N/A: Creo que antes de empezar este capítulo, lo justo es que advierta una
cosa... se supone que esta capitulo es de humor, pero los chistes son tan
malos, que probablemente alguno se sienta ofendido de que me atreva a
llamar a esto "humor". En fin, leed con cuidado.
Capi twelve: La noche de Draco
Se sentaron alrededor de la mesa del salón, aparentemente sin orden, y pronto Harry comprendió que tal vez deberían haber llevado un orden. ¿Por qué si no estaría Lucius Malfoy sentado a su lado?
Lo importante era que Hermione estaba sentada del otro lado de Harry, de modo que si hablaban en voz bajita, podría interrogarla.
Harry miró por encima del hombro a Lucius, y se sorprendió de ver a Zarpa, que se había subido a la mesa, dirigirse a él para saltar sobre su regazo. Todos los que estaban sentados a la mesa dejaron lo que estaban haciendo para ver que hacían Lucius y el gato.
El pequeño animalito blanco, se quedó mirando fijamente a los ojos de Lucius, arañó un poquito, pero enseguida se acomodó y parecía dispuesto a quedarse a dormir allí, ante la atónita mirada de todos los que conocían las costumbres del animal. Pero Lucius, muy tranquilamente se puso en pie e hizo que el gato cayese al suelo, con un sonoro maullido.
-Lo siento, Zarpa, pero sabes que los pelos blancos de gato no le favorecen nada a las túnicas Malfoy.- Zarpa miró a Lucius con sus enormes ojazos, pero éste no sé inmutó.-Ve a darle un poco la lata a tu dueño, gato.
Obediente, Zarpa pasó entre les piernas de Harry, Hermione y Snape, para saltar al regazo de Sarah, y desde allí y al de Simon, que gimió sonriente al agarrar a su bichejo.
Hubo un murmullo parecido a una risa nerviosa entre todos los presentes, y Lucius Malfoy se sentó de nuevo. Munin, Hedwig y Crookshanks no aparecían por ninguna parte, y como Greenie empezaba a atacar el pan de los invitados, Sarah agitó la varita para que apareciese la cena en los platos.
Harry alzó las cejas. Era la primera vez fuera de Hogwarts que veía ese hechizo. Y así se lo hizo saber a Hermione. Ella le sonrió suavemente.
-Siempre supe que deberías conocer más familias aparte de los Weasley. El mundo no se acaba en las fronteras de la madriguera, ¿lo sabía usted, señor comadreja?
Harry miró a Hermione fijamente. Si Ron estuviese delante habría discusión para un buen rato.
La cena transcurrió tranquila, y relativamente silenciosa. Todo el mundo se había colocado estratégicamente para tener alguien con quien hablar, y el único que había sido dejado a la deriva había sido Lucius Malfoy, que sólo comía y callaba, mirando como su hijo, un par de asientos a la derecha del otro lado de la mesa, charlaba animadamente con Snape, sentado enfrente. E ignorando, tajantemente cualquier intento de conversación de Dumbledore, sentado a su otro lado.
Entre susurros, Harry intentó interrogar a su amiga sobre como era posible que ella supiese tantas cosas y no le contase nada, pero con Lucius, aburrido y pendiente al otro lado, no podía hablar tan libremente como querría, de modo que desistió enseguida.
Al terminar la cena, Snape se puso en pie.
-¿Has traído a Hugin, Draco?
-Sí, está fuera con Munin, esa lechuza blanca tan rara y ese gato tan feo.
-Eh!!- protestaron Hermione y Harry. Los dos Slytherin los ignoraron. Draco se puso en pie y siguió al profesor al jardín, por la puerta de la cocina. Harry apenas se sorprendió cuando Snape puso una mano sobre el hombro de Draco.
-Hermione... -murmuró- ¿tú sabías que Snape y Malfoy?
-Severus me contó que Draco es su ahijado, Harry. Le quiere como a un hijo y trata de protegerle. Le regaló un cuervo como el suyo cuando apenas era un niño. Se llama Hugin... ¿Sabes la leyenda de Hugin y Munin?- Como siempre, Hermione no esperó a la negativa de Harry- Hugin y Munin eran dos cuervos que acompañaban a Odín en sus viajes. Hugin significa Pensamiento, y Munin Memoria... Pensamiento para Draco, Memoria para Severus... ¿no te parece fascinante?
-Felicidades Her... señorita Granger- Hermione miró a Lucius Malfoy desafiantemente.-realmente me ha sorprendido... sabía que era usted muy culta, pero muy pocas personas conocen esa leyenda, afortunadamente para Severus y mi hijo... de hecho, a parte de Severus, Draco, ustedes dos y yo mismo, sólo conocí a otra persona que conocía, comprendía y admiraba esa leyenda... sí, Potter, su madre. No irá a decirme que le sorprende descubrir como se parecen las dos...
-El profesor Snape me contó la leyenda, señor Malfoy. No es mérito mío.
-Ah... pero se da la casualidad, de que también fue Severus quien nos la contó a todos los demás... incluida Lily, por supuesto. También quería felicitarla por eso, señorita Granger... jamás había visto a mi viejo amigo tan... relajado, desde la trágica desaparición de nuestro ángel pelirrojo.
-No desapareció.-replicó Harry-Voldemort la mató.
-No se ponga agresivo, Potter... yo solo quería constatar un hecho, el hecho de que nunca había visto a un amigo... una migo de verdad, Potter... por mas que odie la comparación... como ese Weasley para usted... tan feliz. Y sé a quien tengo que darle las gracias. No pretendía ofender a nadie. Si me disculpan... tengo que ir a recuperar a mi hijo.
Lucius se puso en pie, dejando a Hermione y Harry boquiabiertos. Los dos habían sabido que Snape consideraba a Lucius un amigo. Pero igualmente habían tenido la sensación de que Lucius despreciaba a Snape, le consideraba inferior. De modo que era una verdadera sorpresa saber que no era así. Que Lucius se preocupaba por Snape.
Se dirigió a Sarah y la felicitó por la cena. Se inclinó sobre Simon y besó su frente, despidiéndose con un tenue "Hasta luego, ahijado" que tampoco sorprendió a Harry. Le besó la mano a Dalia y a una reluctante Alexia. Se despidió con un movimiento de su cabeza de todos los demás. Y tras una última elegante reverencia a Hermione, Lucius Malfoy salió por la puerta, tan pomposamente como había entrado.
Al cabo de un rato volvió Snape, con una sonrisa de oreja a oreja, un cuervo en el hombro, una preciosa lechuza blanca en un brazo y un gato color canela a sus pies. Los invitados le miraron extrañados y él caminó directamente hacia su mujer.
-Esta noche tendremos un invitado más, Sarah.
De detrás de Snape surgió Draco Malfoy, con una sonrisa tan grande como la de su padrino y un cuervo idéntico a Munin en el hombro.
Con un maullido, Crookshanks hizo que Hermione le cogiese en brazos. Los dos cuervos y la lechuza volaron hasta lo alto de un armario, y Draco cogió a Simon en brazos, que le miraba sonriente y feliz.
