5.- LOS VACÍOS PUEDEN MATAR


1-

No fue sino hasta la noche que pude deshacerme del gusano.

Me desquité obligándolo a ayudarme a cargar el sofá hasta la guarida. Claro que fue un verdadero parto, bajar las escaleras con él, llevarlo por la calle hasta alguna alcantarilla y de ahí hasta la guarida. La gente se volteaba a vernos, bueno, se volteaba a ver a Yan, yo era totalmente invisible para los demás. Debió verse realmente extraño, un pequeñajo como él cargando semejante armatoste, sobre todo porque uno de los extremos parecía estar suspendido en el aire...

Como la vez anterior, sólo me acompañó hasta la puerta y luego el muy cretino se hizo humo.

Me cargué todo el mueble sobre las espaldas y entré sigilosamente. No había nadie a la vista; sabía que excepto por Leo nadie podía verme, pero iba a ser difícil explicar lo del sofá flotante. Afortunadamente, mi otro yo apareció.

Me miró con una sonrisa y me preguntó si podía serme útil ¿En qué me había convertido ese gusano? A continuación, hice lo que el muchacho me había dicho que hiciera: en un rápido movimiento, le abrí la boca a mi cuerpo y metí la mano en ella... Mis dedos se estiraron por la garganta mientras me debatía, quiero decir, se debatía por liberarse de mí. Finalmente, rocé una forma redonda que sostuve con fuerza y retiré de un tirón. Me volví a mirar lo que tenía en la mano y encontré el caramelo espiritual.

De inmediato mi cuerpo, bueno, su cuerpo, cayó inerte. Lo sostuve para que no cayera y al instante sentí una fuerza que me impulsaba hacia él. No me resistí más y sólo me dejé llevar. Segundos después, estaba de nuevo en mi cuerpo y era el mismo de siempre.

Me estiré.

Antes no lo había notado, pero de pronto sentí una presión en todos mis músculos, como si sólo ahora comenzase a sentir toda la actividad realizada durante el día. Tal vez en mi forma Shinigami no era capaz de sentir cansancio físico.

Tampoco había sido tan traumático volver a mi cuerpo como la vez anterior, tal vez porque esta vez Leo no había usado esas yerbas del demonio... Dejé las especulaciones para otro momento y terminé de cargar al sofá hasta la sala.

Una vez colocado en su posición lo observé con orgullo. Se veía muy bien. Hice una reverencia sobre él, cerrando los ojos.

.- Gracias abuela, me salvaste la vida.- Dije.

.- ¿Qué estás haciendo? - Sentí una voz a mis espaldas. Me volví de inmediato.

.- Bendigo este noble... mueble...- Expliqué rápidamente.

Leonardo se me quedó mirando con el ceño fruncido y una expresión de extrañeza.

.- ¿De dónde has sacado eso? - Me preguntó acercándose.

.- Me lo encontré por ahí...

.- Uno no se encuentra un sofá por ahí.

.- ¿De dónde crees que sacamos el anterior?

.- Bueno, pero...

.- Ya deja de preocuparte ¿Quieres? Es todo legal... o casi... Y a caballo regalado no se le miran las pulgas.

.- Es dientes, a caballo regalado no se le miran los dientes.

No hay caso con este tipo, siempre queriendo corregirme. De pronto fuimos interrumpidos por los gritos de Miguel.

.- ¡Eh! Rafita, los nachos son para hoy.- Gritó.

.- ¿Qué nachos? - Murmuré.

.- Dijiste que ibas a buscarle algo de comer. Tú mismo te ofreciste.- Me explicó Leo. Abrí los ojos como platos.

.- ¡Que te los traiga tu abuela! - Le grité de vuelta, volviéndome hacia Leo.- ¿Puedes creerlo?

Leo me miró serio.

.- Parece que ya no estás tan amable como hace un rato.- Me dijo con los ojos entrecerrados.

.- ¿Amable? - Exclamé extrañado, haciéndome el tonto y comenzando a apartarme de su lado en dirección a la puerta. En menos de un segundo estaba afuera otra vez. Esta vez me llevé la motocicleta.

Lo mejor era quedarse lejos de ahí, no podría aguantar las preguntas de los otros por más tiempo... La verdad es que necesitaba un poco de aire, estar lo más lejos posible de todo.

