N/A: He dedicado un cuento deseperante a una situación deseperada: las
víctimas del ataque terrorista que ha habido en mi país y del que estoy por
apostar que todos sabeis ya mucho, de modo que no os voy a dar la lata.
Sólo quería comentar que en aquel cuento deseaba que hubeise un héroe que
nos salvase de este terror, una amiga me ha hecho ver que los verdaderos
héroes son los que arriesgaron sus vidas por salvar las de otra persona. Va
para todos ellos.
Capi seventeen: Si alguien desapareciese...
Cuando Harry se despertó, no estaba seguro de cuanto tiempo había estado durmiendo, pero imaginó que debió ser bastante, pues la luz que iluminaba el salón (la chimenea) se había apagado, dejándole a oscuras.
Le había despertado un extraño "plop", a lo que había seguido un golpe seco y un gemido de dolor. Harry estiró el brazo y cogió su varita, pero el intruso fue más rápido.
-Lumus.-murmuró una voz conocida. Harru se sobresaltó al ver la fantasmagórica cara de su profesor sobre la titilante luz de la varita.
-¡Profesor Snape!- exclamó- ¿qué ocurre?
-¿Potter?- Snape sio unos apsos al frente, y Harry pudo ver que su rostro tenía una expresión realmente sombría, mucho más de lo acostumbrado.
-Potter... ¿dónde está todo el mundo?
-Eh... supongo que en la cama, ¿no?...- contestó el chico- Hermione fue a dar un paseo y estábamos esperando por usted.
-No os habéis dado cuenta...- musitó Snape- Potter... son las tres de la mañana, es un paseo un poco largo, ¿no cree?
Harry se levantó de golpe. Snape apuntó con su varita a la chimenea.
-Incendio.- Se acercó un poco más y echó un puñado de polvos flú en el fuego. Mientras las llamas se volvían de color verde se dió la vuelta.
-Ve a avisar a Sarah. Corre.
Harry se guardó la varita, mientras oía a sus espaldas a Snape llamar al profesor Dumbledore.
A Harry le costó mucho despertar a Sarah, pero cuando le dijo que Hermione había desaparecido, la mujer se puso en pie, colocándose la bata mientras salía por la puerta como un vendaval, seguida de Harry.
Al llegar al salón, Snape hablaba con Dumbledore, el cual estaba ataviado con extraño pijama de ositos lleno de hollín. De la chimenea estaban saliendo Dalía, Alexia, Sirius y Remus, todos ellos también en pijama y llenos de hollín. Y Harry se preguntó porqué sencillamente no se aparecían, como había hecho Snape. Luego comprendió que tal vez la casa tenía alguna barrera para impedir que gente que no fuese de la familia se apareciese en su interior. Lo cual tenía bastante sentido.
-¿Qué ha ocurrido, Severus?- preguntó Sarah, al llegar junto a su marido.
-Voldemort tiene a Hermione- musitó, secamente.
-¿¡Qué?!- exclamó Sirius- ¿cómo ha ocurrido? Se supone que tenías que protegerla....
-No tengo mucho tiempo, en teoría sólo he venido a buscar el uniforme... Me están esprando. Cuando Draco y yo llegamos a Malfoy Manor, Lucius nos estaba esperando. Charlamos un rato, pero pronto la Marca empezó a... convocarnos. Dejamos a Draco sólo y fuímos a la mansión de Ryddle, dónde nos esperaba Él. Allí, a sus pies, estaba atada Hermione, con el... vestido roto... y llena de... golpes y magulladuras... Y también estaba... Draco.
-¿Pero no le habíais dejado en la mansión?- preguntó alguien.
-Justo al desaparecer nosotros, Colagusano le fue a buscar.
-¿Que es lo que quieren de ellos?
-¿Básicamente? Marcar a Draco, asegurarle como mortífago fiel, acabando, de apso con la unica esperanza que le queda a las Musas de resurgir. No sé cómo, pero lo saben.
-¿¡Qué no sabes cómo?!- gritó Sirius- ¡tu amigo peloplástico nos ha traicionado!
-No grites en mi casa, Sirius Black.- gruñó Sarah amenazadoramente.
-No ha sido Lucius, -repuso Snape, calmadamente- me habría dado cuenta. Le conozco demasiado. Tengo que irme. ¿Donde está la mochila de Hermione, Potter? Ahí está mi ropa...
Harry cogió la mochila y se la tendió a Snape. Él cogió de su interior una túnica negra, poniéndosela por encima de la ropa que había llevado a la playa. Luego se puso la máscara plateada, y finalmente colocó la capucha sobre su cabeza.
-Profesor...- le llamó Harry, ignorándo el escalofrío que sintió cuando éste se dió la vuelta- esta es la varita de Hermione... tal vez la necesite.
Snape asintió y escondió la varita entre su ropa.
-No hagáis ninguna locura... haré todo lo posible para traerla de vuelta. Todo.
Aunque su rostro estaba tapado, Harry pudo sentir la preocupación del hombre. Pero sin más palabras desapareció.
-Bueno...-dijo Dumbledore, carraspeando ligeramente. Harry comprobó que se había cambiado de ropa mágicamente- éste, ciertamente promete ser un día agotador. Pero no hay nada por hacer en nuestras manos. Una parte importante de nuestros futuros está ahora en manos de nuestros... espías. Sugiero que preparemos pociones sanadoras, pues ciertamente las necesitaremos. Aparte de eso... sólo podemos esperar.
Sirius se desplomó en el sofá.
-¡No aguanto esta situación! No es posible que no podamos hacer nada... que el bienestar de Hermione dependa de Snape... ¡no es justo!
Dalía se sentó a su lado y le cogió las manos.
-A mi tampoco me gusta esperar, pero no hay nada que podamos hacer para ayudarles... no podemos hacer nada que descubra el juego de Snape. Sé que tu lado Gryffindor te pide acción, simplemente aparecerte en la mansión de Ryddle y cargártelos a todos, pero no podemos hacer eso... lo entiendes, ¿verdad?
Sirius agitó la cabeza, no demasido convencido, pero no le quedaba otra opción.
-Alex y yo nos ocuparemos de las pociones.- murmuró Sarah- Tú puedes quedarte con Sirius si quieres, Dalia.
-No- repuso Sirius- os ayudaremos a prepararlas.
-Yo también quiero ayudar- dijo Remus.
-¡Y yo!- añadió Harry. Todos le miraron escépticamente, y Harry se enrojeció profundamente.- Bueno... siempre puedo cortar algo, ¿no?
Sarah sacudió la cabeza.
