Konbanwa!
Sprando que todos esten bien, aki les tengo el 4 capi n.n u.u
GRAVITATION! ¬¬ C suponia que yo tenia que volver fanatica a la onne-san, no ella a mi mas de lo que ya soy T.T
Me avisas que pasó con hermanator y si llegaron a ahogarlo y a meterle un rocoto en el... n.n je je je
Weno, gracias por los reviews n.n muy amables.
Y... Sensei... o.o Kurama no está acá T.T búscalo bien porque en realidad creo que se quedó allá T.T
Y aki les dejo el 4 capi.
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4 cap. Aprendiendo a volar.
Hiei tocó sus vendas suavemente hasta comprobar que por fin habían cicatrizado sus heridas. Bajó con cuidado de la cama y se acercó a la puerta. Se mantuvo escondido un instante hasta que recordó que no había nadie en la casa.
- Su madre ningen está trabajando y él se fue su estúpida escuela ningen -murmuró Hiei -. Hn. Estúpido.
Bajó las escaleras para darse con la mesa puesta, el desayuno servido y una pequeña nota. La tomó.
Te he dejado servido el desayuno. Si aún tienes hambre hay Nieve Dulce en la nevera. Volveré pronto.
Hiei sonrió irónicamente.
- 'Volveré pronto'. Estúpido -murmuró Hiei, aún sin saber qué hacer con la nota, la dejó sobre la mesa -. Estúpido, estúpido, estúpido.
Se sentó y empezó a comer todo lo que alcanzaba en la boca.
¿Por qué sabrá cocinar tan... bien? Todo es delicioso... ... ... (suspiro) ¿Por qué ésta estúpida debilidad de nuevo? ¿Qué me pasa?
- Te sientes nostálgico, Hiei -se respondió sonriendo irónicamente, dejando de lado un pastel -. Tiene que ser eso... porque...
¿Por qué? A ver, ¿qué nueva excusa tendría el youkai esta vez?
- Me estoy complicando la existencia más de lo que ya está... Maldición. Maldito Kurama y sus malditos cuidados y estupideces.
Se sentía bien. Ya no se sentía tan débil y podía irse.
Ah... pero le dijiste al zorro que no te moverías, ¿recuerdas?
Hiei sacudió su cabeza, confundido.
Estornudó. Maldición, ¿quién estaría hablando de él en ese momento?
- Enano estúpido.
- No es para burlarse -dijo Kurama seriamente. Obviamente no había contado lo que realmente le había pasado, pero sí que había sido gravemente lastimado.
- ¿Pero cómo se encuentra? -preguntó Yusuke.
- Hm... Esta mañana lo ví mejor -comentó Kurama pensativamente.
- ¿Esta mañana? -preguntó Yusuke. Luego sonrió -. Ah, no me digas que el pequeño gruñón de Hiei se ha estado quedando en tu casa estos días, Kurama.
- Sí... en realidad sí -dijo Kurama sin entender.
- ¿Y qué tal se la han pasado? -preguntó Yusuke sonriendo pícaramente.
- Pues... -Kurama ya se había puesto a pensar antes de darse cuenta que lo que Yusuke trataba de decir era...
- ¡Así que ya formalizaron! -exclamó Kuwabara sonriendo.
Kurama frunció el ceño, confundido.
- ¿formalizar? ¿formalizar qué, exactamente?
- Pues su relación -dijo Yusuke aparentando seriedad y asintiendo con la cabeza -. Amigo, te entendemos perfectamente, cuando el amor invade...
- Chicos, creo que les ha zafado un tornillo -dijo Kurama negando con la cabeza y sonriendo -. Y si me disculpan, llegaré tarde a la próxima clase. El receso es sólo de media hora.
- Claro que sí, Kurama -dijo Yusuke sonriendo cómplice a Kuwabara -. Y luego nos vendrá con la novedad del casamiento...
Kurama sonrió divertido ante aquel pensamiento y siguió caminando rumbo a su instituto.
