Título: Peneth Nin (Mi pequeño)

Clasificación: AU (Alternate Universe) no todo lo que paso en los libros sucedió igual aquí.

Advertencia: Contiene SLASH es decir, relación hombre / hombre, mas bien hombre / elfo, mención a MPREG (varón embarazado) Si no te gusta tal tipo de género, favor de buscar otro mas apropiado a tu gusto.

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien y/o NewLine Cinema. Escrito sin fines de lucro, no ganaría nada ni pretendo ganarlo así que nada de demandas por favor.


Cap. 3 Razones

Legolas por los días cercanos al cumpleaños de Auril, no tuvo mas discusiones con Aragorn respecto a ese asunto, no quería tocar el tema y trataba de no sacarlo a colación. Auril era todo lo que le importaba en ese momento de su vida, el pequeño por medio de sus padres, extendió una invitación a todos los niños y niñas del reino, pero la mayoría hizo caso omiso a su llamado. Los padres tenían una idea errónea de lo que el pequeño príncipe esperaba, no asistirían sin presente para el niño, pero si lo hacían no querían quedar mal con el príncipe.

Los monarcas hicieron hincapié en que no era necesario llevar algún tipo de obsequio, no era necesario, pero el orgullo de las gentes a veces puede mas que su disposición a compartir. Auril recibió la visita de Elboron, y treinta niños más. La mitad de estos con pequeños detalles que el príncipe gozo mucho, dulces, pasteles y juguetes de madera.

Varios jugaron con él, y Aragorn había arreglado un par de juegos para entretener a los niños, columpios, ponys, ruedas que giraban llevando a los niños sentados en ellas. Auril estaba feliz y siempre tomaba a su adar de la mano para presentarle los nuevos amigos de ese día, algunas de las madres presentes acercaban a sus recién nacidos a Legolas, para que el príncipe consorte los acariciara; sí, los bebés y Legolas se llevaban muy bien, no sabía si era por su naturaleza élfica o por su carisma. Lo que fuera, su esposo rodeado de niños se veía muy bien. Así quería su familia, grande, tanto como quince hijos pudieran lograr.

Y es que Aragorn siendo hijo único, podía entender a Auril, quien no tenía mas familia que sus padres, amorosos en todo, pero no lo suficiente pequeños para servirle de cómplice en sus aventuras. Aun tenían tiempo, casi todo el tiempo del mundo, pero una vez empezada la cadenita, Aragorn no quería parar, amaba a su elfo con pancita y tenía la necesidad de llenar ese hueco que el embarazo de Auril no lleno. Esos días, esos meses en que no supo de él ni de su desarrollo.

Observó como Auril dejo a una niña, más pequeña que el su asiento en el columpio, y como la niña, con la naturaleza femenina que tenía, le daba un beso en la mejilla como recompensa. Auril se sonrojó y asombro un poco, ninguna niña le había dado un beso, ninguna que recordara, sólo la dama Éowyn lo había hecho y era la única, ¿por qué esa niña le había besado?

- Sólo fue para agradecerte Auril - comentó Legolas al respecto

- ¡ah! Prefiero que no me agradezca...

- Auril, ella quiso ser amable

- No me gustan las niñas – recalcó Auril frotando su mejilla – No se puede jugar con ellas – añadió el niño antes de salir corriendo por un lugar el pony disponible.

Legolas sonrió, a esa edad Auril aun no podía definir sus preferencias, por que a esa edad los niños y las niñas se repelen por mas que pasan tiempo juntos. Y es que Auril, con su cabello rubio hasta los hombros, con su pequeña cola cayendo en su nuca, despertaba el ansía de las niñas por acariciarlo, por tocar la suave piel de sus mejillas sonrosadas, pero a Auril no le gustaba nada de eso, era amable por que sus padres le habían enseñado, pero no por que las niñas molestas le agradaban. Siempre tocaban sus ropas y sus cabellos y eso lo desesperaba.

- Es orgulloso Auril, mira como conduce el caballo

- Sí lo lleva en la sangre supongo – dijo Aragorn acercándose evitando tropezar con los infantes que corrían por un lado y otro.

Llego a un lado de Legolas y cruzo los brazos dando una inspección rápida a todo el lugar. El patio principal del castillo de Minas Tirith estaba siendo utilizando como parque de juegos, algunos padres con sus hijos, guardias y curadores disponibles para lo que se pudiera ofrecer, y es que con tanto niño, siempre habría caídas o peleas por un pedazo de pastel o un lugar en los columpios.