Decidí ir a jorobar un rato a Casey. Hacía poco había comenzado como guardia nocturno en un centro comercial y ya debía de estar haciendo su turno.

Me metí por el techo cuando llegué. La verdad es que después de meterme en el edificio de Shredder y de los Utroms y todas esas locuras, meterse en el centro comercial era un paseo por el parque.

Me encontré a Casey en la sala de monitores, estaba hojeando una revista mientras se balanceaba en la silla. Valiente guardia. Casi estallo en una carcajada al verlo: Se había atado la maraña de pelo que tiene en una coleta tras la cabeza y con ese uniforme casi se veía decente.

Me acerqué muy lentamente por detrás y les di una patada a las dos únicas patas en las que sostenía la silla en la que Casey se estaba balanceando. El bobo se vino al suelo de espaldas. Con la mirada buscó en todas direcciones, alarmado, hasta que planté mi hermoso rostro frente a él.

.- Aquí si que hay seguridad.- Dije. De inmediato, la cara de sorpresa de Casey se transformó en una de furia.

.- Maldito...- Murmuró entre dientes, poniéndose de pie con dificultad y yo le ofrecí una mano que finalmente aceptó.- ¿Qué demonios haces por acá? - Preguntó mientras levantaba la silla y volvía a sentarse en ella.

.- Tú si que haces sentir a un amigo bienvenido.- Le dije yo sonriendo, apoyándome contra la mesa de los monitores y cruzándome de brazos.

.- Se supone que estoy trabajando ¿Qué hago si te ven por acá?

.- Nadie me verá...- Le dije con desgana.

.- Estas aburrido ¿Eh? así que ya echas de menos a Casey para salir a reventar la noche, es eso ¿No?

.- Déjate de pavadas, sólo pasaba por aquí y me pareció buena idea molestarte un rato. Te puedo ayudar a cuidar el lugar.

.- ¿En serio?

.- No.

.- Eso pensé.

.- ¿Y por qué guardia? ¿Era lo único donde no pedían como requisito tener un cerebro?

.- Ríete si quieres, eso es porque no tienes que trabajar, no tienes idea de cómo está el mercado laboral en estos días. Podrías ponerte a buscar algo para variar, así dejabas de bolsearme dinero.

.- ¡Ey! Son préstamos, te los devolveré... algún día... Además ¿Dónde quieres que encuentre trabajo con esta pinta?

.- Pues... Podrías animar cumpleaños.

.- ¿Animar cumpleaños? - Repetí arqueando la ceja. Casey comenzó a reír despacio para luego estallar en carcajadas.

.- Lo siento, pero ya te visualicé.

.- ¿Ah, sí? ¿Por qué no te visualizas este otro? - Le dije levantando un puño contra él, pero la expresión de su rostro me hizo desistir de querer golpearlo. Parecía preocupado.

Y era difícil saberlo, Casey no era de los tipos que suelen ir por ahí quejándose de sus miserias y sí que las tenía de repente.

.- Te peleaste con Abril.- Dije yo, adivinando. Casey asintió.- ¿Qué cagada te mandaste esta vez? - Le pregunté. Casey se levantó de la silla gesticulando con las manos.

.- Es que realmente no tengo idea lo que hice. A veces me da la impresión de que el solo hecho de aparecer por la puerta le molesta.

.- A mí me molestaría...

.- No lo sé.- Continuó Casey, ignorando mi comentario.- Tal vez sea porque Abril... bueno... Abril es una de esas chica que quieren cosas buenas, tú sabes, un novio lindo, que la lleve de paseo de vez en cuando, que le regale cosas bonitas, alguien con quien poder casarse y formar una familia y tener un hogar y cosas buenas en él... Y ella se merece todo eso, pero yo... es sólo que yo... – Casey volvió a sentarse pesadamente en la silla.- Es sólo que yo no soy la clase de tipo que puede darle todo eso. No es que ella me lo diga, pero me doy cuenta.

.- Case...

.- Si, ok, ok, no necesito que me consueles.

.- No lo hago ¿Por eso tomaste este trabajo?

.- Me gustaría echar raíces alguna vez. Un trabajo más... normal... puede ser el comienzo.

.- Eso está difícil.- Le dije.

.- Si lo sé, sé que yo nunca tendré...

.- No me refiero a eso. Es decir, honestamente Case ¿Crees que podrías ser el papá de la familia corazón?

