Título: El destino del árbol y el junco

Autor: abysm

Disclaimer: Los personajes son de JR Tolkien, por supuesto. Los tomé prestados un tiempito.

Advertencias: Esto será slash Aragorn/Legolas, definitivamente. Creo que será rating R en algunos capítulos.

Aclaraciones: AU. No hay Anillo ni Sauron. El fic estará ambientado en la tradición de las geishas. Algunas de esas costumbres van a estar alteradas para beneficio de la trama del fic. Intentaré aclarar las ideas erróneas, me encanta el mundo de las geishas y no quisiera ofender. Por eso, habrá algunos nombres japoneses (personajes secundarios, obvio y poquitos) y alguna que otra frase.

Capitulo 17

Decepciones

Faramir tardó dos días más en estar por completo fuera de peligro y aunque tardaría más en reponerse por completo, durante ellos, Aragorn apenas dejó su habitación. En uno de esos momentos, permitieron que Haldir le viese, pero para entonces, ya no tenía sentido que le dijese el motivo de su arribo inesperado.

El galadrim adujo que estaba demasiado preocupado por la salud del príncipe, y por eso había decidido ir a verlo. Dudó mucho si debía decirle lo que sin duda ya había sucedido y al final decidió que no, no era él quien debía hablar con Aragorn. A pesar de que le dolía no haber podido hacer nada para evitar el mizuage, debería ser Legolas quien hablara con el rey.

Seis días más tarde, emprendieron el regreso a Minas Tirith.

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Aunque era un hombre maduro, avanzaba con paso resuelto y ágil, la furia le daba fuerzas. Atravesó pasillos y corredores, subió escaleras y terminó en un cuarto cerrado en una de las torres más olvidadas de aquella fortaleza de Emyn Arnen.

Abrió la puerta sin anunciarse, pero quien estaba dentro lo esperaba porque no se inmutó al verlo aparecer.

- ¿Ya se fue?- preguntó.

- Sí, ya se fue. Todavía no puedo creer lo cerca que estuvo.

- No había por qué estar tan intranquilo... Nadie sabe que estoy aquí, para todos, yo continúo en Belfalas. ¿Podrás decirme cómo pudo pasar?

- Esos estúpidos que conseguí resultaron mucho más ineptos de lo que parecían. Solo se trataba de que pusieran unas gotas en la copa de Faramir... Solo había que sacarlo del paso por unos días para que llegaras sin problemas y pudieramos ocultarte.

- Y en cambio, casi lo matan y consiguieron que el mismo Aragorn viniese a seguir dándose aires de importancia.

- Eso fue culpa de Eowyn. La muy imbécil no conseguía dar con la medicina adecuada y envió por Aragorn.

El antiguo señor de Minas Tirith paseaba por la estancia fría envuelto en su capa de terciopelo. Pese a que estaba bajo la custodia de su hijo Faramir, conservaba la presencia de ánimo y el orgullo que tenía cuando ostentaba el título de Gran Senescal de Gondor.

Los cabellos grises desmentían un poco el físico fuerte que no demostraba que ya era un hombre maduro. Caminaba erguido y con energía, salvo esas canas insolentes, y un rictus de amargura en su rostro, nada evidenciaba su edad.

- Afortunadamente nada pasó.

- No, pero ahora ese montaraz estará prevenido y ya no podremos acercarnos a él tan fácilmente.- contestó Denethor sopesando cada una de las posibilidades que todavía se barajaban en su mente.- Esto podría desbaratar nuestros planes. ¿Has tenido noticias de las tropas que enviaste a Rohan?

- Aun no, pero si todo sale bien, Éomer irá a saludar a sus antecesores aun antes que su padre. Eso hará que Aragorn salga de inmediato hacia Edoras. Su estúpido sentido de la amistad lo llevará a estar presente en los funerales de su amigo y cederá el mando a Faramir.

- Eso está por verse.- cortó Denethor.- Si Faramir no se cura rápido, no habrá traspaso de poder... ¿Te das cuenta hasta que punto pudo arruinarse todo? Aragorn tiene que morir, y posiblemente Faramir tambien, pero no antes de que el poder vuelva a la Casa de los Senescales.

- No tienes que temer, todo saldrá bien.

- Es evidente que si quieres que las cosas se hagan bien, tienes que hacerlas por tí mismo.

- ¿Qué quieres decir?

- Creo que haré un pequeño viaje a Minas Tirith.- anunció el hombre sonriendo.- Veré con mis propios ojos cómo marcha el reinado del rey Elessar...

- No es aconsejable... ¿Con qué excusa te presentarías allí?

- Tengo la excusa perfecta... Hace mucho que no veo a mi pequeño protegido.- ahora la sonrisa se hizo mas amplia y casi desagradable.- Pago todas sus cuentas religiosamente, es hora que se gane el sustento haciendo lo que mejor sabe hacer.

- ¿Tienes el vigor suficiente para hacerle una visita? Ya no eres un joven...

