Capítulo 11: La batalla definitiva; Mina vs Sherra

Jiras entró en la habitación donde había dejado a Filia, alarmado por el sonido que había emitido el jarrón al romperse contra el suelo.

Al hacerlo, vio a su patrona de rodillas en el suelo, junto a los restos del jarrón, con una mano temblorosa tapando su boca y unas lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos azulados.

- ¡Jefa! – exclamó el hombre zorro corriendo hacia ella y agarrándola por los hombros - ¿Se encuentra bien? ¿Jefa, qué le pasa?

Durante un rato, la dragona no respondió. En ese tiempo, las lágrimas reemplazaron a sus palabras, hasta que finalmente, al tiempo que negaba con la cabeza, murmuró, como si no acabara de creerlo:

- Xellos… tú no…


La estupefacción era general en el Ejército de Liberación.

Ante los atónitos ojos de los escasos soldados supervivientes, el General se había desvanecido. No podían entenderlo.

Como tampoco eran capaces de entender porqué Zel, Amelia, Gaudy, Reena, Mina, Val y Andracis miraban como hipnotizados el lugar donde hasta hace a duras penas unos segundos estaba el cuerpo de Xellos.

En su lugar estaba una desconsolada Índiga, apretando contra su pecho el báculo de su padre mientras se deshacía en lágrimas. Era lo único que le quedaba de él.

Mina apretó los puños con rabia contenida…

- Oh… qué conmovedora escena… - aplaudió la General de Dynast Garrusherra reapareciendo de nuevo en el plano físico – Casi hace que me salten las lágrimas… ay, sí… cuantísimo echaremos de menos a ese despojo traidor de Xellos ¿verdad?

- ¡¿No te cansas nunca de hacer sufrir a los demás?! – le gritó Mina con sus ojos llenos de furia - ¡Al menos podrías tenerle un respeto!

- Y le respeto, como rival…– repuso ella con total tranquilidad - pero eso no quita que siga pensando que es un traidor a nuestra raza y que por tanto se lo tenía bien merecido… ¡Oh, vamos, pequeña, no tienes porqué llorar así! – añadió dirigiéndose con falsa voz conciliadora a la aún desconsolada Índiga – Tu padre pronto estará en un lugar mejor… sí… mucho mejor…

Extendió frente a sí su mano, como una garra mortal suspendida sobre su víctima y casi de inmediato, en el lugar donde el cuerpo de Xellos había desaparecido, se hizo visible una especie de materia oscura de aspecto arenoso, que se dirigió hacia la mano extendida de Sherra, acumulándose en forma de esfera. Cuando ésta ya fue lo suficientemente grande, la acercó a su rostro y, para sorpresa de los presentes, la aspiró, haciendo que penetrara por su nariz y boca hasta que no quedó nada. Abrió los ojos relamiéndose satisfactoriamente y su mirada se tiñó momentáneamente de un tinte púrpura oscuro.

- Sí… ¿y digo yo, qué mejor lugar para el alma de un demonio que el cuerpo de otro demonio? – sonrió – El poder sigue siendo el poder y sería injusto desperdiciarlo ¿no creéis?

- ¡Basta ya de fanfarroneadas!

Las miradas de todos se desviaron, horrorizadas, hacia la insensata que había pronunciado aquellas palabras.

Ileana, la amazona.

- ¡Si tanto poder tienes – gritó la morena enarbolando la guadaña con firmeza – demuéstralo en un combate cuerpo a cuerpo! ¡¡No me das ningún miedo!!

- ¡Ileana, espera…! – trató de retenerla Reena en vano… aquella loca no sabía donde se metía… -.

- ¡Prepárate! – la amazona echó su arma hacia atrás y luego la viró con fuerza hacia delante, describiendo una curva - ¡VIENTO CORTANTE!

Y en efecto, tal y como había dicho Ileana, una corriente de aire en forma de media luna brillante salió disparada hacia la demonia.

Sin embargo, ésta la paró limpiamente, interponiendo su brazo, el cual no recibió ningún rasguño.

- Por favor… ¿a eso lo llamas viento? – le dijo fríamente, con aires de superioridad – Si era una brisita de nada… Yo te enseñaré – le dijo, empezando a conjurar algo con la misma mano con la que había parado el ataque de la amazona – lo que es una auténtica brisa mortal…

- ¡ÍNDIGA!

Milgazia había salido del grupo de dragones y volaba directamente hacia Sherra, mientras el resto de sus congéneres, entre atemorizados y horrorizados por la osadía de su líder, lo llamaban a gritos instándole a regresar con ellos.

En la cara de Sherra, de nuevo, se dibujó una sonrisa a la par que miraba a los ojos enfurecidos del Milgazia.

- Pensándolo mejor – dijo encarándose a los dragones – creo que antes de lidiar con vosotros, os haré una pequeña demostración de mi nuevo poder… es posible que a algunos os suene…

Sherra afiló la mirada y al tiempo elevó su dedo índice. Describió con éste un arco, marcando a la manada de dragones que tenia frente a sí.

Milgazia se detuvo en el aire y de pronto su mirada se tornó en puro pavor. Aquel gesto… ¿y si era…?

- ¡ATRÁS! ¡HUÍD DE AQUÍ! ¡ESTO ES…!

La advertencia del líder del Pico del Dragón a los suyos llegó demasiado tarde.

En cuestión de segundos, una sucesión de explosiones alcanzó a los dragones, describiendo un arco similar al que Sherra había trazado con su dedo. Las criaturas voladoras cayeron de los cielos envueltas en llamas. Algunos cayeron ya muertos, sobre las gélidas aguas del río, hundiéndose en el acto. Otros, aún vivos pero con heridas de extrema gravedad, cayeron a tierra o a la montaña cercana, manando de sus heridas sangre a borbotones.

El mismo Milgazia fue también alcanzado por parte de la onda de energía destructiva, mientras aún contemplaba con horror a los suyos caer. Mientras él caía también emitiendo un chillido de dolor, las imágenes del pasado se agolparon en su mente…

Podía oír los gritos de dolor de sus camaradas de hace más de mil años atrás, casi tan claramente como ahora oía a los guerreros que en la batalla de hoy le habían acompañado.

El mismo hechizo.

La misma matanza.

Pero un distinto rostro.

En vez del rostro alegre y burlón del Xellos que aniquiló a gran parte de los dragones en la Guerra de Kouma, Milgazia veía el rostro de Sherra..

… con aquella sonrisa…

… aquellos crudos ojos verdes…

… sin piedad alguna.

La consciencia fue abandonando poco a poco al viejo dragón dorado a medida que éste se aproximaba al suelo. Y cayó finalmente, muy cerca del lugar donde estaban Mina y sus camaradas, levantando una espesa cortina de polvo.

Sherra emitió una débil risita.

- Siempre he querido saber cómo se sintió el Juushinkan en aquel momento – dijo simplemente -.

- ¡Su alteza! ¿Ha visto eso? – exclamó horrorizado uno de los caballeros de Sailon dirigiéndose al príncipe Philionel -.

- ¡Es horrible! – añadió otro con semblante preocupado - ¡Todos los dragones masacrados!

- ¿Qué clase de hechizo ha usado esa demonia? ¡No era normal! – terció otro -.

- ¿Qué haremos ahora, mi señor…¿ - preguntó de nuevo el primero, cuando vio para su sorpresa a Phil desenvainando su espada y adelantándose unos pasos a lomos de su caballo blanco - ¿¿Mi señor??

- No podemos permanecer más tiempo aquí. – dijo el príncipe muy serio, dándole la vuelta al caballo para encararse a sus hombres - ¡Nuestro general ha caído! ¡Las tropas de infantería están en las últimas! ¡Y los dragones han sido neutralizados a saber con qué malas artes! ¡¡Debemos actuar ya!!

- ¡Pero mi señor, la señal…!

- ¡¡Ya no podemos esperar una señal, no hay tiempo!! – vociferó Phil con decisión, paseándose delante de sus tropas para infundirles valor con sus palabras - ¡Esos muchachos de ahí abajo han luchado como unos valientes, arriesgándose para defender el espíritu de Sailon! ¡Y ahora nos necesitan! ¡No podemos fallarles! ¡AHORA MÁS QUE NUNCA DEBEMOS LUCHAR! ¡¡POR SAILON Y POR LA JUSTICIA!!

- ¡POR SAILON! – corearon los caballeros, desenvainando sus armas -.

- ¡A LA CARGAAAAAAAAAAAAA…!

Al grito de guerra de Philionel, la caballería sailoniense avanzó colina abajo, bramando y agitando sus armas en el aire. Aquello claramente captó la atención de Sherra, quien dirigió la vista hacia la nube de humo que los valerosos caballero dejaban tras de sí.

