Respondiendo reviews!
HARUKA-MAY-AURA: Bueno, como respuesta a tu petición, aquí el segundo capítulo del fic n-n espero que te siga gustando y que me acompañes hasta el final :3
SHOOTING STAR NATALIE¡Me alegra que te guste el fic!. La verdad es que intento no ser demasiado típica, aunque sé que esta pareja ya de por sí es típica oO, pero por variar la conté por parte de Kouichi nn. No se te ve raro, yo a veces también me siento como alguno de los personajes con los que escribo. Bueno, yo acepto sugerencias. Nunca esta de más saber las opiniones de los lectores, pues eso te hace mejorar n-n. Well... se supone que se lo dirá, ne? xD Si no, no podría agregarle lime nñU. Espero que sigas conmigo hasta el final de la historia y sigas dando tu punto de vista n.n.
Acerca de la historia:
El título de este segundo capítulo es "Sueño profundo", y por fin está terminado º-º --Da saltos de alegría- ni yo misma me lo creo xD... Espero, por supuesto, que os siga gustando tanto o más que el primer capítulo...
Si... ya sé... El capítulo anterior tenía algunas palabras un tanto "raras" xD pero no puedo hacer nada, ya que intento que las cosas que le pasan a Kouichi sean parecidas a las de cualquier chico de 13 o 14 años... Perdonen si de vez en cuando aparecen cosas de ese tipo nñU intentaré no ser demasiado explícita xP aunque ya he recibido amenazas de gente que me dice que si no le pongo lemon no me dejarán reviews... TT son malas personas... por ello, espero que me disculpen, pero esta historia tendrá lemon (o lime, en cualquier caso...) No soy muy amante de las historias fuertes xox.
En este capítulo he pasado totalmente de poner acciones salidas de tono, más que nada porque no le van xD así que tendrán que esperar al próximo, al menos, para incluir algo serio...
Acerca de este capítulo, poco puedo decir... Creo que todo está bastante explicado y que no hay problemas para poder entender xD. Ya les dejo aquí leyendo, espero que les guste n-n.
Mentira verdadera
Capítulo 2. Sueño profundo.
Desperté con el estridente sonido del despertador, que sonaba en la mesilla muy cerca de mi cabeza. Con rabia y de un golpe, apagué su sonido y me di la vuelta para intentar seguir durmiendo. Casi al instante oí el ruido de otro despertador, pero sonaba más distante... Se encendió la luz del pasillo, y mi puerta se abrió. Por ella entró mi madre, que abrió las cortinas para que entrara la poca luz del alba. Dando los buenos días, salió de mi habitación y entró en la de Kouji. Se oyó otro correr de cortinas y el pasillo de iluminó algo más.
Después de que saliera de la habitación de mi hermano, apagó la luz del pasillo y siguió hacia la cocina. Kouji apareció momentos después, con el pelo revuelto y la coleta deshecha, con una expresión de sueño, pero ya vestido e intentando cepillarse los mechones negros que caían a ambos lados de su cara.
Aparté las sábanas y me incorporé. Abrí el armario y saqué la ropa de ir a la academia. Por suerte en esa escuela no nos obligaban a llevar uniforme, únicamente los días que había Educación Física en las explanadas.
Me miré en el pequeño espejo que tengo al lado de la puerta. Por suerte yo no estaba tan despeinado como mi hermano, a pesar de que el pelo ya estaba bastante más largo de lo que yo suelo llevarlo. Salí de la habitación y llegué a lavarme los dientes cuando aún mi hermano aguardaba dentro. Intenté saludarle, pero antes de que yo pudiera pronunciar palabra, él se adelantó. (N/A: Yo no sé cuál es esa manía de lavarse los dientes antes de desayunar xD)
Los dos salimos al mismo tiempo a saludar a nuestra madre y de ahí nos cargamos con nuestras mochilas y salimos por la puerta, no sin antes desayunar a toda prisa en apenas unos 5 minutos. La puntualidad nunca había sido nuestro fuerte.