Yusuke se interpuso y lo miró aparentando ternura.
- Y pensar que todo este tiempo fui un cobarde al no confesarte mis verdaderos sentimientos... -dijo Yusuke con tono de melancolía.
- Lo sé -dijo Kurama siguiendo el juego -. Ambos fuimos demasiado cobardes... Y ahora, si me disculpas, debo volver al instituto, se me hace tarde.
Yusuke y Kuwabara se rieron y se despidieron.
Kurama empezó a darle mucha vuelta a lo que habían dicho: ¿relación? ¿formalizar? ¡Qué tontería tan grande era esa! No podía permitirse pensar en eso en aquel momento, ni siquiera tenía que pasársele por la cabeza.
Luego le pareció divertido, mientras entraba de nuevo al instituto y se dirigía al aula para la clase de biología. ¿Por qué nunca se le había ocurrido antes? Parecía obvio para los demás.
A ver, es una tremenda tontería lo que estoy pensando, ¿cómo es posible que me permita pensar eso en estos momentos? No, algo está mal en mi cabeza, debo estar muy cansado como para darle tanta vuelta al asunto... Eso es.
Pero.... ¿en verdad era eso? ¿No sería que en realidad...?
Kurama sacudió su cabeza y se reprochó a sí mismo tener esa clase de pensamientos. No parecía normal en lo absoluto. ¡Claro que no! Y menos con su mejor amigo.
- Mi mejor amigo... que está sólo en mi casa haciendo Dios sabe qué -se dijo Kurama recordando que había dejado a Hiei medio moribundo en su casa.
Resopló. Decidió guardar ese pensamiento para otra ocasión que en verdad mereciera la pena.
- Estúpidos, eso es lo que son, total y completamente estúpidos -se quejó Hiei mientras veía por la ventana a una pareja tomada de la mano y hablando alegremente. Resopló. ¿Cuánto tiempo más le tocaría quedarse en la casa del zorro? Estaba aburrido, no había mucho qué hacer en esa casa después de todo.
Se sentó en la cama de Kurama y resopló, aburrido. Si al menos estuviera el zorro, podría hablar de algo e incluso insultarlo, el muy tonto no se daría por aludido, nunca se enfadaba. Hacía tiempo que no les dejaban ninguna misión, y por eso se encontraba profundamente aburrido. Si no fuera por las misiones de Mukuro, se hubiera vuelto decadente.
Y hablando de Mukuro... ¿Qué diría al saber que Hiei no estaba allá?
Por primera vez, Hiei dejó de pensar en eso y se concentró en aprender a leer la hora en reloj. Se le hizo imposible. Así que decidió hacer algo mejor. Recordaría los signos que aparecían en esa caja negra cuando llegara el zorro, así, los días sigueintes sabría a qué hora llegaría. Le agradó la idea. Sonrió...
Un momento... ¿Cuánto tiempo más planeaba quedarse Hiei en esa casa?...
Qué estupidez.
Apenas se encontrara bien y que sus heridas hubieran mejorado un poco, se iría. Tenía muchas cosas que hacer...
Se cruzó de brazos. Estaba enojado consigo mismo por haber pensando que se quedaría mucho tiempo en ese lugar.
- Hn. baka kitsune.
Pero esa expresión no sonó como él quería. Se enojó más. Él quería que sonara con desprecio... pero le sonó un tono completamente distinto...
- ¡Rayos! -exclamò lanzando la almohada al suelo. Miró el reloj. 12:35pm
Resopló. ¿Cuánto tiempo más tendría que esperar por el zorro?
- Esto es aburrido -se dijo. Tenía hambre y ya se había terminado la nieve de dulce. Si Kurama no regresaba, se iba a comer la nevera.
Se levantó de la cama y bajó las escaleras. En la mesa seguía la nota que Kurama le había escrito en la mañana. Se sintió extraño al tocarla... Como si una enorme nostalgia lo invadiera de repente.
