Antes de empezar debería advertir que este capitulo contiene material que no es precisamente "G". No hay nada explicito, y no creo que nadie se pudiese molestar por lo que va a leer. Si yo pudiese juzgar a la gente por su edad, diria que "No es recomendado para menores de trece años" Pero sinceramente opino que me sorprendería que un menor de trece años llegase hasta aquí. Sin mas que decir, ¡que disfruteis!

Epilogo: La niña de sus ojos.

-¿Hermione?

-Ah... eres tú, Severus... pasa, por favor.

-¿Dónde está Potter?- preguntó el maestro mirando a su alrededor desconcertado.

-Ha ido con Draco y Cathy a conocer al resto de los chicos de Hogsmeade, ahora que han vuelto todos de sus vacaciones. Creo que van a jugar un partido de fútbol. Snape sonrió maliciosamente.

-Creo que a Potter le gustará Charlie.

-¿Porqué?

-Es una chica increíblemente inquieta, y tal vez le plantee alguna duda existencial a tu terrenal amiguito...

-¿A que te refieres?

-Charlie es squib, como Cathy. Pero no lo parece en absoluto... Potter se sorprenderá mucho con ella, te lo garantizo... la mayoría de los chicos de Hogwarts se creen que todos los squibs están tan... deprimidos como Argus, pero no es así.

-Pero Harry ya pudo ver eso con Cathy... ¿Porqué tendría que sorprenderle Charlie?

-Ella... simplemente es una chica muy peculiar... muy dulce...no te lo puedo explicar, pero es así.

-¿Qué pasa con los demás chicos de Hogsmeade? ¿Son todos squibs?

-Por supuesto que no, pero creo que todos son mas jóvenes que vosotros, y la mayoría son de Slytherin, como Michael Simms. Otros, como Mary, Matt, Sammie o Larry no reúnen las características que Hogwarts exige a sus alumnos...

-Lo que significa...- preguntó Hermione con el ceño fruncido.

-¿No sabías que Hogwarts es la única escuela que se permite el lujo de escoger a sus alumnos? Incluso puede escoger alumnos extranjeros... dime... ¿por qué no has ido con ellos si tanto te interesaba todo esto?

Hermione se acomodó donde estaba sentada... su pequeña cama de la habitación-biblioteca.

-Porque Sarah y Simon están en la ciudad... y como tengo que hablar con Sarah... antes quería hac...blar contigo- dijo, quizá demasiado rápidamente, y Snape se estremeció al comprender qué era lo que había estado a punto de decir.

-¿Por qué no bajaste a mi laboratorio, si querías hablar conmigo?- preguntó suavemente, sentándose a su lado en la cama.

-Porque sabía que subirías tú.

-Y... ¿cómo lo sabías? Hermione se inclinó un poco hacia delante y le susurró...

-Oí lo que te dijo Lucius Malfoy... y yo también estoy de acuerdo. Snape carraspeó, recuperándose del susto rápidamente, y retrocedió un poco.

-¿De que quieres hablar con Sarah?- preguntó, mirando hacia otro lado. Hermione ignoró su cambio de conversación.

-Tengo que decirle algo que considero muy importante, que creo que ella no sabe, o por lo menos que no lo valora lo suficiente.

-¿Un consejo?

-Es un asunto de Musas.

-¿Qué podrías aconsejarle tú que ella no sepa ya?

-Sólo se me ocurre una cosa que YO hago, y que ella prefiere ignorar... algo que debería hacer ella, por el bien... de todos. Snape cerró los ojos... renunciar al sentido común por el bien común. No se lo permitiría. -No lo hagas.

-¿Qué?- preguntó la chica, un poco atónita.

-No le pidas a Sarah que te... reemplace. En parte porque ella nunca podría... hacer lo que haces tú, y en parte porque ella no te haría caso.

-No era eso lo que le iba a decir, Severus.- repuso la chica, con un deje de malicia en los ojos.

-¿Entonces qué?- Estaba colorado, era consciente de que acababa de demostrarle a una chiquilla de apenas 18 años lo mucho que su cuerpo y su mente dependían de ella.

-Sólo... aceptarte tal y como eres. No pretendo que haga lo que hago yo, porque no creo que ella sea capaz de superar el odio a lo que fuiste, el desprecio... Y he de confesar que encuentro reconfortante el hecho de saber que yo puedo ofrecerte algo que nadie más puede. Sin embargo, si Sarah pretende que Simon sea un niño normal y feliz, debe dejar el comportamiento que tiene ahora mismo. Sé que tú y yo no ayudamos mucho a eso. Por eso quiero probar... lo que dijo Lucius... Quizá no sirva para nada...

-Puede que simplemente nos haga sentirnos aún más culpables...- murmuró Snape.

-Pero sería un cambio, Severus. Algo. Este estado de tensión que hay entre nosotros... no le hace bien a nadie... necesitamos que esto empiece a brillar de una vez por todas.- Declaró finalmente, cogiendo la piedra roja que pendía del cuello de Snape con dos dedos. Snape cogió su mano y la apartó de él.

-Pero... pero, yo no se si podré, Hermione... puede que no quieras oírlo. Tal vez ahora ni siquiera puedas creertelo, después de lo que hice... pero yo te...

-Lo, sé; y me lo creo... simplemente no puedo aceptarlo. ¿Recuerdas lo que te dije? ¿Que nuestros destinos... las cosas que teníamos por hacer... estaban en otra parte? Con otras personas... En mi pesadilla de hace unas semanas me lo han confirmado... "yo" no estaba prevista dentro de tu pequeña misión, Severus. Deberías haber encontrado el equilibrio en tu vida sin mí.

-Me niego a creer eso, Hermione, sencillamente por el modo en que entraste en mi vida...

-¿Te refieres a lo que me contaste en la playa?

-No sólo a eso... ¿Has leído "Los Miserables"?...

"No te metas por ahí..." pensó la chica, pero simplemente asintió.

-Cuenta la historia de un hombre amargado, perseguido por la ley... que toma bajo su protección a una niña. Trata de darle a esa niña todo el bien, todas las comódidades y educación que una jovencita puede necesitar en su sociedad... hasta el punto de que él mismo se siente como su padre...

-Severus...

-Sin embargo, cuando la jovencita se enamora... su padre descubre que lo que había tomado como amor paternal... era algo muy diferente. Afortunadamente él no hizo nada para perturbar la paz de su niña, ni siquiera en su lecho de muerte... en cambio yo...

-Tú no eres Jean ValJean... ni yo soy Cosette. Es más... ni siquiera me creo que ValJean estuviese enamorado de su hija...

-¡Ese es el punto! Que no era su hija... como Lolita no lo era de Humbert Humbert... como aquella niña no lo era de su infortunado profesor en la canción de Police... Hermione enrojeció violentamente... ser comparada con Cosette era ya horrible de por sí, pero... ¡Lolita! ¿Y desde cuando los magos conocían a Sting? Sobretodo un mago con un pasado tan oscuro como Severus...

