6.- LOS SHINIGAMIS DEBEN PROTEGER


1-

.- Esta noche, maldito. Esta noche no te me escaparás.

La sombra vestida de capa roja y kimono negro, saltó al vacío desde la azotea de un edificio, con una dirección fija en el horizonte.

.- Te ocultas en esa tienda ¿Eh, maldito? Pero de nada servirá, ya te encontré.

Sus altisonantes palabras fueron seguidas por una prolongada carcajada.

2-

Me lancé a correr lo más rápido que pude, creo que nunca antes había corrido así... Mierda, si algo llegaba a pasarle a Abril...

¿Por qué me estaba pasando esto? ¿Por qué a mí? Yo sólo quería que me dejaran en paz. Seguí corriendo a lo bestia, hasta que por fin pude ver la tienda de antigüedades. Saqué los dos sais en mitad del camino y de una patada abrí la puerta principal.

Casi esperaba ver al Vacío sosteniendo a Abril en mitad del aire, cruzándole el cuerpo con esos asquerosos tentáculos... Pero sólo me encontré a Abril, sola, con cara de terror, sosteniendo en sus manos una tacita de té que comenzaba a derramarse, mientras miraba hacia la puerta principal que yo acababa de abrir de golpe.

.- Pero ¿Qué...?.- Murmuró, mirando a través de mí. Por supuesto que no podía verme. Iba a ser inútil que intentara explicarle nada, inútil pedirle que se fuera de ahí lo más rápido que posible.

Podía sentirlo, estaba cerca... No íbamos a estar solos por mucho más, estaba por aparecer en cualquier momento, podía sentirlo como a mi piel, podía escucharlo venir. Abril depositó su taza de té sobre el mostrador, derramando casi todo en el proceso. Caminó temblorosa hacia la puerta.

Me hice a un lado para dejarla pasar mientras miraba a mí alrededor, sintiéndome cada vez más nervioso. Abril cerró la puerta nuevamente y se volvió a mirar hacia el interior de la tienda, retorciéndose las manos. Estaba parado junto a ella, pero era igual, no podía verme...

.- Abril... - Murmuré, poniéndome alerta. Era inútil llamarla porque no podía verme, no podía escucharme.- ¡ABRIL!- Volví a gritar como un desquiciado, pero era inútil pedirle que se moviera de ahí, aún cuando Vacío acababa de aparecer justo detrás de ella, del otro lado de la vitrina de la tienda, separados sólo por el cristal del aparador... Abril se volvió a mirar en mi dirección. No sé si pudo escucharme, pero por un instante me pareció que me estaba mirando.

Fue un segundo antes de que el vacío entrara a la tienda a través de la vidriera.

El estallido fue ensordecedor. Abril quedó paralizada en el acto con los ojos abiertos de par en par, inmóvil, incapaz de reaccionar. Todavía no sabía qué diablos había pasado tras ella mientras una lluvia de fragmentos volaba sobre su cabeza. Después de eso, todo pareció moverse en cámara lenta...

Unas manos gigantes aparecieron entre los trozos cristal y tomaron a Abril por la espalda. Me moví rápido, pero todavía trataba de llegar hasta ella cuando las manos ya la llevaban lejos...

Para cuando alcancé el aparador destrozado, el Vacío ya estaba en medio de la tienda, con Abril atrapada en los brazos, antes incluso que los pedazos de vidrio terminaran de caer al piso.

Me volví hacia ellos, justo cuando el último de los fragmentos caía al suelo. Muy lento, eso fue muy lento de mi parte. Abril estaba lívida de terror, paralizada, sin saber donde mirar... Ni siquiera podía gritar.

.- ¿Qué... qué está pasando...? Dios mío...- Murmuró débilmente.

Miró hacia abajo y se dio cuenta que estaba un par de metros por sobre el piso, trató de moverse, pero los fuertes brazos de la criatura le retenían... Tocó con sus manos alrededor de su cintura. Ella no podía ver los brazos, sólo tocaba un bulto enorme e invisible... Se le escapó un gritito desesperado, sus labios seguían murmurando incoherencias, comenzando a entrar en pánico absoluto. No la culpo, yo estaría igual.

.- ¡Déjala! - Grité con todas mis fuerzas a la mole que se alzaba tras Abril. La máscara blanca sólo me sonrió.

.- Estás desesperado, Shinigami, puedo sentirlo.- Me dijo con voz profunda.- Pero todavía no lo suficientemente desesperado.

