Holas n.n
Weno, cederé hoy, responderé reviews n.n toy de buen humor xDDD
Am.., En qué lío me metí T-T ¬.¬ es que son las dos de la mañana y me molesté con mi mamá T.T me mudo buuuaaahhh! ¬.¬ odio las mudanzas, las odio, las odio, las odio! ¬¬ estupidas mudanzas... asi le dije a mi progenitora que no tenia sueño ¬.¬ y en verdad no tengo sueño, pero no saben q estoy usando el pc jo jo. T-T espero que no me descubran por estar actualizando a esta hora un sábado xDDD
Y por si las dudas, Kurama y Hiei no se han em... 'acostado' todavía n.nU quiero decir que talvez cierre el fic con un lemon -.-U todavía no lo decido.
El capi... dedicado a la sensei Rurouni Andrea (xD q novedad) y am... n.n por supuesto, a mi amigui Hirui no Shadow y a Mayumi Minamino n.n (estoy pensando en hacerme un folder yaoi también o.oU)
Wenu, yo mejor empiezo n.nU
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8 cap. Dulce Compañía
Hiei despertó en el suelo de la habitación de Kurama, completamente confundido y aturdido, cuando se dio cuenta que era lunes y que eran las 11:30am.
Obviamente, el zorro había tenido que ir a la universidad y algo recordaba Hiei de eso...
FlashBack-
Un agudo timbre empezó a perforar los tímpanos de pequeño youkai que dormía muy tranquilo junto al zorro (N.A: ¬.¬ Sí, sí, sólo dormían). Abrió uno de sus ojos carmesí y empezó a buscar el objeto de tanto escándalo que hacía 'pi' cinco veces seguidas cada maldito segundo. Tanteó con la mano, arrimándose más al borde de la cama, para llegar a la mesita de noche.
Hm... Hiei... ¿qué estás haciendo-
que se calle... la maldita cosa ningen ruidosa... que se calle...
¿La qué-preguntó Kurama frotándose los ojos.
La cosa... ruidosa... y... zzzzzz... -Hiei tiró al suelo el despertador y cayó al suelo sobre una pantufla de Kurama llevándose sábanas y almohadas con un 'PLAF' que no afectó el sueño del youkai.
Kurama se levantó alarmado cuando Hiei cayó de la cama, y luego tuvo que mantener la risa al ver la posición del youkai de fuego. Sobre una pantufla que ya no usaba, con las sábanas revueltas en él y una almohada en sus brazos, y el despertador, tirado por ahí y aún sonando.
Dio vuelta al reloj.
¡¡¡SIETE Y MEDIA-exclamó aún más alarmado.
¡¿A QUE HORA CIERRAN LA COCINA-gritó Hiei asustado frente al grito de Kurama y levantándose repentinamente. Dio un bostezo y se dejó caer nuevamente sobre la pantufla.
Kurama dejó escapar una carcajada y negó con la cabeza mientras se alistaba para irse.
Fin del Flashback-
Hiei suspiró y se levantó. ¿Cómo había sido capaz de dormir en el suelo?
Se levantó y recogió las sábanas. Las puso sobre la cama de Kurama junto a la almohada. La cama ahora estaba más desordenada que antes, pero en fin...
El estómago del youkai rugió. Sin que lo quisiera, sus mejillas se volvieron rojas y bajó rápidamente al comedor.
Ya había estado sólo en la casa de Kurama, pero su ausencia lo volvía algo insufrible.
Sonrió con satisfacción al ver el desayuno preparado por Kurama servido en la mesa.
Lamento que cayeras de la cama. No volveré a programar el despertador.
Hiei sonrió más abiertamente ante la nota de Kurama y se dispuso a comer el exorbitante desayuno que su zorro le había dejado.
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Pero, ¿por qué no-preguntó una de sus adoradoras mientras él caminaba rumbo a su casa.
Lo siento mucho, Aya-chan, pero estaré muy ocupado... Tengo un compromiso muy importante.
Pero Shuiichi, siempre es lo mismo contigo -dijo otra chica mientras avanzaba a su costado -. ¿Qué te cuesta?
Chicas, es enserio, tengo algo que hacer.
Oh, nunca quieres salir con nosotras, 'smos tus compañeras!