-Entiende lo que quiero decir... esto no es algo que yo haya buscado deliberadamente... o que tú hayas provocado conscientemente, pero está ahí... Hay una razón por la cual me gustan las pociones, y es que es... "magia racional" actos sencillos llevan, si estan bien realizados a reacciones predecibles... todo en la vida debería estar regido por el racionalismo, para que el mundo fuese perfecto. Pero ni el mundo es perfecto, ni el corazón del ser humano es racional. Tú desde siempre fuiste una verdadera Gryffindor, siempre lo supe, siempre supe que aunque tu mente es racional, tu alma, tu corazón y tu esencia son plenamente humanos... eso es precisamente lo que te hace tan poderosa. Tanto como para que se abra un destino enorme ante tí. Precisamente por eso no quiero que ese poder te corrompa... no quiero que tu mente racional invada tu corazón humano... y si acepto tu proposición de hace un rato... habrás encontrado una manera de racionalizar la rabia que sientes hacia mí en estos momentos... y no puedo permitir eso, porque si tu corazón se enfría te convertirás en una candidata muy viable a Dark Lady...

Hermione miró a su maestro atónita por sus palabras.

-¿Porque crees que siento rabia hacia tí?

-Tal vez rabia no es la palabra adecuada. Sientes desconcierto, lo cual es completamente lógico. Sé que lo que sucedió el otro día te ha marcado profundamente, que aunque te expliqué en que consistía la sumisión a la que sometí a mis víctimas, nunca llegaste a creerte que yo fuese capaz de tales actos...

-Tienes parte de razón. Tal y como yo le dije a Harry, lo que uno se puede imaginar es mil veces peor de lo que ocurra en realidad. En este caso mi imaginación se quedó corta, y mi única excusa es que te admiraba demasido para pensar mal de tí. Pero todo eso no significa que te odie, Severus... simplemente queiero mi control sobre mis propios actos de vuelta. Quiero dejar de estremecerme cuando te me acercas, quiero dejar de temblar ahora, y sobretodo quiero saber que puedo... disfrutar contigo, sin sentir los ojos de Voldemort y Víktor clavados en mí... o la lástima de Draco y Lucius... quiero sentir que todo puede ser diferente... no es mi mente racional la que habla, Severus. Ella me grita que esto es una impertinencia, y una falta de ética y moral. Es mi corazón el que te exige que le devuelvas su fortaleza... Severus se quedó pensativo.

-Tal vez tengas razón. Asumiendo que entregarte el poder te curaría a tí... ¿que me haría a mi?- preguntó, casi tímidamente.

-Creo que mataría a ValJean.

-¿Qué?

-Hum... una consumación... completamente consentida esta vez... se supone que debería acabar con la maldita tensión que hay entre nosotros. Se supone que te permitiría volver a tu rol de protector, padre y profesor...

-¿Y si no fuese así? ¿Y si sólo reforzase lo que ya siento? Sería completamente infeliz el resto de mi vida, no sería capaz de seguir... manteniendo un mundo ideal para Simon...

-Claro que si.... puede que esto te parezca increíblemente egoísta, pero sí que podrías, porque no te quedaría más remedio... de cualquier modo, ninguno de los dos permitirá que eso ocurra. Y aunque ocurriese no es peor que lo que también tendré que sufrir yo. Una carga compartida siempre es más ligera.

Snape se calló lo que estaba pensando por no atormentarla más, pero ciertamente él nunca lo olvidaría, y jamás llegaría a arrepentirse lo suficiente por no haberselo dicho entonces, a pesar de la tranquilidad que después conseguiría vivir: que esa misma teoría era la que le había impulsado a casarse con Sarah. Y ese pensamiento despertó otro, mucho más valiente, en su azorado cerebro.

-No hemos discutido la otra posibilidad.-dijo.

-¿Que otra posibilidad?

-La de... estar juntos. Los dos hemos asumido que jamás podremos estar juntos, pero... ¿por que no intentarlo?-

Severus ya casi parecía un niño de tan encogido y tímido que estaba.

-Tu sabes tan bien como yo que eso es imposible. Al menos de momento... quien sabe si en el futuro...

Snape asintió ligeramente, y agachó la cabeza. Sabía tan bien como ella que eso eran palabras vacías, que jamás estarían juntos. Quizá fue eso lo que le convenció, pero lo cierto es que cuando sintió la pequeña mano de Hermione en su cara, sus labios acercandose a él, no pudo rechazarla. Y se sometió.

La mano vaciló sobre el pedazo de piel blanquecina. Simplemente rozó con la punta de los dedos el fragmento de piel que componía sus hombros. Sin embargo era mucho más de lo que él estaba acostumbrado a soportar bajo sus manos en aquellas circustancias

(ella tenía el Control, ella tenía el Poder, ella era su dueña... el sólo era un pequeño, insignificante insecto, allí, preso, indefenso y desnudo..)

, mucho más de lo que soportaría en condiciones normales sin reaccionar en modo alguno. Y en esos momentos cualquier tipo de reacción le era tajantemente negada.

Poder.

No era algo extrictamente sexual, era más que eso, era la sensación de tener a alguien bajo tu voluntad, dispuesto a hacer cualquier cosa por tí.

Poder.

Hermione se sintió absolutamente embargada por esa sensación, y con la ambición egoísta de tenerle todavía más sometido, liberó a Severus de la maldición que impedía reaccionar a sus caricias. Como había esperado, él se lanzó desesperadamente sobre ella. Pero no sería tan fácil. Debería aprender a obedecerle. Ahora él sabía quien mandaba, sólo tendría queaprender a acatar las ordenes dadas. Debía aprender a admitir en voz alta, cosas que ni siquiera se atevería a pensar... dejar de soñar y permitirse actuar... tal y como él le había hecho a ella en la mansión de los Ryddle.

Hermione abrió los ojos lentamente. Por unos instantes se sintió desorientada, en una habitación ajena, extrañamente incómoda y con más calor del acostumbrado. Poco a poco recordó que estaba en la habitación que compartía con Harry desde hacía menos de un mes. Estaba incómoda porque no estaba acostumbrada a dormir desnuda, y tenía más calor del habitual porque había otro ser humano a su lado.

Giró la cabeza lentamente y admiró sus rasgos marcados, su cabello oscuro, su expresión seria, incluso melancólica. Henry. Se sobresaltó. Era la primera vez desde que le conocía que se atrevía a pensar en el con ese nombre. Miró el cuello de su compañero, donde el rubí de Gryffindor brillaba con tanta fuerza que Hermione estaba segura de que podría verlo incluso a través de sus inpenetrables túnicas negras.

Instintivamente se llevó la mano a su propia piedra, la de Slytherin. Y notó como una lágrima resbalaba por su mejilla.

¿Qué le había hecho?

-¿Hermione?- murmuró Severus, incorporándose en la cama, y frotandose la cabeza- ¿A dónde vas?

-Ya te he dicho que quiero hablar con Sarah.- explicó la chica, abrochándose el vestido azul que se estaba poniendo.

-No crees que deberíamos... ¿hablar? Hermione le miró fijamente y se sentó en la cama de Harry.

-¿Sobre qué?- preguntó, tanquilamente.

Snape la miró atónito unos segundos. Luego, imitando su naturalidad y tranquilidad ante la situación en la que estaban, apartó las sábanas y se puso en pie. A pesar de la fría compostura que Hermione pretendía, no pudo evitar el rubor que cubrió sus mejillas. Snape, tranquilamente y sin tapar su desnudez, dió la vuelta a la cama y se sentó a su lado.

