Ever After

Capítulo VI


Era temprano por la noche, apenas el sol se había ocultado para dejar paso a colores amatistas y oscuros. El fresco no era ningún problema ya que esa noche en palacio se respiraba un aire de calor y alegría. Por fin el príncipe tendría una esposa y sería anunciada esa misma noche.

En cierta mansión un muchacho de ojos tristes se recuesta sobre en el piso de su habitación, pensando en si debe ir o no a palacio.

Maldición- masculle Duo de entre sus labios-

TOC, TOC – se oye en el cuarto.

Duo, abre por favor- es la voz de Hilde, quien con un juego de llaves abre la puerta y se asoma levemente.- Duo, que esperas, vas a llegar tarde al…-

No pienso ir.- Contesta Duo mientras rueda sobre su costado dándole la espalda.

¿Cómo que no piensas ir, vas a dejar que mi madre y mi hermana ganen así como así?-

Hilde, ellas ya habían ganado desde el momento en que el príncipe posó sus ojos en mí.- contestó con desgano abriéndoles la puerta.

No te entiendo-

Mírame Hilde. Soy un hombre¿comprendes todo lo que implica la extensión de la palabra?-

Un silencio asolador se cimbró en el cuarto.

¡Muy bien ya estuvo suave de tus lamentos! Ahora tu me vas a escuchar.- gritó Hilde.- tu lo dijiste, el príncipe ha posado sus ojos en ti, no en Reelena ni en nadie más,. ¿Crees que eso lo va a detener?.-

Pero, pero Hilde el necesita un heredero y yo no p...-

Cierra la boca! No he acabado de hablar... Sabes lo que son los nobles ¿los conoces?.- ironizó la chica.- alguno de ellos se puede quedar a cargo del reino cuando ninguno de ustedes dos lo pueda hacer.

Duo abrió los ojos como platos "¿acaso dijo los dos¿hacerse cargo?" y tal parece que la muchacha adivinó sus pensamientos ya que siguió.

Si señorito, los dos, estoy segura de que si vas al baile esta noche el príncipe no te rechazará. Y si dudas del príncipe, pues ... entonces creo que hubiera sido mejor que no lo hayas conocido.-

Duo quedó un tanto shokeado por las palabras de la pelinegra, pero no por eso dejaban de ser verdad. Le sonrió con gratitud.

Tienes razón.-

¡Así se habla!-


Un chico de ojos aqua se paseaba alrededor de una de las habitaciones reales, mientras una mirada verde le observaba en su vaivén.

Quatre cálmate-le dijo el soldado.

No puedo.- siguió caminando el rubio.

Dime ¿que es lo que te pasa?-

Algo no está bien, lo sé-

¿Algo, especifique príncipe.-

Bien sabes que no me gusta que me llames así-

Vamos Quatre, dilo ya.-

¿Qué tan enamorado está Heero de ese muchacho tan misterioso?-

Si el pobre de Trowa estuviera comiendo de seguro se atragantaba.

¿Disculpa?-

Dime-

Esque, por qué, o mejor dicho ¿para qué quieres saberlo?-

Trowa, sé que el príncipe Heero no es muy afectivo que digamos, pero, necesito saber lo que sea, alguna señal, de que en realidad está enamorado.-

¿Tiene que ver con nosotros?-

Quatre lo vio con dulzura en los ojos, por lo general Trowa no utilizaba un "nosotros" en sus conversaciones.

Si-

En realidad tengo un buen presentimiento acerca de esos dos, en realidad me atrevería a decir que esta noche ÉL podría ser nuestro nuevo príncipe.

(suspiro)- Bueno eso me tranquiliza un poco.-

Hasta ahora no encuentro la parte en que tú y yo aparecemos.-

Me preguntaba si, en realidad el príncipe Heero se iba a comprometer con alguien esta noche, o si en realidad era pura falacia y me iba a desposar a mi, y bueno, pues yo no… bueno esque…-

Te comprendo- susurró Trowa robándole un beso al más pequeño- Pero eso no era todo lo que me querías decir ¿verdad?-

El rubio sonrió ligeramente asintiendo- Mi preocupación no solo se debía a eso, porque estoy seguro que de haber sido así hubieras hecho algo al respecto- Dicho esto un fuerte rubor cubrió el rostro de Trowa- lo sabía. Así que por eso no me preocupé tanto. Más bien era porque tengo una sensación de malestar, algo…-

¿Y tu que crees que sea ese algo?-

El otro chico-

¿Crees que no sea el adecuado?-

Oh, no, no es eso. Esque simplemente me preocupo por él.-

Estoy seguro de que tu instinto no falla, pero no veo el por qué de… ¿oye a dónde vas!-

Gritó Trowa al ver que su príncipe se aleja de la habitación.