Zarpa, al caer miró a su dueño enfadado. Luego olfateó a los presentes, para acabar acomodándose en el regazo de Hermione, junto a Crookshanks.
-Es precioso... -murmuró la chica, acariciando al animalito, y sin percibir la mirada extrañada de Harry.
El cachorro de los Snape se había quedado dormido en las piernas de Sirius, y él tenía toda la pinta de querer transformarse para hacerle compañía un ratito. Harry se rió de la expresión de su cara, y Sirius se le quedó mirando extrañado. Remus le puso una mano en el hombro y Harry pudo ver que Greenie se había acomodado en su mano.
Al ver la diversidad zoológica de la casa, Harry no pudo evitar su siguiente comentario.
-Esta casa parece una tienda de animales... -murmuró.
Todos se echaron a reír, incluso Snape, pero Sarah le miró con expresión severa y el ceño fruncido. Luego miró a su marido.
-¿Me vas a explicar donde vas a hacer dormir a tu ahijado?
-Con Potter y Hermione, por supuesto- replicó Snape, como si fuese obvio.
-¿¡Qué?!-exclamaron Sarah y Sirius a la vez, despertando a EsePerro, que bajó asustado del regazo de Sirius.
-Allí no cabrá otra cama-declaró Sarah.
-Sacaremos los muebles y cogerá, ya verás como sí.
-¡Harry y Hermione no tienen porqué compartir dormitorio con un... Malfoy!- gritó Sirius. Snape le miró fijamente. -A Hermione no creo que te importe, y ni tú, ni Potter tenéis nada que decir en contra... ésta es mi casa, después de todo... claro que... si quieres llevarte a tu ahijado, yo no tengo ningún problema, Black.
Sirius hizo un gesto como para dirigirse a Snape, pero Remus se puso en pie y le sujetó.
-Severus... eso no es posible por el momento y lo sabes... los chicos no pueden abandonar la protección que supone tu casa.-sentenció Dumbledore con voz serena.
-Tú lo has dicho: mi casa, mis normas. Mi ahijado se queda.
-Como tú has dicho, Severus... -intervino McGonagall.-El señor Potter y el señor Malfoy están acostumbrados a compartir dormitorio con otros chicos, pero la señorita Granger...
-Yo no tengo ningún problema.-intervino Hermione- mientras ellos estén en sus camas, y yo en la mía... y nada de insultos.
-Pues ya está solucionado- declaró Dumbledore alegremente- propongo un brindis por lo que promete ser una tregua de paz entre dos casas que desde hace tanto tiempo han sido enemigas.
-¡Por Slytherin y Gryffindor!-exclamó McGonagall, emocionada.
-¡Y Hufflepuff!-protestó Alexia.
-¡Y Ravenclaw!-añadió Sarah.
Uno tras otro, los invitados fueron saliendo de la casa de los Snape. Los chicos y los adultos empezaron a recoger los platos en absoluto desorden. Viendo venir la destrucción de su mejor vajilla, Sarah impuso orden, muy al estilo Weasley.
-Bueno... ya sé que todos queréis ayudar, pero no podemos hacer todos lo mismo. Harry ve a acostar a Simon... Hermione, encárgate de todos estos animales... está claro que eres la única que se lleva bien con todos... Severus, ya que ha sido idea tuya, prepara el cuarto de los chicos... Draco y yo recogeremos todo esto. ¡Andando!
Cada uno, acudió a cumplir su tarea. Hermione tardó un rato en reunir a todos los animales, y cuando por fin lo había conseguido, parecía un perchero para pájaros. Dificultosamente subió las escaleras, con los dos gatos y el perro enredándosele en los pies.
Simon lo estaba pasando bomba esparciendo el vino por el mejor mantel de Sarah, y Harry tuvo un mal rato al querer sacarle de su juego. Tendría que bañarlo antes de acostarlo.
Una vez en la habitación del bebé, éste decidió que era hora de dormir, y el pobre Harry creyó que se moría, intentando mantenerle despierto dentro de la bañerita. Pero Simon sólo despertó cuando vio el talco que Harry tenía pensado poner en su piel, y que Simon consideraba que quedaba mucho mejor en el pelo de Harry.
Cuando Harry finalmente consiguió dejar a Simon limpio, fresco, empolvado y a punto de dormirse (Simon no se dormía hasta que estaba a oscuras, sólo y en absoluto silencio) decidió que, pese a su anterior promesa, no tendría hijos jamás.
Se dirigió a la habitación para ponerse el pijama y usar el baño antes de que llegasen Draco y Hermione.
Pero se había olvidad de alguien más.
Al entrar por la puerta, primero no creyó lo que veía, de modo que cerró los ojos, contó hasta tres y los volvió a abrir. Pero la escena había cambiado muy poco.
Si antes era difícil entrar en la habitación, ahora era prácticamente imposible. Las dos camas de Harry y Hermione estaban separadas por una tercera, y pegadas contra los estantes de los libros dando la sensación de una única y enorme cama. Los baúles de Harry y Hermione estaban a los pies de sus camas, de modo que el único modo de meterse en la cama era pasar por encima de la de Draco.
Y de todas formas no había sido esto lo que había llamado la atención de Harry.
Cuando entró por la puerta, tuvo la sensación de que su odioso profesor de pociones estaba sobre su mejor amiga en una posición un tanto comprometida, como intentando quitarle la ropa. Como eso, para su agotado cerebro era imposible, llegó a la conclusión de que le estaba haciendo cosquillas. Lo cual tenía sentido si una le añadía las risas que se oían por la habitación.
Aún así era una escena imposible, de modo que cerró los ojos, contó hasta tres y los volvió a abrir.
Hermione había rodado sobre Snape, al parecer al pillarle por sorpresa en un momento en que éste estaba distraído, pero ahora los dos miraban para Harry con cara de pánico.
-Si me lo explicáis a lo mejor no me escandalizo-comentó con aire distraído- aunque no prometo no gritar.
Snape dio semejante salto que tiró a Hermione sobre la cama de Harry. Se puso en pie y colocó bien su túnica. Hermione estaba enredada en las sábanas de Harry, con la falda del vestido a la altura de la cintura y el recogido que se había hecho, totalmente enmarañado.
-¡OS JURO QUE COMO ALGUNO DE LOS DOS NO ME AYUDE...!
Snape se apresuró a desenredarla.. empezando por la falda...
-¡Apártese de ella!-gritó Harry, rojo como un tomate- ¡yo lo haré! Al menos no estoy casado...
Harry empujó al profesor con malos modos y ayudó a su amiga a ponerse en pie.
-Huy, que mareo...-murmuró la chica sujetándose la cabeza con las dos manos- Harry..¿porqué estás tan colorado? Ha sido un accidente, yo subí a la cama para dejar a los pájaros en la ventana, Severus estaba cogiendo un libro, perdió el equilibrio y cayó sobre mí, y en lugar de salírseme de encima, decidió que era un buen momento para hacerme cosquillas... fue un accidente.
-Ya lo había imaginado, Hermione, es sólo que...
-Harry... ¿qué pasa? Estás más rojo que Ron.