-Bueno... ¿crees que ya tienes el control?- preguntó, suavemente, ignorando completamente el hecho de que Hermione miraba fijamente una de las estanterías llenas de libros.

-Eh... sí.-murmuró la chica, poniéndose en pie.

Él la cogió por un brazo, la atrajo hacia sí mismo, la sentó en su regazo y la besó profundamente. Ella temblaba entre sus brazos, y sin darse cuenta se echó a llorar desconsoladamente.

Snape dejó de besarla, sólo para abrazarla con fuerza, meciendola suavemente. Y a pesar de lo retorcido, extraño y vergonzoso de su situación, Hermione se relajó. Y comprendió que esto era exactamente lo que necesitaba. No tener el control sobre él como él lo había tenido aquella noche sobre ella; sino poder tranquilizarse en sus brazos como tantas veces él se había tranquilizado bajo sus atenciones.

-Creo que ya lo entiendo...-murmuró Snape, besando su pelo valientemente.- Ya entiendo qué era lo que necesitabamos. Por supuesto cuando salgamos de esta habitación seremos dos personas diferentes, lo sabes tan bien como yo, pero aquí, en este momento, podemos ser sinceros el uno con el otro. Y yo estoy en paz contigo... ¿tu que dices?

-Yo... debo pedirte perdón...-gimió Hermione, poniendose en pie y frotando las lágrimas de sus ojos. Snape frunció el ceño y se puso de nuevo en pie, para vestirse.-Jamás debí arrastrarte a esta situación...

-Has de saber que si estoy en este lío es única y exclusivamente debido a mi gran amigo Lucius Malfoy... y no creo estar seguro de estar arrepentido.

Hermione sonrió levemente, agradeciendo la vía de escape, pero rechazandola tajantemente.

-No... esto ha sido culpa mía. Y sí, deberías estar arrepentido. Acabas de ser infiel a una mujer dulce y marabillosa a la que yo considero sencillamente mi hermana, y... lo siento, estoy haciendolo de nuevo... acusarte a tí de actos de los cuales yo soy la principal responsable...

-No, no... se supone que yo debo cuidar de tí... soy el adulto... tu maestro, tu guía...

-Ese es Harry...- bromeó Hermione- y si estamos hoy aquí es precisamente para dejar claro que esas otras funciones que has mencionado, son sólo actuaciones, al menos entre nosotros. Tú y yo somos iguales... ese es el objetivo de cederme a mi el poder... ese es el unico modo de compartir nuestras cargas. Que yo tenga los mismos efectos sobre tí que tu sobre mí...

-Lo sé, lo sé, pero... si te digo la verdad creí que me toparía con mis propias barreras, que mi moralidad no me permitiría... llegar tan lejos. Pero no fue así. Y aunque siento que hoy entre los dos... hemos cambiado algo, creo que no es lo que pretendiamos. No nos hemos igualado, Hermione... mejor dicho, al igualarnos, hemos derribado las barreras que (al menos a mí) me impedían enamorarme de tí...

Hermione compuso una expresión de sorpresa, a la que Severus sonrió benevolamente.

-Tranquila... jamás volveré a actuar sobre esos sentimientos, estoy "casi" seguro de ello. Pero también se que nunca más consuguirás realizar la contramaldición de la Cruciatus hasta el final... mi cuerpo no lo soportaría. Pero confío plenamente en tu fuerza, se que cuando mi fortaleza flaquee, la tuya nos sostendrá a los dos. Tu tienes la fuerza de las stregas.Y sobre todo sé que esta noche no podré mirar a Sarah a los ojos, después de que los dos hablemos con ella. Además... sé que no podré reaccionar a sus... caricias... a sus besos, despues de probar los...

Hermione no quería oír lo que quiera que fuese a decir, de modo que sin poder (ni querer) evitarlo, cogió suavemente su mentón y le dió un tierno e infantil beso en los labios. No más de lo que haría una niña pequeñita.

-Te juro que como no dejemos de hacer esto...-murmuró el profesor, contra sus labios- nunca más podré volver a verte como a una niña...

Juguetonamente, Hermione le besó de nuevo, menos tiernamente esta vez, y él se rió.

-Es que yo ya no soy una niña, Henry- replicó la chica, firmemente.

-De acuerdo, no escogí la palabra adecuada... me refería a que necesito aprender a sentirme como antes... protector en lugar de celoso.

-¿Celoso?

-Siempre creí que si quería ver a Potter y a Weasley lejos de tí, era para protegerte. Ahora incluso dudo eso...

-Puedo aceptar que esos sean tus sentimientos ahora, pero... ¿y cuando yo tenía once años? Tu nunca sentirías atraccion hacia una niña.... no está en tu caracter.

-¿Como puedes saberlo? Hay muchas clases de atracción, y nunca es lo mismo enamorarse del cuerpo de una persona que de su alma, su mente y su intelecto. Ambas partes se desarrollan con el tiempo, lo reconozco, pero un alma no tiene edad. Y si de mi depende fechar cuando me enamoré de tí, diría que tú tenías un añito, cuando me besaste por primera vez...

-Pero ese es un amor estrictamente platónico, como lo que un padre sentiría hacia una hija, o un hermano a su hermana....

-¿Y cual es la diferencia? Que las conveniencias sociales, morales y éticas, así como su educación y su propio sentido común impiden al padre o al hermano tocar a la hija o a la hermana en un sentido que vaya más allá de lo estrictamente platónico. Esas onveniencias sociales fueron volatilizadas para mí en la mansión de Voldemort, si es que alguna vez tenía derecho a sentirlas. ¿Quien puede decir que el amor que un padre le profesa a su hija favorita es diferente, más o menos válido que el que le profesa su marido? Yo no creo que existan diferentes tipos de amor, sino diferentes niveles, y diferentes puntos de vista....

Hermione escuchó semejante declaración con la boca abierta. No llegaba a aceptar como correctas las relacciones incestuosas, pero se le acercaba bastante. Y aún así tenía pleno sentido. Hermione estaba escuchando la manera Slytherin de entender el amor. Y bajo esa visión, de pronto, su frialdad en su matrimonio con Sarah y su conformidad en las relacciones maritales no eran tan sorprendentes... pero en ese caso... tendría algo de Slytherin, la propia Sarah en sus venas? Eso desperataba otra pregunta en la mente de Hermione, y teniendo en cuenta que tanto pensamiento Slytherin le estaba provocando jaqueca, Hermione decidió cambiar radicalmente de tema.

-Sinceramente, Henry, espero haber cambiado mucho desde que tenía once años... o al menos desde que tenía trece. Recuerdo perfectamente cual era tu opinión de mí entonces.

-Aquella noche, ni siqueira la Lily Evans en persona habría logrado calmarme, Hermione. A mi parecer, me hallaba ante el causante de todos mis males. Y lo que me encanta de tí sigue siendo lo mismo que enamoró a Wendy cuando tenías tres años: esa pasión por aprender, por saber, conocer tus limitaciones, si es que existen...