Pasó sus dedos sobre la tinta... Qué extraño... Nunca se había sentido así, o no lo recordaba al menos.
Dejó la nota en la mesa y se enfurruñó, estaba molesto consigo mismo.
- Debo marcharme de esta casa antes que me consuma de aburrimiento -se dijo. ¿Cuánto más faltaría para que el zorro volviera? Parecía una vida estar esperando.
Hiei resopló y se sentó en la silla. Su mirada se desvió de nuevo en la nota.
- Pero qué tontería- se dijo cuando la leyó nuevamente -. Realmente una estupidez.
Pero por alguna razón extraña no podía dejar de observar el papelito.
Kurama apoyó la mejilla en la mano, sin prestar atención en lo absoluto, pensando en Hiei, en si había comido, si no le había subido la fiebre, si ya había comido, si estaba tranquilo, si ya había comido, si no estaba aterrado de nuevo, si ya había comido...
- ¡Nos vemos mañana, Minamino!
- Hasta luego...
Kurama sonrió. Por fin había sonado el timbre de salida. Se apresuró en acomodar sus cosas y salió rápidamente del instituto. Sólo una cosa abarcaba su mente en ese momento: Preparar el almuerzo a Hiei tan pronto llegara.
Llegó y abrió la puerta. Hiei estaba sentado en el sillón, con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Volteó a ver el reloj encima de la mesa del teléfono: 2:47pm. Así que ya lo sabía.
- Hn.
- Hola, Hiei.
- Tengo hambre.
- Trabajaré en eso, no te preocupes -dijo Kurama dejando el maletín a un lado y yendo a la cocina.
El youkai lo seguía con la mirada. Estaba sentado en un de las sillas que estaba en la cocina. Resopló. Estaba haciendo mucho calor. La lluvia había cesado y había dado paso a un magnífico sol que lo atormentaba por completo.
Lanzó al suelo la capa y resopló. Era aburrido.
Miró al techo. Porque no podía simplemente tomar sus cosas e irse?,porque cada ves que pensaba en la posibilidad de recuperarse solo, imágenes de ese agrio día invadían su mente, y los recuerdos de aquellas manos recorriéndolo lo hacían estremecerse
Gruñó.
Kurama salió de la cocina, sonriente y con una bandeja de comida en los brazos. La puso sobre la mesa.
- Puedes venir a comer cuando quieras, Hiei.
- Hn. Idiota.
Kurama suspiró y se sentó a comer, mientras el pequeño youkai lo observaba desde la sala... Hasta que el hambre lo venció y devoró por completo la comida.
- ¿Cómo te has sentido? -preguntó Kurama luego de retirar las cosas de la mesa.
- Hn. ¿Cómo crees?
Kurama lo miró aprehensivamente.
- Es enserio, Hiei...
- ¿Y? ¿Te he contestado de mentira?
Kurama resopló.
- Creo que te pasa algo, Hiei -dijo Kurama.
- Hn. ¿Qué me puede pasar?
- No lo sé, por eso te pregunto.
- No me has preguntado nada.
- No vamos a llegar a ninguna parte si seguimos discutiendo de esta manera -dijo Kurama sonriendo amablemente.
- Yo no estoy discutiendo, te estoy diciendo las cosas como son.
- Hm... ¿cómo es qué, exactamente?
Hiei lo miró fijamente sin saber qué responder. Ni siquiera sabía por qué había iniciado esa estúpida conversación- Qué demonios...!!
Bajó la mirada. ¿qué podía decirle? Lo había estado esperando todo el día y ahora que lo tenía frente a él no sabía qué decirle. ¿Por qué le pasaba eso?
Sintió una punzada en el pecho y se llevó la mano inconscientemente hacia el lugar.
- ¿Se abrió la herida? -preguntó Kurama poniendose de pie.
- Hn-n... No sé...