A buscar al chico misterioso.-

¡Qué¿Y se puede saber con qué permiso?-

Trowa, estoy seguro de que otra fuente de abrazos me vendría muy bien, pero no estoy seguro de que tu lo apruebes- ironizó el más chico.- Ahora ven, que no tengo idea de dónde es el lugar.-

¿Y qué te hace pensar que yo si la tengo?-

Confío en ti-


¡Maldición se me hace tarde!- gritaba Duo por toda la casa, estaba hecho un desastre, desde que Reelena y su madrastra se habían ido a "conseguir más accesorios", él había acabado de esconder todo lo valioso que aún le quedaba, junto con el vestido de su madre. Que sorpresa se llevarían esas dos arpías al enterarse de que…..-

¡Las cosas no están!- fue completada la oración, los gritos provenían de la recámara de Reelena, de seguro ya se habían dado cuenta.-

Enseguida unos pasos acelerados se dirigieron a la cocina que era donde Duo estaba.

¡No sé como demonios saliste de tu cuarto mocoso¡¡¡Pero dime en este instante en dónde rayos está el maldito vestido!- gritó Lady con todas sus fuerzas, mientras una colérica Reelena llegaba con la misma furia que su madre, si no es que más.-

Puesss, tal vez … es- tén en-el-mismo-lugar…. –siseó Duo- ¡QUE LOS CANDELABROS, LAS SILLAS, LAS PINTURAS, Y TODO LO QUE HA DESAPARECIDO EN ESTA CASA!- acabó gritando el de ojos violeta.-

Lady hubiera estallado de furia si hubiera podido, sus ojos se encogieron y su mirada se posó en toda la habitación hasta llegar a Duo, lentamente se alejó a la puerta de la cocina y de un rápido movimiento cerró la puerta no dando tiempo al trenzado de salir.

¡Ahí te vas a quedar bastardo!- miró a los sirvientes que llegaban apresurados - ¡Y ustedes ni se atrevan a abrirle, ya que los mandaré a azotar si les va bien!.

Lady tomó un cerrojo que se encontraba colgado en un clavo salido de la pared, lo puso en la puerta y se llevó la llave.

Vamos Reelena, y ustedes ya están advertidos- sentenció la mujer dejando un aire lúgubre entre los que ahí estaban.-

¡Maldita bruja, en qué momento me descuidé! AAAAHHHH!- gritó Duo mientras azotaba la puerta con furia.-

Duo, Duo cálmate encontraremos la forma de sacarte a tiempo.- trataba de sosegar Hilde a su hermanastro.-

¡No me voy a calmar malditasea, tuve que recorrer grandes distancias, hacerme pasar de mujer, mentir, participar en un estúpido torneo de arquería¡hasta latigazos¿Y todo para qué¡Para que lo único que me detenga sea esta estúpida puerta¡Dime si no es motivo de enojarme!- gritaba exasperado

Bueno, yo- trató de seguir la morena.

Duo tiene razón.- secundó Wu Fei – encontraré la forma, no importa cómo.-

¡Yo sé!- dijo Silvia- el maestro, el anciano de la aldea¡él puede ayudarnos!.

¿El dueño de las pinturas?- preguntó la morena

El mismo- dijo orgullosa la rubia.

Pues qué esperamos¡vamos por él!- dijo enérgico Wu Fei- ¿Qué no me piensan acompañar?-

Prefiero quedarme aquí y tratar de calmar a Duo- dijo nerviosa Hilde-

Yo también me quedo-

¡Bah, mejor por mí, llegaré mas rápido- y con esto se apresuró hacia la puerta principal para tomar uno de los caballos que estaban amarrados a los troncos.


¿Y bien hijo?- una pregunta se hizo sonar entre los retumbantes ecos de las columnas del palacio.

Un joven de zafira mirada se encontraba recargado en una de las columnas, escuchando todo el albedrío que su padre había preparado especialmente para este baile, la noche en que se comprometería. Si, habían invitado a los gitanos, y esa era una de las razones por lo cuál la fiesta estaba muy animada, todos esos colores, danzas exóticas, disfraces exuberantes y color de piel diferente. Que tal pareciera que lejos de incomodar a los miembros de la realeza les parecía agradable a la vista. Había sido buena idea por parte de unos ojos violeta.

Un suspiro salió de los labios del joven príncipe, que al recordar al muchacho ángel su cuerpo tembló de nulidad, sin ganas de responder miró a su padre.