-Es que tu ropa interior lila es muy sexy, SangreSucia-murmuró Draco Malfoy apoyado en la puerta de la habitación- por cierto, Potty, bonito pelo... ¿has visto algo terrorífico?
Harry no se molestó en contestarle, pero Hermione sí.
-Eh... creo que la condición era que no habría insultos, Malfoy.
-Si, pero da la casualidad de que no eres una SangreSucia, así que.. ¿qué te importa?
Hermione miró enfadada a Draco, pero Snape puso una mano sobre su hombro.
-Vamos, chicos, tranquilizaos... Draco... sé un poco más respetuoso, por favor. Venga todos a la cama... cada uno a la suya...
-Imposible, profesor... por lo que veo, Harry, el dragoncito creído y yo vamos a dormir en la misma...
-Bah... apañaos como podáis....-sentenció la recién llegada Sarah, muy diplomáticamente, y arrastrando a su marido fuera de la habitación, antes de dar un portazo.
-¡Me pido prime!-exclamó Draco, de repente.
-¿Para qué?-preguntó Hermione, extrañada.
-Para la ducha, por supuesto.
-¡Mierda!-exclamó Harry, recordando sus intenciones cuando entró en la habitación.
-¡Segund!- declaró Hermione segundos después.
-¡Ouch! Traidora..-gruñó. Hermione le dedicó una sonrisa angelical.
-Eh... odio decir esto, pero...¿tienes un pijama de sobra, Potter? Yo no tenía pensado quedarme aquí a dormir, y no me atrevo a ir ahora a junto de Tía Sarah para que transforme una vieja camisa o algo...
Harry le dedicó una mirada al rubio que dejaría orgulloso a Snape, pero, con algo de dificultad, consiguió abrir el baúl, para, con una sonrisa malvada, sacar el pijama marrón de Ron que se le había quedado pequeño un par de veranos atrás. Perfecto para alguien como Harry... y como Draco. El susodicho puso cara de auténtico asco.
-Esa W... ¿no será un pijama Weasley?
-¿Lo tomas o lo dejas? Puedes dormir en pelotas, si quieres.
Draco miró a Hermione de reojo.
-Mejor que no...-murmuró.
-¿¡Que estas insinuando, Malfoy!?
-Nada, nada...
El solemne chico rubio abrió la puerta y puso su solemne trasero en el pasillo, cerrando la puerta detrás de él.
Harry y Hermione respiraron hondo, y se sentaron en las camas.
-Vaya nochecita nos espera-declaró Hermione.
-Ya lo creo...
Ambos cogieron sus pijamas en los baúles, y cuando iban a salir al pasillo para esperar a que el rubio terminase, la puerta se abrió de golpe. Draco aún tenía el pijama en la mano y estaba blanco como la cera.
-¿Qué ocurre?-preguntó Harry.
-Eh... el baño está ocupado, y creo que permanecerá así un rato...
Harry frunció el ceño y salió al pasillo. Efectivamente, al puerta del baño estaba cerrada y dentro se oían unas risitas sospechosas. Probó golpeando la puerta.
-¡Largo! Ya os duchareis mañana-declaró la cabreada voz de Sarah desde dentro. Snape se rió aún más. Y Harry hizo su mayor esfuerzo para no vomitar.
Se dio la vuelta pensativo, atando cabos... el masaje, las cosquillas, la ducha...
-Snape está caliente-fue su tajante declaración al entrar por la puerta.
¡PLAS! Bofetón en toda la cara, por parte de Hermione. Draco empezaba a volverse de un extraño color azul.
-Potter... si no quieres que devuelva la cena sobre tu cama... no me des esas imágenes mentales...¡qué son mis padrinos! Arg...
-¿Qué hacemos?-preguntó Harry frotándose la mejilla y mirando a Hermione de reojo. Vaya rosa más llena de espinas...
-Salid mientras yo me pongo el pijama, luego salgo yo y entra Granger, y por último tú, Potter.
-¿Y por qué yo soy último?
-Porque yo me había pedido prime, y ella segund- contestó el rubio con un aire enloquecedoramente paciente. -Venga. Fuera.
Harry y Hermione se encogieron de hombros y salieron de la habitación, sentándose en el suelo.
-Yo realmente necesitaba esa ducha-gruñó Harry.
-Ya te ducharás mañana, no seas pesado.-protestó Hermione.
-Claro... como tu no tienes el pelo lleno de polvos de talco...
Hermione puso los ojos en blanco.
-Hablando de eso... anda, ayúdame a quitar las pinzas del pelo.
Tras lo que pareció una eternidad arrancando pinzas y mechones de pelo enmarañado de la cabeza de su amiga (¿realmente sería masoquista?), la puerta de la habitación se abrió y salió Draco... con el pijama azul que Harry tenía pensado ponerse.
-¡Eh!-protestó el legitimo dueño, mientras Hermione entraba en la habitación.-¡eso lo iba a poner yo!
-Sí, pero a mí me queda mejor el azul, Potter... además, jamás me pondré un pijama Weasley... mucho menos si realmente hay otra opción.
Harry frunció el ceño, pero no podía hacer nada ahora... además, aún tenía el verde.
Un instante después, la puerta se volvió a abrir.
-Harry, eh... ¿puedes bajarme la cremallera?
-¡Yo lo hago!-gritó Draco, poniéndose en pie de un salto- es que me encanta esa lencería lila-añadió con una sonrisa torcida. Harry le empujó.
-Dime una cosa... siempre tuve curiosidad, si las chicas no sois capaces de bajar la cremallera, ¿cómo podéis subirla?
-Si quieres te presto un vestido y practicas, Harry. A lo mejor los chicos sois más prácticos que nosotras en eso...
Harry oyó la risa apagada de Draco y le miró de reojo.
-¿Qué demonios le has dado a los Slytherin, Hermione? Los tienes alborotados...
-Hasta donde yo se, tu padrino no es un Slytherin.-Hermione se dio la vuelta, sujetando las mangas del vestido para que no se le cayese, y sin apartar la mirada de Harry, añadió:-Y tu tampoco, Potter.
Acto seguido cerró la puerta en las narices de Harry, y él sintió que le ardía la cara
-A eso se le llama meter la pata, Potter-declaró Draco entre carcajadas.
-¿De que te ríes, huroncito?-gruñó Harry
-De nada, de nada...-murmuró Draco metiendo la cabeza en la camisa del pijama para acallar las carcajadas.
-Realmente me gusta ese pijama, ¿sabes? Espero que no te hagas pipí en la cama...
Draco dejó de reírse.
-y la verdad.. ¿porqué no te pusiste el camisón de Hermione?
-Opino que la seda rosa le sienta mejor a ella Potter, aunque no me sorprende que a ti te atraiga lo otro... yo no soy de esos, vas a tener que buscarte otro objeto de deseo.-contestó el chico dragón con una sonrisa torcida.
Harry sintió una tentación horrible de borrarle la sonrisa de la cara a base de golpes.
-Me pregunto si podré averiguar lo que hay debajo del camisón cuando esté dormida...¿llevará esa lencería tan chula?
