Capítulo 9: Movilización del ejército de liberación

- A ver....... ¿Nombre? – preguntó Mina al candidato que estaba
frente a ella con tono de cansancio -.
- Xukrut Krudo, hechicero mercenario famoso en el mundo entero.
– respondió el candidato -.

Mina miró de arriba a abajo al candidato con cara de escepticismo. Aquel hombre le parecía más un charlatán de feria que un hechicero: cercano a la cuarentena, de constitución oronda y baja estatura, pelo castaño algo canoso, ojos pequeños y oscuros y dentadura de estado francamente lamentable, acentuada por unos labios superiores echados hacia delante. Su atuendo era sencillo, constituido por pantalones bombachos de color verde pantano, camisa de manga corta gris oscura y una capa vieja de color caqui remendada en varios sitios y atada a su cuelo por un nudo. Remataban la faena un sombrero picudo de fieltro gastado y botas de cuero embarradas.

Claro que, vistos los candidatos que habían pasado hasta ahora, aquello no era nada.

- ¿Tiene referencias? – quiso saber Mina -.
- ¡Desde luego! – afirmó henchido de orgullo – He escoltado a
altos dignatarios y diplomáticos de todos los reinos de este
lado de la barrera. Pregúnteles a ellos y verá que tengo
razón.......
- Ya. – dijo la hechicera sin mucho entusiasmo - ¿Capacidad
mágica?
- Me especializo en magia astral, aunque también sé algo de
magia negra.......
- ¿Y su resistencia?
- Je, je....... Aquí donde me ve, señorita – presumió él
golpeándose el pecho – soy más duro que una roca.
- Vamos a comprobarlo....... - dijo Mina al tiempo que alzaba su
dedo índice -.

Nada más hacer aquel gesto, el dedo empezó a brillar con una luz rojiza y al señalar al hechicero, éste quedó envuelto en una gran bola de fuego.

Ni falta hace decir que el candidato quedó completamente carbonizado.

- Lo siento, pero no cumple con las expectativas. – le rechazó Mina
al tiempo que tachaba su nombre de la lista - ¡El siguiente!
- ¡¡Mina!! ¿¡Se puede saber qué haces!? – exclamó Andracis
horrorizado- ¡Ya es el quinto candidato que fríes esta mañana!
- Mira, Andy, si se trata de liberar Sailon, no puedo permitirme el
lujo de reclutar a un atajo de incompetentes. – le explicó la joven
hechicera con total tranquilidad – Es muy fácil presumir de saber
hacer magia, pero – añadió pasando un trocito de algodón por el
cuerpo carbonizado de Xukrut y mostrándoselo todo tiznado – sólo la
"prueba del algodón" determina quién está capacitado y quien
no....... ¿Ves? El algodón no engaña.
- Pero, Mina....... - empezó Andracis pero fue interrumpido por su
abuelo, el príncipe Phil -.
- ¡Deja que haga lo que crea oportuno, muchacho! – dijo – Ella
tiene razón: la misión de liberar Sailon es extremadamente
peligrosa.......¡Por eso necesitamos a los guerreros y hechiceros más
fuertes, para defender la justicia! – terminó con su característica
pose de guerrero justiciero -.

Andracis suspiró pesadamente. No es que no estuviese de acuerdo con
los ideales justicieros de su abuelo........ El problema es que él no
parecía darse cuenta de que tenían un grave problema: el único
ejército de que disponían eran los 123 soldados fieles a Phil que
constituían la guardia sailoniana que había sobrevivido a la
destrucción de la ciudad. Para vencer a Sherra necesitarían más
hombres...... y al paso que iba Mina, no iban a quedar candidatos en la
región que quisieran alistarse.......

Mientras tanto, la joven hechicera ya había despachado a otros dos
candidatos: el primero que decía ser un guerrero que había participado
en la destrucción de Estrella Oscura (lo cual Mina sabía que era
mentira) y el segundo un anciano no muy sano mentalmente que decía ser
la mismísima encarnación de Lei Magnus....... Aquella rutina empezaba a
matar de aburrimiento a la chica y ni tan siquiera levantó la vista
del pergamino donde escribía el nombre de los candidatos rechazados
cuando una sombra se acercó a su mesa.

- A ver....... Diga qué sabe hacer....... - dijo Mina monótonamente -.
- Soy hechicera, especializada en magia negra, la mejor de este
mundo.
- ¿Tiene referencias?
- ¿¡Referencias!? – gritó la mujer en tono indignado - ¡La
todopoderosa y bella Reena Invers no necesita referencias!
- ¿Ma.......? ¡¡¿¿Mamá??!! – exclamó la chica alzando la vista
finalmente y casi cayéndose de la silla, del susto que se llevó -.

Y efectivamente, delante de sus ojos tenía a Reena Invers, su madre,
vestida con su viejo traje de aventura y con una sonrisa de orgullo en
el rostro. Pero no sólo estaba ella: detrás estaba su padre, con su
atuendo de guerrero mercenario y su capa raída cubriéndole las
hombreras.

- ¡Hola, cariño! – saludó éste amablemente - ¿Qué tal te va tu
aventura? ¿Te lo pasas bien?
- ¿¿¿Pero qué rayos estáis haciendo los dos aquí??? – preguntó
Mina totalmente confundida -.
- Tu padre encontró este cartel. – dijo Reena mostrándole el
anuncio que días antes Gaudy había conseguido en la taberna de
Luna -.
- Y decidimos venir para ver si necesitabas ayuda....... - añadió
el espadachín -.
- ¡Pues me alegro de que vinieran, Srta. Reena! – dijo Andracis
-.
- ¡Eh, hola Andracis! – saludó Reena al percatarse de la
presencia del joven hijo de Zelgadis - ¡Qué gusto volver a
verte, muchacho!
- ¡Lo mismo digo, Reena! – añadió Phil con su sonrisa entusiasta
-.
- ¡Vaya, Phil! – exclamó Reena - ¡Qué sorpresa! Pensé que
habíais muerto cuando Sailon fue destruida.......
- Sí....... Mi pobre ciudad cayó bajo el yugo del enemigo....... -
admitió Phil apesadumbrado y de pronto añadió gritando y
adoptando poses justicieras - ¡¡Pero ahora que tú estás con
nosotros, el puño de la justicia caerá sobre el mal!! Porque no
vas a ayudar, ¿verdad? – preguntó un poco desconfiado -.
- ¡Claro, claro! – afirmó la mata bandidos - ¡por la recompensa
hacemos lo que sea!
- ¡Reena! – le espetó su marido en tono de reproche -.
- ¡Era broma, era broma! Ja, ja, ja, ja.......
- Es que cuando hay dinero de por medio, nunca se sabe cuando
hablas en serio y cuando en broma, Reena....... - intervino una
voz, que la hechicera reconoció enseguida -.
- ¡Zel! – exclamó Reena al verle - ¡Vaya, esto sí que es una
sorpresa! ¡Me alegro de verte, amigo!
- ¡Hola Zel! – saludó Gaudy - ¿Qué tal? ¿Sigues con el mismo
problema? Ya sabes, lo de ser quimera y todo eso.......

Zelgadis no pudo reprimir una gotaza de sudor.

- Ay, Gaudy...... - suspiró – O te has vuelto ciego, o sigues igual
de idiota.......
- ¿Uh? – fue todo lo que acertó a decir Gaudy -.
- Rectifico....... - dijo Zel sudando aún más – No te has vuelto
ciego; Te has vuelto más idiota.......
- ¡Reena! – exclamó Amelia entusiasmada corriendo hacia ella para
luego abrazarla efusivamente - ¡Ha pasado tanto tiempo.......! ¡Te he
echado mucho de menos!
- ¡Amelia! – exclamó Reena con igual entusiasmo y correspondiendo
al abrazo de su antigua compañera y amiga - ¡Qué contenta estoy de
verte! Je, je....... y al final te casaste con Zel ¿eh, pillina?
–añadió en tono burlón y dándole unos cuantos codazos en el costado
- ¡Te lo tenías muy escondido!

Al verse descubierta, Amelia no pudo hacer otra cosa que reírse
nerviosamente, mientras su marido se ruborizaba fuertemente y miraba
para otro lado.

- ¿Ves? – le dijo Gaudy a su mujer - ¡Ya te dije que esos dos
acabarían juntos! Y tú que te creíste el cuento de se había casado
con una tal Amelia Alset...
- ¡No me lo creí, cerebro de medusa! – exclamó Reena poniéndose
roja de vergüenza – Sólo fingí que me lo creía, eso es todo.......
¡Pero eso qué mas da ahora! – añadió cambiando de tema - ¡Lo que
importa es que los Slayers se han reunido de nuevo!
- ¡Eh! ¿Y qué pasa, que yo no cuento? – dijo Xellos apareciendo de
repente - ¡Hola, amigos míos! ¡Cuánto tiempo sin vernos!
- ¡Xellos! ¡Ya te digo, hace años desde la última vez! – exclamó
Reena aparentemente entusiasmada, pero de repente agarró a Xellos
por el cuello con una de sus famosas llaves y empezó a
estrangularle mientras le gritaba: - ¡¡¿¿QUÉ RAYOS HACES AQUÍ,
MALDITO SACERDOTE LOCO??!! ¡¡¡¡NO TE BASTA CON USARME A MÍ, QUE
ENCIMA TIENES QUE USAR A MI PROPIA HIJA PARA TUS PLANES!!!!
- Aaaag....... pero Reena....... si no estaba usando a tu hija, te lo
juro....... - intentó explicarse Xellos falto de aliento -.
- ¡Ya, y yo voy y me lo creo! – le espetó Reena con desconfianza.
Conocía demasiado bien a Xellos y no iba a dejarse engañar esta
vez....... -.
- Es verdad, Srta. Reena, él nos está ayudando. – le explicó
Andracis -.
- Sí, parece que por una vez ese demonio excéntrico se ha puesto de
nuestra parte....... - corroboró Zelgadis bastante a su pesar -.
- ¡De hecho, ya no trabaja para su señora Zellas! – añadió Índiga
apareciendo de golpe y porrazo y asustando a Reena de tal modo que
casi le da un ataque al corazón -.
- ¿¿Qui...... quién rayos eres tú?? – preguntó la hechicera - ¿Uh? Tu
aspecto me recuerda un poco a Xellos....... ¿No será un clon o algo
así?
- ¡Casi! – respondió la chiquilla - ¡Soy su hija, Índiga Mettalium,
para servirla, Srta. Invers! He oído hablar mucho de usted.......
- ¿En serio? – preguntó Reena ilusionada. No pensaba que después de
tanto tiempo en inactivo hubiera alguien que todavía se acordara de
ella....... -.
- ¡Ya lo creo! – afirmó la semi-dragona – La he oído nombrar de
muchas formas: - y empezó a enumerar con los dedos - "Reena Invers,
la asesina de ladrones", "Reena Invers, la Dra-Mata", "Reena
Invers, la enemiga de todo ser viviente", "Reena Invers......."
- Vale, vale, ya entendí....... - le interrumpió la hechicera con una
gotaza asomando por su frente -.
- ¿Es usted, señorita Reena?

La hechicera se giró y vio que quien le había preguntado aquello era
un joven alto, de pelo turquesa y ojos ambarinos, que acababa de hacer
acto de presencia.

- ¡Val! – la hechicera le reconoció enseguida - ¡Madre mía, lo que
has crecido! ¡Si no eras más que un bebé la última vez que nos
vimos! ¿Entonces, te acuerdas de tu Tía Reena?
- ¿"Tía" Reena? – preguntó Gaudy con cara de circunstancias, siendo
silenciado en el acto con un codazo que ella le propinó en el
estómago -.
- Sí....... - dijo Val respondiendo a la pregunta – Y también de lo
que pasó antes.......

Cara sorprendida por parte de Reena.

- Lo siento, señorita Reena. – continuó el dragón antiguo – Y
también les pido disculpas a todos ustedes. – añadió mirando
alternativamente a Gaudy, Zelgadis y Amelia – Recientemente recordé
lo de Estrella Oscura... y todo los males que les causé....... Sé que
ya no tiene mucho sentido, pero....... aún así créanme que lo siento
de verdad – concluyó con una reverencia -.
- Euh...¡Bueno, bueno, chaval, tranquilo! – le quitó importancia la
hechicera – eso ya es agua pasada, así que no te preocupes, que
todo está perdonado.......
- ¿Qué está perdonado el qué? – aquella pregunta, como no, había
sido formulada por el despistado de Gaudy -.

La pelirroja estuvo a punto de darle una bien merecida paliza,
cuando........

- ¡Eh! ¡Oigan! – llamó de repente la atención uno de los
candidatos, que llevaban esperando su turno desde que Reena y Gaudy
llegaran - ¿Quieren atendernos de una vez? ¡Llevamos horas
esperando y ustedes se ponen a charlar!

Tras oír aquello, Reena se volvió hacia la cola de candidatos con una
sonrisa sádica en el rostro que hizo que el que había hablado antes
empezara a desear que se lo tragara la tierra.

- Conque quieres empezar ya ¿eh? – dijo en tono peligroso -.
- Euh...... Bueno, yo.......- balbució el hombre todo pálido -.
- ¡Pues allá va! – exclamó Reena conjurando un hechizo - ¡FLECHA DE
FUEGO!

La flecha de fuego atravesó toda la cola de gente. La mayoría de los
que allí estaban se apartaron a su paso para evitar salir heridos.

Todos menos un hombre de túnica oscura que había al final de la fila.

Aquel hombre, que tenía la cabeza cubierta por la capucha de su
túnica, abrió inconmensurablemente los ojos haciendo aparecer a su
alrededor un aura en forma de ondas, que, para sorpresa de los allí
presentes, paró el hechizo cuando estaba a tan sólo unos centímetros
de su pecho.

Reena, lejos de enfadarse, miró a aquel tipo con sumo interés.

- Vaya....... Buena parada. – reconoció Reena ante el extraño -.
- Muchas gracias. – agradeció éste sonriendo satisfecho -.
- ¿Cuál es tu nombre? – preguntó a continuación la hechicera -.
- Hace tiempo que mi verdadero nombre se perdió en el olvido. –
dijo el extraño – Pero aquellos que me conocen me llaman Shadow.
- Muy bien...... "Shadow"...... - dijo la pelirroja – Dime:
exactamente...... ¿Qué clase de magia usas para haber parado de ese
modo mi Flecha de Fuego?
- Telequinesis. – respondió Shadow, y para probar que no mentía,
envolvió la Flecha de Fuego en su aura y guiándola con las manos,
empezó a moverla de un lado a otro – Puedo manejar todo tipo de
objetos a voluntad....... E incluso – añadió dirigiendo la punta de
la flecha hacia la hechicera – puedo devolver los ataques de mis
enemigos en su contra.