Cerró sus garras alrededor de Abril. Ella aguardó un instante, tratando de descubrir que pasaba y lentamente se dio cuenta de la presión... Comenzó a gritar.

El bicho no dejaba de mirarme mientras la estrujaba. No iba a aguantar, si seguía así, Abril no iba a aguantar, comenzaba a apretarla cada vez más, Abril sólo gritaba... Di un paso al frente, casi temblando, sus gritos me estaban haciendo perder el control, no podía pensar, no podía hacer nada, sólo ver su expresión de dolor.

.- ¡Déjala! - Grité, casi supliqué.

Abría hecho cualquier cosa por detener sus gritos, pero la cosa sólo se reía. De pronto Abril se calló abruptamente, sus gritos se apagaron de improviso y su cabeza cayó hacia un lado.

.- Pobrecita.- Dijo el vacío.- ¿Cómo gritará cuando le arranque los brazos? - Diciendo esto, tomó cada brazo de Abril y la suspendió en el aire como una cruz humana. Comenzó a tirar de ellos.

Abril volvió a abrir los ojos. Sólo gritó una vez más y luego se quedó sin aire. Miraba a la nada con los ojos abiertos, aterrada. Y yo viendo como le retorcía la piel, el sonido apagado de los huesos...

Perdí completamente el control.

Con un rugido me lancé de cabeza hacia ese monstruo, ese desgraciado hijo de la gran... Tenía los dientes tan apretados que me hacía daño a mi mismo, pero un golpe seco en el rostro me hizo caer a mitad de camino.

Mi cuerpo golpeó el piso, destrozando el mostrador y luego una gran mole volvió a caer sobre mí, aplastándome contra el suelo y luego volvió a caer otra vez, y otra vez, y otra vez...

Maldita sea.

Había vuelto a olvidar la cola. Cuando por fin los coletazos terminaron, descubrí que todo a mí alrededor daba vueltas. Luché por permanecer conciente, tenía sangre sobre los ojos, no podía ver bien. Comencé a ponerme de pie... Esa risa, era todo lo que escuchaba. La risa y los gritos de Abril.

Abril.

Mierda, si algo llegaba a pasarle…

.- Ríndete, ríndete y tal vez te conceda una muerte rápida.- Rugió el Vacío.

.- Las pelotas...- Murmuré.

.- Ni siquiera eres un Shinigami, no tienes espíritu, sólo eres un gran estúpido vestido de kimono.

Me volví a mirarlo, apenas si lo podía enfocar.

.- Suéltala...- Dije una vez más.

.- ¿O sino qué? ¿Te pondrás furioso y te lanzarás a lo loco contra mí? me encanta cuando haces eso, es tan inútil y entretenido. Deberías aprender a controlarte.

.- Suéltala...

.- Te traicionan los impulsos. Ni siquiera los ves venir...

.- ¡Cállate!

Me lancé nuevamente, sais en alto, pero no llegué muy lejos. De pronto me quedé sin aire... Esta vez no había olvidado la cola, había olvidado los tentáculos.

Maldito.

Maldito, maldito, maldito...

Uno de sus tentáculos me había atravesado justo en medio del estómago, manteniéndome en medio del aire, no podía respirar... El tentáculo se agitó y me arrojó al suelo, allí me mantuvo aplastado, hasta que comenzó a salir de mi cuerpo, lentamente, con un gorgoteo repugnante. Dios, como dolía...

.- Es tan fácil sacarte de quicio.- Siguió hablando, sus palabras bailaban en mi cabeza.- Pero cambiemos de tema ¿Quieres ver como atravieso a tu amiguita?

Los tentáculos volvieron a salir de su cuerpo. Eran más que antes, demasiados, moviéndose alrededor, como si cada uno tuviera vida propia, curvándose y bailando alrededor... Y de pronto todos avanzaron hacia el cuerpo de Abril, como si acabaran de descubrirlo. Traté de moverme, pero no pude. En medio de la risa estrepitosa de la bestia, los tentáculos volaron hacia Abril.

Su cuerpo no se resistió a los brazos pegajosos que se enroscaron a su alrededor, levantándola en el aire. Traté de moverme, pero no pude, todo daba vueltas y me sentía tan débil, que apenas si lograba mantenerme conciente... Todo daba vueltas. Cerré los ojos, no podría soportar verlo, no podría siquiera imaginar el cuerpo destrozado de Abril... Pero nada ocurrió.