Llegamos al colegio hablando, como siempre... Nunca creí que después de todo lo que había pasado en un solo día, todo siguiera como un día normal, como si el día de ayer fuera un simple sueño... Una mera ilusión...
Al pasar por la puerta de clase, yo me senté en la tercera mesa de la segunda fila, mientras que él se sentó en la esquina de la clase más alejado de la pizarra. Nuestra conversación se tuvo que ver aplazada hasta después de clases, pues el profesor de matemáticas entraba ya por la misma puerta que el resto de los alumnos y éstos se levantaban y le hacían una reverencia. Empezó la clase normalmente, y amonestó a dos estudiantes que llegaron con retraso...
Parece como si de verdad lo que pasara ayer no fuera real...
Fueron pasando los minutos lentamente y con pesadez. Deseaba que tocara la campana para poder seguir hablando con Kouji, pero parecía que las manecillas giraban y luego retrocedían...
Por fin oí el sonido del timbre, y después que el profesor dejara el aula y muchos alumnos se sentaran a apurar los últimos momentos de clase para terminar algunas tareas atrasadas, yo fui uno de los pocos alumnos que se levantó para ir hasta el final de la clase.
-Kouichi... ¿Esta tarde tienes pensado hacer algo?
-¿Esta tarde?... No, nada. -respondió- No tenemos exámenes hasta dentro de dos semanas.
-Perfecto... estaba pensando en que como mañana duermo en casa con mi padre y mi madre, me gustaría pasar la tarde contigo y dábamos un paseo por la ciudad. ¿Te parece?
No podía creer lo que oía... Yo y él, por Japón... Juntos y durante toda la tarde... Con sólo pensarlo hacía que mis ganas de acabar las clases fueran aún más grandes.
-¡Me encantaría!
-Genial, entonces comemos en casa, hacemos los deberes y luego salimos. A ver qué opina mamá del tema-concluyó sonriendo
Quería contestarle con alguna palabra cortés que expresara mi felicidad. Algo así como "gracias" o "no sabes lo feliz que estoy", pero tuve que correr lo más rápido posible para que la profesora de química no me viera fuera de mi sitio. Por suerte iba mirando el reloj y no se dio cuenta del sonido que hice con la silla al derrapar, debido al ruido que hacía el resto de mis compañeros al levantarse para saludarla con respeto.
Respiré aliviado y me senté en la silla como el resto, dispuesto a intentar hacerme el tonto pero intentando memorizar todas las explicaciones que me diera Kouji el día anterior. Quería seguir pasando las tardes con él estudiando fórmulas, pero tampoco quería que se sintiera desdichado porque no se me quedaba nada de lo que me explicaba.
Terminaba la hora de química, la de Arte... Un suplicio completo. Precisamente uno de lo que parecían mis mejores días, el profesor me decía que como no mejorara los borrones en los trabajos, me bajaría seriamente la nota, cosa que tenía que evitar, porque en la evaluación iba con un suficiente demasiado justo.
Luego pasamos al recreo, y tras que éste terminara, otras tres horas sentados bajo un pupitre: Inglés, Música y Ciencias Naturales...
Las explicaciones de la Señorita Nagoya se vieron interrumpidas por el sonido de la campana que anunciaba el esperado final de las clases. Recogí rápidamente los libros y los metí a presión en la maleta. Salí primero que nadie y esperé a Kouji en la salida del aula mientras otros compañeros recogían y salían por la puerta corrediza.
Llegamos a casa y Kouji telefoneó a su otra madre. Por suerte ella no le puso impedimentos, al igual que la Señora Himura, la que la única pauta que puso fue la hora de regreso. En realidad me hubiese gustado estar mucho más tiempo con mi hermano, pero tampoco era poco tiempo el que estaríamos juntos.
Tras ingerir una abundante comida japonesa compuesta principalmente de sushi, salimos de la casa dando un suave portazo... Al fin... Una tarde completa por delante y al lado de la persona que más aprecio... Enserio parece que esto no me puede estar pasando, más por el simple hecho de que todo parecía perfecto, ni una sola pega... Esa tarde prometía más que cualquier otra cosa.
