Capi Two: Nueve habitantes y las peones.

Al cabo de unos minutos apareció Harry enfundado en varias prendas de ropa varias tallas más grande de lo normal, y tan despeinado como siempre. Por primera vez se fijó que Snape (lógicamente) también iba vestido al modo muggle, y a pesar del sofocante calor de finales de Julio todas sus prendas eran negras y de manga larga.

-¿Esta todo listo?-preguntó el profesor poniéndose en pie.

-Sí. ¿Cómo nos vamos a ir?

-Tengo fuera un taxi que nos llevará a King Cross.

-¿Vamos para Hogwarts?

-¿Como demonios se te puede ocurrir que viva en Hogwarts?-preguntó Snape, visiblemente ofendido.

-Es que es un poco extraño ... no me imagino usted viviendo en una casita de piedra blanca... que quiere que le diga, Profesor...

-Blanca no es, desde luego...- murmuró inaudiblemente, casi con un asomo de sonrisa.- Hoy tendrás unas cuantas sorpresas, chaval... ya veo que no sabes ver mas allá de tu nariz... típico Gryffindor. Granger no es así...

La ultima frase casi no se podía oír... lógico... ¿ el profesor Snape estaba alabando a Hermione o Harry estaba delirando?

Por primera vez en toda su vida, Harry sintió que aquel hombre, con todo su oscuro sarcasmo y frialdad, era un verdadero misterio.

*

Snape hizo levitar el baúl desde la habitación de Harry hasta la entrada de la casa, y desde allí y con ayuda del taxista, lo metieron en el coche, seguidos los tres de cerca por una Petunia con la nariz muy arrugada y mirando fijamente la jaula vacía de la lechuza Hedwig, como pensando si la lechuza ausente podría mancharla.

Cuando todas sus pertenencias estaban dentro del automóvil, Snape hizo ademán de meterse sin despedirse de Petunia, pero lógicamente ella no le iba a dejar escapar tan tranquilo.

En un pestañear de ojos Snape estaba atrapado entre los delgados brazos de la tía de Harry, con la cabeza rubia de la mujer hundida en su pecho...

-¡Sevi! Escribe, por favor... te he echado mucho de menos y no quiero volver a perder el contacto... si me escribes te prometo que tomaré esas clases especiales de las que me hablasteis...

-Demasiado tarde, Petunia- gruñó Snape- ya me has fastidiado las vacaciones. De todos modos hablaré con Dumbledore, para ver si te puede suscribir a algún cursillo por correspondencia.

Petunia asintió, con las pestañas empapadas y se separó del profesor lo justo para darle un suave beso en la mejilla. Luego le abrazó de nuevo, mientras susurraba:

-Cuídale, Severus. Es mi único sobrino. Adiós.

Harry les miraba con la boca abierta.

-Tío Vernon y Dudley van a fliparlo cuando te vean agitando la varita, tía Petunia.

Petunia se rió y se limpió las lágrimas.

-Bueno, estas cosas se pueden hacer discretamente, y creo que en el fondo, es realmente útil. Vernon y Dudley aprenderán a entenderlo.- Petunia tomó aire.- Ten cuidado, muchacho. Ese hombre ya ha intentado matarte antes, y has tenido mucha suerte, pero nadie puede asegurar que también la tengas la próxima vez. Y sobre todo.... ¡trata con respeto a Severus! Sé perfectamente lo que tu padre hacia... pobre de ti como le imites...

-Tranquila Pet... es un Gryffindor, un Potter aun por encima, pero sabe perfectamente que más le vale tener cuidado conmigo.- repuso Snape con una sonrisa definitivamente peligrosa.

Harry se estremeció y se subió en el coche detrás de Snape. La última imagen que tuvo de Privet Drive, fue su tía agitando la mano alegremente.

Era la primera vez que salía del lugar sin dejar al último miembro de su familia histérica.

*

El viaje era sorprendentemente silencioso, y Harry sospechaba que tenía algo que ver con la única pregunta que había hecho el taxista en un intento de crear conversación: si eran padre e hijo. Desafortunada pregunta que hacerle a Severus Snape sobre Harry Potter, desde luego, de modo que el taxista recibió la mirada más petrificante de toda su vida y no volvió a hablar en todo el trayecto.

Harry miraba por la ventanilla, mortalmente aburrido, y Snape leía algo en un pesado y antiguo libro de Pociones, lo cual le hizo recordar a Harry las interminables tardes a solas con Hermione.

-Entonces... ¿Hermione pasará las vacaciones conmigo?- se atrevió a preguntar, finalmente. Snape suspiró, sin apartar la mirada del libro.

