3.- DE NINJA A SHINIGAMI EN DOS SENCILLOS PASOS...
1-
La gente siempre suele caminar muy rápido, especialmente de noche. Siempre van apurados a algún lugar, siempre hay un sitio al que van llegando tarde y, de noche, sólo quieren llegar a sus casas. Nadie se detiene un segundo para mirar a su alrededor, o a mirar las estrellas.
Bueno, si esa noche alguien hubiese levantado la cabeza por un segundo, contemplando el cielo nocturno... de seguro no habrían visto nada fuera de lo común de todas formas. ¿Qué otra cosa cabía esperar? La persona que se mantenía de pie en medio del aire, mirando algo entre sus manos, no era visible para todos, sólo para unos cuantos elegidos capaces de verlo ahí flotando.
Llevaba una gran capa roja sobre un kimono negro y no dejaba de ver hacia un extraño aparato que sostenía en sus manos, algo no más grande que un celular cuya pantalla brillaba arrojando un resplandor sobre su rostro.
.- Así que andas por aquí...- Dijo en voz alta para sí mismo, sonriendo fascinado.- Pudiste engañar bien a todos, pero no a mí. A mí no. No sé como lo hiciste, pero eso no importará cuando te atrape.
Después de eso, simplemente se desvaneció en el aire.
2.-
Esa noche, tras lo de Abril, llegué a casa justo a la hora en que Miguel servía la cena. "Por favor, que no sea pizza, que no sea pizza" rogué mientras caminaba hacia el comedor, a ver si alguien en alguna parte se apiadaba de mí y le daba algo de diversidad a mi dieta. Pero no. Era pizza.
Por lo visto, no soy el favorito de nadie allá arriba.
Me senté desganado a la mesa. Bien, si era lo que había... Era mejor que lo que estaba comiendo Leo de todas formas: No sé lo que era y francamente no quería saberlo, parecía como un montón de ensaladas revueltas con tofu... Arj.
.- ¿Y qué tal te fue, hermano?- Preguntó Don.
.- Vuelves cansado, espero.- Murmuró Leo a su lado. Me volví a mirarlo con hostilidad calculada, pero el maldito tenía la cara enterrada en esa porquería que estaba comiendo.
.- Estuvo... Bien.- Respondí al fin a Donatello ¿Qué más podía decir?
.- ¿Así que Abril contrató nueva mano de obra? - Comentó Miguel.
Casi dejo caer el pedazo de pizza que me estaba llevando a la boca.
.- ¿Ah sí?...- Pregunté haciéndome el desentendido, masticando de una vez la pizza.
.- Si... – Contestó Miguel con entusiasmo.- Nos dijo que es un pobre chico sin hogar... Le pidió quedarse en la tienda por un tiempo y Abril no pudo negarse.
Esta vez escupí el pedazo de pizza que me estaba comiendo.
.- ¿Qué...? Pero ¿Por qué? ¿Para que querría quedarse? Es decir...- Noté al instante que todos me estaban mirando raro.
.- ¿Estás bien? - Me preguntó con cautela Don. Le devolví una sonrisa bobalicona.
.- Sí... claro…
.- Parece que hubieras visto un fantasma.- Me dijo Miguel riendo.
Aparté el plato de mi lado.
.- Creo que me acostaré temprano hoy.- Dije, poniéndome de pie sin esperar a que los otros me dirigieran más preguntas estúpidas. Aún así, todavía alcancé a sentir como Leo me miraba con sospecha cuando me paré de la mesa, pero fingí no darme cuenta.
¿Por qué diablos no se había ido aún ese estúpido gusano? Problemas, era todo lo que veía en mi futuro, puros problemas.
La verdad era que estaba demasiado inquieto para irme a la cama, así que decidí salir a dar un paseíto. La noche estaba tranquila, algo fría, pero agradable. Me detuve un instante en la cornisa de un edificio, sobre una gárgola de piedra en la esquina de un edificio. Dios, amo pararme sobre las gárgolas.
Entonces sentí algo raro.
Miré en todas direcciones, pero no vi nada inusual. Sin embargo, todavía lo sentía. Era como un ruido, una voz o un lamento, para ser más preciso. Un lamento humano, definitivamente se trataba de la voz de un humano.
.- Es el lamento de un espíritu de tierra.- Dijo una voz por sobre mí. Alcé la cabeza y vi al estúpido niño de pie en la azotea del edificio, un poco más arriba de mí. Estuve a punto de caer de la impresión.
.- ¿Qué demonios haces aquí? ¡Te dije que no quería saber nada contigo!- Le grité.