Shadow extendió su mano hacia la flecha, haciendo como que la empujaba
hacia su objetivo y el hechizo obedeció su orden. De no ser porque
Zelgadis se interpuso conjurando un escudo de viento, las
consecuencias habrían sido graves.

- Hum....... Es bueno. – comentó Zelgadis haciendo desaparecer el
escudo cuando el humo se hubo disipado - ¿Qué opinas tú, Reena?
- ¿Tú qué crees? – le espetó Reena como si fuera evidente lo que
iba a decir después: - Tenga la bondad de firmar donde le indique
mi compañero, señor Shadow. – dijo señalando a Gaudy, quien le
ofreció la pluma al hechicero -.
- Gracias. – replicó Shadow guiando la pluma telepáticamente sobre
el papel para estampar su firma, tras lo cual se retiró
discretamente -.
- Oiga ¿no quiere saber de cuánto va a ser la recompensa? –
preguntó Mina por curiosidad, escandalizando a Reena hasta el punto
en que le tapó la boca riéndose nerviosamente, confiando en que su
interlocutor no la hubiera oído -.
- Yo no soy de los que cobran por adelantado. – respondió Shadow –
Cuando haya terminado el trabajo, hablaremos de dinero – y sin
decir más, siguió alejándose -.
- Hum....... Definitivamente un buen negocio – murmuró Reena sin
perder de vista a Shadow con una sonrisa en los labios -.

* * *

Durante toda la mañana, Reena Gaudy y Zelgadis echaron una mano a Mina
y Andracis con la selección de los candidatos (bueno, más bien Gaudy
anotaba, Reena probaba a los candidatos y Zelgadis vigilaba para que
nadie resultara herido). La presencia de la temida Reena Invers
parecía haber espantado definitivamente a los curiosos, moscones,
aprovechados y demás gentuza, haciendo que tan sólo aquellos que a
juicio de los tres amigos daban la talla pudieran añadirse a las filas
del ejército de liberación.

El mayor problema ahora era que el método funcionaba demasiado
bien.......

- ¡Aaaaargh, esto es insoportable! – exclamó Mina impaciente -
¡Antes había demasiados candidatos y ahora hace horas que no viene
ninguno!
- Claro, si es que entre tú antes y tu madre ahora, habéis
espantado a todos los candidatos de la región....... - comentó
Andracis, llevándose como respuesta sendos capones de las dos
aludidas -.
- Te voy a dar un consejo, hijo: - le dijo Zelgadis sin dejar de
sorber el café de su taza – Por tu propio bien, nunca hagas enfadar
a una Invers.
- ¡Podrías habérmelo dicho hace tiempo! – lloriqueó Andracis
frotándose uno de los dos chichones que las Invers le habían dejado
de recuerdo -.
- De todas maneras – comentó Gaudy – no creo que tus advertencias
sirvan de mucho, Zel. Mi mujer y mi hija, por desgracia, son
bastante susceptibles........
- ¡¡¡¿¿¿QUÉ DIJISTE???!!! – exclamaron madre e hija al unísono,
agarrando cada una de ellas un moflete y tirando de él con todas
sus fuerzas -.
- Je, je....... Está claro que no habéis cambiado nada, pareja...... -
rió una voz desde el quicio de la puerta de la posada -.
- ¿Eh? – dijo Reena sorprendida al ver al hombre que había dicho
eso -.
- Pero si es....... - empezó a decir Gaudy igualmente sorprendido -.
- ¡LÉON! – exclamaron los dos al tiempo -.
- ¿Quién es ese? – preguntó Mina dirigiendo una mirada confundida a
Zelgadis, quien le respondió con otra que parecía decir: "A mí no
me mires, yo tampoco le conozco" -.
- Es Léon, un mercenario como yo....... y un viejo amigo. – dijo
Gaudy -.
- Sí – confirmó Reena - Nos conocimos en una de nuestras aventuras,
cuando fuimos a probar el plato de Milser* ¿Te acuerdas,
Gaudy?....... Bueno, en realidad, él ya lo conocía antes que yo.......
- Y....... ¿Es bueno? – preguntó Zelgadis observando detenidamente al
sujeto -.

Era un tipo de más o menos la misma estatura y corpulencia que Gaudy.
Su armadura le cubría hombros, pecho, muslos e incluso en parte el
cuello. Vestía traje negro casi en su totalidad, excepto las botas y
los guantes, de cuero. Su cabellera formaba una maraña de pelos en
punta, excepto tres o cuatro que le caían sobre un lado de la cara y
su frente estaba adornada por una cinta larga. Lo más extraño eran sus
ojos: duros y fríos, pero al mismo tiempo simpáticos y un tanto
burlones.

- ¡Ya lo creo que es bueno! – respondió Reena a la pregunta -
¡Podría incluso compararse a Gaudy!
- Oye, oye, ahora no me vayas a desacreditar delante de otros ¿eh?
– le dijo su marido en tono molesto -.
- Entonces ¿viene para inscribirse? – le preguntó amablemente Mina
-.
- Sí, bueno....... - respondió Léon – Más que nada vengo por lo de la
recompensa........ personalmente no espero mucha cosa, teniendo en
cuenta que se trata de recuperar un terreno baldío....... pero para
un mercenario que está en inactivo desde hace demasiado tiempo,
resulta tentador. Además – añadió depositando una mano en la cabeza
de la chica con una sonrisa cariñosa en los labios – al llegar a la
ciudad oí rumores sobre que una tal Mina Gabriev era la que
seleccionaba a los candidatos y decidí acercarme a ver si tenía
algo que ver con mi viejo amigo Gaudy....... Por cierto ¿qué edad
tienes?
- Pues....... Quince, señor. – respondió Mina -.
- Quince ¿eh? – repitió Léon revolviéndole el pelo – Tengo un hijo
de más o menos tu edad.......
- Así que tú también caíste ¿eh, Léon? – le dijo Gaudy burlón -.
- Como todos tarde o temprano. – respondió el mercenario – Aunque
yo lo admití mucho antes que vosotros, parejita. – añadió guiñando
un ojo a Reena y Gaudy -.
- ¡¡NO HABLES DE LO QUE NO SABES!! – respondió el matrimonio al
unísono, haciendo reír por lo bajo al mercenario bromista -.
- Ejem. – les llamó la atención una voz, esta vez femenina –
Lamento tener que interrumpir tan emotiva conversación, pero
venimos por lo del anuncio.......

Ante Reena y los demás, se presentaron no uno sino dos sujetos. La que
había hablado era una muchacha joven, de altura algo superior a Reena,
cabello negro lacio y rizado cogido en una coleta alta salvo dos
mechones que adornaban su frente, junto a una tiara de oro. Sus ojos
también eran negros y fríos, era morena de piel y llevaba adornos
dorados por gran parte de su cuerpo: pendientes, brazaletes,
cadenitas, incluso un collar que realzaba su fino cuello. Vestía con
top, falda y botas de cuero curtido y como arma portaba una enorme
guadaña.

Detrás de él, silencioso, permanecía un hombre. O mejor dicho, una
suerte de gigante, ya que era alto (mucho más alto que Gaudy) y
fornido, mucho más armario perchero de lo que fue en su día Trancos
Fermentor, recordó Mina, aunque al contrario que éste último, era
bastante rechoncho. Llevaba una armadura de metal sobre el pecho, bajo
ésta una túnica corta y pantalones de tela gruesa, conjuntados con
botas y capa de piel de algún animal. En su cara cuadrada, que no
gruesa, asomaba una barba de pocos días, pero el resto de su rostro
quedaban ocultos bajo un casco de metal con dos cuernos.

- Mi nombre es Ileana, de la tribu de las amazonas del sur. – se
presentó la chica y añadió señalando al gigante: – Éste es mi
compañero Kronck, de los vikingos del norte. Somos mercenarios en
busca de trabajo.......
- Kronck tener hambre....... - se quejó el gigante con voz profunda y
un tanto infantil -.
- Ahora no, Kronck. – le riñó su compañera, lo que daba claras
muestras de quién mandaba en aquella extraña pareja – Disculpad a
mi compañero, es de pocas luces........
- ¡Qué me vas a contar.......! – suspiró Reena mirando a Gaudy de
reojo, pero el espadachín, como siempre, no se dio por aludido -.
- En fin, como decía – continuó Ileana – buscamos trabajo y
encontramos este anuncio – dijo sacando el famoso cartel
publicitario del ejército de liberación - , pero antes de unirnos a
esta....... "cruzada justiciera"....... quisiera discutir el salario
por nuestros servicios.
- ¿Y por cuánto estás dispuesta a unirte? – preguntó Reena con
desconfianza -.
- No trabajaremos por menos de 100 oros. – sentenció la amazona
tajante -.
- ¿¿¿¿¿100 OROS?????
- Cada uno. – añadió -.
- ¡Ni hablar del peluquín! – se enfureció Reena; en cuestiones de
dinero no estaba dispuesta a ceder – Como mucho podemos ofrecer 10
oros...... a los dos.
- ¿¿¿Quéeeeee??? – exclamó Ileana - ¡Eso es mucho menos de lo que
cobramos normalmente por trabajos así!
- Está bien, está bien.......- la apaciguó la hechicera – 15 cada
uno.......
- Sigue siendo poco. Por 85 oros aún me lo pensaría.......
- ¡Eso es demasiado! ¡25!
- ¡75!
- ¡35!

Mientras ambas seguían regateando el precio, sus respectivos
compañeros (y por añadidura todos los presentes) se pusieron a sudar
de vergüenza ajena.

- Ileana ser muy roñosa....... - le comentó Kronck al espadachín -.
- Pues anda que mi mujer...... - le respondió Gaudy -.
- ....... ¡Pero también ser muy guapa! – añadió el vikingo
sonrojándose ligeramente -.
- Cierto. – observó Gaudy – Además, tiene buenas tetas, no como la
mía, que por más años que pasen sigue igual de plana......

Para desgracia del espadachín, el radar auditivo de Reena captó el
comentario de su marido y lo mandó a volar con una bola de fuego. El
escándalo por el destrozo del techo de la taberna (a través del cual
el pobre Gaudy había salido disparado) no pasó desapercibido ni para
el dueño de la taberna, ni para Amelia, su padre y Xellos que estaban
tan tranquilamente preparando la estrategia de combate en el primer
piso de la posada hasta que vieron como el rubio atravesaba la
habitación hacia los pisos superiores.

- ¡Nooooo, mi techo! – se llevó las manos a la cabeza el tabernero
- ¡Lo acababa de arreglar!
- ¡Reena! ¿Se puede saber qué ha pasado aquí? – exigió saber la
princesa -.
- Parece que Reena Invers ha vuelto a hacer de las suyas. – comentó
divertido Xellos apareciendo al lado de la hechicera - ¿Verdad
Reena-san?
- ¿No deberías estar arriba diseñando una estrategia, señor
General? – comentó Reena visiblemente enojada -.
- Ah, lo haría, querida Reena, - respondió el demonio llevándose
una mano a la cabeza – pero resulta que en su vuelo forzado, Gaudy
se llevó por delante la mesa, junto con los mapas cartográficos,
así que.......

Antes de que Xellos pudiera seguir añadiendo excusas, se vio de
improviso con el filo de la guadaña de la amazona a unos pocos
centímetros de su cara. Su dueña le miraba con expresión fría y ojos
llenos de odio y rencor.

- Es un demonio ¿verdad? – preguntó a la hechicera pelirroja -.
- Eeeeh....... - pillada por la pregunta, Reena intento disimular
como pudo, para evitar que la chica decidiera marcharse si
descubría la verdadera identidad de Xellos – Pues verás...... ¡Es una
historia un poco larga, no creo que te interese saberla, así que,
digamos que......!
- No intentes mentirme. – le advirtió Ileana – Hace 15 años mi
tribu fue destruida por los demonios, uno de ellos a punto estuvo
de matarme....... Lo tuve muy cerca, y reconocería esa aura en
cualquier parte....... No sé cómo habéis podido permitir que sea
vuestro general....... - añadió con una mueca de disgusto -.
- ¡Demonio! – exclamó Kronck encolerizado - ¡Si tú atreverte a
herir a Ileana, yo partirte en dos con mi hacha.......!
- Tranquilo, grandullón. – le calmó ella – Esto es algo personal,
tengo que solucionarlo yo.......
- Oiga, señorita Ileana....... - intercedió Andracis diplomáticamente
– Sí que es cierto que él es un demonio, pero es aquí el único con
suficiente experiencia....... No hay más demonios en nuestras filas,
le ruego que no lo tenga en cuenta.......
- ....... Está bien. – concedió Ileana apartando la guadaña de
delante de la cara de Xellos después de pensárselo mucho – Pero les
aviso que sólo por eso, el contratarme en vuestras filas os saldrá
más caro........
- 50 Oros para usted y su compañero. – dijo Xellos -.
- ¡Eh, un momento, aquí la única que habla de negocios soy yo! –
protestó Reena, pero Xellos la volvió a interrumpir -.
- Además, no quedará insatisfecha, señorita. – añadió Xellos –
Precisamente nuestro objetivo son los demonios comandados por
Sherra Garrushera, podrá destruir a cuantos desee.......

Tal y como el demonio esperaba, aquello captó la atención de la
amazona, pues le miró con sumo interés.

- ¿Podré quedarme con algún botín de guerra? – preguntó ella -.
- Siempre que se trate de alguna pertenencia de los caídos, joyas,
armas, escudos....... no veo que haya problema.
- Es un trato. – aceptó finalmente la amazona - ¿Dónde hay que
firmar?
- En el papel que Papá se llevó cuando Mamá lo mandó a volar. –
dijo Mina señalando el agujero que Gaudy había hecho en el techo –
Pero no pasa nada, pueden firmar en otro pergamino. – añadió
entregando la pluma a Ileana – Firme aquí. Y usted también, señor
Léon.
- Yo no tener firma....... - objetó Kronck -.
- No pasa nada, basta con que escribas una X. – le tranquilizó Mina
entregándole la pluma -.
- ¡Bien! – Kronck sostuvo la pluma por encima del papel, mirándolo
durante un rato, sin que se decidiera a estampar la tinta, hasta
que después de un rato de reflexión preguntó: - ¿Qué ser una X?