Denethor se revolvió como si lo hubiesen insultado seriamente y se encontró con la sonrisa torcida de su interlocutor.

- No te preocupes por eso, puedo cumplir perfectamente mi misión cuando llega el momento... y con un bocado tan delicioso, no te quepa duda que disfrutaré bastante los días que pase en Minas Tirith. Mientras tanto, tú sigue con los planes. Estudiaré la situación y te haré saber cuando puedes proceder.

Con esa última frase, el antiguo Senescal, salió de la habitación dispuesto a iniciar los preparativos de su viaje.

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Legolas llegó a la okiya bastante tarde, no había tenido ganas de llegar antes, y Baldor había enviado a Sati para avisar que todo estaba bien y llegarían para el almuerzo.

Apenas entró en la okiya, Fumio salió a recibirlo, dandole una calurosa bienvenida y prácticamente lo arrastró hasta la sala principal. Allí decorando toda la sala, habían muchos mensajes de felicitacion para el elfo por su exitoso mizuage, y deseos de prosperidad para su carrera. Sobre la mesa, habían dispuesto un kimono de mujer y dos de varón, completos hasta con el calzado, uno para la época fría y uno para la época cálida. Considerando la riqueza de las telas y los bordados, había realmente una fortuna dispuesta allí.

- ¿Qué te parece, Legolas?- preguntó Fumio entusiasmado.- El Mayoral estuvo tan satisfecho con tu mizuage, que envió esto. Aquel es para Tyra-san, por supuesto, por haberlo favorecido en la elección, pero estos dos son para tí.

Legolas avanzó hasta las vestimentas, admirando lógicamente la hechura fina. Baldor creyó oportuno aclararle algo más.

- Ya eres geijin, Legolas. No tienes que compartir esto con la okiya, estas ropas son parte de tu vestuario personal.

Probablemente otro lo consideraría un gran honor, pero Legolas realmente no comprendía cómo era posible que aquel mortal que había oficiado su mizuage hubiese estado contento por haber tenido intimidad con alguien que había sido poco más que un trozo de hielo durante la mayor parte del evento.

La figura de Arwen apareció en el resquicio de la puerta y se adelantó, ocultando su envidia por los regalos que el elfo había recibido. Si hubiese sabido que el Mayoral había hecho semejante regalo, hubiese pensado dos veces antes de llevarle el faltante de la oferta.

- Debiste pasarlo realmente bien en tu mizuage, Legolas... Es evidente que el Mayoral quedó impresionado contigo.

- En verdad no entiendo por qué pudo quedar tan impresionado.- contestó con sinceridad.- No obtuvo más de lo que era lo esperado.

- Oh, bueno... Entonces espero que no haya sido penoso para tí. Es difícil cuando el que oficia el mizuage no es al menos algo atractivo. El rey Elessar fue muy agradable conmigo para mi mizuage...

A espaldas de la elfa, Baldor hizo una mueca de desdén y miró a Legolas como diciendo 'te lo dije'. Por su parte el elfo agradeció en silencio a su hermano mayor por haberlo puesto en antecedentes. Cierto que la idea todavía le producía un violento malestar, pero ahora estaba preparado y pudo mantener el rostro apacible y casi sonriente.

Sin duda, eso no era lo que Arwen esperaba.

- Sí fue bastante penoso.- admitió Legolas para agregar con tanta suavidad como solía hacerlo ella.- Nadie que no haya tenido experiencia previa podría evitar sentirse avergonzado en una situación así... Pero me alegro que te hayas sentido tan cómoda en tu mizuage.

Baldor contuvo la risa y se apresuró a sacar al elfo de la sala antes que Arwen reaccionara. Fumio salió inmediatamente después, ocultando tambien su satisfacción. Se lo tenía merecido. Aunque había tenido que admitir que no se había sentido bien durante su mizuage, el elfo había conseguido darle a entender que si ella sí lo había hecho, era porque no era tan inexperta en el asunto.

Por supuesto aquello solo era una pulla, si Arwen no hubiese estado tan intacta como el elfo no hubiese tenido su mizuage ritual, pero tampoco era tan desacertado. Había mucho que se podía hacer sin alterar los resultados de la revisión.

Arwen estaba sola en la sala cuando consiguió entender el significado de la frase de Legolas y tuvo que hacer un tremendo esfuerzo por controlar la ira. Pero lo que la desconcertaba era la calmada apariencia que había tenido el elfo al enterarse de su asunto con el rey. Había calculado que sería un golpe perfecto hacérselo saber justo después de su mizuage, pero Legolas parecía haberlo tomado con una calma glacial.

Entonces las cosas eran más graves de lo que ella había conjeturado. El elfo se sentía tan seguro del afecto y el interés del rey que no le molestaba saber que el humano había oficiado su mizuage.