.- Y yo te dije que te necesito. Vamos, compadre, dame un respiro, aliviáname ¿Qué voy a hacer sin ti?
Di un salto hacia arriba. En mitad del aire torcí mi cuerpo, quedando cabeza abajo, otro medio giro más y estaba de pie junto al muchacho.
.- Muy impresionante...- Dijo éste al verme.
.- Vamos a ver.- Le dije agarrándolo por el sweater.- Si no entiendes con palabras tendré hacerte entender a golpes.
Sin embargo, de nuevo volvía sentir ese lamento, más intensamente que antes y todo lo demás se borró de mi mente. Solté al muchacho, lentamente, volviendo mi cabeza en todas direcciones. El chico me miró con curiosidad.
.- Puedes sentirlo ¿Verdad? ¿Puedes decir de dónde viene?
.- ¿Qué...?
Le di la espalda y comencé a caminar hacia el centro de la azotea. El ruido se hacía cada vez más insoportable, tal vez sólo fuera mi imaginación, pero creo que ya comenzaba a afectarme físicamente: tenía escalofríos y se me retorcía la panza.
.- Creo que voy a vomitar...- Dije en un susurro. El chico llegó junto a mí.
.- Concéntrate, dime de dónde viene, vamos... – Respondió y por un momento me pareció que estaba emocionado.
Me importaba un cuerno encontrar el origen de sonido, pero llegué a la convicción de que era la única forma de dejar de sentirme tan enfermo. Comencé a correr.
Al principio tomé cualquier dirección, el gusano me seguía de cerca, pero a medida que corría, supe que estaba yendo en la dirección correcta. No sé como lo sabía, pero lo sabía, sentía... Lo mismo que sentí segundos después de atravesarme con la espada de este tipo, cuando me enfrenté a la criatura que se metió en nuestra guarida. Me sentía como si acabase de despertar de un sueño, como si se me hubiesen destapado los oídos, como si se me hubiese aclarado la vista, como si todos mis sentidos despertaran a la vida de una vez. El mundo jamás se vio tan nítido para mí.
Corriendo de techo en techo, pronto llegamos a un callejón.
.- ¡Ahí! - Señalé ni bien nos detuvimos en el edificio justo sobre él. Yan sonrió satisfecho.
.- Bien. Ahora dime lo que ves.- Dijo. Entrecerré los ojos y casi me caigo.
Junto al poste de luz, a la entrada del callejón, estaba parado un sujeto, de pie e inmóvil, con la cabeza baja. Su cuerpo estaba unido al poste por una gruesa cadena que iba desde su pecho hasta la estructura del poste... De pronto alzó la cabeza hacia atrás y abrió la boca y los ojos como un demente.
De él escapó el más horrible lamento que yo haya escuchado jamás.
Pero eso no fue lo que me asustó. Tras él, no del todo visible, aún cuando podía verlo perfectamente, una criatura horrible, enorme, con una máscara blanca que parecía hecha de hueso acechaba...
.- ¿Un vacío? - Pregunté, poniéndome en guardia al instante. El muchacho adelantó un par de pasos hacia mí, hasta detenerse justo a mi lado.
.- No. Aún no.- Contestó, tranquilamente, con las manos en los bolsillos.- Es un espíritu de tierra. Te dije antes que los espíritus que dejan el cuerpo deben ser llevados a la Sociedad de Almas por un Shinigami. Muchos de ellos esperan por un Shinigami para ser conducidos de buen grado. Otros, no quieren irse y toman su cadena del destino y se atan a alguna parte. Los que se atan a algún lugar físico se llaman "Espíritus de Tierra", como ese pobre diablo que estás viendo. Generalmente se unen al lugar con el que identifican sus sentimientos de ira, rencor o sufrimiento...
.- ¿Cadena del Destino?
.- Es lo que une a un alma con su cuerpo. Se puede ver claramente como sale del pecho del espíritu y va a unirse con el cuerpo. Cuando esa cadena es cortada, el alma ya no puede regresar al cuerpo. Este espíritu ha decidido unir su cadena a ese poste, una razón poderosa le ha impedido dejar este mundo y ahora, está a punto de convertirse en un Vacío ¿Quieres saber porqué eligió este lugar?
.- No especialmente, pero tengo la impresión de que me lo dirás de todas formas.
El muchacho señaló la calle que pasaba frente al callejón: desde la otra esquina se aproximaba una figura.
.- Esa que viene ahí, era la esposa de este espíritu. Se ató a este lugar para verla pasar todos los días. Su tristeza proviene de que, no mucho tiempo después de morir, contrajo matrimonio nuevamente ¿Ves ese agujero en el pecho del espíritu?