Harry mandó lo poco que le contenía a paseo y dio un salto, directo a la yugular del rubio cuando de nuevo se abrió la puerta.
-Tu turno, Harry.
-No estoy muy seguro de querer dejarte a solas con este degenerado.
Hermione compuso una sonrisa peligrosa.
-Créeme, me das mas miedo tu...
Ofendido, Harry le dirigió una mirada envenenada y cerró la puerta detrás de él.
De cualquier modo, se desvistió más rápido de lo normal, y cuando oyó el "PLAS!!" "Apúrate Harry!!" decidió que podía abrocharse la camisa con ellos dentro.
Abrió la puerta y corrió a meterse en la cama. Hermione entró dos segundos después, con mirada furibunda y apretando los puños. Se metió en la cama y se tapó hasta la cabeza.
Draco entró con una sonrisa torcida y la mano sobre una región visiblemente enrojecida de su cara. Cerró la puerta detrás de él y miró a Harry fijamente.
-Sí.-declaró.-Lila.
Harry dio un salto en la cama, y de nuevo se echó al cuello de Draco.
-¡Ya basta!-gritó Hermione-¡Si no os metéis en la cama y os ponéis a dormir, os juro que os ato y amordazo!
-Hum...-murmuró Draco metiéndose en la cama- Juegos sado-maso... si ya sabía yo, Granger, que siendo hija de dentistas... Podrías hacerte mortífaga después de todo, a tus padres también les gusta torturar muggles...
Hermione le ignoró, y Harry decidió que esa era la actuación más sensata.
-Nox.-murmuró la chica, y las luces se apagaron.
Harry comenzaba a quedarse dormido, cuando una vocecita suave, sensual, que arrastraba las palabras susurró, en la oscuridad del silencioso cuarto.
-Que piernas tan suaves, Potter... ¿cuchilla o cera?
-Hechizo-contestó Hermione- y me llamo Granger. Saca tus dedos de mis piernas, por favor.
-Ya decía yo... hum... sólo la seda rosa en tan... sexy.
Harry ya no lo aguantó más. Ni sensatez ni leches. Ese chaval se estaba ganando una buena pelea. Dio un salto en la cama y se colocó a horcajadas sobre Draco, dándole de puñetazos en la oscuridad.
-¡Lumus!¡Impedimenta!
La luz llenó la habitación, y Harry sintió que estaba inmovilizado. Draco se reía suavemente, frotando el labio inferior, del que caía un poco de sangre...¡manchando el pijama favorito de Harry!
-¡Huuuuuummmm!-protestó, mudamente. La mirada de Hermione le hizo callarse. Jamás la había visto tan enfadada. Sus ojos tenían un brillo dorado y el ceño estaba tan fruncido que sus cejas parecían solo una. Harry decidió que no era momento para ponerse quisquilloso.
-Draco Malfoy... vas a dormir en mi cama, a esta esquina del ring, y yo dormiré en la tuya. Calladito. Quietecito y sin meterme mano, o me pondré a gritar tan fuerte que Snape dejará de hacer... lo que esté haciendo y vendrá a rescatarme...¿está claro?
-Glup. Sí.-asintió Draco. Al parecer él también había llegado a la conclusión de que era mejor obedecer a Hermione.
-Y tu, Harry Potter, vas a dormir ahí en tu camita, igualmente calladito y quietecito, o en lugar de oírme Snape me oirá Dumbledore, ¿está claro?
Harry pestañeó, pues no podía mover ninguna otra parte del cuerpo. Hermione salió de su cama y pasó por encima de Draco para meterse en la de él. Reluctante, el chico rubio se arrastró hasta el otro extremo de la cama, dejando a Hermione en el medio.
-Finite Incantatem- murmuró Hermione. Harry sintió que estaba libre, y se acomodó para pasar la noche.
-Nox-susurró finalmente la chica, cuando ya el sueño comenzaba a llamar por los tres.
Y misteriosamente no ocurrió nada más en toda la noche.
Bueno, en realidad a las tres de la mañana, Harry se despertó con alguien murmurando algo de porqué Snape está caliente en su oído. Y no era Hermione. Pero en lugar de averiguar quien era, se quedó dormido de nuevo.
***Continuará***
¿A sido muy terrible? ¿Alguien tendrá pesadillas esta noche? Si recibo muchas protestas por el estilo del capitulo, intentaré cambiarlo un poco para el próximo. (Lo cual me daría mucha pena... no os podéis imaginar la cantidad de dibujos que tengo de Draco con esa camiseta de los Chudley Cannons...) Tranquilos, la historia no seguirá así para siempre. Sólo son estos dos capítulos, es que la visita de Draco alteró mis neuronas el día en que lo escribí... ¡mil perdones!
También quería decir que este capítulo está muy inspirado en "Un llanto en los pasillos", que si es un verdadero cuento de humor... en fin, debería dedicarme en exclusividad al Angst, que es lo mío.
Ahora, la respuesta a los ... eh.. review...
HeRmI222: menos mal que aun me quedas tu, sniff, sniff... Procuro agregar capítulos cada dos semanas, pero si no encuentras el cuento, siempre puedes hacer clic sobre mi nombre. Así aparecerá mi página de autora y verás todo lo que publique. Por mas que releas, no creo que te enteres de porqué se cabrearon con Sirius. Después de todo el mismo Harry no lo va a saber hasta dentro de un par de años... tranquila, Hermione se entera antes... je, je, je...
Esto está un poco cutre... creo que también voy a contestar los de los otros fics:
"Últimos minutos"
imposibles: Gracias. No, si definitivamente, lo mío, son los cortos...
HeRmI222: No es que tengas sentimientos... mas bien todo lo contrario. El que sonríe porque Hermione y Harry dan su vida por salvar al mundo, demuestra que es un Gryffindor de corazón.
Náyade: Ehhh... gracias... ahora estoy colorada...
Sora Kinomoto: Me alegra de que te gsute tanto el fic, pero yo nunca los continúo. Si de verdad crees que se puede continuar (no se como, la verdad) puedes hacerlo tú... pero de verdad... ¡están muertos! ¿Cómo se podría continuar?
AnyT* Grandchester: Yo espero que no sea así el final... jo es que es muy triste que se mueran todos. Pero sí, esa es la Hermione que yo admiro.
"Razones"
LIWY: Esto... me temo que termina ahí. ¿Cómo que porqué mató al conejo? Porque dijo AvadaKedavra y él es mago... uy... me da que no lo dejé muy claro...
Yo: Bueno... gracias a ti, añadí la aclaración de ahí arriba. Reconozco que no es la clase de humor a la que esta acostumbrada la mayor parte del mudo. Pero es que mis fics, no son para todo el mundo.
HeRmI222:Sip... eso digo yo...
"La decisión de Lily"
Malfoy-Obsession: Eh... gracias. empiezo a pensar que no soy una escritora de fanfics normal. de hecho hay gente a quien le encantan mis fics, y gente que los detesta.
niña orduña al habla: Gracias, a mi también me gusta esa idea... es un poco cruel, pero es romántica. Bueno... vete tomándote un valium, porque Hermione no se va a quedar con Draco, ni en esa historia ni en la original... en fin...
