.: MARTES :.
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Ana se sentía bien esa mañana, aunque sabía que un asesino andaba tras ella estar de nuevo en casa la hacía sentir muy bien, trató de no pensar en la suite del Hilton; y la parte que más alegraba a Ana, tenía a Yoh, Horo Horo, Ryu, Len y Manta para atenderla, eso de ser acechaba los hacía comportarse como si ella estuviera agonizando, lo único que perturbaba su estancia era el hecho de que Lyserg no paraba de hacerle preguntas, algunas bastante difíciles sobre el interés del asesino en ella; con tantas horas libres Ana podía pensar y cavilar lo que sabía, una cosa en particular le preocupaba y nadie parecía darle importancia, si el asesino había dejado con vida a Jeanne a sabiendas de que al despertar hablaría eso era porque pensaba alejarse pronto de manera que cualquier cosa que Jeanne dijera no lo perjudicaría¿es qué acaso planeaba matarla tan pronto.
Tomó sus cosas de baño y se encaminó a la regadera, se detuvo en la puerta, Ryu venía saliendo de bañarse con una toalla en al cabeza
–buenos días doña Ana– la saludó, si acaso él y Horo Horo creían que era una traidora procuraban callárselo
–buen día Ryu– dijo y se metió al baño; pronto estuvo cómodamente instalada en la bañera, se relajó, ahora que Jeanne estaba a salvo se sentía mejor, nunca habían sido amigas pero a últimas fechas habían pasado muchas cosas que las unían indirectamente. Su mente divagó quien sabe por cuanto tiempo, alguien tocó a la puerta del baño, Ana se enderezó de golpe en la tina, se había quedado dormida, el agua ya estaba fría
–Ana¿estás bien?– escuchó decir a Yoh al otro lado de la puerta
–si, me quedé dormida eso es todo
–bien, eeeeeeer... la comida ya está lista– balbuceó Yoh, le era muy difícil dejar de tratar a Ana con la familiaridad con la que estaba acostumbrado, como si ella aún fuera, y le dolió pensarlo, su mujer; la puerta del baño se abrió, Ana salió envuelta en una toalla
–gracias, iré de inmediato– Yoh le sonrió y se marchó rumbo a la cocina, todavía recordaba las ocasiones en las que hablaban mientras él estaba metido en la tina y a Ana no le importaba entrar al baño aún sabiendo que estaba desnudo; extrañaba esa vieja rutina, pero ella se rehusaba a hablar del tema.
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Manta estaba en su hogar con Lyserg, el regreso de la doncella reafirmó su decisión de no salir de su casa como ella le había pedido, había invitado a Lyserg a quedarse unos días con él pues sus padres estarían ausentes esa semana
–es normal en ellos– le explicó –por el negocio de mi papá suelen salir de improviso a menudo– Lyserg se acomodó en la sala, normalmente en una situación así Manta hubiera ido a quedarse con Yoh, pero como él estaba cuidando a Ana y Manta no debía dormir fuera Lyserg se convirtió en su mejor opción; el joven inglés desplegó un mapa sobre la mesa de centro –¿qué es eso?– le preguntó
–lo encontré en casa de la doncella Jeanne, marcó varios lugares– explicó y le mostró a Manta
–bueno, es claro lo del museo y la casa de Shalona, ahí empezó todo, pero ¿por qué habrá marcado mi casa y la de Yoh?– Lyserg se encogió de hombros
–lo que me intriga más es el Hotel Four Seasons
–ahí se hospedaban los Tao– dijo Manta, recordó las sospechas de Horo Horo y se lo dijo a Lyserg –son muchos cabos sueltos– dijo Manta
–si, pero siento que todos apuntan a la misma dirección, hay algo relevante aquí estoy seguro, la persona que mató a Shalona...– se interrumpió frustrado no podía encontrar la conexión.
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Empezaba a anochecer cuando el teléfono sonó en la casa Asakura, Yoh se apresuró a contestar
–¿Yoh?– dijo una voz conocida
–Jun¿eres tú?– inquirió –¿dónde estás?
