2-
Por culpa del sueño, anduvo atontado durante todo el día. Fue vapuleado durante la práctica y reprendido por su falta de concentración, sin mencionar las miradas sospechosas de los demás...
Pero estaba tan distraído que ni siquiera eso le importó demasiado. A ratos se descubría a sí mismo sumergido en las imágenes del sueño, reviviéndolas una y otra vez.
¿Por qué pensaba tanto en eso ahora? hacía quince años no le había costado trabajo olvidarlo, simplemente lo había olvidado todo... hasta la noche anterior en que había tenido ese sueño.
Podía entender porqué. Era un niño en ese entonces, apenas si comprendía lo que pasaba y todo había ocurrido demasiado rápido.
Era ahora que entendía que por un accidente se había envuelto en una persecución... sólo ahora, después de todos esos años se daba cuenta de lo que había ocurrido: esos pasos, quienes fueran, perseguían a la mujer, al mismo tiempo en que él era arrastrado por las aguas; mientras ella huía por ese corredor inundado, él caía desde uno de los túneles, encontrándose ambos en el mismo camino.
La extraña lo había tomado y se lo había llevado con ella, porque de haberlo dejado ahí, los que venían tras ella lo habrían encontrado... de cierta forma, al quitarlo de su camino, lo había salvado.
Podía no haber hecho nada, podía no haberle importado. Después abandonó la seguridad de su escondite sólo para alejarlo de sus perseguidores. ¿Porqué le preocupó más la seguridad de una extraña criatura perdida en el drenaje, que la suya propia?. Un misterio.
Ni siquiera recordaba si le había dado las gracias. Estaba demasiado aturdido para pensar en ese momento.
¿Qué sería de ella? Tal vez alguien lograra ayudarla después de todo. Tal vez había conseguido ayuda al final. Eso esperaba... porque él no había hecho nada.
Cerró los ojos con fuerza, apenas conciente de lo apretados que estaban sus puños... pero, ¿qué podía haber hecho él? Era sólo un niño... y después lo había olvidado. ¿Cómo había podido olvidar algo así tan rápido? ¿Y porqué lo recordaba ahora, después de tanto tiempo, cuando ya no había nada que pudiera hacer?.
Suspiró con ironía. Como si hubiera podido hacer algo de todas formas, como si el contárselo a los demás, a Splinter, hubiera servido de algo. Él jamás habría accedido a ayudarla y exponerlos a todos con ello.
.- ¡Ey, Leo! ¡piensa rápido!. – Leo se volteó al escuchar su nombre, lentamente. Demasiado quizás. Por primera vez desde que alguien había inventado esa frase, el objeto arrojado había llegado de lleno a su rostro.
Su cabeza quedó inclinada hacía atrás por la fuerza del golpe, el dolor llegó simultáneamente con la risotada de Raphael.
Enderezó la cabeza para enfrentarlo, pero Raphael comenzó a reír aún más fuerte al ver la aureola roja que le había quedado en la cara. Leo frunció el ceño, pero luego suspiró resignado, miró a su alrededor en busca del objeto que lo había golpeado: una pelota de basketball. Se inclinó y la recogió del piso.
.- Eso te habrá parecido gracioso... – Murmuró. Raphael se le acercó, secándose las lagrimas de los ojos y todavía riendo.
.- Medianamente divertido. Oye, lo siento, pero tu tuviste la culpa. ¿Quién es el que siempre dice que hay que estar alertas y preparados en todo momento? Y acabas de ser emboscado por un balón, ¡deberías estar avergonzado!.- Leo suspiró. Realmente no estaba molesto, además, de alguna forma, Raphael tenía razón. Le devolvió el balón y se encaminó a su cuarto.
.- ¿Qué? ¿eso es todo? ¿no quieres la revancha?- preguntó éste, ofreciéndole la pelota.
.- No, gracias, no estoy de humor... – Raphael alzó una ceja y lo miró intrigado.
.- ¿No? ¿por qué no? has estado así todo el día... y siempre que te sales de lo normal, algo malo pasa... tal vez deberías decírmelo ahora, antes de que ese algo malo pase, sólo para estar preparado. – Raphael lo miró fijamente, Leo pareció dudar. De pronto sacudió la cabeza.
.- Verás... – dijo con una sonrisa.- Es sólo un ejercicio... – Aún hablaba cuando saltó hacía adelante, tomando el balón de las manos de Raphael antes de que éste pudiera reaccionar y alejándose de él con un medio giro.- ... para ver si bajas la guardia demasiado fácil. Parece que sí. Eres muy confiado.
Raphael sonrió y gruñó al mismo tiempo.