Sólo entonces me percaté del agujero, justo en medio del pecho del espíritu, grande, redondo y negro.
.- ¿Qué hay con él?
.- Mira como se abre cada vez más... La transformación está cerca.
Era verdad, el agujero se abría cada vez más.
.- ¿Qué pasará cuando se transforme en un Vacío?- Pregunté, temeroso. El muchacho se volvió a mirarme.
.- Devorará a esa mujer.- Dijo simplemente. Lo miré perplejo.
.- Pero... ¿No acabas de decir que era su esposa? ¿Va a devorarla? ¿Por qué?
Yan bajó la mirada.
.- Los seres queridos de un Vacío son su primera comida. Un Vacío sólo devora almas al azar una vez que ha devorado a todos sus seres queridos. Es su manera de tenerlos siempre cerca...
Me volví a mirar a la mujer y luego al tipo encadenado. Éste último estaba creciendo, el tamaño de su cuerpo aumentaba... Podía sentir sus aullidos cada vez más fuertes, su piel desgarrándose...
La mujer se aproximaba más y más, completamente ignorante de lo que estaba ocurriendo, mientras la noche se llenaba con los aullidos y lamentos.
.- ¿No hay una forma de evitar esto, que se transforme en un vacío?- Grité para hacerme oír por sobre los gritos del espíritu.
.- Ya es tarde para eso...- Me gritó Yan de vuelta, volviéndose a mirarme.- La única forma es que elimines al Vacío y lo purifiques, es la única forma que tienes de salvar a esa mujer, yo no puedo hacerlo, yo ya no tengo los poderes...- Terminó.
Miré al gusano irritado.
.- Era una trampa ¿Verdad? me pusiste una trampa, quieres chantajearme emocionalmente para que acepte este estúpido trabajo...
.- ¿Crees que éste es el único Vacío que aparecerá esta semana? ¿O siquiera esta noche? cada día que no puedo hacer mi trabajo, significa que una persona o un alma serán devoradas... ¿No te das cuenta? sólo existo para proteger las almas, las de los vivos y las de los muertos ¡Y no puedo hacerlo porque te di mis poderes para salvar a tus hermanos! Ahora, si no quieres hacer nada, es tu decisión, pero si ese Vacío no es destruido, esa mujer morirá.
No pude responder a eso. Me volví con un gruñido, apretando los puños. La mujer ya estaba en la entrada del callejón. La cadena que unía al espíritu con el poste se había roto. Ya no estaba el espíritu, en su lugar, un enorme animal de cuatro patas, con piernas y brazos de hombre y una enorme máscara blanca que imitaba a una calavera, esperaba a que la mujer pasara junto a él.
.- Está bien.- Murmuré.- Haré el maldito trabajo.
No había terminado de decir estas palabras cuando algo me golpeó la frente. De inmediato me sentí arrancado del piso, el mundo giró a mí alrededor en trescientos sesenta grados… Un segundo después, estaba vestido con un kimono, hakama y haori negros y el interior de las mangas blancas, y unos enormes sais colgando de mi cinturón, también blanco. Justo delante de mí, yacía mi cuerpo inerte tirado en el piso.
.- Vamos.- Me dijo el muchacho, ignorando por completo mi estupor.- No tienes tiempo que perder.
Miré hacia el callejón. El vacío sostenía a la mujer en una de sus manos sobredimensionadas. Mierda ¿Por qué la gente no es capaz de cuidarse a sí misma?
Con un gruñido, salté hacia él. Con el sai que sostenía en mi mano izquierda rebané el brazo con el que sostenía a la mujer. Ella y el brazo, a la altura del codo, cayeron ambos a tierra. Al mismo tiempo, incrusté el segundo sai en la garganta de la cosa; sentí claramente el gorgoteo de la sangre al entrar en sus vías respiratorias. Retiré mi arma y acomodé mi cuerpo frente a la criatura. Antes de que mis pies tocaran el suelo de nuevo, mi sai se deslizaba por su cuello, separando la cabeza del resto del cuerpo, poniendo fin a la amenaza.
La mujer a mis espaldas comenzaba a recobrar el sentido. Se puso y de pie y miró con horror hacia el callejón. Me adelanté, para tratar de explicar o ayudar o siquiera impedir que comenzara a gritar como loca, pero entonces me di cuenta de que no estaba mirando hacia nada en particular, no enfocaba la vista ni en mí ni en la masa informe que era el Vacío muerto. Entonces recordé lo que había dicho el muchacho: Nadie puede ver a los Shinigamis o a los Vacíos.