Lo sé, Fujimi-chan, pero en verdad no puedo -. no quiero, no me sigan molestando.
Las chicas lo miraron algo descepcionadas y se despidieron de él.
Kurama suspiró y siguió el recorrido hasta su casa.
Luego rió con disimulo. Siempre era lo mismo. Todas las tardes después de clases, aunque lo intentara, no podía escabullirse de aquellas dos fans que lo seguían a todas partes y que sólo lo dejaban en sus clases, ya que eran distintas.
Negó con la cabeza y sacó la llave del bolsillo.
Abrió lentamente la puerta, procurando no hacer ruido, quería ver en qué lugar de la casa se hallaba su youkai de fuego.
Dejó sobre la mesa los libros y cuadernos y la mochila. Entró a la cocina por un vaso de agua y echó una mirada al piso inferior. Nada. No había Hiei ahí.
Kurama hizo una mueca y subió por las escaleras. Talvez se había ido, después de todo, no era su obligación quedarse ahí...
Abrió al puerta de su habitación y algo lo tiró al suelo, haciéndolo caer e ir hasta el borde de las escaleras.
Era Hiei, que estaba ahora sentado sobre él y con los brazos cruzados.
Eh... ¿a qué viene todo ésto-preguntó Kurama sonriendo.
Hiei abrió los ojos con sorpresa e hizo como si lo estuviera considerando.
Sí... ¿por qué habría de saltar sobre un zorro-se preguntó mientras se acercaba peligrosamente a los labios de Kurama -. ¿Tú qué piensas?
¿Por qué crees que lo pregunto-dijo Kurama aparentando seriedad, su cabeza estaba al borde de la escalera -. Te advierto que no es un buen lugar para juegos amorosos, Hiei, nos caeremos en cualquier...-no pudo seguir porque Hiei había presionado tímidamente sus labios contra los de él, recorriendo suavemente los labios de Kurama con su lengua, pidiendo permiso para entrar. Pronto, ambos juntaron sus lenguas, con pasión, con necesidad, casi con lujuria... Hasta que la cabeza de Kurama quedó un escalón debajo.
Eso explica por qué casi nadie lo ha hecho en las escaleras -se dijo en voz baja mientras se levantaba.
¿El qué-preguntó Hiei mientras iban a la habitación de Kurama.
Hm... pronto lo sabrás, Hiei -dijo Kurama sonriendo.
Hiei levantó una ceja.
Si tú lo dices...
Hiei se estiró y bostezó.
Qué aburrida es la vida ningen -dijo y se subió a la cama del zorro.
Es así cuando te quedas sólo en una casa sin saber cómo utilizar correctamente las cosas -dijo Kurama mientras se sentaba frente al escritorio y sacaba unos cuadernos.
¿Vas a estudiar esta noche también-preguntó Hiei sorprendido.
Eso parece -dijo Kurama sin retirar la miraa del cuaderno -. Tengo un examen importante mañana.
Oh... -Hiei resopló aburrido -. Oye, Kurama ¿te importa que salga un momento?
Kurama volteó.
No -dijo extrañado -. ¿A dónde vas?
No sé... Pero quedarme aquí mientras te observo mirar nada más que esas cosas me aburre -dijo mientras saltaba al suelo.
De acuerdo -dijo Kurama -. ¿Volverás pronto?
Hiei sonrió malévolamente.
Quién sabe, mi youko -dijo Hiei mientras salía por la ventana.
Kurama sonrió y cerró los ojos. Su semblante fue cambiando por uno de preocupación. ¿Por qué Mukuro quería hacerle daño a Hiei? A él mismo, lo podía comprender, ella amaba a Hiei y después de todo... Pero, ¿hacerle daño a Hiei? O... ¿Talvez ella no sabía que ese ser despreciable había...?
Dejó el cuaderno a un lado, después de todo, se lo sabía de memoria.
Hiei... ¿Por qué tenía que pasar por tantas cosas horribles? ¿Qué le había hecho él al mundo para que se comportaran así con él?
Se dejó caer en la cama. Le había dado tantas vueltas... ¿Por qué Mukuro había hecho eso? Cualquier persona que tuviera un poco de sentido común encontrarían aquello tan absurdo como él.