–Yoh, yo no cometí ningún crimen– la llamada se cortó, bajo el auricular, que extraño era todo eso, iba a marcar el número del hotel donde estaba Len cuando la línea volvió a repiquetear, escuchó la voz de Jun nuevamente –hallé al asesino– dijo la chica con voz agitada
–¿estas bien?– la siguiente línea congeló a Yoh
–me hirió– no tuvo que explicar como, ya todos conocían el arte de ese sujeto –acaba de suceder hace unos momentos, creo que podré resistir varias horas
–Jun, dime dónde estás e iremos por ti
–en la carretera estatal de Tokio a Saitama, hay un templo cerca, iré hacia allá
–no dejes que te atrape– le rogó Yoh y colgó. Empezó a marcar el número del Hotel Four Seasons para contarle todo a Len.
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El joven chino se dirigió de inmediato a casa de los Asakura pues Yoh se rehusó a decirle donde estaba su hermana a menos que les permitiera acompañarlo, todos conocían su mal carácter y temían que cometiera alguna estupidez si lo dejaban ir solo; Ryu llegó en su motocicleta al mismo tiempo que Len y les ofreció de inmediato su vehículo para que pudieran ir por Jun. Ninguno de ellos había visto a Len Tao tan enojado jamás
–voy a matarlo– aseguró y a nadie le cupo la menor duda
–dejemos eso para luego– interrumpió Ana –hay que ir por Jun
–tú no saldrás de la casa– la reprendió Horo Horo
–tranquilícense, esto es lo que haremos– dijo Yoh –iremos con Len a recoger a Jun Tao pero uno de nosotros se quedará con Ana
–y además hay que avisar a Marcos– completó Ryu
–yo iré contigo Len– siguió Yoh, que se moría por atrapar al asesino y alejarlo de Ana
–yo los acompañaré también– se apuntó Horo Horo, que sentía como si le debiera una disculpa a Jun Tao
–en ese caso me quedaré a cuidar a Doña Ana– concluyó Ryu y se pusieron en marcha de inmediato, Ana se encargaría de avisar a Marcos lo que estaba sucediendo
–cuídate mucho Yoh– se despidió Ana
–tu también– le respondió él, al tiempo que se acomodaba en la moto de Ryu, arrancaron con Len al frente y se marcharon.
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Manta recibió una llamada de Ana para contarle lo sucedido "todo terminará muy pronto" le había dicho al terminar la llamada, Lyserg tomó notas de ello, la noticia de que el asesino estaba siguiendo en ese momento a Jun Tao era como una pieza nueva en su rompecabezas pero no hallaba la forma de hacerla encajar
–no podemos hacer nada– le dijo Manta –solo esperar noticias
–tienes razón
–voy a preparar tu cama– le dijo a Lyserg y subió a su cuarto por sábanas extra para el sillón de la sala dónde el chico inglés pasaría la noche; abrió el closet y sacó la bolsa de cobijas extra, tomó un par y bajo; desdobló las cobijas en el sofá y de ellas cayó una mochila negra con bordes amarillos, Manta la reconoció de inmediato, había visto una igual en casa de Shalona, la abrió con manos temblorosas a sabiendas de lo que iba a encontrar
–¡el tesoro Tao!– gritó Lyserg inclinándose a recogerlo, lo puso sobre la mesa de centro de la sala –pero ¿cómo?– el joven detective estaba anonadado, Jeanne sabía por eso le había pedido a Manta que se quedara en casa, el pequeño chico se había quedado mudo mirando el tesoro como si le temiera, todo ese tiempo buscando en su closet, no faltaba nada sino que había algo de más –¿Manta está bien?– le preguntó Lyserg empezando a preocuparse
–yo sé quien puso el tesoro ahí– miró fijamente a Lyserg, él mismo apenas podía creerlo
–¿quién?
–fue Ana
–¿cómo sabe eso?– Manta se encogió de hombros; había recordado, ella había aparecido en la sala sin ser invitada el sábado de la semana en que toda la pesadilla había comenzado, seguro no era esa la primera vez que entraba a casa de Manta, no le había dado importancia en ese momento porque estaba muy alterado. El cerebro de Lyserg trabajaba a todo lo que podía
–¡el asesino se dirige a la casa Asakura!– exclamó de pronto –todos los implicados van camino a Saitama dejando desprotegida a la señorita Ana, Manta es nuestro deber salvarla.
