holas n.n

ay... o.oU Bueno, bueno, ya estoy actualizando T.T uh, pobre de mi xDDD

Ahora sí, me pondré a actualizar todas las semanas. ¡Si! O bueno, al menos trataré ¬¬U No les prometo nada, pero trataré ¬¬U

Am... yo... esto... les dejo el 7 capi, si? n.n'... Y sólo un consejo... T.T terminen de leer antes de mandarme matar, ¿si?

En realidad escribí el cap anterior mientras tenía un ataque de risa o.oU estaba leyendo un fic con mi bro y pues... u.u bueno, no los entretengo más n.n

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7 cap. Pesadillas doradas

-... ¿qué...?

Hiei miró su katana y empezó a temblar. Dios, ¿qué había hecho?

Tenía tanto miedo de mirar hacia abajo que sólo podía mantener la vista fija en la katana... La sangre era limpiada poco a poco con el agua de la lluvia.

¿C-cómo era posible que yo...?

El crepitar de la lluvia en el suelo hizo que el youkai fijara la mirada en uno de los acompañantes del tipo de cabello dorado. Con furia, con rabia y dolor que recorrían todo su cuerpo en ese momento y dejando la katana en el suelo, arremetió hacia aquel.

- ¡¡¡JAOU ENSATSU RENGOKU SHOU!

Y el ser desapareció, con un grito de dolor. Pero a Hiei no le importaba. Nada le importaba. Sólo quería matarlos. Quería matarlos.

Arremetió contra el otro y lo mató de igual forma, respirando irregularmente.

- Bien hecho, Hiei -vino la voz del zorro.

- ¿Eh-Hiei volteó lentamente para encontrar al zorro sentado con las piernas cruzadas y sonriendo. A su costado, más muerto que vivo, el ser de cabello dorado.

Hiei miraba de un lado a otro sin comprender qué había pasado.

- Qué... que tú no estabas... ¿Tú no estabas muerto, Kurama-preguntó Hiei confundido, dejándose caer en la hierba mojada.

- Oh, yo también estoy contento de verte -respondió Kurama. Miró con asco al ser de cabello dorado (¬.¬ nunca le puse un nombre, lo sé)-. Eres muy astuto.

- No entiendo -dijo Hiei. Un alivio casi infinito recorrió todo su cuerpo -. ¿Quieres decir que en vez de matarte maté al otro, aún cuando él me controlaba?

- Más o menos -dijo él -. Aunque no sé cómo lo hice, moví su cuerpo hacia donde yo estaba antes de que pudieras atacar...me -dijo Kurama mientras se llevaba un mechón de cabello detrás de la oreja.

- ¡¡Eres un maldito-gritó Hiei -. ¡¡Si no estabas muerto antes, lo estarás ahora!

Sonrió y se dejó caer frente al zorro. Miró al tipo de cabello dorado.

- ¿Qué hacemos con eso-preguntó.

- Hm... Creo que Koenma debe encargarse de él ahora -respondió Kurama -. Sigue vivo, aunque la herida es bastante profunda. No creo que dure mucho.

- No importa... Vamos a casa -pidió Hiei rogando con los ojos.

.-.-.-.-.-

- ¡¡Buenas noticias-exclamó Yuusuke entrando a la sala de Koenma, donde estaban reunidos.

- ¿Qué sucedió?

- Algo increíble... Vaya, casi hasta imposible... -dijo Yuusuke como si no se lo creyera.

- ¿Le dieron un cerebro a Kuwabara-preguntó Hiei.

Todos menos el de cabello naranja soltaron una carcajada.

- ¡Mejor que eso-exclamó Yuusuke, haciendo caso omiso de la mirada de odio que le daba Kuwabara -. A que no saben qué.

- Yuusuke, ya deja de darle vueltas y habla -exigió Botán.

Kurama... Kurama, despierta...

El pelirrojo nunca llegó a enterarse cuál era la gran noticia de la que hablaba Yuusuke en su sueño. Cierto demonio de fuego lo reclamaba justo en ese momento.

- ¿Qué... qué sucede, Hiei-preguntó Kurama con voz ronca. Hacía casi tres horas que Hiei había regresado de una larga misión de Mukuro.

- Ya regresé -informó Hiei de mal humor. Había estado tres horas parado frente a la cama de Kurama y éste como si nada.