Me detuve en seco, la mujer parada casi delante de mí, no me vio en absoluto. Segundos después, la vi correr por el callejón, lejos de ahí.
Yan saltó junto a mí una vez que estuve a solas.
.- Vaya si tardaste...- Le dije. Él me miró irritado.
.- Oye, subir y bajar de ese maldito edificio no es cualquier cosa...
Alcé una ceja.
.- Parecías más ágil la primera vez que te vi ¿Qué te pasó?
.- Eso era cuando tenía mi cuerpo de Shinigami. Como te di mis poderes, no puedo regresar a la Sociedad de Almas y no me puedo quedar en la Tierra dando vueltas como un espíritu. Para estos casos, el Departamento de Desarrollo ha creado cuerpos artificiales como el que estoy usando ahora. Nos permiten movernos en la Tierra, pero no están destinados para grandes proezas... Apenas si puedo correr con esto.
Lo miré extrañado, tratando de asimilar todo ese chorro de información.
.- Ok...- Le dije.- ¿Y como es que me has encontrado? ¿Acaso me estabas siguiendo?
.- Ni lo uno ni lo otro. Estaba siguiendo la señal de un posible Vacío y te encontré en esta azotea. Sin querer, tú también lo has sentido y has venido hasta acá ¿Verdad que sí? – Preguntó, casi feliz. Volví los ojos al cielo.
.- Déjate de tonterías ¿Cómo es eso de estar siguiendo la señal? - Le pregunté. Al instante me mostró algo como un teléfono celular.
.- Con esto. Es para rastrear a los Vacíos, recibe la señal enviada por el Centro Shinigami.- Explicó. Arqueé una ceja.- Ey, el que seamos espíritus no significa que no usemos tecnología de punta...- Me respondió.
.- Está Bien.- Le dije sacudiendo la cabeza.- Ya que estamos respondiendo preguntas, probemos con esta ¿Qué demonios le pasó a mi cuerpo?
El chico me miró sin entender por un rato hasta que al fin captó a qué me refería.
.- Para convertirte en Shinigami, tu alma debe separarse de tu cuerpo...- Al decir esto, extendió su palma frente a mí. Estaba usando un guante sin dedos que tenía un símbolo en el medio, una especie de círculo rodeado de llamas.
.- Con eso me golpeaste... – Dije, más una afirmación que una pregunta. El muchacho asintió.
.- De esta forma empujé tu alma fuera de tu cuerpo. Te golpeo con el sello y tu alma sale y ¡Presto! eres un Shinigami.
.- Fascinante ¿Y que ocurre con mi cuerpo? - Pregunté.
.- Pues...- Yan volvió los ojos al cielo, hacia la azotea del edificio. Seguí su mirada, comprendiendo.
.- Genial.
Corrí hasta la escalera de incendios del edificio y comencé a subir por ella y Yan comenzó a seguirme.
.- Por esa razón tengo que estar cerca de ti, para hacer la transformación si la ocasión lo requiere.
.- ¿Por eso te estás quedando con Abril, sinvergüenza?- El chico entrecerró los ojos y me sonrió siniestramente.
.- Oh, es tan linda... y qué piernas que tiene...
Me detuve al instante, en medio de una escalera.
.- ¿De qué estás hablando?
El muchacho continuó hablando, ignorándome por completo.
.- El otro día, sin ir más lejos, estaba dándose una ducha y sonó el teléfono y salió envuelta en aquella diminuta toallita a contestar... oooohhh...- Dijo. El que mi puño volase hasta su cabeza fue cuestión de segundos.
.- ¡Au!
.- Eres un maldito pervertido ¡Pero si tienes sólo catorce años!
.- Eso es lo que ella cree, por eso no se cuida de mí...- Dijo sobándose el coscorrón que acababa de darle.- Pero son sólo apariencias, te dije que soy mucho más viejo de lo que parezco.
.- Entonces eres un viejo verde.
Yan se volvió a sonreírme.
.- Pues a ella le parezco "lindo"
.- Le diré a todos qué tan lindo eres.
Habíamos llegado a la azotea y busqué en el piso por mi cuerpo. Me quedé inmóvil en la cornisa.
.- Mierda...- Murmuré. Yan venía detrás de mí.
.- ¿Qué pasa?- Preguntó, luego siguió la dirección de mis ojos.- ¿Qué...? Oh. Ya veo.
Mi cuerpo había desaparecido.
.-
TBC
El kimono masculino se compone de dos partes: Hakama, o pantalón amplio, y Haori o saco.
Nota: El sai no es realmente un arma cortante, por lo que no serviría para rebanar nada. La de la historia es más bien una espada que tiene la apariencia de sai.