Mira, hijo, yo sé que he sido injusto, desde un principio no he de haberte comprometido sin consultarte antes. He de saber que antes que Rey tengo que ser padre. Los reyes de Arabia pueden molestar pero esos asuntos debes dejármelos a mí, ahora lo que importa es que elijas, aunque ya tenemos tu madre y yo una idea de quién será el elegido.-

Ante estas palabras Heero miró un tanto extrañado a su padre, pero a la vez con recelo.

Pues tal vez no sea lo que ustedes piensan.- contestó fúnebre- en cuento a Quatre, estoy seguro de que no hay fuerza humana para que lo hagan casarse conmigo.-

Muchacho cada vez estás mas incoherente, mejor ven a recibir a los invitados.- obviamente el rey no comprendía a la perfección (por no decir nada) las palabras de su heredero.- Además, estoy seguro que harás lo mejor, para ti, y para el reino.-

Si padre, haré lo mejor para todos.- esto último lo agregó con total amargura mientras sus secos pasos resonaban por cada uno de los rincones de ese recinto.


Quatre, ya hemos recorrido todo el pueblo¡no hay mas en donde buscar!- replicó Trowa mientras desaceleraba el paso de su caballo.

¡Que haces, necesitamos buscar en cada una de las villas de los nobles¡Anda apura el paso!- objetó Quatre, pero al girar su vista no supo mas, no hasta llegar al suelo.-

¡Quatre!- gritó el ojiverde.

¡Rayos, lo lamento pero llevo prisa.- dijo un moreno levantándose del piso y tratando de subir a su caballo de nuevo.-

¡Un minuto, no son horas para estar en la calle- Trowa desenvainó su sable mientras le quitaba la capucha al desconocido- Tu- alcanzó a decir.-

Guarda eso, igual ustedes también están fuera, deberían estar en el palacio- gritó el otro

¿Por qué la prisa?- preguntó un aturdido Quatre quién se había incorporado.

No es momento, debo irme,-

Escucha chino sé que tú conoces a Milliardo Peacecraft, dinos donde está- amenazó Trowa a Wu Fei-

¿Para que quieren saberlo, es precisamente por eso que me debo apurar, así que a un lado- por un momento casi olvidaba que ese soldado conocía a Duo como Milliardo.

El chino trató de moverse pero un ligero agarre en su brazo lo hizo detenerse.

Tal vez yo pueda ayudar- dijo sonriente el rubio-

¿Y yo para que los quiero a ustedes? Dudo que sepan hacer algo de lo que yo necesite- replicó receloso

¿En serio necesitas tanto la ayuda, pues vayámonos de una vez, ya que hemos perdido mucho tiempo parlando aquí.- dijo Trowa montando su caballo, seguido de Quatre.-

¡Quién les dijo que quería su ayuda?- gritó indignado el chino ante la olímpicamente bien ignorada respuesta-

Quatre, tu ve en medio de nosotros, será mas seguro.- ignoró el soldado.

¡Aaaaaaahhhhhgg¡Está bien síganme!-

Y con esto tres jinetes salían disparados hacia la hacienda de Lady One.


Apúrate niña que se nos hace tarde.- gritaba Lady a una apurada y todavía sonrojada Reelena quién no salía de su estupor por el berrinche que hizo unos minutos antes.-

¡Ya voy madre!-

Madre, no creo que sea buena idea, cuando Duo salga no sabremos de ….-

Tu cierra la boca Hilde, y ya ponte esa máscara.-

Pero madre, ni siquiera me gustan los bailes, yo no…-

No te apures, tu solo vas a comer. Parece que es para lo único que te sirve esa inútil boca tuya.- agregó cruelmente la "dama" mientras veía como Hilde agachaba la cabeza.- Bien, salgamos, que el cochero ya está afuera.-

Las tres mujeres salieron de la casa. Hilde trataba de ver a lo lejos a Wu Fei, pero no lo divisó sino hasta unos minutos después, cuando el coche ya estaba un poco lejos de la mansión, menos mal que su madre y hermana no se dieron cuenta. Venían otros dos jinetes con Wu Fei, pero no alcanzó a distinguirlos.


¡Está por acá!- gritó el chino-

Valla pero si es la casa de la gallina rubia.- dijo despreocupado Trowa mientras era observado por un confundido Quatre.-

¿Ya habías venido?- preguntó el de ojos aqua-

Si, pero en condiciones muy extrañas.-

¿He?-

¡Se van a quedar ahí parados?- apresuró a decir el moreno quién ya iba bajando las escaleras, seguido de los otros dos.-

¡Wu¡que bien, pensé que no lo habías encontrado!- dijo Silvia.- Marie fue a buscar herramientas, y…. y ninguno de esos dos es el maestro.-

Lo sé, ahora a un lado. ¿Y Hilde?-

Ya se fue, Lady la obligó a ir al baile.-

Hmf. Luego iré por ella.- refunfuñó el chino con un ligero rubor en el rostro.-

¿Y el problema?- dijo un Trowa que seguramente se sentía invisible en ese momento ante la charla de esos dos.-

Aquí abajo.- señaló el chino la puerta de la cocina.