Elboron iba montado en el caballo al frente de Auril, y ambos comparaban cual caballo era mejor, más rápido o de mejor crin. Pero ninguno iba mas rápido que el otro, dos guardias guiaban a los caballos por las bridas a paso lento. Eowyn tenía ya a su segundo hijo en brazos, una hermosa niña de ojos azules como ella, se le miraba contenta al lado de Faramir, Aragorn arriesgo una mirada a la pequeña de cabellos rubios, era hermosa la bebita.

Por la noche, Auril aun jugaba con sus regalos, con su nueva dotación de dulce enviado desde Mirkwood por sus primos, con su ropa original del país de su ada que le habían hecho llegar. De su nueva dotación de flechas enviadas desde Lorién por dos hermanos Galadrim. Rúmil y Orophin habían sido testigos de la manufactura del arco de Auril, por las mismas manos de Haldir, ¿qué mas que enviarle nueva dotación y dulce regional? Pero añadieron a eso, una hermosa capita de Lorien, no igual que las de sus padres, pero muy parecida, justo para su edad y podía durarle aun unos años mas.

El padre de Legolas, Thranduil ya había abandonado el reino, junto con Lord Elrond, ambos, habían dejado a sus hijos el cuidado de los países élficos. Galadriel era la única en permanecer en Tierra Media, aun no era su tiempo pero se aproximaba. La despedida de padres e hijos había sido muy emocional, entre mezclada por la felicidad que daba a Legolas la visita de su padre a Minas Tirith y por su posterior partida, ya no le volvería a ver a menos que algún día decidiese ir a Valinor, pero habiendo elegido su destino al lado de Aragorn no había motivo para esperar esa reunión.

Aragorn también sintió mucho la partida de su padre adoptivo, aun así aprovecho su estancia para informarse sobre el alumbramiento en los varones elfos, Legolas no estuvo al tanto de esa plática entre mortal y elfo, por que su propio padre le requería por todo el tiempo que estuvo allí de visita de despedida. Elrond dejo en manos de Elessar, nuevas fórmulas, posiciones y varios libros antiguos sobre accidentes, partos y cirugías. Elladan y Elrohir quedaban a cargo de Rivendel y de conducir a los puertos aquellos deseosos de seguirles cuando el tiempo fuera llegado. Podía recurrir a ellos cuando gustase, los gemelos habían aprendido mucho de él cuando le asistían en las curaciones. Algunos de sus dotes fueron heredados a los jóvenes Peredhil.

Para ese entonces, Auril contaba apenas con sus cinco años, cinco contando a partir del día de la concepción, puesto que así es como se cuentan los años de vida de un elfo, desde el día de su concepción no de su nacimiento. Auril paso esos días tristes, por que sus recién conocidos abuelos, a quienes poco tiempo disfruto ya no le verían mas, le habían traído obsequios pero era sus personas, sus leyendas e historias lo que le gustaba de ambos, sus mimos por ser el nieto más pequeño, el mas especial. Se iban y dejaban a sus hijos así como a su nieto medio elfo. Thranduil esperaba a su llegada encontrara a otro integrante mas, y lo hizo saber sin notar la rigidez que el cuerpo de Legolas tomó en ese momento. Nada de hermanos para Auril.

La hora de dormir llegó tarde en el cumpleaños del pequeño, tanta emoción, tanto caramelo no le dejaba estar un minuto en paz, Aragorn si estaba ya bostezando, y cuando paso la media noche estaba tendido en la cama del pequeño, Auril recostado boca abajo con la cabeza en el regazo de su adar. Legolas le pasaba los dedos entre los cabellos dorados, susurrándole palabras dulces, agradeciendo a los Valar por su maravilloso hijo.

Ahora tenía a sus dos amores en lugares que no les correspondían y él sentado en custodia del más pequeño. Su Auril había llegado a cumplir seis años, cinco en años mortales. Sus regalos y cartas colocados descuidadamente en una mesa.

Auril dormía con los ojos cerrados como su padre, su cuerpecito se movía con cada respiración y Legolas al lado de una vela podía observar como su boca estaba entre abierta. Sus cabellos estaban sueltos y él se entretenía en acariciarlos.