- Pst… valiente estupidez viniendo de un gobernante empeñar hasta el último de sus hombres en una batalla ya perdida… - murmuró con desdén. Tras esto, hizo aparecer una bola rojiza y la lanzó contra Phil y sus hombres - ¡Tanto peor para ellos si quieren morir!

El proyectil cayó justo en medio del grupo de caballería, alcanzando la onda expansiva a todos, incluso al príncipe Phil, cuyo caballo blanco relinchó agonizante antes de que todo quedara envuelto en una inmensa bola de fuego que ardió ante la mirada de desesperación de los testigos, especialmente de Amelia, que se derrumbó ahogando un grito de horror.

Sherra sopló su mano cual si se tratara de un arma de fuego humeante y volvió a dirigir la vista a Ileana, quien ahora estaba a la defensiva, pero con la mirada cambiada por el horror.

- A ver… ¿por dónde iba antes de que ocurriera todo esto…? – hizo como que meditaba la demonia - ¡Ah, sí! Ahora mismo iba a mostrarte una auténtica brisa mortal…

Sin darle tiempo a reaccionar, la demonia envió un rayo congelador que se extendió por el suelo avanzando irremisiblemente hacia su víctima. Ileana, en un último movimiento desesperado, volvió a utilizar el viento cortante de su guadaña, que no pudo atravesar el hechizo que había convocado Sherra.

Y la amazona quedó de ese modo atrapada en una masa de hielo de forma irregular, congelada en una última mueca de desesperación, en un grito que no pudo oírse.

- ¡Ileanaaaaaa! – su compañero Kronck corrió desesperado hacia ella, agitando desesperado el hielo en el que había sido atrapada, llamándola a gritos - ¡Ileana, Ileana, contesta!

- ¡Un Dynast Breath! – reconoció Reena.

- Muy bien visto, Reena Invers – confirmó la general de Garrusherra – Sabrás entonces – añadió triunfal – que si pasado un tiempo no encuentras la manera de sacarla del hielo, éste se quebrará… destrozando a quien esté dentro…

Al oír aquello, Kronck se quedó estático un momento, las palabras que acababa de decir Sherra pesando como una losa en su alma…

Ileana… iba a perderla…

Del estupor pasó a la rabia, y el vikingo descargó su furia con un alarido. a continuación se puso a tratar de romper el hielo a hachazos, dejando en cada golpe la marca de su desesperación. No salió de ese estado por más que Reena le gritara que era inútil, por más que Mina tratara de calmarlo, por más que le dijeran o hicieran nada. Parecía como si la estrecha mente de Kronck estuviera convencida de que aquella era la única manera de calmarla… Al poco rato sin embargo se dio cuenta de la inutilidad de aquello y la frustración se empezó a apoderar de él, haciéndole desfallecer del cansancio a los pies de la estatua de hielo de la amazona.

- Jujuju… si es así como piensas liberarla, no tienes posibilidad alguna, muchacho – le dijo Sherra – Ya deberías irlo asumiendo… tu amiga, como la nación de Sailon, morirán… tan sólo es cuestión de tiempo… y tú no puedes hacer nada…

La provocación, el tono de burla en que ella decía aquellas palabras, fueron suficientes para que Kronck perdiera del todo el control.

Casi sin darse cuenta, el vikingo se vio a sí mismo levantándose del suelo, cogiendo el hacha con fuerza y arremetiendo contra la figura de Sherra, gritando el nombre de su amiga amazona con furia desatada…

A Sherra le bastó un nuevo movimiento de su mano, un nuevo Dynast Breath para detenerlo en seco. Ahora eran dos las figuras congeladas cuya vida pendía de un hilo.

- Esta batalla es totalmente inútil. – dijo Sherra a continuación, mirando con intensidad a los que habían quedado – Sailon cayó el día en que las tropas de Mettalium tomaron la ciudad… y fue borrada del mapa cuando los ejércitos de mi señor vencieron en la batalla que tuvo lugar quince años atrás… Vuestro patético ejército de liberación no es nada más que unos pocos testarudos que se empeñan en ganar algo que ya no existe… ¿Y aún creéis, después de ver a los que han caído hasta ahora, que podéis ganarme? ¡Jajajajaja, los humanos sois tan estúpidos que dais pena!

De pronto, una mueca de dolor apareció en el rostro burlón de Sherra Garrusherra. Con estupor, Mina y sus compañeros vieron a Amelia, con el rostro velado por su pelo negro, propinándole un puñetazo limpio a la demonia. Lo más sorprendente era que Sherra, tras el impacto con el puño de la princesa de Sailon, había sido lanzada a varios metros de distancia, su cuerpo trazando un rastro profundo en el embarrado campo de batalla.

Con pose decidida, Amelia mostró su rostro y sus manos, que brillaban con gran intensidad. La luz de sus manos parecían sendas esferas sólidas, como guantes de boxeo, con dos inscripciones en rojo: "Sailon" rezaba la de la mano derecha (con la que Sherra acababa de ser golpeada), mientras que en la izquierda se leía la palabra "justicia"

- Sherra – le dijo Amelia a la demonia, adoptando su pose discursera – tu corazón manchado de maldad te hace menospreciar a la raza humana… ¡Pero te equivocas al hacerlo! Ésta gente ha luchado valientemente para defender el honor y la paz en el mundo… ¡La ciudad de Sailon, aunque haya caído en el olvido, ha conseguido devolver a los hombres las ganas de luchar por lo que es justo! ¡No te consiento que hables así de los valientes guerreros que han luchado hasta el último hombre en esta batalla!

- ¡Amelia – se escandalizó Reena – por amor de Ceiphied, es que no te das cuenta de la locura que estás cometiendo??!!

- No puedo permitir – siguió la princesa, que ensimismada por su discurso hacía caso omiso de las advertencias de su amiga – que mancilles la memoria de los caídos en mi presencia… ¡Te haré pagar en nombre de la justicia!

- ¡¡AMELIAAAA!! – Reena ya se revolvía el pelo de pura desesperada que estaba - ¡No la ataques así, piensa en una estrategia primero, maldita sea!

Amelia sin embargo, corrió hacia donde estaba Sherra tratando de levantarse. Nada más ponerse en pie, fue golpeada de nuevo por Amelia, quien a continuación hizo aparecer unas esferas similares a las de sus manos en sus pies. Sherra se vio asaltada sin pausa por una serie de furioso golpes, patadas, puñetazos y demases que parecían hacer mella en su cuerpo astral.

- Ma-madre mía, qué tía… - Mina la miraba con ojos abiertos sin poder creérselo aún – Hay que ver cómo la está machacando…

- Es por el Visfarrank… - explicó Andracis, emocionado y con la llama justiciera fluyendo por sus venas – Mamá inventó ése hechizo para enfrentarse a los demonios a manos desnudas… ¡Aaaaah, éste es el verdadero poder de la justicia!

- Lo del Visfarrank ya lo conocía pero… ¿y lo que lleva en los pies? – pregunto Reena -.

- Lo llama "Visfarrank versión 2.0" – respondió Zelgadis con un enorme gotón de vergüenza ajena adornando su frente - … para mayor eficacia en el ataque…

- ¿En serio? – Gaudy tampoco salía de su asombro.

Sí y lo más cachondo del caso es que se lo inventó hace tres días…

- ¿¡Tres días!?

- ¡Qué fuerte…!

Sherra parecía cada vez más magullada y Amelia cada vez se parecía más a una campeona de boxeo profesional. Desafortunadamente aquello no podía durar y, cuando Amelia echó para atrás el brazo a fin de dar el último derechazo, Sherra se teletransportó haciendo que Amelia perdiera el equilibrio y cayera al suelo. La demonia reapareció segundos después, varios metros por encima de su cabeza.

- Vuestra cabezonería empieza a cansarme, princesa… - Sherra parecía realmente enfadada - ¡DYNAST BREATH!

Antes de que el hechizo alcanzara a una pillada por la sorpresa Amelia, una persona se interpuso entre ambos. Zelgadis hizo lo que pudo para proteger a su mujer, pero a pesar de que su cuerpo de roca era resistente a muchas cosas, el hielo era una excepción. Y a medida que cedía, se iba cubriendo más y más del gélido elemento.

No quiero perderte de nuevo, Amelia…

Inesperadamente, Amelia se agarró a su cintura con fuerza, haciendo que el hielo también empezara a atraparla a ella.

- ¡NO! – exclamó antes de quedar por completo congelada - ¡No dejaré que nos separen otra vez, Zelgadis…!