Lo siguiente que sobrevino fue una caída general de culo que afectó a
todos, incluida su compañera Ileana.

- Como si no tuviéramos suficiente con la estupidez de Gaudy –
comentó Zelgadis con un gotón de sudor en la frente – aquí viene
éste tío para rizar el rizo.......

* * *

Cayó la noche y mientras todos estaban durmiendo, Valteria estaba
apoyado en el quicio de la puerta, sin poder conciliar el sueño.

Miró arriba, hacia las estrellas, mientras se tomaba tranquilamente un
té de hierbas, meditando sobre los últimos acontecimientos. El
descubrimiento que había hecho Andracis sobre sus orígenes había dado
un giro inesperado a su aventura. Pensar que todo esto había empezado
buscando un supuesto manuscrito en las ruinas de Sailon....... ¡Y míralo
ahora! ¡Formando parte del Ejército de Liberación de Sailon! Caray, sí
que habían pasado cosas desde que dejara su pueblo natal........

Había tantas cosas que echaba de menos de su pueblo....... parecía
mentira, él que tanto se quejaba de su monótona vida en Darien, ahora
lo que más deseaba era regresar a su hogar, cuando todo hubiese
acabado. Volver a ver a su madre, a Jiras y a Gaubros, a sus
amigos....... mejor dicho, a los hijos de sus vecinos, ya que él no los
consideraba como auténticos "amigos". Antes sí, cuando era pequeño y
jugaba con ellos todos los días por la tarde, después de la
escuela....... pero luego empezó a cambiar. Se hizo más arisco, más
susceptible y cuando perdía del todo la paciencia, se transformaba.
Empezó a ser temido, no porque hiciera daño a nadie, cierto que alguna
vez había estado a punto, pero siempre se acababa controlando....... No,
no era por eso que le empezaron a temer, que empezaron a dejarle de
lado.

Le abandonaron por el mero hecho de ser diferente.

Quizá fue en parte por eso por lo que estaba tan ansioso por salir del
pueblo, por ver nuevos mundos, nuevas gentes con las que conversar,
gentes que estuvieran dispuestas a ser sus amigos, sin importar que él
no fuera humano.

Y los encontró, vaya que sí.

Andy y Mina habían sido los primeros amigos que tenía en mucho tiempo.
Y a ellos se les unió su hermana, con la que no tardó en establecer un
vínculo muy estrecho, más allá de una simple camaradería o de la
fraternidad que en parte les unía.......

Él haría cualquier cosa por defender a su hermanita. Igual que había
hecho todos estos años con su madre desde aquel día....... desde el día
del abandono.

Jamás había perdonado a Xellos por eso.

- Vaya, vaya, - dijo de pronto una voz cantarina - hoy es la
noche de los grandes insomnios ¿eh, Val-chan?

Hablando del rey de Roma.......

- ¿Qué haces aquí, Xellos? – inquirió Val mientras el demonio se
apoyaba tranquilamente en la pared a su lado – Creí que estarías
durmiendo......
- A estas alturas deberías saber que los demonios no necesitamos
dormir, Val-chan. – le respondió – De vez en cuando podemos
hacerlo, como método de ahorro de energía, pero no es una
práctica imprescindible como para el resto de seres vivos.......
Además – añadió mirando al cielo con nostalgia – me gusta
contemplar la luna....... Me recuerda tanto a tu madre.......

Valteria dio un resoplido de fastidio.

- ¿No irás ahora a decirme que la echas de menos, verdad? –
preguntó con hiriente ironía -.
- ¿Y qué si es así? – inquirió Xellos sonriente -.
- ¡Pues que eres un hipócrita! – le soltó el dragón antiguo
enfurecido- ¡Mamá nunca te importó realmente, así que no trates
de fingir a estas alturas que sí te importa, porque conmigo no
cuela!

Xellos no dijo nada. La sonrisa había desaparecido de su rostro, siendo reemplazada por una expresión indiferente, cargada de cierto tinte de sorpresa debido a la reacción de Val. De hecho, siguió al joven dragón con la mirada mientras éste daba un par de pasos, alejándose de la puerta y deteniéndose en medio de la calzada sin perder de vista el cielo nocturno.

- Mamá sufrió mucho por tu culpa. – dijo – Llorando siempre
todas las noches, desde que la abandonaste....... No creas que voy
a perdonarte de buenas a primeras sólo porque te hagas el
simpático conmigo.......

Hubo unos minutos de frío silencio.

- Tu madre sabía perfectamente que teníamos que separarnos. –
habló por fin Xellos, acercándose a Valteria -.
- Esa versión de la historia ya la sé....... - murmuró el dragón
con desinterés -.
- No me refiero solamente a aquella ocasión en que Zellas nos
amenazó. – aclaró el demonio – Tu madre estuvo de acuerdo en que
nos separáramos para siempre. No es que le gustara la idea, pero
la aceptó.......
- ¡ESO ES MENTIRA.......! – gritó Val enfurecido -.
- Mira, chaval – la expresión de Xellos al hablarle se había
vuelto muy seria – aunque tenga 1043 años**, mi memoria está
mucho más intacta de lo que cabría esperar en un mortal de mi
edad, si es que ha llegado a existir algún humano capaz de vivir
tanto tiempo....... Y desde luego, recuerdo mucho mejor que tú lo
que sucedió esa noche, hace 10 años.......

[comienza el flashback]

La noche era muy fría allá afuera. En Darien eran principios de invierno y afuera empezaban a caer los primeros copos de nieve. Mientras lo contemplaba a través de la ventana cerrada, Filia pensó en lo mucho que Val- chan se alegraría cuando viera todo nevado a la mañana siguiente. Seguro que igual que todos los años, saldría corriendo de casa hacia la plaza, a reunirse con sus amigos para jugar a hacer muñecos de nieve y a tirarse bolas....... y como se le olvidarían los guantes y la bufanda, seguro que regresaría a casa con un soberano resfriado. Y entonces le prepararía una sopa bien caliente y le dejaría que durmiera junto a ella para darle calor. Y claro, Jiras y Gaubros, como estarán preocupados por su "Amo Valgaarv" también se apuntarían.

Todos juntos, en familia, como cada año.

Sólo que este año, igual que los cuatro anteriores, la familia estaría incompleta.

Sí, incompleta, porque faltarían todavía dos miembros: su hijo y el padre.

Xellos.......

Cuantísimo le echaba en falta.......

Triste, pero resignada, se volvió para meterse en su cama, pero se detuvo de pronto cuando notó que la ventana se había abierto de golpe. Seguramente la corriente de aire frío. Volvió a voltear, para cerrarla de nuevo, cuando vio que un extraño había entrado por ella.

Un sacerdote de pelo púrpura que se sacudía la nieve que había caído sobre su traje verde oscuro.

La dragona abrió inconmensurablemente sus ojos azules, sin poder creérselo.

- Xellos....... - murmuró -.
- ¡Brrr! ¡Madre mía, qué frío hace ahí afuera! – se quejó el
demonio mientras se terminaba de quitar los últimos restos de
nieve – La verdad, Fi-chan, no sé como soportas vivir en un
sitio con un clima tan malo, con lo agradable que se está en el
sur.......
- ¡Xellos! – exclamó Filia tirándose a sus brazos y comenzando a
llorar de pura felicidad – Xellos....... mi amor...... Has
vuelto.......
- Fi......Filia....... - gimió Xellos poniéndose ligeramente pálido
– Yo también me alegro de verte, cari, pero no seas tan
empalagosa, que me va a sentar mal.......
- ¡Ay, sí, lo siento! – se disculpó la dragona separándose de él
ligeramente para poder contemplar su rostro – No pude evitarlo,
es que....... te echaba tanto de menos.......
- Y yo, Fi-chan, y yo también....... - le dijo él abrazándola –
Escucha, he venido a decirte....... Tengo noticias.......
- ¿En serio? – preguntó ella ansiosa - ¿Y cómo está? ¿Cómo se
encuentra.......?
- Está perfectamente. – le tranquilizó él – Acabo de saberlo......
Mientras estaba en Solaria de visita, oí rumores de una partida
de exploradores que se habían acercado a las ruinas de
Sailon...... La mitad de ellos fueron eliminados con un Asher
Dist, me dijeron.......
- Un Asher Dist...... ¡Cielos......! ¿No sería él, verdad?
- Ella. – remarcó Xellos – Es una niña.
- Una niña....... - lágrimas de felicidad volvían a asomar
nuevamente por los ojos de Filia -.
- Así es....... Pero eso es lo de menos; Lo que importa es que
está a salvo y por lo que parece también ha sido bien educada en
magia.......
- ¡Es....... es maravilloso! – exclamó ella llena de alegría -
¡Xellos, ésta es la mejor noticia que podías haberme dado,
yo.......!

Calló cuando se dio cuenta de que él la miraba serio.

- ¿Qué te ocurre?
- ....... - tardó un rato en responder: - Me han estado siguiendo.
- ¿Quién? – preguntó ella horrorizada -.
- Los secuaces de Zellas. Me han estado vigilando muy de cerca
estos días. He conseguido darles esquinazo, pero no sé por
cuanto tiempo....... - volvió a guardar silencio por unos minutos
– Filia, tenemos que separarnos.
- ¿Separarnos.......?
- Para siempre.

Al oír aquello Filia sintió como un mazazo en el estómago.

- ¿Pa....... Para siempre? ¡¿Pero qué estás diciendo?!
- Filia ¿es que no lo entiendes? – intentó razonar él cogiéndola
de los hombros – Zellas ya no se fía de mí. Le fallé una vez y
no quiere que vuelva a cometer el mismo error, por eso está
vigilándome tanto. ¡En el momento en que dé un paso en falso y
descubran que he estado visitándote, me matarán, y después te
matarán a ti y a Val-chan.......!
- ¡¡NO ME IMPORTA!! – gritó ella -.

Con fuerza, como si temiera perderle de nuevo, la dragona de aferró al cuello de Xellos, llorando amargamente.

- No me importa morir si puedo estar a tu lado. – le dijo – He
estado esperando todos estos años a que volvieras, aunque sólo
fuera por un momento....... Pero ya no quiero sufrir más.......
¡Quiero estar contigo, Xellos!
- Filia....... - el demonio ocultó su mirada bajo su flequillo
para no delatar el profundo dolor que sentía – Filia, por favor,
no me hagas esto.......
- ¿Y qué quieres? – inquirió Filia dolida - ¿Qué acepte que no
pueda volverte a ver nunca más, que me resigne a una vida de
angustiosa soledad sin ti? ¡Pues no quiero! – gritó derramando
aún más lágrimas - ¡Si me vas a abandonar, Xellos Mettalium, vas
a tener que decirme que nunca me quisiste....... PORQUE ESA SERÁ
LA ÚNICA FORMA DE QUE TE DEJE MARCHAR!

Sin dejar de ocultar su mirada Xellos guardó silencio una vez más. Luego cogió delicadamente el rostro de Filia con una mano, mirando a sus profundos ojos azules. La dragona cerró los ojos, esperando ese beso dulce, que pensaba, recibiría de su amante.

Pero se equivocó.

No fue un beso, sino una bofetada lo que recibió. Una bofetada no excesivamente fuerte, pero tan inesperada que ella no opuso ninguna resistencia, dejándose caer al suelo de la habitación.

Y cuando tras sobarse sorprendida la mejilla herida le miró, se encontró con unos ojos crueles y despiadados, fríos y carentes de toda emoción. Unos ojos muy diferentes de aquellos apasionados ojos amatistas que había conocido una vez.

- Por supuesto que nunca te quise, dragona estúpida. – le soltó
Xellos en un tono tan despiadado como el que sus ojos
desprendían - ¿O qué te creías, que un demonio como yo podría
amar alguna vez, sentir algo por alguien y además por uno de sus
enemigos naturales? Eres tan ingenua que das asco.......
- Xe.......Xellos.......

La dragona estaba tan sorprendida como confundida. Aquello no podía estar pasando, no podía ser que Xellos, a quien tanto amaba y con quien había compartido los mejores momentos de su vida, le estuviera diciendo aquello en serio.

Y sin embargo, por más que escudriñó en su mirada, no halló nada que le pudiera indicar que el demonio pensaba lo contrario de lo que decía.

- Xe....... ¡Xellos......! – trató de detenerle cuando vio que se
daba la vuelta para partir, pero todo fue en vano -.
- Hasta nunca, labios de lagartija. – dijo antes de
teletransportarse, aunque en lo más profundo de su mente
imploraba: - 'Lo siento, Filia. Por favor, perdóname.......'

Y así, tal y como había venido, el demonio se fue.

Sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo.

Quiso llamarle, pero el nudo que tenía en la garganta era tan grande que le costaba incluso respirar. La dragona, derrotada, se puso a llorar aún más amargamente, en silencio. Maldecía al cruel destino que les había separado, pero sobretodo se maldecía a sí misma por pensar que aquel romance duraría para siempre.

La triste realidad era que no todos los amores eran tan duraderos como en los cuentos de hadas.

- Mamá.......

Filia abrió los ojos sorprendida para encontrarse con el rostro preocupado de su pequeño Val, que ahora tenía ocho años y no era tan pequeño.

El niño de cabellos turquesa se le acercó lentamente y al llegar junto a ella, secó sus lágrimas con su pequeña mano.

- Mamá....... ¿estás bien? – le preguntó el pequeño -.

Al oír aquello, Filia no pudo aguantar más y se puso a berrear impotente, abrazando a su hijo como si fuera su tabla de salvación.

Y mientras ella se desahogaba, en los ojos de Val empezaron a aflorar sentimientos que no había experimentado hasta ahora: Pena ante el dolor de su madre; Determinación por querer protegerla de todo mal.......

Y sobretodo, rencor.

Un rencor profundo hacia aquel hombre de cabellos púrpuras que un día hacía de su madre la mujer más feliz del mundo y al otro la abandonaba.

Un rencor que tardaría años en desaparecer.

[fin del flashback]

Tras contar toda la historia, Xellos guardó silencio, esperando la reacción de Valteria.

El dragón antiguo, por su parte, se había quedado sin palabras.

- Yo....... no lo sabía. – logró articular finalmente – Yo
sólo...... sólo oí lo último, cuando le dijiste que no la
querías....... Pensé.......
- Pensaste que lo había dicho en serio. – terminó la frase por
él – Obviamente eso es lo que pretendía, que Filia pensara que
era verdad para que no insistiera....... No podría imaginar que
había otro testigo escuchando tras la puerta.......
- Mamá intentó suicidarse.