-¿Conoces a mi niñera? – preguntó Hermione... era ahí a donde quería llegar

-Yo recomendé a tu niñera, pequeña. Wendy Darling es la viuda de Peter Myers... y la madre de Moira y Sarah Myers. Ella es la más profunda razón por la que me casé con Sarah y no con cualquier otra. Eso explica porqué tu y Sarah os pareceis por la educación que recibisteis, aunque tambien os pareceis y muchísimo, en vuestro aspecto físico. Hermione no pudo evitar una sonrisa de triunfo. Esa era exactamente la pregunta que quería hacer... y la había conseguido al modo Slytherin: sin hacer ver al interlocutor el interés en obtener la respuesta.

-¿Y tienes idea de a qué puede deberse el parecido?- preguntó, más despreocupadamente de lo que se sentía.

-Ni idea. Sé que Sarah es adoptada, pero tú no lo eres... y tu parecido con los Granger tampoco es precisamente espectacular. En las vagas investigaciones que hice, confirmé que es imposible que Sarah sea pariente tuya por parte de Feodor, pero por parte de Michelle fue muchísimo más difícil investigar. Descubrí, con muchísimo esfuerzo, que ella es una cuarta generación de squibs en una familia de sangre limpia, que trató de ocultar lo mejor que supo esa rama perdida al mundo mágico. Pero entre los McThomson hubo tal revuelo de hijos legítimos e ilegítimos, añadido al hecho de que una rama entera de la familia ha sido borrada... me es imposible afirmar o negar que Sarah tenga algún parentesco contigo. Hermione suspiró sonoramente. Sabía reconocer un callejón sin salida cuando lo veía.

-Confieso que ya sospechaba que tú tenías algún tipo de relacción con Nana. Recuerdo el día que Harry nos contó cómo descubrió que era mago, cuando Hagrid le fue a buscar... y sentí ganas de contarles cómo había sido para mí... la cara que pusiste al ver mi varita... fibra de corazón de dragón... me dijiste que era una réplica exacta de otra varita que conociste...

-La de Lily...- murmuró Snape, soñadoramente.

-Quería contarles la emoción de ir a comprar mis cosas contigo, la amabilidad con la que trataste a mis padres... pero luego recordé que el profesor que me recibió en el mundo mágico, y el que me recibió en Hogwarts, eran dos seres diferentes. Nunca lograré hacerte entender lo dolida que me sentí cuando me trataste con tanta indiferencia nuestro primer día de clase. Yo... vivía para complacerte... complacer todas vuestras expectativas... pero entré con mal pie, y con la túnica equivocada, está claro.

-En realidad entraste con la compañía equivocada. No me molestan los Weasley, pero Potter fue un poco demasiado para mí. Y luego tu insitencia en proteger a Neville me convenció de que no era seguro mostrarte alguna clase de preferencia.

-Nunca pedí preferencia, Henry, simplemente reconocimiento...

-Confieso que tenía miedo... miedo de mí mismo, de no conseguir ser imparcial contigo. Y lo unico que conseguí fue que acabases odiandome.

-Nunca te he odiado. Creí que eso había quedado lo suficientemente claro la noche que volviste del lado de Voldemort por primera vez. Jamás he llegado a decirles a Harry o a Ron porqué siempre te he defendido de todas las acusaciones justas o injustas de las que te hacían objeto. Todos y cada uno de mis intentos por demostrarles que eras... bueno... eran malinterpretados, casi siempre en tu contra... incluso lo de las llamas fue un intento de ayudarte... sin mucho éxito y plenamente infantil, por supuesto...

-¿Que llamas?- preguntó Snape, alzando una ceja. Hermione bajó la vista, poniéndose colorada.

-¿Recuerdas el primer partido de Harry? ¿Cuando Quirrel intentó tirarle de su escoba mientras tú hacías el contrahechizo? Ron y yo te vimos... y él asumió que mi señalización era acusatoria... no podía explicarle que tú no podías ser el culpable sin delatarme a mí misma, de modo que fuí a junto tuya y te interrumpí, con la idea de que si parabas y Harry seguía en peligro, al menos tú quedarías libre de sospechas... pero también interrumpí a Quirrel, de modo que no sirvió de nada.

-Salvaste a Potter.

-Pero no a tí. Aún ahora Harry desconfía, y Ron directamente te odia...

-Da igual... los Weasley no me molestan excesivamente, pero tampoco los aprecio demasido... Sobretodo viendo la influencia negativa que ejercen sobre tí. Bueno... ya puestos a confesar... ¿hay algo más que necesite saber antes de dejar esta habitación?

-Bueno... yo te digo sólo lo que me concierne a mí, ¿ de acuerdo? Lo demás es cosa de Harry y Ron, y no soy quien para traicionar su confianza...- Snape frunció el cejo, a sabiendas de que bajo esa promesa se quedarían muchas cosas en el tintero, pero aún así aceptó- A ver... en tercero.... tenías razón: fuímos Harry y yo quieres ayudamos a escapar a Sirius y Buckbeak. Usé el giratiempo para retroceder tres horas y...

-Me sorprende que no evitaras los acontecimientos de la Cabaña de los Gritos. Hermione alzó las cejas, ofendida.

-¿¡Por quien me tomas?! Se muy bien que no se pueden alterar los hechos del pasado. Sabía que debíamos rescatar a Buckbeak porque ya había sucedido, igual que Harry sabía que podía invocar al Patronus porque ya lo había hecho...

-De modo que fue Potter...-rió Snape.

-Sí, casi me da un pasmo cuando me enteré, pero parece que no le salió demasido mal, de modo que no importa demasiado.

-De todos modos... ¿cómo te atreviste a utilizar el giratiempo para semejante fin? Tu nunca cometerías semejante infracción sin permiso de alguien....

-Dumbledore.-sentenció la chica, y Snape murmuró algo parecido a "viejo loco" mientras asentía.

-¿Algo más que confesar?

-Pues sí... en mi segundo curso te robé piel de serpiente arborea africana para la poción multijugos...

-¡¡¿¿Que TÚ me robaste a MI??!! – gritó, casi fuera de sí, Hermione se asustó, pero luego añadió, en un tono cercano a la admiración- ¿¡En segundo?! ¿Y te salió bien?

Hermione se encogió de hombros.

-Harry y Ron se transformaron sin problemas en Crabbe y Goyle, pero mi pelo no era de Millicent Bullstrode, sino de su gato. Pasé una temporada en la enfermería, ¿recuerdas?

-¿Para que queríais haceros pasar por estudiantes de Slytherin?- preguntó el profesor, sagazmente.

-Eh... Harry, Ron y yo sospechabamos que Draco era el heredero de Slytherin...

-¡Ja! Eso es imposible... los Malfoy sí tienen sentido del humor, por retorcido que este sea...

-Bueno, eso lo sabemos ahora... y entonces descubrieron que él tampoco sabía nada. O mas bien, que si sabía algo, no lo compartiría con Crabbe y Goyle...

-No me extraña... ¿Y que les pareció nuestra sala? –preguntó, con tono de mofa.

-Por lo que me contaron... grande, fría y lúgubre.

-No me extraña... ese espanto vuestro es una sauna claustrofóbica y cegadora.

-Por mucho que me fastidie, estoy de acuerdo...¿No hay un punto intermedio?