.- Tal vez... A veces me dan ganas. A veces se oye bien.- Dijo. Me encogí de hombros.

.- Abril se preocupa por ti. No sé porqué, Dios sabrá qué tiene en la cabeza, pero es así y te quiere por el orangután sin sesos que eres. No necesitas transformarte en nadie más, tal vez afinar un poco ciertos detalles, pero...

.- ¿Tú crees eso? - Me preguntó mirándome con ojos de cordero degollado.

.- Pues sí... algo así.- Dije. Luego lanzó una risotada.

.- ¿De dónde sacaste todo eso? Siempre creí que tenías la profundidad de una tina de baño, y ahora resulta que eres todo sensibilidad.

.- Cállate o esta sensibilidad te pateará el culo.

Ambos guardamos silencio por un instante, luego Casey volvió a reír.

.- ¿Así que ella me quiere?- Preguntó.

.- Vamos a cambiar de tema ¿vale?

Ya nos habíamos puesto a hablar de otras cosas cuando de pronto Casey pegó la cara a uno de los monitores.

.- ¿Qué es? - Pregunté.

.- Hay un zoquete tratando de meterse.- Me contestó.- Y por la puerta principal nada menos. Seguro que es algún borrachín, pero mejor ir a espantarlo.

.- ¿Voy contigo? - Casey me miró como decidiéndose.

.- Ok- Dijo al fin.- Seguro que si te ve no le dan ganas de volver.

Por toda respuesta, le mandé un puñetazo al hombro. Casey agarró su macana de guardia y fuimos allá.

No tardamos mucho en llegar a la puerta principal, las típicas puertas transparentes que se abren solas.

.- ¿Pero qué mierda? - Exclamó Casey.- Es un mocoso.

Me paralicé al instante. En ese preciso momento estuve seguro de ser víctima de una maldición.

.- ¿M- mocoso...?- Dije tembloroso. Me acerqué un poco más a la puerta y pude verlo mejor. Bueno ¿Quién más podría ser?

.- Ábrele, Case...

.- ¿Qué?

Yan me miró grave, apoyando las manos en el cristal. De pronto le dio un solo golpe con el puño al vidrio y su mirada se volvió aún más urgente.

.- Abre, Casey. Ahora.- Dije secamente. Yan tenía los ojos de par en par.

.- Pero es que yo no puedo...

.- ¡Abre la maldita puerta!

No me volví a mirarlo, tenía los ojos clavados en los del muchacho. Casey debió darse cuenta que hablaba en serio porque corrió a abrir la puerta. En cuanto pudo, el muchacho entró hecho un torbellino.

.- El caramelo, ahora.- Me dijo ni bien estuvo dentro.- Viene para acá.

Diciéndome esto, siguió de largo, pasándome e internándose más en el centro comercial, en dirección a las escaleras mecánicas, hacia un amplio pasillo cuyo techo era completamente de cristal.

No fue necesario que me explicase nada más, de inmediato pude sentirlo. Saqué de mi cinturón el dispensador de caramelos de cabeza de conejo. Me volví hacia Casey.

.- Escucha, Casey, durante los próximos minutos voy a comportarme realmente extraño ¿Crees que podrías llevarme de vuelta a la sala de los monitores y quedarnos ahí por el resto de la noche?

.- ¿Qué...?

¿En qué estaba pensando? Todo eso debía haber sido demasiado para el cerebro de Casey, estaba siendo demasiado para el mío también. Intenté explicarle de nuevo.

.- Escucha, sólo...

No pude terminar la frase porque un estallido hizo explotar el techo sobre nuestras cabezas y una lluvia de vidrios cortados cayó sobre nosotros. Instintivamente, puse un brazo sobre mi cabeza, para impedir que me llegaran los pedazos, después agarré a Casey y lo empujé aparte, lo más lejos posible, para evitar que los vidrios rotos nos cortaran en tiritas. Caímos tras un enorme macetero donde traté de ponerme en pie al instante.

.- ¿Qué demonios pasa? - Preguntó Casey.

Busqué entre los escombros el dispensador de caramelos: sin querer lo había soltado y ahora no sabía donde había caído. Afortunadamente, no me costó encontrarlo, lo levanté de entre unos pedazos de vidrio y alcé la vista.

