Capi eighteen: La lágima de un mortífago

Seis y media de la mañana. El sol se asoma ya entre las cortinas azules de la cocina de los Snape.

Nadie ha dormido. Las pociones están hechas desde hace rato. Se ha acabado el café, y nadie es lo suficientemente valiente como para probar el cacao. Salvo Dumbledore, quien sostiene en sus manos una taza, y que todavía conserva su peculiar brillo tranquilizador en los ojos.

El pequeño Simon, acomodado en brazos de Harry, duerme y se despierta en intervalos regulares. Las tres Musas murmuran algo cogidas de la mano, con los ojos cerrados. Sirius y Remus, como estatuas inmóviles permanecen junto a la ventana, esperando a alguien que quizá nunca llegue.

Quizá todos estén muertos ya.

De pronto, Simon da un grito, que sobresalta a todos... con excepción de las tres Musas, que continuan su meditación.

El niño consigue librarse de Harry, y tambaleandose, corre hasta la puerta de la cocina, berreando y gimiendo, hasta que Remus le coge en brazos y abre la puerta de la cocina.

Todos le siguen, y se quedan petrificados. Justo hasta que se ven obligados a apartarse.

Snape cae de rodillas en el suelo de la cocina, todavía sujetando contra su pecho el cuerpo inerte de Hermione. Sirius se abalanza sobre él y consigue arrebatarle a la chica, la coge en brazos y la lleva al piso de arriba. Snape apoya las manos en el suelo, su cara está oculta por la cortina de su pelo.

Mientras tanto entran Lucius y Draco, también tambaleándose. Remus deja al atónito Simon en brazos de Harry, y ayuda a los dos Malfoy a subir las escaleras.

Dumbledore observa a Harry y le sonrie. Coge las pociones y sube las escaleras.

Lentamente, Harry, con Simon en brazos se acerca a Snape. Harry jamás olvidaría lo que vió a continuación.

Snape levantó la cara lentamente, y justo en e segundo en que una solitaria lágrima resbalaba por su mejilla, un rayo de sol naciente la iluminó, lanzando miles de destellos en todas direcciones.

-No pude... no pude evitarlo... tuve que hacerlo... no pude...

De nuevo cerró los ojos y agachó la cabeza. Justo en ese instante, Simon tendió sus bracitos y habló. No con las palabras inconexas que Harry le había oído pronunciar anteriormente, sino una frase con sentido completo.

-Papá- dijo, alto y claro, pero Snape no reaccionó- Papi... ella está bien, mamá la está ayudando... tranquilo, ella está bien...

Esta vez Snape sí reaccionó. Mirando a su hijo con una sonrisa cargada de dolor.

-Eres tan pequeño... algún día entenderás, y me odiarás. Lo se. Solo soy un monstruo.

-¡No! Nunca te odiaré... papá... lo se, entiendo, se lo que pasa, y... no te odio... te admiro... papá... ella está bien, está con mamá, y con las tías...

Snape se puso en pie, por primera vez viendo a las tres Musas cogidas de la mano. Comprendiendo de repente porqué Hermione se había quedado inconsciente tan misericordiosamente.

-¡Mi pequeño héroe!- exclamó, arrancando al niño de los brazos de Harry y abrazandole con fuerza, sin darse cuenta de que con el movimiento había tirado al chico al suelo.- ¡Lo sabías! ¡Lo sabes! Eres un enigma... Un autentico misterio, pequeñajo, no quisiera ser tu enmigo cuando seas mayor... Tu se lo dijiste a ellas, ¿verdad?

Simon no dijo nada, pero sonrió, y su padre le entendió perfectamente. Snape se rió, le pasó una mano por la cara al niño y lo dejó de nuevo en brazos de Harry. Subió las escaleras de dos en dos, hasta que sus pasos ya sólo eran un eco lejano para Harry.

