CAPÍTULO II. Harry Potter
En una casa de Privet Drive, la del nº 4, se encontraban todos los ocupantes de dicha casa, durmiendo. Una ventana se encontraba abierta. Esa ventana daba a la habitación de un chico de unos 16 años, que dormía agitadamente. De pronto un rayo del sol le dio en los ojos, obligándolo a despertar de su sueño.
Lentamente se levantó de su cama, y se dirigió a un armario. En la puerta del armario había un espejo, y este le devolvió una imagen de un chico que había crecido mucho en el verano, y ya no tenía un aspecto enclenque y esmirriado, sino que tenía unos músculos muy marcados. Su pelo era de color negro azabache, que estaba muy revuelto, y no era porque se acababa de levantar, sino porque era así. Su rostro era muy hermoso, donde destacaban unos preciosos y tristes ojos verde esmeralda. Todo el mundo le decía siempre lo mismo: "Eres idéntico a tu padre, James, pero tienes los ojos de madre, Lily". Pero tenía algo más: en su frente tenía una cicatriz con forma de rayo que aún lo hacía más especial de lo que era.
Así es, pues este chico es Harry Potter, un mago, y si cabe destacar más, un mago muy famosos en el mundo mágico. Pues fue capaz de derrotar al mago más temido, Lord Voldemort, con solo un año, y dejándolo huérfano, y con una única marca: la cicatriz.
Pero no era cualquier cicatriz. Harry Potter podía sentir los sentimientos de Voldemort, e incluso, ver lo que el veía.
Debido a ese percance, le habían obligado a practicar la oclumancia, que le tendría que servir para evitar que Voldemort entrara en su mente, desde el año pasado. Pero no lo había logrado, y por eso, había muerto Sirius Black. Sirius era su padrino y tutor legal, y también fue el mejor amigo de su padre. Pero durante 12 años había sido encarcelado en Azkaban, porque lo creían culpable de la muerte de 13 personas. Pero ese crimen lo había cometido Colagusano, y su padrino murió, siendo aun, "culpable".
Durante todo el verano, Harry se había culpado de ello, y nada de lo que le escribían sus amigos, lo animaban. Voldemort lo había engañado para que fuera al Departamento de Misterios, donde encontró una profecía que lo había marcado desde antes de nacer. Solo por culpa de esa profecía no podía ser un chico normal.
Este había sido su peor verano, con diferencia. Sus tíos ya no lo torturaban gracias a las advertencias que les había hecho Ojoloco Moody, el día que lo fueron a recogerlo a la estación, pero aún así era infeliz. Su padrino era lo más parecido a un padre que había tenido.
Cuando bajó a desayunar, sus tíos y Dudley se encontraban allí. Harry se sentó en la mesa, y esperó por su almuerzo. Al menos ahora le daban de comer decentemente. Su tía Petunia puso los platos en la mesa, y todos se dispusieron a desayunar. Harry terminó rápido para poder salir al parque a dar una vuelta.
Mientras iba caminando, pensaba en los sueños que había tenido durante todo el verano sobre la muerte de Sirius. Eso no lo dejaban descansar, y continuamente receba para que sus amigos lo vinieran a buscar. Durante todo el verano había recibido varias cartas de sus amigos, pero en ninguna le decían nada fuera de lo normal que era: "No te preocupes", "Todo va bien", "No habas ninguna tontería"...
Se estaba empezando a enfadar cuando llegó al final de la calle, y observo como una chica salía de su casa. Era muy guapa. La chica lo miró y le dirigió una sonrisa, a la cual Harry, correspondió. Estaba alucinando. Una chica que no conocía de nada, le sonreía. Algo increíble.
De pronto se acordó de lo que le había dicho el señor Weasley cuando Harry le contó lo de la chica nueva en el barrio: "Harry, no te acerque mucho a ella, puede ser peligrosa. No hagas nada hasta que estemos seguros que es de fiar", pero aún no le habían dicho nada. La chica parecía encantadora, y nada malvada.
Cuando ella desapareció de su vista, Harry prosiguió su camino. Pasó por la casa de la señora Figg. Hacía tiempo que no la veía, aproximadamente desde el verano pasado cuando descubrió que era una squib (una persona mágica, pero sin poderes).
En cuanto llegó al parque se sentó en un columpio, mientras observaba a unos chicos jugar al fútbol. Las madres de los chicos le dirigían miradas desaprobatorias, principalmente por culpa de los rumores que habían dicho sus tíos. Todos creían que Harry era un delincuente juvenil, y que se pasaba todo el tiempo escolar en un centro especializado para "gente como él". Pero él en realidad pasaba el curso escolar en Hogwarts, un colegio de magos, donde había encontrado verdaderos amigos, y enemigos también.
Pronto fue la una y media, y decidió que sería mejor regresar a su casa para poder comer, o su tía no le daría nada. En cuanto llegó comió lo que le habían dado, y rápidamente se dirigió a su cuarto.
