Capítulo 7: Aqua y los Soul-reapers

Mina y sus compañeros llevaban ya horas caminando bajo el sol del mediodía. Contrariamente a lo que era habitual en el grupo, no conversaban alegremente, ni discutían, ni hacían ningún comentario. Ni siquiera Mina se quejaba del hambre que tenía ni de lo cansada que estaba.

La razón se resumía en una sola palabra: Índiga.

La dragona-demonia había permanecido durante todo el camino con la cabeza gacha, andando a paso firme pero lento. Ni un atisbo de sonrisa asomaba por el rostro de la chica, por lo general alegre y despreocupada. Y eso hacía que los demás se entristecieran y no osasen decir "Esta boca es mía".

La situación empezaba a hacerse insostenible, así que Mina decidió romper el hielo.

- ¡Eh, venga Índiga, anímate! - dijo ella acerándose por detrás de la
chica y dándole una fuerte palmada en la espalda, que curiosamente no
la alteró lo más mínimo - No vas a estar así de tristona todo el día,
¿verdad?

Silencio. La semi-dragona permanecía inmutable, con la cabeza aún gacha.

- Esteee. ¡Lo digo porque hoy hace un día muy soleado! - lo intentó
Mina de nuevo señalando al cielo - ¿Ves? ¡Con un día así de bonito no
se puede estar triste! ¡Ja, ja, ja, ja...!

No hubo nada que hacer: Índiga siguió caminando impasible. Había llegado incluso a adelantar al grupo principal. Mina suspiró y se rindió.

- ¡Eh, chicos, venga, que alguien le diga algo! - dijo dirigiéndose a
los otros tres - ¡Yo ya no sé qué más hacer!
- Bueno, yo lo intentaría, pero... - se excusó Andracis -.
- No te disculpes, Andy. - le interrumpió Valteria - Todos sabemos que
si alguien está en obligación de decirle algo, ése es Xellos... -
añadió mirando despectivamente al demonio -.
- ¿Y porqué yo? - preguntó Xellos como ofendido -.
- ¡Pues porque es tu hija, namagomi despreciable! - le espetó el
dragón antiguo - Aunque claro, con un padre tan irresponsable como tú,
qué va a hacer la pobre chica... - añadió en tono despreciativo -.

Aquello hirió a Xellos en su orgullo. Pero no por ello iba a dejarse avasallar sin contraatacar...

- Ya, claro. Y tú cómo sólo eres su hermanastro, te lavas las manos.
¡Vaya una conducta tan egoísta la tuya! Claro que siendo un dragón...
¿De qué me extraño? ¡Si todos sois iguales! ¡Ja, ja, ja, ja, ja...!
- ¿¡A QUIEN LLAMAS EGOÍSTA, NAMAGOMI IDIOTA!? - le gritó Val
completamente enfurecido -.
- ¡NI SE TE OCURRA VOLVERME A LLAMAR ASÍ! - montó en cólera a su vez
el demonio - ¡UN RESPETO A TUS MAYORES!
- ¡YO NO RESPETO A DEMONIOS COMO TÚ...!

De repente una risa empezó a oírse, al principio bajita, pero que luego iba aumentando progresivamente de volumen. Demonio y dragón dejaron de discutir cuando descubrieron, con estupor, que la que se estaba carcajeando a su costa era Índiga. Cuando por fin la chica consiguió parar de reír y se secó las lágrimas, sonrió y poniendo sus ojos risueños dijo:

- Gracias Papá, gracias hermano, me habéis animado mucho...

Y sin decir más, volvió a ponerse en marcha, esta vez poniendo las manos sobre la nuca y silbando alegremente. Todavía confusos, Val y Xellos se miraron el uno al otro. Cuando se dieron cuanta de lo que hacían, rápidamente apartaron sus caras y se giraron de espaldas al otro, cruzando sus brazos y alzando los mentones en actitud de superioridad.

Después de aquello, volvieron a reanudar la marcha. Mina sonrió un poco para sus adentros al ver cómo demonio y dragón caminaban cada uno en un lado opuesto del camino, ignorando al otro por completo. Realmente no le extrañaba nada que Índiga se hubiera puesto a reír al verlos discutir: parecían dos niños chicos.

El grupo de aventureros por fin había recuperado la normalidad.

* * *

Cuando ya pasaban unas horas del mediodía, el grupo se detuvo y acampó en el claro de un bosque que estaba al borde del camino. En principio sólo pretendían descansar las piernas un rato y echarse una siestecita a la sombra de los árboles, pero al cabo de unos minutos a Mina le empezó a entrar el gorigori.

- ¡Aaaargh! ¡Maldita sea! - gruñó Mina cuando su estómago retumbó por
decimoquinta vez - ¡Con esta hambre es imposible descansar!
- Mira que eres quejica... - comentó Andracis, pero tubo que callarse
cuando descubrió que también su estómago le gruñía - ...aunque también
yo empiezo a tener un poco de hambre..
- ¡Ey, Mina-san! - le llamó la atención Índiga - Acabo de acordarme:
he visto un pequeño lago a poca distancia de aquí. ¡Podríamos ir a
pescar algo!- concluyó entusiasmada -.
- Sí y también ronda por aquí una manada de gamos. - comentó Val - Si
pudiéramos cazar alguno.
- ¡...O alguna perdiz! - añadió Andracis -.
- Bueno, está bien - dijo Mina calmando los ánimos - haremos esto:
Índiga y yo iremos a pescar al lago. Val, tú y Andracis id a cazar lo
que podáis. Y tú... - empezó cuando dirigió la vista a Xellos -
...supongo que al final harás lo que te venga en gana ¿no?
- ¡Desde luego! - respondió el demonio con una sonrisa de oreja a
oreja -.
- Ay.. vale, entonces simplemente vigila el campamento de cuando en
cuando, por si las moscas... ¡Bien, equipo, en marcha!

* * *

- Índiga, te voy a enseñar un truco que te va a ser muy útil. - le
dijo Mina cuando ya habían llegado a orillas del lago -.
- ¿Un truco? ¿Y cuál es? - preguntó la semi-dragona con curiosidad -.
- Observa: primero de todo, cojo uno de mis cabellos.. hum... -
murmuró cuando se dio cuenta de que aún los tenía amarrados con la
trenza - ... bueno, primero tendré que deshacerme la trenza... espera
un segundo.

Primero se quitó la cinta negra que mantenía la trenza en alto en una especie de moño; después se quitó la goma que mantenía sujeta la trenza por su extremo y procedió a desenredar los mechones con mucho cuidado; por último se alisó el pelo, que quedó como una larga melena rosada que ondeaba con la brisa.

Mina se sorprendió sobremanera cuando se dio cuenta de que Índiga se había quedado mirándola completamente anonadada.

- Mina-san... - murmuró la semi-dragona - No sabía que tuvieras un
pelo tan bonito... ¿Porqué no te lo dejas suelto?
- ¿Eh? ¿Dejármelo suelto? ¡Ni hablar! - se negó la chica rotundamente
-.
- ¡Pero si te queda muy bien! - insistió la otra - Con lo sedoso y
brillante que lo tienes.. ¡No sé por qué te lo coges con trenza!
- No... Nunca me ha gustado suelto ¿vale? - se defendió ella - Me.. me
hace parecer muy chica...
- ¿Y eso que tiene de malo? - preguntó Índiga toda risueña y riéndose
débilmente -.
- ¡Tú no lo entiendes..! Si parezco muy chica, me tomarían por débil..
- se excusó Mina - Y yo soy la hija de la terrible Reena Invers..
tengo una reputación que mantener..
- Bueno... - comenzó la otra con aire pensativo - A veces es más
importante lo que tú creas que lo que los demás opinen de ti ¿no
crees?

Esta vez Mina no quiso responder. Sin más, se arrancó de raíz uno de sus rosados cabellos y volvió a recomponerse su trenza. Después, cogió una rama fina de un árbol y ató en su extremo el cabello. Seguidamente recitó un hechizo en voz baja, se puso en posición y lanzó el improvisado sedal al lago.

- ¿No pones cebo? - preguntó Índiga extrañada -.
- Ah, eso es lo mejor de todo: - respondió Mina guiñándole un ojo - no
hace falta cebo de ninguna clase. Ahora verás porqué...

Nada más decir aquello, el hilo se agitó en el agua. Y cuando Mina tiró hacia atrás con todas sus fuerzas, resultó que había pescado una gran carpa.

- ¡Vaya! - exclamó la semi-dragona sorprendida - ¿Y todo eso lo
consigues poniendo un cabello tuyo de sedal?
- En realidad - aclaró Mina - vale cualquier tipo de cabello que sea
mínimamente largo, incluso funcionaría con un hilo convencional. Lo
que realmente importa es pronunciar la "palabras mágicas"... Lo único
que he hecho es aplicar un hechizo de pesca al cabello, de manera que
los peces se ven inevitablemente atraídos por él.. Me lo enseñó mi
madre hace un tiempo, cuando era pequeña y es muy fácil de realizar...
- ¿Puedo probar yo? - preguntó Índiga muy ilusionada -.
- ¡Cómo no! - aceptó la chica y acto seguido rebuscó en su camisa para
extraer su libreta de hechizos - Mira, éste es el hechizo, memorízalo
bien...

La dragona-demonia hizo lo que le dijo y después se alisó un poco su cabellera añil y se arrancó varios cabellos.

- ¡Eh, eh, eh! ¿Qué haces? ¡No hace falta que te arranques tantos!
- Es que tengo que atar varios y hacer un cordel bien largo.
- ¿Para qué?

Y en un visto y no visto, Mina se vio a sí misma atada al otro extremo del palo con el hilo que se había fabricado Índiga con sus cabellos y suspendida encima de la superficie del lago.

- Pues para usarte de cebo. - respondió ella - ¡Como tienes cara de
besugo, seguro que atraerás a peces más grandes! ¡Ja, ja, ja, ja,
ja...!
- ¡¿CARA DE BESUGO?! - exclamó Mina agitándose enfurecida - ¡¡COMO TE
COJA TE VAS A ENTERAR DE QUIEN ES EL...!!

Pero para su desgracia, Mina no pudo terminar la frase porque justo en ese momento salió un hombre pez y la engulló, arrastrándola con él al fondo del lago. Índiga, que sólo le quería gastar una broma a Mina y no se esperaba aquello, reaccionó rápidamente y cogió la caña, tirando de ella con todas sus fuerzas.

'El hilo no me preocupa,' pensó para sus adentros. 'Después de todo el cabello de dragón es muy resistente. Pero como ahora se me rompa la caña...'

Y como si el destino quisiera jugarle una mala pasada, en ese instante, el palo se tronchó, desapareciendo a continuación entre las aguas del lago al igual que Mina.

No le quedaba otra alternativa; rápidamente se metió en el agua hasta los tobillos, alzó una mano al cielo y la proyectó después hacia la superficie del lago al tiempo que gritaba:

- ¡SEA BLAST!

Funcionó: una ola gigantesca se alzó sacando del lago al hombre pez y a Mina, cuya mitad superior del cuerpo estaba aún metida en la boca de la criatura. Pero por desgracia, el hechizo había tenido un efecto no deseado: ahora humana y hombre pez salían volando, alejándose del lago y sus inmediaciones.

'Creo que me he pasado un poco...' pensó Índiga con una gota de sudor en la frente antes de echar a volar con un hechizo de levitación para ver desde el aire donde había caído Mina.

* * *

A no poca distancia de allí, una ancianita paseaba tranquilamente entre los árboles del bosque. Llevaba unos ropajes muy humildes, que consistían en una túnica azul celeste y una capa, ambas prendas raídas y gastadas debido al paso del tiempo. Llevaba así mismo un zurrón cruzado en el pecho y la capucha de su capa tapaba parcialmente sus rizados y grisáceos cabellos. El cuadro lo completaba un pequeño bastón de madera en el que se apoyaba para caminar.

Y aquella mujer tan vieja y humilde caminaba renqueante mientras disfrutaba de todo lo que había a su alrededor y que la naturaleza parecía haber creado especialmente para ella: los árboles, tan robustos y majestuosos, alzándose imponentes hacia el cielo, las aves que cantaban sus armoniosas melodías de primavera, las flores, tan hermosas y a la vez tan delicadas...

Cual no fue la sorpresa de la anciana al ver que aquella paz tan maravillosa se veía de pronto interrumpida por el grito de alguien que parecía caerse del cielo y que, según la anciana pudo constatar a pesar de su corta vista, tenía el aspecto de un pez humanoide.

- Curioso.. - se dijo para sí - Creía que los peces voladores se
habían extinguido antes de la guerra de Kouma...

Cuando vio que el "objeto volador no identificado" estaba a punto de aterrizar, la anciana se trasladó ligeramente para la derecha, justo a tiempo de ver cómo aquel ser se estampaba brutalmente contra el suelo.

Cuando éste se levantó, la anciana se dio cuenta de que en realidad no era uno sino dos seres los que habían caído del cielo: el primero un hombre pez que se agitaba nerviosamente y la segunda una joven humana que tenía medio cuerpo atrapado dentro de la boca del hombre pez, quien se negaba a soltar a su presa.

- Vaya, vaya, jovencita, parece que tienes un pequeño problema.. - le
dijo la anciana -.
- ¿Eh? ¡Ah! Disculpe ¿con quien hablo? - preguntó la chica desde la
boca del hombre pez -.
- Oh, sólo soy una humilde anciana que caminaba tranquilamente por
este bosque hasta que os vi a ti y a tu amigo volando por los aires..
- respondió la anciana y a continuación preguntó amablemente: - ¿Puedo
ayudarte en algo?
- Ah, sí, lo siento, no la había visto... - se disculpó Mina - Pues
sí, verá, señora, si usted supiera alguna forma de que este hombre pez
me soltara... Tanta humedad me está empezando a sentar mal..
- Desde luego. - accedió la otra - No te muevas.