Ante mi tuve una criatura de unos tres metros de alto por cinco de ancho.

Era el vacío más grande que había visto hasta ahora, me quedé varios segundos observándole con la boca abierta.

.- Tómate la condenada pastilla de una buena vez.- Escuché el grito de Yan detrás del vacío.

Al sentir su voz, el monstruo se volvió de inmediato hacía él. Ésta vez, el vacío tenía forma de esqueleto humano, nuevamente con una enorme máscara sobre la cabeza, los pies y las manos eran lo único de su cuerpo que parecía estar cubierto de carne, el resto era sólo hueso blanco como la leche.

.- ¿Pero de qué habla ese crío? - Preguntó Casey a mis espaldas, todavía aturdido por lo que ocurría a nuestro alrededor. Para él, el techo se había venido abajo sin explicación alguna.- ¿De dónde lo conoces?- Preguntó.

.- Casey, vamos, salgamos de acá.- Le dije, ayudándole a ponerse de pie.

El vacío había comenzado a correr hacia el muchacho.

Mierda.

Me tragué el maldito caramelo y me volví a encontrar dentro del kimono. Giré y me encontré mirándome a mi mismo.

.- Lleva a Casey a la sala de monitores.- Le ordené a mi copia. Mi otro yo asintió con una sonrisa. Estaba por darle la espalda cuando me volví nuevamente hacia él.- Y trata de actuar más como yo ¿Entendido? – Mi otro yo de inmediato se enserió, frunció el ceño y habló con voz grave.- Si señor.- Me contestó.

Suspiré y corrí a ayudar al gusano maldito. Yan había saltado varios metros intentando golpear al vacío con una patada.

.- ¡Técnica de destrucción número cinco! - Gritó, pero el vacío soportó su dichosa técnica fácilmente y lo mandó a volar varios metros.

No supe hacía donde había caído porque se perdió de mi vista. Entonces el vacío se volvió hacia mí.

.- Oh, Shinigami.- Me habló con una voz que provenía del interior de la máscara.- Otro más. Creo que eres el más joven que he visto hasta ahora, no tienes mucha experiencia ¿Verdad?

.- ¡Cállate infeliz! - Le grité para suspender su parloteo y salté al instante hacia él. En medio del aire, recordé lo de matar de un solo golpe e hice girar ambos sais en mis manos, lanzándome a por su cabeza.

En el último momento, el vacío interpuso ambos brazos en forma de cruz sobre su rostro y mis sais golpearon en ellos como si hubiesen chocado contra roca sólida. Salí disparado hacia atrás por la fuerza del impacto.

En medio de mi caída, logré voltearme cabeza arriba y aterrizar sobre mis piernas; mi cuerpo se deslizó varios metros sobre el piso lustroso antes de detenerme. Por el rabillo del ojo pude ver como mi "cuerpo", empujaba a Casey hacia las escaleras, fuera del lugar.

El vacío los vio también.

Giró sobre sí mismo y entonces pude descubrir que tras su cuerpo se prolongaba una cola larga y gruesa: con un movimiento le asestó un coletazo a la pared frente al pasillo por el que corría Casey. La pared se desplomó frente a ellos, sepultando bajo los escombros a mi cuerpo, que era el que iba corriendo delante.

.- ¡Raphael! - Sentí el grito de Casey.

.- ¡Mi cuerpo! - Grité yo. Me volví hacia el vacío.

.- ¡Yo seré tu oponente! A ver si puedes concentrarte en eso...- Le grité y éste se volvió hacia mí riendo suavemente.

.- ¿Tú? ¿De verdad quieres pelear conmigo Shinigami?

.- Presta atención, bastardo.- Le grité, saltando hacia él nuevamente.

Cuando estaba en el aire y me acercaba al vacío rápidamente, por el rabillo vi salir de entre unas columnas a Yan, sujetándose el costado. Alzó la vista hacia mí y pude ver como sus ojos se abrían de par en par.

.- ¡Cuidado con los costados! - Me gritó.

Mi mente había estado fija en su cabeza, no había prestado atención a nada más, los costados de la cosa estaban fuera de mi campo visual... Antes de que mis sais siquiera estuvieran lo suficientemente cerca para dar el golpe, sentí que algo me golpeaba en las costillas. Fui como un hierro caliente que entraba en mi piel, mis manos se abrieron, dejando caer los sais al suelo, los sentí repiqueteando contra el piso y deslizándose lejos...