Capi twelve: La noche de Draco
Se sentaron alrededor de la mesa del salón, aparentemente sin orden, y pronto Harry comprendió que tal vez deberían haber llevado un orden. ¿Por qué si no estaría Lucius Malfoy sentado a su lado?
Lo importante era que Hermione estaba sentada del otro lado de Harry, de modo que si hablaban en voz bajita, podría interrogarla.
Harry miró por encima del hombro a Lucius, y se sorprendió de ver a Zarpa, que se había subido a la mesa, dirigirse a él para saltar sobre su regazo. Todos los que estaban sentados a la mesa dejaron lo que estaban haciendo para ver que hacían Lucius y el gato.
El pequeño animalito blanco, se quedó mirando fijamente a los ojos de Lucius, arañó un poquito, pero enseguida se acomodó y parecía dispuesto a quedarse a dormir allí, ante la atónita mirada de todos los que conocían las costumbres del animal. Pero Lucius, muy tranquilamente se puso en pie e hizo que el gato cayese al suelo, con un sonoro maullido.
-Lo siento, Zarpa, pero sabes que los pelos blancos de gato no le favorecen nada a las túnicas Malfoy.- Zarpa miró a Lucius con sus enormes ojazos, pero éste no sé inmutó.-Ve a darle un poco la lata a tu dueño, gato.
Obediente, Zarpa pasó entre les piernas de Harry, Hermione y Snape, para saltar al regazo de Sarah, y desde allí y al de Simon, que gimió sonriente al agarrar a su bichejo.
Hubo un murmullo parecido a una risa nerviosa entre todos los presentes, y Lucius Malfoy se sentó de nuevo. Munin, Hedwig y Crookshanks no aparecían por ninguna parte, y como Greenie empezaba a atacar el pan de los invitados, Sarah agitó la varita para que apareciese la cena en los platos.
Harry alzó las cejas. Era la primera vez fuera de Hogwarts que veía ese hechizo. Y así se lo hizo saber a Hermione. Ella le sonrió suavemente.
-Siempre supe que deberías conocer más familias aparte de los Weasley. El mundo no se acaba en las fronteras de la madriguera, ¿lo sabía usted, señor comadreja?
Harry miró a Hermione fijamente. Si Ron estuviese delante habría discusión para un buen rato.
La cena transcurrió tranquila, y relativamente silenciosa. Todo el mundo se había colocado estratégicamente para tener alguien con quien hablar, y el único que había sido dejado a la deriva había sido Lucius Malfoy, que sólo comía y callaba, mirando como su hijo, un par de asientos a la derecha del otro lado de la mesa, charlaba animadamente con Snape, sentado enfrente. E ignorando, tajantemente cualquier intento de conversación de Dumbledore, sentado a su otro lado.
Entre susurros, Harry intentó interrogar a su amiga sobre como era posible que ella supiese tantas cosas y no le contase nada, pero con Lucius, aburrido y pendiente al otro lado, no podía hablar tan libremente como querría, de modo que desistió enseguida.
Al terminar la cena, Snape se puso en pie.
-¿Has traído a Hugin, Draco?
-Sí, está fuera con Munin, esa lechuza blanca tan rara y ese gato tan feo.
-Eh!!- protestaron Hermione y Harry. Los dos Slytherin los ignoraron. Draco se puso en pie y siguió al profesor al jardín, por la puerta de la cocina. Harry apenas se sorprendió cuando Snape puso una mano sobre el hombro de Draco.
-Hermione... -murmuró- ¿tú sabías que Snape y Malfoy?
-Severus me contó que Draco es su ahijado, Harry. Le quiere como a un hijo y trata de protegerle. Le regaló un cuervo como el suyo cuando apenas era un niño. Se llama Hugin... ¿Sabes la leyenda de Hugin y Munin?- Como siempre, Hermione no esperó a la negativa de Harry- Hugin y Munin eran dos cuervos que acompañaban a Odín en sus viajes. Hugin significa Pensamiento, y Munin Memoria... Pensamiento para Draco, Memoria para Severus... ¿no te parece fascinante?
-Felicidades Her... señorita Granger- Hermione miró a Lucius Malfoy desafiantemente.-realmente me ha sorprendido... sabía que era usted muy culta, pero muy pocas personas conocen esa leyenda, afortunadamente para Severus y mi hijo... de hecho, a parte de Severus, Draco, ustedes dos y yo mismo, sólo conocí a otra persona que conocía, comprendía y admiraba esa leyenda... sí, Potter, su madre. No irá a decirme que le sorprende descubrir como se parecen las dos...
-El profesor Snape me contó la leyenda, señor Malfoy. No es mérito mío.
-Ah... pero se da la casualidad, de que también fue Severus quien nos la contó a todos los demás... incluida Lily, por supuesto. También quería felicitarla por eso, señorita Granger... jamás había visto a mi viejo amigo tan... relajado, desde la trágica desaparición de nuestro ángel pelirrojo.
-No desapareció.-replicó Harry-Voldemort la mató.
-No se ponga agresivo, Potter... yo solo quería constatar un hecho, el hecho de que nunca había visto a un amigo... una migo de verdad, Potter... por mas que odie la comparación... como ese Weasley para usted... tan feliz. Y sé a quien tengo que darle las gracias. No pretendía ofender a nadie. Si me disculpan... tengo que ir a recuperar a mi hijo.
Lucius se puso en pie, dejando a Hermione y Harry boquiabiertos. Los dos habían sabido que Snape consideraba a Lucius un amigo. Pero igualmente habían tenido la sensación de que Lucius despreciaba a Snape, le consideraba inferior. De modo que era una verdadera sorpresa saber que no era así. Que Lucius se preocupaba por Snape.
Se dirigió a Sarah y la felicitó por la cena. Se inclinó sobre Simon y besó su frente, despidiéndose con un tenue "Hasta luego, ahijado" que tampoco sorprendió a Harry. Le besó la mano a Dalia y a una reluctante Alexia. Se despidió con un movimiento de su cabeza de todos los demás. Y tras una última elegante reverencia a Hermione, Lucius Malfoy salió por la puerta, tan pomposamente como había entrado.
Al cabo de un rato volvió Snape, con una sonrisa de oreja a oreja, un cuervo en el hombro, una preciosa lechuza blanca en un brazo y un gato color canela a sus pies. Los invitados le miraron extrañados y él caminó directamente hacia su mujer.
-Esta noche tendremos un invitado más, Sarah.
De detrás de Snape surgió Draco Malfoy, con una sonrisa tan grande como la de su padrino y un cuervo idéntico a Munin en el hombro.
Con un maullido, Crookshanks hizo que Hermione le cogiese en brazos. Los dos cuervos y la lechuza volaron hasta lo alto de un armario, y Draco cogió a Simon en brazos, que le miraba sonriente y feliz.
Zarpa, al caer miró a su dueño enfadado. Luego olfateó a los presentes, para acabar acomodándose en el regazo de Hermione, junto a Crookshanks.