Y ahora que lo pensaba, Mukuro nunca le había agradado. Era tan... fría y... mala... y...
Kurama descubrió una nueva emoción apoderarse de él: celos.
¿Estaba él, Youko Kurama, celoso de Mukuro?
¿Y por qué debúia estar celoso? Hiei pasaba la mayoría del tiempo con él... excepto cuando Mukuro lo llamaba para una inesperada misión y tenía que dejarlo... Mukuro... tonta y odiosa Mukuro...
Kurama dejó escapar un grito de frustración y se levantó. Caminó hacia la ventana buscando incoscientemente la silueta de Hiei.
Ni siquiera me dijo adónde iba... ¿Qué si fue donde Mukuro y...? Ya Kurama... deja de pensar tonterías.. Él no...
Abrió mucho los ojos. ¿Cómo podía él estar tan seguro que no había pasado nada entre Hiei y Mukuro? No, no era lógico. Eran muy iguales como para que eso pasara.
El zorro cerró los ojos, sintiendo una agradable brisa dar contra su cara. Tomó aire profundamente y volvió a sus estudios.
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Claro que sí, Hiei-san -dijo Yukina sonriendo -. Puedes venir siempre que quieras. No tienes que pedir permiso. ¿Quieres algo de tomar o de comer?
Eh-no, no te molestes -dijo Hiei rápidamente. Estaba muy nervioso, al parecer sólo Yukina estaba ahí.
Ella sonrió más abiertamente y lo invitó a pasar.
Desde que se había enterado que eran hermanos, la acitud de Yukina con Hiei se volvió más... cariñosa... alegre... dócil... feliz...
¿Seguro que no quieres nada-dijo Yukina con insistencia.
Eh... bueno...
¡De acuerdo-Yukina sonrió feliz y corrió a la cocina. Buscó con afán una bandeja y depositó el té, las galletas y algunos otros pasteles para llevárselos a su hermano.
Hiei miró el templo, como si no lo hubiese visto bien de todas las veces que había estado ahí. Se preguntó por qué había decidido ir a ese lugar después de todo. Talvez era porque... después del zorro, Yukina era la persona que más paz le irradiaba...
Aquí tienes -dijo Yukina mientras se sentaba y dejaba la bandeja en la mesa.
Gra-gracias... -dijo Hiei torpemente mientras evitaba la vista de su hermana. Ella rió suavemente mientras las mejillas de su hermano tomaban un tono rosáceo.
Dime, Hiei-san, ¿a qué viene tu visita?
¿No puedo pasarme por aquí-preguntó Hiei en voz baja.
¡Oh, sí sí sí! ¡Claro que sí! No fue eso lo que había querido decir -dijo Yukina rápidamente -. Es que... pensé que estarías con Kurama-kun...
Está estudiando -dijo Hiei mientras tomaba una galleta -. Creo que ese sitio ningen lo tiene demasiado presionado y...
En verdad lo amas, ¿cierto-interrumpió Yukina. Hiei se atragantó con la galleta y miró a los ojos a su hermana, tenía la más dulce de las sonrisas y una tierna mirada de comprensión en el rostro.
Hiei bajó la cabeza, totalmente rojo y terminó de comerse la galleta.
Tienes los sentimientos más puros que he conocido en una persona, Hiei -dijo Yukina mientras se acercaba a él -. Y me alegra mucho que los dejes fluir.
No tan puros como los tuyos -dijo Hiei -. Tú eres... eso... eres pura, inocente... Yo... yo soy un asesino.
No, Hiei -dijo Yukina mientras tomaba entre sus manos las de su hermano -. Eres una linda persona, y aunque no lo creas, también eres muy inocente y conservas esa pureza de alma que... que te hace actuar de acuerdo a como te sientes... Como con Kurama -dijo sonriendo y presionando más sus manos.
Hiei pestañeó varias veces. Talvez Yukina no lo conocía bien... O lo conocía demasiado bien y todo lo que decía era verdad... Pobre y desconcertado youkai.
Yukina besó en la sien a su hermano y se puso de pie, dejando al youkai rojo, confundido y con el corazón latiéndole a mil.
¿Tan evidente había sido o era sólo Yukina? Talvez ella siempre podía detectar ciertas cosas como esa...