Me doblé sobre mí mismo, el dolor fue demasiado fuerte. Me miré el abdomen: unos tentáculos negros me estaban perforando la carne en los costados. Parecían los tentáculos de un pulpo, completamente negros. Los seguí con la vista mientras luchaba por respirar...

Los tentáculos provenían del cuerpo del Vacío, iban desde el suyo al mío, manteniéndome suspendido en el aire.

.- Vamos a ver, vamos a ver...- Comenzó a decir la cosa.- ¿Qué clase de Shinigami eres?

Todo comenzaba a darme vueltas, por mis ojos desfilaron la imagen de Casey, varios metros más abajo, removiendo escombros tratando de sacar mi cuerpo de ellos; Yan, que gritaba y gesticulaba hacia mí, pero no le entendía nada.

De pronto, la cosa me soltó. Caí sin ninguna resistencia varios metros hasta el suelo, golpeándolo pesadamente.

.- ¡Vamos, ponte de pie! - Sentí una voz ni bien hube aterrizado.- Traté de incorporarme, pero tuve que cerrar los ojos de golpe, estaba demasiado mareado. Sentí como una mano me remecía.- Este vacío, busca en tu interior. -Seguía la voz.- Con esas cosas como tentáculos, busca tus miedos y los usa en tu contra...

.- Qué interesante...- Balbuceé, comenzando a recobrarme.- Tal vez esa información me hubiese servido hace un rato atrás ¡Antes de que me atravesara con los tentáculos!

.- Sólo no te dejes llevar por sus palabras...

Me puse de pie, Yan puso en mis manos los sais.

.- ¿Quién anda ahí? - Gritó Casey detrás de mí.

Oh, no.

Ya había sacado buena parte de mi cuerpo de debajo de los pedazos de pared, pero mi cabeza aún estaba dentro ¡Tonto! Tendría que haber sacado mi cabeza primero ¡Voy a asfixiarme! Casey avanzó más hacia nosotros.

.- ¡Tú, mocoso! ¿Qué demonios está pasando aquí?

Casey, pedazo de imbécil, sal de aquí... Pero Casey siguió avanzando. El vacío comenzó a sonreír.

.- Así que te importa este tipo ¿Eh?...

.- ¡Sé que hay algo ahí! - Siguió Casey, golpeando su macana contra la palma de la mano contraria.- ¿Quién más está aquí?

.- ¡Sal de aquí, tonto! - Le gritó el muchacho, pero supe que no iba a funcionar.

.- ¿A quién le llamas tonto, gusano? - No pude evitar voltearme a mirar al muchacho con una sonrisa.

.- Parece que te conoce.- Le dije.

Comencé a avanzar hacia Case. Lo mismo hizo el vacío.

Alcancé a agarrarlo del cuello de la camisa justo a tiempo, justo en el momento en que la mano del vacío se estiraba para atraparlo. Lo boté al suelo y comencé a arrastrarlo por el piso y el vacío comenzó a correr tras nosotros.

.- ¡Pero que mierda está pasando! - Gritaba Casey mientras tiraba de su ropa y le arrastraba la espalda por la cerámica.

.- ¡Cállate tonto y sigue corriendo!

.- ¿Qué está pasando?

.- ¡Cállate!

.- ¡Aaaahhhh!

Por un lado, era bueno que no viese nada, le iba a costar olvidar a la cosa que nos estaba pisando la cola. Estaba exactamente tras él.

.- Me voy a comer a este humano.- Rugía el vacío tras de mí.- No tiene densidad espiritual, pero lo haré sólo para hacerte pasar un mal rato.

De pronto, toda la tierra bajo nuestros pies se estremeció. Me detuve en seco. Sentí un leve silbido por sobre mi cabeza y una enorme sombra que nos sobrevolaba. Segundos después, la criatura aterrizaba pesadamente frente a nosotros, hundiendo sus pies en el piso, abriendo sendas grietas en él. Estiró la mano hacia nosotros, no iba por mí, sino por Casey. Detrás de mí lo escuchaba balbucear confundido...

Interpuse ambos sais en cruz para detener el brazo. Incluso mientras lo hacía, supe que no sería suficiente... Había olvidado por completo la cola, sólo la recordé cuando la vi volar hacia mí por el rabillo del ojo. Me pegó en medio del rostro y el resto del mundo se fue a negro.

