20 de enero.

¡Soy tan feliz, he compartido mucho tiempo al lado de mi amado! Ya nada me falta para ser completamente dichosa... Bueno, tal vez sí... Si el pudiera confesarme lo que siente, ya nada podría arrebatarme la dicha que sus palabras traerían consigo.

No he escuchado de sus labios un "Te amo" pero realmente siento que no hace falta que lo haga, pues su mirada, sus manos tocándome, me dicen todo lo que él calla.

Esos paseos que hemos dado han sido como una vida para mí. Me confía todo lo que agobia su corazón y sus temores. Sé de él más de lo que nadie ha sabido. Ahora conozco a qué ritmo late su corazón y él también conoce el ritmo del mío.

Jamás creí que Cleff fuera tan alegre y jovial. Él casi siempre muestra un aspecto serio e imponente, pero al estar juntos bromeamos de cualquier tontería y reímos como dos locos. ¡Todo nos causa gracia...!

Cuando nos enojamos, yo siempre le doy la espalda y me niego a ver sus ojos. Al ver esta actitud de mi parte, él hace hasta lo imposible para que lo disculpe, incluso me dice que hará cosas verdaderamente descabelladas si no lo miro y a veces lo cumple. Al mirar las locuras que hace solo sonrió, pero él se encarga de que de mis labios no solo se asome una sonrisa.

Todos en el palacio se han dado cuenta de mi cambio de ánimo y de actitud, de hecho han notado el cambio de ambos, pues en innumerables ocasiones me han preguntado si ya somos novios. Estas preguntas indiscretas sólo me las hacen a mí, pues temen a la reacción de él ante semejantes cuestionamientos, pero aunque quisiera gritar a los cuatro vientos que al fin somos novios y ya nada nos separará, no he podido hacerlo, pues aun no hay de por medio ninguna declaración.

Mis amigas suelen decirme que ya no paso tanto tiempo con ellas como antes, pero al mismo tiempo saben que mi felicidad es estar a la lado de él. Así que para equilibrar la balanza también me dicen que la cara me cambió y que se me nota lo enamorada a simple vista, y la verdad tienen razón, no tengo por qué negarlo: ¡¡Lo amo, lo amo, lo amo y nunca me cansaré de decirlo!

Sé que es sólo cuestión de tiempo para que todo esto se arregle y al fin pueda sentirme una con él, sé que de un momento a otro él se atreverá a decirme lo que siente y yo seré la mujer más dichosa sobre Zéfiro y la Tierra cuando eso ocurra.

La próxima vez que escriba, estoy segura que mi corazón estará rebosante de felicidad al haber escuchado a mi amado Cleff decir las palabras que tanto necesita mi corazón. Imagino lo feliz que seré cuando escuche de esa hermosa voz que adoro, lo mucho que me él me ama, y me sentiré libre cuando yo le grite a los cuatro vientos que lo quiero más que a mi propia vida.

Estoy segura que así será:

Atte.: Umi Ryuzaki.