-A ver, Simon Snape... ahora mismo me vas a explicar que has hecho...¿cuando has aprendido a hablar así? Como mínimo me merezco una explicación, ¿no crees?

El niño le miró con aquellos inmensos ojos verdes...

-¿Da?- preguntó inocentemente.

***

Al fin Snape había conseguido que le dejasen a solas con Hermione, tras un exhaustivo interrogatorio. Dumbledore había anunciado que iba a buscar a Minerva, y le había encargado a Remus y Sirius que localizasen a todos los miembros de la Orden de Fenix como les fuese posible.

Los dos Malfoy se habían atrincherado en la habitación-biblioteca, mientras Snape y Hermione estaban en la habitación principal.

Una vez la habitación se cerró tras el último molesto visitante, Snape se sentó en la cama, al lado de la dormida chica, acariciando su pelo y observando su respiracón, suave y regular. Seguro en el conocimiento de que dondequeira que estuviese, Sarah, Alex y Dalia estarían cuidando de ella.

Pasaron un par de horas. El sol estaba más alto en el cielo y Snape estaba ya dormido junto a Hermione cuando llegó Narcissa Malfoy, que corrió llorando al lugar donde estaban su hijo y su marido. Nadie los vió en todo el día, y cuando Harry fue a llevarles la comida que había preparado con ayuda de la profesora Sinistra, nadie le abrió la puerta. De modo que dejó la bandeja en el suelo.

Una hora más tarde, cuando Remus fue a buscar dicha bandeja, su contenido estaba intacto.

Tampoco nadie fue capaz de despertar a Snape, a Hermione o a cualquiera de las Musas. Uno tras otro, los miembros de la Orden del Fénix entraban en la casa en silenciosa procesión, observando atónitos a las ausentes Musas y pasando directamente al salón para no interrumpir su meditación.

Simon no volvió a hablar en todo el día, y de hecho, salvo las interrupciones de Harry para que comiese, el niño durmió todo el día en ese extraño estado catatónico que parecía haberse apoderado también de su padre y todas las chicas.

Al atardecer llegaron los Weasley, y Harry se sintió de nuevo en familia. Molly se apoderó de la pequeña cocina de Sarah, obligando a todos los que observaban a las Musas a dejarlas tranquilas. Más tarde le pidió a sus hijos mayores que levitasen a las tres mujeres al último cuarto libre, el de Simon.

La cena preparada por Molly era menos espectacular que la de Sarah, pero a Harry le supo deliciosa, y no le importó que hubiese que levitarla desde la cocina. Después de cenar, Bill, Fred, George, Ron y Ginny arrastraron a Harry fuera de la casa, mientras Percy ayudaba a su madre a recoger los platos.

-Charlie sí fue herido en el ataque.- explicaba Ron, en susurros, para no despertar a Simon. Le había mirado con recelo desde el primer momento, Harry había notado que a Ron no le gustaba el niño, pero eso sólo provocaba que lo apretase más contra su pecho. Ginny puso los ojos en blanco y prosiguió la explicación de su hermano.

-Pero al ver a mamá... y a toda la familia allí con él empezó a ponerse bien. En realidad llegamos hace dos días, pero cuando le dijimos a Dumbledore que Hermione y tú ya podíais venir a casa, él sólo contestó que los dos debíais permanecer donde estabais.

-Sí...- continuó Ron- Ahora que sé que era con Snape... ¿porqué teniais que estar aquí?

Harry se encogió de hombros. No tenía ganas de contarle a Ron toda la verdad, y no tenía imaginación para inventarse algo creíble en tan poco tiempo. Ron aceptó su respuesta, pero Ginny le miró desconfiada.

Sin embargo miró de reojo a Fred y George, que estaban encantando una piedra del jardín para que rugiese como un león, y decidió no insistir..

-¿Hay alguna novedad sobre los Malfoy?- preguntó la chica, suavemente.