Todo este maravilloso tiempo que había pasado casi desde que nació, le hacían reflexionar, ya era padre y tenía responsabilidad. La dureza de su embarazo, tanto dolor que afronto, hizo que su mirada fuera hacia su esposo. Aragorn roncaba ligeramente, ya no había dicho nada desde que los preparativos de la fiesta de cumpleaños de Auril habían empezado. Pero en el fondo, Legolas sabía que sería cuestión de tiempo para que el asunto volviera a surgir, todo marchaba feliz, él, Auril y su esposo, los tres formaban una familia perfecta, nada les faltaba ni amor, cariño y respeto. Los dos podían hacerse cargo de Auril si el otro salía.

Tan hermoso y tranquilo Auril, riendo y corriendo de un lado a otro mientras sus amigos del día lo perseguían, sí, ya tenía algunos amigos pero eran las niñas las que mas le buscaban, tal vez sus madres les animaban, buscando la amistad del príncipe desde pequeñas, y quien sabe si al alcanzar la adultez, Auril pudiera elegir por esposa a alguna de ellas.

Pero Auril era un niño normal, medio elfo, pero lo mas normal que se podía encontrar. No le gustaban las niñas. Disfrutaba con carreras, con sus juegos de niños, con el tiro de sus flechas con punta de caucho para sus prácticas con sus amigos, de cabalgar y salir al aire libre. Nada de muñecas, vestidos ni juegos tontos de casitas y esposos. Eso no era para Auril

Beso a Auril, inclinó su cabeza y beso sus mejillas, sus oídos, su cabeza, su cuello torcido, su manita que casi rozaba el piso. Cada partecita que amaba de su hijo, le acurrucó en sus brazos como cuando era bebé.

El bebé Auril, sonriendo en su travesía a su casa, conociendo nuevas gentes y despidiéndose de otras. El niño Auril que a sus primeros pasos trato de alcanzar el pastel cubierto de fresas que su padre le mostraba. Dio tres pasos Auril antes de encontrarse con los brazos de su ada para abrazarle con orgullo

Tomó a Auril en sus brazos y se puso de pie, volvió a besarlo en sus mejillas y en sus orejitas puntiagudas. Auril abrió los ojos y encontró los de su ada encima de él.

- ¡Ada!

- Ssshh – indicó Legolas bajando su voz – Tu padre duerme y tu debes de hacer lo mismo, es tarde.

- ¿Y mi cama? – preguntó Auril al ver que su padre salía de su habitación.

- Tu padre la está usando y no creo que vaya a despertar hasta mañana... ¿Duermes conmigo?

- ¡Síii! – exclamó Auril con gusto

- Bien ion nîn, sólo por esta vez, ya eres un niño grande...

- No ada, yo soy un bebé...

Sí, siempre serás mi bebé... – declaró Legolas besando su frente

Colocó a Auril en la gran cama, se quito sus botas y Auril hacia lo mismo con las suyas, abrió rápido las mantas y entro en ellas. Su ada se colocó a su lado y le abrió los brazos para protegerlo en sus sueños.

- Te quiero mucho Auril

- Y yo a ti, ada.

- Duerme, peneth nîn.

Auril no tardo en quedarse dormido, Legolas le había cubierto hasta el cuello y besaba sus cabellos, el pequeño era tibio como el mismo y su aroma era inocencia y felicidad misma, ¿por qué no repetir el milagro nuevamente?. Legolas durmió abrazado a su hijo.

Aragorn despertó en la madrugada, con la vela casi a punto de extinguirse se dio cuenta que se había quedado solo. Ni Legolas ni Auril le acompañaban ya. Pero si Auril no estaba en su cama, ¿dónde estaría? Paso a su habitación a dos cuartos de allí y encontró a su esposo con Auril en sus brazos, los dos más bellos elfos de su vida durmiendo juntos. A Aragorn le llegó rápidamente una sonrisa al contemplar la escena, él también quería ser participe de ello. Tomó el lugar que le correspondía y entrelazo su mano con la de su esposo, justo encima del brazo derecho de Auril. Legolas entre sueños le correspondió. Aragorn los besó, a uno tiernamente en los labios y al otro en la frente para después arroparlos.