-Es precioso... -murmuró la chica, acariciando al animalito, y sin percibir la mirada extrañada de Harry.
El cachorro de los Snape se había quedado dormido en las piernas de Sirius, y él tenía toda la pinta de querer transformarse para hacerle compañía un ratito. Harry se rió de la expresión de su cara, y Sirius se le quedó mirando extrañado. Remus le puso una mano en el hombro y Harry pudo ver que Greenie se había acomodado en su mano.
Al ver la diversidad zoológica de la casa, Harry no pudo evitar su siguiente comentario.
-Esta casa parece una tienda de animales... -murmuró.
Todos se echaron a reír, incluso Snape, pero Sarah le miró con expresión severa y el ceño fruncido. Luego miró a su marido.
-¿Me vas a explicar donde vas a hacer dormir a tu ahijado?
-Con Potter y Hermione, por supuesto- replicó Snape, como si fuese obvio.
-¿¡Qué?!-exclamaron Sarah y Sirius a la vez, despertando a EsePerro, que bajó asustado del regazo de Sirius.
-Allí no cabrá otra cama-declaró Sarah.
-Sacaremos los muebles y cogerá, ya verás como sí.
-¡Harry y Hermione no tienen porqué compartir dormitorio con un... Malfoy!- gritó Sirius. Snape le miró fijamente. -A Hermione no creo que te importe, y ni tú, ni Potter tenéis nada que decir en contra... ésta es mi casa, después de todo... claro que... si quieres llevarte a tu ahijado, yo no tengo ningún problema, Black.
Sirius hizo un gesto como para dirigirse a Snape, pero Remus se puso en pie y le sujetó.
-Severus... eso no es posible por el momento y lo sabes... los chicos no pueden abandonar la protección que supone tu casa.-sentenció Dumbledore con voz serena.
-Tú lo has dicho: mi casa, mis normas. Mi ahijado se queda.
-Como tú has dicho, Severus... -intervino McGonagall.-El señor Potter y el señor Malfoy están acostumbrados a compartir dormitorio con otros chicos, pero la señorita Granger...
-Yo no tengo ningún problema.-intervino Hermione- mientras ellos estén en sus camas, y yo en la mía... y nada de insultos.
-Pues ya está solucionado- declaró Dumbledore alegremente- propongo un brindis por lo que promete ser una tregua de paz entre dos casas que desde hace tanto tiempo han sido enemigas.
-¡Por Slytherin y Gryffindor!-exclamó McGonagall, emocionada.
-¡Y Hufflepuff!-protestó Alexia.
-¡Y Ravenclaw!-añadió Sarah.
Uno tras otro, los invitados fueron saliendo de la casa de los Snape. Los chicos y los adultos empezaron a recoger los platos en absoluto desorden. Viendo venir la destrucción de su mejor vajilla, Sarah impuso orden, muy al estilo Weasley.
-Bueno... ya sé que todos queréis ayudar, pero no podemos hacer todos lo mismo. Harry ve a acostar a Simon... Hermione, encárgate de todos estos animales... está claro que eres la única que se lleva bien con todos... Severus, ya que ha sido idea tuya, prepara el cuarto de los chicos... Draco y yo recogeremos todo esto. ¡Andando!
Cada uno, acudió a cumplir su tarea. Hermione tardó un rato en reunir a todos los animales, y cuando por fin lo había conseguido, parecía un perchero para pájaros. Dificultosamente subió las escaleras, con los dos gatos y el perro enredándosele en los pies.
Simon lo estaba pasando bomba esparciendo el vino por el mejor mantel de Sarah, y Harry tuvo un mal rato al querer sacarle de su juego. Tendría que bañarlo antes de acostarlo.
Una vez en la habitación del bebé, éste decidió que era hora de dormir, y el pobre Harry creyó que se moría, intentando mantenerle despierto dentro de la bañerita. Pero Simon sólo despertó cuando vio el talco que Harry tenía pensado poner en su piel, y que Simon consideraba que quedaba mucho mejor en el pelo de Harry.
Cuando Harry finalmente consiguió dejar a Simon limpio, fresco, empolvado y a punto de dormirse (Simon no se dormía hasta que estaba a oscuras, sólo y en absoluto silencio) decidió que, pese a su anterior promesa, no tendría hijos jamás.
Se dirigió a la habitación para ponerse el pijama y usar el baño antes de que llegasen Draco y Hermione.
Pero se había olvidad de alguien más.
Al entrar por la puerta, primero no creyó lo que veía, de modo que cerró los ojos, contó hasta tres y los volvió a abrir. Pero la escena había cambiado muy poco.
Si antes era difícil entrar en la habitación, ahora era prácticamente imposible. Las dos camas de Harry y Hermione estaban separadas por una tercera, y pegadas contra los estantes de los libros dando la sensación de una única y enorme cama. Los baúles de Harry y Hermione estaban a los pies de sus camas, de modo que el único modo de meterse en la cama era pasar por encima de la de Draco.
Y de todas formas no había sido esto lo que había llamado la atención de Harry.
Cuando entró por la puerta, tuvo la sensación de que su odioso profesor de pociones estaba sobre su mejor amiga en una posición un tanto comprometida, como intentando quitarle la ropa. Como eso, para su agotado cerebro era imposible, llegó a la conclusión de que le estaba haciendo cosquillas. Lo cual tenía sentido si una le añadía las risas que se oían por la habitación.
Aún así era una escena imposible, de modo que cerró los ojos, contó hasta tres y los volvió a abrir.
Hermione había rodado sobre Snape, al parecer al pillarle por sorpresa en un momento en que éste estaba distraído, pero ahora los dos miraban para Harry con cara de pánico.
-Si me lo explicáis a lo mejor no me escandalizo-comentó con aire distraído- aunque no prometo no gritar.
Snape dio semejante salto que tiró a Hermione sobre la cama de Harry. Se puso en pie y colocó bien su túnica. Hermione estaba enredada en las sábanas de Harry, con la falda del vestido a la altura de la cintura y el recogido que se había hecho, totalmente enmarañado.
-¡OS JURO QUE COMO ALGUNO DE LOS DOS NO ME AYUDE...!
Snape se apresuró a desenredarla.. empezando por la falda...
-¡Apártese de ella!-gritó Harry, rojo como un tomate- ¡yo lo haré! Al menos no estoy casado...
Harry empujó al profesor con malos modos y ayudó a su amiga a ponerse en pie.
-Huy, que mareo...-murmuró la chica sujetándose la cabeza con las dos manos- Harry..¿porqué estás tan colorado? Ha sido un accidente, yo subí a la cama para dejar a los pájaros en la ventana, Severus estaba cogiendo un libro, perdió el equilibrio y cayó sobre mí, y en lugar de salírseme de encima, decidió que era un buen momento para hacerme cosquillas... fue un accidente.
-Ya lo había imaginado, Hermione, es sólo que...
-Harry... ¿qué pasa? Estás más rojo que Ron.
-Es que tu ropa interior lila es muy sexy, SangreSucia-murmuró Draco Malfoy apoyado en la puerta de la habitación- por cierto, Potty, bonito pelo... ¿has visto algo terrorífico?