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Armado con un revolver idéntico al que alguna vez usó para invocar un ángel, Lyserg y Manta llegaron a la casa, le habían pedido al taxista que los bajara una cuadra antes para no alertar al asesino de su llegada, Manta había pedido refuerzos antes de salir de la casa pero tardarían en llegar, aparentemente todo el equipo de Mine y Marcos había ido a Saitama
–¿y ahora que haremos?– preguntó Manta mientras se acercaban sigilosamente a la casa
–habrá que saltar la barda– le dijo Lyserg lo cual preocupó a Manta, el ya era lo suficiente pequeño como para saltar un sillón¿cómo iba a trepar por la barda de la casa?; Manta vio un auto estacionado cerca –por aquí Lyserg– le pidió corriendo hacia él y trepándose al toldo, Lyserg lo imitó.
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Dentro de la casa Ana estaba segura, al menos por el momento, estaba viendo la televisión con Ryu a un lado, el cual no dejaba de interrumpirla haciendo preguntas
–¿cree que ya hayan rescatado a la señorita Jun?
–no lo sé
–espero que atrapen al asesino de Shalona¿usted no?
–aja
–menos mal que no pudo acabar con la Doncella Jeanne
–si
–¿cree que cuándo lo capturen entregue el tesoro Tao por las buenas?
–no sé– dijo Ana elevando la voz y Ryu se quedó callado de inmediato; oyeron un barullo proveniente del jardín –¿qué fue eso?– preguntó Ana poniéndose de pie y apagando la televisión
–Doña Ana vaya a su habitación y espéreme ahí– le pidió Ryu –yo iré a revisar– tomó su espada de madera y con cierto recelo salió de la sala; Ana se dirigió a la cocina, esperaba que le diera tiempo de apoderarse de un cuchillo antes de dirigirse a su cuarto.
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Lyserg y Manta cayeron al jardín y se ocultaron entre los arbustos rápidamente, la puerta corrediza de la casa se abrió y vieron a Ryu asomarse a revisar con su espada en la mano
–es Ryu, debemos avisarle– comenzó Manta
–no, es mejor esperar– lo detuvo Lyserg
–si el asesino llega tendremos el factor sorpresa a nuestro favor–; Ryu caminó por el jardín asegurándose de que no hubiera nadie ahí, le pareció oír ruidos en la cocina y se dirigió hacia allá; Lyserg y Manta por su parte se escabulleron al interior de la casa, debían hallar a Ana cuanto antes, se sentían en parte aliviados porque Ryu estaba ahí. Iban arrastrándose por la sala cuando oyeron un grito
–¡Doña Ana!
–Ryu debe tener problemas– apremió Lyserg
–ve a buscar a Ana yo iré hacia la cocina– ambos chicos se separaron.
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Ana estaba en su cuarto, agazapada como un gato a punto de atacar, escuchó el grito de Ryu y luego el sonido de platos y cacerolas proveniente de la cocina, estaba dividida entre el sentimiento de acudir a ayudar a su amigo y el deseo de protegerse a sí misma primero; de pronto escucho disparos y luego nada
–¡oh no, Ryu– murmuró alterada, hubo pasos y la puerta de su alcoba se abrió, se enderezó y vio la silueta de un hombre de cabello largo recortada contra el marco, era el asesino
–hola, muñequita, esta vez no habrá nadie para protegerte– antes de que se diera cuenta Ana se levantó y se arrojó contra las paredes de papel de su alcoba las cuales cedieron fácilmente; cayó al otro lado y se dispuso a huir, el sujeto cayó sobre ella alcanzándola del tobillo
–está vez no– le gritó a Ana, la cual alcanzó a patearle el rostro y huir hacia el jardín, abrió la puerta corrediza, en eso sintió una punzada muy fuerte en su pierna y cayó de bruces al suelo, le habían disparado –eres una maldita– gruñó el asesino al tiempo que levantaba a Ana y la arrastraba de vuelta a la casa, la arrojó en la sala –¿dónde está el tesoro?– la increpó, Ana apretaba los dientes para no gritar por el dolor que le producía su pierna
–no sé– gimió
–¡claro que sabes!– le gritó el asesino, Ana lo vio sacar una bolsa de entre su ropa, y de esa bolsa sacó una jeringa, se inclinó sobre ella para inyectarle el mismo veneno que había acabado con Shalona
–¡no!– gritó Ana, clavándole el cuchillo que llevaba oculto en el brazo, el tipo gritó y se alejó, ella aprovechó para tratar de huir pero la pierna no le ayudaba, el individuo volvió a alcanzarla y ambos forcejearon en el suelo
–el tesoro debe ser mío– gruñía –ya esperé mucho tiempo– trataba de pinchar a Ana pero ella no se dejaba –¡dime dónde está y me iré!