Elessar sonreía mientras el sueño inundaba su mente, quería un milagro, repetir esa maravillosa etapa y ver la felicidad en el rostro de Auril cuando supiera que alguien mas venía en camino. Pero antes tenía que hablar con Legolas, tenía que convencerlo de hacerlo, pero no por fuerza, no quería un embarazo triste e indeseado por el elfo. Aun no lograba entender por que el elfo no deseaba aun tener otro hijo, si ya habían tenido uno, ¿qué dificultad habría en otro? Auril era lo más hermoso que tenían, lo más valioso, y esa bendición era tan buena, que deseaba repetirle una y muchas mas ocasiones.

-ooOoo-

Después de la practica de tiro, Auril dejo el arco del Galadhrim, como él lo llamaba en su habitación, no confiaba en su aya, una vez se lo había dado para que lo guardara y al cabo de un rato su hijo ya lo estaba probando en sus manos. Podían tomar cualquier juguete, pero aquellos artículos especiales, no los compartía. Auril colocó el arco y su pequeño carcaj encima de la mesa, sabía que detrás de él llegaba su adar para colocarle en su lugar, fuera del alcance de los niños curiosos.

Auril era esperado por su aya, que siempre después de la práctica le tenía preparado el baño al pequeño. Legolas llegó detrás suyo y antes de despojarse de su ropa, Auril recibió una palmadita en el hombro para que entrara al baño.

Legolas fue a su habitación a descansar un poco, tanto hablar, inclinarse y dirigir al pequeño en sus intentos por dar en la diana le fatigaban un poco. Tomó uno de los libros de su mesa de noche y empezó a leer a la sombra de los árboles de su jardín particular. Minutos después llegaba Aragorn después de pasar la mañana en recorridos, resolviendo disputas entre comerciantes. El rey tomó aire, era el momento de hablar seriamente con Legolas.

- ¿Ya terminaron la práctica, meleth?

- Sí, Auril está ahora tomando su baño. ¿Ya es hora de comer?

- No, aun no.

Aragorn se colocó detrás de la silla de Legolas y comenzo a masajear los hombros, sabía que al elfo le relajaba y lo necesitaba de buen humor y con ánimos de hablar. Segundo después Legolas inclinaba su cabeza hacia delante y gemía de placer al sentir las manos de su esposo trabajar en su cuello.

- Eso se siente bien... Muy bien...

- ¿Te gusta?

- Sí.

El rey siguió su trabajo, después de varios minutos retiró el cabello dorado de Legolas hacia un lado, dejando expuesto el cuello y nuca, le beso tentadoramente, quería llevar al elfo a la cama y tenerlo a su merced, allí no le podía mentir. Los besos pasaron del cuello a la boca y luego mas abajo y el rey tomó a su elfo entre brazos para llevarlo al sitio donde compartir su amor.

- ¿Aragorn, no crees que no es hora para...?

- Siempre es hora, siempre te deseo, ¿tu no?

- Sí, pero Auril aun está en su baño.

- El aya lo mantendrá ocupado, le he dejado suficientes pliegos para dibujar...

- ¡Oh!

Para ese momento Legolas yacía desnudo en la cama, y Aragorn no se había quitado ninguna prenda, quería trabajar en el elfo. Bajaron los besos al abdomen de Legolas y allí se detuvo el rey, Legolas tenía la cabeza sobre dos almohadones y sonreía al sentir la gruesa barba del rey acariciar su pecho, pero cuando bajo la mirada vio que el rey besaba cierta zona en particular, y no era la que más le demandaba en ese momento. Era donde hasta hace poco residía la cicatriz del parto.

- ¿Por qué te detienes, Aragorn?

- Quiero besarte, quiero cerciorarme de que estés completamente curado.

- ¿Por qué lo dices?

Aragorn no dejaba de besar esa parte subiendo y bajando algunas veces para regresar allí.

- Legolas, hace tanto tiempo...

- ...

- ¿Por qué tienes miedo de intentarlo de nuevo? ¿A qué le tienes miedo? – preguntó el monarca sin dejar de besarle, sin mirarle para no intimidarle.

- No quiero hablar de eso, Aragorn.

- Es que eres hermoso y cuando tienes esa pancita creciendo, pareces un ángel.

- Aragorn.

- Dime, meleth nîn, ¿No quieres tener otro hijo?

- Ya te lo he dicho, aun no creo que sea conveniente. No hay ninguna prisa.

El rey bajo un poco mas su cabeza y tomó entre sus labios, juguetonamente, la parte anhelante del elfo, Legolas dejo caer la cabeza atrás nuevamente, se apoyaba sobre sus codos para observar al rey satisfacerle, lo estaba gozando.