.- ¿Quieres jugar? juguemos.
.- El que logre conservar el balón por más de cinco segundos, gana. ¿Estas listo?.
.- Así nací.
Raphael se lanzó hacía adelante en una voltereta que distrajo a Leo por unos segundos, lo suficiente como para que aquel le arrancara el balón de las manos con una patada. La pelota salió disparada hacía arriba, ambos saltaron tras ella.
Raph estaba a punto de atraparla, cuando un manotazo imprevisto la alejó de su alcance.
.- Eres muy lento.- Le susurró Leo cuando pasó por su lado en medio del aire, en dirección a la pelota.
Leo ya tocaba el balón con la punta de los dedos, cuando éste desapareció de su vista, borrado por un resplandor rojo y plateado. Leo cayó al piso y miró en dirección a la pared. Ahí estaba el balón, clavado a ella, atravesado por un sai, completamente destruido. Se volvió a mirar a Raphael con el ceño fruncido. Éste se encogió de hombros y sonrió inocentemente.
.- Eh... ¿Ups?... me dejé llevar...
.- El juego era "atrapar la pelota" no "destrozar la pelota"
.- Lo sé, eso habría sido más divertido... no sé porqué no lo pensé antes... – Leo suspiró.
.- Esta bien, no importa... ya me voy a dormir.- Diciendo esto dio media vuelta, dándole la espalda a Raphael.
.- ¿Ya? ¿tan pronto?. ¿Estas seguro de que nada raro está pasando?.- Leo se quedó quieto, dudó por un segundo y después se volvió rápidamente, con el ceño fruncido y con expresión de decisión.
.- Tienes razón. Es muy temprano aún, y como nada raro me pasa, no hay necesidad de que haga nada anormal, ¿verdad?... voy a..., voy a entrenar. Si, eso haré. Hoy estuve muy mal en el entrenamiento, así que debo recuperar el tiempo perdido, así que.. eh... voy a afuera... necesito correr un poco. Es una idea fantástica para alguien a quien no le pasa nada raro y actúa normalmente, tal y como siempre... – Raphael alzó una ceja. Leo aún balbuceaba cuando pasó junto a él en dirección a la puerta.
.- ¿Estas seguro de que te sientes bien?.
.- Si, claro que si. Nada raro me pasa... nadie podría decir que algo raro me pasa, porque estoy bien... bien, bien. Si, bien.
Leo abrió la puerta y salió de la guarida.
.- De alguna forma, lo dudo.- Murmuró para sí Raphael.
Era una tontería. No podía seguir permitiendo que esos pensamientos ocuparan su mente por más tiempo. Le confundían y no le permitían funcionar bien. No podía seguir así.
Tal vez, talvez no estuviera tan bien como creía después de todo. Tal vez el caer en profundos e intrascendentales pensamientos, mirando al vacío como si fuera un enajenado mental fuere alguna especie de secuela de haber sido poseído por un demonio...
La verdad era que le había costado retomar la normalidad después de ese "incidente". Todavía tenía pesadillas con eso...
Pero al menos se daba cuenta de lo distraído que estaba, al menos así podía hacer un esfuerzo por evitarlo.
Sacudió la cabeza. Incluso ahora, mientras pensaba en su falta de concentración, ni siquiera estaba prestando atención a lo que hacía: llevaba cuarenta y cinco minutos corriendo por las azoteas y no tenía idea de donde estaba ni adonde iba. Se detuvo, con la vaga impresión de que se había perdido. Tenía que prestarle más atención a las prácticas...
.- ¿Porqué nos detenemos?.- preguntó una voz grave a su lado. Leo se sobresaltó, dio media vuelta y encontró a Raphael casi pegado a él.
.- ¿Tu? ¿qué haces aquí? ¿desde hace cuanto que me estas siguiendo? ¿acaso me estas vigilando?
.- ¿Seguirte? ¿vigilarte? ibas camino a la superficie cuando te pregunté si querías compañía. Me dijiste "ajá" y te seguí. He estado corriendo contigo desde el principio ¿cómo no notaste mi presencia? en serio ¿qué te pasa?.- Leo puso cara de angustia, se dejó caer al suelo y enterró la cara entre las manos.
.- No lo sé.- suspiró.- Es sólo que no me puedo concentrar en nada.
.- ¿Tu?¿por qué no?.- Leo guardó silencio por unos instantes, ponderando la posibilidad de contarle acerca del sueño, pero eso significaría remontarse a años atrás, a eventos de los que había prometido no hablar.
.- Porque... – dijo al fin.- No lo sé... Hasta el vuelo de una mosca me distrae.
