Parte 5:
Kagome abrió el armario y agradeció el tener los suficientes vestidos y trajes formales para usar. El ser representante de la casta Higurashi aún pesaba en la sociedad y por ende, Lady Kagura la obligaba a asistir a cada una de las reuniones, sean sociales o políticas, sabiendo que la chica y el peso de su apellido serían bien vistos. Escogió un traje de dos piezas negro con una camiseta ajustada blanca bajo el corto y juvenil blazer. Miró su rostro y no pudo dejar de alegrarse un poco el no tener una cicatriz del castigo pasado, sin embargo, el golpe contra la mesa dejó su mandíbula adolorida y sensible al tacto. Suspiró tristemente y comenzó a peinarse casi por inercia. La alegraba en parte salir unas cuantas horas de la casa para estar lejos de la madrastra, pero la incertidumbre la abordaba cada vez que recordaba sus palabras. Él estaba aún en peligro.
Escuchó el timbre y supuso que era el abogado, corrió a la ventana y vio la limosina estacionada en la calle. Su corazón comenzó a palpitar rápidamente. Estaba nerviosa. Nunca había salido con un hombre, sola, como una cita. ¿Y si cometía un error¿Y si él se aburría con ella?... respiró hondo mientras se llevaba una mano al corazón, como apaciguándolo. Cerró los ojos y escuchó luego golpecitos en su puerta.
-Señorita Kagome... la esperan.- Dijo la voz de la mucama desde el otro lado de la puerta. La chica volvió a respirar hondo y abrió. Bajó lentamente las escaleras y caminó hacia la sala, en donde de espaldas a ella, el abogado estaba mirando una fotografía. Kagome carraspeó un poco llamando su atención y el joven se incorporó rápidamente y sonrió.
-Eres muy puntual- Dijo ella sonriendo. Él se acercó a ella y besó su mano. Kagome sintió que sus mejillas se enrojecían.
-Estas muy bella.- Dijo él mientras la miraba con ternura. Kagome creyó que estaba bromeando y no atinó a decir nada. ¿Nos vamos?- Preguntó él ofreciéndole su brazo. Kagome, luego de unos segundos de estupefacción le sonrió débilmente.
-No es necesario que finjas ahora, mi madrastra no esta.
-No importa- Respondió él en un susurro, junto a su oído. Kagome movió la cabeza y no le hizo caso. Salió de la casa y caminó hacia la limosina. Él corrió veloz a su lado cuando ella intentó abrir la puerta del carro. Kagome suspiró apenas. No estaba acostumbrada a que la gente fuera tan atenta con ella. Al menos cuando era una niña la gente era amable pero el abogado estaba comportándose con bastante caballerosidad que la avergonzaba terriblemente. "Es un hombre con experiencia". Pensó, "sabe cómo tratar a las mujeres."
Kagome miraba por la ventana y rogaba al cielo para que él no preguntara si su madrastra le había hecho algo. ¿Cómo iba a decirle¿Para que sintiera más lástima de ella¿para que viera lo terriblemente cobarde que era? No. No lo haría. Sentía su dorada mirada sobre ella pero en ningún momento volteó a mirarlo. Y sabía que el silencio era bastante incómodo.
-¿Sucede algo?- Preguntó él de pronto, un poco exasperado por el silencio. Kagome sólo tragó saliva y sin voltear apenas le habló.
-No... nada.
Inuyasha creyó sus palabras y en ese instante el chofer le habló.
-Usted dirá, Señor.
-Iremos al "Ginzinshou"... ¿te parece Kagome?
Kagome volteó y lo miró un poco avergonzada.
-Me da igual... donde tú quieras.
Inuyasha sonrió y luego miró al conductor.
-Al Ginzinshou, por favor.- Luego se relajó en el asiento mirando de reojo a la chica que al parecer seguía absorta en el paisaje.
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El Ginzinshou era un exclusivo restaurant localizado a orillas del mar en donde para acudir se necesitaba hacer reservaciones con más de dos días de anticipación. A Kagome le preocupó eso, pero al llegar a la recepción y ser atendidos por el maitre fueron inmediatamente llevados a la mesa que se encontraba reservada a nombre de Inuyasha.
-Creí que sólo se ingresaba aquí con reservaciones.- Dijo Kagome.
-Claro... este restaurant es muy exclusivo.
-Pero... ¿entonces?- Preguntó confusa.
-Hice las reservaciones el día que te llamé- Respondió él mientras le echaba una ojeada al menú. Kagome permaneció en silencio mirando a su alrededor. - ¿Habías venido a este lugar?- Preguntó Inuyasha.