CRASHHHH!

Se oyó dentro de la cocina.

Será mejor que abran la puerta rápido antes de que trate de hacer una salida por si mismo. Dijo la rubia despreocupadamente.-

Antes de que dijeran nada el chico mas pequeño se adelantó y observó detenidamente la puerta. Tras examinarla dirigió sus manos a las ejes de la puerta quitándole el tornillo que sujetaba la puerta con la pared a cada una de las arcas, de inmediato la puerta cayó de golpe dejando salir un enorme costal de granos dando de lleno en el chino quién ya se encontraba dispuesto a entrar a la cocina.

¡Eres un genio!- dijo emocionada Silvia quién daba brincos de alegría.

Si, voy a ser recordado por la historia como el hombre que abrió la puerta- dijo Quatre sonriendo dejando a una Silvia apenada pero contenta.

¿Y el problema era?- siguió Trowa sin hallarle un gran chiste al asunto.

¿Lo ves? Mis instintos nunca fallan- dijo Quatre

¡Gracias al cielooooooo!-salió disparado un alegre Duo hacia su salvador quién quedó en el suelo con un sonriente Duo sobre él.-

De nada- dijo divertido el rubio-

En serio no sé que hubiera hecho sin ustedes- dijo Duo observando a Quatre, Trowa y a un Wu Fei que todavía no se levantaba del suelo.-

Ya puedes quitarte de encima- dijo muy serio Trowa-

¡Ah claro!. Ahora sí me tengo que cambiar.-

¿Y se puede saber con qué disfraz?- preguntó Silvia-

La marcha de Duo se detuvo para dejar ver su rostro casi de desesperación absoluta.

¡Tenías que arruinarlo verdad?- gritó Duo casi fulminándola con la mirada

¿Oh si¿entonces no te importaba si parecías un completo idiota en el palacio, siendo el único sin disfraz- le replicó Silvia levantando la ceja.-

…-

Siempre soy la que tiene que pensar en todo.- se resignó a decir Silvia.-

También puedo hacer algo al respecto.- dijo gentilmente el príncipe.

¡En estos momentos lo que necesito es ir volando al palacio para alcanzar a llegar!- gritó Duo.-

Bien¿quieres alas, alas tendrás.- añadió el de ojos aqua.-

¿He?-


Maldito Duo¡lo odio!.- mascullaba Reelena al ver los vestidos de las demás cortesanas, y al recordar que no pudo traer el hermoso vestido de la madre de Duo.

Ella iba vestida de azul con bastantes zafiros y piedras azules incrustados en este, mientras que su antifaz era conformado de plumas de pavo real.

Ya Reelena, no te preocupes, lo que les sobra de vestido les falta de belleza.- dijo Lady animando a su hija.-

Y lo que le sobra de belleza le falta de cerebro.- masculló Hilde sin que su madre ni su hermana la oyeran.

Hilde se alejó hacia la mesa de la comida (XD, no, no solo va a comer) admiraba todos y cada uno de los adornos de palacio, había un enorme barco que simulaba navegar, rodeado de telas de colores y ligeros destellos de joyas, los marineros eran gitanos que simulaban batallas navales mientras hacían acrobacias brincando de un mástil a otro. Había también lanzallamas que hacían suertes con fuego y espadas. Algunos niños balanceaban objetos sobre palos, y otras muchas jovencitas bailaban al ritmo de panderos y tambores.

A lo lejos Hilde alcanzó a ver una sombra, que se alejaba de toda la algarabía del palacio, un leve reflejo de la luna iluminó aquella sombra, era el príncipe. ¿A caso tenía pensado huir?

De un movimiento rápido Hilde se escabulló de entre la multitud para tratar de alcanzar al muchacho, de un momento a otro llegó a donde se suponía debía estar la sombra. Pero algo la tomó por sorpresa haciéndola gritar del susto, sin embargo nada salió de sus labios.

¿Para qué me sigues?- dijo una helada voz tras de sí.-

Es, esque lo vi muy lejos y yo, pues bueno…-

Si eres otra de las niñas tontas que quiere ganar puntos conmigo, te informo que se te ha hecho un poco tarde.- dijo secamente Heero.

Hilde indignada se soltó con fuerza de las manos del príncipe.