-No, Ravenclaw es grande y acojedora, pero está llena de ventanas, para leer comodamente, y la verdad es que parece una segunda biblioteca. Está atestada de libros, y nunca puedes alzar la voz más allá de un susurro. Tampoco tienen una temperatura demasiado agradable... es fría y seca... lo mejor para los libros, pero lo peor para los huesos de un anciano como yo... Por otro lado, Hufflepuff... si es que me creyese que pudieses considerarla...si le quitamos a Sprout y sus estrambóticos adornos, es muy cómoda.

-¿Sprout?-preguntó Hermione, sorprendida.

-Sí... tiene la manía de abrazar a todo el mundo y siente admiración por los conejitos blancos... Y procura no parecer un ser humano amargado y solitario a su lado, o en lugar de huir como todo el mundo, intentará adoptarte...

Los dos se rieron alegremente... bueno, Hermione rió alegremente. En el caso de Severus la pena, simplemente se aligeró levemente. La chica, no pudo evitar percibirlo, y acarició suavemente su cara.

-¿Estás muy herido?

-No... en realidad hace tiempo que estaba muerto, pequeña. O peor que muerto: no tenía alma. La culpa por lo que había hecho me corrompía, y la pena por Lily... la hecho tanto de menos... Pero tú me devolviste el alma... el descubrir que podía hacer algo bueno de verdad... era el mayor aliciente que jamás pude imaginar... Tu cariño siempre fue sincero, y tus intenciones benevolentes... mucho más de lo que se podría esperar del carácter de la mayor parte de las personas que conozco.

Hermione enrojeció profundamente al recordar lo egoísta y ambicioso de sus sentimientos poco tiempo antes, aquella misma tarde.

-Repito: ¿estás muy herido?... por lo que ha sucedido hoy, me refiero... comprendo que... era necesario que yo recuperase al confianza... pero ¿que pasa contigo? Tu mismo lo dijiste... ¿tendrás que fingir o podrás vivir tranquilamente?

-Mi pequeña... que inocente sigues siendo... mi tranquilidad se fundamenta en mi capacidad de fingir correctamente... tranquila... sí podré fingir y estar tranquilo de nuevo, una vez Sarah comprenda que "esto" era necesario, por supuesto. Y no creo que eso nos tome mucho tiempo. Por mi parte... tengo mi viejo lema, recordaré donde acaba mi guión, después de todo os tengo a tí y a Simon para recordarme que tengo vida, puedo dar vida y puedo compartir mi vida. Toda mi vida es una obra de teatro en la que solo cambia el guión, pero el apodo de Sarah le hace justicia... ella es increíblemente suave, increíblemente dulce. Jamás estaré incómodo a su lado. Puede que no me plantee las dudas y los retos que tu haces sin darte cuenta, pero puedo tener eso sin estar casado contigo. En cambio, a su lado puedo hacer muy feliz a un niño que necesitará toda la felicidad que pueda acumular. En resumen, no me arrepiento de nada en absoluto, Hermione.

Hermione sonrió, sin poder evitar sentir que había algo más que él no quería contarle.

-Entonces está todo dicho...- dijo la chica, no demasiado convencida.

-Así es... si no te importa, prefiero hablar yo primero con Sarah. Baja dentro de media hora. Habré terminado.

Hermione asintió, sin atreverse a perturbar la extraña calma que se había apoderdo de los dos. Pero él lo hizo por ella. Se dirigía hacia la puerta, y dió la vuelta a la mitad del camino. Cogió a Hermione por la cintura, desde donde estaba sentada, y ella se dejó llevar mansamente. Le abrazó con fuerza y le besó profundamente.

Tan repentinamente como se había acercado, se alejó de nuevo, y sólo se detuvo al sentir la mano de ella en su hombro. Se dió la vuelta y, sonriendo paternalmente,le dió un beso en la frente. Ella se lo devolvió en los labios, tan inocentemente como cualquier otra Musa.

-Compañeros...-susurró Hermione, con los ojos cerrados- y amigos... nada más, no puede ser.

-No, pero sienta bien saber que podemos controlarlo. Y poder contar contigo.- aunque no estaba seguro de si aquello era para convencerla a ella o a él.

Pacientemente esperó Hermione la media hora que Severus le había recomendado, para finalmente bajar al salón de la casa de los Snape temblando de pies a cabeza.

Sentada a oscuras en la mesa estaba Sarah. Hermione tragó saliva, y sin tocar las luces se sentó frente a ella.

-¿Sarah? La mujer se sobresaltó y levantó la vista. Con la mortecina luz del atardecer que se colaba entre las cortinas verde oscuro, Hermione distinguió perfectamente los senderos que las lágrimas habían dejado sobre la bronceada piel de la mujer misteriosamente parecida a ella.

-Severus no está...-murmuró suavemente- ha ido con Simon a buscar al resto de los chicos al parque... como ya han vuelto todos, quiere hacer una especie de fiesta... Tranquila, volverá enseguida, y podréis prepararlo todo... juntos...

Sarah escondió la cara entre las manos y se echó a llorar de nuevo.

-¿ Te lo ha explicado?- preguntó Hermione suavemente, poniéndose en pie para arrodillarse al lado de su compañera Musa.

Pero ella reaccionó de un modo que la chica no se esperaba: se puso en pie bruscamente y la miró con un odio que Hermione jamás podría imaginar que pudiesen transmitir aquellos ojos. Finalmente la burbuja había reventado.

-Por supuesto que lo ha hecho.-gruñó, mientras Hermione se ponía en pie.- ¡Por supuesto que lo ha hecho! Supongo que no disfrutaría tanto sin antes verme a mí humillada... ¿porqué teníais esa necesidad imperiosa de decirmelo, eh? No me esperaba eso de tí... ¿que se supone que tengo que hacer yo ahora? ¿Fingir que no ha ocurrido nada? ¿Jugar a la esposa celosa y odiarte para siempre? ¿O tal vez el que más me pega? La esposa comprensiva y dulce que todo lo perdona, y que aunque no le castigará su infidelidad, tampoco la olvidará nunca, y se encargará de que él tampoco lo haga...No tengo animos para interpretar uno u otro papel... estoy tan cansada...- sollozó, finalmente

-Entonces no actúes, Lenise... déjate llevar por tu corazón. Mírame a los ojos y dime que me odias, y te prometo que jamás oirás hablar de mí de nuevo.

Sarah miró a Hermione a los ojos unos segundos que le parecieron eternos a la chica.

-No te odio, Mater, jamás podría. Ya sabes lo que ha dicho Virtus:el respeto entre las Musas es lo más sagrado que existe. No todas somos tan virtuosas como ella, pero todas sabemos respetar eso. Tu lo hiciste contándo lo ocurrido. Y yo lo demuestro con el hecho de que (aunque lo intento), no soy capaz de odiarte. Para ser sincera, lo único que me molesta de esta situación es precisamente el hecho de no haber sido lo suficientemente valiente como para llevarla a cabo yo... si alguna vez me atreviese a llamar "Henry" a Severus, me daría la espalda y no me volvería a hablar hasta que se me pasasen las ganas de parecerme a Lily. Sin embargo en tí lo acepta sin más... supongo que estoy celosa. Y furiosa. Pero no contigo, ni con él. Simplemente creo que estoy negando mis propios sueños en pro de los suyos... ¿porqué sino te envidiaría a tí por parecerte a Lily? Si yo lo que necesito es a James... –murmuró finalmente la mujer.