-Uuuu... no... nunca.- Aquella confesión la avergonzó un poco. Qué iría a decir él de su tonta ignorancia, pero él no dijo nada.
Inuyasha ordenó la comida y luego el postre.
-Me encanta el chocolate!- Dijo ella feliz cuando le trajeron un helado enorme de chocolate. Inuyasha levantó una ceja.
-¿Vas a comerte todo eso?
-El chocolate es mi pasión, me encanta.- Respondió olvidándose de las formales etiquetas y llevándose una gran cucharada del delicioso helado.
-¿Pasión?- Preguntó él intrigado. Kagome abrió los ojos de par en par, mirándolo asustada.- ¿Esa es tu pasión?
Ella sólo sonrió tratando de olvidar el absurdo comentario.
-¿Porqué quieres estudiar inglés?- Preguntó el joven de pronto con una copa de vino en su mano.
-Yo... es un sueño que quiero cumplir- Respondió ella nostálgicamente, mientras dejaba la cuchara del postre sobre la mesa.
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Cuando salieron del restaurant aún era temprano y Kagome no deseaba volver a su casa y estar la tarde entera junto a su madrastra.
-¿Podemos quedarnos aquí un rato?- Preguntó ella de pronto e Inuyasha quedó sorprendido.
-Claro, Kagome... - Respondió él titubeando. Titubeando¿Qué demonios le estaba pasando¿Porqué no dejaba de pensar en ella¿Porqué había pasado la semana nervioso esperando este día para llevarla al restaurant? Maldición... pero no podía evitarlo... desde que la había visto aquella vez... jamás dejó de pensar en ella. La vio bajar a la playa y sentarse sobre la arena mirando el océano. El viento soplaba levemente pero era suficiente para que su azabache y larga cabellera danzara por el aire... Inuyasha afirmó su espalda en la limosina, mientras el chofer encendía el radio y una canción se dejó escuchar en el aire. El abogado abrió los ojos asustadamente, mientras su corazón comenzaba a latir con violencia. Aquella canción... hablaba de su corazón.
She's like the wind, through my tree
Ella es como el viento a través de mi árbol
Ella cabalga en la noche a mi lado
Ella me dirige a través de la luz de luna
Sólo para quemarme con el solElla ha tomado mi corazón
Pero no sabe que lo ha hecho.
Kagome se levantó lentamente y volteó para mirarlo y sonreírle. Caminó hacia él y le dijo sinceramente.
-Gracias por brindarme tu amistad...
Siento su aliento en mi cara
Su cuerpo cerca del mío
No puedo mirarla a los ojos
Ella esta fuera de mi liga.
Sólo un tonto para creer
Que tengo todo lo que ella necesita
Ella es como el viento.
-Gracias... - Repitió ella, y en un acto fuera de sus esquemas, se puso en puntas y besó su mejilla.
Me miro en el espejo y todo lo que veo
Es un joven hombre con sólo un sueño
Estoy sólo engañándome
Que ella detendrá el dolor
Vivir sin ella
Me volvería loco...
-Kagome...
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En un acto espontáneo había escapado de sus labios una invitación a tomar té en su departamento. Kagome lo había mirado sorprendida, pero luego pensó en todo lo que estaba haciendo por ella, en sacrificar su tiempo en un noviazgo que no existía, que no rehusó su invitación.
-Me gustaría mostrarte mi departamento... pero creo que ya lo conoces.- Dijo él mientras traía una pequeña taza de té verde a la muchacha. Ella sonrió.
-Sólo estuve en la sala, pero no importa- Respondió Kagome mientras daba un sorbo a la deliciosa bebida.
Él se detuvo a mirarla intensamente mientras bebía, luego, ella levantó la vista y se encontró con aquella mirada dorada tan profunda.
-¿Sucede algo?- Preguntó preocupada.
Inuyasha sonrió levemente.
-Nada.
Kagome dejó la taza sobre la mesa mientras lo miraba con las manos cruzadas. Él carraspeó un poco y una semi sonrisa nerviosa se dibujó en sus labios. La chica se levantó de su asiento y comenzó a mirar tranquilamente el departamento. La sala de estar era bastante espaciosa con finos muebles decorándola. Kagome miró los estantes y repisas llenos de libros, pero había algo que llamaba su atención.
-Inuyasha... – Dijo suavemente y en el instante que lo hizo sus mejillas enrojecieron. El joven, que bebía tranquilamente de su té, sintió un escalofrío cuando escuchó de sus labios su nombre.
-Es la primera vez que me llamas por mi nombre.- Dijo él mientras se levantaba. Ella sonrió apenas cambiando el tema.
