13.- LO QUE CONFUSO COMIENZA...


.- Cuando me mataron esos vacíos...- Comenzó el espíritu.- El alma modificada insistió en querer ayudarme, pero yo no la dejé. Cuando morí, el alma modificada pasó a ocupar mi cuerpo vacío. No sé cómo lo hizo. Tal vez fuera un acto reflejo, no lo sé...- La aparición se perdió un instante en sus pensamientos, haciendo memoria. Viéndolo parado frente a mí, era igual a Yan, sólo que más transparente...

Miré a mí alrededor: las hojas de acero de los cientos de espadas seguían detenidas esperando sobre nuestros cuerpos. Un poco más allá, el capitán nos miraba con la misma cara desquiciada de hace un rato cuando las espadas estaban a punto de convertirme en un alfiletero gigante ¿Es que no se había dado cuenta de lo que estaba pasando frente a sus narices?

.- Está paralizado.- Explicó el fantasma.

.- ¿Ah, sí?

.- Sí. No puede moverse, al menos por un rato, lo suficiente como para que te explique lo que está pasando.

.- Por favor…

.- La Sociedad de Almas creó a las almas modificadas y luego, sin más ni más, decidió sus muertes.- Comenzó el espíritu.- No me pareció justo. No quise que esta pobre criatura muriera, por eso la conservé. Al morir y darme cuenta de que ocupaba mi cuerpo, simplemente la dejé. Parecía feliz de hacerlo. Creo que por eso lo dejé continuar con todo esto, le cedí mis poderes Shinigami y me oculté en la Zanpakuto. La única diferencia entre Shinigamis y almas modificadas, es que a ellas las armas no les obedecen, pero siendo yo mismo la Zanpakuto, no había problemas. – La figura semitransparente sonrió.- Como yo le había cedido mis poderes al alma modificada, él pudo cedértelos a ti.

Me quedé mirándolo, tratando de asumir todo eso.

.- Me parece fantástico que haya una explicación tan razonable para todo este queso, pero me hubiera gustado que no tuvieran que meterme a mí en el medio. Nada me compensará todas las molestias por las que he tenido que pasar.- Le dije, fastidiado. La figura entrecerró los ojos.

.- ¿Molestias? Yo soy el que ha tenido que estar todo este tiempo apretujado en ese maldito sai, así que no me hables de molestias.- Me respondió.- Además, de no haber sido por nosotros, esos Vacíos que se metieron en tu casa los habrían liquidado a todos.

.- No sé por qué creo que de no haber andado ustedes cerca de ahí, nada de eso habría pasado.

.- Puedes creer lo que quieras, Raphael, pero todo esto ha sido cosa del destino.

Oh, pero que manera tan barata de escurrir el bulto, pensé.

.- Francamente.- Dije.- Ya sólo quiero irme a casa, así que si terminaste con tu cuento, me gustaría deshacerme de este lunático del pelo rojo.

.- Faltaba más.

Diciendo esto se dio media vuelta dándome la espalda.

.- En unos segundos, todo volverá al tiempo real.

.- ¿Cómo es eso?

.- He mantenido el tiempo detenido durante todo este rato, pero el efecto está por acabar. De ahí en más, dependerá de ti.

No tuve tiempo de agregar nada más, las hojas de las espadas apuntando hacia mí habían comenzado a moverse otra vez, todas en mi dirección. Sin siquiera tener que pensarlo, ya tenía ambos sais en las manos y estaba bloqueando las puntas afiladas a mí alrededor a la velocidad de la luz.

Me sorprendí a mí mismo, apenas si podía ver la sombra de mis brazos al moverse... Y eso no era todo. No estaba solo.

Tras de mí estaba la figura semitransparente, destrozando las espadas a mi espalda a una velocidad sorprendente. Peleaba a mi lado usando una espada larga, la misma espada que le había visto usar a Yan la primera vez que lo vi.

Seguimos avanzando por aquel laberinto hecho de hojas de acero, eliminándolas a nuestro paso, hasta que el camino hacia el capitán estuvo a la vista: Habíamos apartado todas las espadas que le protegían y ahora estaba solo, justo frente a nosotros, mirándonos con los ojos desorbitados, sin podérselo creer...