El hielo finalmente se cerró por completo, dejando a Zel y a Amelia atrapados en su interior, para horror de Andracis, que lo contempló todo impotente.

- ¡Ya lo ves, Andracis, príncipe de Sailon! – volvió a exclamar triunfal Sherra - ¡Tus esperanzas se desvanecen, igual que mi paciencia con vosotros! ¡MORID!

Varias explosiones surgieron alrededor de Mina y sus camaradas, que desaparecieron tras la cortina de fuego, mientras Sherra seguía riendo a carcajadas, disfrutando de aquel momento de destrucción como nunca en su vida. Por fortuna Reena había reaccionado a tiempo haciendo que todos se reunieran en un punto y conjuró una barrera mágica para protegerles a ella, a sus camaradas y a las figuras congeladas de Zel, Amelia, Ileana y Kronck. A pesar de ello, y a pesar de que Mina, Andracis y Val la estaban ayudando a mantener la barrera, las explosiones seguían sucediéndose sin control. Estaban en un callejón sin salida...

- Esto va de mal en peor… - murmuraba Mina mientras el sudor del esfuerzo recorría su cara.

- ¡Resistid! – les instó Andracis a sus compañeros.

- ¡Reena! – Gaudy, al amparo de la barrera protectora, inspeccionaba a sus camaradas atrapados en el hielo con gesto preocupado - ¡Si no hacemos algo rápido Zel y Amelia podrían…!

- ¡Lo sé, lo sé! – gritó Reena. Tenía que pensar en algo, y deprisa; los muchachos se estaban debilitando, a pesar de que trataban de dar todo de sí mismos… Sherra se había vuelto más poderosa y cruel que la última vez que se enfrentó a ella. Y con el añadido del poder de Xellos y la Gorn Nova en sus manos… la general de Dynast podía mandar al garete el mundo entero con un solo gesto…

No le quedaba más remedio. Había quedado patente que el Matadragones con ella no servía. Tendría que sacar la artillería pesada.

No lo quedaba otra que usar la Espada Ragna.

Y si las cosas se ponían demasiado feas… incluso era posible que tuviera que recurrir al Giga Slave.

- Chicos, Gaudy, escuchadme con atención: - les dijo – Voy a salir de la barrera. Ahora que Xellos ha sido destruido, su próximo objetivo será acabar conmigo. Mientras la distraigo, tendréis que huir de aquí, lo más lejos posible.

- ¡Entendido! – afirmó Gaudy -.

- ¡Pero…! – Mina no parecía muy segura de que aquella temeridad diera un buen resultado… -.

- Haz caso de tu madre, Mina. – le tranquilizó Gaudy con una sonrisa – Te aseguro que sabe bien lo que se hace… ¡Vamos, ayúdame a cargar con esto…! – dijo mientras trataba de levantar el suelo el bloque de hielo en el que Zel y Amelia estaba atrapados -.

En cuanto las explosiones empezaron a hacerse menos numerosas, Reena deshizo la barrera y se encaminó, con paso decidido en medio de las llamas, hacia el punto donde estaba Sherra. Los talismanes demonbloods empezaron a emitir un tenue brillo…

- Rey que unes la gran oscuridad, soy tu más humilde servidora… concédeme una parte de tu inmenso poder… Diosa de la pesadilla eterna… envíame una espada helada del mundo oculto…

- ¡Esperad! – Valteria, de improviso, se dio cuenta de que faltaba uno de ellos - ¿Y Índiga? ¿Dónde está mi hermana?

- ¡Índiga! – Mina miró a su alrededor. Había llamas por doquier, era imposible ver nada – Maldita sea, espero que no se haya…

- ¡Ahí está! – el dragón antiguo vislumbró una sombra entre el fuego y corrió en su dirección - ¡Índiga! ¡¡Índigaaaaaaa!!

La sombra, que estaba sentada en el suelo, se incorporó y al hacerlo, un haz de oscuridad en forma de feroz viento se extendió por toda la explanada, enviando a Val hacia atrás y derribando a Reena cuando estaba a punto de terminar de conjurar el hechizo. La misma Sherra, cuyas ropas se revolvieron violentamente por la acción del viento, dirigió su mirada extrañada hacia donde Índiga se mantenía en pie.

Con el báculo de su padre en una mano y un aura maligna rodeándola.

- Oh, no…. – Valteria tenía los ojos abiertos de par en par – Ya es tarde…

- ¿Qué...? ¿Qué está pasando? – Mina se acercó vacilante al dragón antiguo, temerosa de aquella aura que de pronto se había apoderado de su amiga -.

- Sherra… - el aura que rodeaba a Índiga se movía como llamas negras sobre su figura, mientras permanecía con la cabeza gacha y el puño cerrado por completo alrededor del báculo de Xellos – maldita…. has matado a mi padre… me has… quitado lo que más quería…

Al levantar la mirada, ya no era la misma. Sus ojos amatistas redondeados de la semi-dragona se habían tornado en pupilas alargadas como agujas clavadas en Sherra.

- ¡NO TE LO PERDONARÉ! ¡¡NUNCA TE PERDONARÉ ESTO, CANALLAAAAAA!!

- Índiga… ¡ya no es consciente de lo que hace! – sentenció Valteria horrorizado -.

- ¡¿Qué?!

- Está cegada por el dolor y la rabia… su parte demoníaca se está apoderando de ella…

- ¿Quieres decir que…?

- Que Índiga ha perdido el control sobre sí misma.

El aura oscura se hizo más fuerte alrededor de la semi-dragona. Con un grito desgarrador, su cuerpo se iluminó en dorado y creció, entremezclándose con la oscuridad que ella misma había creado. Cuando el cuerpo de Índiga volvió a aparecer, había adoptado su forma de dragón. Una dragona de piel gris ceniza, con sus marcas demoníacas teñidas de un color rojo encendido, y los ojos, fieros, inyectados en sangre.

La dragona empezó a lanzar su aliento de fuego por todas partes. A punto estuvo de alcanzar a Mina y Val, pero éste último supo reaccionar a tiempo y se elevó, con Mina en brazos, pocos segundos antes de que el poderoso rayo les alcanzara. Allí se reunieron con Andracis y Reena, que sostenían entre los dos a Gaudy.

- ¡Está totalmente desatada! – exclamó Andracis – Lo destruirá todo!

- ¡Tiene que haber una manera de convencerla! – se convenció Mina al tiempo que se deshacía del abrazo de Valteria y levitaba hasta llegar a su altura - ¡Índiga…!

- ¡No, Mina! – trató de impedírselo el dragón antiguo - ¡Índiga ya no es la misma! ¡MINA, VUELVE!

- ¡Índiga! – la pelirrosada intentaba por todos los medios de llamar la atención de la dragona - ¡Índiga, escúchame! ¡Tienes que tratar de controlarte! ¡Es…!

No pudo continuar, porque Índiga, en medio de su ofuscación, la había golpeado con la cola, lanzándola hacia el suelo con violencia. Y mientras los demás acudían a ver si la hechicera estaba bien, la dragona dirigió la vista hacia arriba, donde Sherra la esperaba con una sonrisa en los labios y sin que pareciera estar nerviosa.

De forma instintiva, se lanzó a por ella con las fauces abiertas de par en par.

Y al llegar a su altura, un flash de luz la cegó.

El cuerpo gigantesco de Índiga se detuvo un instante en el aire, antes de que un reguero de sangre saliera de su pecho y empezara a caer en picado chillando en su agonía. A medida que se acercaba al suelo, su cuerpo se volvió a iluminar, adoptando su forma humana, con la herida del pecho provocada por la espada de luz aún presente. Mina contemplaba aquella caía sinfín impotente, gritando a pleno pulmón el nombre de su amiga.

Y cuando ya parecía que Índiga se iba a estrellar, ocurrió algo que lo impidió.


El liviano cuerpo de Índiga fue atrapado en el último momento por unos brazos amigos que le confirieron protección e impidieron que se estrellara. Los ojos ambarinos de su salvador, cuya mirada estaba parcialmente nublada por la sangre que emanaba de una brecha que había sobre su ceja izquierda, se clavaron como dagas en la general del Señor de los Hielos.

Una mirada desafiante como pocas.

- ¿Cómo te atreves…? – casi siseó Sherra -.

- Juré hace tiempo a una vieja amiga – respondió Milgazia apretando contra sí a la todavía inconsciente Índiga – que jamás permitiría que le hicieran daño a esta niña…. aún a costa de mi propia vida…

Sherra sonrió débilmente al oír aquello.

- En ese caso, Milgazia, señor de los Dragones del Pico del Dragón – murmuró encarándose a él y empezando a conjurar un hechizo – podrás estar orgulloso, ya que cumplirás tu promesa… ¡Porque arrebatarme a mi presa va a costarte la vida!