Sin poder evitarlo, Hermione la abrazó. ¿Cómo se las había arreglado para destruír la tranquilidad de dos personas que habían encontrado un equilibrio juntos? ¿Cómo se las había arreglado para hacerles recordar a uno y a la otra las dos personas que más daño les habían hecho? En el caso de Lily, Severus tenía una explicación: él la había obligado a estar con James, y después la había condicionado, bajo las órdenes de Voldemort a casarse con él, pero... ¿qué había impulsado a James? No encontró más explicación que su deseo de proteger a Sarah, después de todo ella era de sangre mezclada, y por lo tanto estaba en peligro con Voldemort. Pero... ¿era esa la verdadera razón? Algo le decía que jamás lo sabría.

Los pensamientos de Hermione fueron interrumpidos por la propia Sarah, que la sujetó por los hombros para mirarla a los ojos.

-Hablandote con mi corazón te digo: no te odio, ni tampoco a Severus. De hecho me alegro de que entrases en su vida. Recuerdo la primera vez que nos vimos, hace casi dos años. Lo primero que hizo fue nombrarte, y me di cuenta de que eras la luz de su vida: "Tengo una alumna idéntica a tí, Sarah... físicamente, es igualita... cuando se enfada se parece a Dalia... cuando sonríe se parece a Alexia... pero lo más sorprendente es que cuando está estudiando, cuando está resolviendo un problema de Aritmancia o preparando una poción especialmente difícil... en el momento exacto en que su cerebro comprende lo que sus manos están haciendo... se transforma en Lily. Ella es Lily..." En ese mismo momento supe que estaba enamorado de tí. Unos meses después le atacaste... para él fue un golpe durísimo... sucedió algo entonces que le hizo cambiar su opinión sobre muchas cosas. Y decidió que necesitaba tranquilidad. Y mi madre le dijo que esa tranquilidad se la podía dar yo. De modo que nos casamos. Y no se no como, pero me quedé embarazada. Él volvió al colegio estando yo embarazada de tres meses, y sólo volvió a casa cuando alguien le dijo que ya era padre. Simon nació el uno de enero de este año, aunque no te lo creas, sé que aparenta al menos dos años, pero sólo tiene ocho meses. ¡Dios! Era tan pequeñito al nacer! Prematuro, pero increíblemente fuerte. Sé que hay algo muy extraño a su alrededor, Mater, no sólo en su desarrollo físico, también en el mental, y prefiero no pensar en su fuerza mágica. Y todo eso me dá miedo... un miedo espantoso a perderle...- Sarah tomó aire, y Hermione aprovechó la pausa para permitirse una pequeña exclamación, no quería perderse ni una palabra de lo que Sarah tuviese que decirle.- No, Hermione, no actuaré contra tí o contra Severus. En parte porque me alegro de su felicidad, de que haya encontrado a su Lily, y porque confío en su lealtad, en su promesa, y en tu sentido común... Y en parte porque yo sé que en Simon tengo a mi James. A la persona que debo proteger, la persona que espero que tú me ayudes a educar... Eligo no fingir, gritar o enfadarme... simplemente olvidar, perdonar y seguir queriendote, Soror.

Hermione se sorprendió. La había visto tan confusa, que verla de pronto tan decidida y tranquila era bastante desconcertante. ¿Qué había logrado tan sorprendente milagro? Pero la propia Sarah no le permitió averigüarlo.

-Venga, vete al parque con los demás... lo estás deseando. Yo me encargaré de esa bendita fiesta.

Y sin desear preocuparse más por su desconcertante bendición para ser feliz, Hermione se fue, dejando sola a Sarah.

Una vez la chica se fue, la tranquilidad de Sarah se esfumó. De nuevo rompió a llorar, y esta vez ni siquiera ella entendía el porqué. No le había mentido a Hermione. Sentía todas y cada una de las palabras que acababa de pronunciar, pero aún así su vida se le presentaba como un desconcertante puzzle gigante sin pies ni cabeza, sin pasado y sin futuro. Encendió la luz del salón y se acercó a una estantería, de dónde cogió su álbum familiar.

Se sentó en el suelo, frente a la chimenea y abrió el libro por las primeras fotos, sus primeras fotos como Sarah Myers. En ellas se distinguía a una niña de unos dos años de expresión angelical y brillantes ojos verdes, adoptada por la familia Myers poco tiempo atrás. Después de haber vivido durante casi un año en un orfanato muggle.

Sarah era una niña abandonada con pocos meses de vida. Simplemente había aparecido a las puertas de un hospital, envuelta en telas extrañas y llorando con fuerza. Fue detectada como bruja por el Ministerio de Magia, y adoptada por la familia Myers, cuyo padre, Peter, era un alto cargo del departamento de Criaturas Mágicas. Su madre, Wendy, era una muggle que estaba en contra de que los niños recibiesen una educación mágica estandarizada, o mejor dicho, estaba en contra de que los niños pasasen nueve meses de cada doce tan lejos de casa durante los siete años de su vida en que más necesitaban los consejos de una buena madre.

Pero aún así Sarah, y su hermana Moira (única hija del matrimonio) iban a ir a Hogwarts por al insitencia de su padre, y bajo la promesa a su madre de que escribirían todos los días. Las dos niñas entraron en Ravenclaw, y las dos se hicieron muy amigas de las gemelas Evans, que eran tan diferentes como la noche y el día. Sin embargo, el mismo verano que Petunia Evans decidió no volver al colegio, Moira Myers fue atacada por un grupo de los nacientes mortífagos. La pequeña Moira fue una de las primeras víctimas del grupo, y ahí nació el odio insuperable que Sarah le tendría siempre a los mortífagos y a todo lo que les perteneciese.

Con Moira murieron la alegría de Peter y la ilusión de Wendy. Peter se centró en su trabajo y Sarah se concentró en sus estudios. Wendy, abandonada y sola, y debido a sus continuas visitas a Hogwarts como ayudante de Madame Pomfrey, conoció a un niño al menos tran triste como ella: Henry Snape. Él era un niño que nunca había conocido el verdadero significado de la palabra "madre" y ella era una madre cuyas hijas habían sido separadas de ella.

Sin embargo, Wendy nunca supo que su adorado hijo se unía a los mortífagos, ella le habría obligado a recapacitar ante semejante locura. Pero no lo supo, y al dejar la escuela con quince años se convirtió en un joven monstruo. Sarah se fue a Londres. Deseaba estudiar en una universidad, como su madre, y convertirse en doctora. Era lo mejor que se le podía ocurrir para complacerla. Pero cuando la chica volvió al hogar familiar en Hogsmeade, descubrió que su padre era un anciano solitario y gris, y que su madre había encontrado otra niña perdida, una que para más INRI había salvado el alma de su querido Henry.

Sarah envidió a aquella bendita niña desde el mismo instante en que la vió, pero por más que lo intentó, jamás consiguió odiarla.

Cumpliendo los deseos de su madre, se casó con Henry, Severus para todos, y tuvo un hijo con él.Un hijo que desde el mismo instante en que fue concebido, decidió que sería el ser mágico más poderoso que jamás habría existido.

Ese era el patético trabajo de Sarah: ser la madre del héroe.