Mina hizo lo que la amable anciana le decía. Ésta se acercó al hombre pez y le golpeó con su bastón en las agallas. De ese modo, el hombre pez finalmente soltó a su presa y, aturdido y adolorido, salió corriendo en busca de la fuente de agua más cercana donde refugiarse.

- ¡Puaj! ¡Ya era hora! ¡Qué asco! - maldijo Mina una vez liberada y
secándose como podía la saliva del hombre pez de la cara - En fin,
creo que le debo una, señora..
- Llámame Aqua, querida. - le interrumpió la anciana - Y no es
necesario que me lo pagues, ha sido un placer ayudarte.
- Bueno, pues muchas gracias, Aqua. - agradeció Mina una vez más,
estrechando la mano a su salvadora - Y perdóneme que sea tan
indiscreta, pero... ¿Qué hace sola una anciana como usted en este
bosque?
- Pues haciendo uno de mis paseos matutinos. - respondió Aqua - El
bosque está tan bien en esta época del año... Pero no te preocupes por
mí, jovencita- añadió - tú sigue tu camino, que yo ya seguiré el
mío...

Mina vio durante un rato inmóvil como la anciana se alejaba por el sendero con paso renqueante. No era bueno que una anciana de apariencia tan frágil caminase sola por el bosque sin nadie que la ayudara en caso de dificultades. Así que Mina, empujada por su gran sentido del deber, corrió a alcanzar a Aqua y la detuvo.

- Pero señora.. digo, Aqua... Usted no puede andar sola por éstos
bosques, quién sabe la de fieras que pueden esperar para atacarla...
¡O peor, la de bandidos que habría dispuestos a asaltarla!
- Eres muy considerada, pero llevo en este bosque mucho tiempo, puedo
cuidarme sola... - rechazó amablemente la anciana -.
- Pues lo siento mucho Aqua, pero me veo en la obligación de insistir.
- respondió Mina con voz firme - Venga, súbase a mi espalda, la
llevaré a mi campamento con unos amigos míos que seguro ya habrán
vuelto de cazar algo para comer...
- Está bien, si insistes... - accedió finalmente Aqua sonriente y
subiéndose a espaldas de la chica - Pero me gustaría saber el nombre
de mi montura...
- Me llamo Mina. - respondió ella -.
- Pues si te soy sincera, Mina, incluso me viene bien venirme contigo,
porque lo cierto es que no tenía nada para comer hoy... - dijo Aqua
riendo -.

No habían dado ni dos pasos, cuando Mina vio a alguien que volaba sobre sus cabezas y la llamaba por su nombre.

- ¡Mina! - exclamó Índiga aterrizando frente a ella - ¿Dónde estabas?
¡Te he estado buscando un buen rato por todo el...!

La dragona-demonia enmudeció de pronto al ver a quien Mina cargaba sobre sus espaldas. Ésta se dio cuenta al cabo de un rato:

- ¡Ah, es cierto no os he presentado! - dijo dándose un poco la vuelta
para mostrarle a la anciana que estaba cargando - Índiga, ésta es
Aqua, la que me ha librado del hombre pez...

No le dio tiempo a seguir con las presentaciones, puesto que en ese momento Índiga se arrodilló al suelo y empezó a hacer reverencias mientras decía, muy respetuosa a ella, dirigiéndose a Aqua:

- ¡Oh, Gran Señora, perdone el indigno comportamiento de mi amiga! ¡No
haga caso de las tonterías que haya podido hacer, le pido mil perdones
en su nombre..!
- ¡Bueno, Índiga, para ya! - le intentó tranquilizar la otra al tiempo
que dejaba a Aqua un momento en el suelo - Ni que esta anciana fuera
una diosa.
- ¡ES QUE ES UNA DIOSA, IDIOTAAAAAA! - le gritó Índiga al tiempo que
le daba un soberano capón -.
- ¿Qué? ¿De qué estás hablando? - preguntó Mina confusa mientras se
frotaba el gran chichón que le había salido en la cabeza -.
- ¿Es que no te has dado cuenta - le espetó la otra señalando a Aqua -
que esta anciana es ni más ni menos que la Diosa Dragón del agua
Ragardia?
- ¿¿Ragardia?? - preguntó Mina incrédula mirando a la anciana con
ojos de sapo - ¿¿Te.. te refieres a la misma Ragardia de cuya memoria
proviene la Biblia Clair??
- Bueno, en realidad no soy más que una parte de lo que quedó de ella.
- respondió la anciana humildemente - Una ínfima parte de su poder
materializada en un cuerpo si lo prefieres...
- ¡Perdón, Señora Ragardia, ella no sabía que era usted, si la ha
molestado algo que ha dicho o hecho, lo siento de verdad, perdón,
perdón, perdón, perdón...! - volvió a disculparse la dragona al tiempo
que obligaba a Mina a hacer reverencias con ella -.
- Venga, venga, niñas, no tenéis que disculparos de nada. - las
tranquilizó Aqua con una pequeña gota de sudor en la frente - No
habéis hecho nada malo.. Además, Mina ha sido muy amable conmigo por
invitarme a comer con vosotras..
- ¡Sí, sí, desde luego! - afirmó Mina - ¡Puede usted comer todo lo que
quiera, no se preocupe!
- Pst, pst.. Mina-san... - le llamó la atención Índiga y a
continuación le dijo al oído - Que nosotras no hemos pescado nada, a
ver si luego no va a haber suficiente...
- Sí, lo sé, lo sé... - le respondió la chica en vos baja - Confío en
que los chicos hayan cazado lo suficiente... - y añadió cordialmente
dirigiéndose nuevamente a Aqua: - ¿Quiere que la lleve de nuevo en mi
espalda, Tía Aqua?

* * *

Mientras, en el campamento, hacía rato que los chicos esperaban a que las chicas volvieran de la pesca, al tiempo que asaban la caza del día en una pequeña fogata que habían montado. Al contrario que ellas, Andracis y Valteria habían tenido suerte: no sólo habían conseguido cazar a un gamo joven, sino también a tres conejos, cinco perdices y una liebre.

- Confío en que Mina haya tenido buena pesca - dijo Val - porque si
no, con su apetito y el tuyo no va a quedar mucho para los demás, por
mucho que hayamos cazado...
- Oye, que yo solo como así por Mina ¿eh? - dijo Andracis ofendido -
Que ya me gustaría haberte visto a ti sobrevivir sin al menos intentar
quitarle algo de la comida que se intenta zampar, que no es poca....
- Y hablando de la reina de Roma - les anunció Xellos desde su puesto
privilegiado de vigilancia en lo alto de un árbol - por allí asoma...

Y en efecto, Mina e Índiga no tardaron en aparecer en el claro donde habían montado el campamento. Aunque eso sí, sin pesca, pero con una nueva acompañante.

- ¿Y la pesca? - fue lo primero que preguntó Andracis -.
- Esteee... Bueno, verás... - empezó Mina - empezamos muy bien, pero
tuvimos unos pequeños problemillas técnicos y...
- No habéis conseguido pescar nada. - Andracis ya se imaginaba el
resto de la historia -.
- Me temo que no. - admitió Mina suspirando resignada -.
- Lo sabía.. - murmuró el hechicero al tiempo que una gota emanaba de
su frente -.
- ¿Y bien, Mina? ¿No nos presentas a tu amiga? - interrogó Valteria
refiriéndose a la anciana -.
- ¿Eh? ¡Ah, sí! - calló en la cuenta ella - Chicos, os presentó a
Aqua. Tratadla bien, me ha hecho un gran favor esta mañana...
- ¡Cómo no! - asintió Andracis y dirigiéndose a Aqua preguntó: - ¿Le
apetece un trozo de gamo? ¡Está recién hecho!
- Ay, muchas gracias hijo, pero no me conviene. - rechazó amablemente
la ancianita - El médico me dijo la última vez que la grasa de la
carne animal no era muy recomendable para mi colesterol, y tengo que
cuidarme...
- ¡Pues cualquiera lo diría! - intervino Xellos de improviso,
teletransportándose frente a Aqua - ¡Te conservas muy bien, para haber
pasado tanto tiempo, Lady Ragardia!
- ¡Vaya, Xellos Mettalium! - exclamó la anciana al verle - Siempre es
un placer reencontrarse con viejos conocidos....
- ¿¿¿Eeeeeeh??? ¡Un momento, un momento! - pidió Mina totalmente
confundida - ¿¿Vosotros dos os conocíais de antes??
- ¿¿Quieres decir que esta ancianita es la mismísima Ragardia, la
diosa de cuya esencia emana la Biblia Clair?? - preguntó un no menos
confundido Andracis -.
- ¿No me digas que no lo habías notado? - dijo Val como si aquello
fuera lo más evidente del mundo -.
- ¡Pues claro que no! - exclamó Andracis fastidiado y perdiendo los
estribos- ¡Te recuerdo que los humanos no tenemos ese sexto sentido
tan desarrollado que tenéis los dragones!

Xellos no hizo caso de la discusión entre los dos adolescentes y siguió hablando con Aqua.

- A propósito, Lady Ragardia, me extraña veros de nuevo, - dijo - más
teniendo en cuenta que la última vez que nos vimos creí que habíais
perecido a manos de Gaarv...
- Bueno, en realidad así fue - se explicó ella - ¡Pero Ragardia la
Sabia supo distribuir bien su poder por el mundo, y no soy la única
"Aqua" que mantiene el mundo vigilado, por si a los mazoku se os
ocurre armar otra buena!

Y mientras la vieja reía, Xellos empezó a sudar, no se sabe si de vergüenza ajena o sólo de pensar en la idea de tener a varias "Kopii Aqua" vigilando cada uno de sus movimientos...

- Entonces ¿se quedará a comer con nosotros o no, señora? - preguntó
Val cambiando de tema - Si no le apetece gamo, le podemos dar conejo o
perdiz...
- ¡Oh, desde luego, que me quedo! - accedió Aqua - Pero el conejo, que
sea poco hecho, vuelta y vuelta...

* * *

La comida fue bastante animada, sobretodo cuando la anciana Aqua se puso a contar a Mina y compañía lo que ella presenció de las aventuras del grupo de aventureros liderados por Reena Invers: de su llegada al Desierto de la Destrucción, en busca de las tablillas de la Biblia Clair, sus enfrentamientos con Gaarv, y otros detalles interesantes...

- ¿Así que mis padres casi se declararon en El Desierto de la
Destrucción? - a Mina le entró la risa floja sólo de imaginarse la
cara de su madre cuando su padre le dijo que la protegería "hasta que
la muerte les separase" - ¡La próxima vez que mi madre me quiera
castigar, se lo recordaré a ver si me libro!
- Conociendo a Reena, me temo que más bien conseguirías el efecto
contrario.... - le advirtió Xellos -.
- Por lo menos tus padres se conocieron yendo de aventuras. - dijo
Andracis dirigiéndose a Mina - El modo en que se conocieron mis padres
no fue tan emocionante: simplemente mi padre, mientras seguía buscando
la Biblia Clair, llegó a Erimor (mi villa natal), donde conoció a mi
madre, se enamoraron y se casaron... ¡Vamos, que ni punto de
comparación!

Aqua frunció el ceño al darse cuenta de un detalle en el que no había caído antes:

- Dime, muchacho - le preguntó a Andracis - ese broche que llevas
allí... ¿De dónde lo sacaste?

Por segunda vez, Mina se fijó en la joya azul con un dibujo de una estrella de cinco puntas que el joven hechicero llevaba colgado en su pecho y no pudo evitar preguntarse lo mismo que Aqua. Después de todo, Groom, el goblin que se encontraron de camino a Darien, había dicho que aquella era una joya de gran valor. Sin embargo, Andracis muchas veces había dicho que su familia era más bien humilde... ¿Cómo se explicaba entonces que alguien como Andracis llevara una joya como aquella?

- Verá, señora, este broche.... era de mi madre.... - respondió
Andracis con algo de tristeza en su tono de voz - Me lo regaló cuando
cumplí cinco años. Solía decir que le recordaba mucho su ciudad
natal....
- ¿Puedo preguntar de dónde era, si no soy muy indiscreta? - interrogó
Aqua -.
- Pues.... me dijo que había nacido en Sailon, pero que había vivido
casi toda su vida en Erimor.. ¿porqué?
- ¡No, por nada, simple curiosidad! - se apresuró a responder Aqua -.

Mina se dio por satisfecha con la respuesta y el resto de la velada transcurrió sin mayores consecuencias... si exceptuamos un par de peleas entre Andracis y Mina por una de las perdices... Sin embargo los cuatro adolescentes, dos de ellos demasiado ocupados en sus riñas, los otros dos tratando de apaciguar a los primeros sin demasiado éxito, no se percataron de la mirada de complicidad que la anciana dirigió a Xellos... así como tampoco apreciaron la media sonrisa que se formó en los labios del demonio, como transmitiéndole a Aqua que él también se había fijado en lo mismo que ella...

* * *

Como se aquel lugar era muy tranquilo, y no parecía que Sherra les estuviera siguiendo, Mina decidió que lo mejor era que, por hoy, el grupo se quedara a descansar y que partirían a la mañana siguiente, pese a las protestas de Xellos y a las observaciones por parte de Andracis (el primero dijo que no era prudente tomarse tantos descansos estando Sherra tras su pista, aunque ésta todavía no se hubiera mostrado de nuevo, y que además tenían que llevar a Índiga cuanto antes con su madre; el segundo dijo que lo único que pasaba es que Mina estaba vaga, tras lo cual recibió una soberana paliza de la aludida) Llegó la noche y todos se dispusieron a cenar alrededor de la fogata, exceptuando Valteria, que se fue al lago, alegando que quería estar un rato a solas.