-¿A quien le importan los Malfoy?- gruñó Ron. Harry le miró seriamente.

-A mí. Me he hecho amigo de Draco. A Sarah también le importan, y ella también es amiga mía. Simon, aquí presente... Lucius es su padrino, y considera a Draco su hermano mayor...

-Eso sólo demuestra que ese niño está tan pirado como su padre... por cierto... la tal Sarah está muy bien... ¿cómo acabó casandose con ese engendro de Snape?

Ginny le dió un codazo en el estómago a su hermano. Y Harry se puso en pie, despertándo a Simon sin querer. El pequeño gatito, Zarpa, también se despertó, y le bufó a Ron.

Harry se dio la vuelta, dirigiéndose a la casa, pero Ron le detuvo sujetandole por el brazo. Harry giró la cabeza lentamente y le observó por encima de las gafas.

-Preferiría que me soltases el brazo.-murmuró, arrastrando las palabras.

Ron le miró atónito unos segundos, luego le soltó el brazo como si el contacto le quemase. Instantes después sonrió levemente y agitó la cabeza.

-Oye... tío... perdona, no quería ofenderte... entiendo que te hayas hecho amigo... bueno, no, no lo entiendo... Malfoy nos ha tratado siempre fatal, Harry, creo que al menos merezco una explicación...

-La única explicación que puedo darte es que aquello era una máscara. Hermione y yo hemos conocido al verdadero Draco. Tal vez si consigues reunir algo de paciencia, puedas conocerlo tú también.

Ron bajó la vista, desconcertado. Incluso para él era evidente que aquel era un momento crucial en su amistad, si no cedía en determinados puntos, perdería a Harry, y muy probablemente también a Hermione. Ya habría tiempo de hacerles entrar en razón, ahora había algo más importante.

-Vale... vale. Sólo dime... ¿donde está Hermione? ¿Y los Malfoy? ¿Porqué se ha reunido tanta gente en esta casa? Y sobretodo... ¿porqué cuidas a este niño como si fuese tu hijo?

Harry miró a Ron intensamente.

-¿De verdad quieres que conteste a tus preguntas?

Ron asintió efusivamente. Harry miró por encima del hombro de Ron a Ginny y los demás, que los observaban confusos.

-Sígueme.

Harry entro en la cocina y dejó a Simon con Molly, a pesar de las protestas del niño. Zarpa se quedó junto a su pequeño amo.

Sin dudar, Ron siguió a Harry a través de la casa, mientras los otros hermanos Weasley se quedaban en el jardín. Ambos subieron a la habitación principal, la habitación de los Snape. Harry puso la mano en el pomo de la puerta y miró a Ron.

-Antes de entrar quiero pedirte un favor... visualiza la amistad que sientes por Hermione, fíjala en el centro de tu mente y olvida todo el rencor que sientas hacia otras personas... tenlo en mente, porque te hará falta.

Ron parpadeó un poco, lo pensó un segundo, y decidió fijar en su mente la imagen de Hermione petrificada, en su segundo curso, tal vez el momento de su vida en el que más miedo pasó.

La habitació estaba en penumbra, pero Ron distinguió perfectamente las dos figuras que yacían en la cama. Una, de cabello alborotado y castaño, tumbada boca arriba, cubierta con mantas y vestida con un camisón blanco. El otro, de cabello negro, la abrazaba con fuerza, todavía vestido con una túnica de mortífago que, aunque no conocía, hizo estremecer a Ron. Él estaba encima de las mantas.

Ron observó la escena atónito, sin palabras durante unos segundos. Hasta que Harry le cogió del codo y le obligó a salir de la habitación.