Se asomó a la ventana, donde una pequeña brisa le alborotó aún más el cabello. Harry se alejó de la ventana, y se sentó en su escritorio para terminar los deberes que le habían mandado. Ese día iba a hacer los de Transformaciones.
Pronto se hizo de noche, cuando su tía Petunia entró corriendo en su habitación y lo mandó bajar al salón, para conocer a la novia de su primo Dudley.
Harry no salía de su asombro, cuando su tía ya estaba sacándolo de la habitación, algo realmente insólito.
Él bajó de mala gana, y cuando llegó al salón se quedó boquiabierto. Allí se encontraba una chica alta, con el pelo de color castaño, y unos penetrantes ojos negros. No debería tener más de 16 años. Llevaba vestido un sencillo nique de tiras, un pantalón negro y unos tenis. Era ella, la chica nueva.
Tía Petunia y tío Vernon llegaron al salón, y su tía rompió el silencio:
- Bueno, Dudders, ¿ No nos piensas presentar a tu amiguita? –le preguntó Petunia a Dudley.
Dudley abrió y cerró la boca sin decir nada. Vernon y Petunia esperaban ansiosos que su hijo les respondiera, y Harry no salía de su embobamiento, mientras miraba a la chica. No podía creerse que Dudley pudiera salir con una chica como esa, y solo se le ocurrió pensar dos cosas: o bien esa chica estaba loca de remate, o no era la novia de su primo, como había dicho tía Petunia. La chica, que estaba viendo fijamente a Harry, se presentó ella misma.
Mi nombre es Chrysaetos Aqu... Cambell. Soy la nueva vecina –dijo con una voz dulce, la cual dejó maravillado a Harry-, y he venido aquí esta noche, pues he encontrada a su hijo y sus amigos, intentando entrar en mi casa – dijo con total naturalidad, y disfrutando con las caras de perplejidad que habían puesto los señores Dursley y Harry.
Pe... pe... pero –Tartamudeó el señor Dursley.
Harry seguía sin creerse que alguien había pillado a Dudley, y lo había llevado a su casa, y se lo había dicho a sus tíos. Estaba alucinando.
Bueno espero que a partir de ahora controlen mejor a su hijo –prosiguió Chrysaetos, ignorando por completo a los Dursley-, y también espero que le apliquen un castigo ejemplar o la próxima vez me veré obligada a llamar a la policía. Ha sido un placer conocerlos, y espero que pasen una buenas noches. Harry, todo un placer.
Harry salió de su embobamiento y la vio a los ojos, justo cuando ella le guiñó un ojo y le sonrió, a lo cual Harry le devolvió la sonrisa, y ella salió de la casa de los Dursley. Harry estaba pensando en cómo ella podía saber su nombre, pero decidió pensar en ello más tarde.
En cuanto se cerró la puerta, tía Petunia y tío Vernon, si dirigieron hacia su hijo Dudley, como muchas otras veces lo habían hecho con Harry.
A su primo lo castigaron sin salir de casa, solo o con sus amigos, sin teléfono, sin ordenador, sin videojuegos, y sin dulces. Le quitaron la paga, y esa noche lo mandaron a su cuarto sin cenar. Cuando Dudley pasó por el lado de Harry, lo oyó decir claramente, "Esta me la pagará", y subió rápidamente las escaleras. Harry enseguida pensó que tendría que avisarla, no fuera a ser.
Aún habiendo oído eso, Harry seguía anonadado. Le estaban riñendo a Dudley mientras que a él no. Entonces su tía Petunia se dirigió a él:
Mañana por la mañana, le llevarás a esa chica un pastel, y le pedirás disculpas por lo ocurrido –dijo-, pues parece que le has caído bien –reconoció con desagrado-. Ahora cenas y te vas a tu cuarto.
Durante un rato había olvidado por completo sus penas, pero en cuanto entró en su cuarto, recordó a Sirius.
El resto de la noche, Harry la pasó pensando en Chrysaetos, hasta que vio un lechuza blanca como la nieve, que entraba en su cuarto acompañada de una lechuza pequeñísima, otra marrón y una tercera que no reconoció, pues no era una lechuza, sino una hermosa águila blanca y marrón. Se fijó en los ojos del águila, y le recordaron a algo, aunque no supo a qué.
Rápidamente, Harry cogió la carta y el paquete que traía Hedwig. Era de Hermione. Primero leyó la carta:
Querido Harry:
¡Feliz cumpleaños! ¡16 años, ¿cómo pasa el tiempo, no!¿Cómo estás? Espero que bien. Supongo que esos muggles te habrán tratado bien, ¿no? Como podrás comprobar, Hedwig se aseguró que recibieras al menos un regalo.
Yo aún no he recibido mis TIMOS. Me estoy volviendo loca solo de esperar. Tengo unos nervios. Supongo que vendrás con las cartas de Hogwarts.