¡Escúcheme bien su majestad¡Ni crea que tiene tanto encanto, yo no venía por eso.- dijo Hilde enojada, para luego formar una cara de angustia en su rostro al reaccionar a lo que había dicho, y ante la reacción del príncipe, el cuál solamente se cruzó de brazos y la miró como buscando una explicación.-

¿Y bien?-

Ya se lo dije, lo vi lejos de palacio y pensé que, bueno, como hoy es su fiesta de compromiso y tal vez esté nervioso y bueno esque yo…-

Aquí la única nerviosa eres tú, y no, no intentaba fugarme, en especial hoy.-

¡Ah! Eso quiere decir que si va a escoger pareja- dijo emocionada Hilde.-

Ahora te recuerdo.-dijo pensativo Heero- tu estabas cerca de Lady One y su hija¿crees que la voy a elegir a ella?.- dijo el ojiazul como si comprendiera ahora todo el asunto.- Pues lamento decirte que no será así, ahora si me haces el favor de dejarme solo…-

¡Esto es el colmo!-interrumpió Hilde.- ¡Príncipe o no, no voy a dejar que saque sus propias conclusiones!. Número uno.- señaló poniendo el dedo índice en alto- por supuesto que no tenía pensado en que usted desposara a la inepta de Reelena. Usted no es tan tonto. Número dos.- levantó el otro dedo.- yo bien sé a quién va a anunciar esta noche. Y número tres.- levantó el tercer dedo.- Tenga cuidado que ahí viene mi hermana.- finalizó Hilde tratando de escabullirse de nuevo dejando a un sorprendido Heero, y no sólo por el agarre que sintió en ese instante, sino por el "punto número dos" de la chica.

¡Príncipe¡que casualidad!- si como no-

Lady Reelena.- trató de safarse el príncipe pero no pudo.- ¿En qué puedo servirle?-

Oh, nada en especial es solo que quería platicar con usted.-

¿Y de que, si se puede saber-

Pueees, no se, digamos de su elección de esta noche.- dijo maliciosa la chica acercándose más a Heero.-

Ah, con que eso era. No se preocupe señorita Reelena.- un brillo apareció en los ojos de la muchacha.- Si eso es lo que le molesta, no se inquiete. Estoy seguro de que mi futura esposa… La recibirá con gusto como una de sus damas de honor.- dijo suspicaz Heero.

De inmediato la sonrisa de la muchacha se borró, para dejar una espantada mueca.

No ponga ese rostro, era solo una broma.- remató el joven. –"Pobre ingenua, ni se lo imagina".-pensó el chico de ojos ópalo.-

Pero qué bromista es usted, je, je.- rió nerviosa la muchacha.-

Me encantan las "bromas"-


¡Vamos, vamos, ya déjame Silvia ya estoy bien. ¡Que me sueltes te digo,- trataba de decirle Duo a una emocionada chica, que arreglaba cualquier detalle del disfraz del muchacho.-

No te muevas, déjame acomodarte esto.- ignoró la hábil chica.-

Rayos.- se resignó el tranzado.-

Cuando la muchacha hubo acabado, se despidió del muchacho que tomó un corcel blanco que estaba en las caballerizas, y se marchó, tan rápido como pudo.

Ya se fue-

¿No me digas?- satirizó Wu Fei- ¡auch!-

Grosero- le recriminó Silvia.- ¿Y ustedes no piensan ir?- dijo mirando a Quatre y Trowa.-

Claro que sí- contestó animoso el rubio- en un momento.-

¿Por qué razón estás tan seguro de esto Quatre?- preguntó el ojiverde al chico.-

No lo sé.- fue su simple respuesta.-

¿No lo sabes?- preguntó sorprendida Silvia.-

Las cosas no se dan por suerte, solamente "son"-

Si, si, como sea¿No se piensan ir?- les dijo el chino-

¡Chang¡En serio eres un grosero!- gritó la joven.-

Oye ya entendí, no tienes que repetirlo.-

No se preocupe señorita, ya nos vamos.- contestó gentilmente el príncipe.-

Yo también voy.- secundó Wu Fei.-

¿Y tú a qué vas?-

Pues por Hilde¿Por qué más iría yo a esos tontos bailes?-

Como si te dejaran pasar.-

¡Cierra el pico Silvia Noventa¡AUCH!-

Maleducado, ahora vámonos ya y deja de parlotear.- dijo tranquilamente Trowa montando su corcel.-

¡Me la vas a pagar!-


Sentía como el viento chocaba con su rostro, como miles de gotas de agua fría estrellándose en su piel, a cada paso agigantado del corcel su corazón aumentaba el acelerado ritmo de sus latidos.