Harry no se molestó en contestarle, pero Hermione sí.
-Eh... creo que la condición era que no habría insultos, Malfoy.
-Si, pero da la casualidad de que no eres una SangreSucia, así que.. ¿qué te importa?
Hermione miró enfadada a Draco, pero Snape puso una mano sobre su hombro.
-Vamos, chicos, tranquilizaos... Draco... sé un poco más respetuoso, por favor. Venga todos a la cama... cada uno a la suya...
-Imposible, profesor... por lo que veo, Harry, el dragoncito creído y yo vamos a dormir en la misma...
-Bah... apañaos como podáis....-sentenció la recién llegada Sarah, muy diplomáticamente, y arrastrando a su marido fuera de la habitación, antes de dar un portazo.
-¡Me pido prime!-exclamó Draco, de repente.
-¿Para qué?-preguntó Hermione, extrañada.
-Para la ducha, por supuesto.
-¡Mierda!-exclamó Harry, recordando sus intenciones cuando entró en la habitación.
-¡Segund!- declaró Hermione segundos después.
-¡Ouch! Traidora..-gruñó. Hermione le dedicó una sonrisa angelical.
-Eh... odio decir esto, pero...¿tienes un pijama de sobra, Potter? Yo no tenía pensado quedarme aquí a dormir, y no me atrevo a ir ahora a junto de Tía Sarah para que transforme una vieja camisa o algo...
Harry le dedicó una mirada al rubio que dejaría orgulloso a Snape, pero, con algo de dificultad, consiguió abrir el baúl, para, con una sonrisa malvada, sacar el pijama marrón de Ron que se le había quedado pequeño un par de veranos atrás. Perfecto para alguien como Harry... y como Draco. El susodicho puso cara de auténtico asco.
-Esa W... ¿no será un pijama Weasley?
-¿Lo tomas o lo dejas? Puedes dormir en pelotas, si quieres.
Draco miró a Hermione de reojo.
-Mejor que no...-murmuró.
-¿¡Que estas insinuando, Malfoy!?
-Nada, nada...
El solemne chico rubio abrió la puerta y puso su solemne trasero en el pasillo, cerrando la puerta detrás de él.
Harry y Hermione respiraron hondo, y se sentaron en las camas.
-Vaya nochecita nos espera-declaró Hermione.
-Ya lo creo...
Ambos cogieron sus pijamas en los baúles, y cuando iban a salir al pasillo para esperar a que el rubio terminase, la puerta se abrió de golpe. Draco aún tenía el pijama en la mano y estaba blanco como la cera.
-¿Qué ocurre?-preguntó Harry.
-Eh... el baño está ocupado, y creo que permanecerá así un rato...
Harry frunció el ceño y salió al pasillo. Efectivamente, al puerta del baño estaba cerrada y dentro se oían unas risitas sospechosas. Probó golpeando la puerta.
-¡Largo! Ya os duchareis mañana-declaró la cabreada voz de Sarah desde dentro. Snape se rió aún más. Y Harry hizo su mayor esfuerzo para no vomitar.
Se dio la vuelta pensativo, atando cabos... el masaje, las cosquillas, la ducha...
-Snape está caliente-fue su tajante declaración al entrar por la puerta.
¡PLAS! Bofetón en toda la cara, por parte de Hermione. Draco empezaba a volverse de un extraño color azul.
-Potter... si no quieres que devuelva la cena sobre tu cama... no me des esas imágenes mentales...¡qué son mis padrinos! Arg...
-¿Qué hacemos?-preguntó Harry frotándose la mejilla y mirando a Hermione de reojo. Vaya rosa más llena de espinas...
-Salid mientras yo me pongo el pijama, luego salgo yo y entra Granger, y por último tú, Potter.
-¿Y por qué yo soy último?
-Porque yo me había pedido prime, y ella segund- contestó el rubio con un aire enloquecedoramente paciente. -Venga. Fuera.
Harry y Hermione se encogieron de hombros y salieron de la habitación, sentándose en el suelo.
-Yo realmente necesitaba esa ducha-gruñó Harry.
-Ya te ducharás mañana, no seas pesado.-protestó Hermione.
-Claro... como tu no tienes el pelo lleno de polvos de talco...
Hermione puso los ojos en blanco.
-Hablando de eso... anda, ayúdame a quitar las pinzas del pelo.
Tras lo que pareció una eternidad arrancando pinzas y mechones de pelo enmarañado de la cabeza de su amiga (¿realmente sería masoquista?), la puerta de la habitación se abrió y salió Draco... con el pijama azul que Harry tenía pensado ponerse.
-¡Eh!-protestó el legitimo dueño, mientras Hermione entraba en la habitación.-¡eso lo iba a poner yo!
-Sí, pero a mí me queda mejor el azul, Potter... además, jamás me pondré un pijama Weasley... mucho menos si realmente hay otra opción.
Harry frunció el ceño, pero no podía hacer nada ahora... además, aún tenía el verde.
Un instante después, la puerta se volvió a abrir.
-Harry, eh... ¿puedes bajarme la cremallera?
-¡Yo lo hago!-gritó Draco, poniéndose en pie de un salto- es que me encanta esa lencería lila-añadió con una sonrisa torcida. Harry le empujó.
-Dime una cosa... siempre tuve curiosidad, si las chicas no sois capaces de bajar la cremallera, ¿cómo podéis subirla?
-Si quieres te presto un vestido y practicas, Harry. A lo mejor los chicos sois más prácticos que nosotras en eso...
Harry oyó la risa apagada de Draco y le miró de reojo.
-¿Qué demonios le has dado a los Slytherin, Hermione? Los tienes alborotados...
-Hasta donde yo se, tu padrino no es un Slytherin.-Hermione se dio la vuelta, sujetando las mangas del vestido para que no se le cayese, y sin apartar la mirada de Harry, añadió:-Y tu tampoco, Potter.
Acto seguido cerró la puerta en las narices de Harry, y él sintió que le ardía la cara
-A eso se le llama meter la pata, Potter-declaró Draco entre carcajadas.
-¿De que te ríes, huroncito?-gruñó Harry
-De nada, de nada...-murmuró Draco metiendo la cabeza en la camisa del pijama para acallar las carcajadas.
-Realmente me gusta ese pijama, ¿sabes? Espero que no te hagas pipí en la cama...
Draco dejó de reírse.
-y la verdad.. ¿porqué no te pusiste el camisón de Hermione?
-Opino que la seda rosa le sienta mejor a ella Potter, aunque no me sorprende que a ti te atraiga lo otro... yo no soy de esos, vas a tener que buscarte otro objeto de deseo.-contestó el chico dragón con una sonrisa torcida.
Harry sintió una tentación horrible de borrarle la sonrisa de la cara a base de golpes.
-Me pregunto si podré averiguar lo que hay debajo del camisón cuando esté dormida...¿llevará esa lencería tan chula?
Harry mandó lo poco que le contenía a paseo y dio un salto, directo a la yugular del rubio cuando de nuevo se abrió la puerta.