-Hermione... tiene casi 18 años, gracias al giratiempo. Va a ser mi madrina, no por el método convencional, sino porque formará parte de un grupo, las Musas, con las que podrá escoger alguien a quien proteger. Ese alguien soy yo. Contestanto a tus preguntas... este verano he descubierto muchísimas cosas, Ron. Entre ellas... mi madre. Lily, era una bruja muy poderosa. Ella y tres amigas... Sarah, Dalia y Alexia, las tres que estaban antes abajo... formaron un... grupo de apoyo a la Orden de Fénix. Las cuatro eran muy amigas de los cuatro Merodeadores y de los tres Slytherin... Snape, Lucius Malfoy y Narcissa Healthy. De hecho se enamoraron entre ellos, y tenían pensado casarse... Dalía y Sirius, Alexia y Remus... Sarah y mi padre y Snape y mi madre.

-¡¿Qué?!- exclamó Ron, quizá demasiado alto.

-¡Shhhh! Se que suena raro, pero es verdad. La cuestión es que... tuvieron varios problemas... eran todos muy diferentes, y por... razones que te contaré más adelante, se separaron, mis padres se casaron aun a pesar de que estaban enamorados de otras personas, y me tuvieron a mí. La cuestión es que con el regreso de Voldemort, Dumbledore quiere reformar a las Musas, y Snape descubrió... que Hermione es muy poderosa...

-¿Cómo? ¿Cómo lo supo Snape?

-Eso debe explicartelo Hermione, Ron. Snape decidió que Hermione podría sustituir a mi madre en las Musas, y por eso estamos aquí. Esta noche Colagusano ha secuestrado a Hermione y la ha llevado a una reunión de mortífagos. En esa misma reunión han marcado a Draco como mortífago.... está claro que eso no era lo que sus padres querían...

-¿Porqué no? Lucius es un mortífago, ¿no estaría orgulloso de que su hijo también lo fuese?

-No si considera que ser mortífago es un error, y eso es lo que piensa. Narcissa y él están muy dolidos por lo que se han visto obligados a hacer... esa es la razón por la cual Sarah y Simon son un secreto. Si alguien supiese que Snape tiene un hijo, le obligarían a que fuese mortífago. Y por último... me has preguntado porqué cuido a Simon como si fuese mi hijo... bueno, estoy seguro de que si pasases unos minutos con él, también tú lo qerrías como si fuese tu hermano. Ahora mismo él está sólo, y presiento que muy pronto se quedará realmente solo... indefinidamente. Me siento en la obligación de protegerle, Ron, no se como explicarlo, pero así es. Hay algo que nos une.

Ron de nuevo bajo la vista al suelo. Tenía el ceño fruncido, y Harry jamás le había visto tan preocupado. De pronto sintió que había recuperado a su amigo, y lo más importante: le había ayudado a crecer. Sin poder evitarlo, se abalanzó sobre él y le abrazó con fuerza.

-Confía en nosotros, Ron. Aquí estamos más seguros que en cualquier otro lugar. Te prometo que en cuanto volvamos a Hogwarts te lo explicaremos todo con pelos y señales. Por ahora... quédate tranquilo. Estamos bien.

Ron miró a Harry a los ojos. Le creía. Todo lo que le había contado era una inmensa locura, pero le creía a pies juntillas.

-¿Harry, Ron?- preguntó Sirius, cuidadosamente desde las escaleras.- Estabais aquí... Ron... tus padres te están buscando. Tú, Ginny, Fred y George volvereis a la Madriguera con Percy.- Sirius miró a su ahijado de reojo, mientras bajaban las escaleras- Tú puedes ir con ellos, Harry, si quieres. Dumbledore dice que la decisión es tuya.

Harry meditó unos segundos.

-No. Esperaré a que Hermione se recupere. Todo debe ser como lo habíamos planeado.

Sirius le miró solemnemente y asisntió. Renovando su admiración en su joven y valiente ahijado.

Rápidamente, Harry se despidió de los cinco Weasley más jóvenes, y una vez desaparecieron por la chimenea, él cogió a Simon en brazos y subió las escaleras hasta la habitación de los Snape.