- Déjame ver... -Kurama se acercó a Hiei y empezó a examinar su torso, haciendo que el color de las mejillas de Hiei se volvieran rojas y que la temperatura del mismo aumentara -. Hm... parece que no. Talvez es sólo el dolor que aún queda, pero pasará pronto.
Kurama sonrió. Hiei retiró la mano del zorro bruscamente y volteó.
Kurama lo miró extrañado.
- ¿Qué te sucede?
-...
- ¿Hiei...?
- No me pasa nada, ¿de acuerdo? Déjame en paz.
El youkai tomó aire e intentó tranquilizarse. No le estaba gustando eso en lo más mínimo, claro que no. Pasó una mano por su rostro, encendido.
- Hiei...
Kurama cogió a su amigo de los hombros y trató de voltearlo, pero Hiei se rehusó y se soltó de él.
- Déjame tranquilo.
Se recostó en el sillòn, con los ojos cerrados, dispuesto a dejar que el zorro se largara para poder pensar en paz. Pero el zorro no se movió.
- Hiei...
- ¿qué?
- ¿qué tienes ahí? -preguntó Kurama tocando un poco más abajo del cuello del youkai.
- ¿eh? -Hiei bajó la cabeza un poco. Kurama pasó el dedo indice desde el lugar hasta su nariz y luego rió.
- ja-ja -dijo Hiei haciendo una mueca -. Estúpido zorro y sus estúpidas, estúpidas, ESTÚPIDAS costumbres ningen -. murmuró cruzándose de brazos y mirando a otro lado.
Kurama sonrió.
Hiei le echó una mirada de reojo. Sus músculos se relajaron completamente al ver la sonrisa calmada de Kurama. Hiei resopló.
- ¿Estás seguro que te estás sintiendo bien? -preguntó Kurama pestañeando inocentemente.
- Ajá.
Kurama sonrió de nuevo y se paró del sillón.
- ¿a dónde vas? -preguntó Hiei. Luego se sorprendidó por las palabras que habían salido de su boca. ¿Qué le importaba a dónde iba el zorro?
- Iba al baño -dijo Kurama sonriendo.
- Hn -Hiei sintió sus mejillas arder nuevamente y se volteó, casi dándole la espalda.
Kurama desapareció del salón y Hiei volteó nuevamente, tomando aire profundamente.
Se repitió una y otra vez que lo que le estaba pasando era en extremo anormal. Y que debía de ser secuela de la violación mostrarse tan vulnerable y estúpidamente tonto. ¿Por qué estaba empezando a sentir esa debilidad cuando Kurama le sonreía? Es más, ¿por qué se sintió tan.... cohibido cuando Kurama trató de curarlo? ¿Por qué se empezaba a sentir nervioso?
Kurama regresó y dio un bostezo.
- Iré arriba a hacer mi tarea. ¿Te quedarás aquí?
- Hn.
- De acuerdo. He comprado más hela... nieve dulce, por si quieres.
- Hn.
Kurama sonrió y subió las escaleras, dejando al pobre youkai sólo con su helado de confusiones.
Kurama dejó a un lado sus deberes finalizados y apoyó su mejilla en la mano, mientras observaba por la ventana. Pequeñas gotas de lluvia golpeaban contra la ventana mientras su mente divagaba. Hiei... El pequeño youkai de fuego que estaba en la sala comiendo helado.
Sonrió.
Ahora ya lo sabía. Se había dado cuenta cuando estaba haciendo la tarea de lenguaje. Resopló resignado.
Hiei... Ahora esa palabra significaba mucho más para él. No sólo la palabra... Todo él... es decir... El pequeño youkai...
Kurama se llevó la mano a la frente. Estaba empezando a dolerle la cabeza. Ahora ya sabía qué era. No era tan sólo el simple sentimiento de cariño y amistad que tenía hacia él. Era algo más fuerte.
- Estoy enamorado de Hiei... -se dijo sonriendo y negando con la cabeza.
Luego se puso a cuestionarse el por qué.
Oh, ¿qué importa de todas formas? Eso no hará que...