-Tu turno, Harry.
-No estoy muy seguro de querer dejarte a solas con este degenerado.
Hermione compuso una sonrisa peligrosa.
-Créeme, me das mas miedo tu...
Ofendido, Harry le dirigió una mirada envenenada y cerró la puerta detrás de él.
De cualquier modo, se desvistió más rápido de lo normal, y cuando oyó el "PLAS!!" "Apúrate Harry!!" decidió que podía abrocharse la camisa con ellos dentro.
Abrió la puerta y corrió a meterse en la cama. Hermione entró dos segundos después, con mirada furibunda y apretando los puños. Se metió en la cama y se tapó hasta la cabeza.
Draco entró con una sonrisa torcida y la mano sobre una región visiblemente enrojecida de su cara. Cerró la puerta detrás de él y miró a Harry fijamente.
-Sí.-declaró.-Lila.
Harry dio un salto en la cama, y de nuevo se echó al cuello de Draco.
-¡Ya basta!-gritó Hermione-¡Si no os metéis en la cama y os ponéis a dormir, os juro que os ato y amordazo!
-Hum...-murmuró Draco metiéndose en la cama- Juegos sado-maso... si ya sabía yo, Granger, que siendo hija de dentistas... Podrías hacerte mortífaga después de todo, a tus padres también les gusta torturar muggles...
Hermione le ignoró, y Harry decidió que esa era la actuación más sensata.
-Nox.-murmuró la chica, y las luces se apagaron.
Harry comenzaba a quedarse dormido, cuando una vocecita suave, sensual, que arrastraba las palabras susurró, en la oscuridad del silencioso cuarto.
-Que piernas tan suaves, Potter... ¿cuchilla o cera?
-Hechizo-contestó Hermione- y me llamo Granger. Saca tus dedos de mis piernas, por favor.
-Ya decía yo... hum... sólo la seda rosa en tan... sexy.
Harry ya no lo aguantó más. Ni sensatez ni leches. Ese chaval se estaba ganando una buena pelea. Dio un salto en la cama y se colocó a horcajadas sobre Draco, dándole de puñetazos en la oscuridad.
-¡Lumus!¡Impedimenta!
La luz llenó la habitación, y Harry sintió que estaba inmovilizado. Draco se reía suavemente, frotando el labio inferior, del que caía un poco de sangre...¡manchando el pijama favorito de Harry!
-¡Huuuuuummmm!-protestó, mudamente. La mirada de Hermione le hizo callarse. Jamás la había visto tan enfadada. Sus ojos tenían un brillo dorado y el ceño estaba tan fruncido que sus cejas parecían solo una. Harry decidió que no era momento para ponerse quisquilloso.
-Draco Malfoy... vas a dormir en mi cama, a esta esquina del ring, y yo dormiré en la tuya. Calladito. Quietecito y sin meterme mano, o me pondré a gritar tan fuerte que Snape dejará de hacer... lo que esté haciendo y vendrá a rescatarme...¿está claro?
-Glup. Sí.-asintió Draco. Al parecer él también había llegado a la conclusión de que era mejor obedecer a Hermione.
-Y tu, Harry Potter, vas a dormir ahí en tu camita, igualmente calladito y quietecito, o en lugar de oírme Snape me oirá Dumbledore, ¿está claro?
Harry pestañeó, pues no podía mover ninguna otra parte del cuerpo. Hermione salió de su cama y pasó por encima de Draco para meterse en la de él. Reluctante, el chico rubio se arrastró hasta el otro extremo de la cama, dejando a Hermione en el medio.
-Finite Incantatem- murmuró Hermione. Harry sintió que estaba libre, y se acomodó para pasar la noche.
-Nox-susurró finalmente la chica, cuando ya el sueño comenzaba a llamar por los tres.
Y misteriosamente no ocurrió nada más en toda la noche.
Bueno, en realidad a las tres de la mañana, Harry se despertó con alguien murmurando algo de porqué Snape está caliente en su oído. Y no era Hermione. Pero en lugar de averiguar quien era, se quedó dormido de nuevo.
***Continuará***
¿A sido muy terrible? ¿Alguien tendrá pesadillas esta noche? Si recibo muchas protestas por el estilo del capitulo, intentaré cambiarlo un poco para el próximo. (Lo cual me daría mucha pena... no os podéis imaginar la cantidad de dibujos que tengo de Draco con esa camiseta de los Chudley Cannons...) Tranquilos, la historia no seguirá así para siempre. Sólo son estos dos capítulos, es que la visita de Draco alteró mis neuronas el día en que lo escribí... ¡mil perdones!
También quería decir que este capítulo está muy inspirado en "Un llanto en los pasillos", que si es un verdadero cuento de humor... en fin, debería dedicarme en exclusividad al Angst, que es lo mío.
Ahora, la respuesta a los ... eh.. review...
HeRmI222: menos mal que aun me quedas tu, sniff, sniff... Procuro agregar capítulos cada dos semanas, pero si no encuentras el cuento, siempre puedes hacer clic sobre mi nombre. Así aparecerá mi página de autora y verás todo lo que publique. Por mas que releas, no creo que te enteres de porqué se cabrearon con Sirius. Después de todo el mismo Harry no lo va a saber hasta dentro de un par de años... tranquila, Hermione se entera antes... je, je, je...
Esto está un poco cutre... creo que también voy a contestar los de los otros fics:
"Últimos minutos"
imposibles: Gracias. No, si definitivamente, lo mío, son los cortos...
HeRmI222: No es que tengas sentimientos... mas bien todo lo contrario. El que sonríe porque Hermione y Harry dan su vida por salvar al mundo, demuestra que es un Gryffindor de corazón.
Náyade: Ehhh... gracias... ahora estoy colorada...
Sora Kinomoto: Me alegra de que te gsute tanto el fic, pero yo nunca los continúo. Si de verdad crees que se puede continuar (no se como, la verdad) puedes hacerlo tú... pero de verdad... ¡están muertos! ¿Cómo se podría continuar?
AnyT* Grandchester: Yo espero que no sea así el final... jo es que es muy triste que se mueran todos. Pero sí, esa es la Hermione que yo admiro.
"Razones"
LIWY: Esto... me temo que termina ahí. ¿Cómo que porqué mató al conejo? Porque dijo AvadaKedavra y él es mago... uy... me da que no lo dejé muy claro...
Yo: Bueno... gracias a ti, añadí la aclaración de ahí arriba. Reconozco que no es la clase de humor a la que esta acostumbrada la mayor parte del mudo. Pero es que mis fics, no son para todo el mundo.
HeRmI222:Sip... eso digo yo...
"La decisión de Lily"
Malfoy-Obsession: Eh... gracias. empiezo a pensar que no soy una escritora de fanfics normal. de hecho hay gente a quien le encantan mis fics, y gente que los detesta.
niña orduña al habla: Gracias, a mi también me gusta esa idea... es un poco cruel, pero es romántica. Bueno... vete tomándote un valium, porque Hermione no se va a quedar con Draco, ni en esa historia ni en la original... en fin...
