Rosa marchita
Weno hemos llegado a un nuevo capitulo, lka verdad es que pretendía hacer esta historia mas corta peor las cosas se me escaparon nn, solo espero que no les moleste jojojojo. No queda mas que decir que les agradesco los reviewa y comentarios que son un gran apoyo para ir mejorando este fic nn, está dedicado por entero a pequeña chisai (amiga!!! Ti hecho de menos T.T, pero ya volveras y tonces jojojojojo grrrrr ;) ute sabe :p) cualquier cosa a mi mail
Capítulo 5: Un último trabajo
Sus abrazos y besos, caricias, sonrisas y miradas. Todo aquello lo mantenía con la eterna esperanza de continuar delante de que aquella pesadilla finalizara de una vez. Simplemente sabía que si volvía a su acostumbrada soledad ya no saldría de su abismo mas junto a el, junto a horo horo siempre tenía escapatoria. Cada mañana despertaba entre su abrazo, un abrazo inocente del primer amor, cuando aun se es muy joven para necesitar algo mas y entonces olvidaba cualquier pesadilla. El negro futuro al que estaba aun encadenado. Ya había pasado una semana desde que su vida se había tornado un especie de paraíso a punto de caer, de cristal trizado tan brillante como aquellas lagrimas que cayeron de los ojos de su koi cuando le dijo que lo amaba. Sin embargo pensó con pesar que ese día ya no podría escapar del trabajo, llevaba demasiado tiempo desaparecido y le debía una cita a su nueva víctima. Su corazón temblaba cada vez que se preguntaba como planteárselo al ainu, decirle que esa noche dormiría con alguien mas y que llegarían mas lejos de lo que ellos habían siquiera pensado en llegar, que aun era un asesino y trabajaba para su padre. Temía perderlo... quizás demasiadas veces, en momentos el miedo no lo dejaba respirar y entonces siempre estaba horo atrás para abrazarlo y tranquilizarlo. "te amo... siempre estaremos juntos" no podía evitar cerrar los ojos y rogar por que fuera verdad. El era su luz y sin el todo volvería a la profunda oscuridad de la realidad, a aquella niebla en la que perdió todo sentido. Si el peliazul lo dejara entonces todo volvería a ser como antes y no creía tener las fuerzas para resistirlo. Ya no mas...
Una semana, el tiempo parecía volar... era aun muy temprano pero ya estaba despierto pensando en su koi, como siempre. Ya estaba comenzando a recuperarse gracias a los cuidados de horo y sonreía mas a menudo. Sintió movimiento a su lado y luego una suave caricia en su pecho, un beso en su mejilla.
-ya estas despierto?-su voz aun adormilada le daba un tono tan tierno que tenía que reprimir sus intenciones de darse vuelta y comerlo a besos.
-hace mucho
-duermes poco.
-y tu mucho
-¬¬ naaa, es que necesito recuperar energías :P jejejeje
-horo...
-si?
-hoy tengo que salir...
-wow, que raro que salgas :p jajajaja...
-tengo que trabajar.- al decirlo se dio vuelta para ver su mirada, aquellos bellos ojos adquirieron de inmediato un expresión dolorida... pensar que aun no le explicaba del todo en que consistía. Sintió mil puntadas en su pecho y lanzó mil maldiciones a su padre por aquella triste mirada, aquel dolor que tan extraño era ver y que tanto temor le causaba.-no... horo..-cerró los ojos con fuerza, no lo soportaba, no podía ver mas dolor frente a el, no mas...-no debes preocuparte, mañana estaré aquí y será como siempre y entonces me encargaré de que no vuelva a suceder, será el último...- al ver la reacción del chino el ainu secó las lágrimas que amenazaban con escapar y apretó el abrazo, sabía que aun no se atrevía a entregarse del todo, a confiar y el lo ayudaría. Claro que le molestaba ese "trabajo" mas no le quedaba opción por el momento, el lo había aceptado así y no se rendiría hasta haber apartado a ren de toda la oscuridad para que jamás cayera allí nuevamente. Nunca mas.
Esa noche ren no llegó para sorpresa de todos menos para un triste horo horo, esa noche Ren Tao entrego su cuerpo a alguien mas en una noche de pasión y muerte donde la crueldad y la cobardía mostraron a sus aliados mas fuertes. Los gemidos de aquel hombre solo incrementaban el odio en el chino, uno que no iba contra aquel ser humano pero en el se centraría por el momento su venganza. Gemidos, gritos, pasión y cuerpo. Todo en un noche, en una habitación alejada, para no ser vistos u oídos, para no ser descubiertos en lo que la víctima veía como una forma lujuriosa de hacer sus negocios. Solo al ver aquella cuchilla pudo comprender la realidad de lo que le esperaba y maldijo su suerte al saber que no sería visto u oído, tal como el deseaba... pero no para un fin como este. Imploró perdón con aquella política que te dice que lo mas importante es tu vida y para ella recurre a las súplicas y cobardías, así luego atacaras por la espalda. Sin embargo aquel muchachito de fría mirada no se detuvo ante nada y de un rápido golpe acabó con el. Su trabajo estaba hecho por esta vez así que antes de que cayera sobre su cabeza el alba escapó de allí sin dejar huellas de lo ocurrido, nadie sabría y finalmente sería libre.
A pesar de haber actuado con la destreza y crueldad que le habían enseñado, de no haberse rendido y haberlo tomado como tan solo un animal, ahora en la distancia era él el asustado, temeroso de que podría pensar su koi si se enteraba de lo que había hecho. Ya no era el mismo de antes y lo tenía claro, cada asesinato era un herida profunda en su alma y un negro recuerdo que lo perseguía y torturaba... conciencia, pero ahora que estaba junto a alguien que le había hecho valorar la vida, alguien por quien había abandonado sus planes de muerte y había comenzado a vivir... ahora, las heridas eran aun mas profundas y el miedo mayor, aquella voz en su cabeza que repetía asesino constantemente y que lo impulsaba a destruir y tan solo le quedaba dañarse a si mismo para no dañar a nadie mas, o al menos así solía reaccionar. Pero horo no lo permitía, aun dudoso y preocupado llegó a la única solución posible, su única salvación, vencer a su padre le parecía a cada instante mas y mas necesario. Por que? No solo era el peliazul el amenazado, no. Todos sus amigos lo estaban, si no cumplía con los deberes de su dinastía o renunciaba entonces ellos sufrirían las consecuencias y no podía permitirlo, se habían metido demasiado al fondo de su ser, ya estaban en su corazón y a tal grado de haberlo hecho sentir amor. No quería volver a perder a quien amaba... no después de Jun, no ya no mas... con firme decisión volvió a la pensión, ahora solo le faltaba una estrategia.
Horo lo recibió con un abrazo que fue rápidamente correspondido y se aferró a su pecho como quien tiene miedo de caer a un barranco si se suelta, así estaba él, solo su koi le permitía olvidar todo ese dolor. No hizo preguntas y solo lo dejó pasar, no tenía dudas y confiaba en el ser a quien amaba así como esa confianza esperaba. Le dio de comer y se acostó a su lado, solo para disfrutar el placer de estar juntos, por que sabía que ambos lo necesitaban. A cada mirada una sonrisa a cada roce una caricia y entonces cuando al llegar la noche Ren se durmió en sus brazos supo que nada había sido en vano, que ya no era el mismo sucesor de las Tao que había conocido y que no se había equivocado al enamorarse. Todo estaría bien...
Bueno nos vemos en el otro capítulo, espero que este les haya gustado, cuidense y que ten bien
Shauripirilis
Ame no aki