Lo cierto es que el dragón antiguo tenía mucho en lo que pensar. Lo que había descubierto gracias a Sherra le tenía inquieto. ¿Qué pasaría ahora? ¿Volvería, tarde o temprano, a adoptar su antigua personalidad, la de un mazoku sediento de sangre y destrucción?

- ¿Ocurre algo, muchacho?

Val se giró bruscamente al oír aquella voz y respiró tranquilo cuando vio que sólo era la anciana Aqua.

- Ah... ¡No, estoy bien, de verdad! - respondió - Sólo meditaba, nada
más...
- Mientes. - sentenció la vieja - Podrás engañar a tus compañeros,
joven Valteria, pero para una diosa como yo tu mente es como un libro
abierto: hay algo que te preocupa, referente a tu pasado... a lo que
fuiste una vez... tienes miedo de volver a convertirte en Valgaarv, el
siervo de Gaarv...
- ¿Cómo sabe usted...? - se sorprendió Val -.
- Ya te dije que tu mente para mí es como un libro abierto... -
respondió ella- Y además, sé lo que ocurrió hace 18 años en el Nuevo
Continente, todo lo referente al asunto de Estrella Oscura... nada de
lo que ocurra en este mundo escapa de mi atención...

Durante unos minutos se hizo un silencio sepulcral.

- Estooo... - dijo Val al fin - ¿Puedo preguntaros algo?
- Adelante. - concedió Aqua -.
- Hay algo que todavía sigo sin entender... ¿Porqué un demonio como
Gaarv tomó a su servicio a un dragón antiguo como yo? Aunque fuerais
su enemigo, vos le debíais conocer mejor que yo y.. esperaba que me
dierais una respuesta...
- Hum... Comprendo que eso te extrañe, muchacho, y lamentablemente
tampoco yo me lo explico... Además, todo eso sucedió después de que
Gaarv me destruyera... Aunque...
- ¿Aunque?
- ... Supongo que lo hizo por compasión.
- ¿Por compasión? - se extrañó el dragón antiguo - Lo dudo. los
demonios jamás sienten compasión, y mucho menos por sus enemigos
naturales...
- ¿Sabes una cosa, muchacho? - le dijo la anciana - Cuando uno pasa al
mundo de los espíritus, se da cuenta de muchas cosas... Con el tiempo,
he aprendido que los demonios y los dragones no somos tan distintos
como pensamos... Incluso en la oscuridad más inmensa hay siempre algo
de luz.
- Disclupadme, pero no comprendo...
- Aunque los demonios fueran creados con el fin de destruir - le
interrumpió Aqua - ello no significa que no puedan manifestar ciertos
sentimientos.... digamos, más "humanos".... Tu situación y la de Gaarv
en aquel tiempo se asemejaban mucho. Él era un proscrito, perseguido
por sus hermanos demonios por el mero hecho de ser diferente, de
pensar de modo diferente... Después de destruirme y de resucitar bajo
un cuerpo humano, el alma de Gaarv se fusionó con el alma humana y ya
no quiso destruir, sólo conquistar, dominar.... Se reveló contra
Sabraanigudú y el resto de los Dark Lords, que desde luego no podían
tolerar semejante acto de rebeldía, pusieron precio a su cabeza. Por
tu parte, la raza de los dragones antiguos fue masacrada por los
dragones dorados, quienes te persiguieron a ti, el único
superviviente, durante mucho tiempo. Es por eso que probablemente
Gaarv se sintió identificado contigo y decidió ayudarte. Mostró
compasión hacia ti... igual que Xellos muestra amor paternal para con
su hija...
- ¡No compares mi situación a la de ese maldito namagomi! - exclamó
bruscamente Val al tiempo que se ponía en pie - Dudo mucho que su
relación con Índiga sea algo más que un simple interés por preservar
sus genes.... - y dicho lo cual, se alejó del lago -.
- Creo que ya sé cuál es tu verdadero problema. - dijo Aqua, haciendo
que Valteria se detuviera momentáneamente - Temes que si te
transformas en demonio acabes pareciéndote a Xellos....

Minutos de silencio.

- Así es. - confirmó el joven dragón finalmente - No pienso parecerme
a ese demonio que abandonó a su amante y la separó de su hija en
cuanto tubo oportunidad... Perdonad que no me quede, pero debo volver
con los demás...

Y tras decir aquello, se marchó definitivamente, dejando a Aqua preocupada, sentada a orillas del lago, contemplando el reflejo de la luna en sus aguas.

- No os angustiéis, Lady Ragardia. - dijo una voz proveniente del
plano astral. Al cabo de unos segundo, vio el reflejo en el lago de
Xellos materializándose tras de sí - Es fácil comprender el rencor que
Val-chan siente hacia mí...
- Es un joven muy obstinado. - sentenció la anciana -.
- Lo sé. Es algo que ha sacado de su madre adoptiva. - respondió
Xellos sonriendo melancólicamente - Es demasiado orgulloso como para
darse cuenta de que lo hice para protegerles....

* * *

Cayó la noche en aquel bosque y Mina y su grupo no tardaron en sucumbir al sueño, con Xellos velando y vigilando los alrededores.

Claro que, en realidad, Mina ya no estaba allí, sino en un lugar mucho más lejano.... Concretamente en un reino donde había un terrible dragón arrasándolo todo con su aliento de fuego. El rey había huido cobardemente y ahora todos los aldeanos suplicaban su ayuda. Ella, claro está, accedió y destruyó al malvado dragón con un Matadragones. Los aldeanos le estaban tan y tan agradecidos que la nombraron su reina y no le faltaba de nada: tenía todo el dinero que quisiera tener, todas las joyas y vestidos que quisiera llevar y toda la comida que pudiera comer.

Pero había algo que faltaba a su vida para ser perfecta: al ser amado a su lado. Y hete aquí que de pronto se presenta Val en su palacio, con las alas desplegadas, majestuoso, y le pide su mano en matrimonio. Lógicamente ella aceptó y se casaron al día siguiente. Fue una ceremonia muy bonita, pero lo mejor estaba por llegar: la noche de bodas, ellos dos solos en una habitación tranquila de palacio, besándose con pasión. Ella sobre él, abrazados y aún vestidos... aunque eso no duraría mucho tiempo...

Pronto Val se deshizo de la camisa, mostrando sus bien formados pectorales. Mina los acarició con pasión y maestría, besando, lamiendo y mordisqueando los puntos sensibles del dragón. Podía oírle jadear, llamándola entre suspiros: "Mina... Mina.... Mina..."

¿Pero porqué rayos sonaba como si fuera voz de chica?

- Mina... Mina... ¡Mina! - Índiga llamaba a su amiga y la agitaba para
despertarla sin éxito alguno; parecía como si la chica estuviera en
medio de un profundo sueño - ¡Venga, Mina, por favor despierta....!

La semi-dragona se vio interrumpida cuando súbitamente Mina se despertó con cara de mala uva y agarrándola de la capa le dijo en tono de advertencia:

- Estaba en medio de un bonito sueño. Más te vale que sea importante.
- Es que... - empezó la otra - Mina-san necesito ir a... Bueno, ya
sabes, a hacer mis cosas y...
- ¡¿Y PARA ESO ME DESPIERTAS?! - gritó Mina zarandeándola, pero moderó
el tono cuando reparó en el saco de dormir donde se revolvía Valteria
- ¿Porqué no vas tú sola?
- Es que el bosque está oscuro y me da mal rollo... - se excusó
Índiga, con la consecuente gota de sudor por parte de Mina -
Acompáñame, porfa...
- Ay... está bien... - suspiró la hechicera resignada - pero que sea
la última vez ¿entendido?
- ¡Hai, Mina-san! - accedió Índiga con entusiasmo -.

Mina se deshizo de su saco de dormir de mala gana y cuando se hubo puesto las botas, se internó en el bosque junto con Índiga. Valteria, que se había despertado por los gritos de Mina, les vio marcharse sin que se percataran, aún embutido en su saco de dormir.

- Siempre me he preguntado porqué las mujeres van al baño en parejas.
- pensó el dragón antiguo en voz alta - ¿Tú no, Andy? - no hubo
respuesta - ¿Andy? - silencio total - ¿Andy, me estas escu....?

Sin embargo, Val no pudo terminar la frase, pues se dio cuenta de que el saco de dormir de Andracis estaba vacío. 'Ése también debe haber ido al baño'. Razonó Val 'O a espiar a las chicas. En cualquiera de los dos casos, esto no me incumbe...' Y sin más, volvió a meterse en su saco de dormir.

* * *

- ¿Qué? ¿Has terminado ya? - preguntó Mina impaciente -.
- Un momento, en seguida salgo.... - respondió la voz de Índiga desde
detrás de unos matorrales -.

Mina tamborileó los dedos en el tronco del árbol al lado del cual esperaba que Índiga acabase de hacer sus necesidades. A veces la hechicera pensaba que Índiga era un completo fastidio: siempre había que andar vigilándola a todas horas... además, esa manía suya de llamarla Mina-san...

- Ya terminé, Mina-san. - anunció Índiga -.

Suspiro...

- Está bien... Ahora voy yo. Tú sujétame esto. - le ordenó la chica
entregándole el cinto, al tiempo que desaparecía entre los matorrales
-.

Índiga lo cogió y se dio entonces cuenta de que aún estaba allí la vaina de la espada que la hechicera tenía hasta ayer. Aquello la extrañó bastante.

- Oye, Mina-san ¿para qué conservas la vaina? - le preguntó - Si ya no
te sirve de nada, la espada fue destruida por Sherra ¿recuerdas?

Momentos de silencio. Si no fuera porque aún veía asomar el moño rosa de la hechicera por entre los matorrales, juraría que se la había tragado la tierra.

- Esa espada - respondió Mina al fin - me la regaló mi padre.
- ¡Ay, Mina-san, perdona, no lo sabía! - se disculpó la semi-dragona
al darse cuenta de que había metido la pata - ¡No pretendía...!
- ¿Sabes? - le interrumpió la hechicera - Aún recuerdo el día en que
mi padre me entregó esa espada... Tendría por aquel entonces unos 10
años...

(flashback)

- ¿Para mí? - preguntó una todavía muy joven Mina al ver la brillante
espada que Gaudy sostenía ante ella -.
- Ajá. - confirmó el ex-espadachín de la espada de luz - Creo que tu
nivel ya es suficiente como para dejar a un lado las espadas de madera
y empezar a entrenar con las armas de verdad.... ¿A qué esperas? - le
alentó - ¡Cógela!

La joven Mina hizo lo que su padre le pedía, cogiendo la espada cuidadosamente entre sus manos por la guarda. No era una espada especialmente elaborada, más bien pecaba de demasiado sencilla: no era más que una espada de hierro ligero, con la guarda de revestimiento dorado, sin joyas ni nada por el estilo. Pero era la primera espada que su padre le había dejado tener y eso ya era más que suficiente para que la chiquilla se quedara embelesada contemplando como la luz del sol se reflejaba en la hoja.

- Pesa un poco. - comentó -.
- No te preocupes, con el tiempo te acostumbrarás..... - le dijo
Gaudy, quien a continuación, añadió en tono más serio de lo usual en
él: - Pero has de saber, Mina, que una espada hay que ganársela.

Y antes de que la pequeña pudiera preguntarle a qué se refería, el rubio espadachín desclavó del suelo una de las espadas que usaba en los entrenamientos y se puso en posición agresiva delante de Mina, sosteniendo firmemente la espada frente a sí. La niña no entendía aquella actitud de su padre, y menos aún el porqué, de pronto, le asestó un mandoble con la espada que ella a duras penas pudo esquivar.

¡Defiéndete! - le ordenó Gaudy al tiempo que seguía repartiendo mandobles, que Mina seguía evitando - ¡Tienes una espada! ¡Úsala como es debido!

Por fin Mina reaccionó: puso la espada en posición horizontal, frenando de ese modo la espada de su padre. Y la mantuvo así durante un buen rato hasta que ambos contendientes retrocedieron de un salto, para después volverse a lanzar el uno sobre el otro.

No sabían que Reena les observaba muy de cerca, con suma atención. Sentía curiosidad por saber hasta que punto su hija había progresado....

Después de varios mandobles y desquites por parte de los combatientes, sin que hubiera un claro vencedor, Gaudy decidió zanjar el combate definitivamente. Envainó la espada, cogió carrerilla y corrió hacia su hija, gritando como un bersheck en pie de guerra. Mina no se quedó atrás e imitó a su padre. Cuando estuvieron el uno al alcance del otro, desenvainaron sus espadas al tiempo. Tan sólo los destellos de las hojas se percibieron durante aquella milésima de segundo.

A continuación, Mina cayó al suelo, agarrándose dolorida el hombro, del que empezó a emanar la sangre. Gaudy por su parte, quedó inmutable unos segundos, hasta que por fin una cicatriz y un hilillo de sangre surgieron de su mejilla derecha.

- No está mal. - le dijo el espadachín a su hija tras palparse la
herida con la mano - Al final conseguiste alcanzarme; te has ganado la
espada con creces. ¿Estás bien? - preguntó a continuación, preocupado
por la herida sangrante del hombro de Mina -.
- Sí... no pasa nada... - respondió ella sonriendo a pesar de que la
herida le dolía terriblemente - Intentaba conjurar un hechizo
curativo, pero no me sale...
- Si atendieras a mis clases de hechicería tanto como en las clases de
esgrima que te da tu padre, se te daría mejor que ahora. - le espetó
Reena mientras se ponía de cuclillas a su lado y examinaba la herida -
No te muevas, ya te la curaré yo...