Por una vez, no se sintió para nada segura de su futuro. Estaba a la deriva, y eso no le gustaba en absoluto. Ahora tendría que estar pendiente, en espera de la reacción del rey al saber que Legolas ya no le pertenecería. Tendría que confiar en los celos y ese absurdo sentido de la posesión que siempre tenían los humanos.

Esa sería su oportunidad, tal vez la última.

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Aragorn no comprendía por qué Haldir insistía en que debía ver a Legolas a solas y hablar con él, pero a su regreso, había tenido tanto trabajo acumulado que había sido prácticamente imposible hacerlo. No se animaba a mandarle un mensaje, por temor a que fuesen interceptados, y temía poner por escrito cosas que aún no se animaba a expresarle en persona.

Solo quería verlo, abrazarlo de nuevo, besarlo hasta sentir que ambos podían respirar con los mismos pulmones.

Terminó de vestirse y salió a toda prisa. La reunión era en uno de los salones secundarios, porque en su afán por hacer las cosas de un modo legal, apenas había tenido tiempo de contactar a algunos conocidos para que le dieran un marco mínimo de encuentro social aunque informal.

Cuando entró en el salón, hubo un pequeño espacio de silencio, pero él solo buscó con la vista la cabellera rubia, sin prestarle atención a nadie. Ni siquiera vio a Arwen que presenciaba todo, espectante.

La presencia de la elfa no era extraña. Apenas había sabido del retorno del rey, había empezado a contactar a conocidos dispuesta a brindar su compañía a quien fuera con tal de estar allí en el momento en que ambos se encontraran.

Y lo había conseguido, tuvo el primer lugar para contemplar todo.

Legolas consiguió divisar a Aragorn, pero en virtud a la educación, se acercó en silencio y una vez junto a él, se inclinó en una pequeña reverencia. El corazón le latía con fuerza, hubiese querido verlo a solas primero, explicarle, no encontrarse así en presencia de demasiada gente.

Los ojos de Aragorn se deleitaron en el rostro, y apretó los puños para resistir el deseo de acariciarlo allí mismo; pero entonces la mirada descendió un poco más y se posó sobre el blanco cuello del traje que llevaba en ese momento.

Tardó unos instantes en procesar toda la información que le daba un pequeño pedazo de tela. Un cuello blanco, no azul. Un cuello blanco que decía que el elfo era un geijin, no un aprendiz; y más aún, que para ser un geijin, había tenido que dar un paso fundamental. Uno que había ansiado para sí, pero que había sido de otro.

Ahora, el elfo sintió que la mirada ascendía nuevamente hacia su rostro, buscando la confirmación o la negación de esa idea, pero poco podía hacer él para negar algo tan evidente. Vio el semblante del rey palideciendo demasiado, y luego, antes de decir o hacer algo, el hombre giró precipitadamente sobre sí y se alejó, dejándolo desolado por completo.

Apenas lo vio salir, Legolas intentó mantenerse firme, pese a que sentía temblar todo su mundo. Había visto la profunda decepción en los ojos de Aragorn y se sintió perdido. No supo muy bien cómo llegó hasta la mesa donde Baldor esperaba. Tambien él había visto.

- Tienes que hablar con él.- dijo en un susurro.- Vé a buscarlo, no dejes que se quede solo con lo que vio, no permitas que empiece a forjarse imágenes erróneas en su cabeza.

- Pero... ¿Si no quiere hablarme? ¿Y si no quiere oír?

- Ya una vez lo sacudiste para que te respetara. Si hace falta, hazlo de nuevo para que te escuche.- Baldor vio la cara de sorpresa del elfo.- Sí, sí... Ya sé, no te puedes poner violento con un cliente, pero si no me equivoco, él ya no es un simple cliente. Nunca fue eso. Apresúrate.

Con el respaldo de esas palabras, Legolas se puso de pie y salió del salón. Apenas un poco después, alguien mas salió tras él manteniéndose en las sombras para que no le descubrieran.

El elfo deambuló un poco antes de dar con un sirviente que le indicara dónde se había refugiado el rey, pero al final, encontró la salita. Dudó un poco, pero al final no golpeó, sino que entró directamente.

Lo primero que vio, fue al hombre, paseando de un lado a otro, como una fiera enjaulada.

- Lárgate.

- Aragorn...- encontró su voz a duras penas.

- Vete.

La voz era implacable, y el elfo se estremeció. Nunca había escuchado ese tono perentorio y terminante dirigido a él. De algún modo pensó que con esa voz gélida dictaba sentencias entre sus ministros.

- Por favor, escúchame.

- ¿Escuchar, qué? ¿Que no pudiste esperar?

- Yo quise esperar, pero sabes que esa decisión no es nuestra nunca... La dueña de la okiya decidió que era tiempo y...

- Y tú simplemente obedeciste.

- No fue tan simple. Intenté retrasarlo, Baldor me ayudó, pero no sabíamos cuando volverías, y al final fue imposible postergarlo más.- Legolas hablaba mientras Aragorn seguía paseando sin cesar, pero en su afán de querer explicar, las palabras parecían acumularse en su boca y no salían.- Por favor, mírame...

