10.- ¿QUIÉN DIABLOS ES ESTE GUSANO?
Era difícil saber cómo habían resultado las cosas al final, o como nos sentíamos con todo lo que había pasado. Le había prometido a Leo que me encargaría de reparar su habitación, pero me dio la impresión de que no le importaba mucho si ahora tenía dos puertas... Era lo que menos le preocupaba en todo caso. Al menos ahora parecía aliviado de que el viejo se hubiese ido de una vez, de una vez y en paz. Me pareció que fue lo único bueno que sacó de todo esto, asegurarse de que padre iba a estar bien. Una cosa menos de que preocuparse.
El resto del día fue como una taza de leche. Fue a la noche cuando todo cambió. Había empezado como siempre, conmigo corriendo de aquí para allá matando monstruos, exorcizando almas, etc. Rutina a esas alturas. Pero al cabo de un rato, las cosas dieron un giro inesperado. Se suponía que sería la última tarea de la noche, pero para cuando llegamos al lugar señalado, el Vacío de turno ya estaba muerto.
.- Pero...- El chico se inclinó sobre el cuerpo muerto del Vacío, confundido.
.- Pero ¿Qué? Está muerto, esa es la idea ¿No? Vámonos, esta noche hay futbol y, por una vez, me quiero quedar en casa.
.- Espera...
.- ¿Qué espere qué, maldita sea?- Pregunté con fastidio.
Yan se puso de pie.
.- Hay alguien más aquí.
Me volví a ver mis espaldas. La calle estaba vacía a esa hora de la noche, el piso lavado por la lluvia de esa mañana y las luces de las aceras reflejándose en el pavimento mojado.
.- Es verdad.- Dije, acercándome al gusano.- No estamos solos ¡Sal de ahí de una vez!- Grité a la figura que nos observaba desde la esquina de la calle, a sólo unos metros de nosotros. No la había notado antes, pero ahora era fácilmente visible. Además, era obvio que me estaba mirando y considerando que nadie, salvo raras excepciones, podía verme, resultaba interesante.
La figura se movió lentamente en nuestra dirección, con extremo cuidado, paso a paso, por lo que me parecieron horas, hasta que por fin estuvo a unos metros de nosotros, bajo la luz de uno de los focos de la calle, en donde se quedó quieto y en silencio, dejándose observar.
El gusano y yo nos lo quedamos mirando, sin tener idea de quién era ni de donde había salido y esperábamos a que fuera él quien aclarara el asunto, pero el extraño sólo estaba plantado ahí, con una mano en la cintura y con expresión de suficiencia. Vestía un kimono negro como el mío y encima de los hombros una larga capa roja y eso era todo lo que podía ver desde donde estaba.
.- ¿A qué viene tanta parsimonia?- Le pregunté a gritos cuando ya me pareció que la cosa estaba alargándose demasiado.- ¿Nos vas a decir de una vez quién diantres eres o nos vas a tener parados acá toda la noche?
El extraño parpadeó sorprendido.
.- Lo siento, no quería arruinar el momento saltando apresuradamente. Me pareció que sería más dramático si me revelaba lentamente entre la bruma…
Me quedé mirándolo un segundo, luego miré a mi alrededor, luego el gusano me miró a mí arrugando la cara.
.- ¿Cuál bruma?- Pregunté extrañado.
.- Bueno, habría sido fantástico si hubiese habido bruma, pero nunca están las cosas cuando uno las necesita ¿No?- Respondió molesto.
Tenía las cejas tan juntas en un esfuerzo por entender de qué hablaba ese sujeto, que me había empezado a doler la cara. Sacudí la cabeza.
.- Basta de esto… ¿Quién eres, de dónde diablos saliste y qué demonios quieres? Sé breve, porque la verdad es que no sé si realmente me importa quedarme a escucharte.