- Oh... oh sí, tienes razón, lo lamento -dijo Kurama sentándose y saliendo de la cama -. Me imagino que debes tener hambre... Pero no puedo dejarte salir. 'Kaasan está en casa y Shuuichi también.

- Hn.

- Ahora vuelvo -dijo Kurama.

Hiei se sentó en la cama del zorro. Estaba muy cansado. Tenía mucha hambre... Bueno, siempre tenía hambre, pero esa no era la cuestión.

En realidad, había ido a casa del zorro para contarle algo muy importante. Algo que tenía que ver con lo que había pasado hacía dos meses. Algo relacionado con el ser de cabello dorado...

Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en él nuevamente.

- Ya está -dijo Kurama sonriendo. Llevaba en brazos una bandeja con comida, leche, galletas y un enorme envase con helado.

Bueno, ya que se había molestado, ¿por qué no comer?

Kurama sen sentó en la silla que había frente al escritorio mientras miraba divertido a Hiei, comer como un niño pequeño. Se manchaba toda la cara y hasta se chupaba los dedos.

Kurama negó con la cabeza, sonriendo y se puso de pie para buscar un repasador.

Hie dejó a un lado la bandeja y se limpió torpemente con el repasador, a lo que Kurama tuvo que limpiarlo bien.

- Mira que comes como una criatura -comentó Kurama limpiando debajo de la nariz de Hiei, quien se dejaba a regañadientes.

- Criatura el trasero, déjame en paz -exigió Hiei arrancándole el repasador con la mano -. Como si no pudiera hacerlo por mí mismo.

Kurama rió suavemente y lo dejó en paz. Era cierto que la actitud de Hiei había vuelto a ser la misma de antes. Incluso estaba un poco más... dócil y... alegre.

Hiei terminó de limpiarse y se dejó caer en el suelo, pensativo.

- ¿Pasa algo-preguntó Kurama.

- Sí -dijo Hiei -. Eres un tonto.

- Oh, y yo que pensé que venías a decirme algo que valía la pena...

- Cierra la boca... Sí, hay algo que pasó en el Makai.

Kurama lo miró seriamente. Normalmente pasaban miles de cosas en el Makai, pero... Cuando Hiei le tomaba importancia era porque realmente era algo grave.

- ¿Recuerdas a ese ser de cabello dorado-preguntó Hiei como quien no quiere la cosa.

- Hm.

- Pues... Escapó.

Hubo unos instantes de silencio.

- ¿Cómo que escapó-preguntó Kurama alarmado. Si había escapado, lo más probable es que estuviera buscando a Hiei para vengarse.

- Mira, Kurama, no lo sé muy bien -dijo Hiei exasperado -. Lo único que sé es que su nombre es Tsubaki. Y Koenma ha dicho que es un ser muy poderoso y casi inmortal. Y que está tras mí.

Hiei dijo eso muy rápìdo, como si quisiera deshacerse de aquello como quitarse un calcetín.

- Y qué piensas hacer-preguntó Kurama.

Hiei lo miró de reojo.

- En este momento, dormir. Estoy muy cansado -informó luego de meterse a la cama del zorro.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Un grito agudo resonó en mi mente. Y esa voz era inconfundible. Yukina... ¡Yukina había gritado! ¡Yukina estaba en peligro!

Intento moverme, pero mis pies no responden. Puedo ver que Tsubaki se acerca a ella y con una daga plateada atraviesa el pecho de mi hermana.

Por más que intento, con furia, con rabia, con desesperación, no puedo moverme. Ni siquiera parezco estar ahí. ¿Por qué no puedo moverme?

Intento usar mi jagan, cuando me doy cuenta que no tengo jagan, ni brazos ni piernas ni ojos ni nada. No existo. No estoy ahí pero sí estoy.

Aunque Tsubaki sí parece verme. Me mira con sorna y con diversión, mientras sigue maltratando a mi hermana. Tiene múltiples cortes en sus brazos y en la cara, y sangraba de muerte.

¡¡Maldita sea! ¡¡Si tan siquiera pudiera acercarme! ¡Quiero ir hacia mi hermana! ¿Quiero salvarla! ¡No quiero que muera! ¡¡No se puede morir!

Yukina... ¡¡Yukina!

Hiei... Hiei, ¡qué sucede?