- ¡No quiero! ¡No quiero mirarte y ver ese cuello blanco que yo debí cambiar! ¿No te das cuenta que si te miro, veo ese cuello y te imagino con otro y eso me destroza? Yo esperé, Legolas... Esperé porque me lo pediste y ahora...

Dejó la frase inconclusa y el elfo la terminó por él.

- Ahora ya no serás el primero.- la amarga certeza que Baldor podría haber tenido razón lo embargó de pronto.- Entonces es cierto... Lo único que te interesaba era ser el primero... Lo único que siempre te importó fue obtener mi mizuage. ¿Qué pasaría entonces, Aragorn? ¿Ibas a hacer conmigo lo mismo que hiciste con Arwen? ¿Disfrutar una noche y luego evitarme siempre?

Ahora era Legolas quien no quería mirar al asombrado humano porque veía en su rostro que no había esperado que él estuviese enterado de su asunto con Arwen.

Y eso tambien lo lastimó. Aragorn sí podía tener sus 'asuntos' anteriores, pero él no.

Legolas intentaba luchar con su propia decepción. No podía quedarse ahí, no podía seguir aireando su humillación, ya bastante había tenido con cruzar por el mizuage para ahora enfrentar eso. Tenía que salir de allí.

- No vuelvas a buscarme Aragorn...- dio la vuelta para salir y no seguir viéndolo porque el solo mirarlo le hacía daño.

- Espero que por lo menos haya sido agradable.- dijo, incapaz de contener las ganas de seguir martirizándolo, pero no esperó la respuesta.

Ahora que no lo tenía enfrente, Legolas podía hablar mejor, aunque solo fueran las últimas cosas que le dijera.

- No... no fue agradable.- dijo, y se arrepintió de inmediato por admitir así su debilidad.

"No fue agradable..." se repitió Aragorn para sí mismo y la luz de esa frase cayó sobre él como un rayo.

Claro que no había sido agradable, si había sido obligatorio por completo. La sola idea que podían haberlo lastimado, fue más fuerte que toda su decepción. Alcanzó a empujar la puerta que el elfo había abierto para salir antes que lo hiciera.

- ¿Te...? ¿Te lastimó...?

- ¿Acaso eso te importaría?- fue la suave interrogación que obtuvo como respuesta.

Y Aragorn descubrió que sí, que sí importaba mucho. Sin detenerse a pensar, alargó la mano y la deslizó por el cabello dorado, causando un pequeño temblor, y entonces Legolas negó con un gesto leve.

- No, no me lastimó... Fue cuidadoso, supongo... Pero yo no quería eso... Yo no quería así... Yo solo quería contigo- maldiciéndose por soltar todo eso, continuó, vencido por completo.- Por favor, ya no me averguences más. Déjame ir.

No, de ninguna manera iba a dejarlo ir. Antes de poder arrepentirse, lo abrigó entre sus brazos, y por unos instantes, el elfo se mantuvo tenso y quieto hasta que por fin pareció relajarse dentro del abrazo. Algo debía estar mal, porque aunque todavía sentía la amarga decepción flotando a flor de piel, Aragorn no podía dejarlo ir, no podía ni quería deshacerse del cálido cuerpo que sostenía y que unos segundos después apoyó la cabeza sobre su hombro.

- Yo juré... juré ser obediente y no podía oponerme...- explicó Legolas.- Lo siento...

Era tan ridículo que le pidiera disculpas por algo que no había podido evitar, que Aragorn no tuvo más remedio que verlo, pero todavía se sentía demasiado decepcionado por no haber estado en aquel momento que los dos habían esperado tanto.

Él había querido ser el primero... El único...

Le costaba aceptar que ya no lo sería, y en otro caso, se hubiese alejado sin más contemplaciones; sin embargo el solo pensar en ya no volver a verlo lo llenaba de angustia, como si estuviese arrancándose un brazo o una pierna. Tan siquiera pensar en no tenerlo lo hacía sentir incompleto.

- Legolas... Yo... no quiero que te alejes... Necesito un poco de tiempo...

- ¿Tiempo..?- murmuró el elfo, con el rostro todavía hundido entre las ropas del rey.- ¿Para qué?

- Para aceptar todo esto... para asumirlo... Pero te buscaré luego. Solo un par de días, es lo único que te pido.

"Para asumir que te has entregado a otro." Pensó impiadosamente.

Legolas quería creer. Necesitaba creer con todas las fuerzas de su corazón que ésas no eran palabras vacías, que Aragorn en realidad quería estar con él y que podía superar lo sucedido. No comprendía porqué los humanos tenían ese sentido tan erróneo de posesión.

Él nunca le había preguntado a Aragorn si habia estado con otras mujeres o con otro varón antes, de hecho, daba por descontado que así era; no entendía por qué para el humano tenía tanta importancia que hubiese habido otro antes que él.