-¿A dónde te apetece ir?-me preguntó Kouji
-Pues no sé... Si quieres cogemos el metro hasta el centro.
-Me parece buena idea
Nos pusimos a caminar mientras llevábamos una animada conversación. A cada letra del abecedario que nuestras cuerdas vocales pronunciaban, unas milésimas de segundo se perdían de aquella hermosa tarde, y unos decímetros de suelo nos acercaban más a la parte central de Tokio, pero para llegar teníamos que coger el metro, y la estación estaba prácticamente entre su casa y la mía.
Por suerte, cuando espiaba a mi hermano antes de conocerlo, no tardaba demasiado en llegar hasta encontrarlo... Recuerdo que lo reconocí por sus ojos y su mirada, que expresaba felicidad solitaria... Era muy parecido a mí... Éramos muy parecidos, pero a pesar de ser gemelos también éramos muy diferentes. Ahora nuestras diferencias eran casi nulas, pues todo lo que él amaba, lo amaba yo también... pero justo en este instante... dudo que él ame lo que yo amo, pues lo que yo amo es a él.
Entramos en la terminal de trenes y compramos sendos billetes de ida y vuelta. Pasamos al andén en el que se apretujaban centenares de personas para ir a trabajar, comprar o regresar a sus casas. Nos abrimos paso hasta quedar a pocos metros de la barra del andén 8 y esperamos hasta oír los chirriantes ruidos del metro al intentar frenar. Poco después de que se parara totalmente, la gente empezó a acercarse, mientras por el lado contrario se bajaban los pasajeros.
El metro iba completo, como siempre, así que nos quedamos de pie y nos agarramos a sendas anillas que colgaban del techo. El medio de transporte se puso en movimiento y después de unos escasos treinta minutos, volvió a pararse en nuestra estación... Me recordaba a aquella vez que fuimos por primera vez al mundo digital...
Un escalofrío me recorrió desde las piernas hasta erizarme el vello del cuello.
-¿Te pasa algo?
-No... Sólo me acordé de aquel día en que fuimos al mundo digital-dije con pesadez- ¿Lo recuerdas?
-¿Cómo iba a olvidarlo?
-Yo lo intenté... pero me fue inútil
-No lo intentes-me dijo con una nota de seriedad en la voz- No intentes olvidar las cosas que pasan, pues gracias a ello pude conocerte
-Eso nunca lo olvidé, pero intenté olvidar el pasado oscuro de mi vida y recordar desde el momento en el que vi la luz que me alumbraba el camino
Clavó sus ojos en mí y me recorrió despacio. Yo intentaba no mirarle a la cara, pero el imán añil de sus ojos me atrapaba constantemente, y Kouji pudo comprobar qué era lo que yo quería decir... Observó hasta conocer completamente y revivir mi historia desde el principio, pero no dijo nada al respecto, sólo pude notar una nota de tristeza en sus profundas pupilas, pero que al instante dejé de percibir, pues se ponía de nuevo en marcha.
Nos adentramos en las suntuosas calles principales, que estaban repletas de gente, tanto de la cuidad, como extranjera, y caminamos por ellas. Cada trozo de pared estaba ocupado por varias tiendas. La mayoría eran señoriales y muy caras. No entramos en ninguna, ni tampoco íbamos mirando los escaparates. Las calles eran muy anchas y pasar de un lado a otro era muy costoso, por lo que caminábamos por el centro, en el que la gente estaba más dispersa.
Con horror pude comprobar cómo algunos de mis compañeros de clase andaban caminando por esa misma calle y que de pronto se agolparon a la derecha de la calle a ver el escaparate de una tienda de electrónica. Kouji no miró hacia allí y yo no tenía ganas de saludarlos, porque eso nos retrasaría, y además de que me hubiera avergonzado en su presencia...
Por esas calles, a duras penas podías ver el cielo debido a los grandes edificios que las franqueaban a ambos lados, pero si mirabas desde algunos puntos podías ver la Torre de Tokio, mucho más cerca y amenazante en el poniente. Nosotros no nos desviamos por ninguna calle transversal y seguimos recto siguiendo al resto de la multitud.
-¿Te apetece subir a la Torre de Tokio?