-Harry, prefiero que te encarges de Simon... seguramente debe estar llorando a pleno pulmón en su cuarto. El laboratorio no es lo suficientemente grande para todos, y hay que preparar café y cacao...
-Yo me encargo- declaró Alexia- Pociones nunca fue mi mejor asignatura...
-De acuerdo... Remus, será mejor que la ayudes...
-Pero yo si puedo ayudar con las pociones...
-No, el laboratorio está lleno de luparia, no puedes entrar allí.- Declaró. Lupin se estremeció y asintió.
Cada uno se dirigió a realizar la misión que le había sido encomendada. Efectivamente, Simon lloraba con fuerza cuando Harry le fue a buscar y de hecho sólo se tranquilizó cuando, una vez en el salón, Dumbledore se puso a encantar muñecos de peluche para que se moviesen solos.
***
Cuando Snape se apareció en la mansión de los Ryddle ya habían llegado la mayor parte de los mortífagos.
Localizó a Hermione, inconsciente, en el mismo lugar de antes, a los pies de Voldemort. Avery la rondaba ansioso, y Snape apretó los puños.
Al otro extremo de la sala estaban los Malfoy. Lucius, cuyo rostro estaba oculto por la máscara plateda, sujetaba por un hombro a Draco, quien, al no tener máscara delataba la repuganancia que sentía hacia aquella situación con un interesante color verdoso sobre su cara. Con paso decidido se acercó a ellos. Una vez de cerca pudo ver la rabia y la tristeza en los ojos de su mejor amigo. Y se juró a sí mismo que jamás vería a Simon en una situación parecida.
Lleno de lástima deslizó una cápsula de Poción Inmune en la delgada mano de su ahijado.
-Tómatela antes de acercarte al Lord- murmuró, entre dientes.
Draco asintió. La poción no era gran cosa, pero evitaría que el chico vomitase sobre los pies de Voldemort. Snape había visto morir así a un par de personas.
En medio del bullicio y excitación reinantes, el Lord Oscuro dio dos palmadas, y todos los mortífagos se arremolinaron a su alrededor. Lucius y Snape permitieron que Draco se colocase entre ellos, aún a pesar de que era una evidente muestra de debilidad infantil. Snape le hizo un gesto para que se tomase la poción. Delicadamente, y sin apartar los ojos del maltratado cuerpo de su compañera de clase, Draco deslizó la cápsula azul dentro de su boca. Mordió y el contenido, con un fuerte sabor a limón, le impregnó la boca. Poco a poco notó que una extraña oleada le recorría la sangre y obligaba a cada uno de sus músculos a relajarse. Al fin consiguió despegar los ojos de la oscura figura de Hermione.
Mientras tanto, Colagusano se había acercado a Hermione, quien aún llevaba el vestido blanco que había usado en la playa, y que dejaba adivinar el bikini negro. Con una sonrisa maliciosa la apuntó con la varita.
-Enérvate.- murmuró.
Hermione abrió los ojos de golpe. Viendo a Colagusano a escasos centímetros de ella su rostro se torció en un evidente gesto de asco, y la sonrisa de Colagusano murió en sus labios. Hermione recorrió con su vista el compacto grupo de mortífagos, pero sólo Snape supo leer en su rostro el alivio que supuso para la chica ver a Draco, y adivinar a su lado a Snape y Lucius.
-Joven Malfoy...-siseó Voldemort- acércate.
Firmemente (o la poción era más fuerte de lo que Snape había pensado, o el chico era aún más válido de lo que habían esperado) caminó hasta el frente, poniéndose sobre una rodilla ante Voldemort, e inclinando la cabeza.
Voldemort apoyó una de sus manos en el cabello plateado del muchacho, permitiendo que las finas hebras bailasen entre sus dedos, mientras una sonrisa de satisfacción se instalaba en su repugnante cara.
-Muchacho... hoy te unirás a nosotros... serás el segundo mortífago al que acepto siendo tan joven... tan fuerte... Muestrame tu brazo.
Sin alzar la mirada, Draco alzó el brazo izquierdo, apartando la manga de la túnicanegra y plateada con el emblema de los Malfoy en el pecho.
Voldemort apoyó la punta de su varita sobre la pálida piel, y murmurando algo muy bajito comenzó a moverla trazando el extraño dibujo de color rojo sangre. Draco no emitió ningún sonido de protesta, pero todos y cada uno de los que estaban allí sabían lo mucho que aquello dolía, y silenciosamente se admiraron de la resistencia del joven Draco.
Una vez el tatuaje estuvo terminado, Voldemort separó la varita del brazo del chico, y tendiendo su propio brazo, añadió una marca a la siniestra hilera que le recorría el brazo del codo a la muñeca: un pequeño dragón. Estaba justo situada entre la silueta de un cuervo y la de un gato.
-Éstos son los símbolos que nos representan, Draco Malfoy, los símbolos de nuestra unión, que es inquebrantable y cuya traición se paga con la muerte. Desde luego ahora mismo eres sólo un niño... al tener quince años no puedo permitir que te unas a nosotros plenamente, pero como ya he hecho con algunos de tus compañeros, esta marca servirá para que no olvides el compromiso al que te obliga tu sangre para con tu estirpe, tu clase... y conmigo.- Draco no pudo evitar morderse el labio, no había oído a nadie decir tantas tonterías por segundo jamás- Sin embargo... hay cierto ritual que sí deseo que lleves a cabo.
Draco alzó la mirada, confuso. Lucius y Snape se movieron, incómodos.
-La pequeña Sangre Sucia aquí presente...-la mirada de todos se desvió hacia Hermione, que había observado como marcaban a Draco con lágrimas en el borde de los ojos- ha sido bastante molesta ultimamente. Supongo que la conoces... tengo entendido que es compañera tuya en la escuela, ¿verdad? Bueno, lo importante es que deseo librarme de ella, y... el asesinato de un muggle es una parte imprescindible de mi ritual de iniciación. Tu compañera, al ser Sangre Sucia, será mucho más... válida.
Snape sintió un escalofrío... ¡ese monstruo pretendía que fuese Draco quien matase a Hermione para completar el ritual! Se había vuelto completamente loco. ¿Qué podría hacer para evitar lo inevitable? Sin embargo antes de que Snape o Draco pudiesen reaccionar de cualquier forma, fue Lucius quien actuó.
-Señor... Maestro, disculpe, pero esa niña no es una Sangre Sucia.- dijo, firmemente.
-¿Qué no...? ¡Colagusano! ¿Te has equivocado de cría? ¿Acaso no es esta la... amiguita de Potter?