.- E-esa ¿Esa es tu Liberación Prohibida? ¿El espíritu del verdadero Yan es tu Liberación Prohibida? - Preguntó con voz temblorosa. Fue lo único que alcanzó a decir antes de que le calzara un golpe con el sai en medio del estomago.

Salió despedido hacía atrás y su espada, la única que quedaba, rodó por el pavimento. Ya no quedaban más espadas a nuestro alrededor. Ya no quedaba capitán, de ahí no se pararía, estaba seguro. El espíritu de Yan se dejó caer sobre su espada apoyada en el piso, resollando.

.- No pensé que los espíritus podían cansarse.- Comenté, tratando de recuperar el aliento.

.- Cállate.- Gruñó.

La figura semitransparente se enderezó y comenzó a caminar hacia el cuerpo del capitán extendido en el suelo, abierto de brazos y piernas como una gran cruz. El espíritu del verdadero Yan se le quedó mirando desde arriba.

.- Capitán.- Lo llamó.

El capitán se volvió a verlo, con los ojos apenas abiertos. Un hilillo de sangre le caía de la comisura de su boca.

.- Es Lord Egghelhead III, mi nombre es Lord Egghelhead III ¿Cómo es que nadie puede decirlo bien?- Dijo débilmente.

.- Quizás si no fuera tan condenadamente largo…

El capitán se volvió a verlo con angustia.

.- Lo siento...- Dijo.

El espíritu lo miró sorprendido, pero el otro no le dio tiempo de preguntar nada.

.- Debí estar ahí. Debí estar ahí cuando...

.-Shhh.- Lo hizo callar el fantasma.- No hay nada que reprocharte.

.- Pero...- Insistió el capitán. Intentó moverse, pero volvió a caer de espaldas con un quejido. Se quedó mirando boca arriba, con la mirada perdida en el cielo.- Creí que si me encargaba de vengarme de quien usurpó tu cuerpo, entonces podría perdonarme por no haberte ayudado...

.- No había nada que pudieras hacer, fue sólo el destino. Tuve mala suerte, supongo.- La figura suspiró largamente, se inclinó y puso una mano en el hombro del capitán dándole una palmadita.

El capitán pareció soltar el aire que tenía acumulado en una sola exhalación, cerrando los ojos. Parecía aliviado...

.-Ese muchacho...- Siguió el espíritu del verdadero Yan, señalando con la cabeza hacia el gusano tirado en el suelo.- Ese muchacho no tiene la culpa. Todo este tiempo sólo ha querido hacer las cosas bien. En parte estuve feliz de que lo hiciera, me preocupaba que nadie se fuera a hacer cargo de mis deberes ahora que ya no estaba. Pero él lo hizo todo muy bien.- El capitán abrió los ojos y frunció el ceño, con la mirada todavía pegada en el aire frente a sí.

.- ¿Y qué sugieres entonces? - Preguntó seriamente.

.- Déjalo continuar.

.- Pero...

.- Sólo diles que todo ha sido un error, que no he muerto. No notarán la diferencia.

.- ¿Estás seguro?

.- Absolutamente. Tómalo como un último deseo.

El capitán guardó silencio. Pasaron varios minutos sin que ninguno de los dos dijera nada.

.- Está bien.- Dijo al fin.- Pero se quedará en mi escuadrón. Y aprenderá un poco de disciplina.

El espíritu sonrió y de inmediato se puso de pie.

.- Gracias, capitán.- Murmuró. El capitán sólo asintió, luego el espíritu del verdadero Yan se volvió hacía mí.

.- Creo que debemos curarle las heridas al capitán.- Me dijo. Me crucé de brazos.

.- Estás loco. Yo mismo estoy todo maltratado. Que se cure él mismo, después de todo, toda esta salsa ha sido culpa suya.

.- ¿Cómo puedes decir una cosa tan insensible? - Me preguntó, molesto.

.- Fácil. Muevo los labios y ¡pop! Salen las palabras.

Sin decirme nada más, la figura se volvió hacia el muchacho tirado en el suelo. Con la punta del pie lo movió un poco.

.- ¿Hasta que horas piensas quedarte ahí descansando?- Le preguntó.

