Nota: Los personajes y los lugares son parte de la obra del profesor Tolkien, esta es la tercera parte de lo escribo para molestar a los queridos elfos aun en la beatitud de Aman.

Porqué los elfos no deben volar 3

Celegorm, Caranthir, Curufin, Legolas, Elladan y Elrohir salieron muy temprano de casa apenas había amanecido, aprovecharon que Maedhros aun dormía para ir al bosque sin que este se diera cuenta y para cuando notara su ausencia ya sería muy tarde.

—¿Por qué vamos hacia las montañas? —preguntó Elladan ¿Qué no tenemos que ir al bosque?

—Porque sobre la montaña hay algo que queremos mostrarles —Le respondió Caranthir

—¿Qué llevas en esa carreta? —preguntó Elrohir.

—Eso es algo que verás cuando lleguemos a la cima —Respondió Curufin.

—¿Todavía falta mucho? —preguntó Legolas.

—¿Que vamos a desayunar? —preguntó Elladan.

—cualquier cosa menos Lembas —dijo Elrohir.

—¿Qué vamos a cazar? —preguntó Legolas.

—¿Hay muchos venados en esta zona? —preguntó Elladan

—Yo quiero cazar osos —dijo Elrohir.

—¡Ya cállense! —gritó Celegorm exasperado —¡Por eso no me gusta viajar con niños!

—Ya cálmate Turko —dijo Curufin —No pierdas la paciencia.

—¿Por qué no vino Celebrimbor con nosotros? —comenzó de nuevo Legolas con las incesantes preguntas.

Celegorm sólo pudo agarrarse la cara por no poder amordazar a estos elfos tan molestos según él.

—Porque está trabajando en un nuevo proyecto y estuvo hasta tarde en el taller. Cuando salimos seguía durmiendo —Curufin comenzó con su explicación —Mi pequeño Telpo se ve tan lindo durmiendo que me dio pena hacerlo levantar tan temprano —dijo Curufin con un poco escuchado tono paternal.

Caranthir y Celegorm de haber podido hubieran estrellado sus cabezas una contra otra con tal de no seguir escuchando esta charla sin sentido.

En casa de los hijos de Feanor, Maedhros despertaba luego de una noche de pesadillas y malos presentimientos.

—Si no puedes dormir mejor haz algo útil —se decía a si mismo Russandol —Será mejor mande a preparar el desayuno temprano.

Maedhros bajo de su alcoba hacia el comedor y allí se encontró con Telperinquar.

—Buenos días tío —saludó Celebrimbor —te levantaste temprano también.

Maedhros aun algo cansado se sentó en una de las sillas.

—No pude dormir bien —decía bostezando —¿tú por qué estás en pie a estas horas?

—Tenía que acompañar a mi padre y a sus amigos pero parece que me quedé dormido —decía Celebrimbor sacudiendo su cabeza —supongo que mi padre estará molesto conmigo.

—No te preocupes, si hubiera sido imprescindible que estés ahí, te hubiera despertado —dijo Maedhros con una leve sonrisa —Aunque no lo demuestre, tu padre te quiere, al igual que todos nosotros.

Los primeros rayos de sol aparecían rojos y luminosos por el horizonte, la silueta de un jinete solitario se podía distinguir que venía a prisa, al parecer había cabalgado toda la noche.

La puerta del salón principal de la casa de los hijos de Feanor se abrió de golpe y entró Fingon intempestivamente sin llamar a la puerta.

—Maedhros, ven pronto tengo algo importante que decirte —decía Findekano quitándose su capa.

Maedhros casi saltó de su silla, para luego correr al lugar de donde provenía esa voz tan familiar.

—Findekano, mi amigo, que gusto de verte —dijo Maedhros sonriendo luego que el susto se le pasó.

—También estoy contento de verte, a ti también Telperinquar —saludó a Celebrimbor que vino detrás de Maedhros.

—Feliz encuentro Fingon —Dijo Celebrimbor —Hacía bastante tiempo que no nos veíamos, dime ¿cómo está Ereinion?

—Bien, pero no vine a hablar de eso —dijo Fingon —es algo delicado y será mejor que te lo diga de una vez antes de que sea demasiado tarde.

—dime que es —Maedhros habló y su mirada se ensombreció de golpe.

—Es Artanis —dijo bajando la mirada —se le metió en la cabeza hacer que Mandos los castigara porque dice que vio a uno de ustedes en Tol Galen.

—Eso es ridículo —dijo Maedhros algo aliviado —Te aseguro que ni mis hermanos ni yo dejamos Formenos desde que llegamos del jardín de Lorien cuando Mandos nos liberó.

—Eso es lo que le dije —dijo Fingon —Pero ella lo sostiene.

