Son las 8:00 am y Duo había despertado muy sorprendido por el sueño que tuvo. No había sido una pesadilla si no todo lo contrario, había sido un sueño placentero y eso era lo que le tenía asombrado. En aquel sueño se encontraba en un bello jardín lleno de flores, ahí se encontraba la hermana Helen sonriéndole mientras le decía que todo estaba bien. Siguió caminando y se encontró con el padre Maxwell quién se encontraba con su semblante paciente y tranquilo que lo caracterizaba y lo único que le dijo fue: "Escucha tu corazón", fue en ese momento cuando Duo creyó que comenzaba con la típica pesadilla en la que veía la iglesia incendiándose y veía a la hermana Helen diciéndole aquellas últimas palabras que nunca se le olvidarían: "que Dios te cuide y te pro..." después se escucha así mismo gritando de dolor y todo se oscurece. Y así fue, las llamas rodearon el lugar y desapareciendo la silueta del padre, observa las ruinas de la iglesia y todo se repite. Pero cuando llega a la parte donde se oscurece una luz aparece detrás de él. Esa parte era nueva, se decía así mismo mientras volteaba a sus espaldas; había una silueta debajo de la luz cegadora que le ofrecía su mano, aquella silueta era...
Heero –había susurrado cuando despertó y recordó de quién eran aquellos ojos azules que brillaban intensamente en sus sueño.
Había soñado con Heero Yuy, aquel chico frío y serio que consideraba como amigo a pesar de las diferencias que tuvieron cuando se conocieron. Ya tenía varios días que no lo veía desde que la guerra terminó, desde que lo ayudó a salvar a Relena y se separaron. Tal vez solo eran ganas de verlo y hablar más de lo poco que habían conversado anteriormente.
Creo que no es mala idea invitarlo a comer, después de todo los amigos deben reunirse de vez en cuando.
Tomó su directorio y buscó el teléfono de Heero que recientemente había obtenido gracias a Trowa.
Si no me lo hubiera encontrado creo que nunca hubiera obtenido su teléfono..
Alza la bocina y se detiene por un instante. Mira el teléfono apuntado y comienza a marcar. Sólo se escucha el tono en la bocina que de pronto se detiene y se escucha que alzan del otro lado la bocina.
¿Hola?
Sorpresa, alegría. Su corazón comienza a palpitar emocionado de oír su voz.
¿Heero? ¡Qué gusto me da escucharte de nuevo, amigo!
No creí que tuvieras mi teléfono
Siempre con esa seriedad y frialdad. No ha cambiado.
Vaya forma la tuya de saludar, no has cambiado. No, no tenía tu teléfono pero le pregunté a Trowa si lo tenía y él me lo dio.
Ah, se lo dí cuando nos encontramos la última vez... ¿Y para que querías mi teléfono?
Aquella frialdad no le afectaba. El corazón sigue exaltado.
¿Cómo que para qué? Pues para comunicarme contigo ¿para qué otra cosa sería?
¿Tenías algo que decirme? ¿ O sólo hablaste para saludar?
Nerviosismo
Quería preguntarte si tienes algo que hacer ésta tarde.
No ¿por qué?
Emoción. El corazón da un brinco.
Quiero invitarte a comer, hace mucho que no platicamos y ahora que la guerra terminó me parecía buena idea. Entonces ¿puedes venir a mi casa?
Sí, no tengo nada que hacer.
Te daré la dirección. Apuntala bien, no sea que vayas a perderte.
Espera un minuto. Sólo escucha los latido fuertes de su propio corazón. Después le da la dirección.
Te espero. Bye
Nos vemos
Cuelga, da un pequeño suspiro y su corazón se tranquiliza.
Espero venga. Quiero verlo...
Felicidad, optimismo, nostalgia, soledad, todo lo siente al unísono.
Rápido se mete a la ducha. Se bañaba con una dicha indescriptible. Mientras desayunaba la alegría se le notaba en el rostro, sus ojos brillaban intensamente, mientras que sus sonrisa expresaba con ternura su emoción.
Las horas pasaban Lentamente y el poco que hacer que tenía lo terminaba rápido sin querer. Al poco rato se encontraba sentado en su sala con la mirada perdida pensando que haría para comer. No eran más de las 11:30 cuando empezó a prepararla tranquilo y sin presiones.
No creo que venga antes de la 1: 00 pero por si las dudas...
Al mirar el reloj eran las 12:15 y la comida estaba a punto de terminar de cocerse cuando un sonido interrumpe la quietud. El "toc, toc" de la puerta hace saltar a Duo en el primer impacto.
Traga lentamente la saliva y, nervioso, se dirige a la puerta con el corazón a punto de salirse de su pecho. Toma la manija y abre...
Comentario final: Ahora le tocó a Duo mostrar lo que sentía y lo que pensaba en aquellos momentos. Espero les haya agradado como maneje la situación . Para cualquier comentario, aclaración o hasta queja pueden escribirme al correo que les dí en el primer capítulo, para no volvérselos a poner porque parezco disco rayado... ("no soy floja, soy práctica" -jiji)
Atte: Yui