En el mismo instante en que Sherra lanzaba su hechizo contra el dragón, un tercero se interpuso y conjuró una barrera mágica.

La fuerza residual fue tal que hizo ondear sus pelirrojos cabellos con fuerza.

- ¡Milgazia! ¡Llévate a Índiga lejos de aquí! ¡DEPRISA!

- No es necesario que lo ordenes… - murmuró el aludido mientras se cargaba a la pequeña Índiga al hombro y recogía el bastón de Xellos del suelo, apoyándose en él para, cojeando (pues estaba herido también en una pierna) alejarse del lugar de la batalla -.

- Mmm… - en ese instante, la semi-dragona empezó a abrir los ojos – Milgazia-sama…

- No hables, Índiga. – le tranquilizó él – Te pondré a salvo en un lugar seguro, pero tú no hagas esfuerzos innecesarios…

Mientras lentamente ambos se alejaban, Reena mantenía su barrera mágica como podía. El gran esfuerzo que tenía que hacer para contener el creciente poder de Sherra se reflejaba en su rostro, con los dientes rechinados y los ojos cerrados.

Sherra no pensaba rendirse. Por el contrario, se alegraba de tener que enfrentarse a Reena, pues ahora se cobrará con creces la ofensa cometida con su derrota hará unos 18 años…

- Serás testigo de tu propia destrucción y la del Ejército de Liberación, Reena Invers… - murmuró, su cara deformada en una mueca sádica - ¡DYNAST BREATH!

- ¡NO, REENA!

Gaudy corrió proteger a su mujer, rodeándola con sus fuertes brazos y dando la espalda a Sherra, recibiendo así el hechizo de pleno. La hechicera gritó su nombre horrorizada, pero su voz fue acallada cuando el hielo, que se había extendido a partir del cuerpo de Gaudy, le alcanzó también a ella, quedando ambos atrapados en el hielo.

Exactamente igual que Zelgadis y Amelia hacía un momento.

- ¡NOOO! – una horrorizada Mina quiso correr hacia la prisión de hilo de sus padres, pero fue retenida por Andracis, tras lo cual, la chica se puso a llora desconsolada - ¡PAPÁ! ¡MAMÁ!

- ¡AJAJAJAJAJAJAAAA! ¡Eso es! – rió Sherra regodeándose de su triunfo - ¡Llora, gime, sufre! ¡Eso es justo lo que quiero! ¡Que tu corazón se llene de dolor y de angustia al ver sufrir a los tuyos! ¡¡Y cuanto más sufras, más poderosa me volveré yo!! ¡JAJAJAJAJAJAAAAA!

- Maldita… - masculló Andracis mirándola con odio y dispuesto a darle una lección a la demonia -.

Sin embargo, para su sorpresa, el filo de una lanza se interpuso entre él y Sherra.

Valteria estaba de espaldas a él y frente a Sherra, con la cabeza gacha y una expresión seria.

- Quédate donde estás. – le ordenó el dragón antiguo – Es mi turno de enfrentarme a Sherra.

- ¿Q-qué…? Pero… - el joven heredero de Sailon no podía creer lo que oía -.

- No sé mucho acerca de mi raza – añadió Val sonriendo débilmente y levantando finalmente la mirada, clavando sus ojos sobre Sherra – pero tengo entendido que antaño los Dragones Antiguos eran 100 veces más fuertes que los Dragones Dorados… confío en que eso bastará para derrotarla…

- Val…

- Tranquilo. – concluyó guiñándole cómplice un ojo al hechicero – Tú sólo cuida de Mina por mí, ¿vale? – tras esto, remontó el vuelo, quedando suspendido justo enfrente de Sherra - ¿Qué dices, Sherra Garrusherra? – le dijo dirigiendo la punta de su lanza hacia ella - ¿Aceptas mi desafío?

- Bah… un dragón más, un dragón menos… - respondió Sherra con aburrida indiferencia– No veo porqué no…. aunque te aviso que tu raza podría extinguirse muy pronto si te enfrentas a mí…

- ¡Eso ya lo veremos!

Sin más tardanza, el dragón antiguo se puso en posición, lanza en mano y mirada fiera. Segundos después, emitiendo un grito de guerra, se lanzó volando hacia su adversaria, que no movió ni un músculo, confiada de que aquella lucha también la ganaría.

Sólo se movió cuando Val estaba apenas a unos centímetros de ella, llevando instintivamente las manos a la Espada de Luz que llevaba envainada en su cinto y fue justo en ese instante cuando ocurrió algo que no se esperaba.

El dragón antiguo desapareció delante de sus ojos.

De pronto, en un instante, ya no estaba allí. Sherra no podía creerlo.

Era como si se hubiera teletransportado.

Sin embargo, a juzgar por la falta de peso en su costado izquierdo, no era lo único que había desaparecido.

La espada de Luz tampoco estaba ya en su cinto.

- ¡MINA!

La demonia se giró para ver al dueño de la voz, que había vuelto a aparecer en el plano físico, con la espada en las manos.

Abajo, Mina vio como su amigo tomaba impulso y le lanzaba el preciado objeto, gritando:

- ¡CÓGELA, MINA!

¡DYNAST BREATH!

A penas unas milésimas de segundo después de que la Gorn Nova abandonara sus manos, Sherra, furiosa con el dragón antiguo ante tal afrenta, le encerró a él también en el hielo, que llegó a extenderse incluso hasta el suelo, manteniendo a Valteria suspendido en el aire.

Mina tardó tan sólo otras pocas milésimas de segundo más antes de empezar a correr para interceptar el arma.

Sherra se percató de la maniobra y preparó de nuevo otro hechizo.

La Gorn Nova caía lentamente hacia el suelo. Mina corría con los brazos extendidos hacia ella. Cuando la espada estaba a punto de impactar, la hechicera saltó y la cogió al vuelo.

Pero para su desgracia, ya era tarde para evitar que el Dynast Breath le diera de pleno.

Hasta que Andracis se interpuso, conjurando una barrera mágica.

El joven hechicero trató de concentrarse con gran esfuerzo en mantener la barrera que los protegía a ambos. El Dynast Breath de Sherra sin embargo era demasiado poderoso y pronto, la misma barrera que los protegía empezó a congelarse, extendiéndose el hielo hacia sus manos.

- ¡ANDY! – chilló Mina horrorizada -.

- ¡No te preocupes por mí!

Mina calló, impresionada ante la entereza que su amigo mostraba incluso en aquellas circunstancias. Permanecía en su sitio, sin moverse, sin mirarla, sin mostrar el más mínimo signo de fatiga o de dolor, a pesar de que el hielo ya había aprisionado sus manos y empezaba a extenderse hacia sus brazos.

- Lo importante es que tú estés viva. – continuó el muchacho, sin girarse hacia ella – Está escrito que la Espada de Luz sólo puede ser manejada por un portador que pertenezca al linaje de los Gabriev. Sólo tú puedes manejar la Gorn Nova y librarnos de esta pesadilla. Tienes que vivir, no sólo por mí, sino por todos los que han arriesgado su vida en esta batalla… El destino de Sailon está en tus manos…

- Andy… - los ojos azulados de la chica empezaron a inundarse de lágrimas -.

Fue entonces, cuando el hielo ya le había congelado brazos y piernas, cuando ya no faltaba mucho para que se convirtiera en una estatua sin vida, que Andracis se giró, sus ojos grises clavados en los ojos azules de Mina. La miraba tiernamente y al mismo tiempo triste.

Como si supiera que había llegado el momento de decir adiós.

- Confío en ti, Mina.

Y tras estas últimas palabras, el muchacho volvió a encararse a Sherra. Un solo pensamiento ocupaba su mente:

Siempre al frente…

Cerró los ojos y agachó la cabeza.

Finalmente el hielo le había atrapado por completo.

Y las lágrimas de Mina se convirtieron en ríos que resbalaban a raudales por sus mejillas.

- ¡¡ANDRACIIIIIIIIS!!


Mina Gabriev estaba desolada. Lloraba desconsolada, abrazando el bloque de hielo en el que Andy había quedado atrapado.

Sus compañeros de batalla… sus padres… sus amigos… todos habían caído…

- Ya no tienes a nadie que te ayude. – dijo Sherra en un siseo, como mofándose de ella, mientras descendía poco a poco hasta tocar con los pies en el suelo – Mírate, y mira a tu alrededor: vuestro patético ejército está casi aniquilado… los únicos que podían oponer alguna resistencia ahora descansan en sus prisiones de hielo, muriendo lentamente… ya no puedes hacer nada por ellos, Mina Gabriev. Estás sola.

