Para alguien interesado en escuchar los latidos de un corazón.

25 de diciembre.

¿Qué necesito para liberar el dolor que tiene prisionero a mi corazón? Ese dolor que me agobia y me asfixia. Sé que a cada momento muero en mi silencio, en esta soledad que yo misma he provocado. Creí que el mundo que me había construido para que ya nadie pudiera lastimarme era indestructible, pero me doy cuenta que esta cayendo a pedazos; él logro traspasar la que creí era una infranqueable barrera que cuidaba de mi corazón.

¿Cuándo? No lo sé, eso ocurrió eventualmente sin que pueda poner una fecha exacta. ¿Por qué? No estoy segura, pero creo que fue su personalidad y toque enigmático, misterioso y en cierto modo extravagante que le rodea lo que terminó cautivándome. Además de esa inteligencia que lo hace superior a cualquier persona que haya conocido. ¿Enamorada de alguien tan diferente a mí? Sí, lo estoy, después de tanto pensarlo al fin lo he aceptado. ¡La niña que tanto cuidado le tiene a su apariencia y a su persona; esa a quien todos consideran bella, vanidosa y despreocupada, se ha enamorado de alguien que rompe totalmente los esquemas del hombre que consideraba ideal!

A veces siento, él me hace creer, que su corazón es mío, pues su mirada hacia mí esta cargada de un no sé qué, que provoca un cosquilleo por todo mi cuerpo. Es amable conmigo, caballeroso y siento que me protege con vehemencia, como si no quisiera que algo me lastimase; cuando sus manos tocan las mías lo hacen con tanta ternura que creo que en cualquier momento me dirá que me ama y me dará ese beso con el que tantas noches he soñado... Pero no lo hace, para él tal vez sólo soy la hermana que no tuvo...

Quizá puedan pensar que estoy loca al haberme fijado en alguien tan ajeno a mi mundo y en quien ninguna otra mujer se fijaría, pero sí hay alguien más, alguien a quien probablemente le pertenece el corazón de ese hermoso ser de quien estoy perdidamente enamorada.

Ella es bonita, inteligente y además su amiga. Ella lo conoce mucho mejor que yo. Sabe lo que piensa, lo que siente, se preocupa por él y casi siempre esta a su lado, además, ella lo ama. Él no lo sabe, o quizá no lo quiere saber, pero ella haría cualquier cosa por él. Sería comprensible que él le correspondiera, después de todo ella ha sido su eterna compañía y esa mujer conoce con precisión los latidos del hombre a quien amo.

Debería odiarla, pues a ella le pertenece lo que yo tanto anhelo, pero no puedo hacerlo. A pesar de que la vida nos ha hecho rivales, esa chica es una maravillosa persona y se ha preocupado por mí en los momentos en los que he necesitado el apoyo de alguien.

Ya hay tres personas involucradas en este embrollo, y a lo mejor ni él ni ella lo saben, pero hay una cuarta persona más, alguien que esta consciente del dolor que sufro en silencio y me acompaña con el suyo propio, pues ese maravilloso chico me ama y yo no puedo corresponderle.

Él ha sido mi amigo desde hace tiempo, alguien a quien le confiaba todo, pues pensé que me veía como una hermana. Al darse cuenta de mi dolor, él decidió confesarme sus sentimientos, pensando quizá que en medio de aquella tristeza que me mataba, encontraría en su confesión una luz. Sin embargo no sabe que sus palabras me dañaron aun más, pues a él lo quiero muchísimo, pero solo como amigo, y al saberlo enamorado de mí, sin posibilidad alguna de amarlo, me hace sentir peor que antes. Él sabe que mis emociones muy lejos están de corresponderle, pero no quita el dedo del renglón y me colma de atenciones esperando en algún momento ganarse mi amor, aunque a él jamás podré verlo de alguna otra manera más que como un buen amigo.

Las cosas serían tan sencillas si el amor de mi vida eligiera a una de las dos mujeres involucradas en este dilema, y la otra, al verse libre, decidiera amar a mi querido amigo. Tal vez esa mujer sería yo, o ella, eso no importaría porque al final todos seríamos felices. ¡Pero qué lejos parece estar el corazón del cerebro, las emociones de la lógica, el sentido de la sensibilidad!

Lo que tengo firmemente decido es que esta vez trataré de conquistar el corazón del hombre al quien amo, cosa que jamás había hecho... Alguna vez leí algo más o menos así: "Duele tanto caer de un décimo piso como de un tercero" y si he de caer, será de lo alto, no quiero volver a arrepentirme de lo que no hice.

Si él me ama y me pide estar a su lado, renunciaré a mi antigua vida, a mis viejas costumbres, a todo lo que conocía, a ese mundo materialista y vanidoso al que pertenecía e iniciaré desde cero a su lado. Adaptándome a su vida, a sus gustos, a su entorno, a su cariño, a su amor... simplemente a él.

Por el contrario, si el amor de él le pertenece a otra persona, me retiraré en silencio y cerraré nuevamente con cadena y candado la puerta hacia mi corazón. Regresaré al mundo al que pertenezco sin arrepentimientos y trataré de encontrar la felicidad que en este fantástico mundo perdí.

Lo único que me resta es actuar y esperar, el tiempo dará la última palabra y yo estoy dispuesta a acatarla. Quisiera darle a todas las personas a quienes amo la felicidad que se merecen, pero no puedo hacerlo... Espero que algún poder supremo se compadezca de estos mortales que complican su existencia de una forma tan cruel y nos ayude a encontrar la mejor solución.

Bien, me despido, cuando la respuesta a esta carta abra mis ojos y sea capaz de plasmarlo en un papel, volveré a escribir, lo prometo.

Hasta pronto:

Atte.: Umi Ryuzaki.