Ola...ese es el primer fic que escribo de Yu Yu Hakusho...espero que les guste y gracias a todos los que lo estan leyendo! Ah, una cosa...esta historia se supone que ocurre un mes después de terminar el primer torneo...(ya sabéis, la lucha contra Toguro! )

EL FIN DE SEMANA

Yûsuke abrió el sobre que se había encontrado en el buzón esa mañana, intrigado. El sobre rojo llevaba el sello del Mundo Espiritual.

- Hum...será otra misión? – murmuraba mientras rasgaba el papel violeta. Finalmente consiguió abrirlo del todo, se sentó en el sofá y se dispuso a leerlo.

La carta decia así :

Querido Yûsuke Urameshi :

Le escribimos para informarle de que está autorizado a asistir en una acampada organizada por el Mundo Espiritual, dedicada a todos los supervivientes del último Torneo de Artes Marciales.

La acampada será el próximo fin de semana, y abarcará el viernes, el sábado y el domingo.

Como vencedor del torneo, esperamos que usted y su equipo asistan.

A continuación estaba indicado en un mapa el sitio de acampada, no muy lejos.

Yûsuke estaba alegre. ¡Podría volver a ver a todos contra los que se enfrentó!

Iba a decírselo a Kuwabara cuando llamaron a la puerta ruidosamente y oyó que alguien decía :

¡Urameshi‚?Urameshi abre! – era la voz de Kuwabara. Sonriendo, Yûsuke fue a abrir, encontrando a un Kuwabara sin aliento que le mostró un sobre exactamente igual que el suyo.

¡Mira que me han enviado- gritó Kuwabara.

- Ya, a mi también... anda, pasa! – le contestó Yûsuke.

Kuwabara entró rápidamente y se sentó en el sofá.

¿Quién se piensan que somos! No vamos a ir de ninguna manera, que demonios se creen... – gimió Kuwabara.

¡Pues yo voy- dijo Yûsuke con una sonrisa pillina.

¿QUE VAS! Me estás diciendo que pasarás tres dias con esos...- los insultos de Kuwabara quedaron cortados por un suave golpe a la puerta.

¡Voy! – gritó Yûsuke. Se dirigió hasta la puerta de entrada y, al abrir, pudo ver a Kurama y Hiei.

- Hombre¡cuanto tiempo! – dijo Yûsuke encantado.

- Hola ... – dijo Kurama sonriendo. Hiei se contentó con inclinar la cabeza.

- Hemos venido por eso...- Kurama se sacó un sobre igualito al de Yûsuke y Kuwabara del bolsillo de los pantalones. Hiei ya lo tenia en la mano.

- Vaya, vosotros también. ¡Pasad! – les invitó Yûsuke.

Kuarama se sentó al lado de Kuwabara en el sof� mientras que Hiei prefirió quedarse de pie cerca de la ventana.

- Yo iré...-comentó Yûsuke.

- Nosotros también. – dijo Kurama con una amplia sonrisa.

- Seh. Hace tiempo que no lucho, debo ponerme en forma... – murmuró Hiei.

¡Pues yo no pienso estar más tan cerca de morir! – dijo Kuwabara con el ceño fruncido y cara de mal humor.

- Oh, mirad, el niño tiene miedo... – dijo Hiei sarcásticamente.

- PERO...! serás capullo¡maldito enano‚?No vengo porque te haría quedar en ridículo, en comparación con mi fuerza no eres nadaa! – chilló Kuwabara.

- ...ya, lo que tu digas. – murmuró Hiei, sin demasiadas ganas de discutir.

- Bueeeno...-dijo Yûsuke sonriendo – entonces le tendremos que decir a Yukina que su querido amado está tan cagado que no quiere volver a saber nada de los que no sean humanos...

Kuwabara se quedó de piedra, pensó unos instantes y dijo :

- Bueno, de acuerdo, vendré. Pero que conste que me debes una, Urameshi. Y tu...-miró a Hiei amenazadoramente – te vas a enterar, renacuajo.

- Oh, que miedo me das...-dijo Hiei poniendo los ojos en blanco.

Los chicos quedaron en encontrarse el dia siguiente en casa de Yûsuke, pues ese dia ya eran jueves.

El dia siguiente...