Por aquí todo anda bien. Este verano he ido de vacaciones a Grecia. Es impresionante lo que hacían los magos griegos, y las creencias que tenían. He tenido que volver a escribir la redacción para el profesor Binns, sobre las antiguas comunidades mágicas.
He recibido una carta de Ron, que me dice que pronto podré estar con vosotros. Supongo que iremos a la madriguera.
Espero que pases un buen verano, y disfrutes tus regalos.
Atentamente
Hermione.
P.D: ¿Quién es tu nueva vecina?
Harry sonrió. Hermione seguía siendo la misma. Estudiosa, trabajadora, responsable, pero también al parecer algo cotilla. Harry abrió su regalo, y se llevó una gran sorpresa: le había regalado un libro, sobre las antiguas familias de magos, en las que destacaban los Potter y los Black.
Después cogió la carta que traía Pig (la lechuza pequeñita), y leyó:
Querido Harry:
Feliz cumpleaños. Espero que esos muggles te hayan tratado bien, sino se van a enterar de quien es Ronald Weasley.
Por cierto mi madre me ha dicho que puedes venir a pasar la última semana a la madriguera con nosotros.
Percy ya vuelve a hablarnos, y viene a menudo por la casa, aunque sigue viviendo en Londres.
Bueno me despido, espero que te lo pases bien.
Ron
P.D: el regalo es de Fred, George, Ginny y mío. Te diremos el día que te vamos a recoger pronto.
Harry abrió su regalo, y se encontró toda una caja con diversos dulces, y otras cosas que no supo que eran. Cerró la caja, y leyó la inscripción que aparecía en ella: "Sortilegios Weasley, para el mago travieso", y sonrió. Al parecer a Fred y George los debía ir muy bien con la tienda de bromas.
Cogió la otra carta, que era de Hogwarts, más el regalo de Hagrid, que venía con una nota:
Querido Harry:
Espero que estés pasando un feliz cumpleaños. Buckbeak a regresado conmigo, pero no permite que se le acerque nadie. Está muy raro. Por aquí todo anda muy bien. Nos veremos pronto
Hagrid
Harry abrió el regalo y se le iluminó la cara: era una guía sobre el cuidado de hipogrifos. Ahora solo le quedaba la carta de Hogwarts. La abrió, y sacó varios pergaminos de ella:
Estimado señor Potter:
Le rogamos que no olvide que el próximo curso dará comienzo el 1 de septiembre. El expreso de Hogwarts partirá a las once en punto de la mañana de la estación de King's Cross, andén nueve y tres cuartos.
También se adjunta la lista de libros del próximo curso, y los resultados de sus TIMOS.
Atentamente,
Profesora M. McGonagall
Subdirectora
Harry tomó el otro pergamino, donde estaban los resultados de sus Timos:
Señor Potter:
A continuación le damos sus notas de los TIMOS realizados el curso anterior. También se le dice las materias que tiene que cursar y los libros necesarios para ellas.
Defensa Contra las Artes Oscuras: EXTRAORDINARIO
Transformaciones: EXTRAORDINARIO
Encantamientos: EXTRAORDINARIO
Pociones: EXTRAORDINARIO
Cuidado de Criaturas Mágicas: SUPERA LAS EXPECTATIVAS
Herbología : SUPERA LAS EXPECTATIVAS
Adivinación: ACEPTABLE
Historia de la Magia: INSASTIFACTORIO
Astronomía : ACEPTABLE
Como podrá comprobar por sus notas, podrá cursar su curso para auror, que lo que nos ha informado su profesora que quería cursar.. Está matriculado en las asignaturas de Transformaciones, Pociones, Encantamientos, Defensa Contra las Artes Oscuras, Cuidado de Criaturas Mágicas y Herbología.
A continuación le adjuntamos la lista de libros:
Harry no siguió leyendo. Tenía buenas notas. Podría llegar a ser auror. Entonces se fijó en el águila. ¿De quién sería? Cogió la carta que traía, y la leyó:
Querido Harry:
Feliz cumpleaños. Supongo que te estarás preguntando quién soy, pero de momento no te lo voy a decir. Cuando llegue el momento te lo diré. Espero que recibas muchos regalos y felicitaciones por parte de tus amigos.
Lo que te envío, supongo que te vendrá de perlas. Espero que te guste
Cariñosamente,
C.A.
Harry abrió el paquete y se encontró con otro libro, pero este era el mejor de todos: Los mejores hechizos de Artes Oscuras, y sus contrahechizos. Estaba aluciando. Alguien le había regalado el mejor libro, y no sabía quien. Estaba en las nubes.
Ya era la una de la madrugada, y decidió acostarse. Mañana tendría tiempo de leer el libro y seguramente sería el mejor día de su vida. Y se quedó dormido, soñando que era un grandioso auror. Y por primera vez en aquel verano, consiguió dormir de un tirón, y sin tener pesadillas.