Sonó como si algo muy pesado cayera al suelo. Kurama se levantó rápidamente y bajó las escaleras.
Buscó a Hiei con la mirada, pero no lo halló en la sala...
En la cocina...
Hiei estaba sentado, con la cara y el cabello blancos por la harina. El paquete estaba desparramado a escasos centímetros de Hiei. La mirada de Kurama se dirigió al estante.
- Oh... -Kurama sonrió al ver las barras de chocolate que Hiei probablemente había intentado coger.
- Yo... yo sólo... ¡¡esa maldita cosa me atacó!! -señaló Hiei indignado hacia el paquete de harina.
En otras circunstancias, Kurama habría reído, pero no creyó conveniente que Hiei creyera que se estaba burlando de él.
- Te ayudaré -dijo Kurama cogiendo un pañuelo y acercándose a Hiei.
Se arrodilló frente a Hiei y su camiseta empolvada de harina. Lo hacía ver adorable.
- Una galleta -se dijo Kurama sonriendo.
- ¿eh?
Kurama negó con la cabeza y empezó a sacudir el cabello en punta de su amigo.
Sus dedos también se llenaban de harina. Se detuvo repentinamente para observar el rostro del youkai. Sus ojos carmesí lo miraban atentamente, casi absortos en cada movimiento que hacía el zorro. Kurama notó que brillaban mucho, era una expresión muy hermosa. Cómo hubiese querido poder quedarse mirando aquellos ojos rojos durante un rato más, mientras su amigo estaba inmóvil frente a él.
Cogió el pañuelo y lo pasó suavemente por la frente de Hiei, llevándose un poco de harina, que revelaba la piel pálida del demonio de fuego.
Kurama sonrió comprensivamente y sacudió el pañuelo. La harina en el aire hizo que Hiei estornudara.
Kurama rió suavemente. Hiei abrió mucho los ojos, mientras sus mejillas tomaban un tono rosáceo. Kurama seguía pasando el pañuelo por el rostro de Hiei, quitando casi toda la harina. Hiei pestañeó dos veces para quitarse un poco que se había movido cerca a su ojo.
El zorro abandonó el pañuelo y fue quitando lo que faltaba de harina con sus propias manos, suavemente, sin hacer daño.
Hiei sentía cómo el roce de las manos de Kurama parecía quedarse en su rostro, haciendo que éste tomara un color rojo más elevado.
El zorro acomodó el mechón de cabello sobre la frente de Hiei, haciendo que corrieran un poco más atrás, y dejó que sus manos bajaran, acariciando las mejillas rojas de Hiei, quién se ponía cada vez peor, pues ahora sentía calor, mucho calor, desde el fondo de su estómago hasta su cara. Todo él ardía. Las manos de Kurama cogieron con firmeza el rostro de Hiei, mientras el zorro miraba fijamente los ojos rojos de Hiei, totalmente abiertos por la sorpresa... Pero Kurama sólo sabía que una fuerza desconocida lo atraía irremediablemente hacia los labios repentinamente húmedos de Hiei.
Kurama fue acercándose lentamente hacia Hiei...
Hiei también se acercaba, inconscientemente deseaba probar los labios de su compañero...
" Talvez ésto te enseñe a comportarte mejor... Y quién sabe, puede que te agrade tanto como a nosotros."
Porque, porque simplemente no se iban y ya? Toda su vida fue así! Pasaba algo que no le gusta, y lo dejaba ir, pero esta ves, sueños tormentosos y recuerdos amargos embargan su alma y su mente haciendo que su piel sienta palpitante cada día esos toques
Hiei abrió mucho los ojos, dio un respingo y retrocedió. La imagen de aquel ser despreciable apareció en su mente sin que él hubiese dado su consentimiento.
Se quedaron unos segundos en la misma posición. Kurama miró a su amigo con expresión de tristeza, se mordió el labio inferior y cerró los ojos.
Las manos de Kurama soltaron el rostro de Hiei.