Hiei abrió los ojos, sintiendo como varias gemas se resbalaban por su pecho hasta dar con la mirada preocupada del zorro.

Miró hacia todas partes, tragó saliva con dificultad y empezó a tocarse por todas partes. Era hetéreo. Estaba ahí. Kurama podía verlo y él también podía verse.

- Yukina... -repitió Hiei poniéndose de pie -. Yukina está mal. Yukina está peligro, Yukina...

- Hiei, por favor, tranquilízate, Yukina no...

- ¡¡CIERRA LA BOCA QUE NO SABES NADA!

Hiei saltó de la cama y...

- ¿Yukina?

- Buenos dias, Hiei-san -dijo ella mirandolo con preocupación -. De modo que también tú tuviste un sueño conmigo.

- ¿Eh...?

- Soñé que te torturaban -dijo ella mientras se dejaba caer en una silla. Hiei empezó a ver alrededor de la habitación de Kurama. Todos, y se refería a TODOS estaban ahí, mirándolo con expectación.

- ¿Qué hacen ustedes aquí-exigió Hiei sentándose en la cama.

- Todos tuvimos sueños extraños -dijo Yuusuke -. Y todos relacionados contigo.

- ¿Qué?

- No lo sabemos muy bien -dijo Koenma. Era gracioso verlo ahí, en su forma de joven y con un pijama de ovejitas -Pero nos pareece que todo ésto está relacionado con Tsubaki.

- Ah, no me digan, pero qué novedad -dijo Hiei de mal talante -. Derrochan ingenio.

Los miró fríamente. No entendía qué estaba sucediendo.

- Hiei -dijo Yuusuke acercándose a él -. ¿Qué sucedió con Tsubaki? ¿Qué te hizo?

- ¿Qué me hizo-repitió Hiei en tono sarcástico, evitando la mirada de Kurama -. ¿En realidad quieres saber?

Yuusuke miró a los demás aprehensivamente.

- Hiei, ya está -declaró Kurama seriamente -. Realmente no creo...

- Me violó -declaró Hiei en voz alta, mirando a todos y cada uno de ellos. Yukina se llevó las manos a la boca, Botán se dejó caer en el suelo, Yuusuke retrocedió, Kuwabara se calló al tropezarse con el pie de Kurama, que lo miraba aprehensivamente. Sin embargo, Koenma sólo lo miró fijamente.

- Eso hizo, ¿eh?

- Sí, maldita sea, sí, eso hizo -dijo Hiei poniéndose de pie -. ¡Y DEJEN DE MIRARME CON LASTIMA DE UNA JODIDA VEZ!

- Es que es extraño -dijo Koenma pensativamente.

- Extraño las pelotas -dijo Hiei entre dientes -. Ya les dije qué pasó, pero sigo sin entender el qué de los malditos sueños.

- Pues eso es extraño -declaró Koenma -. Tsubaki había sido desterrado hace mucho tiempo. Siempre se le acusaba por violación -todos se estremecieron ante la palabra, menos Hiei y él -. Pero nunca se mostraba retinente en alguna de sus víctimas. Ni lo dejaba vivo.

- Osea que yo soy un caso especial y debo sentirme privilegiado -dijo Hiei aparentando ingenuidad.

- No me refiero a eso -dijo Koenma negando con la cabeza -. Ah, qué lio más complicado...

- Oh, lo mataré -declaró Hiei perdiendo la paciencia -. De verdad que me estoy cansando de toda esta estupidez.

Y sin decir más salió por la ventana y desapareció.

Ahora las miradas se posaron sobre Kurama.

- Tú eres el que más tiempo pasa con él -dijo Yuusuke -. Lo conoces muy bien, ¿qué le sucede?

Kurama no respondió. Respetaba a Hiei. Y no quería revelar lo que le psaba. Si no era su deseo, no lo haría.

-.-.-.-.-.-

- Esto es el colmo, esto realmente es el colmo -gruñó Hiei desde un árbol -. ¿Por qué rayos simplemente no pueden dejarme en paz? Parece que ni siquiera soy digno de tener tramquilidad. Claro, soy el Niño Prohibido, me violan, me torturan, me envían pesadillas y ahora me dicen que tengo suerte por seguir vivo. ¿Qué vendrá ahora?