-La señorita Granger vuelve dentro de tres días. El director Dumbledore esta buscando "un lugar mejor" en el que alojarla, de otro modo no sé lo que haremos, cinco en casa seremos demasiados, y también están los otros cuatro... que Merlín nos ayude, vaya pesadilla de verano... pero desde luego, yo no me vuelvo tan pronto a Hogwarts...

-¿Los cinco?- preguntó Harry, confuso. -¿Que cuatro?

Snape no contestó nada, y si no fuese porque el libro tapaba la visión, Harry podría jurar que se estaba riendo. Algo realmente siniestro. Le había visto reírse mas veces solo en esa mañana que en los cuatro años que llevaba asistiendo a sus clases. "Realmente, en un Slytherin una sonrisa es mucho peor que la más aterradora de las miradas" pensó Harry.

-Hemos llegado, señor.- anunció el taxista con algo de tembleque en la voz .

Salieron del coche y Snape pagó la cuenta con dinero muggle, con precisión y sin necesidad de ayuda de Harry. Él se preguntó dónde habría aprendido a hacer eso, ya que incluso el señor Weasley, que adoraba a los muggles, necesitaba su ayuda.

Recorrieron la estación con el baúl y la jaula en un carrito, hasta que llegaron a la división entre los andenes nueve y diez.

-Adelántate, Potter. Yo te sigo.

Harry cogió carrerilla y corrió con el carrito hasta la barrera. Snape le siguió más discretamente.

El Anden 9 y ¾ estaba extrañamente silencioso. Solo había tres o cuatro personas, algo nuevo para Harry, que siempre lo había visto atiborrado de los estudiantes de Hogwarts.

-¿Esta seguro de que pasará un tren por aquí, Profesor?

Snape puso los ojos en blanco, como si Harry fuese increíblemente idiota. Luego consultó su reloj.

-Aún falta media hora. Siéntate. No has desayunado, ¿verdad? Haremos un almuerzo temprano.

Harry asistió, sorprendido de la amabilidad en la invitación del profesor. Era obvio que había cambiado mucho desde aquella noche del curso pasado, pero... ¿era realmente Snape lo que había cambiado, o solo el modo en que Harry le veía?

Ya no era el grasiento, nada confiable Slytehrin. De hecho, Harry comenzaba a desarrollar una cierta admiración por él. Reconocía su valentía al espiar a Voldemort. También sabia que había cometido errores y había tratado de solventarlos ayudando a Dumbledore. Y sobre todo, tenia que admitir que Snape le había salvado la vida muchas mas veces de lo que realmente justificaba lo que había hecho su padre.

Desde luego, nunca admitiría nada de eso en voz alta, ni siquiera ante Hermione. Pero eso no cambiaba el hecho.

Harry observó que era lo que estaba haciendo Snape y comprobó sorprendido que estaba sacando unos paquetes de una mochila negra, que no había visto al estar mimetizada con el atuendo del profesor, y colocándolos sobre el baúl de Harry.

-¿Que hay ahí?- preguntó, sin poder contener su curiosidad.

-El almuerzo. Sírvete.

Harry alcanzó uno de los paquetes y lo desenvolvió con cuidado, comprobando que eran bocadillos. Ahogó un gemido de satisfacción al probar el primero. No recordaba el hambre que tenía.

-¡Está delicioso!-exclamó-¿los ha hecho usted?- preguntó, escépticamente.

Snape no contestó. Le tendió una lata de refresco (¿¡lata de refresco?!¿¡Snape!?)y alcanzó uno de los paquetes para sí mismo.

Al cabo de diez minutos los emparedados misteriosos habían desaparecido, dejando a Harry satisfecho, intrigado y confuso.

Snape volvió a sacar su viejo libro de pociones y se dispuso a leer.

Harry miró el reloj que Sirius había mandado por su cumpleaños. Una de las esferas era mágica e incluía manecillas con letreros de Hermione, "Canuto", Remus y todos los Weasley, además de alguna otra que se había dejado en blanco. Todas ellas estaban en posición "de viaje" excepto la de Hermione, que estaba en "durmiendo" La esfera de abajo era un reloj muggle, que le informó que le quedaban 15 minutos de aburrimiento hasta que llegase el tren.

Molesto, miró su baúl, con la jaula vacía de lechuza encima. Hedwig se había ido dos días atrás y aún no había vuelto.¿Dónde estaría? Se puso en pie y abrió el baúl, sacando el tablero y las fichas de ajedrez que le habían mandado los Weasley. Podría jugar una partida contra el tablero antes de que llegase el tren.

Snape alzó la vista del libro al oír la ruidosa partida que Harry amenazaba con perder.