.- Eso no está bien. Pero a Miguel le pasa todo el tiempo, así que no creo que sea nada grave... ¿Qué es lo que te está molestando?.
.- ¿Qué quieres decir?
.- Si tienes problemas para concentrarte en lo que pasa a tu alrededor, es porque tal vez tu cabeza está demasiado llena de otras cosas...
.- ¿Y desde cuando te volviste sicoanalista?.
.- ¿Respondes a una pregunta con otra? diría que eso es evasión... ¿qué te preocupa, no creo que no lo sepas... – Por un momento, Leo tuvo la desagradable sensación de que Raphael trataba de mirar a través de él y no le agradó.
.- La verdad... tal vez tengas razón. Pero no quiero hablar de eso ahora.- Bien. Eso siempre funcionaba cuando quería evitar más preguntas. Raphael gruñó, pero discretamente. Estaba enojándose, pero no quería que supiera que se estaba enojando.
.- Está bien, no lo digas. No es asunto mío de todas formas. Lo único que te digo es que, si tienes problemas, resuélvelos pronto. El darle vueltas sólo empeorará las cosas y tu actitud te pone y nos pone a todos en peligro. En tus propias palabras, no podemos bajar la guardia y tu, mi amigo, en este momentos, eres un tiro fácil.
Qué gracioso. De repente Raphael desarrollaba un descomunal interés por la familia, cuando con sus imprudencias jamás le ha importado poner en peligro a los demás. Leo suspiró. No por eso dejaba de tener razón, por más que odiara admitirlo.
.- Jamás haría nada que los pusiera en peligro...
.- No. No concientemente.- Raphael respiró profundo y se relajó.- Ok. Esta bien. Si no quieres hablar conmigo, tal vez... tal vez pudieras, es decir...- Raphael gruñó frustrado al no poder armar la frase. Se sentó en el suelo junto a Leo, cayendo bruscamente a su lado- Sé que hemos soportado mucha presión estos últimos meses..
.- Cuándo no es así... – Contestó Leo con resignación. Raphael sonrió.
.- Cierto, pero ¿cuanta presión podemos soportar antes de colapsar? tomate un tiempo para analizar que está pasando contigo... – Leo abrió los ojos de par en par, lentamente se volvió hacía él, sonriente, mirándolo intrigado.
.- ¿Qué?... – Preguntó bruscamente Raphael.
.- Nada. Es sólo que no sabía que también dabas concejos... ¿analizar, tomarse un tiempo? No sabía que esas palabras estuvieran en tu vocabulario... ¿será posible que estés madurando y encaminándote hacia la sabiduría?.- Por toda respuesta Raph le lanzó un puñetazo en el hombro, Leo rió. Luego se volvió a mirar las estrellas.
Los dos guardaron silencio por un rato.
La presión no era el problema. Raphael no tenía idea de cuanta presión era capaz de soportar, los sucesos pasados sólo eran eso, pasados... no, ese no era el problema. La presión, la responsabilidad, las preocupaciones, no eran un peso desconocido para él. Estaba acostumbrado a ello.
Era sólo que... que realmente no lo sabía. ¿Tenía algo que ver con el sueño y los recuerdos que debían estar sepultados?... era ya demasiado tarde para sentir culpa, demasiado tarde para sentir que había algo que debía hacer al respecto, demasiado tarde para hacer algo... ¿Por qué entonces?. Cerró los ojos con fuerza. ¿Por qué estaba tan confundido? ¿por qué no podía sentirse tranquilo?. Algo había ahí que se revolvía en su interior, que se paseaba por su cabeza... pero cuando trataba de descubrir qué era, no encontraba nada, sólo un vacío.
De pronto sintió un golpecito en el hombro. Abrió los ojos sobresaltado. Raphael estaba frente a él, con una pierna apoyada en la cornisa, mirando hacía abajo. Con los ojos le hizo una señal para que se acercara.
.- ¿Qué dices? ¿damisela en peligro?- Leo se inclinó y miró hacia donde le indicaba Raphael. Abajo, en un callejón, una figura era acorralada por un grupo de otras figuras. La primera de ellas retrocedía, hasta que el muro al final del callejón le cerró el paso.
.- O por lo menos, diez contra uno no parece justo. Vamos a ver más de cerca.
Ambos se deslizaron sigilosamente por las escaleras de incendios al costado del edificio que daba al callejón. Se detuvieron a una distancia prudente; ellos podrían observar toda la escena, pero era difícil que fueran descubiertos.
.- Sip, una damisela en peligro. No sé porqué diablos las mujeres tienen la maldita manía de pasearse por estos callejones a estas horas de la noche.