-¡Claro!-exclamé-Hace muchísimo tiempo que no subo...
Me miró alegremente. Nunca habíamos subido juntos a uno de los monumentos más importantes de Japón, pero ya era hora de probar esa sensación vertiginosa junto a mi hermano. Los escasos metros que nos separaban los hicimos un poco más ligeros que el resto de la caminata y al llegar pasamos por admisión. Por ser estudiantes teníamos entrada gratis, así que subimos los primeros escalones que nos alzaban del suelo apenas unos metros, nada comparado con su altura de 333 metros. Es la torre de metal más alta del mundo, y aunque nunca antes había estado en Francia, decían que desde su cima se podía ver toda la cuidad de París. Ahora suponía que desde allá arriba vería un paisaje extremadamente amplio, repleto de edificios que se verían bajo nuestros pies y el aire soplaría fuerte allá arriba e iría en contra nuestra, consiguiendo refrescar hasta el más puro calor del verano...
Al entrar pudimos ver decenas de turistas que venían buscando lo que todo el mundo. Ni pensamos en coger el ascensor, pues tardaríamos mucho tiempo, y era demasiado importante. Giramos a la izquierda y cogimos las escaleras de subida. Intentamos contarlos, pero cuando llegamos a los 998 ninguno sabía si íbamos verdaderamente 998 o íbamos cien escalones menos, así que el resto del trayecto lo subimos prácticamente en silencio. Y no porque no tuviéramos nada que decir, sino que el ascenso era costoso.
Por fin llegamos a la parte más alta de la torre, prácticamente asfixiados, con la mano en el pecho y jadeando.
-Para que luego no digan que no hacemos ejercicio-dijo Kouji entre respiro y suspiro
Traspasamos la puerta y al instante sentimos un húmedo viento que soplaba en nuestra cara y nos empujaba suavemente hacia atrás. El portón se cerró con un golpe seco tras nuestra y nosotros nos acercamos a la barandilla. Ya allí pudimos comprobar cómo la altura era tan espectacular cómo hacía tiempo que no lo veía con mis propios ojos, pero aún más espectacular era el paisaje que me embelesaba la vista: un enorme mar de edificios cortados por pequeñas carreteras llegaba hasta el horizonte y lo traspasaba hasta casi hacerse invisible. El azul celeste, más nítido en la parte superior, llegaba hasta la línea del horizonte mezclándose con tonos marrones.
-Es impresionante...-dije tras unos momentos de contemplar el panorama
Kouji asintió con la misma expresión de asombro que yo. Intenté mirar en línea recta hacia abajo, pero empecé a marearme y desistí en el intento. A mi lado, Kouji temblaba notablemente. A diferencia de mí, él no había traído el abrigo, y a pesar de llevar una camiseta de manga larga, no era suficiente para aguantar el frío.
-¿Quieres que bajemos ya?-le pregunté
-No, estoy bien-respondió sin dejar de mirar hacia el frente
Yo no intenté persuadirlo, y aunque me parecía mala idea su postura, me gustaba que estuviera ahí, mirando lo mismo que yo... Sintiendo la leve sensación de vertiginosidad que causaba la altura...
Varias veces cambiamos de posición respecto del viento y miramos en torno a los cuatro puntos cardinales. Desde cada punto podías ver un paisaje distinto, pero a la vez demasiado parecido. Casas y más casas... Aislado, podías ver algún que otro parque de tamaño, y mucho más lejos, un sinuoso bosque, que se veía tenebroso al empezar a caer la tarde.
-Bueno, ya no hay mucho más que ver...-dije
-Sí, y por desgracia tampoco hay mucho más tiempo...
-¿Tan rápido se han pasado las 4 horas?
-Aja...-me respondió volviendo a mirar el reloj- Demasiado rápido... Yo no quiero volver a casa, hoy no podré quedarme contigo...
-Pero mañana nos veremos en el colegio
-Ya, pero no es lo mismo...