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¿Dónde estará? Ya es tarde y... aún no regresa... No creo que le haya pasado algo... ¿O si? ¿Acaso Tsubaki le habría hecho algo...? No, no puede ser... Ya lo sabría...
Kurama se moridó el labio inferior y echó otro vistazo por la ventana. No regresaba aún.
¿Y si está con esa bruja?
Kurama se reprendió a sí mismo. ¿Cómo podía pensar ahora en sentir celos? ¡No!
Se recostó en la cama y pasó una mano por su rostro. Sentía que su cabeza era un panal de avispas. Le zumbaba de todo lo que había estudiado.
Se escucharon golpes en la ventana. Kurama saltó rápidamente y encontró a Hiei.
Gracias a Dios, Hiei -suspiró Hiei mientras lo aprisionaba en un abrazo.
Eh! ¿A qué viene esto-preguntó Hiei mientras Kurama le dejaba respirar de nuevo.
Quería verte -dijo Kurama sonriendo.
Todos los días me ves, Kurama -dijo Hiei devolviéndole la sonrisa -. Lamento haber llegado tarde. Estaba con Yukina.
Kurama pestañeó dos veces.
¿Enserio?
... No me tomes el pelo, Kurama. No te quieras pasar de listo conmigo -dijo Hiei seriamente -. No sabía a dónde ir así que pasé por ahí.
¿Y qué tal fue la cosa-preguntó Kurama mientras arrastraba al youkai a su cama y lo sentaba junto a él.
Bueno... estuvimos hablando... de muchas cosas... -dijo Hiei -. Primero hablamos de tí.
¿De mí-preguntó Kurama sorprendido y halagado.
Sí -dijo Hiei ruborizándose -. En fin, pasé toda la tarde ahí.
Kurama sonrió comprensivamente y revolvió el cabello del youkai.
Me alegro mucho por tí, Hiei -dijo -. Supongo que estarás feliz.
Hiei suspiró contento.
Creo que sí... Me dijo... me dijo tantas cosas...
El zorro sonrió más abiertamente y se levantó.
Guardé algo de comida...
No te molestes, cené con Yukina -dijo Hiei dejándose caer en la cama.
Oh... De acuerdo -dijo Kurama sonriendo. Se preguntó qué haría si hubiese ido a cenar con Mukuro... Frunció el entrecejo y sacudió la cabeza.
¿Sucede algo-preguntó Hiei.
No... eh... Es que estaba pensando en algo que no tiene sentido -dijo Kurama sonriendo -. No tiene importancia, enserio.
Está bien.
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De modo que en dos meses no se volvió a saber nada de Tsubaki. Aparentemente había desaparecido... Al menos eso creían todos...
Y Hiei tampoco se pasaba por el castillo de Mukuro a menos que fuera un caso de extrema urgencia.
Y ya se había iniciado la mudanza de Kurama a un nuevo apartamento que estaba muy cerca a la universidad y en el cual el youkai no corría riesgos de ser encontrado en alguna actitud acaramelada con Kurama.
Aunque Hiei ya casi no pasaba por ahí. Según él, Mukuro (cómo odiaba el zorro aquella palabra) lo tenía demasiado ocupado con misiones estúpidas y que ella misma podría resolver si no fuera una tía floja y fresca.
No es mi culpa -sentenció por centésima vez cuando Kurama le volvió a replicar haber llegado hacía ni dos horas y ya estaba queriendo irse -. ¿ÇQué puedo hacer yo si Mukuro me necesita ahora?... No pongas esa cara. Nunca me imaginé que Youko Kurama sufriera un ataque de celos.
¡Que no estoy celoso-dijo Kurama por centésima vez enfurruñándose.
No, seguro que no -dijo Hiei. Buscó su capa y se la puso -. No tienes por qué demostrar esa inseguridad. No sé cuántas veces te he dicho que Mukuro...
Ya lo sé -dijo Kurama de mal talante, tomando inconscientemente la forma de youko.
De acuerdo entonces -dijo Hiei mirándolo de reojo. Muy en el fondo, le gustaba la actitud de celos que ponía Kurama cada vez que él tenía alguna misión -. Regresaré en cuanto pueda. Lo prometo.
Youko se hizo el indiferente y cerró los ojos.