Xellos le miró con los ojos abiertos de par en par, sorprendido.

- ¿Qué? – preguntó -.
- Tal y como oyes. – le confirmó el dragón antiguo – Fue al día
siguiente, trató de cortarse las venas, aprovechando que estaba
sola en casa....... Jiras y Gaubros estaban atendiendo la tienda
en ese momento y yo estaba fuera, jugando con mis amigos...... -
hizo una pequeña pausa y continuó: - Pero por fortuna, llegué
antes de lo previsto. – rió un poco por lo bajo – ¡Qué
ironía.......! Yo que había ido a pedirle si me podía quedar en
casa de un amigo a dormir y al final fui yo el que decidió
quedarse en casa hasta que Mamá se durmiera.......

Esta vez fue el turno de Xellos de quedarse sin palabras.

- No lo sabía...... - admitió –.
- Ya.......

Momentos de tenso silencio.

- ¿Sabes una cosa, Val-chan? – rompió el hielo Xellos – Creo que
lo nuestro no ha sido más que una cuestión de malentendidos: Tú
no sabías que las cosas que le dije a tu madre no eran verdad y
yo no sabía que ella se había tomado tan mal nuestra
separación.......
- Sí....... - corroboró Valteria – En el fondo ambos sólo
pretendíamos protegerla....... Cada uno a su manera, eso sí, pero
sólo queríamos protegerla.......
- Por lo menos – añadió el demonio – me alegro de que fueras tú
el que la consolara todo este tiempo....... Oye....... - le dijo
mirándole a los ojos – Siento mucho haber herido así a
Filia.......
- Lo sé. – respondió el dragón antiguo mirándole también – Y yo
siento haber sido tan duro contigo......
- ¿Qué me dices? – dijo Xellos extendiendo los brazos - ¿Un
abrazo de reconciliación?
- ....... ¡Venga, vale! – aceptó Val abrazándole a su vez -.

Demonio y dragón antiguo quedaron durante largo rato abrazados. Los odios y malentendidos quedaban finalmente atrás y ambos sintieron que regresaban a aquellos días en el que ambos eran como uña y carne, cuando Val era casi como un hijo para Xellos, cuando Xellos era casi como un padre para Val.......

Hasta que un carraspeo les hizo volver a la realidad.

- Ejem........ Perdón ¿interrumpo algo? – dijo con sorna el
inesperado espectador, que no era otro que Léon -.

Un segundo después Xellos y Val se miraban el uno al otro, sonrojados hasta las raíces del cabello. Al segundo siguiente se separaban bruscamente y al tercer segundo estaban exclamando a dúo:

- ¡NO.......NO ES LO QUE PARECE!
- Jeje....... Sí, bueno........ - rió por lo bajo el mercenario
mientras se daba la vuelta – Iba a preguntaros que hacíais
despiertos a estas horas, pero ya veo que estáis muy
ocupados....... ¡parejita!
- ¡¡QUE NO SOMOS PAREJAAAA!!
- Jeje........

* * *

Por lo que respecta a las tres jornadas siguientes, no ocurrió nada
destacable........si descontamos las típicas rabietas de Reena ante los
comentarios de su marido, los toques de cinismo aportados por Zel y
las esporádicas apariciones de Xellos para hacer rabiar a alguno de
los dos (digo de los dos porque Gaudy era incapaz de caer en el juego
del demonio, bien porque era demasiado tonto, bien porque a Gaudy le
caía muy bien), todo ello bajo la atónita mirada de Mina y sus
camaradas, que todavía no conseguían comprender como semejante
pandilla había pasado tanto tiempo juntos sin matarse los unos a los
otros.......

Pero como decía, el resto de los días de reclutamiento se produjo con
total normalidad. Los más de 500 voluntarios y mercenarios reclutados
a lo largo de aquellos días se presentaron en el granero de una granja
abandonada, que se habilitó para que los numerosos oyentes pudieran
enterarse del plan básico de ataque por boca de su general, el demonio
Xellos Mettalium, supervisado por los tres miembros vivos de la
familia real de Sailon: el príncipe Philionel, la princesa Amelia (que
para aquella ocasión vestía sus mejores galas) y el príncipe heredero
Andracis.

La velada acabó con una citación de todos los reclutados a las 6 de la
mañana del día siguiente a las puertas de la ciudad para iniciar el
viaje hacia el reino de Sailon, que llevaría unas dos jornadas, más
otra jornada y media hasta que llegaran a las inmediaciones de la
antigua capital. Eso sin contar con las semanas que Xellos debía
emplear entremedias de aquel tiempo para preparar físicamente para el
combate a sus tropas. Iban a ser unas largas semanas de peregrinaje,
no exento de peligros hasta el objetivo final.

El Ejército de Liberación ya estaba en marcha.

* * *

- ¿¿¿QUÉEEEEEEE??? ¡¿ME ESTÁS DICIENDO QUE ESTO ES TODO LO QUE
TENEMOS DE RANCHO?! – exclamó Mina disgustada -.
- Lo siento, Mina, pero las provisiones escasean. – dijo Val
secamente mientras le servía el cocido de verduras que a él mismo
le había tocado preparar para todo el campamento –.

Era ya el cuarto día de marcha hacia la antigua capital de la magia
blanca. El Ejército de Liberación estaba ya prácticamente a las
puertas de lo que fueron en su día los terrenos cercanos a la ciudad y
Xellos había considerado que aquel era el sitio perfecto para montar
su provisional "campamento de entrenamiento" como él lo llamaba. A
partir de ahora y hasta que el general lo considerara oportuno, las
tropas debían prepararse para el ataque definitivo.

Lo malo es que Xellos no estaba acostumbrado a dirigir un ejército
compuesto en su totalidad por humanos, así que no había previsto bien
las necesidades alimenticias de sus soldados. Entre eso y el voraz
apetito de Reena Invers, las provisiones habían sido rápidamente
esquilmadas en el transcurso de aquellos pocos días, y ya tan sólo
quedaban unos cuantos kilos de verduras. Muchas vitaminas pero muy
pocas proteínas para aquel grupo de soldados.

Y con los estómagos vacíos, las primeras escenas de rebelión empiezan
a producirse.......

- Yo no como esta porquería. – sentenció Ileana apartando su
escudilla con una expresión de asco -.
- ¡Mí no gustar verdura! – corroboró Kronck -.
- Nadie os dijo que la vida de soldado raso fuera fácil ¿verdad? –
replicó el dragón antiguo - ¡Si no os gusta os lo coméis igual!
- ¡Val trata de ponerte en nuestro lugar! – le suplicó la hechicera
pelirrosada con carita de perro apaleado -.
- Y ya lo hago. Después de todo yo también tendré que comer de mi
propio rancho....... - dicho lo cual Valteria cogió su cuenco, hundió
la cuchara en él y se llevó su contenido a la boca. Nada más
hacerlo, empezó a coger una tonalidad azul, luego morada y
finalmente verde – Ecs....... Demasiada...sal... ....- pudo articular
finalmente -.

El resto de los comensales que le rodeaban no estaban mucho mejor.
Salvando Shadow, que no había querido probar bocado ("Yo sólo me
alimento con el espíritu......." había sentenciado antes de ponerse a
meditar sobre una roca cercana.) e Índiga, que todavía no se había
metido la cuchara en la boca (y después de contemplar el panorama
estaba claro que ya había perdido el apetito) todos tenían la misma
cara de asco profundo y de ir a vomitar hasta la primera papilla.

- ¿Quién se apunta para tirar esta bazofia a lo más profundo del
bosque? – preguntó Val -.
- Yo.
- Yo.
- Mí.
- Unanimidad. – sentenció el dragón poniéndose en pie y
dirigiéndose al árbol más cercano hasta que de pronto el filo de
una espada les cortó el paso -.
- De aquí no se mueve nadie hasta que os lo hayáis terminado todo.
– dijo Léon secamente y con cara de pocos amigos. Sólo cuando vio
cómo todos volvían a sus respectivos lugares y cogían cucharada
tras cucharada sin rechistar, él volvió a sentarse a comer a su vez
-.
- No debería ser tan duro, señor Léon. – señaló Índiga -.
- No me gusta que se desperdicie la comida en épocas de escasez. –
replicó el mercenario sin levantar la vista de su bol -.
- En eso estoy de acuerdo. – corroboró Gaudy – La comida es lo
último que se debe tirar; nunca sabes cuando volverás a comerla.
Claro que – admitió a continuación – es un poco difícil después de
acostumbrarme a comer la deliciosa comida de Luna........
- ¡Gaudy, no menciones ese nombreeeee.......! – gimió Reena
revolviéndose en su tumba (sí queridos lectores, habéis leído bien,
nada más mencionar a su hermana y en menos de cinco milésimas de
segundo Reena se había construido una pirámide y se había enterrado
allí viva.......) -.

Índiga sonrió. La verdad es que Reena Invers y sus camaradas eran una
pandilla estrafalaria, pero coincidía con su padre en que eran también
un grupito de lo más interesante y divertido. De pronto, percibió una
pizca de angustia y preocupación en el aire y atraída por estos
sentimientos negativos giró su cabeza para encontrarse con un
melancólico Andracis, que revolvía la comida de su plato, aún intacta.

- ¡Ey, Andy! – dijo captando su atención - ¿Te pasa algo?
- No, es que....... - suspiró el muchacho dejando su escudilla a un
lado - ....... estoy preocupado...
- Anda, Andy....... - dijo la chiquilla sentándose a su lado y
apoyando una mano en su hombro – Cuéntame qué te preocupa.......Te
sentirás mejor.......
- Seguimos siendo muy pocos, Índiga, y eso es lo que me
preocupa........- le explicó Andracis – Oí accidentalmente una
conversación entre Xellos y mi madre....... Al parecer los
exploradores han informado que Sherra ha reclutado miles de
demonios, y que está habilitando una fortaleza....... Nosotros sólo
tenemos un ejército de 567 soldados....... - concluyó dando un gran
suspiró y dejando caer la cabeza pesadamente -.

En efecto, el número iba a ser un gran problema. Mucho tendría que
entrenar su padre a las tropas para que pudieran aguantar un cuerpo a
cuerpo contra varios demonios........ tocaban a dos demonios por cabeza,
puede que más....... los soldados no aguantarían mucho tiempo, tendrían
que encontrar algún modo de eliminar hordas enteras de demonios de un
solo golpe....... Bueno, estaban los sacerdotes que quedaban de la casta
sacerdotal de Sailon y la señorita Invers, pero seguían sin ser
suficientes...... Necesitarían a alguien más, alguien que pudiera
enfrentarse sin dificultades a varios demonios a la vez........

De pronto, a Índiga se le iluminó la mente. Rápidamente se levantó de
un salto y empezó a correr lejos de allí, ante la atónita mirada del
joven Andracis.

- ¡Eh! ¿Adónde vas? – le preguntó -.
- ¡A hacer un par de gestiones! – fue todo lo que contestó Índiga -
¡No te preocupes, ya me encargaré yo del problema, y te garantizo
que se resolverá más pronto de lo que crees!

¿Qué se traerá entre manos esta chica? Fue esta pregunta lo primero
que se le pasó a Andracis por la cabeza, mientras veía como su amiga
se alejaba. Viendo que le era imposible siquiera imaginar una
respuesta razonable, se encogió de hombros y procedió a comer.......

Y mientras Andracis empezaba a vomitar todo lo que habían comido en
las últimas tres semanas, Índiga en su carrera chocó con Zelgadis,
quien venía cargado con un cervatillo, que todos se pusieron a mirar
con avidez, nada más lo soltara en el suelo.

- Los arqueros lo han cazado esta mañana, junto con otros más. –
dijo la quimera – Así al menos tendremos más proteínas que
consumir.......

No pudo seguir ya que inmediatamente los tres miembros de la familia
Gabriev-Invers empezaron a pelearse por el cervatillo, cada uno de
ellos agarrando con los dientes una porción de la piel y tirando con
fuerza para arrancarla, al tiempo que rodaban por el suelo tratando de
deshacerse de los otros dos. Suspirando de resignación, Zelgadis
decidió ignorarles, cogió una escudilla, se sirvió algo del cocido de
verduras y empezó a comer....... A resultas de los cual, la quimera se
puso más verde de lo que ya era de por sí........

- Valteria....... La próxima vez cocinaré yo....... - logró articular
al cabo de un rato -.

* * *

Tercer día en el Campamento de Entrenamiento. Un amplio grupo de
soldados, entre los que se encuentran Valteria, Ileana, Kronck,
Zelgadis, Gaudy y Léon, están distribuidos por filas, haciendo
flexiones bajo la atenta supervisión del general en funciones, Xellos
Mettalium.

- ¡125!.......¡126!.......¡127!....... ¡Venga, quiero ver más nervio,
vamos muy lentos! – ordena el demonio paseándose frente a sus
agotados soldados - ¡128!.......¡129!.......
- Repíteme otra vez....... - dijo Ileana casi sin aliento – porque
tus amigos........ se han librado........del "Entrenamiento
especial".......
- Mina y Andracis....... - le explicó Val – están practicando con la
espada....... la señorita Reena les está vigilando...... y en cuanto a
Índiga....... ha decidido desaparecer.......
- En eso se parece a su padre...... - murmuró Zelgadis, mirando con
rabia a Xellos -.
- ¡Mí no poder más.......! – exclamó Kronck dejándose caer
pesadamente, recibiendo por ello, un golpe de bastón por parte del
general -.
- ¡Más aguante, gordito! – le espetó el demonio, dándole golpecitos
en la barriga - ¡Que aún queda mucho! ¡Los demás, seguid, con más
ritmo! ¡132!.......¡133!.......
- ¡¡¡Mí no estar gordo!!! – protestó Kronck haciendo ademán de
levantarse y reventarle la cabeza de un golpe, pero Ileana le
detuvo -.
- Haz lo que te dice, Kronck, no queremos problemas........ – le dijo
la amazona y añadió a continuación, dirigiéndose a Xellos – Pero
que conste, demonio, que en cuanto todo esto acabe, lo primero que
pienso hacer es partirte en dos con mi guadaña.......
- Si sobrevives para cumplir tu amenaza, la tendré en cuenta....... -
replicó Xellos - ¡Seguimos! ¡135!.......¡136!........
- Oye, Xellos....... - interrumpió Zel, sin dejar de hacer flexiones
– Este "entrenamiento especial" tuyo....... ¡¿Sirve para algo?!
- ¡Es obvio que no, Zelgadis-kun! – le respondió Xellos con una
sonrisita burlona en el rostro – Pero no podía perder la ocasión de
ver la cara de odio que pondrías al someterte a él a la fuerza.......