Las siluetas de los árboles pasaban fugazmente, como fantasmas rodeándote, que de vez en cuando tocaban tu cuerpo, sin hacerte mayor daño que el de una ramita chocar con tu persona.

No se dio cuenta de cuando su trenza se había desecho y ahora su cabello estaba libre, mezclándose con la crin del caballo blanco. Juntos parecían una misma bestia, un mismo ser, blancuzco, una sombra en negativo que cruzaba el negro bosque, tal vez asustando a los verdaderos espíritus que circundaban tal paisaje oscuro, pero a la vez intoxicante y profundamente bello.

La luna no quería dejar de percibir tal visión, y negando su comportamiento, hoy, y solamente hoy se mostró completa, como nunca lo había hecho antes. Como si quisiera estar en primera fila. Observando.

Observando a uno de los muchos que habían compartido historias con ella, y esta vez veía a un hijo predilecto.

Estaba ahí, a pesar de que no era luna llena. Nadie pareció notarlo. O por lo menos no por ahora.

Bien, solo … respira Duo, ya estas aquí. Hecho un desastre, pero estás aquí.- se dijo a si mismo Duo mientras se hacía una coleta un tanto floja, dando la ilusión de que traía el cabello suelto.- Solo espero no haber llegado tarde.-

Y sin más se encaminó ahora solo al centro de la fiesta.


¡Mis queridos súbditos. Esta noche me causa un gran regocijo el presentar a mi hijo, Heero. El cuál les anunciará su decisión final!- anunció el monarca a una muchedumbre que rugía en un estruendoso aplauso.-

Este es el momento hija.- Lady tomaba la mano de Reelena quién casi brincaba de alegría.

Reelena había visto a Hilde quién se alejaba, y cuál no fue su sorpresa al encontrarla después platicando con el príncipe, SU príncipe. Era hora de entrar en acción, se había dicho a si misma. Y con lo que antes le había dicho el heredero, estaba segura de la decisión de este.

Hilde no hacía nada mas que observar, con la ligera esperanza de que ese alguien llegara. Hasta que un brillo le hizo perder las ansias que tenía contenidas, haciéndole formar una sonrisa en los labios.

Esta noche, estoy seguro de hacer lo correcto, y lo más justo para ustedes, nuestro pueblo, y también para mí. Y es por eso que he decidido….- Heero se detuvo secamente, dejando en expectación a todos los que lo rodeaban.

Después de un momento, todos volteaban hacia la misma dirección en que lo hacía el príncipe heredero. El cuál no respondía, de un momento a otro dejó de respirar, como si hubiesen robado su aliento. Sus ojos parecieran no recordar como mirar al igual que en sus oídos no resonaba el sonido, ni como querían escuchar.

Con la luna en totalmente llena faz, una larga sombra causada por ella, se asomó lentamente por el pasillo principal. A su paso iba quitando el hálito, dejando a la gante pálida y sin palabras.

Pero lejos de asustar a alguien. Esta bella sombra blanca, iluminaba su paso con su sola presencia.

Un ángel- se atrevió a decir una vocecilla entre los súbditos. Pero nada más se oyó por un largo rato.

Preferían seguir admirando tal visión etérea. Sus ropajes eran resplandecientes, en toda la tela, si eso era tela en verdad, había incrustaciones de finísimos diamantes, casi polvo hecho casimir. Con aspecto elegante lo portaba. No había diferencia alguna entre la blancura de su armadura y lo albo de su piel, haciendo inútil la necesidad de guantes. Los reflejos lunares chocaban continuamente con su caminar dándole un aura argenta a todo su cuerpo.

La ilusión con que acababa esta ninfa eran unas perfectas alas plateas, con la que los rayos jugaban colándose a través de ese inverosímil material que al igual que su atuendo radiaba ilustremente.

Pareciera no llevar antifaz alguno, sin embargo. Un exquisito polvo cubre su rostro a nabera de máscara que cubre sus ojos y la parte superior de su rostro. Como un sello prohibido, que si alguien quisiera romper, notaría su falta al verse descubierto por tan sagrado tesoro que en su piel lleva puesto.

Llevaba en su cintura una espada que parecía suspendida, a pesar de estar colgada y sostenida por finísimas hebras brillantes las cuales parecían correas de diamante. El sable daba largas imágenes plateadas, la gente a su alrededor se reflejaba en su filo que incitaba a ser tocado, como metal líquido que se deslizaba sobre las largas piernas del ángel.

