Hola a todos: este es mi primer fic de Shaman King, me inspiré en una novela que se llama "En la calle donde vives", agradeceré a los que lean esto que me dejen reviews. El título no tiene mucho que ver pero no se me ocurrío algo mejor.
Disclaimer: los personajes de este fic pertenecen a Hiroyuki Takei y la autora los emplea sin fines de lucro.
Bueno, espero les guste...
.:.EL SUEÑO DE MANTA.:.
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LA CARTA
"Quiero liberarme de las cadenas que me atan, caminar a donde mis pasos quieran llevarme, mirar lo que yo decida, hacer lo que yo quiera, quiero toda una vida y no solo media vida; con las llaves de Meikoku Tao, un nuevo mundo está por abrirse para mi, con los dones que Hao Asakura nos ha legado construiré para mi lo que por tanto solo ha sido un sueño".
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MADRUGADA DEL VIERNES
Manta llegó a su cama casi arrastrándose, o cambiaba ese horario infernal de clases extra que se había echado encima o ya podía prepararse para sufrir un accidente por quedarse dormido despierto. Ya estaba en la cama cuando recordó que Yoh le había pedido que lo llamara porque tenía noticias urgentes que contarle; Manta reflexionó, seguramente su amistad no se vería dañada si llamaba a Yoh a la mañana siguiente en vez de hacerlo esa misma noche. Bostezó largamente y se quedó dormido de inmediato.
En medio de la noche escuchó un ruido proveniente de la planta baja de su casa, supuso que era uno de sus padres yendo a la cocina por agua, pero entonces el ruido se reprodujo más fuerte, eran pisadas subiendo las escaleras, su habitación era la primera al final de estas así que quien fuera tendría que pasar frente a él; se quedó muy quieto pensando en la posibilidad de que se tratara de un ladrón; las pisadas se detuvieron frente a su habitación y luego Manta oyó un ligero clic cuando el intruso abrió la puerta; decidió que lo mejor sería fingir que dormía, entrecerró los ojos y el intruso fue directamente hacia el ropero, Manta oyó que las puertas de este se abrían, el intruso parecía saber exactamente donde estaba lo que buscaba porque Manta no lo oyó revolver entre sus cosas; por último volvió sobre sus pasos, Manta se atrevió a enderezarse entre sus sabanas para ver al ladrón, alcanzó a vislumbrar su espalda cuando salía por la puerta, le pareció que era una persona muy delgada, tal vez un chico. Se quedó paralizado en su habitación hasta que pasó tanto tiempo que Manta estuvo seguro de que el intruso ya no estaba en su casa, sólo entonces se atrevió a levantarse y salir al pasillo, empezaba a amanecer y una tenue luz entraba por las ventanas; se dirigió a toda prisa al cuarto de sus padres, ambos dormían placidamente en su cama, regresó a su cuarto y abrió el closet, miró en su interior parecía que nada faltaba; más calmado se dispuso a vestirse y comenzar el día.
Cuando salió de la ducha su mamá ya estaba de pie preparando el desayuno, el teléfono sonó, Manta se dirigió a contestarlo, era Yoh, pensó algo apabullado que si su amigo lo llamaba tan temprano era porque sus noticias eran urgentes
–hola Yoh– comenzó Manta –¿qué sucede?
–Manta ¿puedes venir a mi casa hoy?– le preguntó Yoh
–por supuesto¿a qué hora?
–¿te gustaría venir a desayunar?– inquirió su amigo, si que debía estar en un apuro, Manta no dudó ni un instante y se puso en camino. Llegó a la dirección de Yoh y entró en la casa de estilo japonés muy típico, se paso directo a la cocina tras dejar sus zapatos en el recibidor, su amigo estaba preparando el desayuno
–buenos días– saludó Manta, Yoh le sonrió como siempre y lo hizo sentarse, le sirvió unos huevos recién preparados y jugo de naranja –¿por qué me llamaste tan temprano?– preguntó Manta luego de que Yoh le agradeciera por acudir tan temprano a verlo, la sonrisa de su amigo se le borró de inmediato pero luego regresó
–pues me pasó algo anoche y necesito un consejo– toda la conversación le pareció extrañamente inusitada a Manta, Yoh hizo una pausa como si no supiera por donde empezar, la situación era bastante tensa así que Manta decidió hacer platica para relajarse un poco
–¿Ana sigue dormida?– inquirió, pero la sonrisa se borró de nuevo y Manta supo que no debió preguntar eso
–no está– le respondió Yoh, Manta debía parecer confundido porque Yoh añadió de inmediato –se fue de casa anoche–.