-¿No tienes fotografías?- Preguntó intrigada.
-Eeee... no... no tengo... - Respondió él apenas.
-Pero... ¿y de tus padres?
-Nunca pude conservar una foto de mi padre o de mi madre...
-Ya veo... - Dijo ella con pena-... debe ser triste no poder recordar con algo a tus familiares.
-Con nuestros recuerdos son suficientes ¿no te parece?- Preguntó el abogado levantando una ceja.
-Sí... pero... quisiera tener algo me haga sentir cerca de ellos.
-¿Por eso llevas siempre esa perla en tu cuello?
Kagome se tomó instintivamente la perla entre sus manos y la miró.
Inuyasha sonrió.
-Pero tengo un recuerdo muy valioso de mi padre... ¿quieres conocerlo?- Preguntó con tono cómplice mientras dejaba la habitación sin esperar la respuesta de la muchacha. Cuando volvió traía entre sus manos una espada envainada en una funda negra.- Mi padre... me heredó muchas cosas... pero esto es lo que más me recuerda a él.- Dijo mientras la desenvainaba delante de Kagome, haciendo que el filo de la espada hiciera un pequeño sonido en el aire. Ella miró maravillada.
-Vaya... pero... es muy hermoso... - Dijo acercándose y mirándolo con cortesía-... ¿puedo?
Inuyasha le entregó la espada y Kagome la miró detenidamente, inspeccionándola.
-Se llama "Colmillo de Acero"- Dijo él sonriendo y ella también sonrió.
-Colmillo de Acero... - Repitió la chica, mientras la agitaba suavemente en el aire haciendo que su filo cortara una barrera imaginaria.
-Es... muy antigua... - Decía Inuyasha mientras la miraba con preocupación agitar la espada-... ha pasado... de generación en... generación...
Se acercó a ella preocupado al tiempo que sujetaba su pequeña mano y acercándose peligrosamente a su oído susurró.
-Debes tener cuidado... es muy peligrosa.
Kagome sintió que su corazón se paralizaba. Miró a Inuyasha a su lado, con la cara demasiado cerca de la suya, que la miraba casi hipnotizado.
-Hueles... muy bien- Dijo y Kagome abrió los ojos sorprendida mientras sus mejillas se encendieron al instante. Se quedó paralizada, sin habla, sin movimiento, mientras los ojos dorados del chico la miraban con insistencia. – Me gustas... - Volvió a decir casi en un suspiro, mientras acercaba una mano a su cuello y casi sin darse cuenta, Kagome sentía sus cálidos labios sobre los suyos como una caricia. Ella sintió que se quedaba sin aliento, sin energía y la espada que era sujetada por su mano y sobre la suya, por la de Inuyasha, se soltó, mientras él pasaba esa mano a su cara, acercando su mandíbula para besarla más profundamente. Pero en el momento que lo hizo, Kagome emitió un pequeño quejido debido al dolor que aún le causaba el golpe pasado y se alejó inmediatamente de él, mirándolo asustada. Inuyasha sintió que su corazón se oprimía y apenas pudo balbucear algunas palabras.
-Perdona... Kagome... - Dijo, mientras se acercaba ella, pero Kagome retrocedió unos pasos.
-Yo... creo... que...
-Kagome... - Dijo él preocupado al verla muy perturbada.
-Debo regresar a mi casa... – Respondió mientras se acercaba rápidamente a la puerta e intentaba abrirla, pero estaba demasiado nerviosa para hacerlo y sus dedos vacilaban.
-Kagome... - Dijo él mientras iba hacia ella y se colocaba con la espalda en la puerta, impidiéndole su huida.- Kagome... escúchame...
Ella al borde de las lágrimas no lo escuchaba, seguía intentando abrir la puerta.
-Déjame... debo ir a mi casa... quiero irme...
-Kagome... - La llamó mientras tomaba sus muñecas y las sujetaba con fuerza, ella lo miró con los ojos vidriosos.
-Escúchame... escúchame... - Insistió Inuyasha.
Kagome tragó saliva y apenas lo miró.
-Kagome... no te pongas así... lo... lamento... lo siento mucho pero... de verdad... tú me gustas...
Kagome lo miró casi con odio.
-Eso no es cierto!... yo sé... cómo eres tú... pensé... que de verdad querías ser mi amigo... yo no soy como todas las mujeres con las que tú has estado!- Gritó, mientras él se quedaba paralizado antes sus duras palabras, Kagome intentó abrir nuevamente la puerta esta vez con éxito y salió corriendo.
Continuará...
N/A: Canción: She's like the wind (Ella es como el viento), Patrick Swayze.