- Auril necesita mas lazos familiares, Legolas

- Aragorn, por favor... no insistas, no ahora.

Las caricias cesaron, no hubo mas besos y Legolas irguió su cabeza, Aragorn le observaba desde su posición con el ceño fruncido, repentinamente lo tenía a un lado besando su cuello, rodeando su cintura con su mano y entrelazando sus piernas con las de él.

- Legolas...

- No, Aragorn.

- Por favor. Yo te cuidare, no tengas miedo por ello.

- ¿Cuidarme? No esperaría menos, eres mi esposo.

- Me refiero a la cirugía, yo puedo encargarme de ello, mi padre me dejo todo lo necesario.

- No, no es eso. Yo no quiero.

Nueva y abruptamente, los besos cesaron, sintió que la mano en su cintura se encrespaba y le apretaba un poco.

- ¿No quieres? ¿No quieres mas hijos?

- No.

- ¿Y se puede saber por que? – interrogó el rey tratando de calmar su temperamento explosivo.

Para Aragorn era difícil entender las razones de Legolas, un bebé era una bendición y mas tratándose de dos varones. Se dispuso a escuchar a su esposo tratando de no elevar la voz y de tranquilizar sus deseos de espetar un y mil razones para tenerlo.

- Aragorn, estamos bien con Auril, los tres estamos completos, los tres tenemos toda la felicidad que anhelamos.

- Eso no es razón suficiente, yo si deseo tener otro hijo, ¿no has pensado en eso? – preguntó Aragorn demasiado cerca del rostro de Legolas como para no tener que levantar la voz.

- Lo sé, sé que quieres otro hijo y no me opondría si lo tenemos.

- Entonces, ¿por que dices...?

- Es decir, si tú lo tienes... – aclaró Legolas

- Legolas, ya hemos hablado de ello, ya lo discutimos anteriormente y como resultado discutimos tan fuerte que creí perderte, no quiero volver a caer en ello.

- ¿Pero por que tengo que tener el hijo yo? – preguntó Legolas irguiéndose - ¿Por qué no tu?

- No se puede, es imposible, en vez de ternura provocaría asco. – respondió Aragorn tratando de no imaginar su vientre velludo abultado.

- Eso no importa, a mi no me lo causarías, además podemos partir en cuanto el embarazo se haga mas obvio.

- ¿Y pasar por mareos y nauseas delante de los demás? No, nunca.

- ¿Y por que yo sí? ¿Por qué debo ser quien tenga el niño?

- Ya has tenido uno, ¿cierto? Creo que eso es una buena razón. Además, no hay nadie que pueda atenderme, soy un mortal, no tanto como los demás, pero no sano tan rápidamente como tu. Corro mas riesgos en la cirugía que tu. ¿Quién haría la incisión?

Legolas se inclinó hacia atrás descansando sobre sus manos y sentó en la cama enfadado con Aragorn, el rey fruncía también el ceño, tenían que terminar esa charla y no dejaría que el elfo se retirara.

- Creo que Melfor puede hacerlo, o en su caso Lara puede hacerlo, ella estuvo con Elrond, ella puede leer los libros, o alguno de los curadores de Rivendel, tal vez los gemelos...

- No, nada de eso. Yo no me embarazare y es definitivo. – sentenció Aragorn fríamente

- ¿Y por qué yo sí? ¿Sólo por que quieres mantener tu orgullo de hombre? ¿Acaso el que yo sea también varón no importa?

- ¡Tu eres un elfo, meleth! – exclamó Elessar con aplomo al principio pero bajando su voz al final - ¿No lo harías por mi? ¿No me amas para hacerlo?

- Eso es chantaje, sabes que haría cualquier cosa por ti. Soy un elfo, tú lo has dicho, no una mujercita. No quiero seguir discutiendo, así que por favor, dejemos está discusión en paz, voy a ver a Auril.

- Auril está bien, y ocupado. No lo veremos hasta la hora de comer y tu no irás a ningún lado hasta que resolvamos esto, Legolas.

- ¿Quieres seguir discutiendo?

- No quiero discutir, quiero saber por que no quieres tener otro hijo.

- No quiero, simplemente, no quiero mas hijos. – musitó Legolas evitando mirar a su esposo directamente

- Mientes.

- No es cierto, yo no... no hago eso.

Aragorn tomó el rostro de Legolas con una mano y ambos se miraron directamente a los ojos, el elfo estaba temblando en su interior pero no lo parecía, había cierta chispa pronto a estallar en sus ojos pero el rey no lo adivinaba.

