y cuando Kaoru le preguntó a Misao cómo sabían todo lo que sabían, ella rió y no contestó. Estuvieron la mayor parte del tiempo distraídos en el centro comercial o en los malls, así que no se fijaron en la noticia última hora que estaba en la mayoría de los televisores. Luego de un par de horas, Kaoru, que junto con Misao estaban un tanto más lejos de Kenshin y Aoshi, vio que la mirada de su amiga no se separaba del rostro de su hermano, quien en ese momento se encontraba conversando alegremente con una jovencita muy bien parecida que trabajaba en un local. Le había ofrecido un descuento por ser él, no dejaba de insinuarle cosas, y al ver que Aoshi no se inmutaba en lo absoluto, el semblante de la chica entristeció grandemente. Kaoru la tomó del brazo, preocupada, y la llevó a un rincón aún más alejado.

-Misao-chan... ¿No me digas que tú todavía... por Aoshi-kun... ya sabes?

Misao asintió con tristeza.

-¿Pero y cuándo piensas decírselo?

-¿¿Decírselo?? ¿¿Estás loca?? Me vería de pies a cabeza y no me volvería a hablar... lo sé... pensaría que soy una pervertida y ya nunca volvería a sentarse asomarse a mi pieza en las noches para preguntarme si estoy bien, o a abrazarme, o a permitir escabullirme en su pieza cuando me siento sola...

-Créeme, el no haría eso. -Kaoru sabía muy bien de lo que hablaba, puesto que Aoshi, años antes, cuando se habían hecho buenos amigos, le había dicho unas palabras bastante similares, sin embargo ella no podía decir nada.

-¿Cómo lo sabes? Además, ¿qué gano diciéndoselo?

-Pues sacarte un peso de encima. No puedes quedarte con esto toda la vida, además, si lo confiesas se te hará mucho más fácil olvidarlo, tenlo por seguro... ¿O quieres seguir con ese sentimiento cuando podrías averiguar si es un simple capricho?

-...Tienes razón... pero no puedo decírselo sino hasta que esté completamente segura.

-Tómate tu tiempo, Misao-chan. No hay ningún apuro.

Misao no dijo nada más en todo el paseo. A penas sonrió también; se notaba pensativa. Al llegar a la casa de verano comerían algo y se irían a la mansión de la VIRUS, puesto que faltaba poco para que llegase el fin de su día libre y comenzara la hora de su reunión. Al llegar y encender la televisión, interrumpieron la conversación para fijarse en una peculiar noticia que estaba en todos los canales nacionales:

"...Todavía se buscan por los alrededores de la mansión Kamiya algún indicio de los culpables del asesinato, así como los restos faltantes del cuerpo de la víctima; Aunque ya de por sí está claro que pertenecerían a una de las bandas asesinas más peligrosas del Japón: VIRUS o ACCROSS. La seguridad ha aumentado el doble dentro de la mansión, pero el senador Okina Kamiya insiste en que saquen a las tropas policiales de su casa, puesto que es un asunto meramente..."

Alguien llamó a la puerta.

Misao, aún con su disfraz, iba a abrir, pero Kenshin se sacó el suyo y le hizo una seña para que se mantuviera ahí. Algo no andaba bien. Al abrir la puerta se encontró con la mirada penetrante de Shôgo Amakusa, su compañero de la ACCROSS. Kenshin se preocupó y se asomó por la puerta sin abrirla del todo, para que nadie viera quién era.

-¿Qué haces acá? -Preguntó Kenshin.

-Vengo a comunicarte dos cosas: 1) Este mes será de prueba. Tengo entendido que la VIRUS también se estará moviendo, pero no sé cómo, por lo que si las cosas salen bien este mes, o sea, conseguimos estrujar bastante a Kamiya y la mocosa no da problemas, se te comenzará a enviar a misiones aparte de ésta. Hiko-sama está demasiado ocupado como para dejar a uno de sus hombres haciendo nada.

-Está bien... pero...

-A mí no me digas nada. 2) No creas que no te estaremos vigilando. Yahiko-sama duda el que seas capaz de terminar con la primera misión aunque la chica se pase de lista... -Shôgo se acercó a Kenshin con una mirada amenazadora- Yo que tú tendría cuidado de lo que hago... o de lo que ella haría...

Diciendo ésto, Shôgo desapareció de la escena como un rayo. Kenshin volvió a entrar. Todos lo miraban con incertidumbre.

-¿Y? ¿Quién era?

-Nadie importante. Pedían limosnas.

Kenshin se acercó a los demás, sintiendo el peso de la conciencia por haber mentido. Luego miró a Kaoru, que se veía muy preocupada por lo que estaba pasando en su casa, y se puso a pensar en las últimas palabras de su compañero, temiendo lo que podría pasarle a su pequeña... ¿Qué tenía planeado la VIRUS, o su propia organización, mientras estaba ausente…? Momentos más tarde, el asesino volvió a tomar asiento y suspiró, intentando prepararse mentalmente para lo porvenir.

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NdYune-ô: Ok, ahora por fin puedo descansar en paz, sabiendo que actualicé por fin... (pd, sorry la demora XD) Quisiera prometerles que no volverá a pasar, pero me van a sacar el Inet y tendré q depender del compu de mi queridísima amiga del alma a quien amo... D-kun XDD (soy tan sincera...) Y sorry, pero por esta vez no responderé los reviews pq estoy demasiado cansada de escribir xX (en serio, me demoré HORAS Y HORAS en escribir esta piuricie... ;; pero los demás serán con más inspiración, pq tendré mucho tiempo libre .

::Yune-ô::
0:52 20-12-2004