Lo único que entendía era que por eso, por el mizuage que no habían compartido, podía perderlo y no quería. Necesitaba aferrarse a la esperanza que el rey lo buscaría cuando pudiese aceptar mejor lo que había pasado, cuando pudiese entender que aquello no había significado nada, que su amor por él estaba intacto.

Ese pensamiento lo paralizó por un instante porque nunca había admitido tales palabras, nunca las había dejado salir y ciertamente no era ése el momento. No, cuando el mortal sopesaba la posibilidad de dejarlo.

Apretó salvajemente la mandíbula para no dejar salir las palabras y se quedó en silencio.

- Te enviaré un mensaje... Solo un par de días, Legolas...

Legolas.

Hasta antes de irse, había sido 'hermoso mío'; ahora volvía a ser Legolas, como al principio. Había disfrutado de esas palabras tan solo durante una noche...

Asintió, todavía en silencio y dio un paso atrás para alejarse. Necesitaba que lo mantuviese así, que volviese a aferrarlo y lo besara y le dijera que todo era un terrible error y que no importaba el mizuage; pero eso no sucedió.

Aragorn solo lo miró con expresión perturbada y dejó caer los brazos a los lados de su cuerpo sin hacer de nuevo el intento de abrazarlo.

Así, ambos en silencio, Legolas volvió a abrir la puerta y se lanzó a través de ella. Cuando iba camino a la salida, encontró a Baldor esperandolo. No hizo falta que el elfo dijera nada, supo por el semblante pálido que las cosas no habían marchado del todo bien. Con medias palabras, y tartamudeos, Legolas intentó explicarle un poco de la conversación.

En su interior, el joven maldijo a la mayoría de los hombres y esa absurda obseción por ser los primeros. Sobre todo cuando eso los llevaba a cometer errores como el que el rey estaba cometiendo esa noche.

- Por favor, Baldor... Necesito estar solo...- pidió el elfo antes de perderse en los corredores y dejarlo.

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El resto de la reunión había pasado de manera mas o menos amena para todos los que habían quedado allí, aunque eran pocos. La ausencia del elfo no pasó desapercibida para Haldir, como tampoco que luego de un rato Baldor regresara solo al salón.

Cuando todo terminó, alcanzó al joven que ya se aprestaba a retirarse.

- ¿Puedo acompañarte?- preguntó Haldir.- Es tarde y no me gustaría que te fueras solo.

- Hay guardias por todos lados, Haldir... pero si eso te tranquiliza, sí, puedes acompañarme.

- Podría traer un carruaje para llevarte.- ofreció, notando que la noche estaba fresca.

- No... creo que prefiero caminar.

Durante algunos minutos, avanzaron por las empedradas calles en semi penumbras, en silencio. En algún momento, ante un escalofrío del muchacho, Haldir se quitó su capa y la acomodó sobre los hombros del joven.

- Yo no la necesito, no tengo frío.- dijo, a modo de excusa mientras seguían caminando.

- El rey es un idiota.- dijo Baldor, al fin incapaz de contenerse.

Aunque sospechaba el por qué de esa frase, Haldir no dijo nada a la espera de que el joven continuara.

- Si rechaza a Legolas por no haber sido su primer hombre, merece... merece...

- Sí, tengo una idea de todo lo que merece. ¿Viste a Legolas luego que hablara con Aragorn?

- Sí, y estaba destruído. No entendí mucho de lo que me dijo, y tampoco quise preguntar demasiado, el solo ver su rostro era suficiente.

- Legolas te preocupa mucho.

- Por supuesto que sí. Es mi 'hermano menor'.

- Es más que eso... No creo que ningun hermano mayor se preocupe así por su estudiante.

- Tambien es mi amigo... Dioses... Nunca había visto a nadie tan... tan inocente llegar al Barrio. Me extraña que esa arpía de Arwen no lo haya devorado en su primer desayuno.

Haldir reprimió una risita y de pronto se dio cuenta que Baldor se refería a Legolas como si de verdad fuese mayor que él, cuando de hecho, el muchacho era muy joven.

- Creo que te dejas guiar por la apariencia de Legolas, cuando él tiene muchas veces tu edad...

- Eso no importa. Cuando llegó aquí, por lo que él mismo me contó, no tenía idea del lugar al que lo habían traído, ni para qué... No comprendo cómo es posible que dejaran aquí a alguien tan desvalido. Inclusive tú sabes más que él acerca del modo en que se manejan las cosas en el Barrio.

En el nuevo espacio de silencio que siguió, Haldir se percató de algo más. Conocía a Baldor casi desde el momento en que Aragorn había tomado poseción de la ciudad, pero no sabía casi nada del joven que en ese momento caminaba a su lado.

- Es una suerte para Legolas que tu quisieras ser su hermano mayor... Tus conocimientos de este lugar lo han ayudado a salir adelante.

- Pero no fueron suficiente para salvarlo del mizuage.