El sujeto soltó una carcajada, una enorme y larga carcajada, con aires de superioridad y luego comenzó a avanzar nuevamente hacia nosotros, haciendo el resto de los detalles de su persona mucho más claros: Tenía el pelo largo, color rojo brillante, atado en una cola de caballo, a su cintura colgaba un sable largo y apoyaba su mano en la empuñadura con descuido.
Al ver el arma comencé a prestar más atención a sus movimientos, pero permanecí tranquilo. Yan, en cambio, comenzó a revolverse nervioso, hasta que finalmente dio un par de pasos en dirección al extraño.
.- Es ¡El Capitán! - Gritó, volviéndose hacia mí.- Es el capitán del catorceavo escuadrón, mi superior.- Me explicó y luego se volvió hacia él otra vez.- Señor, seguro que querrá una explicación por todo esto, verá, es más fácil de explicar de lo que parece...
El sujeto le lanzó a Yan una mirada fulminante que de inmediato le hizo cerrar la boca.
.- ¡Silencio!- Dijo con voz altisonante. Luego se volvió hacia mí, con esa misma mirada fulminadora. Me crucé de brazos y la aguanté. Si lo que quería era enfrascarse en una guerra de miradas asesinas, no sabía con quién se estaba metiendo.
.- Creo que ya estás exagerando la tensión del momento.- Le dije fastidiado.
De inmediato su cara se relajó.
.- ¿De verdad?- Preguntó genuinamente interesado.- En ese caso, me saltaré el momento de la expectación e iré de inmediato a la presentación.- Carraspeó y tomó aire.- Mi nombre es Lord Egghelhead III. – Pronunció con voz de megáfono.
.- ¿Quién...?
.- Dije que soy Lord…
.- Sí, sí ya escuché. Suficiente con la presentación.
.- ¡No he terminado! ¿Cómo te atreves a interrumpir mi introducción? Eso tan descortés, tan grosero, tan…
.- ¡Está bien! Termina tu asunto, pero, por Dios, que sea rápido.- Le dije, comenzando a sentir la sombra de una jaqueca sobrevolando mi cabeza. El extraño volvió a carraspear.
.- Como iba diciendo, soy Lord...
.- Esa parte ya la dijiste.
.- ¡Maldita sea! ¿Será que puedo tener un poco de respeto aquí? - Casi gritó, comenzando a sulfurarse. Lo miré un segundo y luego me volví hacia Yan.
.- Tú conoces a este sujeto ¿Quién dijiste que era? ¿Qué diablos hace aquí? - Le pregunté, el chico se acercó a mí sin quitarle la vista de encima al otro sujeto.
.- Pues...- Comenzó, pero los gruñidos del capitán lo interrumpieron.
La cara del hombre ya se estaba poniendo tan roja como su pelo.
.- ¡Soy Lord Egghelhead III! Capitán del catorceavo grupo Shinigami, el más temido de los capitanes, el maestro de la técnica de las mil espadas, el terror de Vacíos, conquistador de las chicas, el soltero más codiciado, el agujero en el queque... Ese soy yo ¡Conocerme es temerme!
Quedé con la boca abierta. El tipo tenía las manos en la cintura y reía como un lunático. De pronto se calló de improviso y se volvió a verme.
.- ¿Qué te ha parecido, bellaco? Total ¿Verdad? Ah, veo que no puedes hablar ¡Estás petrificado por el asombro!
.- Tienes que reconocer que es muy genial.- Me dijo de pronto Yan en voz baja.
.- Bien.- Volvió a hablar el capitán.- Y ya que te he hecho temblar de miedo, pasemos a lo importante...- A continuación, extrajo de su capa un rollo de pergamino que estiró frente a sí.- Los cargos de los que se te acusa son muy graves: Usurpación ilegal de funciones Shinigami, uso indebido de la zanpakuto, deportación no autorizada de almas ¿Cómo te declaras? - Me preguntó.
.- ¿Qué...? - Exclamé boquiabierto, el tipo alzó una ceja.
.- Dije que se te acusa de...
.- Sí, sí eso ya lo escuché, fue un ¿Qué? De ¿Qué diablos quieres decir?