-¡Siii!-chilló Colagusano- ¡claro que lo es, Señor! La encontré justo donde Severus dijo... en casa de Lupin, en Hogsmeade, estaba sentada en el jardín. Y aunque ha cambiado, yo ya la conocía de antes... ¡es ella, Señor, estoy seguro!
Voldemort se rascó la barbilla.
-Bueno, Lucius... sabes que confio en ti, que hayas entregado a tu propio hijo siendo tan joven...- Snape estuvo a punto de echarse a reir... ¿entregado? La carta que recibían los mortifagos cuando tenían un hijo era clara: o se hacía mortífago o nunca llegaría a cumplir once años- Eres muy importante para nuestra causa, tus contactos en el Ministerio han sido muy valiosos, pero, como ves... se presenta un dilema ante mi... Al que mi infiltrado en Hogwarts debería saber responder... Severus... ¿es la amiga de Potter o no?
-Sí, Señor, es Hermione Granger. La sabelotodo de Gryffindor y amiga de Potter.
-Lo que quise decir, Señor, es que ella no es una Sangre Sucia. Es hija de dos muggles, no de un muggle y un mago. No tiene... sangre mezclada.- explicó Lucius.
Voldemort soltó un bufido.
-¡Como Evans!- siseó. Todos y cada uno de los presentes se estremecieron- La mejor amiga de Potter... es strega... hija de dos muggles... creo, joven Draco, que no vas a ser tú quien mate a la niña, después de todo... Tal vez nuestro amigo Seveurs tenga algún interés en ella...¿me equivoco?
Snape se estremeció.
-He estado... siguiendo los progresos de la niña y... creo que sería una incorporación valiosa a nuestro grupo.- murmuró, era su último recurso.
-Tal vez eso me reportase alguna utilidad.. porque para ser sincero... no me estas ayudando mucho.
-No entiendo, Señor...-murmuró Snape.
-Pues sí... me has estado ocultando información... me ocultaste que esta pequeña bruja tiene poder para reestablecer a las Musas. Que de hecho, no sólo está viviendo al lado de tu casa con Lupin y Black, sino también con Fletcher y Figg... ¡y he descubierto que Myers está en camino! ¿Hay algo más que me ocultes, Severus? Te lo digo porque tal vez sea el momento de decirmelo...
-Pero Señor... yo no sabía que Fletcher y Figg... sospechaba que la niña es poderosa, pero no tanto como para...
Snape fue interumpido por Voldemort, que apuntó a Hermione con la varita. Murmuró un hechizo. Hermione gritó de dolor y calló de rodillas, de su cuerpo se alzó una figura de humo, que flotó sobre su cabeza, arrancando una exclamaciuón de todos los presentes. La cabeza de la figura era azul y dorada, su cuerpo verde esmeralda, su corazón rojo, y su vientre blanco.
-No hay que ser un gran genio para interpretar esto, Severus.- murmuró Voldemort.- Ese azul-dorado es sólo de las stregas, ese blanco...Una virgen, de valiente corazón, demostrada inteligencia y un poder casi infinito... ¿no me digas que no te habías dado cuenta?
-Sabía que tiene cualidades de strega, pero no puedo ir haciendole el encantamiento a todas las niñas que hay en la escuela...
-Severus... exactamente... ¿cuántas stregas más sospechas que hay en ese maldito colegio?
-Ninguna.-murmuró Snape bajando la cabeza.
-Exacto, ninguna. Y en cuatro años no has tenido ni una oportunidad de comprobar si tus sospechas eran ciertas, ¿verdad?... eso sólo merece un premio... ¡Crucio!- mientras Snape se retorcía, Voldemort prosiguó su charla.- Afortunadamente para nosotros, hubo alguien que sí se fijó en la niña que había detrás de Potter. Alguien que ha pasado desapercibido para todos, incluídos vosotros, pandilla de borregos, aún a pesar de que hoy está entre vosotros... Víktor... por favor.
De entre el grupo de mortígafos salió uno que andaba torpemente, y que bajo la máscara plateada escondía el rostro del famoso jugador de quidditch. Las miradas de Draco y Lucius volaron hacia Hermione, para ver su reacción, pero si la aparición del búlgaro la había sorprendido, su rostro no la delató.
-Nuestro joven amigo se enteró por accidente de la incorporación como Musa de su pequeña amiga, se puso a investigar... y llegó hasta nosotros. Se interesó por nuestra causa, y sabe que es justa. Viktor... ¿cuál quieres que sea tu premio?
Krum miró a Voldemort y luego a Hermione.
-La quierro a ella.- gruñó, señalando a Hermione.- ya que no te sirrve parra Drraco, la quierro parra mí, yo podrré doblegarrla.
Voldemort se echó a reír.
-Si eso es lo que crees... te deseo suerte. ¡Vamos, inténtalo!
Krum se rió y se acercó a Hermione, la sujetó por el pelo y la obligó a ponerse en pie. Ella le miró con odio.
-Se que nunca confiaste en mí, pequeña zorra... perro has de saberr que tus jueguecitos de Mata Harri son muy peligrrosos... ¿no te han enseñado que parra ser espía no se puede serr completamente inocente?- Krum rodeó la cinturá de Hermione con una mano, dolorosamente- lo único que consigues que motivarr aún más a las personas a las que espías.
Con brusquedad se inclinó sobre la boca de Hermione, pero a los pocos segundos se había separado de ella, ya que de su boca corría un hilillo de sangre. Hermione se limpió la sangre del búlgaro del labio con la lengua y sonrió maliciosamente.
-La inocencia es la mejor arma...-musitó- hay que guardarla como un tesoro.
Viktor le pegó a Hermione con el puño cerrado, con tal fuerza que la tiró a los pies de Voldemort de nuevo. Cuando la chica alzó la cabeza desafiante, Draco pudo ver que su mejilla sangraba por culpa de un profundo corte. Mirando de nuevo a Krum descubrió que éste estaba limpiando la sangre de un grueso anillo de plata. El bulgaro se dio la vuelta, dejando a Hermione a los pies de Voldemort.
-Erres una pequeña arrpía astuta... siemprre lo has sido... Tiene rrazón, maestrro... doblegarr a esta fierra recurrirría tiempo... tiempo del que no dispongo...esperro que pueda encontrrarr a alguien que lo haga, serría una lástima tenerr que matarrla.
-Por supuesto, Víktor, y tenemos otra posibilidad. Por eso siempre me gustó tener intelectuales entre mis filas... Maestros. Verdaderos Maestros. Quédate con nosotros y verás lo que se me ha ocurrido... verás la técnica que utilizamos para doblegar a Evans.