Sé que di un par de vueltas en el aire y luego me fui a estrellar contra una pared... Después de chocar contra el piso, cayeron sobre mí una lluvia de escombros y, por varios segundos, no existió para mi nada más que oscuridad... Debió pasar un buen rato antes de que fuera capaz de abrir los ojos de nuevo.

Me sentía como un chicle masticado y escupido, aunque tenía los ojos abiertos, todo daba vueltas y se rehusaba a enfocarse... Fue la voz del Vacío la que me volvió en mí de golpe, como un balde de agua fría.

.- Vaya, vaya...

El Vacío sostenía el cuerpo de Casey en medio del aire.

.- ¡Casey! - Grité a voz en cuello. Los tentáculos negros de esa bestia le estaban atravesando los costados. La cosa estaba abriendo la boca de par en par...

Jamás alcanzaría a llegar a tiempo, jamás lograría sacarlo de ahí a tiempo, jamás... Pero entonces se detuvo.

.- Vaya, vaya...-Volvió a exclamar.- ¿Qué esto? ¿Quién es esta jovencita? A ver, a ver... mmmm... siii.

De pronto se volvió a mirarme a mí.

.- Creo que ahora me gusta más la idea de comérmela a ella ¿Qué opinas Shinigami? ¿Me la como? ¿Cuál es su nombre? ¿Abril?

El lugar se estremeció con su risa. Soltó a Casey de improviso y su cuerpo se precipitó a tierra desde varios metros. Corrí a evitar que su cabeza se hiciera tortilla contra el piso. Casey cayó inconsciente en mis brazos, sus costados sangraban a ambos lados...

Mierda, mierda, mierda...

El vacío me dirigió una última mirada y luego dio un salto monumental, saliendo por el techo, abriendo un nuevo boquete en él, lanzando una nueva lluvia de vidrios rotos hacia nosotros. Alcancé a cubrir a Casey con mi cuerpo antes de que cayeran.

No podía salir por el mismo agujero por el que había entrado, no, tenía que venir y abrir otro...

Ahora tenía flor de problema. Miré a Casey. No soy doctor, pero no necesitaba serlo para darme cuenta que estaba mal. Y Abril estaba por terminar igual... Mierda ¿Qué hacer? Me puse de pie, dudando aún entre seguir a la bestia o quedarme con Case.

Entonces el muchacho salió de alguna parte. Venía jadeando y cojeando, agarrándose el costado, lo más probable era que se hubiese roto algo.

.- Vete, corre con Abril.- Me dijo alterado.

.- Pero...

.- Corre, yo me haré cargo de él.

No esperé más. Dios, si algo le llegaba a pasar a Abril… Pensaba en eso mientras corría como loco... Ella no tenía nada que ver, ella no sabía nada de esto, lo mismo que Casey y de alguna forma se habían visto metidos en el medio ¿Por mi culpa? Creo que hasta ese momento no me había dado cuenta de lo que estaba pasando en verdad. Lo había tomado como algo molesto, algo curioso incluso... Pero hasta ese momento, no me había tomado en serio lo de ser Shinigami, pero, maldita sea, ahora se estaba metiendo con mi vida, estaba afectando a los demás, a los que me importan... Ya no era una joda, era real. Estaba pasando y mis amigos estaban metidos en el medio. No creí que todo esto fuese a ser un cambio para mí, no lo creí hasta ese momento... Era tiempo de aceptar en lo que me había convertido y de alejar el peligro de los demás.

2.-

Leonardo estaba de pie en una cornisa, mirando hacia la calle. Paseaba amparado por las sombras, cuando de pronto unas explosiones llamaron su atención. Las siguió hasta su origen y terminó sobre el edificio frente al centro comercial, justo en el momento en que una cosa salía volando del interior por el techo, abriendo un gran agujero en él y lanzando trozos de vidrios para todas partes.

Era un monstruo. Un monstruo de verdad…

.- ¿Qué demonios es eso? - Alcanzó a murmurar, antes de que su mirada se desviara hacia la calle, hacia la vereda de enfrente, por donde una figura pasó corriendo a gran velocidad.- ¿Y porqué demonios Raphael está corriendo por la calle vistiendo un kimono?- Se preguntó.

TBC