Si no es porque Gaudy le palmeó la espalda para tranquilizarle, la
quimera se lo habría cargado allí mismo.

- ¡Venga, venga, Zel, que las flexiones son muy buenas para
tonificar los músculos! – dijo -.

Realmente Gaudy se tomaba aquella tortura con mucha filosofía. No
había más que verle, haciendo las flexiones sin ninguna dificultad y
con una sola mano, para darse cuenta de que el espadachín disfrutaba
como un enano.

- ¡Bien dicho, Gaudy! – dijo Xellos alegremente - ¡Tomad ejemplo
del alumno modelo, muchachos! ¡Quiero ver más entusiasmo!
¡138!.......¡139!........
- ¡XELLOS-SAAAAAAN! – le interrumpió una voz de pronto - ¡Tienes
que venir enseguida!
- ¡Amelia! ¿Qué ocurre? – preguntó el demonio al verla tan agitada,
tratando a duras penas de recuperar el aliento -.
- ¡Hay problemas...... en el campo de hechiceros.......! – empezó la
princesa - ¡es Shadow.......!
- Voy para allá....... - dijo Xellos - ¡Gaudy, sustitúyeme!
- ¡Vale! – accedió el otro poniéndose en pie de un salto. Miró un
momento a sus compañeros, en precario equilibrio sobre sus brazos,
para mantener la posición -.
- Gaudy....... - le rogó Val haciendo hartos esfuerzos para no
desfallecer- .......sigue contando.......
- Uh........ Estooooo....... ¿Por cual número nos habíamos quedado?

¡PATAPLAF! Caída generalizada.

- Hum....... tenéis razón, esto no nos lleva a ningún lado....... -
meditó Gaudy - ¡Ey! ¿Qué os parece si hacemos una clase práctica?
- Los que estén de acuerdo, que alcen la mano y digan "yo". – pidió
Val -.

Alzada de manos y "¡YO!" generalizado.

- Unanimidad....... - confirmó el dragón antiguo -.

* * *

Entretanto, en un claro del bosque, dos espadachines estaban frente a
frente, separados por uno o dos metros, mirándose fijamente y con
decisión.

Andracis soltó el enganche de su capa y la tiró a un lado. Si iba a
pelear, necesitaba que fuera con el menor estorbo posible. Casi
inmediatamente, Mina desenvainó su espada lentamente y el joven
hechicero no tardó en seguir su ejemplo. Aunque al lado de la de
Andracis la espada de Mina (que en realidad era la espada corta de su
madre, quien se la había prestado provisionalmente) quedaba bastante
mermada, ella no se dejó intimidar. Finalmente, ambos avanzaron
corriendo hacia su contrincante.

Un choque de espadas. Y otro, y otro, y otro más. Las estocadas se
sucedían muy rápidamente, tanto que prácticamente era imposible
distinguir las hojas. Tal parecía como si las espadas fueran una
prolongación del brazo de sus portadores. Una estocada, dos, tres,
cuatro, desquite, salto hacia atrás. Luego corrieron en círculo, antes
de volver a arremeter el uno contra el otro, con tanta fuerza que el
choque entre espadas provocó que ambos espadachines saltaran hacia
atrás. Sólo entonces se detuvieron y ambos permanecieron durante unos
minutos, espadas en ristre, jadeando, visiblemente cansados y cada uno
de ellos sumidos en sus pensamientos.

Mina recordó su primera clase de esgrima. Había estado observando a su
padre aquella tarde, el movimiento de su brazo musculoso moviendo la
espada hacia atrás y hacia delante, a los lados, dando vueltas....... La
chica no había podido evitar aplaudir ante aquel magnífico espectáculo
y Gaudy, al darse cuenta de quién había sido su improvisado
espectador, se llevó una mano a la nuca y se limitó a sonreír. Y
entonces tuvo una idea: "¿Quieres que te enseñe como se hace?", le
preguntó, y ella no pudo hacer menos que decir que sí, que sí y que
sí. Claro que aquella vez luchó con una espada de madera y se había
caído dos veces, manchándose el vestido de barro....... pero no le
importó. Aquel fue uno de los días más felices de su vida.......

Por la mente de Andracis pasó un recuerdo similar; prácticamente desde
que fue capaz de cargar a pulso varios cubos de agua desde pozo hasta
la casa, su padre lo había estado entrenando, día sí, día también.
Zelgadis era muy duro y tenía tan poca piedad con su hijo como para
con sus enemigos. A eso se le añadía el hecho de que era
considerablemente más rápido que él y siempre conseguía tumbarlo. Pero
una vez, logró esquivar el ataque de su padre con asombrosa facilidad,
arremetiendo a continuación con todas las fuerzas de las que fue
capaz. Y aunque la espada se quebró, debido a que no fue capaz de
atravesar la dura piel de roca, al acabar el entrenamiento Zel le
sonrió y le revolvió el pelo, señal inequívoca de que estaba muy
orgulloso de su hijo........

Ninguno de los dos estaba, por tanto, dispuesto a defraudar a quienes
les habían enseñado todo lo que sabían. Así que, sin más, volvieron a
lanzarse el uno contra el otro.

Mientras el choque entre espadas seguía, Reena continuaba
observándoles con atención. Los dos eran extraordinariamente buenos. Y
no era para menos: ambos habían aprendido de los mejores. Porque si
una cosa tenía clara la hechicera es que si había alguien que podía
realmente hacerle sombra a Gaudy en esgrima, ese era Zelgadis.

De hecho, en un momento dado, no pudo evitar comparar aquel
enfrentamiento con la vez en que se enfrentó a Zelgadis, cuando a
duras penas se habían conocido........

Entretanto, el enfrentamiento había llegado a su punto más álgido:
tras otras cuantas estocadas, mandobles y desquites, ambos
contendientes corrieron hacia sendos troncos de árboles para coger
impulso y dar un salto en el aire. Las espadas se cruzaron durante el
vuelo y al aterrizar volvieron a lanzarse el uno contra el otro.
Finalmente ella saltó hacia arriba y hacia delante, cayendo de
espaldas a su compañero y aprovechó aquel momento de despiste para
agarrarlo por el hombro, darle la vuelta y apuntar su espada hacia la
yugular.

La joven hechicera se detuvo, jadeando. Había conseguido sorprender a
Andracis....... pero el muchacho también la había pillado desprevenida y
ahora la tenía agarrada por la cintura y con la punta de la espada a
tan sólo unos milímetros de su abdomen.......

- Eres muy bueno....... - comentó Mina entre jadeos -.
- Gracias....... Tú también....... - respondió Andracis a su vez -.

Y después de aquello se separaron y envainaron de nuevo sus espadas.
El combate había terminado en tablas.

Los dos adolescentes se giraron al oír los aplausos de Reena mientras
esta se acercaba.

- No ha estado mal. – dijo – Aunque quizás deberíais trabajar un
poco más los movimientos. Sobretodo tú, Mina, que al final te has
confiado y te ha pillado por sorpresa....... Además hay que afinar
esas estocadas y....... Andracis, chaval....... ¿¿Me estás escuchando??

Y es que mientras Reena soltaba su parafernalia, Andracis se había
puesto a mirar el cielo con semblante preocupado.

- ¿No lo oye, señorita Reena? – preguntó -.

Todavía sin entender a qué se refería, Reena agudizó el oído y tres
cuartos de lo mismo hizo su hija.

- Parece...... - dijo Reena al cabo de un rato – Un batir de
alas.......
- Exacto. – afirmó Andracis -.
- ¿Pero de qué? – preguntó Mina mirándoles extrañada - ¿De un
pájaro?
- Suena demasiado para ser de un pájaro. – negó la hechicera mata
bandidos – Parece de algo más grande........ mucho más grande.......
- Tal vez deberíamos ir a ver de qué se trata....... - sugirió
Andracis -.
- Tienes razón. – aceptó Reena encaminándose a continuación fuera
del claro del bosque - ¡Seguidme los dos!

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

En un claro del bosque parecido a donde entrenaba Mina y Andracis, se
había habilitado el campo de entrenamiento de los hechiceros, donde
estaba teniendo lugar una escena caótica: todos los hechiceros de la
casta sacerdotal de Sailon estaban suspendidos en el aire, moviendo
brazos y piernas tratando de volver a poner los pies en el suelo,
mientras un par de metros más abajo Shadow les miraba con una sonrisa
divertida al tiempo que mantenía la palma de su mano derecha abierta
hacia ellos.

Aquella escena fue la que se encontró Xellos cuando Amelia le trajo
hasta allí a toda prisa.

- ¡Se.......Señor Shadow! – exclamó Amelia falta de aliento por la
carrera- ¡Por última vez, se lo ruego, bájelos de ahí!
- Bien sabéis que estoy a vuestras órdenes, princesa. – respondió
Shadow con gran respeto y añadió mirando con desprecio a los
sacerdotes todavía suspendidos en el aire – Pero estos caballeros
me han ofendido profundamente con sus comentarios....... sólo les
estoy haciendo probar un poco de su medicina, si están dispuestos a
emitir una disculpa con gusto los dejaré marchar.......
- ¡¡Jamás aceptaremos semejante propuesta!! – exclamó el sacerdote
mayor - ¡Su alteza – añadió dirigiéndose a Amelia suplicante – este
hombre es un demonio, nos quiere matar a todos, está loco.......!

La expresión del rostro de Shadow se tornó en una mueca contrita que
delataba un enfado profundo.

- Creo que no ha entendido su situación, señor Sacerdote Mayor. –
dijo seriamente – Parece que tendré que demostrarle una vez más que
no estoy bromeando.......

A continuación hizo varios movimientos bruscos con la mano, haciendo
que el anciano volara en círculos por todo el claro, chocando de tanto
en cuanto con los árboles colindantes.

- ¡Basta! – exclamó Amelia horrorizada - ¡Por favor, deténgase......!

Casi al tiempo de decir esto, todos los hechiceros de Sailon cayeron
pesadamente al suelo, incluido el Sacerdote Mayor. Sin embargo, a
juzgar por la cara de sorpresa de Shadow, quedaba patente que no había
sido él quien había cortado la levitación telepática........

........Y el rostro sonriente de Xellos mientras sostenía el báculo
frente a sí, delataba quién era el responsable.......

- Lo siento Shadow, pero me he visto obligado a sellar tus poderes
telepáticos. Espero que no te importe....... - dijo -.

Shadow miró horrorizado a sus pies y comprobó que el demonio tenía
razón: aún era visible la estrella de cinco puntas en cuyo centro
había quedado atrapado el hechicero y que le había arrancado de su
conexión con el plano astral.

- Tranquilo – le dijo Xellos a continuación, adivinando sus
pensamientos– es sólo temporal. En unas horas el sello se habrá
desecho. Pero antes quisiera que me explicaras una cosa: ¿qué te
han dicho estos caballeros para que te sientas tan ofendido?
- Mis asuntos son mis asuntos y no me gusta que la gente se meta en
ellos. – respondió Shadow secamente -.
- Sí, claro, es obvio que no me lo vas a decir por las buenas. –
dijo Xellos con aparente resignación – Pero si me lo permites,
trataré de adivinar....... ¿Quizás se trate de algo que tiene que ver
contigo o....... con tu naturaleza? – preguntó con su sonrisa
habitual y abriendo un solo ojo - ¿Tal vez algo referente....... a
los demonios?
- Qui....... ¡¿¿Quieres decir que el señor Shadow es un demonio??! –
gritó Amelia horrorizada -.
- No, Amelia, un demonio no. – aclaró Xellos – sino un mestizo; un
medio demonio. ¿Estoy en lo cierto, Señor Shadow?

El hechicero, al principio no dijo nada y se limitó a apartarle la
mirada con suficiencia.

- Debí prever que un demonio como usted lo notaría, mi señor
General....... - murmuró finalmente -.

Amelia no podía creer a sus oídos; ¡El señor Shadow tenía sangre de
demonio en las venas! Su pobre corazón justiciero estaba a punto de
estallar de indignación. Lo de Xellos tenía un pase, al fin y al cabo
lo conocía de sobras y sabía a qué atenerse con él. Lo de Índiga podía
soportarlo porque después de todo era una niña muy educada....... ¡Pero
que un medio demonio se alistara a las filas del ejército de
liberación y a saber con qué intenciones era demasiado!

Pero antes de que la princesa pudiera empezar a recriminarle con uno
de sus famosos discursos justicieros, Xellos volvió violentamente la
mirada a los cielos, como si hubiera percibido algo que se acercaba.

- Vaya, vaya....... esto si que es raro....... - murmuró antes de
teletransportarse al plano astral -.
- ¡Xellos-san! – exclamó la princesa - ¡Oooooh, cómo odio que haga
eso.......! ¡Señor Shadow – dijo volviéndose esta vez al hechicero –
usted y yo tenemos una conversación pendiente y va a tener que
explicar muchas cosas! – y tras decir esto último, se marchó
corriendo en dirección fuera del claro -.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

- ¡Muy bien, así, con fuerza! ¡Buen movimiento! ¡Evita ese
mandoble! ¡Más rapidez! ¡Venga, muchachos, que ya vamos
progresando!.......

Gaudy pasaba revista a todos los soldados mientras éstos seguían con
el nuevo entrenamiento. Aprovechando la ausencia temporal del general,
Gaudy había decidido poner una clase práctica, haciendo que todos se
pusieran en parejas y pelearan con su correspondiente compañero, para
mejorar los movimientos de lucha cuerpo a cuerpo.

- ¡Buf! ¡Kronck está cansado! – dijo el vikingo dejándose caer al
suelo, apoyándose en su hacha -.
- ¡Venga, grandullón, no seas tan quejica! – le espetó Ileana,
interrumpiendo momentáneamente su práctica con Zelgadis – Después
de todo esto es mucho mejor que el "entrenamiento especial" del
general Xellos ¿no?
- ¡Sí, ser mucho más divertido! – afirmó Kronck con una sonrisa -.

En eso todos estaban de acuerdo. Luchar entre ellos era sin duda mucho
mejor que pasarse todo el rato haciendo flexiones y como todos eran
buenos guerreros aprendían los unos de los otros de una forma
didáctica y entretenida.