Aquel comentario despertó murmullos entre los mortífagos. Snape cerró los ojos con fuerza.
-En mis filas tengo sólo un Meastro. Pero ese Maestro domina dos artes. Por supuesto, la de Pociones, como todos sabeis... y una más. El Ars Amatoria... el arte de controlar al enemigo por su propio placer...
Hermione se estremeció, al igual que Draco. ¿Qué les iba a pasar?
-Hubiera preferido que fuese Draco quien controlase a la strega... tal vez incluso hacer que se casasen... pero es muy pronto para eso, y desde luego Draco no domina el Ars Amatoria. Severus, esta es tu prueba de oro. O aceptas el encargo de covertir a...- Voldemort se inclinó sobre Hermione, acariciando su barbilla con sus largos dedos- Hermione... en una de mis leales súbditas... o tendrás que volver a Hogwarts con el cadáver de la niña.
-Pero Señor... Granger y yo no tenemos ningún vículo. Lily y yo teníamos una relacción, ella confiaba en mí... obedeció todas sus instrucciones porque confiaba en mi... ¡Granger me odia! Me he pasado cuatro años atormentandola a ella y a sus amigos...
-¡Severus Snape! ¿Te crees que yo soy el viejo loco que te paga ese mísero sueldo de profesor?- bramó Voldemort- Esta niña... confía en ti... en tu unión con Dumbledore al menos. Y no sólo eso... estoy seguro de que siente algo por ti. No se si es admiración u otra cosa, pero ya es un comienzo... tienes muchas cosas sobre las que apoyarte, Severus... no me engañas. Si rechazas esta misión te consideraré un traidor. Y ya sabes como se paga eso.
-Haré lo que pueda, Señor...-murmuró Snape, bajando la cabeza. Y sintiendose mucho peor de lo que se había sentido en años. Se sentía incapaz de mirar a Hermione, pues sabía con dolorosa certeza que ella confiaba en él. Tanto o más de lo que había hecho Lily. ¿De que modo afectaría no sólo a su cuerpo, sino tambien a su alma, lo que tendría que hacer con ella?
-Así me gusta..-siseó Voldemort con repugnante placer- en cuanto a ti, Draco... esperemos hasta el proximo verano para completar tu formación. Seguramente sea lo mejor o no podrías volver a Hogwarts. Eso me proporcionará un tercer espía allí dentro... tendrás una bonita y lacrimógena historia que contarle a Albus... de momento, aprende del maestro, muchacho. Observa bien lo que Severus hará esta noche, pues tu has de aprender también. Es muy util para los interrogatorios... ¿verdad, Severus?
Snape asintió... -El Ars Amatoria... siempre me ha fascinado. Pero nunca he tenido paciencia para ser maestro. Una lástima. Lucius, coge a la niña y llevala al cuarto azul. Severus, Draco, Viktor... andando. Los demás... podeis retiraros.
***
Son las seis y media de la mañana. Los primeros rayos mortecinos de sol se dibujaban alrededor de los árboles que rodeaban la vieja mansión de los Ryddle.
Lucius Malfoy está junto a un árbol. Su largo cabello rubio cubre su rostro, impidiendo al mundo ver las lágrimas que amenzan con salir. Junto a él, casi completamente cubierto por al capa de su padre, Draco Malfoy devueleve la cena que había tomado en la playa. Sus lágrimas sí salen, y a borbotones, lucha por contenerlas, pero jamás se había sentido tan frágil en toda su vida. Se mantiene en pie sólo porque su padre le sostiene.
No muy lejos de ellos, Severus Snape observa el amanecer. En su regazo descansa una joven mujer... casi una niña. Está profundamente dormida, y se aferra a él con una fuerza sobrehumana. Evita mirarla todo lo posible, sabe que la vergüenza y la locura de esta noche no serán tan fáciles de curar como sus dulces remedios y atenciones tras la maldición Cruciatus.
Los dos rubios se acercan a él, temblando de pies a cabeza.
-Creo... que será mejor... que intentemos aparecernos con ellos lo más cerca de tu casa posible, Severus...-murmuró Lucius, mirando a Hermione fijamente y con un respeto renovado. Ni siquiera Lily había tenido la entereza de la que había hecho gala esa ni... esa mujer.- No llegaremos al pueblo así... tu cargando con ella en brazos y Draco devolviendo hasta la primera papilla cada dos pasos.
Severus miró fijamente al pálido Draco. Su rostro en esos momentos sólo conservaba parecido con un dragón en el color verde. Nada de la entereza, fuerza,vitalidad y energía por las que Narcissa había elegido ese nombre: Draco. Asintiendo ligeramente, se irguió, alzando de nuevo en brazos el peso de Hermione.
***Continuará***
La cosa empieza a ponerse interesante... Nos estamos acercando al final, gente. Esta secuencia entera, la de la "situación" en la mansión de los Ryddle está inspirada en tantísimas historias que sería incapaz de recitarlas todas. Supongo que lo más importante es el Ars Amatoria... si queréis saber más existe un cuento llamado así, donde lo dejan muy clarito... (la situación es bastante diferente, pero bueno) Y como no, como siempre, Pawn to queen. Quien lo haya leido sabe a qué me refiero, y quien no, no me entenderá de todas maneras, de modo que... MP... Me Piro.
Gen Potter: "Ojalá que llueva café en el campo, que caiga una aguacero de lluvia y ron!!" Quien no conozca esas dos canciones que lance la primera piedra, querida, como dirían los British... it's pretty international... ¿qué passa con las cerradas ideas de Rowling? Pq no se parecen en nada a las mias... como acabas de leer... ¿o si? Creo que una cosa improtante es que el sombrero te envía a la Casa en la que quieres estas, asique eso no ocurriría, y la verdad, no se que podría hacer conmigo el pobre trapo. Ya puestos leetelo en ingles, me gusta más que en castellano, ji, ji, ji... ¡evidentemente! Alex era Hufflepuff, ya lo sabes, de modo que el colgante de Lupin tenía que ser negro y amarillo. Oh.. va al jardín de Lupin... que luego la lleven a dar una vuelta no es culpa suya... Campaña electoral, me refería a la mía... y sí, había olvidado que chavez es el governante del pueblo, lo siento... beuno, da igual no inetntes descifraf que significa eso pq solo provocaria que discutiesemos. Ya se que somos diferentes (muy diferentes!) vemos el mundo de otro modo, y cada una tiene su opinión de las cosas. Tienes razón, este no es lugar para hablar de politica, después de todo ese es un tema apestoso.