Se sentó en la misma butaca que había utilizado la primera vez que había entrado allí, con Simon en su regazo y Zarpa acomodado en uno de los brazos de la silla.

Simon y él no tardaron en quedarse dormidos, hundiendose en el profundo mundo de los sueños...

***

Harry abrió los ojos y miró a su alrededor. El sol brillaba alto en el cielo, y todo a su alrededor era un inmenso campo verde, salpidado de flores aquí y allá. De algún modo, Harry sentía que conocía ese lugar.

-Harry...

Alguien posó una mano sobre su hombro, y él se dio la vuelta con un sobresalto.

-Vaya, eres justo como te recordaba... ¿cuantos años tienes, 15 o 17?- dijo un chico, un poco más alto que él. Tenía la cara afilada y muy pálida, el espeso cabello negro le rozaba los hombros, y tenía unos grandes y brillantes ojos verdes. Jugaba con algo que pendía a su cuello, algo que Harry no podía ver.

-¿Qué? ¿Quien eres tú?

-Yo soy Simon... Simon Snape, el hijo de Sarah y Severus, ¿recuerdas?

-Pero... es imposible... me quedé dormido con Simon... contigo en brazos. Eres un bebé..¡tú pareces mayor que yo!

-¿Lo ultimo que recuerdas es quedarte dormido conmigo en brazos?- preguntó el chico con el ceño fruncido. Harry asintió.- O sea, que tienes quince años. Que pena, si tuvieses 17 podríamos saber si salimos de este lío...

-¿Que lío?

-Sígueme, te lo contaré por el camino... Estamos dentro de la mente de la... Granger, eh... Hermione. Para mí esto es el pasado, 16 años en el pasado, exactamente. Ella fue quien me envió hasta aquí desde mi presente, dijo que era necesario...

-¿Hermione te envió al pasado? ¿Para qué? Eso no parece propio de ella..

-A veces Granger hace cosas que parece que no tienen sentido y luego, de repente, todo se aclara...- declaró Simon con aire soñador.- Es increíble... bueno, me envió aquí al pasado porque vosotros necesitais mi ayuda, mi ayuda para salvarla.

-¿Qué?¿ Hermione está en peligro?

-Sí... por algo que le sucedió en aquella reunión su mente se está muriendo. Mis padres y mis tías están intentando ayudarla, pero ellos no son suficiente, nos necesitan a nosotros, Harry, Granger nos necesita.

-¿Como podemos ayudarla?

-Ya casi estamos llegando.

Harry miró a su alrededor, lo que minutos antes había sido un inmenso y precioso campo de flores, ahora parecía un desierto de arena amarillenta, sólo con algún cactus aquí y alla Sin embargo no se detuvo mucho tiempo, pues Simon cada vez se alejaba más.

-Cuando llegemos con ellos verás que todos tienen unos 17 años. Tiene algo que ver con confianza, la d... Granger de tu época aún estaba descubriendo su propio poder, encontrando su verdadero potencial, para ello tuvo que aprender a ver a sus compañeras Lenise, Virtus y Gratia como iguales, no superiores. Y mi padre, la asustó muchísimo, también tuvo que aprender a verlo como un igual. Esto me lo contó ella, en mi presente, pero yo no puedo decirselo claramente a los demás, porque sabrían quien soy. Ellos creen que soy un amigo de la infacia de Granger, llamado Michael. ¿Lo entiendes?

-Sinceramente, no. Es un lío. A ver si me aclaro, Hermione está mal, tiene miedo de Snape, y considera a sus compañeras superiores, de modo que tiene que aprender a verlos a todos como iguales para descubrir su verdadero potencial. Entonces... ¿que pintamos tú y yo aquí?