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Len Tao bajo del tren seguido de su hermana Jun, visitaban Japón tan seguido que ya lo consideraban un segundo hogar, solicitaron un taxi en la estación y se dirigieron al hotel en el que siempre solían hospedarse; en cuanto llegaron Jun llamó a Fausto Octavo, el cual se había ofrecido muy amablemente a ser su contacto en el país; Len Tao no se molestó en deshacer su maleta, en vez de ello se apoderó de la valija de viaje de su hermana y la abrió desperdigando por la cama los papeles que contenía; el primero era un sobre con varias fotografías, la primera era de una vieja caja decorada con motivos de dragones chinos, las siguientes mostraban el contenido de esa caja: un juego de espadas, diez anillos y tres rollos de papel cuidadosamente enredados; era el tesoro perdido de la dinastía Tao, había sido hallado recientemente en Kyoto y ellos dos habían sido enviados a recuperarlo, tenían tres días en Japón realizando tramites engorrosos, de Kyoto los habían enviado a Tokio porque el tesoro había sido trasladado al museo principal de ese lugar. Su hermana cortó la comunicación y le explicó a Len lo que Fausto le había dicho, las autoridades pretendían quedarse el tesoro a menos que pudieran probar que efectivamente pertenecía a su familia en cuyo caso lo más seguro era que acabara en un museo de su país natal; Len sonrió, él era un peleador pero las batallas legales no eran su fuerte, sabía que su padre no permitiría que el tesoro fuera arrebatado a la familia ahora que lo habían encontrado pero lo primero era ocuparse de que regresara a China; Len finalmente se puso a acomodar su ropa y ésta vez fue Jun quien se concentró en los papeles, llevaban consigo un inventario muy antiguo de la familia Tao y dibujos que representaban el tesoro que había sido robado de Meikoku Tao
–ya que estamos en Tokio¿por qué no visitamos a los Asakura?– sugirió Len, que no iba a desperdiciar esa oportunidad para ir a medir fuerzas con su viejo amigo y rival Yoh, su hermana sonrió, a ella le encantaría visitar a Ana y ponerse al tanto de las últimas noticias de su vida.
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Manta pensó en lo tonto que se había visto en casa de Yoh mientras se dirigía a la suya, no solo se había quedado mudo y no pudo decir ni una palabra de aliento a su amigo sino que además le faltó tacto para evitar sorprenderse e indignarse ante las condiciones de la partida de Ana: se había ido con Hao, Manta no lo podía creer, en primer lugar porque habían dado a Hao por muerto, pero su regreso de la tumba no era tan desconcertante como el hecho de que Ana cambiara a Yoh por su gemelo, Manta vio la habitación de su ahora ex–amiga vacía, y la carta que le había dejado a Yoh "no espero que comprendas mis motivos pero nunca serás la persona que yo quisiera así que antes de hacer daño o cometer un error aún más grande prefiero dejarte; no lo hago de frente porque de esta manera será más fácil para los dos, me voy con tu hermano, y te ofrezco una disculpa por ponerte en una situación difícil con él".
Manta no lo podía creer, es decir Ana siempre había sido una persona muy fría pero uno esperaría que tras dos años viviendo juntos tendría un poco de tacto para romper con Yoh; su amigo le explicó que Ana había estado muy distante desde hacía un mes más o menos y hablaba mucho por teléfono; seguramente con Hao, Manta sintió que se tensaba tan solo de recordar todo lo sucedido cuando se detuvo en seco, había dos patrullas frente a su casa, claro, que tonto había sido, como pudo olvidar lo del ladrón, se había ido a casa de Yoh sin siquiera contarle a su madre lo sucedido; pasó corriendo entre la policía y entró; su madre lo esperaba muy seria porque la policía lo estaba buscando a él.