Limpiando una lágrima del borde de los ojos, se puso en pie y comenzó a subir las escaleras. Sin saber muy bien por qué, se dirigió al desván. ¿Que había hecho ella para merecer una existencia tan triste? ¿De donde demonios había salido? ¿Y porqué se parecía tanto a Hermione Granger?

El deván estaba oscuro y polvoriento. Sin pensarlo mucho se dirigió al baúl que guardaba los tesoros de su infancia, lo abrió y empezó a sacar cosas ya casi olvidadas. Muñecas de porcelana, ropas de niña, fotos amarillentas, libros... y en el fondo, dos cajas. Una azul y la otra verde. La verde era la de Moira, con sus primeros patucos y baberos y chupetes, las típicas cosas de bebé que guardan las madres. La azul era de Sarah. Esa no contenía patucos o baberos o chupetes, ella nunca los había tenido mientras era una Myers. Tal vez antes sí, pero nadie se los había guardado.

En su caja estaban las tres cosas que había con ella aquel día frente al hospital: un traje de bebita de aspecto rico y moderno... para los tiempos actuales, ciertamente extraño para los años sesenta; una mantita roja con extraños dibujos dorados, a los que Sarah no prestó demasiada atención (si lo hubiera hecho se habría dado cuenta de que eran dos iniciales, una S y una M); la tercera era un sobre de papel de pergamino, lacrado y con aspecto de haber sido intentado abrir muchas veces, sin que nadie lo consiguiese jamás, ya que el sello permanecía intacto. En la parte delantera, con una letra clara, apretada y firme, sólo había una palabra, en brillante tinta verde: Sarah.

La mujer sonrió y presionó el pulgar contra el lacre, que cedió fácilmente. Dentro había sólo un papel, muy largo, de modo que Sarah se sentó en el suelo, entre ropa vieja y juguetes polvorientos.

"Sarah: Llevo dándole vueltas desde que me he dado cuenta de que esto es lo que tiene que ocurrir. Llevo todo este tiempo pensando que habrás crecido sin saber algo que todas las niñas deberían ansiar con excitación y nervios. Acabo de darme cuenta de que no sabrás tu fecha de cumpleaños hasta que leas esta carta, y no puedo afirmar cuando fue eso, o si lo hiciste alguna vez.

Se que no estoy siendo clara y te pido disculpas por ella. Escribo esta carta en una fecha que para tí es el futuro. No puedo precisarte la fecha, pero sí puedo decirte que hoy es el cumpleaños de Simon, y que lo celebrará aquí, en Hogwarts. Pues bien, tu fecha de cumpleaños... es la más lógica si lo piensas un poco, y considernado quien es tu padre... naciste el 31 de Octubre, una noche lluviosa y tormentosa, y la noche más significativa para cualquier bruja.

Fuiste sietemesina, como tu hijo, y como él, en los dos meses que te he tenido conmigo has dado muestras de una habilidad mágica por encima de lo habitual. Se que seguramente me odiarás por lo que siempre habrás considerado un abandono. Pero no es eso. Nunca jamás me he sentido tan culpable y tan estúpida como en estos momentos, contigo dormida a mi derecha y el giratiempo a mi izquierda. 1961 me espera, pero antes debo explicarme. Me imagino que estarás viendo la firma de esta carta, convencida de que tiene que ser una broma, pero tengo una prueba de su autenticidad: cuidado con el tercer hermano: no es lo que parece, su lealtad es un cheque al portador, y su moral en espejo cóncavo. Nos traicionará a todos en el momento más inoportuno. Se que esta prueba sólo la entenderás en el momento en que sea demasiado tarde, pero no debes entenderla antes, no debes alterar el futuro.

Me he pasado la mitad de mi vida jugando con el tiempo de tal modo que ya no se cual es mi verdadera edad. Supongo que todo empezó cuando Simon me vistó en el sueño, ¿recuerdas? Se hizo llamar Michael... y me dijo que tendría que escoger entre ser la directora Granger o la señora Potter, pero se equivocaba. Tengo que escoger entre dejarte en mi presente, haciendo que Simon, y puede que incluso Harry desaparezcan (puede incluso que yo también desaparezca y me convierta en una muggle cualquiera) Y tengo la otra opción: renunciar a tí, llevandote al pasado, asegurándome de que éste se cumpla. Ya no es decisión mía, hija, es una decisión que ya ha sido tomada: sin tí no hay Harry, y no hay Simon. Y sin Simon Snape, en mi presente, el mundo mágico está perdido, como una vez lo habría estado sin Harry. El es el heredero de Gryffindor, el es nuestra última esperanza.

Me gustaría poder decir que tu vida será un camino de rosas, pero no quiero mentirme. Mi decisión te traerá dolor, sufrimiento. Llorarás por mi culpa más de una vez, pero puedo asegurarte que la promesa que te hizo Henry, la mantuvo, y Dios sabe lo que nos costó a los dos. El más profundo propósito de esta carta era decirte que nunca has sido una niña no deseada, más bien todo lo contrario. Eres el regalo más grande que me ha hecho uno de los hombres a los que más he querido en toda mi vida.(Si bien este amor me recuerda a la confusión que Henry me producía con su retórica de amor paternal, fraternal y romántico) Y se que tu padre me odiará cuando sepa lo que he hecho. Pero ni eso podrá impedirlo. Simon ya me conocía como directora Granger (¡la directora más joven de la historia de Hogwarts! ¿Que te parece? Y aún así, soy más antigua que el resto de los profesores... te imaginarás, el ultimo contratado tiene 19 años...) pero él creía que para ello tuve que renunciar a Harry. No será así, estoy segura de que Harry me dejará cunado sepa lo que he hecho, y no puedo decir que le culpe. Solo espero que sea feliz, Simon nunca me dijo que le ocurrirá luego.... ¡ay, que sencilla era la vida cuando no tenía magia! ¿verdad, Lenise? En definitiva, creo que eres una de las personas más queridas que conozco. Simepre has sido mi mayor deseo, lo que veía en el espejo de Oesed

Recuerdo el desconcierto que las palabras de Dumbledore produjeron en Harry... que su mayor deseo eran un par de calcetines... supongo que tú, como yo, entenderás que esa declaración era la forma de Dumbledore de explicarle a Harry que lo unico que siempre había deseado era ser considerado una persona normal y corriente, a pesar de su poder. Justo lo unico que siempre había deseado para Harry, la mayor expresión de su buen corazón. Pues bien, Dumbledore quería ser un abuelo como otro cualquiera, yo simplemente queiro demsotrarme a mi misma que aún soy humana, y lo he hecho con la frase favorita de Henry: estoy viva porque he compartido mi vida y porque te he dado la vida. Que es el mayor goce al que pueda aspirar un ser humano. Y lo que más me alegra de todo eso es que se lo que harás con tu vida, lo se porque te he visto, he crecido contigo como persona, como mujer y como Musa... y ahora me explico porque me estremecía cuando tú usabas mi apodo... mater, madre...

La mayor parte de las mujers ver a sus hijas convertirse en mujeres más o menos grandes. Yo me considero más afortunada de lo normal al descubrir que una de las más grandes mujeres que he conocido nunca, era, en realidad, mi hija.

Gracias por existir.