-Ellos casi han terminado su trabajo, Granger confía en ellos, pero aún está herida, creo que necesita el apoyo humano de otra persona, pero no sabemos quien. Tal vez seas tu, tal vez sea yo, o tal vez sea mi padre, todo depende de ella. Papá está convencido de que es a él a quien necesita, pero ahora que estás tú aquí yo ya no estoy tan seguro. ¿Porqué si no te habría hecho venir?... ¡Zarpa!

El chico se agachó, y por primera vez, Harry se dió cuenta de que el gatito blanco les había estado siguiendo. Y había alguien más con él.

-Y Crookshanks...-murmuró Harry- ¿qué hacen los gatos aquí?

-Crookshanks es el gato de Granger...-murmuró Simon, acariciandole la cabeza al felino- y Zarpa es el hijo de Crookshanks y Hestia, la gata de mi padrino.

-La ga... ¿¡qué?!

-Sí... Zarpa nació en el futuro, pero Granger lo llevó al pasado, y me lo regaló al nacer yo, para que me protegiese. Mis padres no lo saben, por supuesto, y creo que mi padrino sospecha algo, pero tampoco sabe nada a ciencia cierta... Es un gato increíblemente inteligente, y me ha sacado de muchísimos apuros...

-¿Lucius Malfoy tiene una gata?- gimió Harry, que aún no se reponía del susto.

Simon sólo sonrió.

-Te sorprendería descubrir la mitad de las cosas que ni sospechas sobre mi padrino. El es increíble, y estoy deseando que me dejen ir a vivir con él. Pero como tiene todo ese pasado oscuro y Azkaban y todo eso, el ministerio no le deja adoptarme. Así que la d... Granger lo ha arreglado todo para que pueda pasar el mayor tiempo posible en casa de Draco y Ginny...

-¿¡Draco y Ginny?!

-Tal vez no debería haberte dicho eso...- gimió Simon

-¿Que le pasó a tus padres? ¿Porque no vives con ellos?-murmuró Harry, reponiendose del susto sorprendentemente rápido.

-No te lo puedo contar, Harry, no debería decirte nada del futuro, sólo a ella, sólo a Granger. Y tendré muy poco tiempo para hacerlo...

-Sólo una última pregunta... ¿venceremos a Voldemort?

-Sí, pero a un precio muy alto, demasiado alto....

-¿Y se habrá acabado el mal entonces?

-Eso son dos preguntas,¿sabes? No... el mal no se acaba nunca, sólo cambia de líder. Vencereis a Voldemort, y tú verás ese mundo sin mal. Pero aparecerá otro Lord Oscuro, aún mas fuerte que el primero, Harry, y ese será el culpable de muchas de las desgracias que me han ocurrido. No puedo decirte su nombre, porque le conoces, podrías alterar el futuro si hicieses algo contra él, ahora, y el tiempo es algo con lo que no se debe jugar.

-¿Seré feliz? ¿Hermione, Ron...? ¿Encontraremos la manera de ser felices?

-Sí. Sereis felices. Los tres.

-Eso es lo único importante.- suspiró Harry

-Sí, pero recuerda que tendrás que luchar por esa felicidad, y tomar decisiones que no te harán ninguna gracia...Ya hemos llegado, -declaró Simon. Harry miró alrededor. El cielo se había nublado, el suelo era de piedra arenosa, reseca, de color rojo sangre. No se veía ni una triste plantita en lo que alcanzaba la vista. Era el paisaje más desolador que Harry había visto jamás.

-¿Esto es la mente de Hermione?- murmuró, aterrado.

-Ahá... mira, ahí los están. Recuerda que ellos no saben quien soy, no deben saberlo.

Harry miró a dónde le señalaba Simon y vio a tres chicas y un chico de su misma edad, que se dieron la vuelta al acercarse ellos.

-Has vuelto, Michael... me alegro, parece como si el puente se reforzase al venir tu... ¿qué hace aquí Potter? No le necesitamos...-gruñó Snape, que estaba básicamente igual sólo que mucho más bajo y mucho más joven.