Sherra tenía razón. Estaba sola.

Completamente sola….

… pero no pensaba rendirse.

Tal y como había dicho Andracis, el destino de Sailon dependía de ella.

Dependía de que ella derrotara a Sherra.

Y lo haría.

Secándose las lágrimas, la joven hechicera se levantó, decidida, sus ojos azules mirando a su rival con desafío. Cogió el mango de la espada de Luz y la desenvainó, esperando ver el haz de luz azulada y cegadora que tantas veces había visto ya…

…Y encontrándose para su sorpresa y desconcierto, que no había vaina. El mango estaba vacío.

- ¡JAJAJAJAJAJAJA! – la demonia rió con burla - ¿Qué te pasa, Mina Gabriev? ¿Acaso no sabes que esa espada no tiene una vaina tangible? ¡oh, claro, tu papaíto, el anterior portador, se le olvidaría mencionártelo, seguramente…! La Gorn Nova – le explicó sonriente – fue una de las legendarias cinco armas de estrella oscura… igual que sus hermanas, su filo está hecho con una energía negativa muy potente en forma de luz… pero para activarlo, el portador debe concentrar todo su poder en la hoja..

- ¿Porqué me cuentas eso? – interrogó Mina mirándola de hito en hito con desconfianza.

Sherra se tomó una larga pausa antes de contestar maliciosamente:

- Porque estoy convencida de que, aunque te lo diga, no serás capaz de activar la Gorn Nova de todas maneras…

- ¡¡Eso ya lo veremos!! – exclamó la pelirrosada, antes de atacar, gritando como posesa y corriendo hacia su enemiga como bersheck embravecido.

Es una locura, lo sé… pensaba Mina, mientras frente a ella, Sherra no se movía ni un ápice, a pesar de que se le estaba acercando peligrosamente. Pero tal vez la hoja se active al contactar con el enemigo ¡Tengo que intentarlo al menos!

Gritando aún más fuerte, cuando apenas estaba a unos centímetros de ella, dio un mandoble con todas sus fuerzas desde el flanco derecho.

Sherra esquivó fácilmente el mango de la espada de Luz, que seguía sin tener vaina.

- ¡Ups! Lo siento, has fallado. – se burló la demonia, desapareciendo a continuación hacia el plano astral.

Confundida, Mina se puso a mirar a su alrededor, buscando algún rastro de su enemiga. Su sexto sentido se activó de pronto, advirtiéndole de que corría peligro y se agachó. Sintió como algo afilado pasaba muy rasante por su cabeza antes de caer ella al suelo.

Al abrir los ojos, se dio cuenta de que sus propios cabellos, desparramados delante de su cara, le dificultaban la visión. A su lado, la cinta con la que se sostenía la trenza en alto estaba cortada en el suelo, junto a unos pocos mechones suyos. Al mirar a Sherra, se percató de que había transformado su brazo en una cuchilla, aunque pronto volvió a su forma original.

- No está mal. – admitió la general de Garrusherra – Tienes buenos reflejos… ¡pero no te servirán de nada! ¡DYNAST BREATH!

De nuevo con agilidad felina, Mina evitó el rayo de hielo que le envió la demonia. A aquel Dynast Breath le sucedieron varios, que Sherra lanzó contra la hechicera de forma sistemática, congelando el suelo a su alrededor. Mina los esquivó todos, una y otra vez, corriendo y refugiándose cada vez detrás de las estatua de hielo de la gente que había sido congelada.

Finalmente se detuvo detrás de la de sus padres, jadeando, visiblemente cansada. Sherra también detuvo su ataque a base de hechizos. Parecía estar esperando a que Mina hiciera el siguiente paso. La pelirrosada todavía sostenía el mango vacío de la Gorn Nova en sus manos.

¿Qué puedo hacer? ¡No se me ocurre nada! Es demasiado poderosa, yo no sé cómo enfrentarme a una demonia así… ¡Mierda!, maldijo para sus adentros, Si al menos hubiera atendido más a las clases de hechicería de mi madre…

Súbitamente una idea atravesó su cabeza. Sherra había dicho que el haz de luz de la hoja de la espada de luz se activaba si el portador concentraba toda su energía en el arma… Si tan sólo pudiera centrar su potencial mágico en activar la espada…

Se concentró, cerrando los ojos y enfocando su mente hacia el mango… tenía que funcionar… concéntrate, Mina… piensa en una vaina de luz enorme, imagina que la hoja se está materializando…

Sin que la hechicera lo advirtiera, unos pequeños rayos azulados empezaban a aparecer en el mango, chisporroteando como chispas eléctricas que intentan provocar un pequeño fuego…

- ¡Mi paciencia se agota, Mina Gabriev! – gritó la demonia mientras invocaba otro Dynast Breath en su mano - ¡Sal de tu escondite ahora si no quieres morir!

La hechicera abrió al fin sus ojos y al hacerlo, por fin un haz de luz, pequeño y un tanto irregular, salió del mango de la espada.

¡Ya está! esto será suficiente…

- ¡GOLPE DE VIENTO!

Mina invocó aquel hechizo de viento para confundir a Sherra el tiempo suficiente. La demonia esquivó el hechizo con facilidad, pero al hacerlo, había bajado la guardia.

Era su oportunidad.

- ¡RAYWING!

La joven hechicera voló hacia la demonia a toda velocidad, enarbolando la pequeña hoja con fuerza. Llegó hasta una confusa Sherra y asestó un mandoble… La alcanzó….

Pero se desvaneció y volvió a desaparecer.

Mina estaba aún confusa, cuando una mano la aprisionó por la espalda y la agarró del cuello, empezando a ahogarla.

- Eso estuvo cerca… - le dijo la demonia mientras se frotaba un costado, en el que había una pequeña abertura, provocada por el arma de luz – Muy, muy cerca… Pero he sido más lista que tú.

La otra mano de Sherra le agarró del brazo por donde tenía cogida la Espada de Luz, tratando de obligarla a que la soltase, presionando en sus músculos, cortándole momentáneamente la circulación, haciendo que hasta el último de sus nervios sintiera el dolor. Pero aún así, Mina se negó a soltar el arma.

Contrariada, Sherra finalmente le soltó la mano a la chica y luego dirigió la suya hacia uno de los costados de la muchacha, empezando a conjurar algo.

- Acabas de perder tu última oportunidad, Mina Gabriev. Hasta nunca.

Tras decir esto, Mina sintió una punzada de dolor.

La bola de energía oscura que Sherra había invocado atravesó su abdomen por el costado izquierdo. La sangre y el tejido salió disparado, arrebatándole las fuerzas a la joven hechicera. Su cuerpo debilitado no pudo mantener el raywing y empezó a descender hacia el suelo, desangrándose.

Los cabellos rosados y largos revoloteaban a su alrededor a medida que caía. La Gorn Nova seguía en su mano aferrada.

Lo siguiente que sintió Mina fue el impacto contra el suelo. Rebotó una vez, quedando de cara al suelo, mientras los cabellos desparramados se entremezclaban con su propia sangre.

La Gorn Nova perdía fuerza en su mano, hasta que la pequeña vaina desapareció, y Mina perdió la consciencia. Lo último que oyó fue la risa histérica y victoriosa de Sherra…


Cuando Mina despertó, estaba en un lugar completamente a oscuras. No se veía nada, ni se oía nada. No había ni un alma. Tan sólo ella, su cuerpo al desnudo emitiendo un tenue brillo y sus cabellos rosados sueltos y flotando con una brisa inexistente.

¿Dónde estoy?…

La pelirrosada miró a su alrededor. Estaba sola, flotando en aquella oscuridad, aunque no tenía muy claro si flotaba hacia arriba o hacia abajo. En aquel lugar, el tiempo y el espacio no existían y Mina se sentía desorientada.

¿Cómo he llegado hasta aquí?… No lo entiendo… yo estaba… en Sailon, luchando contra Sherra y…

¿Será esto un sueño?… No… es demasiado real… recuerdo que… Sherra me atravesó con ese hechizo y… caí y me golpee en la cabeza…

Entonces… ¡¿Estaré muerta acaso?!… sí… debe ser eso… y si yo estoy muerta… ¿esto es el cielo, verdad? o algo así…

No hubo una respuesta.

Sí… no hay duda.

Si estoy aquí sola, es que me he muerto.

Silencio de nuevo. Mina suspiró y sonrió a medias

Qué silencio… esto está muy tranquilo…. y estoy tan cansada…

Dormiré un rato… un rato, un minuto, un siglo… no me importa, ya nada importa.