Una luz blanquecina surgió de las manos de la hechicera. La pequeña contempló como su herida se cerraba paulatinamente y en poco tiempo ya estaba recuperada. Dirigió la mirada hacia su madre y vio qué ésta la miraba con una sonrisa en los labios, al tiempo que la acariciaba con ternura en la cabeza.

(fin del flashback)

- Aquella fue la primera vez que sentía que mi madre estaba orgullosa
de mí... Aunque no lo demostraba con palabras, sólo con mirarla a los
ojos lo supe.. - Mina hizo una pausa para secarse una lágrima que
empezaba a emanar de sus ojos azules y no quería que Índiga viera - Y
cuando Sherra destruyó la espada, sentí como si también destruyera una
parte de mis recuerdos, como si.... - no pudo seguir del nudo que se
le había formado en la garganta -.

Pero no necesitaba decir más. Índiga comprendía cómo se sentía... ¡Por Ceipheid y Sabraanigudú, si su padre le hubiera regalado algo, fuera lo que fuera, lo hubiera conservado con el mismo cariño con que Mina conservaba la funda de su espada, aunque ésta hubiera sido destruida! Estuvo a punto de volverse para consolar a Mina, pero algo que vio fugazmente por el rabillo del ojo llamó poderosamente su atención.

Entornando la vista, la dragona-demonia pareció percibir, entre los árboles y la oscuridad de la noche, una sombra, como de un tumulario, que ocultaba su rostro en la capucha de su pesada capa negra. El rostro invisible de aquel ser captó la mirada de Índiga y extrajo de sus ropajes una mano huesuda, como la de un cadáver que lleva varios días en descomposición. Una voz profunda pareció surgir de su garganta; una voz que resonaba en su mente y que la llamaba...

«Ven... ven con nosotros...»

Era tal el estado de pavor de la chica que sólo se le ocurrió una cosa: gritar

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ (*)

La anciana Aqua velaba a orillas del lago, de donde no se había movido en horas. No parecía concentrarse en otra cosa que no fuera en el reflejo que producía la luz de la luna en la clara superficie del agua, sin embargo, cuando Andracis no se había acercado ni a dos metros, la viejecita le recibió, diciendo:

- Te estaba esperando.
- ¿A mí? - preguntó Andracis incrédulo.
- Sí, así es. - afirmó la anciana - Tenía la impresión de que vendrías
a pedirme consejo...
- Pues... sí, a eso he venido...Verá, es por mi madre. - se explicó el
joven hechicero - Ella.... bueno, ella enfermó gravemente hace
tiempo...

Y así, durante unos minutos, Andracis contó con detalle la historia de la enfermedad que aquejaba a su madre y de sus penurias en busca de una cura, mientras Aqua le escuchaba con suma atención.

- ...Así que la Srta. Reena nos dijo que debíamos dirigirnos hacia las
montañas de Kaatar para encontrar la Biblia Clair original... aunque,
claro en el camino, nos acabamos entreteniendo un poco... - concluyó
con una gota de sudor - Y yo... Sra. Aqua.. ¡Digo Ragardia!... me
gustaría pedirle... si no es mucha molestia, claro...
- No me lo digas. - interrumpió Aqua - Quieres la cura para tu madre
¿verdad? - el muchacho asintió - Está bien... normalmente no suelo
hacer este tipo de favores, pero dado que sé que tú tienes buenas
intenciones, haré una excepción.... - y dicho esto, rebuscó entre los
bolsillos de su capa hasta que sacó un frasco pequeño con un líquido
de color azul translúcido - Esta pócima es un revitalizante muy
potente... bastarán unas pocas gotitas.
- ¿Esto es todo? - preguntó Andracis cogiendo delicadamente el pequeño
frasco y mirándolo de cerca como si no acabase de creérselo -.
- Eso es todo. Aunque mucho me temo que no será suficiente...
- Pero.... - murmuró al muchacho confundido - si usted me acaba de
decir que esto la curaría...
- No, dije que era una revitalizante potente, no una medicina. -
aclaró la anciana - El problema de tu madre es mucho más profundo....
yo diría incluso que se trata más bien de un problema emocional...
- Perdone, pero no comprendo.... ¿A qué se refiere? - preguntó aún más
confundido que antes -.

Aqua le miró sonriente, incluso se podría decir que había un brillo especial en su mirada, como si ella supiese algo que el joven hechicero desconocía.

- La respuesta - dijo al fin - está en tu broche, muchacho.
- ¿Mi broche? - el muchacho miró su joya azul todavía sin comprender -
Ya se lo dije; es un regalo de mi madre.
- ¿Y nunca te preguntaste - inquirió Aqua - cómo consiguió tu madre
esa joya?
- Pues.... - meditó Andracis - no sé, imagino que se la dieron....
como ella me la dio a mí....
- Ay, muchacho ignorante.... ¡Piensa un poco con esa cabezota! - le
dijo la anciana golpeándole con su bastón en la cabeza - ¿Sabes por lo
menos el significado de esa estrella de cinco puntas que tiene
dibujada?
- Pues, claro: es el símbolo de Sailon. - respondió el muchacho, como
si aquello fuese una pregunta demasiado fácil - Lo he visto en cientos
de libros de historia....
- Bueno.... esa es, y no es la respuesta correcta.... En realidad -
aclaró ella - el símbolo de la estrella de cinco puntas representa la
disposición de la ciudad, acorde con la barrera mágica que la protegía
de los demonios... Dicho de otra manera, es un símbolo de índole
religioso.
- Y eso.... ¿qué tiene que ver con mi madre?
- Tonto... ¿Acaso todavía no lo comprendes? - dijo Aqua con sorna -
Esta joya ya de por sí es cara y difícil de adquirir para alguien de
humilde procedencia como dices que es tu madre... Pero si además
añadimos el significado religioso, entonces tenemos que sólo hay dos
clases de personas que pueden llevar una joya como ésta: los
sacerdotes sagrados de Sailon... y las princesas herederas, que
estaban obligadas a convertirse en sumas sacerdotisas antes de poder
acceder al trono...

Fue entonces y sólo entonces cuando el joven Andracis Greywords ató cabos: si aquella joya no podía haber pasado a manos de su madre más que a través del sacerdocio, entonces su madre no era tan humilde como aparentaba. Más aún, el detalle de que las princesas de Sailon debían convertirse al mismo tiempo en sacerdotisas, le llevaba a la concusión de que tal vez su madre fuera...

Un grito en la oscuridad le sacó de sus cavilaciones.

- ¡Índiga!

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Valgaarv permanecía inmóvil mientras buscaba con la mirada a su enemigo. No podía haberse movido de la cueva, tendría que estar por allí, en alguna parte, tan sólo tenía que escudriñar cada grieta, cada resquicio hasta dar con él...

Finalmente lo percibió: una variación en el plano astral. A duras penas detectable, pero suficiente para que él reparase en ella. Enarboló la Ragun Mezenguis y con ella asestó un golpe en el aire de arriba a abajo. El espacio pareció rajarse por donde Valgaarv había pasado la hoja de luz del arma, descubriendo a Xellos, agarrándose dolorido el lado derecho de su cuerpo, igualmente afectado por la acción de la Lanza de Luz. Satisfecho, el demonio con sangre de dragón antiguo fue a rematarle, pero una voz en la oscuridad le hizo detenerse un instante.

- ¡NO! ¡NO LO HAGAS! - dijo la voz. Y allí entre las tinieblas de la
cueva apareció un niño de no más de dos años, muy parecido a él
físicamente, con unas alas negras idénticas a las suyas desplegadas -
¡No le hagas daño! ¡Es nuestro amigo!
- ¡Cállate! - le exigió Valgaarv - ¡Sabes perfectamente que él es el
culpable de que estemos sufriendo! ¡Él abandonó a Madre! ¡Sabes muy
bien cómo la hizo sufrir: tú lo viste, lo vimos los dos! ¡No merece
ninguna compasión!
- ¡Lo hizo por nuestro bien y tú lo sabes! - insistió el pequeño -
¡Tubo que hacerlo porque no tenía más remedio!
- ¡¡NO!! - negó Valgaarv tapándose los oídos para no escucharle - ¡¡Me
niego a creer eso!!
- Tú antes le querías. - dijo entonces el niño - ¿Recuerdas cómo
jugaba con nosotros? ¿Recuerdas cómo nos consoló aquella noche, cuando
tuvimos esta pesadilla por primera vez? Él fue como un padre para
nosotros. Siempre estuvo a nuestro lado, hasta que Zellas llegó y le
amenazó a él y a Mamá. ¿¡Porqué no quieres entender que lo que hizo
fue para salvarnos!?
- ¡NO ES VERDAD! - exclamó enfurecido Valgaarv, enarbolando de nuevo
la Ragun Mezenguis y dirigiéndose hacia Xellos, que todavía yacía en
el suelo debilitado - ¡Lo hizo sólo por su propio beneficio! ¡NO
MERECE VIVIR! ¡¡MUERE MALDITO!!

Y diciendo esto, asestó el golpe fatal. La sangre oscura del demonio no tardó en desparramarse por el suelo de la cueva, mientras el pequeño Val gritaba desesperado e impotente:

- ¡XELLOS! ¡¡NOOOOO...!!

- ¡¡...NOOOOOOOOO!!

Valteria se despertó jadeante y empapado en sudor. Aquella pesadilla volvía a repetirse aunque con una notable variación: era la primera vez que él y su alter-ego se encontraban en un sueño... y eso le asustaba: era como si sus dos conciencias se debatieran dentro de su mente por ver cuál prevalecería al final.

'Me estoy volviendo loco...' pensó mientras se pasaba una mano por la cara, todavía jadeante. 'Si esto sigue así, no podré responder de mí mismo ni de lo que haga.... ¿Qué hacer? ¿Qué puedo hacer...?'

No tubo mucho más tiempo para pensarlo, pues en ese momento oyó un grito desgarrador que provenía del bosque. Y la voz era de...

- ¡Índiga! - Valteria reaccionó incorporándose de un salto y cogiendo
su lanza al tiempo que corría en la dirección que habían tomado las
chicas minutos antes - ¡Hermana, aguanta!

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Xellos meditaba sentado en la rama de un árbol, mirando la luna brillante en el cielo. Le pareció que la imagen de Filia se aparecía dibujada en su superficie. Sí, aquella luna le recordaba tanto a su querida labios de lagartija... la forma en que lloraba en silencio en su terraza, el día antes de la partida de los muchachos... las tantas noches que habían pasado juntos, amándose en silencio.. la noche en que se despidió de ella definitivamente...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un grito en la oscuridad que le sobresaltó. No había duda, era su hija... Pero había algo más que le inquietaba...

Esa presencia... no era Sherra, ni ningún demonio u otro ser conocido... era como una presencia que constantemente aparecía y desaparecía a sus sentidos... como algo que estaba y no estaba en este mundo...

- Soul Reapers... - murmuró - No puede ser...

* * *

Mina le tapó la boca a Índiga para que no gritara más y la arrastró con ella detrás del árbol.

- ¡Índiga, tranquilízate ya! - le chistó la joven hechicera - Harás
que nos descubran... si es que no nos han descubierto ya.
- Lo.. lo siento, Mina-san... - se disculpó Índiga - Es que..esas
cosas..
- Lo sé. - le interrumpió Mina y tras echar una ojeada hacia atrás
añadió: - No sé que pueden ser, pero está claro que nos buscan...
- Mina-san... - gimió la semi-dragona temblando de pies a cabeza -
Tengo miedo...

Nada más decir aquello, la chiquilla se encontró con que su compañera la abrazaba fuertemente, con ternura, como si tratara de reconfortarla.

- No te preocupes, Índiga - le dijo - Saldremos de esta, te lo
prometo...
- Mi-Mina-san.. - balbució la otra confundida -.
- Tu padre me confió tu protección ¿recuerdas? - añadió luego Mina - Y
a mí no me gusta hacer los trabajos a medias.. Así que no temas,
porque no dejaré que esos lo-que-sea te pongan una mano encima, tienes
mi palabra...
- Gra... Gracias, Mina-san... - logró decir Índiga tras una larga
pausa y a continuación se abrazó fuertemente a su protectora -.
- Bien. - dijo la hechicera tras un buen rato, mirando al mismo tiempo
a aquel tumulario, quien había conseguido reunir a varios compañeros
que vestían túnicas similares a la suya y ahora se acercaban a su
escondite poco a poco - Lo primero es despistarlos... y para ello
vamos a tener que ser más rápidos que ellos...
- Pero... - intentó objetar la semi-dragona -.
- ¿Qué pasa? - le espetó su compañera con una mirada de desafío - ¿Es
que acaso te has acobardado?
- ¡Hey! ¡Ya te dije cuando nos conocimos que podías llamarme de todo
menos cobarde! - respondió ella con la misma mirada -.
- Entonces, a mi señal empieza a correr lo más deprisa que puedas
¿Entendido? - la semi-dragona asintió y la hechicera echó una mirada
atrás para escoger el momento adecuado para salir por piernas - Uno..
- algunos de los tumularios parecían confundidos mientras buscaban a
sus víctimas con la mirada - .. Dos... - el grupo principal se fue
alejando del escondite de las chicas; era el momento - .... ¡AHORA,
CORRE!

Agarrando a Índiga de la mano, Mina corrió como el alma que lleva al diablo, arrastrando en su carrera a su protegida. Los tumularios parecieron percatarse de ello y unos cuantos comenzaron la persecución emitiendo chillidos estridentes.

Pronto la joven hechicera se percató de que más que correr, aquellos tumularios parecían flotar rápidamente a ras del suelo, dándoles pronto alcance. '¿Serán espectros acaso?' Mina no ubo mucho tiempo para seguir pensando, porque uno de los supuestos tumularios estaba alargando su pútrido brazo hacia ella y amenazaba con cogerla. La hechicera conjuró una bola de fuego y se la tiró a su agresor. Éste chilló de dolor al ser alcanzado por el proyectil, pero pronto volvió a reanudar la persecución, sin que pareciese que el hechizo hubiese hecho ningún efecto sobre él.