Tengo un pequeño juego... a ver quien adivina quienes son el gato y el cuervo que acompañan a Draco en el brazo de Voldemort. Y lo más interesante, porqué...
Iremione
Capi seventeen: Si alguien desapareciese...
Cuando Harry se despertó, no estaba seguro de cuanto tiempo había estado durmiendo, pero imaginó que debió ser bastante, pues la luz que iluminaba el salón (la chimenea) se había apagado, dejándole a oscuras.
Le había despertado un extraño "plop", a lo que había seguido un golpe seco y un gemido de dolor. Harry estiró el brazo y cogió su varita, pero el intruso fue más rápido.
-Lumus.-murmuró una voz conocida. Harru se sobresaltó al ver la fantasmagórica cara de su profesor sobre la titilante luz de la varita.
-¡Profesor Snape!- exclamó- ¿qué ocurre?
-¿Potter?- Snape sio unos apsos al frente, y Harry pudo ver que su rostro tenía una expresión realmente sombría, mucho más de lo acostumbrado.
-Potter... ¿dónde está todo el mundo?
-Eh... supongo que en la cama, ¿no?...- contestó el chico- Hermione fue a dar un paseo y estábamos esperando por usted.
-No os habéis dado cuenta...- musitó Snape- Potter... son las tres de la mañana, es un paseo un poco largo, ¿no cree?
Harry se levantó de golpe. Snape apuntó con su varita a la chimenea.
-Incendio.- Se acercó un poco más y echó un puñado de polvos flú en el fuego. Mientras las llamas se volvían de color verde se dió la vuelta.
-Ve a avisar a Sarah. Corre.
Harry se guardó la varita, mientras oía a sus espaldas a Snape llamar al profesor Dumbledore.
A Harry le costó mucho despertar a Sarah, pero cuando le dijo que Hermione había desaparecido, la mujer se puso en pie, colocándose la bata mientras salía por la puerta como un vendaval, seguida de Harry.
Al llegar al salón, Snape hablaba con Dumbledore, el cual estaba ataviado con extraño pijama de ositos lleno de hollín. De la chimenea estaban saliendo Dalía, Alexia, Sirius y Remus, todos ellos también en pijama y llenos de hollín. Y Harry se preguntó porqué sencillamente no se aparecían, como había hecho Snape. Luego comprendió que tal vez la casa tenía alguna barrera para impedir que gente que no fuese de la familia se apareciese en su interior. Lo cual tenía bastante sentido.
-¿Qué ha ocurrido, Severus?- preguntó Sarah, al llegar junto a su marido.
-Voldemort tiene a Hermione- musitó, secamente.
-¿¡Qué?!- exclamó Sirius- ¿cómo ha ocurrido? Se supone que tenías que protegerla....
-No tengo mucho tiempo, en teoría sólo he venido a buscar el uniforme... Me están esprando. Cuando Draco y yo llegamos a Malfoy Manor, Lucius nos estaba esperando. Charlamos un rato, pero pronto la Marca empezó a... convocarnos. Dejamos a Draco sólo y fuímos a la mansión de Ryddle, dónde nos esperaba Él. Allí, a sus pies, estaba atada Hermione, con el... vestido roto... y llena de... golpes y magulladuras... Y también estaba... Draco.
-¿Pero no le habíais dejado en la mansión?- preguntó alguien.
-Justo al desaparecer nosotros, Colagusano le fue a buscar.
-¿Que es lo que quieren de ellos?
-¿Básicamente? Marcar a Draco, asegurarle como mortífago fiel, acabando, de apso con la unica esperanza que le queda a las Musas de resurgir. No sé cómo, pero lo saben.
-¿¡Qué no sabes cómo?!- gritó Sirius- ¡tu amigo peloplástico nos ha traicionado!
-No grites en mi casa, Sirius Black.- gruñó Sarah amenazadoramente.
-No ha sido Lucius, -repuso Snape, calmadamente- me habría dado cuenta. Le conozco demasiado. Tengo que irme. ¿Donde está la mochila de Hermione, Potter? Ahí está mi ropa...
Harry cogió la mochila y se la tendió a Snape. Él cogió de su interior una túnica negra, poniéndosela por encima de la ropa que había llevado a la playa. Luego se puso la máscara plateada, y finalmente colocó la capucha sobre su cabeza.
-Profesor...- le llamó Harry, ignorándo el escalofrío que sintió cuando éste se dió la vuelta- esta es la varita de Hermione... tal vez la necesite.
Snape asintió y escondió la varita entre su ropa.
-No hagáis ninguna locura... haré todo lo posible para traerla de vuelta. Todo.
Aunque su rostro estaba tapado, Harry pudo sentir la preocupación del hombre. Pero sin más palabras desapareció.
-Bueno...-dijo Dumbledore, carraspeando ligeramente. Harry comprobó que se había cambiado de ropa mágicamente- éste, ciertamente promete ser un día agotador. Pero no hay nada por hacer en nuestras manos. Una parte importante de nuestros futuros está ahora en manos de nuestros... espías. Sugiero que preparemos pociones sanadoras, pues ciertamente las necesitaremos. Aparte de eso... sólo podemos esperar.
Sirius se desplomó en el sofá.
-¡No aguanto esta situación! No es posible que no podamos hacer nada... que el bienestar de Hermione dependa de Snape... ¡no es justo!
Dalía se sentó a su lado y le cogió las manos.
-A mi tampoco me gusta esperar, pero no hay nada que podamos hacer para ayudarles... no podemos hacer nada que descubra el juego de Snape. Sé que tu lado Gryffindor te pide acción, simplemente aparecerte en la mansión de Ryddle y cargártelos a todos, pero no podemos hacer eso... lo entiendes, ¿verdad?
Sirius agitó la cabeza, no demasido convencido, pero no le quedaba otra opción.
-Alex y yo nos ocuparemos de las pociones.- murmuró Sarah- Tú puedes quedarte con Sirius si quieres, Dalia.
-No- repuso Sirius- os ayudaremos a prepararlas.
-Yo también quiero ayudar- dijo Remus.
-¡Y yo!- añadió Harry. Todos le miraron escépticamente, y Harry se enrojeció profundamente.- Bueno... siempre puedo cortar algo, ¿no?
Sarah sacudió la cabeza.
-Harry, prefiero que te encarges de Simon... seguramente debe estar llorando a pleno pulmón en su cuarto. El laboratorio no es lo suficientemente grande para todos, y hay que preparar café y cacao...