- Las cosas no son siempre como uno quiere... ¿Cuanto tiempo hace que vives en el Barrio, Baldor?

Aquel se detuvo un instante para mirarlo asombrado. En general, nadie le preguntaba nunca nada acerca de él. A nadie le interesaba nada más que contar con su presencia en las reuniones sociales.

- ¿En realidad te interesa saber?

- Por supuesto.

Baldor retomó su caminata mirando hacia adelante, intentando ordenar sus pensamientos y sus recuerdos, porque hacía tanto tiempo que no hablaba de eso, que no sabía por dónde empezar.

- Llegué aquí cuando tenía doce años... Yo... Mis padres y yo vivíamos en una aldea pequeña, apenas algunas chozas cerca de las Bocas del Anduin. Mi padre era pescador, mi madre trabajaba en la casa. No tuve hermanos... Un dia, una de las tribus haradrim que solían andar por allí atacaron la villa. Mataron todo lo que no pudieron llevarse. A mí me llevaron.

De pronto Haldir no estuvo muy seguro de lo acertado de su pregunta. El habitual rostro afable de Baldor estaba concentrado y lejano, como si presenciara cosas en su mente mientras sus pies lo hacían avanzar sin que su voluntad mediara en ese movimiento, no obstante, su voz continuaba siendo suave y tranquila, como si estuviese relatando algo muy lejano a él.

- Estaban decidiendo quién sería el primero en violarme cuando alguno recordó que podían obtener un buen precio si me vendían en algun burdel de Pelargir, después de todo, siempre se paga bien por un muchacho virgen. Pero el hombre que me compró resultó no tener un burdel, sino una okiya aquí, en el Barrio; de modo que en vez de terminar en un burdel, me encontré aquí, aprendiendo a ser educado, sonriente y amable. ¿Aprendí bien, no te parece?

Había un innegable matiz de ironía y amargura en su pregunta, y Haldir se encontró agradeciendo que el muchacho no lo estuviese mirando en ese momento.

- Tuve mi mizuage a los dieciséis... Como Legolas, no decidí cuándo, ni con quién lo tendría, pero al menos, yo no tenía la pesada carga que tiene él.

A esas alturas, se hallaban frente a los portones de madera lustrada del Barrio y los guardias miraron a Haldir como advirtiéndole que no podría pasar de allí.

- ¿Qué carga?

- Yo no estaba enamorado cuando tuve mi mizuage. Eso no lo hizo mas fácil, pero tampoco fue tan difícil.- con un gesto rápido, se quitó la capa y la devolvió al galadrim. Ahora, su rostro había recuperado su habitual calma.- Gracias...

- Ya te lo dije, no sufro el frío.

- No me refería a eso... En todos los años que llevo aquí, eres el primero que pregunta... que se interesa por mí. Claro que no es una historia agradable de oír, pero... pero me hizo bien.

- Por eso intentaste con tanto ahínco postergar el mizuage de Legolas.- entendió de pronto, Haldir y la idea de lo que hubiesen podido hacerle a un jovencito de dieciseis años, le revolvió un poco el estómago.

Se preguntó si Baldor había tenido al menos como Legolas, la suerte que quien oficiara su mizuage se preocupara por no causarle daño. Aunque se moría de deseos por saber, entendió tambien que aquella pregunta era demasiado privada y se contuvo.

- Habla con el rey, Haldir...- pidió Baldor.- No es tan importante ser el primero...

- Lo sé. Hablaré con él mañana a primera hora.

- Gracias.

Durante unos segundos, no supieron muy bien que más decir, hasta que Baldor giró y se dirigió a los portones. Como era su costumbre, saludó con mucha cortesía a los dos guardias antes de desaparecer detrás de las pesadas puertas.

Mientras permanecía de pie allí, Haldir hizo una rápida cuenta.

- Veinte años.- murmuró.

Demasiado joven incluso para un humano. Al girar para dirigirse a su propia casa, se encontró deseando haber podido acompañar a Baldor por más tiempo, quedarse un poco más con él.

Y notó algo más.

Cada vez que lo invitaba a las reuniones que hacía en su casa, se había escudado en la excusa que era para que Legolas pudiese encontrarse con Aragorn, pero en cada ocasión, se había olvidado del elfo de Mirkwood porque se quedaba conversando con el joven humano.

- No. Ya estoy viendo cómo resultan las cosas cuando se mezclan humanos y elfos.- se dijo, y emprendió el camino de regreso.

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Apenas vio al elfo desaparecer detrás de la puerta, Aragorn se volvió al interior y casi se arrojó sobre una de las jarras de vino que un sirviente había traído unos minutos antes que Legolas llegara. Bebió el contenido de la copa sin respirar, sin detenerse a pensar en otra cosa que en ahogar las imágenes que estaban llenando su cabeza.

Si cerraba los ojos, la primera visión que tenía, era la de Legolas, su elfo, siendo poseído por otro y aunque ese otro no tuviese rostro, la idea era desesperante.