Un chillido de Índiga la alertó. Varios tumularios habían conseguido agarrarla por la capa y trataron de arrastrarla, pero la chiquilla, asustada, conjuró un hechizo de luz sobre ellos. Curiosamente aquello pareció surtir efecto; nada más sentir la cegadora luz, los tumularios soltaron a su presa y se taparon sus respectivos rostros chillando y retorciéndose de dolor.

- ¡No soportan la luz! - exclamó Mina tras hacer su descubrimiento -
¡Sigue así Índiga! ¡Sigue lanzándoles hechizos de luz, así los
alejaremos!

Índiga obedeció. Cada vez que uno de sus perseguidores se acercaba demasiado, ambas conjuraban una luz cegadora que le dejaba aturdido el tiempo suficiente para escapar. Al cabo de poco tiempo, las chicas empezaron a ganar terreno y no pasó mucho antes de que los dejaran muy atrás.

- ¡Lo conseguimos! - exclamó Mina victoriosa al ver cómo sus
perseguidores desaparecían de la vista -.

Pero la alegría no duró mucho: sin querer, la hechicera tropezó con una raíz que sobresalía del suelo, arrastrando a su compañera en la caída. Los tumularios que les perseguían aprovecharon aquel traspiés para alcanzarlas por la retaguardia, mientras otros que habían llegado en ese momento les cortaron el paso. Las amenazadoras voces de ultratumba resonaron en la mente de ambas muchachas.

«La mestiza...»

«Queremos a la mestiza...»

«Entréganos a la mestiza, humana...»

- ¡Jamás! - les respondió Mina, protegiendo a Índiga con su cuerpo -.

«Entonces tú también sufrirás....»

Tras decir esto, todos los espectros se abalanzaron sobre las chicas, pero de pronto, vieron como unos cuantos eran destruidos por un haz rojizo en forma de vaina de espada.

Andracis había conseguido llegar a tiempo para salvarlas.

- ¡Huíd, deprisa! - les ordenó sin dejar de atacar a los espectros con
su espada - ¡Yo los retendré!

Mina e Índiga obedecieron sin pensárselo dos veces. Escaparon deslizándose por entre sus perseguidores, mientras Andracis hacía los imposible por retenerlos. El joven hechicero todavía estaba batiéndose con ellos cuando las chicas lo perdieron de vista.

Y de pronto, le oyeron gritar en la lejanía.

- ¡Andracis...! - exclamó Índiga tratando de volver atrás para salvar
a su amigo -.
- ¡NO! - la retuvo Mina, obligándola a seguir corriendo - ¡No podemos
hacer nada por él! ¡Hay que seguir!
- ¡Pero en manos de esos espectros podría morir! - objetó la semi-
dragona -.
- ¡Lo sé....! - dijo sin siquiera mirarla, al tiempo que una pequeña
lágrima resbalaba por su mejilla - Pero él lo decidió así.. Él se está
sacrificando por salvarnos, así que no podemos dejar que su muerte sea
en vano...

Aunque todavía dubitativa, Índiga obedeció a su amiga. Mina siguió guiando a su protegida, corriendo a través del bosque sin mirar atrás.

Siempre al frente.

Como siempre le decía Andracis.

'Andracis...' Al pensar en su amigo, una nueva lágrima afloró en sus ojos.

* * *

- ¡BALUS ROD!

Usando su báculo como canalizador de energía, el sacerdote Xellos arremetió contra los espectros, enganchándolos por el cuello con el látigo de energía y asfixiándoles hasta que se consumían en un espeso humo negruzco. Varios intentaron atacarle por detrás, pero él fue más rápido y los eliminó con un Zellas Brid.

En el lugar pronto tan sólo quedó una densa niebla negra y justo en el centro, el cuerpo agotado y jadeante de un muchacho que se mantenía apoyado en su espada.

- ¿Estás bien, joven Greywords?

Andracis permaneció jadeante durante unos minutos para recuperar el aliento antes de responder:

- Sí... Sí, estoy bien... - Xellos le alargó la mano y le ayudó a
ponerse en pie- Pero... No lo entiendo.... creí ver a mi madre en las
garras de esos...
- Era una alucinación. - le aclaró el demonio - No te dejes embaucar,
joven Greywords, así es como los Soul Reapers capturan a sus presas...
- ¿Los Soul Reapers?
- Así es como se llaman esas criaturas. Pero no hay tiempo para más
explicaciones. - dijo Xellos - ¿Dónde están ahora las chicas?
- Les dije que huyeran. - respondió el joven hechicero señalando una
ruta que se abría entre los árboles - Escaparon en esa dirección.
- Vamos con ellas, pues. - ordenó el demonio al tiempo que empezaba a
correr en la dirección que le había señalado Andracis, seguido de
cerca por éste - Debemos darles alcance antes de que sea tarde....

* * *

Tras mucho correr, Mina e Índiga llegaron hacia un claro que estaba a orillas del lago del bosque.

Se detuvieron jadeantes, tratando de recuperar el aliento, pero pronto volvieron a oír las voces de ultratumba de sus perseguidores, ahora más amenazantes y numerosas:

«La mestiza...»

«Danos a la mestiza de inmediato, humana...»

«No te resistas o será peor...»

«Queremos a la mestiza....»

«Mestiza... Mestiza.... mestiza....mestiza...» Dijeron a coro los espectros a medida que se acercaban a ellas, rodeándolas. Eran muchísimo más numerosos, tal vez cientos, y no tenían modo de escapar.

Índiga se ocultó a espaldas de Mina, apretujando frenéticamente su camisa. La hechicera decidió atacar antes de que se acercaran demasiado.

- Tú, dragón que duermes entre las llamas, arrasa a mi enemigo con tu
fuego.... ¡LLAMA DE GAARV!

Al extender sus manos hacia los espectros, empezó a formarse una bola de energía de color rosa carmín... que de pronto desapareció consumiéndose en la nada.

- ¿Eh? ¿Pero qué...? - preguntó Mina confundida -.
- ¡¿Pero para qué rayos utilizas ese hechizo?! - le gritó una Índiga
exasperada - ¡¡¿¿No sabes que no se pueden invocar los hechizos que
provienen del poder de los demonios que han sido destruidos??!!
- ¿Ah? - dijo Mina aún más confundida. De repente recordó y se llevó
una mano a la cabeza, sudando de vergüenza - ¡Andá, es verdad, que
Gaarv está muerto, se me había olvidado!
- ¡Serás idiota....! - murmuró la semi-dragona pasándose una mano por
la cara con desesperación -.

Ya harto de tanta conversación sin sentido, uno de los espectros empezó a convocar una bola de energía negra que lanzó contra las chicas, que pilladas por sorpresa, estaban totalmente indefensas. Mina se cubrió con los brazos y cerró los ojos, al igual que Índiga, que se aferró con más firmeza a la camisa de la hechicera.

Todo lo que percibieron después fue un batir de alas, alguien que aterrizaba delante de ellas y el sonido del hechizo del espectro chocando con algo.

Al abrir los ojos, vieron que un muchacho alado había conjurado una barrera protectora delante de ellas.

- ¡Valteria! - exclamaron las dos la vez -.
- ¿Estáis bien, chicas? - preguntó el dragón antiguo.
- S-Sí... - respondieron ellas.
- No tardarán en volver a atacar. - dijo Val al ver acercarse de nuevo
a los espectros - ¡Índiga, quédate en el centro y no te separes de
nosotros! ¡Mina, formemos un círculo alrededor de Índiga!
- ¡Entendido! - obedeció Mina.

Rápidamente Mina y Val se colocaron en posición, mientras los espectros seguían acercándose amenazadoramente. Entonces un grupo decidió atacar por el lado que defendía Valteria y el dragón antiguo los alejó con su lanza. A continuación otro grupo atacó a mina, quien por su parte se defendió a base de bolas de fuego y hechizos de luz. Y así como la hechicera heredera de Reena Invers conseguía mantener a raya a sus atacantes, Valteria se veía cada vez más presionado por los espíritus, que parecían haber decidido debilitar primero al dragón antiguo para luego encargarse de las chicas. Éstas sin embargo no podían ayudarle, pues aunque menos insistentes, los espectros no dejaban de atacarlas a ellas tampoco.

De ese modo, Valteria pronto se vio alejado del grupo, rodeado de los espectros por todos los flancos, sin posibilidad de escapar y con las fuerzas mermadas por el esfuerzo, respirando pesadamente pero sin dejar de sostener la lanza.

«¡Sucumbe!» le dijo uno de los espectros. «¡Sucumbe a nuestro poder!»

- ¡Jamás! - exclamó Valteria casi sin aliento -.

«¿Porqué niegas tu naturaleza?» insistió otro de los espíritus «Sabes que no puedes luchar contra ella...»

- ¿De qué me estáis hablando? - preguntó el dragón antiguo -.

«Eres un demonio, Valgaarv...»

«Tú sitio está con ellos...»

- ¡No es verdad! - negó el muchacho - ¡Y no me llaméis así! ¡¡Ese no
es mi nombre!!

«Claro que lo es, Valgaarv...»

«Ése es tu nombre y ésa es tu naturaleza...»

«Lord Gaarv fue el único que te ayudó ¿recuerdas? Cuando estabas solo y desamparado, él te rescató.»

«Te dio poder a cambio de tu lealtad...es hora de que la demuestres...»

- ¡¡Callaos!! - gritó Valteria al borde de la desesperación - ¡Basta,
basta, basta, BASTA! ¡No quiero oíros más! ¡¡Ya no tengo nada que ver
con ése Gaarv!!

«¿Y entonces porqué te sientes tan confundido, Valgaarv?»

Ante aquella pregunta, el dragón antiguo no supo qué responder. Se quedó completamente inmóvil, sujetándose la cabeza, que empezaba a dolerle seriamente, como si la duda le estuviera carcomiendo el cerebro.

«¿No te das cuenta, Valgaarv? Durante todos estos años te han estado utilizando...»

«Esa dragona dorada y ese demonio...»

«¿Porqué crees que nunca te contaron qué significado tenían tus pesadillas?»

«Porque no querían que recordaras tu verdadera misión: ¡Vengar la muerte de Lord Gaarv!»

- ¡NOOOO! - negaba insistentemente Val agarrándose la cabeza y sudando
del esfuerzo - ¡DEJADME EN PAZ!

«Todo lo que te ha pasado es culpa suya.»

«De Xellos y Filia.»

«El hecho de que ahora dudes, el que estés tan confundido, es consecuencia del lavado de cerebro que te han hecho.»

«¡Ellos tienen la culpa de todo lo que te pasa!»

Tras esta frase, el dolor de cabeza de al aumentó hasta cotas insoportables. Una luz verdosa le rodeó mientras gritaba de desesperación y dolor, ante las miradas impotentes de Mina e Índiga.

- ¡Val! - gritó Mina mientras intentaba mantener a raya a tres
espectros que se le echaban encima - ¡Hay que ayudarle!
- ¡Ya lo sé! - dijo Índiga tratando de quitar de en medio otros dos -
¡Hace tiempo que lo intento, pero no me dejan acercarme!

De pronto, el dolor de cabeza de Val desapareció tan pronto como había empezado. Sus ojos estaban ocultos tras la muralla infranqueable de pelo turquesa enmarañado, entre el cual asomaba un cuerno.

«Aún no es demasiado tarde, Valgaarv...»

«La hija de Xellos y Filia... La mestiza...»

«Si nos la entregas, podrás vengarte de ellos...»

- Sí... - murmuró Val sonriendo sádicamente, con una voz que no era la
suya, sino una más opaca, más apagada - Daré... por cumplida.... mi
venganza...

- ¡ESPADA DE OJO DE RUBÍ! - invocó Mina -.

Con la espada rojiza formada en sus manos, Mina pudo finalmente abrirse a ella y a Índiga paso entre los espectros que las impedían avanzar. Allí, en medio de un grupo de espíritus que se mantenían a una distancia prudencial y contemplaban la escena con satisfacción, se encontraba Valteria caído de rodillas en el suelo. Parecía taciturno y ausente, pero había algo más: su pelo misteriosamente se había vuelto más corto, formando una especie de melenita por encima de los hombros, con algunos pelos desordenados encima, formando una especie de cresta. Lentamente Valteria se incorporó del suelo, vacilante, como si estuviera borracho.

- ¿Val.... Valteria? - preguntó Índiga dubitativa -.
- Me temo que Valteria ya no está con nosotros... - dijo Val volviendo
la cabeza hacia las chicas, con lo que éstas pudieron ver el cuerno
que había surgido en su frente - Ahora yo vuelvo a tomar el mando de
este cuerpo.
- Tú.... - Mina comprendió enseguida lo que pasaba e indicó a la semi-
dragona que se quedara detrás de ella - ... tú eres Valgaarv ¿verdad?
- El mismo en carne y hueso. - confirmó él dándose la vuelta por
completo y encarándose a las chicas con una mirada que rozaba la
locura - Y vosotras vais a ser... ¡Aniquiladas!

Segundos después, Valgaarv disparó una esfera de energía verdosa a las chicas, que no tuvieron tiempo de escapar y debido a la explosión fueron separadas. Mina, que recibió el mayor impacto, acabó unos cuantos metros más alejada y quedó inconsciente tras la caída. Índiga no cayó muy lejos de donde estaban y sólo quedó algo aturdida. Mientras trataba de levantarse, Valgaarv había cogido la lanza y se encaminaba a ella mirándola como un psicópata miraría a su víctima.