Bostezó y bajó del árbol. En verdad tenía ganas que todo eso acabara. Lo único que deseaba era volver con Kurama, pero con todos esos malditos en su habitación no quería. Y ahora peor que todos lo miraban con lástima.

Lástima... Maldito y estúpido sentimiento ningen que sólo servía para... Le extrañaba tanto que... Un momento... ¿Y eso?

Evidentemente era Tsubaki, corriendo a toda velocidad. Hiei no vaciló un momento y lo siguió por encima de los árboles. ¿Por qué tenía tanta prisa? ¿Acaso lo estaban siguiendo? Nop. No parecía estarlo siguiendo nadie.

Qué curioso, se dirigía al Makai... Al castillo de Mukuro.

Pero, ¿por qué? ¿Pretendía atacar a Mukuro?

Hiei entró sigilosamente al castillo, sólo para ver cómo Tsubaki se inclinaba hasta Mukuro.

- ¿Me estás diceindo que se reunieron-preguntó Mukuro.

- Así es. Se han reunido y están platicando sobre el sueño que les envié.

- Qué contrariedad... -se quejó Mukuro -. Bueno, lo único que quiero es que mates a Kurama. No sé por qué te armas tanto lío con los demás. Una vez que Kurama esté muerto... Podré controlar a Hiei para siempre. Será y estará conmigo por la eternidad.

- Como diga, señora Mukuro -dijo Tsubaki. Hizo una última reverncia y desapareció de la vista.

El corazón de Hiei latía con furia. ¿Acaso todo aquello fue planeado por Mukuro?

Unas ganas casi incontrolables de matarla se apoderaron del cuerpo del youkai, pero sabía que si no se controlaba, todo acabaría mal. Tenía que volver y decir lo que sabía. Lo más rápido que le fuera posible.

Llegó rápidamente a la casa de Kurama, al parecer ya todos se habían ido.

- Oh, Hiei, ¿dónde estabas?

- Por ahí -respondió el youkai, casi sin darle importancia -. Descubrí algo muy interesante.

Le relató a Kurama todo lo referente a Mukuro.

- ¿Por qué querría ella hacerte daño-se preguntó Hiei.

Kurama soltó una risa casi irónica.

- ¿No es obvio, Hiei?

- ¿El qué?

- Dime una cosa. ¿Tú le contaste a Mukuro sobre... bueno, sobre tú y yo?

- ¿eh? Ahora que lo dices... Creo que sí lo hice -contestó Hiei pensativamente -. Sí, lo consideré muy importante, por eso se lo conté.

Kurama no pudo suprimir una sonrisa cuando escuchó lo de 'muy importante'.

- Nunca me imaginé a Mukuro en plan de celos -se dijo Hiei.

- En todo caso -dijo Kurama jugando con el cabello de Hiei -. Habría que mantenerse alejados de ella un tiempo.

- Hum... Creo que en realidad tienes razón, zorro.

Pero se veía triste. No es que quisiera a Mukuro, pero había empezado a apreciarla. Eran muy iguales.

Y... ¿De cuándo acá mandabas a violar a la persona que querías? No tenía lógica. Nada era lógico...

Pero qué importaba eso ahora cuando estabas absorto en los toqueteos que te hace Kurama? Simplemente no importa.

- ¿Sabes Hiei-dijo Kurama mientras lo tumbaba a la cama y se sentaba sobre él.

- ¿Qué?

- Eres la persona a la que más amo -dijo robándole un beso -. Y te quiero conmigo para siempre.

- Hm... Eso está bien, Kurama -dijo Hiei sonriendo -. ¿Qué haremos con Mukuro?

- No sé, no quiero pensar en eso ahora -dijo Hiei sonriendo y abrazó a su zorro.

La brisa entraba por la ventana, acompañando a los dos jóvenes en su momentánea felicidad.

-.-.-.-.-.-.-.-.

holaaas!

Ahora sí. o.o me asombra que todos hayan pensado que en verdad mataría a Kurama, aún cuando ya había dicho que no lo haría. Eso significa que deben leer un poco más las notas de autora.

Y me sorprende mucho más de la sensei o.O bueno, qué puedo decir n.n' ta bien que sea angst pero no tanto como para llegar a tragedy ¬.¬

Weno, era todo y espero poder actualizar mas rapido n.n

Nos vemos!