-Yo me encargo- declaró Alexia- Pociones nunca fue mi mejor asignatura...
-De acuerdo... Remus, será mejor que la ayudes...
-Pero yo si puedo ayudar con las pociones...
-No, el laboratorio está lleno de luparia, no puedes entrar allí.- Declaró. Lupin se estremeció y asintió.
Cada uno se dirigió a realizar la misión que le había sido encomendada. Efectivamente, Simon lloraba con fuerza cuando Harry le fue a buscar y de hecho sólo se tranquilizó cuando, una vez en el salón, Dumbledore se puso a encantar muñecos de peluche para que se moviesen solos.
***
Cuando Snape se apareció en la mansión de los Ryddle ya habían llegado la mayor parte de los mortífagos.
Localizó a Hermione, inconsciente, en el mismo lugar de antes, a los pies de Voldemort. Avery la rondaba ansioso, y Snape apretó los puños.
Al otro extremo de la sala estaban los Malfoy. Lucius, cuyo rostro estaba oculto por la máscara plateda, sujetaba por un hombro a Draco, quien, al no tener máscara delataba la repuganancia que sentía hacia aquella situación con un interesante color verdoso sobre su cara. Con paso decidido se acercó a ellos. Una vez de cerca pudo ver la rabia y la tristeza en los ojos de su mejor amigo. Y se juró a sí mismo que jamás vería a Simon en una situación parecida.
Lleno de lástima deslizó una cápsula de Poción Inmune en la delgada mano de su ahijado.
-Tómatela antes de acercarte al Lord- murmuró, entre dientes.
Draco asintió. La poción no era gran cosa, pero evitaría que el chico vomitase sobre los pies de Voldemort. Snape había visto morir así a un par de personas.
En medio del bullicio y excitación reinantes, el Lord Oscuro dio dos palmadas, y todos los mortífagos se arremolinaron a su alrededor. Lucius y Snape permitieron que Draco se colocase entre ellos, aún a pesar de que era una evidente muestra de debilidad infantil. Snape le hizo un gesto para que se tomase la poción. Delicadamente, y sin apartar los ojos del maltratado cuerpo de su compañera de clase, Draco deslizó la cápsula azul dentro de su boca. Mordió y el contenido, con un fuerte sabor a limón, le impregnó la boca. Poco a poco notó que una extraña oleada le recorría la sangre y obligaba a cada uno de sus músculos a relajarse. Al fin consiguió despegar los ojos de la oscura figura de Hermione.
Mientras tanto, Colagusano se había acercado a Hermione, quien aún llevaba el vestido blanco que había usado en la playa, y que dejaba adivinar el bikini negro. Con una sonrisa maliciosa la apuntó con la varita.
-Enérvate.- murmuró.
Hermione abrió los ojos de golpe. Viendo a Colagusano a escasos centímetros de ella su rostro se torció en un evidente gesto de asco, y la sonrisa de Colagusano murió en sus labios. Hermione recorrió con su vista el compacto grupo de mortífagos, pero sólo Snape supo leer en su rostro el alivio que supuso para la chica ver a Draco, y adivinar a su lado a Snape y Lucius.
-Joven Malfoy...-siseó Voldemort- acércate.
Firmemente (o la poción era más fuerte de lo que Snape había pensado, o el chico era aún más válido de lo que habían esperado) caminó hasta el frente, poniéndose sobre una rodilla ante Voldemort, e inclinando la cabeza.
Voldemort apoyó una de sus manos en el cabello plateado del muchacho, permitiendo que las finas hebras bailasen entre sus dedos, mientras una sonrisa de satisfacción se instalaba en su repugnante cara.
-Muchacho... hoy te unirás a nosotros... serás el segundo mortífago al que acepto siendo tan joven... tan fuerte... Muestrame tu brazo.
Sin alzar la mirada, Draco alzó el brazo izquierdo, apartando la manga de la túnicanegra y plateada con el emblema de los Malfoy en el pecho.
Voldemort apoyó la punta de su varita sobre la pálida piel, y murmurando algo muy bajito comenzó a moverla trazando el extraño dibujo de color rojo sangre. Draco no emitió ningún sonido de protesta, pero todos y cada uno de los que estaban allí sabían lo mucho que aquello dolía, y silenciosamente se admiraron de la resistencia del joven Draco.
Una vez el tatuaje estuvo terminado, Voldemort separó la varita del brazo del chico, y tendiendo su propio brazo, añadió una marca a la siniestra hilera que le recorría el brazo del codo a la muñeca: un pequeño dragón. Estaba justo situada entre la silueta de un cuervo y la de un gato.
-Éstos son los símbolos que nos representan, Draco Malfoy, los símbolos de nuestra unión, que es inquebrantable y cuya traición se paga con la muerte. Desde luego ahora mismo eres sólo un niño... al tener quince años no puedo permitir que te unas a nosotros plenamente, pero como ya he hecho con algunos de tus compañeros, esta marca servirá para que no olvides el compromiso al que te obliga tu sangre para con tu estirpe, tu clase... y conmigo.- Draco no pudo evitar morderse el labio, no había oído a nadie decir tantas tonterías por segundo jamás- Sin embargo... hay cierto ritual que sí deseo que lleves a cabo.
Draco alzó la mirada, confuso. Lucius y Snape se movieron, incómodos.
-La pequeña Sangre Sucia aquí presente...-la mirada de todos se desvió hacia Hermione, que había observado como marcaban a Draco con lágrimas en el borde de los ojos- ha sido bastante molesta ultimamente. Supongo que la conoces... tengo entendido que es compañera tuya en la escuela, ¿verdad? Bueno, lo importante es que deseo librarme de ella, y... el asesinato de un muggle es una parte imprescindible de mi ritual de iniciación. Tu compañera, al ser Sangre Sucia, será mucho más... válida.
Snape sintió un escalofrío... ¡ese monstruo pretendía que fuese Draco quien matase a Hermione para completar el ritual! Se había vuelto completamente loco. ¿Qué podría hacer para evitar lo inevitable? Sin embargo antes de que Snape o Draco pudiesen reaccionar de cualquier forma, fue Lucius quien actuó.
-Señor... Maestro, disculpe, pero esa niña no es una Sangre Sucia.- dijo, firmemente.
-¿Qué no...? ¡Colagusano! ¿Te has equivocado de cría? ¿Acaso no es esta la... amiguita de Potter?
-¡Siii!-chilló Colagusano- ¡claro que lo es, Señor! La encontré justo donde Severus dijo... en casa de Lupin, en Hogsmeade, estaba sentada en el jardín. Y aunque ha cambiado, yo ya la conocía de antes... ¡es ella, Señor, estoy seguro!