.- Debería haber quedado suficientemente claro ¿Lo repito?
.- No, por dios, no.
.- Dijiste que no habías entendido…
.- Por favor, sigue adelante.
.- Bien.
El sujeto volvió a carraspear y siguió leyendo el pergamino.
.- He decidido encontrarte culpable de todos los cargos, así que te condeno a ser eliminado por mí en el acto.
.- ¿Qué...? No, olvida que dije eso...- Me apresuré a corregir.
.- Espera un momento capitán.- Interrumpió de pronto Yan.- Es todo un malentendido, déjame que te lo explique...- El sujeto le miró frunciendo el ceño, extrañado, como si recién se percatase de la presencia del chico.
.- Tú otra vez y esta es la segunda vez que me llamas capitán ¿Acaso nos conocemos? - El chico dejó caer sus hombros con desánimo.
.- Claro que sí, señor ¿No me recuerda? - Preguntó el chico, extrañado.- Soy el segundo subteniente de su escuadrón...- El tipejo se cruzó de brazos y le observó de arriba abajo, frunciendo la boca.
.- Pues no sé, es difícil decirlo...
.- Tal vez sea por el kimono, normalmente lo traigo puesto, pero se lo tuve que prestar a este salame que ve aquí al lado...
Tuve que darle un sopapo al enano. Por mí, ya había tenido suficiente.
.- Ya que se conocen, arréglenselas ustedes, yo me voy...- Dije, dando media vuelta.
.- ¡Alto! – Gritó el capitán.
Sentí claramente como la paciencia se escurría de mi cuerpo.
.- ¿Y ahora qué quieres, Lord…?- De veras traté de recordar su nombre.- Eso…
.- ¿Acaso crees que te librarás de mí tan fácilmente? La personificación de un Shinigami es un delito muy grave, jovencito y me aseguraré de hacértelo pagar.
Comencé a sentir un enorme cansancio mental.
.- Escúchame, esquizoide- Le dije.- No tengo la más reputa idea de lo que estás hablando, y francamente no me importa, así que vete de aquí antes de que te haga surcar el cielo azul de una patada en el culo...
Antes de que el capitán pudiese decir nada, Yan se interpuso entre nosotros.
.- Pero, capitán, es un error, este tipo de aquí es Raphael, y no ha usurpado nada, tuve que cederle mis poderes por un tiempo porque...
.- ¿Y tú quién diablos eres? - Le interrumpió el capitán.
.- Ya se lo dije señor, soy su segundo sub…
.- Creo que sólo tratas de confundirme para evitarle a este bellaco insolente su castigo.
.- Pero señor, si me escuchara por un segundo, mi nombre es Yan Shimoda, su segundo subteniente, tuve que cederle mis poderes al bellaco por un tiempo…
.- ¿Shimoda? ¿Tú eres Yan Shimoda?
.- ¿Realmente no se acuerda de mí?
El sujeto pareció pensarlo un instante, pero luego se volvió bruscamente a mirarme.
.- ¿Y este sujeto quién es? Dios mío, no lo había notado antes ¡Es verde!
Yan se golpeó la frente con la palma de la mano. Yo había visto sujetos tontos y este.
.- Capitán, déme un segundo y se lo explicaré todo.- Volvió a insistir Yan.
Terminamos todos sentados en el piso de la calle, mientras el gusano trataba de hacer entender al capitán. Durante todo el rato se limitó a sostenerse la barbilla y mirar hacia el piso, asintiendo de vez en cuando. Para cuando Yan terminó su relato de cómo era que yo ahora realizaba sus funciones, todos nos quedamos en silencio. Finalmente, el sujeto de cabello rojo alzó la mirada.
.- Bien...- Dijo, mirándonos.- Creo que por fin me ha quedado todo claro.
Gracias a Dios, pensé. Pero de pronto se puso de pie de un salto desenvainando la espada que llevaba al cinto y apuntó a Yan con ella. Podía ser estúpido, pero era rápido.