Sherra ha ganado. Ya no hay nada que hacer…

Sr. Phil… Milgazia… Shadow, Sr. Léon… Ileana, Kronck…. Princesa Amelia, Maestro Zelgadis…. Papá, Mamá…

Xellos… Índiga, Valteria…

Andracis…

Lo siento. Sé que confiabais en mí… Lo intenté, pero fue imposible.

Perdonadme, por favor…

- ¡¡DE ESO NADA!! – gritó de pronto una voz furiosa -.

- ¡¡¡AAAAAAAAAAAH!!! – chilló Mina entre sorprendida y asustada… -.

Porque de pronto, en su mente, había aparecido la imagen de su madre, con la cara más cabreada que había visto en su vida.

- ¡MA… MAMÁ! – volvió a chillar, con los ojos como platos - ¡¿PERO QUÉ HACES AQUÍ, ES QUE HASTA MUERTA Y TODO ME VAS A ESTAR RIÑENDO?!

- ¡¡POR SUPUESTO QUE SÍ!! – volvió a gritarle la imagen de Reena en su mente - ¿O QUÉ TE CREÍAS? ¿QUÉ REENA INVERS IBA A DEJAR QUE SU HIJA TIRARA LA TOALLA DE ESA MANERA? ¡¡PUES LO LLEVAS CLARO, JOVENCITA!!

- Mamá… - murmuró Mina conmovida. Jamás pensó que su madre fuera a darle ánimos… aunque fuera de aquella manera tan poco ortodoxa… -.

- ¿Recuerdas lo que te dije antes de que te marcharas, Mina? – continuó Reena ya más calmada y con una sonrisa tierna en sus labios - ¿Aquella frase que siempre debías recordar? "Una Invers nunca se rinde"… Eres una Gabriev, pero también llevas sangre Invers en las venas, Mina… recuérdalo bien…

- Una… una Invers nunca se rinde… - repitió Mina en voz baja -.

- Eso es, Mina. Recuérdalo siempre, pase lo que pase, nunca te rindas… Una Invers nunca se rinde… Una Invers nunca se rinde…

- Una Invers nunca se rinde… Una Invers nunca se rinde… Una Invers nunca se rinde… Una Invers nunca se rinde…

Una Invers nunca se rinde…

Una Invers nunca se rinde…

Una Invers nunca…

Una Invers…

Sherra dejó de regodearse de pronto. Algo ahí no encajaba. Se suponía que Mina debería estar muerta, pero su instinto demoníaco le decía que aquel cuerpo inmóvil que estaba tirado en el suelo irradiaba vida.

Una vida que pugnaba por ir a la superficie.

La mano de Mina sufrió un espasmo involuntario. Después, flexionó sus dedos y poco a poco cerró el puño con fuerza. Cinco palabras, escaparon débilmente de sus labios:

- Una… Invers… nunca… se rinde…

Sherra miraba a Mina como quien contemplaba una aparición. No podía creerlo. No quería creerlo.

Estaba viva.

¡La que se suponía que debía haber muerto estaba viva!

Y no sólo eso; también se movía.

Ahora se estaba reincorporando, apoyándose sobre sus puños (uno de los cuales aún sostenía con fuerza la Espada de Luz) mientras repetía incansablemente aquella frase, una y otra vez…

- Una Invers… nunca… se rinde…. – empezó a tensar los brazos, levantando su torso con dificultades del suelo – Una Invers… nunca se rinde… - apoyó uno de los dos pies y empezó a tensar la rodilla, apoyando sus manos sobre ésta – Una Invers… nunca se rinde…

- Pero… ¿cómo…? – balbució Sherra con los ojos como platos -.

- Una Invers nunca se rinde… - Mina finalmente había conseguido apoyar los dos pies y se mantenía tambaleante sobre sus dos maltrechas piernas -.

- Es… imposible… No puede ser… - volvió a murmurar la demonia -.

- Una Invers nunca se rinde… - Mina ya había conseguido erguirse, sus ojos azules ocultos entre su espeso pelo con un deje de amenaza -.

- ¡Tú… no puedes… no debes estar aquí! ¡TENDRÍAS QUE ESTAR MUERTA! – casi chilló histérica la General de Garrusherra -.

- ¡Un Invers nunca se rinde! – finalmente Mina dejó ver sus ojos, llenos de determinación y ardor guerrero, al tiempo que gritaba con toda la fuerza de la que sus pulmones eran capaces: - ¡¡UNA INVERS NUNCA SE RINDEEEEE!!

- ¡MALDITA…!

La hechicera empleó un raywing para volar hasta donde estaba Sherra, a una velocidad increíble. La demonia estaba contrariada, pero en sus ojos también asomaba otra sensación.

Temor.

- ¡MUERE, MALDITA SEAS! ¡MUÉRETE DE UNA VEEEEEEEZ!

Mientras decía esto, lanzaba con ambas manos varias esferas de energía, pero los nervios la dominaban y disparaba a diestro y siniestro, sin atinar la puntería. Además, la joven hechicera esquivaba con habilidad pasmosa los pocos ataques que llegaban a su altura, sin dejar de volar hacia ella.

Al llegar a una determinada altura, cogió el puño de la Gorn Nova con ambas manos y concentró todo su potencial mágico en la hoja. Esta vez no podía fallar.

- ¡¡ESPADA DE LUZ!!

Al gritar aquello, el haz de luz apareció en la hoja del arma y esta vez era mucho más grande y brillante que la vez anterior. La hoja era incluso más grande y poderosa que cuando la empuñaba Sherra.

La demonia, en un último intento por detenerla, conjuró una enrome bola de energía en su mano derecha, esperando, como la vez anterior, pillarla por sorpresa y acabar con ella de una vez. Por su parte Mina, que en aquel momento era un bersheck en pie de guerra, empuñó con más fuerza la espada, gritando como una posesa.

Todo pasó deprisa. Apenas en un instante.

Mina dio un mandoble en horizontal. Un flash de luz azulada las cegó a ambas, hechicera y Demonia, durante un segundo.

La hechicera flotó, a unos metros por detrás de Sherra, con el aliento contenido.

Finalmente, dejó escapar un respingo y perdió el conocimiento.

La espada se soltó de su mano, ya sin fuerza, y ella volvió a caer irremisiblemente al suelo, su cuerpo rebotando un par de metros por la fuerza de la inercia hasta que se detuvo, sus rosados cabellos tapándole el rostro.

La General de Dynast Garrusherra permanecía impasible, en el aire, la cabeza gacha y sin decir una palabra. Y entonces se rió.

Empezó a reír casi convulsivamente, como una loca esquizofrénica, mientras se palpaba el costado y repetía:

- No lo puedo creer… ¡Mis planes…! ¡Todos estos años de duro esfuerzo – la enorme herida que tenía en el costado se abrió de forma abrupta, casi partiéndola por la mitad – todo cuanto he hecho y he conseguido…! ¡¡Han quedado en nada por culpa de una estúpida niña!! ¡NO ES POSIBLEEEEEE…!

Y con esas últimas palabras, el cuerpo de Sherra se evaporó en el aire.

Como si jamás hubiera existido.

Mina abrió los ojos. Giró sobre su propio cuerpo, que estaba tirado en el suelo, poniéndose cara al cielo. En su rostro, una mirada de incredulidad.

- Lo… lo conseguí… - dijo mientras jadeaba – He… derrotado a Sherra… ¡Lo conseguí…!

La pelirrosada jadeó, tratando de recuperar el aliento. Echó la mirada hacia atrás y entonces vio algo que hizo reaccionar sus sentidos.

Andracis, encerrado en el hielo, cual si se tratara de una estatua helada.

- Andy…

La joven hechicera aunó fuerzas de nuevo para incorporarse y caminó con dificultad hacia donde estaba su amigo, mientras con una mano se tapaba la herida que atravesaba su abdomen.

- ¡Andy…!

Finalmente llegó, rendida y apoyó su mano ensangrentada en la superficie de a prisión helada que mantenía a Andracis en su interior. A medida que las fuerzas le fallaban y volvía a caer, dejaba un rastro de sangre, tiñendo de escarlata el blanquecino hielo.

La hechicera se dejó caer, cuan larga era, a los pies de la estatua de hielo.

- Lo conseguimos, Andy… - murmuró, con un hilo de sangre resbalando por sus labios, pero sonriendo feliz – Sailon es libre… lo… logramos… Andracis…

Finalmente sus labios se sellaron y sus ojos se cerraron, lentamente, como si simplemente se abandonara al sueño.


Pasaron las horas como si de siglos se trataran.

Mina aún seguía, inmóvil, caída a los pies de Andracis.

Una gota de agua cayó sobre su mejilla.

PLOC…

Luego vino otra.

PLOC…

Y otra.