Otras manos habían recorrido la piel blanca y delicada, otros labios se habrían posado en los hombros nacarados y marcado caminos húmedos en el vientre plano y firme. Otros dedos habrían preparado el túnel estrecho y caliente que tanto había anhelado para sí.

Sirvió otra copa y apuró su contenido antes de servir otra.

Tenía que dejar de pensar en eso, pero no podía, no podía. Legolas gimendo de placer debajo de otro cuerpo, retorciéndose y pidiendo más entre jadeos profundos. No, no era cierto. Era una imagen conjugada por su cabeza casi afiebrada, una visión funesta. Bebió de nuevo, una y otra vez, hasta que pudo contemplar aquellas visiones a traves de una bruma espesa.

Algún sirviente oficioso traía mas vino cuando la jarra se vaciaba, y se sintió agradecido por eso. Al menos así conseguiría dormir sin recordar.

Manos atentas sirvieron una y otra vez su copa y cuando casi no pudo sostenerla, la acercaron a su boca. Sus propias manos se hundieron en una oscura cabellera sedosa y saborearon unos labios delicados, que presionaron los suyos instándolo a seguir.

Era tan suave la piel del cuello, casi como la de su elfo, ascendió y encontró una oreja puntiaguda, y sonrió. Sí, era su elfo, su Legolas. No importaba que hubiese habido otro antes que él. Lo amaba, lo necesitaba y lo tenía a su lado.

Luchó con las innumerables capas de tela que obstaculizaban su acceso a la piel hasta que apartó las suficientes como para enterrar su rostro en un abdomen liso, en el ombligo perfecto. Un poco más de vino ayudaría y se irguió para tomar la copa.

Sus sentidos embotados no captaron que el cuerpo que giró y se tendió debajo del suyo no era el de Legolas, es probable que aunque lo hubiese comprendido, no hubiese podido hacer nada para detenerse. Había guardado tantas ganas de hacerle el amor a su elfo, que ahora solo se dejaba guiar por el sonido de la respiración agitada que emitía ese otro cuerpo y murmuraba su nombre, llamándolo.

Ni siquiera le extrañó la accesibilidad que tenía y que la húmeda entrada que lo recibió se adaptó con facilidad a su invasión. Acarició la espalda que tenía ante él, admirando la tersura, la curva perfecta de unas nalgas redondeadas. Se movió con desesperación, buscando descargar en ese movimiento toda la decepción que sentía por esa espera infructuosa.

Con un gemido largo, un jadeo ronco empujó y se vació en varias embestidas. Luego, exhausto, dejándose caer a un lado, se dejó vencer por el sueño del mucho alcohol que había bebido.

Unos cuantos minutos después, las respiraciones en la habitación tomaron un ritmo acompasado y natural, en silencio, sin moverse más de lo necesario; Arwen tomó su ropa.

Se vistió rápidamente y se deslizó fuera del recinto.

Después de todo, la espera había tenido sus frutos, incluso la humillación de escuchar en los labios del rey el nombre del elfo mientras estaba con ella.

TBC...

Reviews:

Azalea: Todas quieren matarla, bien... Voy a tener que idear algo realmente malo para ella. Se aceptan sugerencias jejeje. Bueno, así están las cosas...A Aragorn sí le importa, pero va a tener que remar con eso porque ya no tiene vuelta atrás... De los hermanitos, pues Elroy está en medio de su amante y su esposita, y esos dos tienen un duelo de astucia. Löne es la prima de la bruja y algo de su astucia tenía que heredar, nomás que recién ahora lo está descubriendo. Todo para ayudar al esposo. Lo de Iorlas fue porque no era justo que Elroy y Leggy hubiesen tenido sus cositas (buenas y no tan buenas), así que tambien le tocó a Imrahil. Iorlas lo tenía pensado como un hombre casi mayor, asi que no podía quedarse con el elfito jinete. Se quedó solito por poco tiempo. Un beso.

Alym: Gracias... aquí no le puse la dedicatoria, la puse en SH :- ( Era tu regalito de cumple... Tarde pero seguro, snif... Elroy empieza a confiar en su esposa primero porque no tiene nadie mas, pero ya ves que de a poco se le empieza a caer la venda y a darse cuenta de algunas cositas. El Adar, anda desaparecido, pero tendrá que aparecer.Leggy ya estará un poco mejor después de este capi, no le puede salir todo mal durante todo el tiempo... Creo. Eres mala, mira que querer ponerlo en semejante calorón al elfito, nomás espero que no haya ninguna geisha por aquí porque le dará un infarto si se entera. Es que eran invitadas muy especiales, solamente las personas mas pudientes podían pagar su compañía, y con eso se aseguraban alguien hermoso, sofisticado, que nunca les haría quedar mal, y educadas de manera tal que podían conversar casi de cualquier tema, social, político, económico y los 'taikomochi' inclusive recibían clases de estrategia militar... aparte de las demás artes con las que amenizaban esas reuniones que en general, solían ser de negocios. Ays, los capitulos son largos cuando tienen a los tres hermanitos, sino, me temo que serán un poco mas cortos... Pero ya veré qué puedo hacer. Muchos besotes.