—Creo que Nerwen empieza a alucinar —dijo Maedhros sonriendo —se le ocurre cada cosa, Telpo, ¿le diste tú algún anillo que esté cambiando su conducta? —dijo Maedhros encontrando todo el asunto gracioso.

—No, pero tal vez sigue usando a Nenya —Dijo Celebrimbor alegre —Me preguntó que dice Celeborn de todo esto, seguro creyó que era culpa de Sauron y su anillo los desvaríos de Galadriel —y la risa se apoderó de él y de Maitimo.

—Sé perfectamente de lo que hablas —dijo Fingon riendo como su sobrino —Si incluso se atrevió a decir que los vio volando en un extraño aparato, se imaginan, yo creo que una temporada con Mandos no le caería nada mal

Ante estas palabras Maedhros casi se atora y su risa se cortó en seco, ¿qué era lo que había dicho Fingon?, ¿que los había visto en un aparato volador? Eso le recordaba cierto invento de su padre, pero no era posible, el aparato quedó destruido y por poco Legolas con él, por otra lado Curufin podría volver a construir otro, pero sería capaz de desobedecerle, Maedhros recordaba bien lo que pasó luego del rescate de Legolas cuando le salieron con historias de querer recuperar el Silmaril de Earendil o de querer alquilar el aparato para que elfos con poco sentido común encuentren un pronto final. Maedhros se batió en extraño duelo con sus hermanos, venciéndolos contra todo pronóstico, para luego encerrarlos en sus habitaciones, aun a Maglor y Ambarussa que estaban de su parte, los mantuvo ahí hasta que le prometieron no volver a construir otro aparato volador, esas fueron las palabras exactas, no volver a construir otro aparato volador.

Maedhros luego se dio cuenta de su error, Curufin era tan hábil con las palabras como con las manos, nada en su promesa les impedía arreglar el aparato que yacía en lo profundo del bosque, Celegorm conocía el lugar exacto donde se encontraba, seguro se las ingeniaron para traerlo de vuelta a casa y volver con sus locos experimentos.

Maedhros sólo se golpeó al frente con la palma de las manos —Por eso le hicieron llamar —dijo pensativo.

—¿De quién hablas? —preguntó Fingon.

—De Legolas Thranduillion, uno de los nueve —dijo Celebrimbor adivinando los pensamientos de Maedhros —pero no creo a mi padre capaz de volver a montar a Legolas en su máquina voladora —Aunque Telperinquar conocía bien las intenciones de su padre, pensó que esa idea no tomaría cuerpo porque Legolas era un buen elfo y confiaba en ellos, pese a todo lo que decía de ellos en Aman, este elfo sentía aprecio por los feanorianos.

Mientras tanto en Tol Galen Elrond muy tranquilo caminaba contento porque Celebrian había ido a visitar a Finduilas por unos días y sin los gemelos cerca todo era paz en su casa. Paz que no duraría mucho porque de pronto vio venir a Thranduil acompañado de Mithrandir.

—¿Y ahora que quieren esos dos? —se decía Elrond sospechando malas noticias —si quieren inmiscuirme en una de sus peleas haré oídos sordos.

Pero Elrond no imaginaba que ya estaba inmiscuido en todo el asunto.

—¡Elrond ven pronto, tienes que ayudarme! —se oyó la voz de Thranduil desde afuera.

—No quiero volver a ser testigo de otra apuesta entre tú o tu hijo con Mithrandir —dijo Elrond sin salir de su casa —Bastantes sermones de Celebrian tuve que escuchar por su causa.

—Pero es que Legolas se fue de cacería... —dijo Thranduil sin terminar su frase.

—Sí, ya sé, se fue con Elladan y Elrohir, no debes preocuparte —dijo Elrond interrumpiendo.

—Déjame terminar, se fue de cacería con Celegorm y según me dices tus hijos también fueron —fue la sentencia de Thranduil.

Elrond abrió la puerta sin creer lo que escuchaba, recordó lo que había pasado la última vez, casi le dio pena ver a Thranduil tan preocupado por su hijo y con justa razón, después de todo Legolas tuvo mucha suerte, se preguntaba si sus hijos serían tan afortunados como Greenleaf.

Sintió como en su pecho sentía un enorme peso que le dificultaba la respiración, su vista se nublaba y daba paso a la imagen en la que dos rostros idénticos se remontaban por los cielos y se alejan del alcance de su mano.

Luego vio a Celebrian, no quería ni imaginarse lo que le diría si se enteraba, el sermón del mal padre venía en camino, y Galadriel otra vez con la perorata de los malvados hijos de Feanor. Esto, debería ser a toda costa evitado, había que actuar de prisa, tendría que volver a Formenos, esta vez por sus propios hijos.