.- ¿Puedes ver si están armados?
.- Apenas puedo ver mi mano frente a mi cara, este lugar es una cueva... – Raphael se volvió hacía el poste de luz que se suponía debía iluminar la calle. Roto.
.- Mejor. Será más rápido así.
.- Entonces acabemos con esto de una vez. ¿cuáles prefieres? ¿los de la izquierda o los de la derecha?
.- Derecha.
.- Típico.- Leo alzó una ceja. Se tomó un momento más para observar antes de lanzarse.
Era típico ver mujeres así, acorraladas por chicos pertenecientes a pandillas, para quitarles el bolso o las llaves del auto, cosas así... o peor. Pero esa mujer no parecía tener nada de valor a esa distancia, no parecía más que una vagabunda, envuelta en un abrigo todo roto y desgastado, demasiado grande para ella.
.- ¿Vienes o no?- Raphael no esperó respuesta y se lanzó al ataque. Leo lo siguió.
Quince segundos después, la situación estaba bajo control. Había sido fácil, demasiado incluso. No era común que los pandilleros dieran tan poca pelea.
Los sorprendieron con su llegada y no lograron recobrarse del asombro a tiempo. Ambos se movieron rápidamente, de sombra en sombra, sin darles tiempo para que los mirasen con detención. Quince segundos después, los pandilleros se miraron unos a otros, se reagruparon y desaparecieron, con sorprendente rapidez.
.- Buenos movimientos, buenos reflejos, pero no saben pelear... raro ¿eh?.- Comentó Raphael. Él y Leo permanecieron en las sombras cuando todos los demás se hubieron ido.
La mujer estaba ahora apoyada contra la pared, tambaleante. No podían ver su rostro porque estaba oculto tras la capucha de su abrigo. Olía muy mal, aún desde esa distancia podían sentir el hedor. Definitivamente debía ser una vagabunda.
.- ¿Está bien?.- Preguntó Leo, quedándose en las sombras. La mujer se incorporó al instante, mirando en todas direcciones tratando de encontrar el origen de la voz. Parecía confundida, desorientada... dio unos pasos al frente, pero tropezó y cayó sobre sus rodillas.-
.- Creo que no lo está... – se respondió a sí mismo Leo.
.- Oh no, yo no pienso cargarla hasta un hospital. Llamemos a alguien, para eso está el 911, luego nos largamos de acá.- Reaccionó de inmediato Raphael.
.- Esos tipos debieron de haberla golpeado..- Siguió Leo, como si no lo hubiese escuchado.- Creo que está sangrando...
.- Más razones para llamar cuanto antes a las autoridades correspondientes, o sea, cualquiera menos nosotros, ¿no crees?.
.- No... – Respondió distraídamente Leo.
.- ¿Qué?.- Raphael lo miró sorprendido, Leo comenzaba a avanzar hacía la mujer.- ¿Pero qué estas haciendo?- Le preguntó con los dientes apretados. Leo no respondió, se acercó a la mujer y se inclinó junto a ella, tomándola del brazo, intentando ponerla de pie.
.- Déjeme ayudarla, señora.
.- Si, claro. – refunfuñó Raphael desde su lugar.- Claro que la vas a ayudar, ayudarla a que le de un ataque cardiaco en cuanto te vea, a eso la ayudarás...
La mujer levantó levemente la vista, paseándola alternativamente, desde su brazo sostenido por una mano verde hasta lo que venía tras ésta, encontrándose frente a frente con Leonardo.
Leo retrocedió inconscientemente, sabía lo que venía, ya estaba preparado para ello, lo había presenciado unas cuantas veces ya.
Pero nada pasó. Esta vez no hubieron gritos, ni insultos, ni pánico. Nada. La mujer sólo lo miraba, entre sorprendida y confundida, con la mirada desorientada. De pronto se incorporó tambaleante, apoyándose en la mano que le ofrecía Leo. El movimiento fue tan brusco que la capucha del abrigo cayó hacia atrás.
.- Tu... – Murmuró con un hilillo de voz, sin dejar de mirar a Leo.
Aún era joven, demasiado tal vez, pudo apreciar Leo, su rostro estaba sucio y lucía muy cansada y golpeada...
Por un minuto, Leo no pudo decir nada, sólo se quedó observándola ... La mujer tenía el cabello largo y negro, cayendo sobre su cara, todo desgreñado...
Por alguna razón, intentó furiosamente recordar el rostro de la mujer del túnel, pero no lo consiguió.
De pronto la mujer pareció volver a la vida, de un tirón alejó el brazo de Leo y retrocedió, apenas manteniéndose en pie.