-Peon a H5, Potter.

Harry frunció el ceño, preguntándose si realmente merecía la pena mover a la pequeña peón. Luego comprendió.

-¡Peón a H5! Y se transforma en reina... ¡Jaque Mate!

Efectivamente, al alcanzar el otro lado del tablero la peón se convirtió en reina, y el rey negro lanzó su corona a sus pies. La nueva reina hizo una reverencia y todas las fichas volvieron a sus posiciones iniciales. Harry guardó el tablero.

-¿Cómo se dio cuenta, profesor?

-Nunca subestimes el poder de una chica, Potter.- murmuró con una sonrisa torcida.

La sonrisa de Harry se murió en sus labios. Algún dato se había escapado en esa conversación. ¿A que demonios venia eso? Snape se dio cuenta de su incomprensión.

-Las peones... son chicas. Cuando alcanzan su máximo potencial pueden convertirse en reinas. Pero muchas se quedan por el camino. Solo las más poderosas alcanzan la octava fila. Recuerde eso... para la vida real, Potter. Tal vez le sirva para valorar lo que tiene tan cerca que ni siquiera lo ve. Vamos, ya viene el tren.

Harry se quedó un instante perplejo. Luego siguió a Snape hasta el tren con el carrito.

Recorrieron el interior del único vagón, encontrando un compartimento casi vacío. Dentro había una mujer que dormía placidamente, con el rostro oculto tras lo que parecía un sedoso velo de intenso color lila.

Harry se sentó al lado de Snape y éste le hizo un gesto para que no hiciese ruido. Pronto el profesor estaba sumido en la lectura de su libro y Harry, mortalmente aburrido, mirando por la ventanilla.

Con el monótono traqueteo del tren, Harry fue dejando caer los párpados, para abrirlos de golpe una y otra vez cuando sentía una sacudida más brusca de lo normal.

En una de esas sacudidas le pareció ver una cosa blanca tratando de alcanzar la ventanilla. Pero pensó que sería su adormilada imaginación y de nuevo entrecerró los ojos. No comprendió lo que era hasta que la vio por tercera vez.

-¡HEDWIG!- exclamó. La mujer despertó sobresaltada y Snape interrumpió su lectura.

Mientras Harry abría la ventanilla para rescatar a su agotada lechuza, Snape observaba atónito a la somnolienta mujer.

-¿Alexia?-preguntó.

****Continuará****

Y aquí esta el capitulo dos. Un poquito antes de lo que tenia previsto, pues no podré hacerlo mas tarde.

En este capitulo, todo lo relacionado con el ajedrez esta mas o menos extraído de la historia Pawn to Queen, de la magnifica Riley (digan lo que digan, ella es la diosa de los SS/Hm para mi). Para quienes ya la hayan leído, lo habrán entendido perfectamente. Los demás... ¡vayan a leerla! Es genial. Y si no, esperen, aquí tratare de ser lo mas fiel posible a los ideales de Riley... ¡todos ellos!

Aquí van las contestaciones a los reviews:

Merak: ¡Por supuesto que lo continúo! No soporto dejar las cosas a medio hacer. En cuanto a la trama... bueno, aún no esta desarrollada, dale un poquito de tiempo.

Kat Basted: ¿Es suficientemente pronto? Trataré de tardar solo una semana en actualizar, no te preocupes.

Slayer Sephiroth :¡Gracias! Bueno... Dudley está desaparecido, y no va a ser el único, ya lo veras. Prefiero no escribir sobre personajes que no me gustan, pero que acabo siendo cruel con ellos. Si te intriga mucho siempre puedes pensar que esta de acampada o algo así... Vernon... bueno, Sevi no podía convertirle en nada, pero ciertamente se lo merece, je, je, je...

Aka Yuki: ¿Eh? ¿Que yaoi? ¿Cuándo dije yo eso?

Lily Diggory: ¡Gracias! (Iremione se pone gradualmente colorada) Será muy divertido ver a Harry y Sevi bajo el mismo techo, ya lo veras... ¡pero ninguno de los dos estará solo! No me conformo con creer que la gente es mala porque si, siempre supe que hay algo extraño en Pet, y el quinto libro me lo confirmó, je, je, je... ¿tu eras la fanática de los R/Hm y SS/Hm? Bueno... lo vas a pasar bien con esta historia, créeme.

Gen Potter: Nadie dijo que Vernon estuviese encantado...¡ja, ja, ja! Tu solo espera a que Petunia empiece a agitar la varita. En cuanto a Sevi y Harry viviendo juntos... como ya he dicho, ninguno de los dos estará solo.

¡Hasta el próximo capi!

Iremione