-Ella le trajo.- contestó Simon, encogiendose de hombros.- Y podrá ayudarnos. Es mucho más pequeño y ligero que cualquiera de nosotros, y podrá ir a buscarla cuando el puete esté listo.

Snape frunció el ceño.

-Si el encantamiento sigue funcionando a este ritmo en unas tres horas tendré quince años... más que suficiente para cruzar el puente.

-No lo suficientemente pronto, Severus, ya lo sabes- replicó Simon- todos sabemos que quieres ayudar, pero creo que no eres tú quien debe... ayudar a Granger ahora...

-Tiene razón, Severus- dijo una Sarah muchísimo má joven. Si no fuese por los brillantes ojos verdes, Harry habría jurado que era Hermione quien hablaba.

-Hermione está a punto de caerse- intervino Dalia- hay que cruzar lo más pronto posible.

-Además- dijo Alexia- no hemos rejuvenecido más desde hace dos horas, desde que se fue Michael. Fíjate, todos tenemos unos 17 años, más o menos la edad de Hermione. Cada vez estoy más convencida de que Michael tiene razón. Ella necesitaba vernos como iguales, ahora ya lo somos, al menos en su mente, sólo tenemos que ir a por ella.

-¿De que demonios estais hablando?- preguntó Harry, exhasperado- ¿donde está Hermione?

Todos le miraron sorprendidos.

-¿Aún no la has visto?-preguntó Simon.

Harry negó con la cabeza. Las tres Musas se apartaron, y Snape empujó a Harry hacia el lugar que antes habían ocupado ella.

A sus pies, Harry vió que la tierra roja se terminaba. No caía en un terraplén, ni siquiera en un precipicio vertical, simplemente desaparecía, siendo ocupada por una nada negra. Harry alzó la vista lentamente, para descubrir, en medio de aquel desconcertante vacío un pilar de piedra roja, que conforme ascendía cambiaba de color. Primero al amarillo arena, después al marrón de la tierra, y finalmente al verde intenso del campo que Harry había visto al principio.

Y justo ocupando aquel diminuto espacio verde, de no más de un metro cuadrado, estaba Hermione. Sentada en el suelo, con la cara en las rodillas y sollozando amargamente. Llevaba el vestido blanco que había utilizado en la playa, pero estaba roto y sucio.

Harry comprobó, con horror como el vacío negro del fondo, ascendía, comiendose lentamente la piedra roja, de la que ya no quedaba casi nada.

-¡Hermione!- gritó, desesperado, pero la chica no reaccionó, como si no le hubiese oído.

-Empezó cuando llegó Severus- murmuró Dalia- hasta entonces, Lenise, Gratia y yo habíamos estado protegiéndola de... esta pesadilla... todo lo que ves a tu alrededor. Había cogido a Sarah de la mano, todas teníamos su misma edad, pero al ver a Severus soltó a Sarah, y el vacío empezó a formarse a su alrededor. Severus ha estado hablando con ella, y conforme hablaba él también rejuvenecía. Michael nos dijo que ese era el símbolo de que la mente de Hermione empieza a vernos como iguales, lo cual es muy importante, sobretodo con Severus. Ella es poderosa, y no puede creer que sólo por ser mayores nosotros somos más poderosos. Mientras Severus le hablaba, nosotras tres nos concentramos en construír un puente... ese de ahí.

Harry miró hacia donde señalaba la chica. Había un "puente", es decir, algunas piedras irregulares de color azul, plantadas sobre la nada. Tenían un aspecto realmente endeble.

-Pensamos que ese puente simboliza la confianza que Hermione tiene en nosotras, por eso es muy importante que la persona que cruce le puente sea alguien en quien Hermione confíe plenamente.

-Eso descarta a Snape.- afirmó Harry.

-Hasta hace unas horas, eso confirmaba que tenía que ser yo.-protestó Snape- Pero ahora... tal vez tengan razón.