Hermione Granger

PD: Supongo que ahora sí entenderás porque es tan importante lo de los ojos verdes... el legado de Godric se transmite así. De Lily a Harry, de Harry a tí, y de tí a Simon. Cuatro herederos en poco má de 60 años. Como me gustaría ayudarte con esta nueva carga que pesará sobre tí cuando leas estas líneas, Sarah, pero yo no sabré nada. Y así debe ser. Confío en tí, por algo eres una Ravenclaw."

FIN

Y este es el final. Ni yo misma sé como diantres he llegado hasta aqui, pero lo cierto es que he llegado. Espero que os haya gustado el epilogo y que haya contestado todas vuestras dudas (es lo suficientemente largo como para hacerlo, ¿no?) De cualquier modo, si aun quedase alguna duda, no dudeis en dejar review, con gusto os contestaré personalemnte en vuestra dirección de correo... ¡adelante!

-La idea del legado de Gryffindor, recayendo primero sobre Lily, luego sobre Harry, despues sobre Sarah y finalmente sobre Simon (mujer-hombre- mujer-hombre) está extraída de "Letter from exile one merciful morning", uno de los mejores fics de SS/HG que he leído, donde Sevi le regalaba a Hermione un anillo que se había conservado en su familia de generación en generación de este modo. Pensandolo un poco, si Voldemort recibió su herencia por parte de su madre, la idea no resulta tan extraña, ¿verdad?

-La familia de Sarah (Wendy, Peter y Moira) pertenecen por supuesto a Peter Pan, de James Barrie. Sus caracteres, por otro lado, son míos 100%, y lo siento si he destrozado alguna ilusión infantil.

-Como he repetido a lo largo del fic, hay muchos otros fics a los que debo agradecer multitud de inspiraciones. La más evidente es la de los dos cuentos principales de Silverfox, "My name is Severus" y "Runaway Dragon". Pero también hay impresiones de Pawn to Queen, de Riley, y un sinfín más, que si no me equivoco, deberían estar detalladas a lo largo del fic. Si quereis informacion sobre cualquiera de las ideas mencionadas, no dudeis en preguntarme.

-Y por supuesto, los agradecimientos a la persona sin la cual nada de esto tendría sentido: Johanne Rowling. Sin su imaginación y generosidad jamás habriamos descubierto a Harry, y nunca podríamos habernos atrevido a soñar a su lado. Convertirnos en stregas siendo brujas, o aqui abajo, en la vida real, está en nuestras manos.

El camino de Hermione desde el fragil peón a la todopoderosa reina ha sido largo y dificil, para ella y para mí. Pero al final ha merecido la pena. O eso creo.

Finalmente, un millon de gracias a todos aquellos que me habeis dejado review a lo largo de toda la historia, y aquí contesto los que me tocan hoy:

amsp14(): Me alegro de que la encontrases... ¡gracias por haber estado ahi! Llegaste justo a tiempo para la despedida... A ver... ¡Sevi es humano! Por supuesto que muere, pero como ves no es al final de esta historia. Será luchando, y al lado de Sarah y Hermione. Me apuesto algo a que eso sería lo que él habría querido. En cuanto pueda leereé tu fic, prometido. Los Snape- Tonks no me disgustan tanto como otros que yo me se, y muy imposible no debe ser, considerando que ella es una de las pocas personas a las que Sevi ha tenido que aprobar "a narices", despues de todo ella es auror, ¿no?

Silvara Waylan. ¡Una de mis leales! Como me gusta verte aparecer cada vez que publico, me encanta, de verdad, significa que al menos hay "alguien" que entiende la historia... hummm...¿te llega con lo que he escrito? Honestamente opino que para no ser pesada ya no puedo poner mas sobre estos personajes. La siguiente historia sería (no escrita por mi, por supuesto) sobre la vida de Simon en Hogwarts, con tanto profesor joven, con Hermione como directora, y todos esas aventuras que sin duda van a vivir bajo el yugo del "tercer hermano", je, je, je... pero que malísima soy, y eso que él es mi favorito de los Weasley...Otra que se lamenta de la muerte de Sevi... ¿no creeis que el pobre merece ser feliz? Y esta visto que despues de casarse con Sarah, la unica felicidad que le quedaba era reunirse con Lily... Harry no se come los mocos, mas bien esa es Hermione, y eso de que se queda hecha un trapito... vaya, que tampoco es muy cierto... aunque pensandolo un poco tampoco es que se quede muy feliz...

barbiblack:Me alegro de que te haya gustaado al iniciación. Depués de este capitulo por entero, ha sido lo más dificil de toda la historia. Quería que quedase tierna y emocionante sin llegar a ser cursi, y sin llegar a conseguirlo del todo, creo que no ha quedado tan terriblemente mal, ¿no? Creo que el momento íntimo era algo que me había prometido a mí misma desde el mismo momento que Hermione llegó a esa casa, pero nunca me había atrevido a ponerlo por respeto a Sarah. Creo que, respetando a Sarah, he conseguido un momento íntimo de lo mas sujestivo. Pero eso lo tendrás que considerar tú, por supuesto. Espero que te haya gustado.

Zeisse: Espero que este final te haya gustado, y que finalmente porfin se entienda que fue lo que hizo Sevi para controlar a Hermione. Por otro lado, me gustaría saber qué fue lo que dijo Lily, que impida que Sevi y Hermione vuelvan a ser amigos...

Annie Angelical:Me encanta todo lo que me dices (mi autoestima, se sube por las nubes, y eso que ya estaba alta...) y te digo, que Sevi no podría haber sido más claro... la persona que les empuja es Lucius Malfoy. Y reconoceras que no hay persona más inesperada para semejante cosa. Pero bueno, algo deberiais haber imaginado al ver que él y Hermione son las dos unicas personas en las que Zarpa confía a parte del propio Simon. Y es que Hestia y Crookshanks son sus padres, despues de todo. Eso, a la fuerza, tiene que significar que aqui Lucius es... diferente. (Unido a todo su comportamiento a lo largo del secuestro de Hermione, la conversion de su hijo y todo lo que ocurrió... en fin, es bastante delator.) ¿Te has dado cuenta de quien es el tercer hijo? Es una lástima, porque Percy es el unico Weasley que me gusta, pero como ya dije, noq euría usar a Neville, porque para mi es mucho mas importante que eso, y prometi a alguein muy querido que no seria deliberadamente cruel con Ron en esta historia, de modo que... le toco a Percy. Otra que necesitaba que Sevi le pusiese los cuernos a Sarah de una vez... ¿contenta? A decir verdad, yo tambien quería, asique... ¿El Ars Amatoria? El arte de amar. Creo que de todo lo que has dicho, lo que mas se acerca es eso de "obligarle a tener sentimientos", sí, le somete bajo sus propios deseos para obtener sus objetivos. Te recomiendo que leas el fic que se titula asi (es un NC-17, pero es una gozada) si sigues teniendo dudas, o si lo prefieres, preguntamelo. Despues de verlo tu misma, entenderás que Sevi en un principio se escandalice, ¿no? Pobrecillo... Me alegro de que te haya gustado, y con que hayais disfrutado la mitad de lo que yo he disfrutado, me conformo....

Daniela de black: Se que he tardado con el epilogo, pero viendo lo largo que es deberiais entenderlo, ¿no? Bueno, espero haber estado a la altura de las espectativas de todo el mundo... besos!!

Iremione