Voldemort se rascó la barbilla.
-Bueno, Lucius... sabes que confio en ti, que hayas entregado a tu propio hijo siendo tan joven...- Snape estuvo a punto de echarse a reir... ¿entregado? La carta que recibían los mortifagos cuando tenían un hijo era clara: o se hacía mortífago o nunca llegaría a cumplir once años- Eres muy importante para nuestra causa, tus contactos en el Ministerio han sido muy valiosos, pero, como ves... se presenta un dilema ante mi... Al que mi infiltrado en Hogwarts debería saber responder... Severus... ¿es la amiga de Potter o no?
-Sí, Señor, es Hermione Granger. La sabelotodo de Gryffindor y amiga de Potter.
-Lo que quise decir, Señor, es que ella no es una Sangre Sucia. Es hija de dos muggles, no de un muggle y un mago. No tiene... sangre mezclada.- explicó Lucius.
Voldemort soltó un bufido.
-¡Como Evans!- siseó. Todos y cada uno de los presentes se estremecieron- La mejor amiga de Potter... es strega... hija de dos muggles... creo, joven Draco, que no vas a ser tú quien mate a la niña, después de todo... Tal vez nuestro amigo Seveurs tenga algún interés en ella...¿me equivoco?
Snape se estremeció.
-He estado... siguiendo los progresos de la niña y... creo que sería una incorporación valiosa a nuestro grupo.- murmuró, era su último recurso.
-Tal vez eso me reportase alguna utilidad.. porque para ser sincero... no me estas ayudando mucho.
-No entiendo, Señor...-murmuró Snape.
-Pues sí... me has estado ocultando información... me ocultaste que esta pequeña bruja tiene poder para reestablecer a las Musas. Que de hecho, no sólo está viviendo al lado de tu casa con Lupin y Black, sino también con Fletcher y Figg... ¡y he descubierto que Myers está en camino! ¿Hay algo más que me ocultes, Severus? Te lo digo porque tal vez sea el momento de decirmelo...
-Pero Señor... yo no sabía que Fletcher y Figg... sospechaba que la niña es poderosa, pero no tanto como para...
Snape fue interumpido por Voldemort, que apuntó a Hermione con la varita. Murmuró un hechizo. Hermione gritó de dolor y calló de rodillas, de su cuerpo se alzó una figura de humo, que flotó sobre su cabeza, arrancando una exclamaciuón de todos los presentes. La cabeza de la figura era azul y dorada, su cuerpo verde esmeralda, su corazón rojo, y su vientre blanco.
-No hay que ser un gran genio para interpretar esto, Severus.- murmuró Voldemort.- Ese azul-dorado es sólo de las stregas, ese blanco...Una virgen, de valiente corazón, demostrada inteligencia y un poder casi infinito... ¿no me digas que no te habías dado cuenta?
-Sabía que tiene cualidades de strega, pero no puedo ir haciendole el encantamiento a todas las niñas que hay en la escuela...
-Severus... exactamente... ¿cuántas stregas más sospechas que hay en ese maldito colegio?
-Ninguna.-murmuró Snape bajando la cabeza.
-Exacto, ninguna. Y en cuatro años no has tenido ni una oportunidad de comprobar si tus sospechas eran ciertas, ¿verdad?... eso sólo merece un premio... ¡Crucio!- mientras Snape se retorcía, Voldemort prosiguó su charla.- Afortunadamente para nosotros, hubo alguien que sí se fijó en la niña que había detrás de Potter. Alguien que ha pasado desapercibido para todos, incluídos vosotros, pandilla de borregos, aún a pesar de que hoy está entre vosotros... Víktor... por favor.
De entre el grupo de mortígafos salió uno que andaba torpemente, y que bajo la máscara plateada escondía el rostro del famoso jugador de quidditch. Las miradas de Draco y Lucius volaron hacia Hermione, para ver su reacción, pero si la aparición del búlgaro la había sorprendido, su rostro no la delató.
-Nuestro joven amigo se enteró por accidente de la incorporación como Musa de su pequeña amiga, se puso a investigar... y llegó hasta nosotros. Se interesó por nuestra causa, y sabe que es justa. Viktor... ¿cuál quieres que sea tu premio?
Krum miró a Voldemort y luego a Hermione.
-La quierro a ella.- gruñó, señalando a Hermione.- ya que no te sirrve parra Drraco, la quierro parra mí, yo podrré doblegarrla.
Voldemort se echó a reír.
-Si eso es lo que crees... te deseo suerte. ¡Vamos, inténtalo!
Krum se rió y se acercó a Hermione, la sujetó por el pelo y la obligó a ponerse en pie. Ella le miró con odio.
-Se que nunca confiaste en mí, pequeña zorra... perro has de saberr que tus jueguecitos de Mata Harri son muy peligrrosos... ¿no te han enseñado que parra ser espía no se puede serr completamente inocente?- Krum rodeó la cinturá de Hermione con una mano, dolorosamente- lo único que consigues que motivarr aún más a las personas a las que espías.
Con brusquedad se inclinó sobre la boca de Hermione, pero a los pocos segundos se había separado de ella, ya que de su boca corría un hilillo de sangre. Hermione se limpió la sangre del búlgaro del labio con la lengua y sonrió maliciosamente.
-La inocencia es la mejor arma...-musitó- hay que guardarla como un tesoro.
Viktor le pegó a Hermione con el puño cerrado, con tal fuerza que la tiró a los pies de Voldemort de nuevo. Cuando la chica alzó la cabeza desafiante, Draco pudo ver que su mejilla sangraba por culpa de un profundo corte. Mirando de nuevo a Krum descubrió que éste estaba limpiando la sangre de un grueso anillo de plata. El bulgaro se dio la vuelta, dejando a Hermione a los pies de Voldemort.
-Erres una pequeña arrpía astuta... siemprre lo has sido... Tiene rrazón, maestrro... doblegarr a esta fierra recurrirría tiempo... tiempo del que no dispongo...esperro que pueda encontrrarr a alguien que lo haga, serría una lástima tenerr que matarrla.
-Por supuesto, Víktor, y tenemos otra posibilidad. Por eso siempre me gustó tener intelectuales entre mis filas... Maestros. Verdaderos Maestros. Quédate con nosotros y verás lo que se me ha ocurrido... verás la técnica que utilizamos para doblegar a Evans.
Aquel comentario despertó murmullos entre los mortífagos. Snape cerró los ojos con fuerza.