PLOC…

Al caer la tercera gota, Mina empezó a abrir poco a poco sus azules ojos.

Lentamente se llevó una mano a la mejilla para constatar que realmente era agua lo que había caído en su mejilla…

Por el tacto y lo incoloro, así lo parecía.

Con gran esfuerzo se dio la vuelta mirando al cielo. No llovía, el cielo estaba despejado de nubes.

Y lo que es más, hacía un sol resplandeciente.

Un sol brillante, como Mina jamás había visto en su vida.

Una cuarta gota le calló en su ojo derecho. Sólo entonces supo de donde provenían las gotas de agua.

El bloque de hielo que aprisionaba a Andracis se estaba derritiendo bajo la acción del brillante sol.

Sorprendida, se incorporó, quedando frente a la estatua de hielo que el hechicero era en aquellos momentos. Empezó a retroceder, sin poder apartar la vista de su amigo, cuya prisión de hielo se derretía cada vez más deprisa.

De pronto, empezó a resquebrajarse. Primero una pequeña grieta que apareció en un punto aislado, cerca del rostro del muchacho. A ésta le siguieron otras tantas pequeñas grietas que se empezaron a abrir en distintos puntos, expandiéndose cada vez más hasta juntarse unas con otras en un entramado parecido a una tela de araña…

Y entonces, con un ruido estridente, el hielo se rompió, liberando a su prisionero, que cayó de rodillas sobre la tierra, respirando con dificultad y con evidentes síntomas de cansancio.

- A… ¿Andy…?

- Af… af… ¿Mina? – jadeó Andracis al tiempo que se reincorporaba con algo de dificultades - ¿Qué... qué ha pasado? ¿Qué ha sido de Sherra?…¿¿Y qué le ha pasado a tu trenza??

- Andy… - las lágrimas empezaron a aflorar en los ojos de la muchacha, mientras se acercaba y alargaba las manos hacia su amigo, como si no acabase de creer que estuviera ahí – Estás… vivo…

- ¡Pues claro! – le espetó el muchacho algo extrañado - ¿Qué crees que me había…?

- ¡¡Andy, estás vivo, estás vivo, estás vivo!! – el zagal no pudo continuar su frase porque Mina se le lanzó casi en el acto, abrazándole por el cuello con fuerza mientras las lágrimas que habían empezado a aflorar hace una rato se tornaron en ríos que resbalaron por sus mejillas -.

- ¡Mi-Mina! – el pobre Andracis al principio se escandalizó y se puso más rojo que un tomate ante la repentina acción de su amiga, pero se recuperó cuando, al ir a abrazarla a su vez, se percató de algo: - ¡Ah! ¡Mina, estás sangrando!

- N-no es nada… - le quitó importancia la chica tapándose la herida con la mano – Sherra fue muy dura… pero la he vencido, Andy. Y… y tú estás vivo… es un milagro… - dijo todavía con lágrimas en los ojos mientras esbozaba una cálida sonrisa -.

- No. No ha sido un milagro. – le dijo el muchacho con seriedad, cogiendo la cara de la pelirrosada entre sus manos – Yo sabía que lo conseguirías, Mina. Eres la mejor…

- Andy… - ante aquellas palabras, la chica no pudo evitar sonrojarse un poquito mientras seguía sonriendo -.

- ¡Y además, no estabas sola! – añadió Andracis empezando a hacer poses raras - ¡Porque la resplandeciente justicia que siempre acompaña a los héroes en sus misiones, también estaba de tu lado! ¡¡Y con la justicia de tu parte, nada podía fallar!! – concluyó señalando al cielo -.

- Tú no cambiarás nunca… - murmuró Mina mientras una gotaza de sudor de tamaño descomunal asomaba por su nuca. De pronto se dio cuenta de una cosa y emitió un respingo -.

- ¿Qué pasa?

- Si tú te has descongelado… - empezó a meditar la hechicera en voz alta – eso quiere decir que también los demás…

Su monólogo quedó interrumpido al oír un ruido sordo a sus espaldas. Al volverse, lo primero que vieron ambos adolescentes fue a Valteria, caído en el suelo cuan largo era en una posición no muy honorable que digamos, a resultas de lo cual empezaron a sudar de vergüenza ajena. Claro está, al haber sido congelado en pleno vuelo, cuando el hielo se rompió, el pobre Val había caído desde una altura mayor.

- Estupendo… Vaya morrazo que me he metido… - gruñó el dragón antiguo tras incorporarse y escupir algo del fango que se le había metido en la boca con el aterrizaje -.

- ¡Val, tú también estás vivo! – exclamó Mina alegremente a la vez que también le abrazaba -.

- ¡Jajaja! ¡Por supuesto, no se puede matar a un dragón antiguo así como así! – bromeó Val - ¡Lo conseguiste, Mina! – le felicitó a continuación - ¡Gracias a ti el hechizo se ha roto y pronto los demás serán también liberados!

- Por no decir – añadió Andracis – que has recuperado la Espada de Luz… por cierto, tómala antes de que la pierdas. – dijo mientras le pasaba el mango de la Gorn Nova, ahora sin ninguna clase de vaina -.

- ¡Es verdad! – Mina abrazó con efusividad la preciada arma - ¡Verás cuando se lo cuente a Papá…!

- No creo que tengas que esperar mucho… - puntualizó el dragón antiguo señalando al lugar donde estaba el bloque de hielo que mantenía en su interior a los padres de Mina -.

Nada más decir esto, el hielo se resquebrajó liberando a Gaudy y a Reena, tras lo cual también se rompieron el hielo que aprisionaba a Ileana y Kronck y al de Amelia y Zelgadis.

La primera en reaccionar fue Mina, que se lanzó riendo a abrazar a sus progenitores.

- ¡Papá! ¡Mamá! – rió sin poder reprimir de nuevo las lágrimas de felicidad - ¡Vosotros también estáis vivos, qué alegría!

- ¡Eh! ¡Oye, quieta, no aprietes tan fuerte! – protestó la pelirroja hechicera -.

- ¿Pero qué ha pasado? ¡No entiendo nada! – dijo a su vez Gaudy, con su habitual despiste -.

- Vosotros dos ¿os encontráis bien? – preguntó Val a Ileana y Kronck -.

- ¿¿Bien dices?? ¡ACHÍS! – estornudó la amazona y luego empezó a protestar, de mal humor - ¡Joder, me he resfriado y todo! ¿¡Cómo quieres que esté bien!?

- Kronck no notar nada… - murmuró el gigantón con más cara de despistado que Gaudy, si cabe -.

- Claro, tú como eres vikingo estás acostumbrado al frío, pero yo no… ¡¡ACHÍS!! – volvió a estornudar Ileana -.

- Salud.

- Snif… me harías más favor si me dieras un pañuelo…

- ¡Mamá! ¡Papá! – abrazó Andracis a sus padres - ¡Me alegra tanto que estéis bien…!

- ¡Pues claro que estábamos bien, hijo! ¿Lo dudabas? – respondió Amelia con decisión, abrazando a su vez a su marido, quien trataba de quitarse afanosamente los trozos de hielo que se habían quedado pegados a su piel de roca - ¡No hay nada que la fuerza del amor no haga!

- Amelia, te lo ruego, aquí no… - murmuró la quimera poniéndose más colorado que un tomate -.

- ¡Sí, pero te olvidas de algo muy importante! – intervino súbitamente un potente vozarrón, perfectamente identificable… -.

- ¡¡Sr. Phil!! – exclamó Mina con los ojos saliéndosele de las órbitas, al igual que a la mayoría de los allí presentes -.

- ¡¡PAPIIIIII!! – lloró de emoción Amelia abrazándose a su padre -.

- ¡¡HIJITA MÍAAAAA!! – le correspondió el príncipe Philionel igualmente emocionado -.

- ¡¡ABUEEEELOOOOOOO!! – se les unió Andracis con dos cataratas también derramándose por sus ojos - ¡Tú también estás vivo!

- ¡Sí! ¡Y todo gracias a la Justicia – añadió Phil haciendo poses – que ayuda al héroe y defiende al desvalido!

- ¡Es verdad! – le secundó su hija en la pose y el discurso - ¡La siempre brillante justicia que ilumina con esperanza los sueños de los hombres!

- ¡Lo que yo decía! – terció Andracis imitándoles a su vez - ¡No hay nada que la justicia no pueda hacer!

Tras el triple discursito de los tres príncipes sailonienses, éstos se pusieron a reír de forma estridente, avergonzando a todos, y en especial a Zelgadis, que empezó a murmurar algo así como: "Vaya familia política que me ha tocado…"

- ¡Ah, Papá! – se acordó de repente Mina y entregando el mango de la Espada de Luz a Gaudy dijo: - Toma: he recuperado la herencia de los Gabriev.