Gaudy sonrió. Se sentía a gusto viendo cómo los soldados luchaban y se
lo pasaban en grande. Y cuando alguien se equivocaba en algo, le
enseñaba qué movimientos hacer y cómo, y sentía una gran satisfacción
cuando esa persona ejecutaba correctamente dichos movimientos, a veces
incluso superándole en agilidad y velocidad. El rubio espadachín pensó
que no estaba mal esto de enseñar a luchar a otras personas....... tal
vez cuando regresara a casa podría plantearse el dedicarse a
aquello........ siempre sería mucho mejor que andar de acá para allá
buscando algún trabajo de mercenario y además, podría pasar más tiempo
con su familia........

- ¡Eh, muchachos! – gritó de pronto uno de los soldados, que se
había quedado a hacer de vigía - ¡Chicos, escuchadme! ¡Algo se
acerca!
- ¿Quién? – preguntó Léon - ¿El General?
- ¡Oh, genial! – se quejó Ileana con evidente fastidio - ¡Otra
vez tenemos que ponernos a hacer flexiones!
- ¡No, no es el general! – negó el vigía - ¡Viene del cielo!
¡Es....... una especie de nube dorada!
- ¿Una nube dorada?

Los soldados dejaron a un lado el entrenamiento y, muertos de curiosidad, se pusieron a otear el cielo en busca de la nube dorada que el vigía había descubierto. No tardaron mucho en dar con ella y, en efecto, vieron que era algo así como una nube alargada que brillaba con reflejos dorados a la luz del sol.

Sin embargo, a medida que la nube se acercaba, se dieron cuenta de que no era tal, sino una agrupación de criaturas. Criaturas voladoras que parecían...

- ¡Dragones! – exclamó de pronto otro soldado entre la multitud
- ¡Miles de dragones! ¡Vienen hacia aquí!

Rápidamente todos se pusieron en actitud defensiva, enarbolando sus armas con semblante preocupado.

- ¿Qué rayos está haciendo unos dragones aquí? – preguntó Ileana
con su guadaña en alto y mirando fijamente a la compañía de
dragones -.
- Quizás alguien les ha delatado nuestra posición – dijo Léon, a
quien también se le veía algo intranquilo -.
- ¡Qué bien! ¡Ya han venido! ¡Han tardado muy poco!

Todos volvieron la cabeza hacia el origen de aquella voz, que no era otra que la pequeña Índiga, encaramada en lo alto de un árbol, oteando también el horizonte con cara de satisfacción.

- ¡Un momento! – exclamó Zelgadis - ¡¿Tú sabes algo de esto?!
- ¡Pues claro! – afirmó Índiga toda contenta (y con la misma
cara de no haber roto un plato que acostumbraba a poner su
padre) - ¡Son los refuerzos!
- ¡¡¡¡¿¿¿¿QUÉ SON QUÉEEEEEEE????!!!! – exclamaron todos al
tiempo -.
- No podemos perder el tiempo. – les interrumpió ella antes de
teletransportarse cerca de Gaudy y mientras le agarraba de un
brazo, dijo toda feliz: - ¡Vamos, señor Gaudy, vamos a
recibirles!
- ¡Eh, eh, eh, no vayas tan deprisa.......! – protestaba Gaudy
mientras era arrastrado por la semi-dragona fuera del bosque -.
- ¿Qué hacemos? – interrogó Ileana al resto de sus compañeros -.
- ¡Sigámosles! – dijo Zelgadis con decisión -.

Y todos en tropel, se pusieron a seguirles.

* * *

Al mismo tiempo que Gaudy salía del bosque arrastrado por Índiga (y
llevando tras de sí a los curiosos soldados), Reena llegaba junto con
Andracis y Mina, al igual que Amelia, que venía seguida por los
sacerdotes de Sailon y Shadow (que tenían curiosidad por saber qué era
lo que el General había visto) y también su padre, que al ver
semejante algarabía se había acercado para ver qué pasaba.

- ¡Gaudy.......! – dijo Reena un tanto falta de aliento - ¿Me
puedes explicar qué está pasando?
- ¡Eso quisiera saber yo.......! – respondió su marido igualmente
cansado - ¡Ha sido ella la que me ha arrastrado hasta aquí,
pregúntenle! – añadió señalando a Índiga, que seguía con su
carita de no haber roto un plato -.
- Índiga....... - esta vez fue Andracis el que habló - ¿Qué
significa todo esto?
- Te dije que solucionaría el problema y lo he conseguido. –
dijo la semi-dragona señalando a la horda de dragones dorados
que se acercaba más y más - ¡Ahí vienen nuestros esfuerzos!
- ¿Refuerzos? – preguntó Andracis con sorpresa- ¿¿Me estás
diciendo que has llamado a una horda entera de dragones dorados
como refuerzo??
- Eso mismo. – replicó la chiquilla con total tranquilidad – Me
puse a rumiar sobre el problema y pensé: ¿Qué mejor para
enfrentarse a muchos demonios que un dragón? Y luego me dije:
¡Para enfrentarnos a miles de demonios hacen falta muchos
dragones guerreros dispuestos a luchar! De modo que mandé a
Crystal, Yumei y Selena con un mensaje al líder pidiéndole
ayuda.
- ¡¿Pero tú estás loca?! – se desesperó el zagal revolviéndose
el pelo-.
- Sí, es cierto que han venido mucho más pronto de lo
esperado.......- comentó Índiga para sí, obviamente ignorando las
protestas de su amigo - ¡Bueno, no importa, mejor así! Más vale
que les hagamos un sitio, porque ya están aterrizando......

Y en efecto, tal y como Andracis constató cuando dirigió la mirada de nuevo a los dragones, éstos ya estaban a unos pocos metros de altura del sorprendido ejército de liberación, cuyos componentes retrocedieron casi al instante, como un solo hombre, exceptuando Índiga, que permaneció sonriente en el sitio, mientras el viento levantado por los últimos aleteos de los dragones antes de tomar tierra revolvían sus ropas y sus cabellos.

Nada más aterrizar, el mayor de todos, que iba a la cabeza, por lo que era obvio que se trataba del líder, quedó envuelto en un aura dorada que fue poco a poco disminuyendo de tamaño, hasta alcanzar el tamaño de un hombre adulto. De hecho, cuando desapareció el aura, se había materializado un hombre que aparentaba treinta y muchos, de cabellos rubios cortados un poco por debajo de los hombros, ojos marrones tirando a color miel enmarcados en unas espesas cejas tan rubias como su pelo, de expresión seria, vestido con una túnica de tela blanca con bordados en dorado, así como botas y capa de color hueso, ésta última sostenida por un broche rojo. Completaban el atuendo un cinturón negro y unos guantes blancos que cubrían sus manos.

La sorpresa general se vio mil veces aumentada en los Slayers, quienes ahogaron gritos de sorpresa al reconocer a aquel hombre.

- ¡No puede ser......! – murmuró Amelia al fin -.
- Pero si es....... - dejó inacabada la frase Zelgadis -.
- ¡Ey, yo conozco a este tipo! – exclamó Gaudy señalándole -
¡Era.......! Ése de las montañas esas, el....... hum....... ¿Cómo se
llamaba.......?
- Sea bienvenido a nuestro campamento – saludó Índiga haciendo
una solemne reverencia al recién llegado - , mi señor Milgazia.
- ¡Ah, eso es, Milgazia! – volvió a exclamar Gaudy golpeando con
el puño la palma de su mano – Eh....... Un momento....... ¡¿Milgazia
aquí?!

* * *

Milgazia no apartaba su mirada de la chica del pelo índigo que se
inclinaba ante él, permaneciendo inmóvil y totalmente silencioso.
Igualmente inmóviles y silenciosos permanecían los soldados del
ejército de liberación, demasiado sorprendidos por la situación actual
como para decir nada. Finalmente fue Reena la que rompió el hielo.

- ¡Milgazia! – exclamó la hechicera acercándose a él y dándole
una fuerte palmada de bienvenida que casi le tira al suelo, a
pesar de lo cual el dragón permaneció impasible - ¡Vaya, qué
bueno volver a verte! Ha pasado un montonazo de tiempo desde la
última vez, ¿eh? ¿Qué has hecho últimamente?

Sin hacerle el más mínimo caso, Milgazia se encaminó con paso seguro hacia Índiga.

- ¡¡Oye!! – gritó Reena molesta - ¡Cuando uno se encuentra a
alguien conocido, lo educado sería decirle por lo menos "hola"!

Milgazia sin embargo siguió ignorando a Reena, centrando toda su atención en la chica del pelo Índigo que todavía no había levantado la mirada. Finalmente, mostrándole un papel en su mano, el dragón dorado habló:

- ¿Qué significa esto?
- ¿Ein? – acertó a decir Índiga, levantando finalmente la mirada
para ver el papel que Milgazia le mostraba -.

Papel que reconoció casi al instante; era la carta, escrita de su puño y letra, que iba dirigida al mismo líder de los dragones de las montañas de Kaatar, quien ahora la agitaba ante sus narices como si fuera algo reprochable.

- Recibí esta carta tuya junto a tres emisarias que me contaron
que estabas enrolada en un ejército de humanos, comandado por un
demonio. – aclaró Milgazia con su semblante más serio que nunca
– Quiero una explicación al respecto.

Índiga, que reaccionó con sorpresa y espanto al principio, dirigió pronto una mirada de reproche a las tres damas dragón, que estaban en su forma humana a unos metros a su izquierda.

- ¡Lo sentimos, señorita Índiga, se nos escapó! – lloraron las
tres -.
- Ya hablaremos luego....... - murmuró Índiga conteniendo a duras
penas su rabia, para luego dirigirse a Milgazia, con las manos
juntas en señal de ruego: - ¡Mi señor Milgazia, puedo
explicárselo.......!
- ¡Oh, desde luego, todo tiene una explicación! – irrumpió una
voz desde el plano astral, cuyo dueño se apareció cerca de
Milgazia casi al instante -.
- ¡¡Xellos!! – exclamó el dragón con una mezcla de sorpresa y
temor, retrocediendo un paso de manera involuntaria -.
- Me alegra que todavía me recuerdes, Milgazia. – dijo el
demonio con una sonrisa de oreja a oreja -.

La atmósfera se había tornado de pronto muy tensa; dragón y demonio se miraban, el uno con odio y miedo, el otro con ojos cerrados y risueños pero con cierto brillo de desafío, mientras Índiga estaba en medio de ambos, mirándolos preocupada, como si temiera que en cualquier momento se fueran a sacar los ojos allí mismo. Todo ello hasta que de pronto uno de los dragones que formaban la horda resopló con suficiencia.

- ¿Éste es el famoso Juushinkan al que todos temen? – dijo el
dragón, obviamente el más joven e inexperto del grupo, señalando
a Xellos despectivamente - ¡Vaya mequetrefe!
- ¡Silencio, muchacho! – le intentó advertir otro de los
dragones, más veterano – Allí donde le ves, éste demonio
destruyó a cientos de los nuestros durante la Guerra de
Kouma........
- ¡Ja! No parece mucho más poderoso que cualquiera de los
humanos que hay aquí....... - siguió burlándose el dragón joven -
¿Qué puede hacer un debilucho como es.......?

El dragón no pudo terminar la frase, pues justo en ese momento se derrumbó en el suelo, con claros síntomas de asfixia, al tiempo que Xellos dirigía su puño cerrado con fuerza hacia él, como si le estuviera ahogando mentalmente.

- Tu gente es muy maleducada, Milgazia; Ya no saben ni respetar
la antigüedad....... – le dijo el demonio abriendo sus fieros
ojos amatistas y apretando más el puño mientras el joven dragón
dorado se retorcía – Temo que éste muchacho merece una lección
de humildad.......
- ¡NO! – gritó Índiga agarrando desesperada el brazo de su
padre, tratando de romper la conexión que asfixiaba al dragón -
¡Papá, por favor déjalo ya!
- Índiga....... ¿Qué estás haciendo? – exclamó el demonio
contrariado por la interrupción - ¡Suelta.......!
- ¡Papá, déjale, te lo ruego! – suplicó la chiquilla mirándole a
los ojos- ¡Por favor....... hazlo por mí!

Milgazia no podía creer lo que sus ojos veían: el despiadado y temible Juushinkan vacilaba ante los ruegos de la pequeña Índiga, quien sostenía su mirada con decisión. Pero más sorprendente aún fue ver que la joven dragoncita había conseguido doblegar la voluntad de su padre, quien, aunque de mala gana, finalmente aflojó su puño, permitiendo al joven dragón recuperar el aliento.

Y mientras los otros dragones ayudaban al más joven a levantarse, al tiempo que éste dirigía una mirada temerosa hacia el demonio a quien había despreciado minutos antes, el anciano dragón dorado se acercó a ambos.

- Parece que han cambiado muchas cosas desde nuestro último
encuentro, Xellos. – le comentó Milgazia – Especialmente tu
carácter....... jamás hubiera esperado que te revelaras contra tus
semejantes para liderar un ejército humano....... y además resulta
que Índiga es tu hija....... Aunque he de admitir que eso último
ya lo suponía; percibí parte de tu aura cuando Gabriele me la
presentó.......
- Je...... mi carácter no ha cambiado, Milgazia. – replicó Xellos
– Mis "semejantes", como tú los llamas, me han declarado un
proscrito....... y en cuanto a lo de liderar este ejército...... -
añadió poniendo una mano en su nuca - Digamos que el destino me
ha llevado a hacer cosas muy raras últimamente........
- Bueno, ya está bien, oídme los dos: - intervino de pronto
Philionel, poniéndose entre ambos para evitar males mayores –
Mirad, no sé a qué viene esta discusión, pero este muchacho –
añadió plantándole una manaza en el hombro a Xellos – es nuestro
general por derecho. ¡Y yo confío en él y en sus dotes de mando!
- Para empezar, Príncipe Philionel – rebatió el dragón dorado –
él no es precisamente un muchacho: tiene más de1000 años.......
- ¿Ah, sí? – preguntó Phil confundido - ¡Pues no se te nota
nada, chaval! –añadió con una amplia sonrisa -.
- ¿Verdad que no? – metió baza Gaudy - ¿A que se conserva
estupendamente? ¡Jo, si ya me gustaría llegar así a esa edad!
- Estooo........ gracias....... supongo....... - murmuró Xellos con un
agota de sudor en la frente -.
- Gaudy, no seas animal, que no llegarás a tanto....... ¡Y no
interrumpas! – le regañó su esposa dándole un soberano capón -.

El pobre Milgazia, que hasta entonces se la había pasado sudando profusamente de vergüenza ajena, suspiró y continuó.