-Eso lo sé, pero también debes de pasar el tiempo con tus padres, no sólo conmigo y con mamá
-Tienes razón, pero aún así, me gusta mucho pasar las noches con vosotros y el día de hoy ha sido bestial, espero que podamos repetirlo algún otro día
-"Segundas partes nunca fueron buenas" "Kouji y Kouichi, el regreso a la Torre de Tokio..."
-¡Déjate de bromas¡Que luego sé cómo acaban!-me respondió Kouji empujándome con el hombro mientras se sonreía
Permanecimos unos últimos minutos apoyados en la barandilla mientras veíamos como poco a poco las calles de allí abajo se iban iluminando con pequeños farolitos a medida que se hacía más oscura la noche. Ya en la torre quedaba poca gente pues faltaba muy poco para que todas las atracciones cerraran. Los dos enderezamos la espalda y volvimos a la entrada de la torre. El cambio de temperatura fue incluso más brusco que al salir y se notaba incómodo, mas no quería pensar en cómo de incómodo estaría Kouji...
Ésta vez nos obligaron a bajar por el ascensor, y en parte era más cómodo, pero eso significaría que llegaríamos antes abajo y esa sensación mágica que había sentido durante todo ese tiempo, no sería igual. Apenas tardamos 10 minutos en bajar en el lento ascensor y tras salir a la calle, empezamos a caminar de nuevo, rumbo a la estación. Los pasos se hacían pesados y lentos, y las palabras sonaban apagadas, sin ganas... Eso de que seamos de familias distintas me parte por la mitad, pues no puedo estar con él cuando quiero, y cuando puedo, el tiempo se pasa extremadamente deprisa...
-¿A qué hora había que estar en casa?-pregunté
-A las 8, para que luego mamá pueda llevarme a casa en coche. No le gusta que vaya solo por la noche
No sé ni por qué pregunté. Al saber el tiempo que me quedaba más cansado estaba y menos ganas de llegar tenía. Muy cerca veía la "M" del metro ya, e intentaba resistirme a la tentación de volver para atrás. Bajamos los escalones para luego volver a subirlos y perdernos por los andenes de la estación. Finalmente llegamos cuando el metro estaba llegando, ésta vez no había tanta gente y los vagones no iban tan abarrotados.
Entramos por la puerta que teníamos enfrente y nos sentamos en uno casi vacío en el que apenas había un universitario y una señora mayor con unas bolsas de la compra. Ambos nos sentamos en unos bancos pegados a la ventanilla y bastante cerca de la puerta, pero el silencio sólo se veía roto por el ruido de los frenos y de las ruedas al frenar o doblar las curvas. Yo miraba por la ventanilla y veía las luces que se hacían un tanto difusas... Mis párpados eran pesados y se cerraban poco a poco. Me acomodé y mi cabeza calló sobre el hombro de Kouji, pero a éste no le importó.
Mi hermano se quedó mirándome como intentando averiguar algo... El metro se paró en una pequeña estación y tanto la señora como el universitario salieron por la puerta al sonar el timbre. Ahora en aquel vagón no estábamos más que nosotros...
Kouji siguió mirándome... se tenía que ver tierno el que su hermano gemelo se quedara dormido sobre él a pocas horas antes de que caer la noche y llegar a casa. Elevó la mano derecha y con dulzura acarició mi cara con la parte posterior de los dedos índice y corazón, para luego sonreír y acariciar el pelo revolviéndolo suavemente...
"Las cosas no siempre son lo que parecen ser, y a pesar de haber sido una vez un fiero ser de la oscuridad, dentro de su corazón había una llama que irradiaba más luz que una enorme hoguera".
Fin del capítulo 2
Revieeeeews! Por favor! Onegaaaaaaai! ToT!
Acerca del siguiente capítulo: El día fue de lo más mágico que le haya pasado nunca. La subida por las alturas a su lado le hizo pensar tantas cosas... Esperó a que su hermano llegara a clase para encontrase con él de nuevo, pero su hermano no llega. No le ve en todo el día... ¿Qué le pasaría?
Bueno, les dejo con la intriga x), espero verlos muy pronto en el tercer capítulo :3. Si me dejan un review lo agradeceré xD.
Nãkemiin! Nire n-n
