Nota: Los personajes son de la fabulosa obra del profesor Tolkien, no podía ser de otra manera, este es penúltimo capítulo, y a lo que me decía Altariel de Valinor , tiene razón, es Ereinion, les suplico perdonen estás faltas de ortografía, algunas se deben a que a veces no se aceptan las letras con tilde, otras el editor de texto me juega malas pasadas como con Mahtan, y otras es error mío. Es bueno que me hagan notar estas fallas ya que es así como aprendo.

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Porque los elfos no deben volar 11

La máquina voladora, no se detuvo hasta que salió del plaza y se deslizó aun sobre la tierra levantado una nube de polvo pocas veces vista en Taniquetil, no se podía ver nada, y tal vez era porque la mayoría de los elfos corrieron despavoridos para evitar ser atropellados, y aun cuando la nave se hubiera detenido, nadie se atrevía a acercarse, ya que no estaban seguros de que era aquello del cielo que los había atacado, sólo los hijos de Feanor, Fingon (no por nada es el valiente), Legolas y Celebrimbor permanecieron en sus lugares observando aquel desastre. Cuando la máquina se detuvo al fin los hijos de Feanor corrieron hacia ella para ver que el último Finwe esté bien, ya que difícilmente podían ver detrás de la cortina de polvo, sólo escucharon unas voces.

-que no sabes manejar esta cosa! –le gritó Thranduil a Amras

-por poco nos matas! –le reprochó Mithrandir

-lo siento –dijo Amras –le diré a Curufin que invente algo para detener la nave. Por suerte estaban bien sujetos a la nave.

-sujetos?- dijo Elrond escandalizado –nos amarraron, con correas! Elladan ven y desata a tu padre!

-No creo que sea sabio hacerlo

Los hijos de Feanor que se acercaron se extrañaron al escuchar las voces

-Ambarussa! –dijo Amrod cuando vio a su gemelo –porque amarraste así a estos elfos? No quieren jugar contigo?

-No es eso –dijo Amras –se movían mucho durante el viaje, y pensé que podían caerse, así que decidí sujetarlos bien por que Kano me dijo que cuidara de las visitas.

-Elladan! –dijo Elrohir -papá que haces tú ahí?

-Me tomaron prisionero –dijo un Elrond bien sujeto a la máquina –dime has visto a tu madre por aquí?

-no pero aquí están sus parientes –dijo Caranthir

Todos, incluyendo los restantes seis hijos de Feanor, se volvieron para ver a Fingolfin y Thingol, abrazados y temblando entre una haya y escasos centímetros del aparato volador-No quiero hacerle compañía a Feanaro –dijeron al mismo tiempo Fingolfin y Thingol.

-Lo que nos faltaba –dijo entre dientes Maedhros -Tío Fingolfin, estás bien?

El tercer Finwe se aproximó al polvoriento y antiguo Alto rey de los Noldor y comenzó a sacudirlo con suaves palmaditas en los hombros de Fingolfin, como queriendo congraciarse con su tío

-Y todavía lo preguntas, quítate –le dijo Fingolfin con la cara cubierta de tierra sagrada de Aman, pero tierra al final.

Thingol sólo dio un respingo de nariz y se fue detrás de Fingolfin.

Los demás elfos salieron de sus escondites, vale decir, detrás de las túnicas de los valar que sólo se limitaban a ver los hechos sin parpadear.

-Pero que artefacto es este? –preguntó Finarfin –como es que se remonta por los cielos?

-Es simple –dijo Celebrimbor –es por la forma de las alas, al haber una mayor superficie en la cara superior, el aire tiene que correr más rápido que en la cara inferior y...

-Telpo, no es el momento -le dijo Maglor al ver a Galadriel correr al centro de la plaza.

-He los aquí –dijo Galadriel, despeinada y desaliñada como ningún elfo jamás había sido visto –ven a lo que me refiero, vean la malvada obra de Feanaro y sus vástagos.