–nunca
–¡está en mi casa!– gritó una voz a espaldas del asesino, el tipo se enderezó y entonces recibió un golpe en la cabeza con la espada de madera de Ryu, el tipo quedó aturdido pero volvió a la carga esta vez contra Manta, Ana cayó sobre él ignorando su pierna, sujetó la jeringa y mordió al asesino para que la soltara, la mano del tipo se aflojó y Ana quedó en poder del veneno; Manta tenía problemas para defenderse, el sujeto le cayó encima aplastándolo
–estoy muerto– pensó Manta cuando de pronto el cuerpo del tipo se aflojó, Ana lo había pinchado con su propio veneno, el pequeño chico empezaba a sofocarse cuando su amiga se lo quitó de encima, Manta corrió hacia el interruptor de luz y lo encendió –no puede ser– dijo y por la expresión de su rostro Ana pensaba lo mismo: era Ryu.
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Las luces de la ambulancia iluminaban la casa Asakura, un par de paramédicos se llevaban a Ryu entre las miradas atónitas de sus amigos, Lyserg estaba inconsciente todavía pero bien, seguro se infartaría cuando supiera la identidad del asesino, Yoh se acercó a Ana, mientras que un paramédico le vendaba la pierna, afortunadamente solo había sido un rasguño, no necesitaría ser internada; en un impulso Yoh la abrazó
–me alegra que estés bien Anita– le murmuró al oído y luego la dejo ir; Ana se alejó de su ex prometido y se dirigió hacia Marcos el cual tenía muchas preguntas que hacerle, a ella y a Jun Tao, la cual se salvó del interrogatorio solo porque tuvieron que llevarla al hospital para que la atendieran una vez que la encontraron, no en Saitama sino en el Four Seasons; Marcos le abrió la puerta de la patrulla en la que esperaba Manta para ser transportados a la jefatura de policía, Ana le dirigió una última mirada a la casa y a Yoh, temía más las preguntas que él pudiera hacerle que las interrogantes del detective.
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–¿Así que usted robó el tesoro Tao?– preguntó Marcos sin rodeos
–si– dijo Ana
–¿y la ocultó en casa de este joven?– dijo señalando a Manta
–si
–¿aún sabiendo que con ello lo incriminaría en un crimen del cual era inocente?
–si
–¿mató a Shalona?
–no
–pero sabía que sería asesinada y no hizo nada
–no sabía, suponía, y no podía hacer nada al respecto
–¿ni siquiera avisar a la policía?
–para cuando me di cuenta de la gravedad del asunto Shalona ya estaba muerta
–¿está implicada Iron Maiden Jeanne en todos estos sucesos?
–si –¿y Jun Tao?
–no sé
–¿Mikihisa Asakura?
–no sé de que habla
–¿y Hao Asakura?–Ana hizo una pausa antes de contestar
–no, él ni siquiera está aquí– Manta y Mine la miraron como si acabara de enloquecer
– nunca estuvo en Japón
–¡pero dejaste a Yoh por él!– le gritó Manta, Ana lo miró amenazadoramente y se calló de inmediato
–solo fingí, no quería involucrar a Yoh
–¿cómo supo que el asesino quería el tesoro?
–porque le envió una carta a Shalona diciéndoselo
–¿de qué carta habla?– preguntó Marcos, en respuesta Ana le entregó la nota que Shalona le había entregado a Jeanne y que después había pasado a sus manos
–creo que Ryu tiene personalidad doble– concluyó Ana
–puedo irme ya, alguien me espera– dijo, Marcos le abrió la puerta y la dejo ir.
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Continuará
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Hola: como ven este fic se ha terminado, solo falta la conclusión final.
Valsed: gracias por las flores, me da gusto que te haya gustado este fic y que el final no te defraude.
Niacriza: Ánimo, esta web también me ha hecho muchas maldades y la verdad si es un poco desesperante pero con un poco de paciencia estoy segura que la tecnología dejará de atosigarnos.
Estrella de Kaleido Star: lamento no haber atendido a tus peticiones pero la historia se desviaba si lo hacía u.u , de cualquier modo espero que te haya gustado este fic, y pues a final de cuentas Jeanne no murió (es que me agrada mucho).
Y por cierto que tal el asesino, por favor díganme que no se lo esperaban o fui muy predecible...