-En mis filas tengo sólo un Meastro. Pero ese Maestro domina dos artes. Por supuesto, la de Pociones, como todos sabeis... y una más. El Ars Amatoria... el arte de controlar al enemigo por su propio placer...
Hermione se estremeció, al igual que Draco. ¿Qué les iba a pasar?
-Hubiera preferido que fuese Draco quien controlase a la strega... tal vez incluso hacer que se casasen... pero es muy pronto para eso, y desde luego Draco no domina el Ars Amatoria. Severus, esta es tu prueba de oro. O aceptas el encargo de covertir a...- Voldemort se inclinó sobre Hermione, acariciando su barbilla con sus largos dedos- Hermione... en una de mis leales súbditas... o tendrás que volver a Hogwarts con el cadáver de la niña.
-Pero Señor... Granger y yo no tenemos ningún vículo. Lily y yo teníamos una relacción, ella confiaba en mí... obedeció todas sus instrucciones porque confiaba en mi... ¡Granger me odia! Me he pasado cuatro años atormentandola a ella y a sus amigos...
-¡Severus Snape! ¿Te crees que yo soy el viejo loco que te paga ese mísero sueldo de profesor?- bramó Voldemort- Esta niña... confía en ti... en tu unión con Dumbledore al menos. Y no sólo eso... estoy seguro de que siente algo por ti. No se si es admiración u otra cosa, pero ya es un comienzo... tienes muchas cosas sobre las que apoyarte, Severus... no me engañas. Si rechazas esta misión te consideraré un traidor. Y ya sabes como se paga eso.
-Haré lo que pueda, Señor...-murmuró Snape, bajando la cabeza. Y sintiendose mucho peor de lo que se había sentido en años. Se sentía incapaz de mirar a Hermione, pues sabía con dolorosa certeza que ella confiaba en él. Tanto o más de lo que había hecho Lily. ¿De que modo afectaría no sólo a su cuerpo, sino tambien a su alma, lo que tendría que hacer con ella?
-Así me gusta..-siseó Voldemort con repugnante placer- en cuanto a ti, Draco... esperemos hasta el proximo verano para completar tu formación. Seguramente sea lo mejor o no podrías volver a Hogwarts. Eso me proporcionará un tercer espía allí dentro... tendrás una bonita y lacrimógena historia que contarle a Albus... de momento, aprende del maestro, muchacho. Observa bien lo que Severus hará esta noche, pues tu has de aprender también. Es muy util para los interrogatorios... ¿verdad, Severus?
Snape asintió... -El Ars Amatoria... siempre me ha fascinado. Pero nunca he tenido paciencia para ser maestro. Una lástima. Lucius, coge a la niña y llevala al cuarto azul. Severus, Draco, Viktor... andando. Los demás... podeis retiraros.
***
Son las seis y media de la mañana. Los primeros rayos mortecinos de sol se dibujaban alrededor de los árboles que rodeaban la vieja mansión de los Ryddle.
Lucius Malfoy está junto a un árbol. Su largo cabello rubio cubre su rostro, impidiendo al mundo ver las lágrimas que amenzan con salir. Junto a él, casi completamente cubierto por al capa de su padre, Draco Malfoy devueleve la cena que había tomado en la playa. Sus lágrimas sí salen, y a borbotones, lucha por contenerlas, pero jamás se había sentido tan frágil en toda su vida. Se mantiene en pie sólo porque su padre le sostiene.
No muy lejos de ellos, Severus Snape observa el amanecer. En su regazo descansa una joven mujer... casi una niña. Está profundamente dormida, y se aferra a él con una fuerza sobrehumana. Evita mirarla todo lo posible, sabe que la vergüenza y la locura de esta noche no serán tan fáciles de curar como sus dulces remedios y atenciones tras la maldición Cruciatus.
Los dos rubios se acercan a él, temblando de pies a cabeza.
-Creo... que será mejor... que intentemos aparecernos con ellos lo más cerca de tu casa posible, Severus...-murmuró Lucius, mirando a Hermione fijamente y con un respeto renovado. Ni siquiera Lily había tenido la entereza de la que había hecho gala esa ni... esa mujer.- No llegaremos al pueblo así... tu cargando con ella en brazos y Draco devolviendo hasta la primera papilla cada dos pasos.
Severus miró fijamente al pálido Draco. Su rostro en esos momentos sólo conservaba parecido con un dragón en el color verde. Nada de la entereza, fuerza,vitalidad y energía por las que Narcissa había elegido ese nombre: Draco. Asintiendo ligeramente, se irguió, alzando de nuevo en brazos el peso de Hermione.
***Continuará***
La cosa empieza a ponerse interesante... Nos estamos acercando al final, gente. Esta secuencia entera, la de la "situación" en la mansión de los Ryddle está inspirada en tantísimas historias que sería incapaz de recitarlas todas. Supongo que lo más importante es el Ars Amatoria... si queréis saber más existe un cuento llamado así, donde lo dejan muy clarito... (la situación es bastante diferente, pero bueno) Y como no, como siempre, Pawn to queen. Quien lo haya leido sabe a qué me refiero, y quien no, no me entenderá de todas maneras, de modo que... MP... Me Piro.
Gen Potter: "Ojalá que llueva café en el campo, que caiga una aguacero de lluvia y ron!!" Quien no conozca esas dos canciones que lance la primera piedra, querida, como dirían los British... it's pretty international... ¿qué passa con las cerradas ideas de Rowling? Pq no se parecen en nada a las mias... como acabas de leer... ¿o si? Creo que una cosa improtante es que el sombrero te envía a la Casa en la que quieres estas, asique eso no ocurriría, y la verdad, no se que podría hacer conmigo el pobre trapo. Ya puestos leetelo en ingles, me gusta más que en castellano, ji, ji, ji... ¡evidentemente! Alex era Hufflepuff, ya lo sabes, de modo que el colgante de Lupin tenía que ser negro y amarillo. Oh.. va al jardín de Lupin... que luego la lleven a dar una vuelta no es culpa suya... Campaña electoral, me refería a la mía... y sí, había olvidado que chavez es el governante del pueblo, lo siento... beuno, da igual no inetntes descifraf que significa eso pq solo provocaria que discutiesemos. Ya se que somos diferentes (muy diferentes!) vemos el mundo de otro modo, y cada una tiene su opinión de las cosas. Tienes razón, este no es lugar para hablar de politica, después de todo ese es un tema apestoso.
Tengo un pequeño juego... a ver quien adivina quienes son el gato y el cuervo que acompañan a Draco en el brazo de Voldemort. Y lo más interesante, porqué...
Iremione