Pero entonces, justo cuando iba a asestarle a la dragona-demonia un golpe con su lanza, un pequeño resplandor la envolvió protegiéndola y devolviendo el golpe, de manera que Valgaarv acabó saliendo disparado hacia el centro del lago, donde se hundió.

No muy lejos, desde su privilegiada posición en la rama de un árbol cercano al lago, una menuda figura observaba los resultados de su acción.

Mientras tanto, Mina, quien por fin se había despertado, intentó llamar a Índiga para saber si estaba bien.... descubriendo con horror que se había quedado afónica.

¿Habría sido por efecto del hechizo o tal vez a causa de la aparatosa caída? Mina no lo sabía a ciencia cierta. Pero de una cosa estaba segura: en su estado le era imposible conjurar hechizos, por lo que estaba a completa merced de los espectros que se le acercaban cada vez más, ordenándola que sucumbiera a ellos...

'La cagué...' fueron los últimos pensamientos de Mina antes de abandonarse ya sin esperanzas, a los espectros.

- ¡Mina! - exclamó Índiga, que veía a su amiga desaparecer en un mar
de túnicas oscuras sin que pudiera hacer nada para evitarlo - ¿Qué te
pasa? ¡Mina!

En vano. Los espíritus no sólo rodeaban completamente a la hechicera, también empezaban a rodarla a ella, a extender sus huesudos brazos para tratar de agarrarla. Y a pesar de que se resistía, la chica en el fondo estaba muerta de miedo...

No lejos de allí, mientras corría por el bosque junto a Andracis, Xellos notó aquel miedo.

- ¡Rápido, joven Greywords! - le metió prisa el sacerdote - ¡No queda
mucho tiempo!
- ¡Sí! - afirmó el muchacho apretando el paso -.

- ¡No me toquéis! - chilló Índiga con un hilo de voz - ¡Dejadme!

«Es inútil que te resistes, mestiza...»

«Tarde o temprano caerás, como los otros dos...»

«Sucumbe ya a nuestra voluntad, mestiza...»

Índiga no dijo nada. No podía. Estaba demasiado atemorizada, viendo como todos los espíritus la rodeaban completamente, recitando una y otra vez, todos a una, la misma palabra.

«Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe.»

- Basta...

«Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe.»

- ¡Basta...!

«Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe. Sucumbe.»

- ¡BASTA! - estalló finalmente la chiquilla - ¡BASTA, BASTA, BASTA,
BASTA! ¡¡¡BASTA YAAAAAAAAA!!!

Al gritar aquello, un cúmulo de energía que se había formado alrededor suyo, estalló, alejando a los espectros que estaban en un radio más cercano. Seguidamente una extraña aura apareció. Un aura en la que se entremezclaban la luz y la oscuridad.

El caos y el orden.

El poder demoniaco y el divino.

Y por primera vez, un brillo y una mirada decidida se reflejó en los ojos de la muchacha. Los espíritus la miraban aterrados y retrocedían ante aquella visión, mientras ella empezaba a conjurar un hechizo en voz baja.

- Extraños de nuestro mundo, criaturas patéticas y miserables, por la
luz y la pureza que poseo, desapareced del nexo entre los dos mundos.
¡LLAMA MEGIDO!

El círculo de luz llameante que se formó alrededor de la chica se extendió en un amplio radio que abarcó mucho más allá de la zona del lago. Cada vez que éste tocaba alguno de los espíritus, éstos se disolvían entre gritos de dolor.

Andracis y Xellos vieron la extensión del hechizo aproximarse hacia ellos. Rápidamente el joven conjuró una barrera, mientras Xellos se refugiaba detrás suyo. La Llama Megido rodeó la barrera sin siquiera rozarles.

- ¿Qué... qué rayos era eso? - preguntó Andracis una vez pasó el
peligro -.
- Una Llama Megido... - dijo Xellos, haciendo que el joven Andracis lo
mirara sorprendido - Chica lista...

Cuando Mina volvió a abrir los ojos, contempló sorprendida a Índiga, rodeada por un aura que empezaba a desaparecer poco a poco. Cuando se desvaneció definitivamente, la semi-dragona suspiró y se dejó caer al suelo, agotada por el esfuerzo.

- ¡Índiga! - exclamó Mina corriendo asustada hacia su amiga y
sujetándola por los hombros - ¿Estás bien?
- S-sí, no pasa nada. - balbució Índiga todavía un poco debilitada -
Pero... ¿Qué te pasó antes, Mina-san, porqué no te defendiste?
- ¡Pues porqué va a ser! - le espetó la hechicera pelirrosada, como si
fuera evidente - ¡Porque me había quedado afó....! - de pronto pareció
darse cuenta de algo y se palpó la garganta entre sorprendida y feliz
- ¡Ey! ¡Puedo hablar!
- Pues claro, Mina-san, todo el mundo puede hacerlo... - dijo la
dragona-demonia con una gota de sudor en la frente -.
- ¡No, no, me refiero a que puedo hablar de nuevo! - aclaró la otra -
¡No sé porqué, mientras estaba rodeada de espectros no podía, y en
cambio ahora sí! Es muy extraño....
- Ya lo creo... - corroboró su amiga - ¿Porqué crees tú que....?

No pudo continuar la pregunta, porque lo que vio acercándose detrás de Mina la dejó sin palabras. La hechicera miró tras de sí, donde su amiga le señalaba y pudo ver a Valgaarv, caminando lentamente hacia ellas con los tobillos hundidos en las aguas del lago, sosteniendo la lanza en sus manos con mirada asesina. Rápidamente, Mina se interpuso entre él e Índiga, lista para conjurar una bola de fuego en caso de necesidad.

Riendo por lo bajo como un loco, Valgaarv no vaciló ni un instante, y alargando su brazo hacia ellas, volvió a conjurar una bola de energía verde al tiempo que las gritaba:

- ¡MORID, MISERABLES!

Pero entonces, antes de que el hechizo se terminara de formar, ocurrió algo inesperado: el brazo que Valgaarv estaba usando, pareció cobrar de pronto vida propia y se desvió hacia un lado, haciendo que el hechizo destrozara unos cuantos árboles, pero sin herir a las chicas.

El antiguo servidor de Gaarv parecía confundido. Se notaba además que le costaba acercar aquella mano a su rostro, como si algo ejerciera una fuerza inversa al movimiento que su dueño quería realizar.

- ¿Qué...? - murmuró - ¿Qué está pasando.?
- '¡No permitiré que les hagas nada a las chicas!' - exclamó de pronto
una voz en su cabeza -.
- ¡TÚ! - gritó Valgaarv ahora asustado - ¡Pero... Es imposible! ¡No
tendrías que estar aquí!
- 'Y sin embargo sigo aquí...' - habló de nuevo la voz - '¡Has
intentado adueñarte de este cuerpo, pero has fallado porque no puedes
controlarme!'
- ¡No! - bramó el otro sujetándose la cabeza con ambas manos - ¡Esto
no debería estar pasando!
- 'Si, es cierto, no puedo negar lo que fui una vez...' - continuó la
voz - 'Pero ahora tengo una nueva vida. He empezado desde cero, he
dejado atrás el pasado para rehacer mi vida. ¡Ya no soy Valgaarv!
¡Ahora soy Valteria! ¡SAL DE MI CUERPO, MALDITO!'

Para sorpresa de las chicas, Valgaarv empezó a gritar de dolor y desesperación, al tiempo que un aura verdosa le rodeaba, extendiéndose hacia los cielos brillante como un faro en la noche. Mientras se retorcía y se debatía, el cuerno de su frente empezó a desaparecer, al tiempo que sobresalían sus alas negras de su espalda y (aquello sí que sorprendió a las chicas) su brazo derecho se deformaba, alargándose y haciéndose más fino, la piel tersa y suave transformándose en escamas oscuras y los dedos en garras afiladas. Tras aquella transformación, el aura verdosa desapareció y Val se desplomó sobre el agua del lago.

Sin pensárselo dos veces, Mina fue la primera en correr a ayudarle. Le dio la vuelta para que respirara y recostó la cabeza de su compañero sobre su regazo.

- Ten cuidado, Mina-san. - le advirtió Índiga - Podría ser una
trampa...
- No. - dijo la hechicera con vehemencia - Estoy segura de que esta
vez es él... Val. - le llamó, susurrando su nombre al oído al tiempo
que apartaba con delicadeza algunos de sus mechones de pelo turquesa
de la cara - Val, despierta por favor. Val..
- Mmmmh.... - gimió el dragón antiguo al tiempo que abría sus ojos
dorados para encontrarse cara a cara con los ojos azules de Mina -
¿Mina? ¿Estáis las dos bien?
- Perfectamente. - respondió con ternura, reclinándose sobre él para
acariciar la mejilla del chico con la suya, cerrando los ojos en los
que se empezaban a formar lágrimas de felicidad - Me alegro que hayas
vuelto con nosotros....

Val no dijo nada. Sonrió ampliamente y empezó a acariciar la cabeza de Mina con su mano mutada, procurando no arrañarle la cara, mientras su hermana se acercaba y le abrazaba por el otro lado, feliz y sonriente al igual que Mina.

- ¡MINAAAAA! - exclamó entonces una voz en la lejanía. Al volverse
vieron que se trataba de Andracis, que corría a reunirse con ellos,
acompañado de Xellos -.
- ¡Andy! - exclamó Mina al verle, corriendo hacia él - ¡Estás vivo!
- ¡Mina...! - dijo Andracis con los ojitos muy brillantes y rodeado
por cientos de pompas de color rosa -.
- ¡Andy...! - dijo a su vez Mina, igualmente afectada por aquella
atmósfera de felicidad -.

Los dos corrieron a cámara lenta por un prado todo lleno de flores y mariposas, bajo una música de violines de fondo, llamándose por sus nombres, con los brazos abiertos para recibir al otro. Y justo cuando ya estaban muy cerca el uno del otro, Mina se desvía un poco de su trayectoria y con una maestría y habilidad inigualables, le da un capón en la nuca con el codo.

- ¡Idiotaaaaaa! - exclama al tiempo que Andracis cae dolorido al suelo
- ¡La próxima vez que finjas tu muerte avisa, que casi me matas a mí
del susto!
- Pues me parece que eres tú la que casi le mata a él, Mina-san. -
observó Índiga viendo como el pobre Andracis no se podía levantar del
suelo del golpe que le había propinado la hechicera -.
- ¿Estáis todos bien? - preguntó Xellos al llegar donde los demás -.
- Ajá. - afirmó Mina enseñando los músculos del brazo con orgullo -
¡Gracias a mí, esos espectros han recibido su merecido!
- Pero si no llega a ser por Índiga, no habrías podido hacer nada,
Mina. - señaló Val medio sonriendo -.
- ¡Bueno, pero aún así hice un buen trabajo! ¿O no? - replicó Mina
volviendo la cabeza molesta y poniéndose ligeramente colorada -.
- De todos modos - añadió Andracis, que por fin había vuelto en sí -
eso a lo que nos hemos enfrentado no eran espectros, sino Soul
Reapers...
- ¿Ah? - acertó a decir Mina totalmente confundida - ¿Y eso qué es?
- Los Soul Reapers - intervino Xellos todo serio - son, en cierto
modo, los espíritus de demonios caídos en combate.
- ¿Ves? ¡Eso es lo que yo decía! - exclamó Mina triunfal, pero Xellos
la interrumpió -.
- Dije "en cierto modo", Mina, lo que no quiera decir realmente sean
espectros, puesto que sólo se puede considerar como tales a las almas
humanas... - dijo él - Veréis; como seguramente ya sabréis, los
demonios tienen en realidad dos cuerpos: uno situado en el plano
astral, y otro en el plano físico, resultado de la proyección del
situado en el plano astral. Dicho de manera que lo entendáis, lo que
ahora veis ante vosotros - añadió mostrándose a sí mismo - no es más
que una "imagen" que mi auténtico cuerpo emite desde el plano astral.
Incluso si mi cuerpo "físico" fuera destruido aquí....
- ....Tu cuerpo "astral" podría fácilmente recomponerlo en cuestión de
minutos. - terminó la frase Val -.
- ¡Correcto, Val-chan! - le felicitó el demonio - Aunque.... en
algunas ocasiones, especialmente si se utiliza un hechizo
suficientemente poderoso, - continuó - no sólo se destruye el cuerpo
físico, sino también el astral, con lo que el demonio muere
definitivamente....
- ¿Y eso qué rayos tiene que ver con los "Suolripes"?
- Se dice "Soul Reapers".... - corrigió Xellos - Y tiene que ver
mucho, Mina. Verás, a veces se dan casos en los que se consigue
destruir gran parte del cuerpo astral, pero queda una ínfima parte
intacta, algo que en términos humanos podría denominarse como el
"alma".... Dicha alma deberá encontrar un cuerpo, a menudo humano, en
el que reencarnarse. De no conseguirlo, se convierte en algo así como
una alma errante, un ser que no está ni del todo vivo, ni del todo
muerto, condenado a vagar por el mundo físico y cuyo único objetivo es
conseguir la energía necesaria para volver a "colocar" su alma en el
plano astral. La única forma que tienen de conseguir dicha energía es
aterrorizando a sus víctimas hasta llevarlas a la desesperación para
luego absorber sus almas y con ello hacerse más fuertes, para lo cual
indagan en su psique para descubrir sus mayores temores.
- En mi caso - admitió Andracis - mi mayor miedo es que algo malo le
pase a mi madre.... Por eso los Soul Reapers crearon esa imagen,
haciéndome creer que ellos tenían a mi madre ¿verdad? - interrogó a
Xellos -.
- Exactamente. - afirmó éste - Y ello se puede extender a todos
vosotros: tú Índiga - dijo dirigiéndose a su hija - temías quedarte
sola ante el peligro, pero al enfrentarte a los Soul Reapers sin ayuda
deshiciste su encantamiento. Lo mismo ocurrió con Mina, que recuperó
la capacidad de conjurar hechizos cuando Índiga los hizo desaparecer.
Y en cuanto a Val - concluyó mirando al dragón antiguo, quien le
sostenía la mirada totalmente serio - tu mayor temor era volver a
adoptar tu personalidad de Valgaarv, pero cuando te revelaste contra
esa personalidad y decidiste ser tú mismo, rompiste el hechizo de los
Soul Reapers y volviste a tu propio ser...
- Eeeem... Todo eso está muy bien pero hay algo que aún no entiendo...
- dijo Mina - ¿Porqué estaban tan empeñados en que se les entregara a
la mestiza, o sea, a Índiga?
- Porque probablemente así se les había ordenado. - respondió el
demonio, lo que provocó la sorpresa general - Un Soul Reaper puede
controlarse como un zombi, pero para ello hay que forjar un pacto
similar a los pactos entre demonios y mortales. Un contrato por el que
el Soul Reaper tiene que hacer todo lo que su invocador le ordene, a
cambio de que éste le ayude a volver al plano astral...
- Si a esos Soul Reapers se les había ordenado capturar a Índiga
entonces sólo puede haber alguien detrás de todo esto...- dedujo
Andracis -.
- .... Sherra. - terminó Mina la frase -.
- Es mucho más lista de lo que esperábamos.... - meditó Valteria -.
- Pero... - interrumpió Índiga - ¿Realmente Sherra es capaz de
controlar a tantos Soul Reapers? ¡Por lo menos había cientos!
- Recuerda, Índiga, que nunca hay que fiarse de las apariencias; Esos
no era auténticos Soul Reapers - les aclaró Xellos - Cuando un Soul
Reaper adquiere suficiente poder, puede crear copias de sí mismo, muy
numerosas, pero mucho más débiles que su original....
- ¿Eh? ¡Pero entonces....! - exclamó Mina temiendo lo peor -.
- Sí. - confirmó él - El auténtico Soul Reaper, el verdadero enemigo,
no debe andar muy lejos....
- Todo correcto, excepto una cosa: no hay uno, sino dos... - intervino
de pronto una voz -.