Sus pasos no sonaban, solamente su aroma se dejaba de largo. Intimidando a todo aquél que lo veía al rostro, quién de inmediato bajaba la mirada. Los pocos que le sostuvieron ese gesto, admiraban su delicada faz y agudos rasgos, casi femeninos en realidad, sin restarle la reciedumbre natural del muchacho. Quién increíblemente a pesar de su delgada complexión, imponía su presencia al paso que no sonaba, sino que simplemente flotaba.

Al llegar casi a la mitad del largo corredor, el príncipe hipnotizado se acercó hacia él, deteniéndole en su camino. De sus labios no podía salir palabra alguna, solamente temió tocarlo, ya que no quería arruinar tan bella visión. Sin que el roce tocara la piel del de ojos violeta, su mano simuló acariciarlo e instantáneamente sus ojos se cerraron, como si en verdad sintieran tan ansiado roce.

No- dijo en un suspiro Duo, antes de que el príncipe le tomara los labios.-

Tengo que decirte algo.- le susurró.-

Has llegado. No deberías estar aquí.- dijo con lástima Heero.-

¿Por qué no?.-

Estás comprometido ya.- volteó el rostro hacia a un lado Heero, para luego ser guiado hacia el frente de nuevo para que pudiera observar la dulce mirada del muchacho ángel quién le sonreía con total felicidad.-

¿Quién te ha dicho semejante mentira?-

Men… ¿mentira, quiere decir…-

Si, no estoy comprometido.-sonrió tiernamente mientras sus manos acariciaban el rostro del príncipe.-

La conversación parecía haber sido en un susurro ya que para los espectadores parecía muda plática entre los dos, sin pensar en los demás.

Heero tienes que saber que no soy…- intentó decir Duo, pero no pudo ya que Heero lo tomó de la muñeca y lo encaminó hacia el frente.-

Luego me lo dirás.- le respondió alegre Heero.-

En una de las filas compuestas por súbditos, Reelena y Lady observaban furiosas, pero no se iban a quedar así. No solo observarían.

Con fuerte paso Lady se aproximó hacia los dos muchachos, con la cara encendida y un grueso grito hizo que todas las miradas se posaran en ella.

¡Usted ha sido engañado su majestad!- llegó Lady arrancando una de las alas del traje de Duo, causando un abucheo en general.-

¡Como se atreve!.- siseó Heero a la insoportable mujer.-

¡Es verdad, y éste no lo podrá dudar!- señaló Lady a Duo.- ¡Díselo!-

Heero, yo no, yo no soy lo que tu piensas, yo, yo…- trató de explicar Duo ante una atónita mirada del príncipe.-

¡Este desgraciado es un sirviente, un simple plebeyo el cuál lo ha engañado haciéndose pasar por Milliardo Peacecraft¡Su verdadero nombre es Duo Maxwell!.- remató la cruel mujer tomando el rostro de Duo y apretándole la mandíbula, para que después este retirara su mano y volteara hacia Heero.-

¡Eso es lo que te intentaba decir pero…!- fue interrumpido por la congelante voz del heredero.

Me engañaste.- dijo Heero antes de voltearse de nuevo y encaminar su paso hacia los reyes.-

¡Heero!- trató de detenerlo Duo alcanzando a agarrar parte del traje del muchacho.-

No te atrevas a llamarme así. ¡Jamás, un plebeyo no puede siquiera mirar el rostro de la nobleza.- escupió estas palabras, como si en cada una de ellas hubiera puesto hielo, el cuál atravesaba al muchacho, congelándolo al instante.

La mano de Duo cayó instantáneamente de las ropas del caballero. Parecía estar en un estado cataléptico.

Debí saberlo, ya que nunca me lo dijiste.- levantó la voz Duo haciendo detener al príncipe, quien no volteó.- ¡Aquí el único impostor eres tú!- gritó el muchacho ángel arrancando su otra ala y dejándola en el suelo mientras dirigía su paso hacia el lado contrario. No correría, no lloraría, no él. No era tan débil.

Pero no podía evitarlo, ese hombre que supuso lo amaría sin importar lo que el fuera, los defectos que tuviese. Un momento, ser plebeyo no es ningún defecto, por eso más rabia le daba. Sin darse cuenta ya estaba corriendo por el bosque, sin saber exactamente a dónde lo llevaban sus pies, sintió chocar con alguien pero no se fijó con quién. Ahora solo importaba en dónde terminaría él, y su alma.

"Jamás me lo dijo, no me hubiera importado que no me abrazara, que no me tocara, que no me besara. No me hubiese importado nada. No me hubiese importado. Si, tan sólo él me hubiese dicho que me amaba. Con eso hubiera sido suficiente."- pensaba amargamente el chico ángel, quién al darse cuenta de sus pensamientos, se percató de que se detuvo y de que unas gruesas lágrimas surcaban su angelical rostro que a su paso arrastraban algo del polvo plateado que había en él.