La respiración del youkai se había agitado mucho. ¿Por qué? ¿Por qué esos horribles recuerdos tenían que volver a su mente justo ahora?
Kurama cogió el pañuelo y se puso de pie. Miró a Hiei con preocupación. La mirada de Hiei se había desviado en un punto cualquiera de la cocina. Su mano estaba en la frente, como si hubiese recordado algo terrible.
- Hiei...
- Yo... yo...
Kurama negó con la cabeza e intentó ayudarle a levantarse, pero Hiei retiró sus manos bruscamente y se movió a otro lado.
Kurama se dio por vencido y se puso de pie de nuevo. Caminó hasta la puerta de la cocina y volteó para darle una última mirada al youkai.
Estaba sentado, con amabas manos en la cabeza... Y la expresión más dolorosa que Kurama hubiese podido ver jamás. Hiei tenía ganas de llorar, podía verlo. Sus ojos estaban muy brillantes y sus mejillas rosadas.
Kurama pretendió acercarse a Hiei...
- No... -pidió Hiei -. Déjame sólo...
Kurama tragó saliva y asintió levemente. Salió de la cocina, no sin antes echar otro vistazo a su amigo.
Seguía en la misma posición. Kurama salió de la cocina.
Subió con pesadez las escaleras y se echó boca abajo en su cama, hundiendo su cara en las sábanas.
¿Por qué? ¿Por qué Hiei seguía atormentándose de esa forma? ¿Por qué no quería que lo ayudara? ¿Por qué?
Cambió de posición y tomó aire. Cerró los ojos. La lluvia seguía cayendo, con menos estrépito, pero seguía empañando las ventanas de su habitación, casi tanto como su alma...
Suspiró. Escuchó pasos fuera de su habitación. Hiei, aún con pequeños retazos de harina en la cara, se acercaba a él. Sus ojos estaban rojos. Al parecer lo había conseguido. Al fin había podido desahogarse como Dios manda.
Caminó lentamente hacia Kurama, casi sin saber qué estaba haciendo y se dejó caer a sus pies.
- ¡Hiei!
El youkai cogió con fuerza el pantalón del zorro. Apoyó su cabeza contra sus piernas y cerró los ojos.
¿qué significaba todo eso?
Perderse en la mente y consumirse, imponente deseo, no se puede mas que llorar en silencio, llorar lagrimas mudas e imaginarias, infinitos sonidos ausentes que llenan el alma de dolor, incertidumbre que se cierne sobre uno mismo arrastrando angustia, un respiro, simplemente un momento de paz anhelado….
Eso era......mientras pudiera, trataría de dárselo
Kurama no se molestó en cuestionarse mas las cosas, abría otro momento para explicar las palabras que surcaban por su mente, por ahora estaría ahí hasta que Hiei se recuperara- Piensa mientras acariciaba su cabello lleno de harina.
je! holaps! n.n
iuju! Finalicé el 4 capi T.T
Se me acaba la imaginación, pero ya volvera... ¬¬ debe volver o me pongo en huelga indefinida T-T
Buenup, espero que les haya gustado este capítulo T¬T la verdad es que me moría por escribir la parte de la harina, jeje.
n.n sensei!! T.T gracias por tus sabios consejos, por algo eres la sensei, eso es!... o.o x cierto, me has hecho pensar en un fic con eso de la esquizofrenia T.T viva la sensei! xDDD
X cierto, un CREDITO MUY ESPECIAL A LA SENSEI (no, q novedad xDD) T.T POR AYUDARME A ESCRIBIR ESTE CAPI T.T
ME TIRO POR LA VENTANA(Dark se tira)YUPIII!!!
Y no respondo reviews porque... T.T el tiempo no me da y quiero actualizar todos los fics que me faltan n.n Talvez para el próximo, ne?
Wenup, no se olviden de dejar reviews T.T aunque sea para saber que están vivos T.T o q les gusta… o q no les gusta… T.T por favor!!!!
Nos vemos! n.n cuidense!