.- Tranquila... no voy a hacerle daño... – Intentó calmarla Leo.
.- Lo sé... – Dijo ella débilmente, pero continuó retrocediendo.
.- ¿E.-está bien? ¿No está herida?.- La mujer sonrió cansadamente.
.- Estoy bien. Sólo vuelve por dónde viniste...- Pero Leo no se movió. No podía simplemente irse...
.- ¿Esta segura? es decir, podemos llevarla aun hospital...
.- ¿Qué?- se atragantó Raphael.- ¿Cómo es eso de que podemos llevarla? Ni siquiera podemos hacer nuestras propias compras... ¿en qué lío nos estas metiendo?.- Leo alzó la mano, indicándole a Raphael que guardara silencio.- "Sólo está ganado tiempo..".- pensó éste.- ¿Qué diablos quiere con esa pobre mujer?.- Leo avanzaba hacía ella mientras ella retrocedía, tratando de alejarse de él; era como si Leo estuviese tratando de cazar a un animal acorralado... – "¿por qué diablos no la dejaba en paz?".- Pensó Raphael.
.- Está herida... déjeme ayudarla...- insistió Leo. esta vez la mujer pareció alarmarse ante su proximidad.
.- ¡No!... s-sólo quiero irme de aquí... – La mujer dio media vuelta y comenzó a correr, pero a los pocos metros se tambaleó y cayó al suelo. Su rodilla sangraba.
Leo saltó a su lado, antes de que pudiera levantarse, la tomó por los hombros, la mujer agitó sus brazos tratando de soltarse.
Leo sostuvo ambos manos de la mujer con su mano izquierda, tan fuerte que ya no le fue posible soltarse, por mucho que se debatía.
.- Sólo quiero ayudarle... – le susurró. Con el dedo índice de la mano libre presionó su cuello, en un lugar bajo su oreja. La mujer cayó sin sentido.
Cuando estuvo seguro de que ya no se movería, soltó sus muñecas y la levantó en sus brazos. Al voltearse descubrió a Raphael, con una dura expresión en el rostro.
Había olvidado por completo que aún estaba ahí.
.- ¿Qué es eso? ¿un souvenir? ¿cuál es la idea? – Leo no dijo nada, se quedó paralizado por unos segundos y luego reanudó su marcha, pasando junto a él.
.- Pero... ¡¿qué demonios piensas hacer con ella!
.- ¿No te das cuenta de que necesita ayuda? no puedo dejarla aquí... sola... yo...- Pero en verdad no tenía idea de qué era lo que estaba haciendo, lo único que pensaba era en que debía ayudar. Debía hacerlo.
Por extraño que pareciese, le urgía llevar a la chica a un lugar seguro y sólo conocía un lugar así... – La llevaré a la guarida...- dijo como si fuese lo primero que se le había ocurrido.
.- ¡¿Qué!...- Raphael estaba casi fuera de sí.- ¡¿pero es que te volviste loco! ¡¿qué te hace pensar que voy a permitir esto!
.- S-sé que es extraño... pero tenemos que hacerlo... nunca le hemos dado la espalda a nadie cuando se nos necesita...
.- Estas extremando nuestra vocación de ayuda a la comunidad...
.- No te preocupes por nada, yo.. yo me haré cargo de todo, yo asumiré toda la responsabilidad...
.- No esperaba menos, es lo menos que puedes hacer después de la estupidez que estás por hacer... – Raphael giró sobre sí mismo, agarrandose la frente con exasperación.- No lo entiendo, en serio, no logro comprenderlo...
.- ¿Qué... que quieres decir...?- preguntó Leo confundido, mientras seguían caminando. Raphael sonrío con ironía.
.- Siempre andas por ahí siendo tan perfecto... pero cuando decides equivocarte y cometer un error, y meternos a todos en un lío, si que tiene que ser uno de los buenos...
.- Sé que hago lo correcto.
.- Por supuesto que sí... desde que quien juzga eres tu.- Leo no respondió, ambos quedaron en silencio por unos minutos.
.- Tienes razón.- Dijo Leo finalmente.- En alguna parte estoy cometiendo un error... pero no tiene nada que ver con querer ayudar a esta mujer. Regresa solo, nos veremos en la guarida en un par de horas.
.- ¿Tu que vas a hacer?.- Leo guardó silencio.
.- No es asunto tuyo.- Dijo al final, desapareciendo de su vista.
.- Como si no supiera a dónde va...- dijo para sí mismo Raphael, enfilando de vuelta a casa.
Fin del segundo capitulo.