.- Entonces creo…- Le dijo al chico.- Que es a ti a quien debo eliminar. – Yan retrocedió en el suelo al ver la espada.- Y a ti también.- Dijo, apuntándome a mí esta vez.- ¡Creo que debo eliminarlos a ambos, buahahahahahahaha!
.- Por Dios, esa risa...- Murmuré poniéndome de pie.- Veo que no has entendido nada de nada.- Dije en voz alta.- ¿Tendremos que explicártelo todo de nuevo, Lord... eh... Lo que sea?- El sujeto montó en cólera.
.- Es Lord Egghelhead III.
.- ¡Basta!- Le interrumpí con fastidio.- No vas a empezar de nuevo con eso.
Me miró furioso.
.- Así que estás ansioso de que te elimine de este mundo ¿Verdad?
.- ¡Yo seré quien te elimine de este mundo! - Grité decidido, pero Yan me detuvo por el brazo antes de que pudiera saltar sobre él.
.- Espera, no sabes lo que haces ¡Es un capitán Shinigami! - Me dijo en tono de advertencia. Me volví hacia él hecho una furia.
.- Escúchame gusano, te he soportado durante todo este tiempo, he hecho todo lo que has pedido, pero ya estoy harto de toda esta payasada ¿Entiendes? ¡Harto!
.- Pero...
.- Nada de peros, me deshago de este tonto y luego nos vamos.
.- Si tan sólo esperaras un segundo...- Insistió el chico, pero una carraspera nos interrumpió. Nos volvimos hacia el capitán. Parecía molesto.
.- ¿Cómo se atreven a ignorarme? Tienen frente a ustedes al más temible enemigo ¡Ríndanse y prepárense a morir! - Gritó de vuelta.
Me di vuelta hacia el gusano, sacudiendo la cabeza, ya completamente cabreado.
.- Dime que esto es una broma.
.- Es una broma.
.- Pero no lo es ¿No?
.- No.
Yan avanzó unos pasos hacia el capitán, éste lo miró desde arriba, como si se tratara de un insecto en el piso, Yan era por lo menos un metro más bajo.
.- Escúcheme, señor, creo que todo esto es sólo un malentendido...- Había comenzado otra vez, pero se detuvo al ver la sonrisa siniestra del sujeto.
.- No... Me ha quedado todo claro.- Dijo con voz profunda. De pronto, de la nada, a una velocidad increíble, sujetó al chico por el cuello y lo levantó del piso, manteniéndolo suspendido en el aire frente a sus ojos.
Saqué los sais.
.- Tú.- Dijo mirando a Yan con desprecio.- Despreciable gusano.
Yan se debatió entre su garra, tratando de separar sus dedos de su garganta.
.- ¿Por qué todos insisten con lo de gusano?
.- ¡Deja de bromear ahora!- Le grité al chico antes de volverme hacia el capitán.
.- Mal, mal, Lordy, elegiste un pésimo momento para jorobarme. Será mejor que pongas al gusano en el suelo ahora mismo antes de que en verdad me enoje.
El tipejo se echó a reír, buahahaha y todo lo demás; luego se volvió a ver a Yan, como si sostenerlo del pescuezo fuera lo más entretenido del mundo. No podía negarlo, la idea tenía su encanto.
.- ¿Quieres a éste? - Preguntó.- Entonces ¡Tómalo!
Antes de que pudiera adivinar lo que iba a hacer, me arrojó al gusano al cuerpo con una fuerza impresionante, sin que tuviera que hacer mayor esfuerzo para lograrlo, sólo un simple movimiento de su brazo.
El muchacho me llegó en medio del estómago, tirándome al suelo. Terminamos los dos en el piso, a varios metros de distancia. Lo mismo hubiera sido que me lanzase una roca con una catapulta ¿Cuánta fuerza tenía ese sujeto? Me quedé de espaldas en el pavimento escuchando aturdido la risa del muy imbécil. Tardé más de un par de minutos en volver a enfocar de nuevo la vista.