- Y en segundo lugar – dijo – no sé como confiáis en un demonio
para dirigir vuestro ejército........
- ¡No importa, sabiendo que se ha rehabilitado para servir al
lado del bien! ¡JUAAJAJAJAJAJAJAJAAA! – exclamó Philionel riendo
-.
- Oiga, que no es por eso........ - trató de explicarle Xellos con
otra gotaza asomando por su frente -.
- Phil, me parece que no has entendido nada....... - murmuró
Zelgadis también sudando la gota gorda -.
- Pero bueno....... ¿Cuál es el problema? – preguntó Léon saliendo
de entre la multitud - ¡Si no os gusta este tipo – añadió
señalando a Xellos - , entonces porqué no os largáis y ya está?!
¿A qué habéis venido entonces?

Milgazia erró los ojos y tardó un rato en responder, pero finalmente extendió su dedo índice y lo dirigió directamente a Índiga.

- Hemos venido a por ella. – dijo -.
- ¿¿¿¿¿QUÉEEEEEE????? – exclamó todo el ejército, aunque si
había alguien que estaba realmente sorprendido, esa era la misma
aludida, con sus ojos estaban abiertos como platos -.
- Lo que oís. – confirmó el dragón antiguo mirando intensamente
a la semi-dragona – Venimos a llevárnosla. No quiero que ningún
dragón dorado esté implicado en esto.......
- Pues me temo que tenéis un problema....... - dijo Mina de
pronto, poniéndose al lado de Índiga y revolviéndole el pelo con
una mano – Veréis: esta chiquilla está bajo mi protección y me
han pagado muy bien para que haga mi trabajo....... así que no
pienso dejar que os la llevéis tan fácilmente. Y te advierto –
añadió haciendo aparecer un conjuro en su mano libre – que sé
conjurar el Matadragones, así que yo que tú tendría cuidado.......
- Eeeeeh....... Mina, cariño....... - le llamó la atención Reena,
temiéndose lo peor – Me parece estupendo que quieras mantener el
negocio familiar....... ¡PERO UNA INVERS TIENE QUE SABER CUANDO SE
ESTÁ PASANDO DE LA RAYA, Y TÚ YA TE HAS PASADO TRES PUEBLOS! –
le gritó, volviendo a su hija medio sorda en el acto -.
- Pues tú también podrías aplicarte el cuento....... - dijo
Zelgadis con sarcasmo -.
- ¡¿QUÉ INSINÚAS CON ESO?! – le gritó la hechicera a
continuación-.
- Yo tampoco pienso permitirlo. – se adelantó Andracis,
situándose también al lado de Índiga, en el lado contrario al
que Mina se encontraba – Índiga es amiga nuestra. Hemos
compartido muchas aventuras juntos y no vamos a dejar ahora que
alguien se la lleve en contra de su voluntad. ¡No permitiremos
que se haga tal injusticia! – concluyó desenvainando su espada
-.
- ¡Así se habla! ¡Ése es mi hijo! – exclamó Amelia más contenta
que unas castañuelas. Zelgadis prefirió no hacer comentarios,
pero la gotaza de sudor que le había salido hablaba por sí sola
-.
- Su madre la está esperando en Darien – añadió Valteria
uniéndose a sus compañeros con la lanza al hombro – Prometí
llevarla de vuelta con ella y ni siquiera un ejército entero de
dragones dorados me impedirá faltar a mi promesa.......

Ahora sí que la tensión podía mascarse en el ambiente. Milgazia intercambiaba una mirada seria pero decidida con Mina, Val y Andracis. Los dragones dorados gruñían y se habían puesto en posición de ataque hacia los cuatro adolescentes. Los padres de éstos y los soldados del ejército de liberación los miraban con semblantes preocupados. Tan sólo Xellos parecía divertirse con aquella situación.

- ¡BASTA!

Los presentes se sorprendieron ante aquellas palabras, o más bien ante el hecho de constatar que aquellas palabras habían sido pronunciadas por el objeto de la discordia. Índiga se giró hacia sus compañeros de fatigas, con la sonrisa en el rostro:

- Os agradezco que me defendáis, chicos. – les dijo – Pero esto
es algo que debo resolver por mí misma. – a continuación se
dirigió a Milgazia: - Mi señor Milgazia, comprendo vuestro punto
de vista, pero....... - se inclinó, juntando las manos en señal de
súplica – .......os ruego que me dejéis justificarme. ¡Dejadme
hablar con vos en privado, escuchad mis razones y luego juzgad
como os parezca oportuno!

El dragón dorado la miró durante largos minutos en el más absoluto silencio, mientras la semi-dragona no osaba moverse de su posición y postura actual, esperando la respuesta de su superior.

- Está bien. – concedió éste finalmente – Pero exijo tres cosas:
la primera, sólo dispones de diez minutos para convencerme.
Segundo, quiero que lo hablemos en un lugar tranquilo y alejado
del campamento. Y tercero, y más importante....... que nadie pueda
vernos ni entendernos. Si se incumple alguna de estas tres
condiciones, se cerrarán las negociaciones. ¿Has entendido?
- Así, se hará, mi señor Milgazia. – afirmó ella -.

Nada más quedar en acuerdo, un aura dorada rodeó a Milgazia, transformándose en dragón al instante. Índiga le imitó y ambos dragones empezaron a caminar con paso cansino hacia el bosque que se extendía hacia el sur del campamento.

- ¡Índiga! – la intentó retener Mina - ¿Estás segura de
que.......?
- Tranquilos – dijo la semi-dragona girando la cabeza hacia
ellos, sin detener su paso, y guiñando un ojo - sabre manejarme.
¡Confiad en mí!

Mina quiso decir algo, pero finalmente decidió callarse. Ya conocía lo suficiente a Índiga como para saber que nada de lo que dijera podría convencerla.

- Sé que no le pasará nada – murmuró en voz alta – pero....... aún
así no puedo evitar preocuparme por ella......
- Sí. – afirmó Andracis – A mí me pasa lo mismo.......

Silencio.

- ¿Queréis saber si todo va bien?

Mina y Andracis se giraron sorprendidos hacia Valteria, el que había pronunciado aquellas palabras, quien les miraba ahora con un brillo travieso en sus ojos ambarinos.

- ¿Cómo dices.......? ¡Eh! – exclamó la chica al verse de pronto
cogida bajo uno de los musculosos brazos del dragón antiguo, al
igual que Andracis -.
- ¡Agarraos bien fuerte! – les advirtió, y a continuación se
dirigió hacia los Slayers veteranos: - Srta. Reena, Srta.
Amelia, Señor Gaudy, Señor Zelgadis....... ¡No se preocupen,
procuraré traerles de una pieza!

Y tras decir aquello, el cuerpo de Valteria, junto al de Mina y Andracis, desapareció de la vista.

- ¿¿¿EEEH??? – Reena no salí de su asombro - ¿Pero-pero.......
pero qué ha pasado?!
- Se ha teletransportado. – respondió Xellos como siempre
sonriente - ¡Ah, este chico es un portento! ¡Se nota que todo lo
que sabe lo ha aprendido de mí.......!
- ¡¿¿Teletransportado??! – exclamó Reena a punto de perder los
cabales - ¡¡¿¿Pero adónde??!!
- Jeje....... ¿No lo adivinas? – dijo el demonio guiñándole un ojo
y ladeando ligeramente la cabeza hacia Índiga y Milgazia,
quienes empezaban a desaparecer en el horizonte -.

* * *

Cuando Val regresó al plano físico, llevando a Mina y Andracis en
cada uno de sus brazos, ambos se percataron de que el dragón antiguo
les había llevado a lo alto de uno de los árboles del bosque.

- ¡Kyaaaa! ¡Esto está muy alto! – lloriqueó Mina sin poder
evitar mirar hacia abajo - ¡Val! ¡¿Porqué nos has traído
hasta.......?!

Val le chistó haciéndola callar en el acto y la hechicera pronto comprendió el porqué: a los pocos segundos Índiga y Milgazia llegaron hacia aquella parte del bosque. Se detuvieron a pocos metros del árbol donde los tres adolescentes habían ido a parar, por lo que éstos, tuvieron que ocultarse tras las ramas más espesas para no ser descubiertos.

Los dos dragones miraron durante unos segundos a su alrededor, como para constatar que nadie les había seguido y tras aquella comprobación se pusieron a conversar en aquel idioma a base de gorjeos y chillidos que habían oído pronunciar en su encuentro con Crystal, Yumei y Selena. (En el caso de Milgazia, los gorjeos y chillidos se asemejaban más a gruñidos y rugidos que a otra cosa)

- ¿Qué están diciendo, Val? – preguntó Andracis en voz baja -.
- Índiga está tratando de convencer a Milgazia de que nos ayude.
– respondió Valteria y tras unos minutos de oír la conversación,
añadió:- Dice que si los dragones dorados no hacen algo, Sherra
podría conquistar más ciudades y comprometer seriamente la paz
del mundo........
- ¿Y ahora, qué ha dicho? – preguntó a su vez Mina, tras oír los
rugidos de respuesta del anciano Milgazia, que no parecían muy
alentadores -.
- Milgazia dice que eso atañe sólo a los humanos, que no es cosa
suya....... - se detuvo para escuchar lo que decía Índiga en
respuesta– Índiga acaba de decir que si no hacen algo pronto, el
reinado de terror de Sherra podría extenderse hasta el
territorio sagrado del Pico del Dragón.......

Los rugidos de Milgazia aumentaron en volumen y dureza, como si estuviera reprochando algo a la dragoncita. Tan dura fue su respuesta que ni siquiera dejó que ella respondiera y tras soltar su verborrea, se giró dándole la espalda.

- Esto no me gusta....... - comentó Val desalentado -.
- ¿¿Qué?? ¿Qué? ¿Qué pasa? – interrogó la hechicera, confundida
-.
- Milgazia no quiere meter a su gente en esto. – dijo Val con
pesadumbre – Ha alegado que no quiere que los dragones se
jueguen el cuello en una campaña de guerra por unas tierras que
ahora se han convertido en Tierra de Nadie, y mucho menos
dejarlas al mando de un demonio, que para remate fue el mismo
que destruyó a miles de los suyos durante la guerra de Kouma. Y
se niega a seguir hablando del asunto.......

En ese momento, la mirada de Índiga se desvió hacia la parte del árbol donde Mina, Valteria y Andracis estaban escondidos. Los tres contuvieron la respiración, temiendo que la semi-dragona les hubiera descubierto. Sin embargo, desvió lentamente la mirada hacia Milgazia, como si nos les hubiera visto y suspiraron aliviados, más aún cuando ella empezó a alejarse, caminando hasta encararse con el anciano dragón.

Y entonces empezó una nueva conversación, aunque sus gorjeos eran distintos esta vez: eran un poco más graves y parecían de una frecuencia más baja que los anteriores.

- ¿Y ahora que está diciendo, Val? – volvió a preguntar
Andracis, pero el dragón antiguo no respondió - ¿Val?
- No...... no lo entiendo....... - musitó Valteria -.
- ¡¿Qué?! – gritó Mina y tras darse cuenta de que podría llamar
la atención, exclamó en voz baja - ¿Cómo-cómo.......? ¡¿Cómo que
no lo entiendes?!
- Es...... distinto. – explico el dragón antiguo – Es un dialecto
distinto al que conozco....... Puede que sea el dialecto que
hablan los dragones servidores de Ragardia........
- Un idioma que sólo ellos dos pueden entender....... - dedujo
Andracis – Sea lo que sea lo que está diciendo, está claro que
no quiere que nadie se entere.

La conversación continuó de esa guisa y los tres adolescentes permanecieron en su escondrijo, viendo cómo Índiga hablaba y Milgazia tan sólo respondía con breves gruñidos y desviando la mirada de la semi-dragona. Pero ella siguió insistiendo, obligando al dragón a mirarla a los ojos mientras le hablaba. Finalmente, tras unos minutos de tenso silencio reflexivo, Milgazia emitió una especie de ronroneo grave mientras asentía con la cabeza. Índiga se puso a chillar de alegría.

- Parece que han llegado a un acuerdo. – dijo Andracis sonriendo
-.
- ¡Genial! – exclamó Mina con alegría -.
- Vamos; Regresemos antes de que se den cuenta de que les
estábamos espiando. – les alentó el dragón antiguo al ver que
Índiga y Milgazia se encaminaban de vuelta al lugar donde
aguardaba el ejército de liberación – Ahora sabremos a qué clase
de acuerdo han llegado.......

Y tras volver a coger a sus compañeros cada uno bajo un brazo, Valteria se teletransportó de vuelta al plano astral.

* * *

El dragón antiguo se apareció en pocos segundos en el mismo lugar
desde donde habían partido.

- ¿Qué¿ ¿Qué? – interrogó Reena ansiosamente - ¿Qué ha pasado?
¡Contádmelo todo!
- Hay qué ver que cotilla eres, Reena....... - murmuró Gaudy,
ganándose en el acto un codazo de parte de su mujer -.
- ¡Pues parece que han llegado a un acuerdo! – comentó Mina con
alegría -.
- ¿De verdad? ¡Qué bien! ¿Y qué acuerdo? – quiso saber la
hechicera-.
- Esteeeem....... - balbució su hija con un gotón resbalando por
su frente – No sabemos.......
- ¡¿CÓMO QUE NO?! – le gritó Reena al tiempo que la ahogaba sin
piedad, con todos los presentes sudando la gota gorda - ¡SI VAIS
A ESPIAR, VAIS A ENTERAROS DE LO QUE HABLAN, NO A VENIRME CON
MONSERGAS!
- Es que.......gggjjj...... - trató de articular la pelirrosada
falta de aliento – Val no supo traducirlo.......ggggjjj.......
- Reena, disimula, que ahí vienen. – le advirtió Zelgadis -.

Y en efecto, en el horizonte vieron a ambos dragones, dirigiéndose hacia ellos igual que cuando se fueron, caminando lentamente sobre las cuatro patas. Cuando estuvieron cerca del lugar de reunión, sendas auras doradas les rodearon y adoptaron su forma humana. Índiga tenía el semblante más risueño que nunca.