-ay! Sigues aquí Galadriel? –dijo Curufin –que no te cansas de molestar. Por qué tenías que salvarla Turko?

-lo ven, lo confiesan –dijo Galadriel

-confesar que? –dijo Celegorm

-que tuviste que salvarme del abominable invento de tu padre!

-Debo dar fe de eso –dijo Thingol acomodando su tiara en su plateada cabellera –ese artefacto es maligno.

-como todo lo que hacen los noldor tus parientes Galadriel –dijo Oropher –no son como nuestra familia.

-al fin! –dijo Elrond que había cortado el cinturón de seguridad con el cuchillo de Elladan

-entonces ayúdame –dijo Thranduil tratando de cortar el cinturón

-Thranduil! –dijo Oropher

Padre!

-Que haces allí! Bájate de ese artefacto maldito!

-Es que no puedo –dijo Thranduil descorazonado

–en todos mis años de existencia creí ver que mi propio hijo se prestara para semejante locura –Oropher comenzó a regañar a Thranduil.

Mientras los Valar por fin reaccionaron y fue el mismo Manwe Sulimo el que habló primero.

-La acusación aquí presentada es muy seria –dijo Manwe –tienen algo que decir feanorianos?

Maedhros y sus hermanos sólo bajaron las miradas, ninguno de ellos se atrevió a hablar pues no tenían argumentos para rebatir a Galadriel.

-Es cierto que ustedes crearon este aparato para remontarse por los cielos –dijo Manwe más como una afirmación que como una pregunta.

-Es cierto –dijo Mandos –el mismo Curufinwe Feanaro hizo los planos en mis recintos sagrados y se los entregó a Curufinwe Atarinke.

-Dinos Kurvo –dijo Aule, y en su rostro se mostraba sincera preocupación –ustedes construyeron esa máquina? Con qué propósito?

-Cual va a ser! –interrumpió peligrosamente a un Valar Nerwen –quieren robarle el Silmaril a Earendil! Yo lo vi en mi espejo!

-Eso no es cierto! –dijo Legolas, y vio como Thranduil lo miraba enojado –fui yo el que fue hasta el mismo Namo para pedirle ayuda a Feanor.

-Tú? –dijeron al mismo tiempo Fingolfin y los demás elfos

-Así que está es la clase de educación que le das a tu hijo? –reclamó Oropher

-Padre yo...

-No me extraña –dijo Oropher –si viniste volando en esa cosa de los feanorianos, cual cosa se puede esperar de Legolas.

-que no sabe de la amistad de Greenleaf con los enanos –dijo Elrohir

-Creo que no, pero mejor no decimos nada –le respondió Elladan –puede castigar a Thranduil por ello.

-Legolas Thranduillion no falta a la verdad –dijo Mandos severo -Fui yo mismo quien le autorizó para que conversara con Feanaro, sin embargo jamás creí que encontrara una respuesta positiva a su pedido.

-fuiste tú el de la idea! –Galadriel estaba furiosa con Hoja Verde –tú les diste la idea!

-Cual idea? –dijo Legolas –yo sólo quería mostrarles a todos que los elfos podemos volar por los aires como las aves, y es gracias a los hijos de Feanor y Celebrimbor que pude volar, lastimosamente Mithrandir no estaba allí, pero fueron testigos mi padre y el Elrond.

-Entonces tú también sabías lo que planeaban Peredhil! –la furia de Galadriel se volteó hacia Elrond

-sí, fui testigo aunque accidentalmente –Elrond dirigió la mirada hacia Celebrian que lo miraba más que furiosa.

Y tú también Thranduil Oropherion, lo sabías y no informaste de estos maléficos planes a los valar

-La culpa de esto la tiene Mithrandir –dijo Thranduil –él fue el que hizo la estúpida apuesta con Legolas!

Las miradas se dirigieron hacia el aparato donde Gandalf, al fin pudo liberarse de sus ataduras a tiempo para darse cuenta de que todos lo observaban esperando su declaración.

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