El chico abrió un sólo ojo y miró a su alrededor. Quedó boquiabierto al ver a quien tenía ante sí.

.- ¡Amo! - Casi gritó, incorporando la mitad del cuerpo afirmándose sobre los codos para verle mejor.

.- Menos amo y más trabajo ¡Vamos! En pie...

.- Pero es que yo...- Comenzó el gusano, pero luego se dio una mirada a sí mismo.

Desde luego, toda su ropa estaba cubierta por grandes manchones de sangre, pero, sus heridas... Sus heridas ya no estaban. El muchacho se pasó las manos por el pecho y los costados, sin encontrar nada. Se volvió a ver al espíritu, perplejo. Éste lanzó una carcajada.

.- ¿Acaso no recuerdas cuál es tu habilidad especial como alma modificada? - Preguntó. El pobre chico le miró sin comprender.- Tienes una extraordinaria habilidad para recuperarte de las heridas más graves y sanar a los demás. Bastante conveniente ¿No? Ahora que estás bien, tal vez podrías encargarte de nuestro pobre capitán y de este chico. Y a propósito de él…

El espíritu se volvió a verme con curiosidad.

.- Es increíble la cantidad de poder espiritual que tienes.- Dijo.- Es una pena tener que desperdiciar eso, si te interesa tal vez podríamos…

.- No. Déjalo, está bien así, te aseguro que no me interesa.

Lo que fuera, si tenía que algo ver con cualquier cosa remotamente cercana a todo lo que había vivido esas últimas semanas, entonces era un no rotundo. Por mí había sido suficiente, gracias.

.- Vale, vale. Pero… Quién sabe, quizás en el futuro…

El espíritu se me quedó mirando con una expresión extraña, pero no volvió a decir nada más hasta que el gusano acabó de parchar al capitán.

Después de que el muchacho terminó de atender mis heridas, llamé a mi otro yo para que viniera de inmediato, algo me decía que mis días de Shinigami estaban llegando a su fin, gracias a Dios. No veía la hora de quitarme ese ridículo kimono.

Al finalizar, el muchacho se volvió hacia la figura del verdadero Yan Shimoda y se arrojó de rodillas a sus pies.

.- Por favor, amo ¡Perdóneme!- Comenzó.- Yo sólo quería...

.- Sí, sí, sí. – Le interrumpí.- Él ya te ha perdonado todo y ahora va a decirte lo bien que lo has hecho y lo orgulloso que se siente de ti ¿No es verdad? – Me volví a preguntarle al espíritu, pero él sólo me miró perplejo.- Saltémonos la parte en que este payaso semitransparente te dice que te ha elegido para continuar con su labor para que podamos irnos a casa de una vez.

El gusano se me quedó mirando con la boca abierta, luego se volvió hacia el espíritu con una mirada expectante.

.- Bien.- Dijo el espíritu.- Yo lo habría dicho de un modo más solemne, pero sí, este simio verde tiene razón.

.- ¡Ey!

.- ¿De verdad? ¿De verdad puedo seguir siendo Shinigami? ¿De verdad?

El espíritu asintió.

.- Haz lo mismo que hizo Raphael la primera vez.- Le dijo. Casi de inmediato, la figura comenzó a resplandecer hasta convertirse de nuevo en el haz de luz sin forma. En esa forma, volvió a volar hasta uno de mis sais y se introdujo en él.

Antes de que la hoja dejase de brillar, una voz salió de su interior.

.- ¿Raphael?- Llamó. Me volví a ver de mala gana.

.- ¿Qué demonios quieres ahora?

.- Gracias...

No me esperaba eso. Iba a responder, pero cualquier cosa que hubiera podido decir estaría demás. Le extendí los dos sais al gusano.

.- Ya lo escuchaste.- Le dije.- Debes hacer lo que yo hice la primera vez.

El chico me miró con los ojos como platos y luego miró los sais. Los recibió con manos temblorosas, se les quedó mirando como hipnotizado por un buen rato, hasta que me vi obligado a sacarlo de su ensueño.

.- Hazlo de una vez. – Apuré.

El gusano levantó ambos sais y aplicó la punta de las hojas a su pecho, tomó aire y, de un solo golpe, las hundió profundamente…

.-

TBC