Hiei negó con la cabeza, harto cansado de aquella actitud y salió por la ventana.
Me pregunto si en realidad confía en mí...
Hiei salió en dirección al Makai...
¿Y eso?
Hacía tanto que no veía a Tsubaki que ya casi se había olvidado de él... Claro, casi casi.
Sólo que ahora actuaba de manera extraña. No sólo se le notaba sumamente nervioso, sino que estaba temblando irremediablemente, como si la hora le huiera llegado.
¿Y bien-dijo una voz que salía de no se sabía dónde.
Se-señora Mukuro... Yo no...
No, claro que no -dijo la misma voz que ahora Hiei podía reconocer como la de Mukuro, pero en extremo, extremo EXTREMO enfada. No parecía ella -. ¿Te crees que no me iba a enterar, pedazo de idiota?
¿De qué estarían discutiendo ahora?
Pero... pero... señora Mukuro, usted...
¡Yo nunca, óyeme bien, NUNCA dije que podías ponerle un dedo encima a Hiei, y menos tu...!
Pero... señora Mukuro... es que... me provocaron...
¿Te provocaron? ¡¡¿¿TE PROVOCARON? ¡¡¿¿QUIEN MIERDA TE PROVOCO PARA QUE HICIERAS SEMEJANTE SALVAJADA-rugió Mukuro con furia al tiempo que Hiei casi se caía del árbol. Si el pequeñó youkai la había visto enfadada, eso no era ni la mitad de lo que estaba recibiendo Tsubaki.
Tsubaki se deshizo en sollozos de terror y cayó al suelo.
Señora Mukuro...
Lo va a matar
Hiei ya estaba poniendo toda su atención para reírse a mandíbula batida cuando Mukuro le diera el último adiós, cuando llegó la voz de Mukuro, un poco más calmada.
Una cosa como esa... sólo comete un error más, Tsubaki...
S-sí, señora Mukuro, gracias, le doy infinitas gracias por...
Cuierra la boca y desaparece de mi vista. Hiei llegará en cualquier momento.
Mucha suerte, señora Mu-
¡¡QUE TE LARGUES HE DICHO!
Y sin que pudiese decir nada más, Tsubaki desapareció rápidamente.
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El zorro se había quedado enfadado y resentido con el youkai de fuego y requeterrecontraarchisuper molesto con Mukuro. ¡Acabáramos! ¿Por qué siempre que Hiei llegaba, cansado y extenuado, pasaban unas cuantas horas durmiendo (ojo, durmiendo ¬¬ sólo DURMIENDO) llamaba esa estúpida y Hiei se largaba sin más?
Nunca llegó a pensar que alguna vez sentiría envidia por esa bruja. Cómo son los sentimientos y emociones ningen. Difíciles, absurdos y complicados.
El youko suspiró en sobremanera y se echó en la cama.
Talvez ese era su destino, Hiei siempre al lado de Mukuro y él sólo ahí, para cuando Hiei necesitara hablar de Yukina, comer y dormir. Después de todo, para eso están los amigos, verdad?
Sí, exacto, sólo los amigos... Pero pensé que Hiei y yo éramos algo más...
Kurama cerró los ojos tratando de no pensar. Le dolía terriblemente la cabeza. La razón de sus celos era infundada. Era sólo porque Mukuro ya sabía que Hiei no la quería y por eso... Por eso lo llamaba a cada rato, para que estuviera el mayor tiempo con ella y menos con él, claro, ¡eso eera!
¿Por qué antes esto no le molestaba en lo más mínimo?
¿Es que acaso creía que Mukuro podría hacerle daño en realidad?
Kurama se dio la vuelta y hundió su cara en la almohada, percatándose del olor de rosas que despedía y por fin dándose cuenta por qué a su youkai le gustaba tanto dormir abrazando esa almohada. Sonrió.
Talvez sólo me preocupo por las... bueno, eso no importa... Debería esperar a ver si Hiei regresará o...
¿Estás dormido-preguntó Hiei desde el marco de la ventana, que se encontraba abierta.
¿Qué sucedió-preguntó Kurama incorporándose.
¿Quién te entiende-se quejó Hiei cruzándose de brazos mientras entraba -. Hace un rato me reclamaste porque me iba, ahora me reclamas porque vengo, me avisas, ¿eh?