* * *

- ¿¿¡¡TÍA AQUA!!?? - exclamó Mina al dirigir la vista a sus pies y ver
que era la amable anciana -.
- ¿Qué, chicos, me habéis echado de menos? - preguntó Aqua mirando al
grupo con ojitos divertidos -.
- ¿Qué hace aquí, Tía Aqua? - preguntó a continuación la hechicera,
poniéndose en cuclillas para situarse cara a cara con su interlocutora
- ¿No ve que es peligroso andar por aquí sola a estas horas?
- Venga, pequeña, tranquilízate, no es para tanto... - replicó Aqua
sin dejar de sonreír - ¿Qué tal si nos tomamos unas tazas de té y nos
relajamos?
- Em.. Tita Aqua, no creo que sea el momento... - dijo Mina con una
gota en la frente -.
- ¿Qué quiere decir con que hay dos, Ragardia? - interrumpió Xellos
con semblante preocupado -.
- Exactamente lo que he dicho. - le respondió Aqua mirándole
seriamente - Hay dos Soul Reapers y no deben andar lejos... - de
pronto, abrió mucho los ojos, como su hubiera percibido algo - ¡A TU
IZQUIERDA!

Gracias a la advertencia de Aqua, Xellos paró con su báculo justo a tiempo una guadaña que había aparecido de repente de la nada. Su dueño, un Soul Reaper más grande y amenazador que los anteriores, desprendía un aura oscura mientras presionaba a Xellos, tratando de vencer su resistencia. Ambos contendientes se miraban a la cara, desafiantes, durante unos minutos que parecieron eternos.

- «Xellos...» - siseó el Soul Reaper con su voz de ultratumba -.
- Vaya, así que eras tú. - le dijo Xellos abriendo sus fieros ojos
amatistas - ¿Desde cuando obedeces a Sherra tan ciegamente, tú que
tanto la despreciabas?
- «¡Cállate, miserable traidor!» - bramó la criatura haciendo crecer
aún más su aura oscura, consiguiendo con ello que su contrincante
retrocediera unos pasos -.

Pero ni así el demonio se rindió. Hizo aparecer el aura negra que le caracterizaba, enfrentándola a la del Soul Reaper y con un grito de guerra, lo empujó con su báculo hacia atrás. El Soul Reaper chilló mientras retrocedía, hasta que recuperó la postura y se quedó flotando frente al grupo, mirándoles amenazadoramente.

El segundo Soul Reaper apareció segundos después, atacando por sorpresa a Val, que era al que tenía más cerca, con una bola de energía oscura. Afortunadamente éste se percató de su presencia y con el brazo derecho conjuró una bola de energía verde que neutralizó la de su atacante.

- «¡U... Un dragón antiguo!» - exclamó éste, entre sorprendido y
asustado -.
- «¡No vaciles!» - le habló su compañero con voz autoritaria, lo que a
Mina y sus compañeros les llevó a la conclusión de que el Soul Reaper
de la guadaña era el líder - «¡Debemos llevarle la mestiza a Sherra!
Sabes bien que hay mucho en juego...»
- «Lo sé.» - respondió el otro - «Pero me sorprendió. No pensé que aún
existieran dragones antiguos, no lo esperaba...»
- «No pienses en ello.» - le ordenó el primero - «Concéntrate sólo en
atacar.»
- «Sí.» - afirmó el segundo -.

Tras aquel breve diálogo, ambos Soul Reapers se pusieron a flotar amenazadores a su alrededor, esperando el momento propicio de atacar al grupo de Mina y sus compañeros, quienes se juntaron espalda contra espalda, vigilando cada uno de sus movimientos.

- ¿Qué hacemos, Mina-san? - interrogó Índiga mirando a su amiga con
preocupación -.
- ¡Nos enfrentaremos a ellos! - dijo la hechicera con determinación -.
- ¿Qué dices, estás loca? - exclamó Andracis - ¡Son mucho más
poderosos que los anteriores!
- Tal vez... - murmuró Mina, mirando a continuación a sus compañeros
con ojos decididos - Pero si trabajamos todos juntos, en equipo, estoy
segura de que podemos vencerles. Antes nos hemos visto en situaciones
peores y las hemos superado por estar unidos ¿no es verdad?
- Tiene razón. - le apoyó Val -.
- Por una vez estoy totalmente de acuerdo. - añadió Xellos -.
- ¡Tú mandas ahora, Mina-san! - le anunció Índiga, y a continuación
preguntó: - ¿Qué tenemos que hacer?
- Conjurad vuestros hechizos más poderosos. - dijo Mina - Preparad
vuestras armas y manteneos en posición. A mi señal, atacaremos todos a
la vez, primero a uno y luego a otro ¿de acuerdo?
- ¡Entendido! - afirmó Andracis. Los demás, asintieron con la cabeza
-.
- ¡Bien, pues empecemos! - dijo Mina - ¡ESPADA DE OJO DE RUBÍ!
- ¡VAINA ASTRAL! - gritó Andracis -.

Val echó hacia atrás su brazo derecho, conjurando otra bola de energía verdosa, mientras con su otra mano sostenía su lanza; Índiga puso las palmas de sus manos sobre su broche, que empezó a brillar con luz dorada, lista para transformarse en dragón; En cuanto a Xellos, había hecho resurgir nuevamente su aura negra, poniéndose en posición de ataque con el báculo frente a sí.

- ¿Estáis todos listos, muchachos? - preguntó Mina -.
- ¡Sí! - confirmó Andracis -.
- ¡Listo y preparado! - dijo Val a continuación -.
- ¡Yo siempre estoy listo para la batalla! - presumió Xellos -.
- ¡Y yo también! - añadió Índiga -.
- ¡Pues a mi señal! Uno... Dos... ¡Tre..! ¿Eeeeh? - exclamó de pronto
al verse suspendida en el aire sin razón aparente - ¡¿Pe...Pero qué
pasaaaa?!

Los demás reaccionaron de manera similar, pues todos se habían encontrado, de golpe y porrazo, suspendidos en el aire, con una especie de burbuja azul rodeándoles, elevándose poco a poco, cada vez más alejados del suelo. Todavía sin comprender a qué se debía tan extraño fenómeno, Mina dirigió instintivamente la vista hacia abajo, y descubrió, para su sorpresa, a Aqua con el brazo alzado hacia ellos y cara de concentración.

La joven hechicera no tardó en comprender que la anciana era la causa de aquel fenómeno.

- ¡TÍA AQUA! - exclamó - ¡¿Qué está haciendo?! ¿Porqué...?
- ¡Vuestro destino no es enfrentaros aquí a los Soul Reapers! - les
gritó Aqua desde abajo - ¡Tenéis una misión mucho más importante que
cumplir y es por ello que debéis sobrevivir!
- ¡Mi señora Ragardia! - exclamó Índiga -.
- ¡Ven con nosotros, Aqua! - le suplicó Andracis -.
- ¡No puedo muchacho! Yo también tengo una misión que cumplir... -
añadió mirando desafiante a los Soul Reapers, que seguían rodeándola
en círculos sin atreverse a atacar - ¡Pero aunque yo me vaya, recuerda
siempre estas palabras, joven Andracis: El pasado influye en el
presente y éste a su vez, influirá en el futuro!
- ¿"Aunque yo me vaya"? - preguntó Índiga temiéndose lo peor - ¿¿Qué
quiere decir con eso??
- Que va a sacrificarse por nosotros. - dijo Valteria con pesadumbre -
A eso se refiere....

Horrorizada tras haber oído las palabras del dragón antiguo, Mina empezó a gritar, golpeando con las manos desesperadamente la superficie de la burbuja, en vano:

- ¡NO! ¡No puedo permitirlo! ¡Tía Aqua! ¡¡Tía Aqua, por favor, no lo
haga!!
- ¡No lo haga, mi Señora Ragardia! - la secundó Índiga llorando
amargamente - Yo... No podría... ¡No podría soportar que alguien más
muriese por mi culpa...!
- Índiga.... - murmuró Mina acongojada, pues sabía perfectamente que
la semi-dragona no había podido olvidar aún el sacrificio de Gabriele
-.
- Es inútil. - dijo una voz interrumpiéndolas. Cuando Mina se giró,
se percató de que era Xellos el que hablaba - Aunque le supliquéis, lo
hará de todos modos. Ragardia no sólo se sacrificó en la Guerra de
Kouma en nombre de Ceipheid... también combatió contra Gaarv en el
Desierto de la Destrucción, y salvó a Reena cuando fue atacada por
éste tras adquirir conocimientos de la Biblia Clair... El destino de
Ragardia ha sido y siempre será sacrificar su vida por salvar la de
otros, no importa quienes sean...

Impotentes, Mina y sus compañeros sólo pudieron contemplar cómo la figura de la anciana Aqua se hacía más y más pequeñita.

La antigua Reina Dragón del Agua miró por última vez a los ojos de Mina Gabriev, quien la miraba a su vez con dolor e impotencia.

'Hasta en eso' pensó Aqua 'se parece a su madre...'

¡ID EN BUSCA DE VUESTRO DESTINO!

Aquellas fueron las últimas palabras que pronunció Aqua, antes de cerrar el puño y abrirlo de nuevo bruscamente, lo que provocó que la burbuja azulada fuera impulsada bien lejos con fuerza.

Antes de perderse de vista, sin embargo, Xellos tubo tiempo de pasarle un último mensaje mental:

'Sólo quiero deciros, Lady Ragardia,' dijo, 'que reitero lo que dije en el Desierto de la Destrucción hace unos años: os debo mi vida...'

A continuación, la anciana Aqua miró fijamente a los Soul Reapers. El de la guadaña consideró que aquel era el momento más propicio y atacó, echándosele encima con la guadaña en alto y emitiendo un chillido helador. Pero entonces Aqua abrió sus ojos azules inconmensurablemente, haciendo aparecer una espesa aura azulada que empujó a su atacante hacia atrás, mientras éste chillaba de dolor y frustración. El otro Soul Reaper retrocedió asustado.

Casi inmediatamente después, el aura azulada se alargó, adoptando una forma que se asemejaba a una suerte de serpiente. A medida que el cuerpo de Aqua se disolvía en aquella aura, ésta iba tomando forma y consistencia, hasta que finalmente se reveló como un dragón de cuerpo largo y fino, cuyas escamas lapislázuli parecía brillar con luz propia.

Mina y sus compañeros contemplaban desde lejos aquel espectáculo con caras de fascinación.

- La Reina Dragón del Agua, Ragardia. - murmuró Índiga - Es
exactamente tal y como relatan las escrituras, tal y como los ancianos
del templo la describían...

De pronto, empezó a ocurrir algo que interrumpió las reflexiones de la semi- dragona y atrajo poderosamente la atención de todos.

La forma dragón de Ragardia emitió un rugido atronador a los cielos, al tiempo que un gran resplandor azul aparecía aproximadamente por la mitad de su largo cuerpo. Un resplandor que crecía cada vez más y más.

Antes de que los aventureros se dieran cuenta, aquel resplandor, y por añadidura el cuerpo en donde había aparecido, explosionó, formando una supernova que se expandió por la zona y les dejó ciegos momentáneamente. En el momento de la explosión, instintivamente todos se cubrieron los ojos.

Pasada la impresión inicial, Mina parpadeó varias veces, tratando de recuperar la vista. Lo que vio a continuación la hizo desear no haber abierto los ojos.

La zona fértil del lago en donde hasta hace un momento estaban Aqua y los Soul Reapers ahora estaba totalmente devastada, desnuda de árboles, con la tierra removida como si un meteorito gigante hubiera aterrizado allí, llevándose todo por delante. Ni siquiera quedaba algún rastro del lago.