- Ya hemos tomado una decisión. – anunció la semi-dragona -.
- He decidido – añadió Milgazia – que yo y los dragones del Pico
del Dragón os ayudaremos en vuestra empresa.......
- ¡Estupendo! – dijo el príncipe Phil riendo -.
- ....... Pero con una condición. – añadió el dragón dorado -.
- ¿Uh? ¿Y cuál es?
- ¡Que Índiga sea nuestro general! – dijo posando una mano sobre
el hombro de la semi-dragona -.
- ¿¿¿Quéeeeee??? ¡Un....... Un momento! – protestó Xellos - ¡Se
supone que el General soy yo.......!
- ¡Nooo, Papá, lo has interpretado mal! – le tranquilizó su hija
– Verás: el mayor problema era que Milgazia-sama no quería que
el Juushinkan diera órdenes a los suyos...... Así que he pensado:
¿Y si se las diera otra persona en su lugar? Y entonces se me ha
ocurrido esto: como yo estoy bajo tu mando, debo obedecer tus
órdenes ¿no? Pues bueno, si tengo a los dragones dorados bajo mi
mando, tú puedes darme las órdenes para que ellos las
obedezcan....... ¡En otras palabras, actuaré como intermediaria
entre tú y los dragones!– concluyó sonriente -.
- Hum...... será algo complicado....... - meditó Xellos - ¡Pero,
porqué no! Si los dragones están de acuerdo, claro está.......
- Yo estoy de acuerdo. – dijo enseguida Milgazia y tras decir
esto, se volvió a sus congéneres – Pero sois vosotros los que
tenéis la última palabra: ¿Qué decís? – les preguntó -
¿Consentiréis que sea esta chiquilla la que os dirija?

Los dragones se volvieron los unos a los otros y empezaron a parlotear entre ellos en su lengua dragónida, lanzando alternativamente miradas de soslayo a Índiga y a Xellos. Finalmente uno de los dragones más viejos de la cuadrilla fue el que habló:

- Aunque no es exactamente de los nuestros – dijo – siempre será
mejor que estar a las órdenes del Juushinkan.......
- ¡Estamos de acuerdo! – exclamó otro dragón -.

De inmediato, el campamento entero estalló en gritos de júbilo; con los dragones dorados de su parte, tenían más posibilidades que nunca de vencer.

- ¡Sabia decisión! – felicitó el príncipe Phil estrechando la
mano al líder de los dragones dorados - ¡Bienvenidos seáis al
Ejército de Liberación, Milgazia!

* * *

Pasaron los días en los que parecía respirarse una paz absoluta.
Dragones y humanos convivían en perfecta armonía en el campamento, sin
que surgieran tensiones entre ellos. Los soldados no sólo veían ya en
los dragones a unos aliados, sino también a unos camaradas con los que
compartían vivencias, conversación, provisiones y entrenamientos.

Sin embargo, en los últimos días, aquella paz se había tornado en una
tensión silenciosa. Incluso el General Xellos aparecía cada vez con
menos frecuencia, recluyéndose la mayor parte del tiempo en su tienda,
junto a la princesa Amelia y al Príncipe Phil, quienes estaban cada
vez más serios. Mina alguna vez había intentado preguntar a Milgazia
si sabía qué era lo que estaba pasando, pero él no hacía más que darle
la callada por repuesta.

Y aquella misma mañana, el ejército entero se estaba movilizando. La
inmensa mayoría ponían a punto sus armas y los que no, se dedicaban a
entrenar más duro.

- ¿Qué está pasando, señor Léon? – le preguntó la hechicera
pelirrosada, mientras contemplaba cómo éste afilaba su espada
con una piedra -.
- La batalla se acerca....... - le contestó el mercenario
misteriosamente, tras unos minutos de silencio -.
- ¿Cómo....... cómo lo sabe? – preguntó Mina sorprendida ante tal
aseveración -.
- Hay cosas – respondió Léon – que no se saben; se presienten.
Algún día lo entenderás....... - concluyó con una sonrisa ante la
cara de estupor de la chica -.

Mina suspiró y después echó un vistazo al cielo nocturno tachonado de estrellas, en el que de vez en cuando aparecían las sombras de algunos dragones, que sobrevolaban la zona en continua vigila. Si lo que decía Léon era cierto, pronto se enfrentarían a Sherra y a sus demonios.

¿Pero porqué se sentía tan nerviosa?

Tal vez fuera porque los días de entrenamiento en el campamento se le habían pasado muy deprisa. Como si en vez de días, hubieran pasado apenas unas horas. No, más bien minutos.

Y la hora de la verdad pronto llegaría.

- ¿Puedo sentarme?

La voz de su padre, que acababa de llegar con sendas tazas de té en las manos, le sacó de sus pensamientos.

- ¡Sí, claro! – respondió la chica moviéndose un poco para hacer
sitio. La raída capa de su padre hizo un curioso ruido cuando su
dueño se sentó en la hierva junto a su hija -.
- ¿Te ocurre algo? – preguntó Gaudy. Al no recibir respuesta por
parte de su hija, suspiró y le alargó una de las tazas de té –
Toma. Te sentará bien.

Mina accedió, cogió la taza con parsimonia y se la llevó a los labios para sorber un poco del té....... Tenía que admitirlo: ¡Estaba delicioso! Y eso que el té no era santo de su devoción.......

- ¡Mmmm! ¡Está muy bueno! – admitió - ¿Qué es?
- Té negro con aroma al jazmín. – respondió Gaudy – Valteria me
dio la receta. Oye, Mina ¿te preocupa algo?
- No....... - dijo Mina – No, es sólo que....... - hizo una larga
pausa, durante la cual se puso a meditar mirando al cielo –
Dicen que pronto empezará la batalla.......
- Así es. – le confirmó Gaudy – Mañana al alba. Al menos eso me
ha dicho tu madre... y a ella se lo dijo Amelia, así que la
información es de fiar. – hubo otra larga pausa entre ambos,
hasta que Gaudy volvió a romper el hielo: - Mina....... ¿estás
asustada?
- ¿Qué? – preguntó la chica con incredulidad -.
- Puedes decirlo – insistió Gaudy – es normal que tengas
miedo.......
- ¡No! – negó rápidamente ella – Bueno....... quizás un poco, pero
nos es por eso....... Es que....... - dudó un instante y luego
continuó - ....... pensar que he pasado por tantas cosas, he
vivido aventuras, he conocido a unos muy buenos amigos....... y
ahora todos eso está a punto de acabar...... No sé como
explicarlo, pero.......
- Desearías que todo esto no acabara ¿verdad?

Mina se quedó con la boca abierta.

- ¡Sí! – dijo Mina asombrada - ¿Pero cómo sabías.......?
- Esto es lo que tu madre tanto temía. – suspiró el espadachín
apurando lo que le quedaba de té – Que te acostumbraras
demasiado a la vida de aventuras...... Pero ¿sabes una cosa? –
añadió él con una sonrisa - Yo sabía que pasaría. Es inevitable,
lo llevas en la sangre. Tú estás hecha para vivir aventuras,
igual que tu madre y yo. Por eso he podido adivinarlo.......
- ¿Sabes una cosa, Papá? – dijo la chica después de un rato de
contemplar a su padre con sorpresa – Hay veces en que me cuesta
reconocerte. ¡Sobretodo con momentos lúcidos como ese!
- ¿Uh? ¿De qué estás hablando? – preguntó el espadachín
confundido -.
- ¡Ay! – suspiró la chica abrazándole tiernamente - ¡Éste es mi
Papi de siempre!

Gaudy no dijo nada. Se limitó a sonreír, al tiempo que le pasaba cariñosamente un brazo por encima a su hija y la acercaba más a sí. Cuánto la había echado de menos........

De pronto, el espadachín atisbó a ver a dos figuras que conversaban sobre una gran roca a un par de metros de allí.

Y les reconoció.

- Oye, Mina – llamó la atención de su hija, quien le miró con
gesto interrogativo - ¿Sabes de qué están hablando Índiga y
ése...? Cómo era....... ¿Saruman***?
- Es Shadow, Papá...... - suspiró la hechicera pelirrosada con una
gota de sudor en su frente – Y no tengo ni idea. – añadió
respondiendo a su pregunta – Llevo observándoles desde hace una
hora o más y aún siguen de charla....... Vete tú a saber.......

Sin embargo, en el mismo instante en que Mina terminó de decir aquello, Índiga se puso en pie y se dio la vuelta hacia ellos, desapareciendo momentáneamente para volver a aparecer segundos después frente a padre e hija.

- ¡Ey, Índiga! – le saludó Mina con algo de picardía - ¿De qué
estabais hablando tú y Shadow, que os traíais tanto secretismo?
- De su pasado. – respondió la dragoncita simplemente, antes de
añadir: - ¿Sabíais que Shadow es hijo de una humana y un
demonio? Y además no de un demonio cualquiera....... ¡Su padre es
ni más ni menos que Grau!
- ¿¿¿Quéeeeee??? – exclamó la hechicera - ¿¿Me estás diciendo
que ese tipo – señaló a Shadow, que se acababa de levantar de la
roca donde había estado en las últimas hora y se alejaba – es
hijo de Grau, uno de los sacerdotes del Dark Lord Dynast
Garrusherra??
- Eso mismo. – confirmó la semi-demonia – Parece ser que su
madre murió cuando él era muy joven – le explicó mientras
dirigía la mirada hacia las estrellas del cielo – y desde
entonces ha estado buscando al que se supone es su padre.......
Pero no ha sabido nada de él en todo este tiempo. Sólo Sherra
sabe donde está, por eso es que está aquí........

Gaudy, mientras tanto, miraba alternativamente a Mina y a Índiga con la confusión pintada en el rostro... ¡Demasiada información para asimilarla de golpe!

¡Y además no entendía nada! ¿Quién rayos era ese Dynast Garrusherra?

(La autora de este fanfic se permite un pequeño receso para sudar de vergüenza ajena........ ¬¬UUUU)

- De todos modos – dijo Índiga llevándose un dedo a los labios –
esto no debe saberse ¿vale? ¡Será un secreto!
- Sí, sí, lo sé, lo entiendo....... - prometió Mina – No contaré
nada...
- Me alegro. ¡Bueno – dijo haciendo ademán de alejarse – voy a
informarle a Papá sobre Shadow; seguro que estará muy
satisfecho!

La pelirrosada a punto estuvo de caerse al suelo.

- ¿¿¡¡Pero no decías que lo de Shadow era un secreto!!?? –
exclamó Mina enojada -.
- ¡Sí, pero Papá es además mi superior! – se excusó la chiquilla
– Y debo ponerle al corriente de lo que pasa en el
campamento.......
- A eso se le llama "usarte de chivo-espía"....... - murmuró Mina
sudando de vergüenza ajena -.
- ¡Sí, y a mí me encanta! – exclamó la semi-dragona alegremente,
haciendo que Mina casi se cayera al suelo por segunda vez – Lo
que me recuerda, Mina-san – añadió volviéndose a la hechicera y
lanzándole una mirada entre desaprobadora y divertida –, cuando
le veas, dile a mi hermano que no vuelva a intentar espiarme a
no ser que mejore sus técnicas de camuflaje....... Si Milgazia y
no yo llegara a veros antes, se habría armado una buena....... ¡En
fin, que descanses, Mina-san! ¡Y usted también, señor Gaudy!

Tras decir esto, desapareció de nuevo, dejando a Mina roja por la vergüenza de haber sido descubierta. Gaudy le palmeó la espalda riendo por lo bajo.

- Ahí te ha pillado, Mina. – dijo divertido -.
- ¡¡Papáaaaa!! ¡¡No tiene gracia!!

* * *

- Entonces....... ya no están muy lejos.......
- Mi señora Sherra....... ¿deberíamos atacar ahora?
- No. Dejadles que se acerquen....... Tengo una cuenta pendiente
con el General Xellos Mettalium.......

Continuará... en el

˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜? ˜?˜?˜?˜?˜?˜?˜?

Notas de la autora: ¡Capitulo 9 por fin terminado! ¡Gracias a todos los lectores por vuestra infinita paciencia!

El momento de la verdad se acerca. Las fuerzas del bien y del mal, nuevamente enfrentadas en una batalla sin precedentes. Humanos (y dragones) contra demonios. Sherra contra Xellos. El combate final por Sailon ya ha comenzado.......

¿A que mola mi introducción al próximo capítulo? XDDDD Espero por lo menos tenerlo terminado para después de los exámenes de Febrero.......o tal vez más tarde....... ¡Toquemos madera!

Un agradecimiento muy especial para mis reviewers, que con su apoyo constante siguen haciendo posible que este fanfic avance: Raven 174 (jeje, me alegro....... ¡Pero procura no morirte de un ataque de risa, eh? XDDDD Ay....... lástima que a partir de aquí las risas se van a acabar, los siguientes van a ser de corte mucho más serio, hasta llegar al capítulo final....... bueno, como todo buen fanfic de Slayers que se precie ^^) ZlaS MTALIuM (^^UUUU Admito que esa escena quedó cursi...... sorry por el ataque de diabetes -_-UUU....... Po zí, puestos a armar una guerra, mejor Phil que otro, al menos él pondrá un tratado de paz justo, ne? XDD Coñas mías.......) Maryttha (jeje, es que ya se echaba de menos el que alguien hiciera rabiar a Xellos con lo de namagomi XDDDD) Rika y Naryu (¡Gracias por perder su valioso tiempo en reviewear este fanfic! XDDDDDD Es broma, muchas gracias, chicas....... ¿Debo entender que sois hermanas? :P) y Silver Lady (¡¡¡Aaaah!! O_O Tía, qué haces revieando, si tú te lees los capis por adelantado??? Aún así, gracias por los comentarios, mi querida hermanita ^^ ¡A ver cuando publicas quí ése fic de Slayers que tú ya sabes, el GDE, que está muy bien, anímate y verás!)

E-mails para lo que sea (sí, sí, también aceptaré críticas por mi tardanza ^^U) enviadlos a:

Ah, por cierto, antes de que se me olvide:

* Esto sucedió en una aventura llamada Todo por un plato de pescado, que fue la primera historia manga de Reena y Gaudy (dibujada por el ilustrador de las novelas originales, Rui Araizumi, y guionada por Kanzaka-sensei), recogida en un recopilatorio de 1995. Así en plan resumido, en esta historia Reena y Gaudy llegan a un pueblo famoso por su plato de Milser, un pescado que se consume cuando las hembras ponen sus huevos, momento en el cual su sabor es sublime. El problema es que el Milser ha sido monopolizado por un noble de la región y Léon, un espadachín mercenario antiguo amigo de Gaudy, ha sido contratado para protegerle........ Actualmente esta historia, junto al resto de las historias del recopilatorio, está publicado en español por la editorial Ivrea de Argentina.

** La edad aproximada de Xellos, teniendo en cuenta que su edad aproximada en NEXT es de 1024 años.

*** XDDDDDD ¡No he podido evitarlo, lo siento! ^_^