Lo siento -dijo Kurama sonriendo -. Creo que no he estado de muy buen humor últimamente.
Baka kitsune.
Hiei bostezó. Cda vez ese asunto con Tsubaki y Mukuro se le hacía más confuso... y absurdo. Él consideraba a Mukuro su maestra, la apreciaba y todo... Pero nunca se le habría pasado por la cabeza considerarla como mujer...
Y con lo que le había dicho...
FlashBack-
Después de toda esa descarga de furia en uno de los sirvientes de su maestra, Hiei decidió esperar un poco para ir a su castillo.
Cuando llegó, ella lo esperaba, con la mirada fija en la puerta de la habitación.
Llegas tarde -dijo Mukuro guiando su mirada hasta los ojos carmesí del youkai.
No es algo que te importe mucho -dijo Hiei con indiferencia mientras se acercaba.
Es probable -dijo Mukuro sin mucha convicción.
¿Para qué me necesitas ahora?
Mukuro dejó escapar un risa irónica.
¿Estás empezando a aburrirte, Hiei?
Eso depende -dijo Hiei recostándose en la pared -. Si todas las misiones que me das son para luchar contra debiluchos yo...
¿Qué me dirías de luchar contra Kurama?
Hiei abrió desmesuradamente los ojos y observó a su maestra como si la estuviera viendo por primera vez.
¿Qué quieres decir?
Te apuesto lo que quieras a que no eres capaz de luchar contra tu mejor amigo -dijo ella tentativamente -. ¿Te atreverías, Hiei?
¿Se puede saber a qué viene todo ésto-preguntó Hiei con la misma voz indiferente que lo caracterizaba.
Comentaba -dijo Mukuro paseándose por la habitación -. ¿Hasta qué punto podría llegar tu lealtad hacia mí si alguna vez yo te propusiera luchar con Kurama?
Hiei la miró fijamente y entecerró los ojos.
¿Qué rayos es lo que quieres, Mukuro?
Nada... Sólo te estaba comentado, Hiei.
A Hiei todo aquello le daba muy mala espina.
Fin del FlashBack-
Te ves preocupado -dijo Kurama mientras se levantaba y hac´´ia pasar a Hiei.
No... no es nada. Es sólo Mukuro.
Otra vez esa vieja bruja...
¿Te hizo algo?
No...
¿Te... dijo algo?
Sí... cosas muy extrañas, en realidad -dijo Hiei mirando a Kurama a los ojos... Qué importaban las cosas extrañas cuando tenías tan de cerca aquellos ojos verdes que irradiaban paz y ternura cada vez que los veías... Y el pequeño youkai se perdía en la mirada de Kurama... su mente divagaba fuera de sí, deseando poder estar para siempre observando aquellos hermosos ojos verdes... Para escuchar la voz de Kurama... para...
¿Hiei?
¿Eh-Hiei salió bruscamente de su ensimismamiento como si le hubiesen echado agua fría -. ¿qué?
Nada -dijo Kurama riendo suavemente y revolviendo el cabello del youkai.
¿Puedo quedarme hoy a dormir-preguntó Hiei mientras se sacaba los zapatos.
Claro, puedes quedarte siempre que quieras -dijo Kurama sonriendo.
De acuerdo. ¿Qué te parece todos los días?
Excelente - (N.A: Sí, volvemos a las andadas xDD) dijo Kurama con sinceridad y se acercó para dejar un beso en la sien del youkai, haciendo que se pusiera de mil colores y sumamente nervioso debido a su endemoniada timidez, que no le dejaba actuar con libertad -. Buenas noches, mi pequeño ángel.
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Ohayo! n.n oh sí, actualización al fin n.nU
Lamento la tardanza, es que estoy con los nervios de punta por eso de que TODAVIA no se sabe a cual maldecida casa nos vamos a mudar -.- TT.TT que pesadilla T-T ¬¬ esto es una reverenda tontería, pero en fin, ya terminé de actualizar dos fics y eso es lo que importa n.n Talvez mañana ya tenga 'Cadenas de Inocencia' y 'Mi sacrificio por amarte' (AL FIN!)
Y como lo prometido es deuda, voy a contestar reviews n.n así, a lo rápido -.- es que hay varios...je je