- ¿Qué....? - exclamó Índiga poniéndose en pie repentinamente y
pegando sus manos a la superficie de la burbuja - ¿Qué ha pasado?
- Ha explotado... - dijo Val con sus ojos ambarinos abiertos de par en
par, de la impresión - Ha usado su cuerpo.. como una bomba de
relojería.
- ¿Cómo una bomba...? - reflexionó Andracis - ¡¿Pero entonces
Aqua....?! - exclamó mirando a Xellos a los ojos -.

El demonio se limitó a cerrar los ojos y a negar categóricamente con la cabeza.

En ese momento su hija se desplomó, derrotada, apoyándose en sus manos y llorando ríos de lágrimas en silencio.

- No... - murmuró Andracis horrorizado, volviendo su vista nuevamente
a la zona devastada - Aqua... - de pronto, se percató de que, del
rostro de Mina había caído una solitaria lágrima - ¿Mina....?

La hechicera no contestó. Con sus puños apoyados sobre la superficie de la burbuja, lloraba desconsolada, manteniendo oculto su rostro.

Y a medida que la burbuja azul se seguía alejando a toda velocidad, un grito desgarrador de dolor escapó de su garganta:

- ¡¡TÍA AQUAAAAAA...!!

* * *

Amanece. Después de un tiempo de vuelo, nuestros aventureros habían conseguido llegar hasta una colina cerca de la ciudad de Vezendy. La pesadumbre se había apoderado de todos y cada uno de ellos.

Andracis miraba el horizonte, hacia el sol naciente que empezaba vislumbrarse entre las montañas. Cerró los ojos, sintiendo el aire fresco de la mañana en su cara. Luego dirigió la vista hacia la palma de su mano, donde aún sostenía el frasco con el líquido azul que Aqua le había dado.

'Aqua... Gracias. Te prometo que tu muerte no será en vano.' , pensó al tiempo que apretaba el frasco en su mano.

Mina no había logrado todavía superar la muerte de aquella anciana a la que tanto cariño le había cogido. Abrazada a Índiga, las dos lloraban silenciosa y amargamente, como si de dos plañideras se tratasen. Val, sentado en una roca cerca de ellas, mantenía la cabeza gacha, con un semblante de tristeza en su rostro.

Más allá, en pie y mirando hacia el oeste, estaba Xellos.

El demonio ni tan siquiera giró la cabeza cuando ordenó, haciendo ademán de ponerse en marcha:

- Vámonos.
- ¡Danos un minuto, por piedad! - suplicó Mina con los ojos inundados
de lágrimas -.
- No podemos perder tiempo. - respondió Xellos fríamente - No falta
mucho para llegar a Darien, pero tenemos que ponernos en marcha ahora
si queremos llegar antes del anochecer...

La hechicera tembló de pies a cabeza. Se levantó bruscamente del suelo y encarándose a Xellos empezó a insultarle:

- ¡Insensible! - le gritó - ¡No tienes corazón! ¡La pobre Aqua ha
muerto por salvarnos y tú sólo piensas en llegar cuanto antes a
Darien! ¡Eres un....eres un...! - la chica volvió a romper a llorar
desconsolada, sin que Xellos pareciera inmutarse -.
- Es un demonio, Mina. - intervino Val poniéndose a su lado, para
sorpresa de Mina que le miró con ojos llorosos a la par que
sorprendidos - Así que es insensible por naturaleza.... pero no
puedes culparle por ser como es.... igual que tampoco puedes culparte
por la muerte de Aqua.... - al oír esto Mina rompió a llorar de nuevo
y Val la abrazó con ternura para consolarla, dejando que la chica se
desahogara en su pecho - Ahora es momento de que acabemos lo que
empezamos ¿Vale, Mina? - le dijo cuando ella se hubo calmado. La chica
asintió. El dragón antiguo se dirigió esta vez a su hermana: - Vamos,
Índiga.

La dragona-demonia se secó las lágrimas que aún asomaban por sus ojos y aceptó la mano que Val le tendía para ayudarla a levantarse. Los tres se reunieron con Xellos, que empezó a caminar colina abajo, seguido por los adolescentes.

De pronto Mina se percató de que aún faltaba alguien. Se giró y vio que Andracis todavía estaba mirando hacia levante.

- Andracis - le dijo - tenemos que irnos...
- Yo no voy. - dijo éste tajantemente -.
- ¿Eh? ¿Cómo has dicho? - preguntó Mina confundida -.
- No voy a ir con vosotros. - repitió Andracis girándose hacia su
amiga; había una gran determinación en su rostro - Tengo que volver a
mi aldea, a Erimor, para darle a mi madre esto. - añadió mostrándole
el frasco -.
- ¿Ah..? ¿Eso es...? - preguntó la hechicera sorprendida -.
- Sí. - confirmó el joven guardándose el frasco en el bolsillo de su
pantalón- Es la medicina que va a salvarla. Y debo regresar cuanto
antes... sólo si le llevo la medicina a mi madre podré encontrar la
respuesta a mis preguntas...
- ¿De qué preguntas hablas? - le interrogó la chica exasperada -
¡Andracis, ya casi hemos llegado a Darien! ¡Y además, si tan
importantes son esas preguntas, por que no me dices lo que....!

La chica no pudo continuar porque fue silenciada por el dedo de Andracis posándose sobre sus labios. El joven hechicero exhibía un extraño semblante, ya que sonreía con algo de picardía pero a la vez miraba a su amiga y compañera de fatigas con gran afecto. La chica no pudo evitar quedarse sin palabras al verle así.

- No puedo decirte nada porqué aún no lo he confirmado... Pero no
tienes porqué preocuparte, tú sigue hasta Darien sin mí, por los dos
¿de acuerdo?- luego se giró haciendo ademán de marcharse, pero antes
se despidió, diciendo: - Me alegra de haber compartido esta aventura
contigo, Mina. Espero que algún día nos volvamos a ver.

Y con esas palabras, Andracis comenzó a bajar la colina a paso ligero, en dirección opuesta a la que ellos debían tomar para llegar a Darien. La figura del hechicero con su capa larga ondeando al viento, iluminada por los primeros rayos del sol se hacía majestuosa a la vez que solitaria.

Índiga y Val se quedaron mirando cómo su amigo se alejaba, al igual que Mina, acongojados. Unos segundos después se volvieron hacia Xellos, resignados a continuar lo poco que les quedaba de viaje, cuando de repente y para su sorpresa, oyeron a Mina gritar:

- ¡ANDRACIS GREYWORDS! ¡DETENTE AHORA MISMO!

Después contemplaron atónitos cómo la muchacha, haciendo una cabriola en el aire, aterrizaba justo enfrente de un no menos sorprendido Andracis, plantándose ante él con aires de superioridad.

- ¿Crees que puedes marcharte así como así? ¡Pues estás muy
equivocado! - le espetó enojada -¡Nadie! ¿me oyes? ¡¡Nadie deja
plantada a Mina Gabriev y se queda tan tranquilo!! ¡Y aunque tenga que
ir hasta el fin del mundo, pienso acompañarte, tanto si te gusta como
si no!

El joven hechicero se la quedó mirando con cara de alucinado durante unos segundos, tras los cuales, para sorpresa de todos incluida la de Mina, empezó a reírse con ganas.

- ¿Sabes una cosa? - le dijo cuando paró de reír - Tenía la corazonada
de que dirías eso...

La hechicera sonrió a su vez y ambos estrecharon sus manos, en una muestra de compañerismo y profunda amistad que jamás se rompería.

- Decidido: iremos juntos. - sentenció Andracis -.
- Sí. - afirmó Mina -.
- ¡Yo también iré! - dijo de pronto Índiga, corriendo hacia ellos -.
- ¡¡¿¿EEEEEHHH??!! - exclamó Xellos - ¡¡PERO-PERO QUÉ DICES!!
- Quiero ir con vosotros. - repitió Índiga, dirigiéndose a Mina y
Andracis y haciendo caso omiso de su padre - No sé si tendré
suficiente poder para enfrentarme a los peligros que surjan, pero al
menos me gustaría ayudaros en lo que pueda. Quiero compensaros por
haberme protegido cuando estaba en apuros.
- ¡DE ESO NADA! - gritó Xellos en pleno ataque de histeria - ¡TÚ AL
ÚNICO SITIO AL QUE VAS A IR VA A SER A CASA DE TU MADRE....!
- ¡No! - se negó Índiga encarándose a su padre y, por primera vez en
mucho tiempo, decidida y segura de sí misma - ¡Papá, cuando me
enfrenté a los Soul Reapers, me di cuenta de que no podía estar
esperando siempre a que la gente hiciera las cosas y pensara por mí,
que tenía que ser yo la que tomara las riendas de mi propio destino!
¡Es hora de que tome yo mis propias decisiones, y he decidido que voy
a ir con Mina y Andracis, y me da igual lo que digas tú!
- ¡Pero...! - protestó Xellos -.
- Je, je, je.. Parece que te has quedado solo, namagomi... - murmuró
sonriente Val, cargando su lanza al hombro y reuniéndose con sus
amigos y su hermana -.
- ¡Val-chan! ¿¿¿Tú también??? - exclamó el demonio exasperado -.
- Por supuesto. - dijo el dragón antiguo encarándose a él - Ya te dije
desde el principio que sólo hacía este viaje por mi hermana. Y si ella
dice que va a irse con Mina y Andracis... Bueno... - añadió
encogiéndose de hombros - ... entonces no tendré más remedio que
seguirla.
- Estáis locos... ¡Los cuatro estáis completamente locos! - les acusó
Xellos - ¡¿Es que no os dais cuenta, malditos adolescentes insensatos,
de que si vais hacia allí caeréis de lleno en las manos de Sherra?!
¡Iréis directos hacia ella!
- No necesariamente. - interrumpió Mina sacando el mapa que su madre
le había dado al principio de su aventura. Los cuatro aventureros se
reunieron alrededor de ella para verlo con detalle - Nosotros estamos
justo aquí - dijo la chica señalando en un punto de mapa -, a unos dos
kilómetros pasado Vezendy. Si vamos todo recto hacia el este -
continuó trazando el recorrido con el dedo - llegaremos al sur de
Zefilia. Y si luego bajamos en dirección sur-este, entraremos en
Elmekia por la zona norte del reino. - concluyó plegando de nuevo el
mapa y metiéndoselo dentro de la camisa - Será un gran rodeo y nos
llevará mucho tiempo, pero de ese modo evitaremos confrontamientos
innecesarios con los esbirros de Sherra....
- ¡Y no tiene siquiera porqué llevarnos tiempo! - añadió Índiga - ¡Si
me transformo en dragón y os llevo, tardaremos a lo sumo uno o dos
días!
- ¡Excelente idea! - aprobó Andracis -.
- Pe... ¡Pero queréis escucharme...! - intentó Xellos llamar la
atención en vano -.
- ¡Entonces no hay más que hablar! - exclamó decidida Mina -
¡Pongámonos en marcha!
- ¡SÍIIIIII! - exclamaron entusiasmados los demás, tras lo cual
corrieron todos colina abajo en dirección este, dejando a Xellos más
solo que la una -.

¿Desde cuando había perdido su habilidad para hacer que otros le siguieran adonde él quería? ¿En qué momento se habían invertido los papeles? Esas eran, entre otras, las preguntas que se hacía Xellos. Al no encontrar respuesta alguna, suspiró derrotado.

- ¿Realmente tengo que hacer esto, Madre? - preguntó alzando los ojos
al cielo - ¡Si no es así, por favor, envíame una señal!

Pero por supuesto no apareció señal alguna. Toda respuesta que obtuvo por su rogativa fue el viento que aumentó de fuerza haciendo ondear sus ropas y su pelo y una planta rodadora (igualita a las que aparecen en las pelis del oeste) que pasó rodando por su lado. Una gota emanó en su frente y finalmente, con un suspiro de resignación, marchó corriendo en pos de los cuatro adolescentes al tiempo que les gritaba:

- ¡Eh, no os vayáis sin mí! ¡Esperadme!

Continuará... en el Capítulo 8.

~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~?~? ~?~?~?~?~?~?~? Nota de Amber: Y cuando parecía que la cosa se iba acabar pronto... ¡Vuelta a empezar! Je, je, ¿a que soy mala? XDDDDD Y ahora que nuestros aventureros han iniciado una nueva aventura ¿qué les pasará? La respuesta a esta pregunta y a muchas más, en el próximo capítulo.... De momento sólo os puedo adelantar que habrá nuevas revelaciones, nuevas caras y reencuentros con caras conocidas...

Gracias mil a mis fieles reviewers: Maryttha (Jaja, pues ya ves, aquí va un pequeño guiño Mina/Val ^_~ espero que te guste.... de todos modos yo ya tengo pensada cual será la pareja definitiva para nuestra pelirrosada, aunque no se consolidarás hasta la segunda parte de la trilogía ^^), Nayru Duchelle/Dark Angel (¡Toma, claro! Como que es mi serie anime preferida... ^_~ Ya eres la segunda persona que me sugiere lo del Val/Índiga, lo pensaré para futuros proyectos...) y ZlaS MTLIUm (Al final sí llegaron las dos partes del mensaje... esto de los mensajes cortados en ff.net empieza a ser una fea costumbre, ya me ha pasado un par de veces ¬¬U... Respecto a porqué Mina tiene el pelo rosa.... eso es una anécdota que tiene su historia XDDD en las notas del siguiente capítulo lo contaré con detalle ^_~)

No me enrollo más, para lo que sea, contáctenme a esta dire: almudenmumu@yahoo.es

(*) esta separación significa que las escenas se suceden de forma simultánea