- ¡La Espada de Luz, qué bien! – exclamó Gaudy emocionado - ¡Gracias, hija!

- De nada. – sonrió la pelirrosada – Además, esa espada me ha ayudado a derrotar a Sherra… ¡Y tú también, Mamá!

- ¿Yo? ¿Cómo? – interrogó Reena confundida -.

- ¡Pues con tu consejo de no rendirme nunca!

- ¿Ah? – Reena ya no sabía si quedarse a cuadros o tomar a su hija por una loca - ¿Pero qué me estás contando?

- ¿No lo recuerdas? – insistió la chica - Cuando yo estaba inconsciente en esa especie de limbo… ¡Tú te me apareciste y me dijiste aquello de: "Una Invers nunca se rinde"!

- ¡No digas tonterías! – le gritó la pelirroja golpeándola en la cabeza - ¡¿Cómo voy a decirte nada si estaba atrapada en el hielo?! ¡¡A ver si se te mete esto en la mollera, que es imposibleee!! – siguió golpeándola repetidas veces -.

- ¡Pero bueno, Reena, para, que le haces daño! – trató de apaciguarla su marido -.

- ¡Ayyyy! ¡Pero si es la verdad! – protestó Mina lloriqueando -.

- ¿Seguro que no tuviste alucinaciones o algo así? – rió Valteria divertido -.

- Podría haberse tratado de un sueño… - Andracis también era algo escéptico al respecto-.

- ¡¡Os digo que es verdad!! – exclamó ella con convencimiento - ¡Sé que no lo he soñado, yo…!

La muchacha dejó la frase inacabada en aquel momento y perdió el conocimiento, cayendo hacia delante. Andracis intentó atraparla entre sus brazos, pero hubo otro que se le adelantó; Gaudy cogió en brazos el ligero cuerpo de su hija, mirándola con ternura.

- Tranquilo. – le dijo a Andracis al ver su mirada preocupada – Es una chica fuerte, sólo necesita descansar un poco…

- Después de todo ha gastado muchas energías. – añadió Reena mirando a su hija entre los brazos de su marido y sonriendo, al tiempo que apartaba unos cuantos mechones rosados de su rostro – No sé cómo lo has hecho, Mina… pero me siento orgullosa de ti… Muy orgullosa.

En la cara de Mina, se dibujaba una débil sonrisa.


- ¿Qué ha pasado, Milgazia-sama?

El anciano dragón miró a la pequeña semi-dragona que acababa de despertar. No se había separado de ella ni un instante, mientras esperaba a que reaccionase, refugiados bajo el chopo que un día vio a Índiga nacer.

- Diría que han ganado… - respondió al fin - Creo que ha sido tu amiga, la hija de Invers… es una chica muy fuerte, igual que su madre…

Durante un momento, Índiga no respondió. Miró hacia el lugar donde estaba la montaña bajo la cual se hallaba antaño el templo secreto de Ragardia y luego dirigió la vista hacia el valle, hacia el campo de la batalla por la liberación de Sailon. Tras hacer esto, volvió a cerrar los ojos, apretando contra su pecho el báculo de su padre.

- Gracias, Mina-san… - murmuró mientras dos pequeñas lágrimas asomaban por sus ojos amatistas.

Continuará… en el Capítulo 12.

˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚˜˚

Notas de Amber: Este capítulo se terminó de escribir unos quince minutos antes de que acabara el año 2004. Con esto, ya podréis suponer la tarea titánica que supuso para mí terminarlo para que vosotros, los que esperabais la continuación de SLAYERS CONTINOUS os llevarais la primera pequeña alegría del año…

A pesar de todo, hablando con humildad, he de decir que no es de los mejores capítulos que he escrito. Salvando la última parte (que tenía escrita hace tiempo ya), yo misma he notado que me he tenido que esforzar mucho para escribir el resto.

Y cuando una se siente forzada a terminar un fic que comenzó con ilusión, es que algo falla.

No quiero decir con esto que vaya a dejar de escribir el fic, porque falta muy poco para acabar la historia (y encima que el último capítulo lo tengo ya escrito, a la espera de que lo revise – fijaos si iba retrasada, que terminé el siguiente antes de acabar éste nnU -), pero… la segunda parte prevista, que llevaría por título SLAYERS GREATER, se tendrá que retrasar. Ahora que estoy experimentando con otros fandoms, creo que es el momento de que me tome un "año sabático" como aquel que dice, al menos en lo que a Slayers se refiere.

Gracias infinitas a los que han tenido la paciencia suficiente (que no es poca) para aguantar tanta espera. : ¡Nos veremos en el capítulo que viene (juro que esta vez no tardaré tanto n.nU)

Si a pesar de todo queréis sabotear mi ordenador como venganza, envíen sus virus a: almudenmumuyahoo.es … o a mi nueva dire:

Ah, por cierto:

Quiero dormir un rato… un rato, un minuto, un siglo. Pero que todos sepan que no he muerto… (Federico García Lorca)

Notas post-publicación en : A pesar de haber acabado este fic a las puertas del año 2005, como veis, no ha sido hasta hoy, fecha de 15 de Enero del 2005, que he publicado la tan esperada para algunos continuación de este fic... fiel a mi política de no publicar nada que no estuviera ya posteado en la página del Altar de Zeros, quise esperar a que la webmistress hiciera su actualización... sin embargo, en vista de que de momento no ha habido actualizaciones (ya sé que tienes mucho trabajo, Karo, lo comprendo... no te enfades por esto nnU) y ante la insistencia de algunos reviewers, como la última Dolphin-chan, que incluso llegó a amenazarme con un atentado terrorista (XDDD sé que lo decías en broma... pero gracias a tí he recordado que hay demasiada gente mordiéndose las uñas en este momento como para que esperara mucho más) he decidido hacer una excepción... Por lo demás, no me queda más que responder, como ya es costumbre mía, a las reviews de los lectores que me han acompañado hasta aquí:

Aredhel Alcarin (XDDDD me han divertido tus conjeturas acerca de lo que pasaría en este capítulo.... no todas se han cumplido, pero obviamente al final la mala ha mordido el polvo (suena de fondo) Another one bites the dust XDDD no si al final me habrás contagiado lo de poner música de fondo a mis comentarios.... por cierto, y esto como nota personal, lamento mucho no haber podido responderte al correo estos días. Que sepas que recibí tu felicitación de año nuevo, feliz 2005 a tí también nn Y por lo de la targeta de cumple, don't worry, be happy n) ZLaS MTALIUm (Es curioso, pero cuando terminé de escribirlo también a mí el combate entre Xellos y Sherra me pareció corto ··? al menos en comparación al resto del capi.... me alegra que te gustase nn (por cierto, vaya un sentido del humor que tienes que tener para que lo de la mano flotando te parezca gracioso... claro que si lo piensas bien... ya estoy desvariando --U)) Tenshi Akire (;; te aseguro que nadie más lo lamenta que yo! snif) Shadir (otra que se apunta al club de plañideras por la muerte de Xellos XD De eso se trataba, que fuera una muerte digna nn) Mixica (Guau! OO Pues sí que te has tenido que pasar horas para leerte los 10 capítulos de una sentada, con lo que llegué a enrrollarme en algunos XDDDD Gracias por tu paciencia y tus alabanzas! n (ya eres la segunda que me dice lo del pelo rosa --U me parece que voy a tener que dar explicaciones pronto...)) Silver Lady (sí, tia warry, sé perfectamente que eres tú �#... es la segunda vez que revieas en uno de mis fics, y la verdad no entiendo porqué, si eres la primera en leerlos, para algo eres mi "beta-reader namber guan", pero bueno... con respecto a lo que dices en tu review, vayamos por partes: lo primero, lo de Phil y el apoyo moral y económico XD Es que Phil es mucho Phil ¿o no? nn. La comparación de la muerte de Léon y Boromir... oo jurao que no lo había pensado.... Raven me comentó algo parecido, acerca de que el campo de batalla se parecía sospechosamente al abismo de Helm... aún no he logrado encontrar el parecido --U lo que sí es cierto es que de vez en cuando, sin querer, meto alguna referencia al Señor de los Anillos... ¿será porque a veces escucho la banda sonora mientras escribo? Supongo que me querías decir algo más pero no salió la review entera - aaah, te fastidias, hermanita XDDD -) y Dolphin-chan (ya puedes dejar esa bomba atómica donde estaba n.nU que aquí llega la continuación.... me alegro que te guste a pesar de mi lentitud actualizando nnU En fin, todos somos humanos...)