- ¿Qué pasa Legolas? ¿Ya no quieres mas hijos míos? ¿Sólo uno?

- Sólo uno. –repitió Legolas mirando a Aragorn fijamente.

- ¿No puedes con dos, amor? ¿Con dos hermosos ángeles?

- Aragorn – murmuró Legolas bajando su mirada.

El rey posó ahora su mano en el vientre de Legolas y le acariciaba de forma circular.

- Te amo, Legolas

- Y yo a ti.

- No tengas miedo.

Legolas ahora si tembló levemente, Aragorn sintió la aversión de su elfo al toque que repetía.

- ¿Qué pasa? ¿Qué es a lo que temes? La cirugía no tiene mucho riesgo, corre mas riesgo el pequeño con la incisión, que tu con la perdida de sangre.

- Aragorn.

- Me pondré a estudiar, leeré hasta el mas mínimo detalle, tendré todo preparado, no dejare que nada les pase, te haré dormir si eso quieres, no tengas miedo meleth nîn.

Los ojos del elfo se humedecieron, amaba al rey y quería complacerle, pero el miedo no le dejaba hacerlo.

- Aragorn, no quiero... No quiero pasar por lo mismo.

- Pero amor, ya no dolerá tanto, ya no será tan difícil, por que ya sabes que es lo que sucederá.

- Sí, a eso le temo.

- ¿A qué?

- A que me engañes de nuevo.

Aragorn palideció, retiró su mano y pudo darse cuenta que Legolas evitaba su mirada. A eso era lo que temía, a que en su estado, con sus cambios frecuentes de ánimo, con el deseo de descansar que a veces le embargaba, no podía complacer a su esposo. El rey buscaría a alguien mas, era un hombre y tenía necesidades y si Legolas no las llenaba por su estado, alguien mas lo haría con gusto.

- Legolas, ¿Cómo puedes creer que volvería a hacerlo? – preguntó Aragorn enojado visiblemente, en las venas de su frente se veía, en el color de su rostro - ¿No confías en mi?

- Aragorn...

- Dime, ¿no confías en mi? – preguntó nuevamente, enfadado por tal pensamiento - ¿No hemos pasado por todo esto para reafirmar nuestro amor? ¿No me amas como yo a ti?

- Te amo mucho, tal vez demasiado, por eso mismo no podría pasar por eso, no lo soportaría. – respondió Legolas con un nudo en la garganta, las palabras salían y dolía.

- Legolas.

- Cuando esperaba a Auril, yo tenía cambios de ánimo, no quería hacerlo... no podía... y mi estómago crecía, y tu deseabas... necesitabas... – balbuceaba Legolas - por eso es que sucedió lo que sucedió... No podría pasar por lo mismo, no lo soportaría, moriría.

Legolas apoyaba sus palabras con ademanes, con la tristeza impresa en toda su fisonomía.

- No tengo la fuerza, no tengo el apoyo, mi adar se ha marchado, mis amigos se han ido, yo no podría solo... yo no podría Aragorn... – señalaba Legolas derrumbándose casi por completo.

- ¿Entonces no confías en mi? – repitió Aragorn enojado aun, alzando la voz sin poder controlarlo. – ¡Después de todos estos años no confías en mi!

- ¿Crees que ha sido fácil? Te amo, y en este tiempo no he tenido nada que reprocharte, y sólo te pido un poco de tiempo ¡Eso es todo!

- Legolas, no comprendes, ¡Tu no confías en mi!

- Aragorn, eres injusto, tu no pasaste por ese calvario, por esa incertidumbre.

- Creí que me habías perdonado.

- Lo hice, pero el miedo aun sigue en mí.

Aragorn le abrió sus brazos y dejo que la cabeza rubia descansara en su pecho

- No confías en mi, ¿que no crees que te ame lo suficiente para soportar lo que tenga que pasar.?

- Aragorn, compréndeme, yo confío en ti, pero si.., pero si... – titubeó Legolas ocultando su rostro con una mano – Yo prefería morir, pero no podría hacerlo por Auril, y me encadenarías a quedarme por él y por el hijo no nacido. Por Auril me quede en esta ocasión.

- ¿Por Auril?

- Yo no podía morir llevándomelo, yo no tenía el derecho, y tu... tu... Me hiciste mucho daño.