Jamásme dijo que me amara. Heero¡¡¡¡¡¡¡¡HEEROOOOOOOOOOOOO!-


Del bosque salieron unas aves espantadas por el lastimero grito de la hermosa criatura que en el claro se había detenido. Para después no oír nada, mas que el sonido del silencio.

Ese era Duo- dijo Wu Fei, que era la persona con quién había chocado Duo en su carrera-¡Tenemos que ir por él!-

Espera, algo pasó- lo detuvo Trowa, señalando a las personas del palacio, que parecían estar consternadas.-

¡Wu!- gritó una morena quién se acercaba rápidamente hacia los tres jóvenes al percatarse de su presencia.-

¡Qué pasó aquí¿¡Por qué Duo se fue así?-

Esque, la culpa, la culpa fue de mi madre. El príncipe lo rechazó, y luego Duo le gritó y se fue, corrió pero.- trataba de decir ella.-

¿Qué hizo qué!- esta vez fue Trowa el que gritó, se encaminó apresuradamente hacia palacio.-

¿A dónde vas?- preguntó el rubio.

En un momento vengo, necesito ajustar cuentas con alguien.- fue solo lo que dijo el soldado.

Unos instantes después las cristalinas gotas de lluvia cayeron incesantes en la oscura noche. La luna ya no estaba observando, mas bien lloraba. No solo por ella, sino por un príncipe de corazón antes de hielo, y que ahora, está roto, confundido, pero aún más, angustiado.

Heero- fue lo que dijo un ojiverde al acercarse al príncipe, quién observaba el baile desde una de las columnas de palacio.

Largo-

Dime que no lo has hecho.-

¿No me oíste¡lárgate!- gritó el heredero.-

¡Maldición no me voy a ir de aquí hasta que me escuches!- tomó Trowa a Heero por el cuello de su traje y lo hizo mirar directamente a su rostro.- ¿Por qué lo hiciste!-

No hice nada indebido. Solo lo que la realeza debe hacer. ¡Nací con privilegios, pero también nací con obligaciones! Y eso es lo que he hecho, obedecer mi naturaleza real.- giró su rostro hacia otro lado.-

¡Estúpido!- gritó el soldado, a lo cuál un sorprendido Heero volteó a ver a su amigo quién nunca le había gritado de esa manera.- Esta noche podría ser la noche en que te arrepientas durante toda tu vida, y no me veas así.- soltó el cuello del ropaje para bajar al príncipe.-

Te equivocas..-

¡Cierra la boca todavía no termino!. Si puedes ignorarme de sobremanera no me extraña lo que hiciste hace unos minutos. Y ni se te ocurra hablar que yo ya lo se todo.-

¿Y?-

Si a mi no me molesta a ti tampoco debería molestarte.-

Es diferente.-

¿En qué¡dímelo!.-

¡Es un plebeyo, me engañó¡que otra razón quieres que te diga!-

Una mas razonable sin duda. Aunque si me permites decirlo príncipe, ese muchacho tiene mucha más nobleza en su alma que la que tu tienes corriendo porlas venas. Y si no eres capaz de verlo por ti mismo, entonces creo que no te lo mereces.-

Y dicho esto el soldado de ojos verdes salió de escena dejando a un confundido príncipe, quién observaba las alas rotas del chico, las cuales ningún súbdito se había atrevido a recoger, como si fueran sumamente sagradas para ellos, tanto que no podían darse el lujo de tocarlas, como si lo hacían las tenues gotas de lluvia que caían sobre los cristales e incrustaciones de piedras de esas, las cuales rebotaban formando diminutos arco iris a su alrededor, formando una capa áurea alrededor de ellas.

No se lo perdonaré- masculló lleno de odio el príncipe mientras golpeaba fuertemente la pared del palacio en la que estaba recargado observando las alas del que antes era un ángel en todo el sentido de la palabra.- ¡Nunca!


Tan ta ta tan¿Qué tal he, no me voy a disculpar porque sinceramente no hay disculpa suficientemente grande para expresar lo que siento y mi vergüenza al tardar tanto. Lo lamento en ralidad. Rayos, ya me disculpé -- en fin.

Solo una notita: sé que una de mis lectoras se llama Silvia, así que decidí poner a la chica de este fic que tb. Se llama Silvia, como una chica inteligente y suspicaz, eso va especialmente para ti

Duo V.P.V.M. y DARK en especial también muchas gracias a ustedes. TT sé que más personas me han mandado reviews, lamento no responderles, pero sospecho que lo haré en el próximo capi y si, pretendiendo ser el último.

Así que nos vemos No na da!.