Vania: El heredero empieza a sospechar la clase de elfo mañoso que tiene a su lado. Imrahil... juas, esa partecita con Iorlas decidí ponerla porque ya había oído que muchas tenían ganas de hubiera 'algo' entre esos, pero como no es la parejita para él, no llegó al final... jejeje, el jinete se quedó con las ganas. Leggy sigue con lo suyo... Y no, no puede rechazar a todos, pero no tiene que aceptar otras 'atenciones' que no quiera. Aquì tienes a tu reyecito, aunque sí le ha dado un buen disgusto descubrir lo del elfito. ¡Besitos!

Forfirith: Hi! Este capitulo de los hermanitos estaba planeado para más adelante, pero salió antes. Te gustó el 'aprouch' entre Imrahil y Iorlas? Jejeje, ya era tiempo que el elfito empezara a descubrir algunas cosas, y que alguien le preparara el terreno a futuros problemas...er... amores. Los tres hermanitos tenían que tener algo bueno, no te parece? Ladillas para Arwen, juajuajua. Que bueno... Matarla no parece suficiente, pero verla rascarse desesperadamente sería algo para alquilar balcones... Wow! Así que titulación?? Pues muchas felicitaciones!!! Bienvenida al mundo de los seres trabajadores!! ¬¬... Y no me aburres... mucho menos cuando te sientas a escribir. Un montón de besitos.

Nina: No te preocupes, estamos en iguales condiciones. Puedo leer inglés y por eso pude leer tu comentario; pero de allí a escribir en inglés... pues, ya se me complica un poquito más. En fin, espero que no te moleste mucho leer la respuesta en español. : ) Aquí ya ves cómo reaccionó Aragorn, pero el elfito tampoco tuvo tiempo de decirle. Bueno, yo tampoco creo que hubiese encontrado las palabras para que le explicara semejante situación. Espero seguir viéndote por aquí...Bye. (esto sí lo puedo escribir bien)

Zekhen-angel: Hola linda!! Así que me ibas a decir barbaridades? Buahh... Pero si me han despotricado por lo que le hice al elfito... y eso que el Mayoral fue bastante considerado. Un poco apurado al final, nomás... Y el Mayoral... bueno, ya no podía 'regresar' lo que había usado... juas, juas, no le quedó mas remedio que aceptar. Saludito

Fedia: Aquí está el ratito de 'celosidad' un poquito justificado. En cuanto a las consecuencias... Tú me dirás que tan funestas te parecen. Un besote.

Iona: Hola!! Desaparecí un tiempito porque tuve oportunidad de hacer un viajecito que había postergado por mucho tiempo, visitar parientes que hacía mucho que no veía... Pero resultó bien. De allí salió el fic para el concurso de Jun, porque no había pensado participar... Novios?? (abysm hace como Imrahil, se para sobre la silla de su escritorio, mira pa' un lado... mira pa'l otro... Y nada. Juajua) Todo le sale bien a la bruja por el momento... El reyecito tiene un poquito de motivos para estar celoso, después de todo, el elfito sí anduvo por otras manos... pero a ver si de verdad lo quiere. Muchos besitos.

Zac malfoy snape: Abusadora de elfitos... Buahhh... snif, snif... ya me gané el título. Entonces me desquitaré mas adelante muejejeje!!! Pero primero arreglaré un poquito este lío, así no me dicen cositas de las que luego te arrepientas jiji. Besos!

Relley-chan: Konnichi wa! Domo arigato... ejem... es lo único que conseguí aprender de japonés por ahora. Conseguí que te gusten los enredos de Imrahil, que bueno. Ays, eres malvada... eso de retenerme Ai no kusabi... mala, malísima. No te preocupes, los tres malignos tendrán lo que se merecen. La elfita me está resultando más astuta de lo que pensé, al principio iba a ser medio tonta, pero luego fue saliendo así y parece que gusta más... Elfitos en camino, puede ser, Elroy los necesita para seguir siendo el heredero. Aragorn ya le armó el tole tole al elfito, pero ya se arreglaran, y creo que para el próximo capi pueden tener algo que ya todas están esperando... Un besote.

Amazona Verde: Holis! Nop, no llegas tarde, no te preocupes... Elroy está empezando a sospechar que su 'lindo amorcito' es un elfo ·"!%... y que puede apoyarse en su esposa. Te gusta Eomer para Imrahil, es que por allí alguien me dijo que no podía hacer a menos al hermanito, porque uno iba a ser rey y el otro pinta para consorte real, así que a Imrahil había que buscarle algo de rango. En cuanto a Legolas...ya tendrá su recompensa, pobechito. Arwen a la hoguera! Un besote.