Esta vez no fueron los gritos de Abril los que escuché. No fue Abril quien gritó: Fue el Vacío quien rugió de dolor. Abrí los ojos y no pude reprimir una sonrisa...

Leonardo.

Mis ojos comenzaron a cerrase de a poco, intentaba permanecer despierto, pero las fuerzas se me iban... ¿Es que acaso me estaba muriendo? ¿Ese sería el final? Tenía un agujero en medio del cuerpo, probablemente sí.

Pero al menos Leo estaba ahí. Al menos Abril ya no se iba a morir. Leonardo nuevamente estaba por salvar el día y hacerme quedar mal. Lástima que me iba a morir sin poder darle las gracias... No sé de donde había salido, llegó de la nada y cortó los tentáculos del vacío con un golpe de la espada, recogió a Abril antes de que cayera al suelo y la puso en un lugar apartado.

Me vio por el rabillo del ojo. Pude ver su expresión... Sé que estoy cubierto de sangre, no debo dar buen aspecto, quisiera poder pararme y decirle que estoy bien, ponerme de pie y destrozar al bastardo con mis propias manos. Pero parece que él tendrá que ser el único héroe de la tarde.

"¿Qué se siente, Raphael?" Escuché de pronto una vocecita en mi cabeza.

.- ¿Qué se siente qué? - Le respondí.

"¿El dejar la cagada y sólo esperar a que alguien más la limpie por ti?"

.- ¿Qué dices? Nada de esto es mi culpa en primer lugar, yo no pedí ser Shinigami, no pedí estas responsabilidades.

"Las responsabilidades simplemente llegan, estúpido, no puedes librarte de ellas sólo diciendo que no las pediste ¿Es que acaso ya estás derrotado? ¿Te rendirás y esperaras tu muerte, o te pondrás de pie y pelearas como lo hacen los de verdad?"

Maldita voz en mi cabeza.

Me sacudí. No podía perder la conciencia ahora. Leo estaba luchando con el Vacío... rato después vi aparecer a Don y a Miguel. Los dos miraban en todas direcciones, viendo a Leo pelear contra algo invisible.

Seguro que sentían que había algo ahí, pero no podían ver nada. Tenía que ponerme de pie. Todo este tiempo pensé que estaba haciendo la tarea de alguien más, que sólo era un reemplazo... Ahora me doy cuenta que esto es en serio, que si no me lo tomo en serio, alguien va a terminar muerto. Y que la tarea es mía, nadie más la hará por mí. Nadie más debe hacerla por mí.

3.-

Leonardo los había llamado hacia cinco segundos atrás y habían llegado como una exhalación. Vieron la vidriera rota en la tienda de Abril y supieron que algo andaba horriblemente mal. Leo entró de inmediato, sacando las espadas y asestando golpes...

¿A la nada?

Don y Miguel habían sacado sus armas, buscando a su alrededor por el contrincante, pero en la tienda sólo veían a Abril tirada en el piso y destrozos por doquier, pero nada más. Leo saltaba y esquivaba cosas, pero nada estaba delante de él, era como si estuviese haciendo mímica. Hubieran creído que se había vuelto completamente loco, pero podían sentirlo. De alguna forma, había algo ahí, algo muy grande, aún cuando no lograban verlo, de alguna forma lo sentían.

Pero Leo lo veía, él lo veía claramente; había entrado justo en el momento en que la cosa pretendía atravesar a Abril con unos como tentáculos que salían de su cuerpo. Logró tomarlo por sorpresa y hacer que soltara a Abril, quitándola del medio. Sólo entonces vio a Raphael.

Estaba herido. Hubiera querido ir hasta él, pero la primera prioridad era contener a la criatura y alejar el peligro ¿Cómo diablos se había enredado Raphael con un monstruo así? Así era él, nadie más sabía meterse en problemas como él. Era un verdadero talento.

Vio a Miguel y a Don parados como bobos en el umbral sin hacer nada.

.- ¡Ataquen, maldita sea! ¿A qué demonios esperan? ¿Una invitación? - Les gritó fastidiado. Los dos lo miraron sin entender.

.- ¿Qué ataquemos a qué?- Preguntó Donatello.

.- ¿Es que no ven esta...? - Comenzó Leo, pero luego estudió sus rostros un poco más. Parecía imposible que no pudieran ver una masa de semejante tamaño parada exactamente frente a ellos… Pero eso era precisamente lo que estaba pasando. De alguna extraña e inexplicable forma, no eran capaces de ver a un monstruo que medía casi el total de la tienda.