¡Vamos, Kuwabara, anímate! – consolaba Yûsuke a su amigo mientras andaban por la montaña. Había resultado que el sitio de acampada no estaba tan cerca, si no que se encontraba al otro lado de la montaña. Afortunadamente, ya estaban muy cerca.

¡Mirad! – gritó Kurama al rato.

Los demás siguieron su dedo y vieron...

Era un sitio inmenso. En medio de la montaña había un hotel de cinco estrellas, enorme, de pisos y pisos. Habái un jardín y una piscina, donde millones de demonios charlaban animadamente. Un parque, un bar, un restaurante y un sitio de información estaban rodeando el edificio del hotel. Más allá había un enorme centro comercial con una multitud de "gente" dentro comprando animadamente.

¿E...eso...es una acampada...? – murmuró Yûsuke sorprendido – ¿Había tantos demonios en el torneo?

- No, no los había...pero muy probablemente, los del Mundo Espiritual habrán querido hacerlo todo demasiado lujoso, y han venido millones de demonios que no han participado nunca.

- Hum, veo. Vamos dentro al hotel¿a ver que habitación nos dan? – dijo un Kuwabara sorprendentemente alegre.

Los demás asintieron con la cabeza y se dirigieron al hotel.

Una vez dentro, el cuarteto se dirigió hacia uno de los recepcionistas, abrumado de trabajo.

Yûsuke empezó :

- Hola, recibimos una car...

- Nombre del equipo¿por favor? – le cortó el recepcionista.

- Somos el equipo de Urameshi. – dijo Hiei.

- Bien, aquí tienen su llave. ¡Espero que disfruten de su estancia en la "acampada"!

El recepcionista les dio una llave dorada con el nímero 542, y se giró a atender a otro grupo.

- Bien, vamos... – Yûsuke empezó a subir por las escaleras porque había una cola increible para coger el ascensor, y enseguida llegaron a su habitación...que resultó ser una suite.

- Caramba...se lo han currado... – Kuwabara entró a la suite con la boca abierta, y dejando atrás a los demás, murmurando algo de que suerte que Kuwabara antes no queria venir.

Se instalaron cómodamente y ya se decidían a salir a dar una vuelta a ver si encontraban a alguien conocido que llamaron a la puerta.

¡Adelante! – gritó Kurama.

El muchacho que los había atendido en la recepción entró, sudado y muy nervioso. Los chicos supusieron que le habían comunicado que eran los ganadores del torneo.

- Ehem...verán... – el chico estaba muy nervioso – Resulta que hemos tenido un pequeño problema...y muchos seres no participantes en el torneo se han hospedado en el hotel...y bueno, resulta que las habitaciones grandes como ésta tendrán que ser compartidas...

El chico miró al cara de Yûsuke para ver como se tomaba la notícia, pero de repente se oyeron unos gritos.

¡Como que tendremos que compartir la habitación!

¡Chû, cálmate!

- Oh, vamos, entremos, Chû. Como mínimo podemos ver con quienes la compartiremos...

- Jin tiene razón, entremos...

Yûsuke, Hiei, Kurama y Kuwabara miraron con curiosidad la puerta, viendo entrar a un Chû muy enojado junto a un Rinku exasperado, y detrás suyo a Jin y Touya observando divertidos la escena.

¡Chicos! – Yûsuke y Kuwabara se lanzaron sobre sus antiguos rivales. A los chicos les dio el tiempo justo de ver como los ganadores del torneo caían encima suyo iniciando una pelea cariñosa.

Mientras, Kurama se divertía viendo los canvios de expresión del recepcionista y Hiei llegó a esbozar una sonrisa al ver como Jin mordía a Kuwabara.

En seguida terminaron de luchar y los cuatro recién llegados dejaron sus cosas de cualquier manera sobre las camas.

¿Vamos a dar una vuelta? – propuso Touya aburrido.

- Ok. Me estoy rallando...-gruñó Yûsuke. Los ocho salieron entre apretujones correteando tras oir el grito de Chû : "el último tonto"...el "tonto" resultó ser un Hiei cansado de todos esos "imbéciles infantiles", según dijo de brazos cruzados y gruñendo después de dar un puñetazo a Kuwabara para relajarse, en medio de la risa de un Kurama muy divertido.

Al fin salieron fuera de la habitación y anduvieron charlando.