-¿Y a qué esperamos?- exclamó Harry- ¡ Hermione está en peligro! ¿Que tengo que hacer para llegar hasta ella sin caerme?

-Ese es el problema- se lamentó Sarah- No lo sabemos. Si te caes...

Harry les miró atónito.

-¿Llevais un día aquí mirando para ella y el peligro que corre y aún no se os ha ocurrido nada? Pues está claro que tampoco se os va a courrir ahora...

Sin previo aviso echó a correr y con pies dudosos saltó a la primera de las piedras azules.

-Será imbecil...- murmuró Snape- ni siquiera se ha atado una cuerda. Típico de un Gryffindor...

Las tres chicas asintieron con la cabeza, casi imperceptiblemente, y Simon les miró ofendido.

-No tiene nada que ver con ser Gryffindor. Ella es su mejor amiga. Y de todas formas...- se agachó y recogió una de las piedras rojas, la tiró contra la nada y la piedra desapareció al instante.- ... ¿creeis que serviría de algo?

Los cuatro no-Gryffindors se estremecieron.

***Continuará***

Escalofriante, ¿eh? ¿Ha sido mucho lío? Si teneis alguna duda preguntad, por favor. La idea es que quede todo claro entre este capítulo y el siguiente, y en el epílogo, uniré los cabos sueltos que queden. (Bueno, va a ser un super epilogo, a lo mejor tengo que hacerlo en dos capis) Creo que aquí no tengo nada que mencionar de otros cuentos, pero como siempre si identificais algo, decidmelo, por favor. ¡Ah! La escena de Sevi entrando por la puerta con Hermione en brazos la reconoceran las fans de Alan Rickman como una de las escenas mas tiernas de "Sentido y sensibilidad"... ¡Adoro al Coronel Brandon!

Zeisse: Seguro que te sorprendí, ¿eh? Bueno, espero que os haya gustado, el capitulo 19 (y último) será mucho más alegre, ya vereis.

Silvara Waylan: Yo también creo que Voldemort no es idiota. Uno no se combierte en el mago más temido haciendose llamar Voldie, ¿no? Colagusano solo es un pelota repugnante, aterrorizado de sí mismo y que eprdió los valores el día en que perdió su vida, porque su cuerpo sigue vivo, pero su alma murió hace tiempo. Oh, no, Hermione no es mortífaga, es peón a dos bandas. Mejor dicho, Voldemort la considera su peón cuando en realidad es una de las reinas al servidio de Dumbledore. Ahora ella es una reina, tiene el poder sobre sus deciciones (o lo tendrá en cuanto salgan de esa pesadilla) Su papel es importante, ya hemos visto que Voldie valora mucho a sus vasallos ciegos, y él considera a Hermione uno de ellos. No tiene la Marca Oscura, Voldemort no podria marcarla aunque quisiese, puesto que ella es demasiado buena, pero está sometida a la coluntad de Snape, o eso es lo que ella cree, lo que le hace tenerle tanto miedo. En el epilogo veremos lo que hace Snape para recuperar la confianza de Hermione (basicamente devolverle el poder sobre su voluntad, de una manera...) En cuanto a Krum... bueno, tenía que conservar a alguien malo, ¿no? Aqui todos los Malfoy y todos los Snape son más buenos que todos los Weasley juntos. Lo que me muero de ganas es de mostraros quien será el próximo Lord Oscuro... ji, ji, ji...

Angel_gótico: No importa, me alegro mucho de que te guste el fic (Lo suficiente como para leer 17 capitulos en unos días! Wow!) Sí, soy española, y no, no vivo cerca, pero conozco a mucha gente que iba en ese tren... definitivamente la maldad no muere, sólo cambia de líder. ¿¡Que de donde saqué la historia!? Espero que te refieras a los millones de fics que he mencionado, además de los derechos de Rowling, porque las migajas que quedan son mías 100%!! Sniff!!