.- ¡Vayan por Raph!.- Les gritó apenas esquivando los coletazos de la criatura. Fue lo primero que vio al entrar, tentáculos y esa cola gigante. No podía ser un monstruo a medias, no, debía ser enorme y lleno de apéndices.

Miguel y Don de inmediato se movieron, pero tras pasear sus ojos por toda la habitación se miraron entre sí, alarmados.

.- ¿Dónde está? - Preguntaron ahora.- ¿Dónde está Raph?

Leo se volvió hacia Miguel al borde de la exasperación, pero se quedó mudo e inmóvil. Miguel estaba parado justo al lado de Raphael, no había forma alguna de que no supiera que Raphael estaba justo ahí y sin embargo no lo veía ¿Por qué no lo veía? ¿Qué demonios pasaba con ellos? ¿Qué demonios estaba pasando?

Vio a Raphael comenzar a ponerse de pie.

.- Miguel.- Gritó Leo.- Da dos pasos hacia atrás.

Miguel le obedeció extrañado. De inmediato sintió una mano sujetarse de su hombro. Miró por el rabillo del ojo, pero no vio nada. Sintió escalofríos en todo el cuerpo.

.- Don.- Llamó nuevamente Leo y Donatello saltó a su lado.- Escúchame, cuado yo te diga, golpeas lo más fuerte que puedas en el lugar que te indique ¿Entendido?

.- Eh...si, ok. .- Contestó vacilante, poniéndose en guardia. Leo seguía moviéndose como si golpease y esquivase los golpes de un oponente invisible.

.- ¡Ahora, Don! Golpea con la cantera del bo, a la una en punto. Lo más fuerte que puedas.

Don hizo exactamente lo que le había ordenado Leo y de inmediato sintió que la punta de su bo tocaba algo sólido. Luego ese algo sólido se estremeció. Sí había algo ahí después de todo y sí, era invisible. Por alguna extraña razón, sólo Leo podía verlo.

Pero ese sólo golpe le bastó a Don para calcular aproximadamente sus dimensiones. Volvió a descargar otro golpe sin necesidad de que Leo le indicara las coordenadas. Leo sonrió, pero casi de inmediato la sonrisa se borró de su rostro.

Ese último golpe le había causado mucho dolor a la criatura, se volvió hacia Donatello con un rugido, Don sólo lo golpeaba, ignorante de cualquier otra cosa.

.- ¡Cuidado! - Gritó, pero no habría tiempo para advertirle. No esperó a que Don se volviera a verlo, saltó sobre él abrazando su cuerpo y recibió de lleno el coletazo de la bestia.

Ambos salieron disparados a través del ventanal roto, en dirección a la calle. Don aterrizó sobre la espalda, sintiendo como si un camión le hubiera pasado por encima. Abrió los ojos despacio y lo primero que vio fue a Leo sobre él, su cabeza colgaba lánguida hacia un lado.

.- ¿Leo? - Llamó, pero no hubo respuesta. Lo sacudió por el hombro, pero tampoco hubo respuesta esa vez. Levantó su cabeza, tratando de hacer que lo mirara, pero estaba completamente inconsciente. Entonces su mano tocó algo húmedo tras su cuello. Levantó la mano frente a sus ojos, arrugando la frente.

Rojo.

.- Mierda.- Masculló.

Leo se movió un poco, gimiendo.

.- Leo, despierta...- Volvió a sacudirlo Don, pero Leo reaccionaba muy lentamente.

.- Don...- Logró hablar, sin moverse, sin abrir los ojos.- Sal de aquí.

.- ¿Qué?

.- Muévete. Viene en esta dirección.

Don alzó la vista instintivamente, pero no vio nada.

.- Vamos, Leo, ponte de pie.- Dijo nervioso, comenzando a moverse.

.- No pierdas tiempo, ahí viene...

Donatello miró hacia delante, pero resultaba completamente inútil porque lo que fuera que estuviera viniendo en su dirección, era incapaz de verlo.

.- ¿Qué viene, maldita sea?- Siguió, frenético, tratando de mover a Leo.- Ponte en pie de una vez.

.- No entiendes, Don, no puedo moverme...- Respondió con un hilillo de voz.

Donatello miró a Leo sobre él y luego hacia el frente, sintiendo una vibración bajo sus pies. Tenía razón, algo venía.

.- ¡Don!

Donatello se enrolló cubriendo el cuerpo de Leo y cerró los ojos con fuerza. Lo que fuera, ya estaba sobre ellos.

.-

TBC