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Ryu y Horo Horo se dirigían a Funbary Gaoka, Tokio, habían recibido una llamada de Yoh que los dejó muy preocupados y se dirigían en ese mismo momento a encontrarse con él, Pilika la hermana de Horo Horo no iba con ellos, con algo de esfuerzo Horo Horo la había convencido de quedarse en Okkaido. Aunque Ryu estaba de vacaciones en Okinawa al sur del país Horo Horo se lo encontró por la carretera que iba de Okkaido a Tokio y de ahí decidieron continuar juntos, entraron a la ciudad, al pasar por el centro se vieron envueltos en un embotellamiento, estuvieron atorados durante cerca de una hora, avanzaron a paso de tortuga, el motivo de tal congestionamiento a esa hora de la tarde parecía ser un alboroto en un edificio del centro –parece que robaron el museo– dijo Horo Horo al escuchar los rumores de peatones y policías que se encontraban en la escena, Ryu frenó su motocicleta de golpe y señalando un punto en el alboroto exclamó –¡pero si es Jun Tao!– Horo Horo también volteó pero era imposible detenerse en ese momento para ir donde ella y optaron por seguir su camino rumbo a casa de Yoh.
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Manta esperó pacientemente en la jefatura de policía, lo habían conducido ahí para interrogarlo¿sobre qué, lo ignoraba, la situación no le quedaba del todo clara, el comandante de la policía entró; a Manta se le fue la mandíbula al piso al verlo
–¡Marco!– el oficial clonado del comandante de los soldados X lo miró extrañado
–¿nos conocemos?– Manta lo miró perplejo
–soy amigo de Yoh– le contestó
–¿Yoh, no sé de que me habla– le dijo a un más desconcertado Manta
–¿no se llama Marco?
–si, así es
–¿no servía a la doncella de Hierro Jeanne?
–no conozco a ninguna doncella de hierro
–pero
–suficiente, le recuerdo que el interrogado aquí es usted, no yo– Manta se sonrojó ante el recordatorio de su situación
–si¿qué sucedió¿por qué me trajeron a este lugar?– iba a añadir... sin mis padres, pero no quería parecer pequeño, lo cual ya era difícil dada su corta estatura
–conoce a esta mujer– preguntó Marco tendiéndole una foto, Manta miró, era Shalona, la líder de las cinco Lily's
–si– respondió Manta, y le contó a Marco, que parecía no recordar nada a pesar de haber estado ahí, que había hecho un viaje a Estados Unidos el año pasado y que ahí la había conocido
–¿cuándo fue la última vez que la vio?– Manta hizo memoria –a finales de verano del año pasado nos separamos en una aldea apache
–¿mantuvo algún tipo de contacto con ella, después de eso?
–no– dijo Manta preguntándose a donde quería llegar Marco
–¿sabía que estaba en Japón?– Manta negó de nuevo
–¿le pasó algo a Shalona?– preguntó sin dejar que la mirada de halcón de Marco lo intimidara
–fue asesinada ayer– soltó Marco, Manta se sorprendió mucho pero se sorprendió aún más cuando Marco añadió
–en la escena del crimen hallamos esto– dijo levantando una laptop gris con bordes azules, esa era su computadora y tenía su nombre escrito en un costado; Manta no supo si reír o llorar, Shalona asesinada y él era el principal sospechoso.
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Manta no fue a su casa pues estaban realizando un cateo en ella en busca de pistas, le contó a sus padres y a Marco del intruso que había escuchado durante la noche, pero si esperaba que Marco considerara eso como una pista estaba muy equivocado porque en vez de pensar en esa posibilidad miró a Manta desconfiado y él entendió que no le creía; así como tampoco le creía que no había salido durante la noche, como sus padres estaban dormidos su declaración de que su hijo no había abandonado su cama no era confiable; así que fue a quedarse en casa de Yoh, al llegar se encontró a Horo Horo y Ryu; en cierto modo eso lo hizo sentir mejor, la presencia de sus amigos era confortante; Yoh les contó su problema y Manta el suyo, ambos parecían extraordinarios. Ya era algo tarde cuando el timbre sonó, Yoh se levantó a abrir; eran los Tao, el grupo de antaño estaba casi completo, excepto por la ausencia incomoda de Ana, y la de Chocolove y Lyzerg los cuales estaban en sus respectivos países, todos se pusieran al tanto de las noticias de unos y otros, incluido que el tesoro de la familia Tao había sido robado del museo donde lo tenían la madrugada del Jueves, se hizo muy tarde en medio de platica, bromas y recuerdos de sus aventuras juntos así que Yoh dispuso que se quedaran todos a dormir en su casa esa noche.
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