- ¿No me has perdonado, amor? Después de tanto tiempo, ¿no me has perdonado?

- Sí, lo hice amor, no hubiera regresado contigo de no haberlo hecho, pero quiero que entiendas, no puedo pasar por eso de nuevo, no podría, y no quiero que Auril sufra mi partida.

- ¡Pero ya estás suponiendo de antemano que lo haré! Y no me das oportunidad de demostrarte que he cambiado, que te amo demasiado como para permitirme perderte, me quitaría la vida si eso pasará... – replicó Aragorn poniéndose de pie al fin

- Aragorn, no digas eso... Auril. Tenemos a Auril

- No digo que no sea feliz, lo soy, te amo, me amas y como dices, tenemos a Auril. Pero el hecho de que aun desconfíes de mí, me hiere Legolas.

Ahora Legolas se sentía culpable por desconfiar de su esposo, pero la experiencia que había sufrido no le traía mas que penas, no quería recordarlo, y no lo hacia, pero cada vez que Aragorn insistía en tener otro hijo, volvía a él la razón de su pena.

- Bien – suspiró Legolas tomando fuerza desde su interior - tratare de no pensar en eso, tratare de tomar fuerzas, si quieres un hijo, lo tendremos.

- No.

- ¿No?

- No, meleth nîn, no lo tendremos si no quieres tenerlo.

- Pero TU si quieres tenerlo, Aragorn. No importa lo que yo diga.

Ese último comentario lo hizo con el fin de herirle, el calor de la discusión también estaban haciendo mella en él.

- ¿No importa lo que tu digas? ¿Por qué piensas en eso?

- Por que siempre he sido yo quien ceda. Así que tendremos los hijos que desees.

- No, Legolas. No me hagas esto. No trates de pasar por un mártir.

- Pues no veo que me comprendas un poco, no veo que te pongas en mi lugar y me entiendas, yo en cambio sé lo que tanto anhelas, sólo pido un poco de tiempo.

- Legolas... No quiero un hijo que tu no desees. – declaró el rey quebrándose un poco su corazón.

Legolas sintió casi crujir sus huesos bajo el abrazo de Aragorn, quien le besaba la frente y le envolvía entre sus fuertes brazos.

- No tendrás hijos, hasta que estés seguro que te amo, con todo mi corazón. No quiero que desconfíes de mí, Legolas, una pareja no sobrevivirá así.

- No, no desconfío, pero... Es como si hubiera caído del caballo, ya sabes, siempre queda el miedo a montar de nuevo.

- Pero este caballito ya no te tumbara, es manso y por ti hará todo lo que quieras, meleth. – trato de sonreír Aragorn besando nuevamente su frente - Ahora tranquilízate, iremos a comer, no quiero que te preocupes por un embarazo, no amor, primero tendré que demostrarte como sea, que te amo, y tu decidirás el tiempo. ¿Estará bien así meleth?

- Sé que tu me amas, después de todo lo que pasamos, lo sé... Es sólo que...

- Aun queda el miedo, ya no será así meleth. Te prometo que este bebé no pasara por la misma situación y ambos lo disfrutaremos. Iremos paso a paso... Será como empezar una segunda luna de miel

- Sí... Gracias Aragorn, gracias por entederme, sé que no debe de ser así, pero...

- Ssshh... Pero dime, ¿si quieres hijos no?

- Sí, mientras sean tuyos y tienen tus ojos y tu valor, todos los que quieras.

- Te tomare la palabra, hasta el momento, sólo tienes que preocuparte por quince.

- ¿QUINCE?

Aragorn sonrió y no agrego mas que besos a la boca entreabierta de un elfo asombrado. Compartieron un beso y caricias, pero no hicieron el amor completamente por que Aragorn empezaba a vestir a su elfo con todo el cariño del mundo.

-o0O0o-

Auril ya es un Gary Stu, ;; snif pero no será protagonista, al menos no en este pequeño fanfic, algo dulce y cursi, ¡yag! Pero no lo pude resistir. No recuerdo si Aragorn tuvo 7 ó 9 hijos con Arwen ¡ y nomás un niño!:-S, así que con Legolas me imagino que tendría mas, jeje. Lo de Eowyn, pues le di una niña para variar, pero creo que el segundo fue niño.

Mil besitos a quienes dejaron review y gracias, espero no hacer este fic tan largo, será peque, nomás un leve contratiempo y ya.