Sentía el peso de Yan sobre mí, lo llamé. Tardó en contestar, pero finalmente me murmuró unas incoherencias en respuesta.
.- Salte de encima mío.- Le dije con urgencia.- ¿Cómo puedo pelear si estás sobre mí así?
.- Dame un momento, quieres.- Respondió con voz pastosa. Al fin logró arrastrar su cuerpo fuera del mío.
El capitán había venido hasta nosotros y nos miraba a sólo unos metros de distancia.
.- Creo que los que no entienden nada aquí son ustedes.- Nos dijo.
.- ¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? - Pregunté mientras me ponía de pie. Al menos podía usar esa compulsión a hablar chorradas para ganar tiempo y recuperarme.
.- Porque ya sé toda la verdad, no pierdan su tiempo en tratar de engañarme.
.- ¿Otra vez con lo mismo?- Exclamé al borde de la exasperación.
El sujeto frunció el ceño y dio un paso más delante de nosotros.
.- Yan Shimoda, el verdadero Yan Shimoda.- Siguió.- Murió hace unos meses atrás en combate ¿Cómo podría no saberlo si fue uno de mis subtenientes? - Luego se volvió al muchacho y le apuntó con el dedo.- Tú, en cambio, no eres más que un alma modificada que ha usurpado su lugar.
El chico se puso de pie en el acto, con los ojos desmesuradamente abiertos.
.- Usurpaste el cuerpo de Shimoda una vez muerto y te hiciste pasar por él para escapar de la Sociedad de Almas, ahora que todas las almas modificadas han sido condenadas a muerte. Todo este tiempo has estado fingiendo ser un Shinigami ¡Y este tipo verde es tu cómplice!
Me volví hacia el gusano en busca de una explicación, pero descubrí la misma confusión en él. Estaba tan aturdido que apenas si lograba hablar.
.- Yo... no, no puede ser ¡Yo soy Yan! ¡Y no estoy muerto! No he usurpado el cuerpo de nadie.
.- ¿Ah si?- Dijo en tono de burla el sujeto, dando un par de pasos más hacia el muchacho.- Si es así, entonces no tendrás problemas en contestar unas cuantas preguntas.
El capitán no esperó respuesta, tomó aire y comenzó como una ametralladora.
.- ¿Dónde nació Yan? ¿Desde hace cuánto que es un Shinigami? ¿A qué grupo perteneció antes? ¿Cuál es el nombre de su Zanpakuto?
Me volví hacia Yan. Tenía la boca abierta, pero nada salió de ella. Ni una palabra. Pasó varios minutos sumergido en un silencio sepulcral... De pronto vi como sus ojos se le llenaban de lágrimas.
.- Yo... yo...- Balbuceaba.- Yo... No lo sé... No lo recuerdo... No...
El capitán dio otro paso hacia él, sonriendo con satisfacción.
.- ¿Y qué es lo que sí recuerdas?
Yan lo miró con auténtico terror.
.- Yo... yo... Recuerdo... Un lugar... Un lugar oscuro... Muchos, muchos hermanos... todos aguardando... todos esperando... yo...- El rostro del chico no dejaba de temblar.- Oh... por Dios... Todos esperando ser destruidos... Esperando el día en que... Seríamos eliminados... – Yan se cubrió la boca con la mano, abriendo aún más grandes los ojos.- Oh... por Dios... Es verdad. Soy un alma modificada.
El tipo del pelo rojo se echó a reír.
.- Sí, todas las almas modificadas fueron condenadas a la muerte. – Dijo mientras caminaba hasta quedar a sólo unos centímetros del chico.- Porque eso es lo que tú eres, un alma modificada. No un Shinigami.
Yan no se volvió a mirarlo, tenía la vista pegada al suelo, todo su cuerpo temblaba, mientras sus ojos amenazaban con salirse despedidos de sus órbitas.
Y yo... Yo ahí, sin entender un carajo.
.-
TBC
