4-

Abrió los ojos.

Estaba en el túnel otra vez. Todo oscuro, sólo oía el ruido del agua al caer.

La humana estaba vendando su pie, (¿por qué ahora lucía cómo la chica que había salvado la noche anterior?). Ella sonreía. Segundos después, abandonaba el refugio.

Ruido de botas, pisadas fuertes.

Retumbaban en todo el lugar...

Agazapado en el fondo del túnel, Leo podía oírlos.

Gritos, disparos...

Salió del escondite y comenzó a caminar en dirección a los gritos y ruidos.

Sólo que ésta vez ya no era un niño.

Avanzó por los túneles que cada vez se volvían más oscuros. Adelante estaba la mujer, apenas si podía verla. Estaba ahí, inmóvil, alerta a cualquier sonido, los pasos ya se acercaban pero ella parecía no percatarse y en cualquier momento estarían allí.

.- ¡Ya vienen!- le advirtió. La mujer se volteó sobresaltada, abrió la boca, iba a decir algo pero entonces la detonación de un disparo resonó en el lugar. La bala atravesó el hombro de la mujer y ésta lanzó un grito agudo y prolongado.

Cuando Leo despertó, el grito aún resonaba en sus oídos. Estaba sentado en la cama, respirando agitado. Se pasó la mano por la frente, tratando de recobrar el aliento, terminando de convencerse de que sólo había sido un sueño. El mismo sueño, otra vez.

En vez de volver a dormir, se puso de pie. Cómo era posible que hubiese olvidado algo como eso... cómo era posible que no pudiese recordar la cara de la mujer. En cambio no podía quitarse la imagen de la mujer del callejón de la cabeza.

Fue hasta la zona de trabajo de Don. Cuidando de no tocar nada más, sacó un aparato cuadrado, presionó un botón y una pantalla verdosa resplandeció frente a sí. Apretó otros botones y unos puntos blancos se reflejaron en la pantalla, tres de ellos estaban agrupados en un solo sector, otro estaba más alejado.

Leo fue hasta la puerta de la guarida. Tal vez estuviera demasiado concentrado en lo que hacía o tal vez no se imaginaba que alguien más pudiera estar despierto a esas horas, pero no advirtió un par de ojos que lo observaban desde las sombras.

Volvió a mirar la pantalla, la señal se encontraba detenida en algún punto de la ciudad. Se alegró, al menos se había quedado quieta.

Tenía un horrible presentimiento, tal vez fuera sólo por la pesadilla, pero los horribles presentimientos casi siempre eran por una buena razón.

No iba a obligarla a hacer algo que no quisiese, si quería vivir en las calles, allá ella... sólo quería asegurarse de que estuviera bien. Sólo eso. No pretendía interferir con su vida, ni tratar de aconsejarla. Sólo quería saber si estaba bien.

De alguna forma, sabía que no era así, era sólo cuestión de ver su cara... y no podía seguir como si no pasara nada. Si la había encontrado era por alguna razón y no estaría tranquilo hasta que no supiera cual era.

Subió a la superficie. La señal era bastante clara, no le costó encontrar el lugar de origen, sólo que...

El celular estaba dentro de un tarro de basura, en un callejón, en el medio de la nada.

Leo lo sacó de entre los desperdicios y lo observó por unos segundos con el ceño fruncido.

.- Maldición...- farfullócon los dientes apretados. Miró a su alrededor y en las calles cercanas. Nada. Pero no esperaba otra cosa. Sabía que era inútil.

La chica no quería ser encontrada y ahí se acababa la historia.

Volvió al drenaje, encaminándose con desgano, sumido en sus pensamientos. Casi no alcanzó a advertir una sombra que se abalanzó sobre él desde un rincón oscuro. Cerró su mano alrededor de la sombra antes de que llegara a tocarlo.

.- ¡Ey! calma, calma... – Leo se dio cuenta de que era la mano de Raphael la que tenía aprisionada y la dejó ir.

.- Eres tu... ¿qué estás haciendo¿siguiéndome?...

.- Nada que tu no harías si yo me escapara en medio de la noche... – Leo iba a responder, pero accidentalmente su vista se posó en el agua del drenaje que corría junto a ellos, arrastrando desperdicios. Le llamó la atención un trozo de papel, una hoja de periódico que flotaba solitaria, navegando justo hacía él y deteniéndose justo a sus pies, de tal forma que una letras grandes negras quedaron visibles.

"Vuelve" pudo leer. Leo parpadeó.

Eso era todo lo que podía leerse, la primera palabra de un titular, probablemente. Se inclinó y levantó el papel del agua, pero estaba tan húmedo que sólo se quedó con un trozo en la mano y el resto continuó su camino por el drenaje.

Miró el trozo que tenía en la mano, sólo había una palabra escrita en él. "Vuelve".

Leo se quedó mirándolo por un momento antes de volver a tirarlo al agua del drenaje.

Raphael lo miraba con curiosidad; nuevamente Leo había olvidado que estaba ahí. Suspiró al verlo y se sentó en el piso, Raphael se quedó de pie, frente a él con las manos cruzadas.

.- ¿Por qué estás haciendo esto?- Leo lo miró con expresión cansada.

.- ¿Haciendo qué?.

.- ¿Cómo que qué¿Por quién me tomas? No es asunto mío, pero creo que esa chica no quiere saber nada de ti...

.- Yo no... – Comenzó Leo, pero al instante se dio cuenta que no sacaba nada con tratar de defenderse. Suspiró.- Sólo es algo que debía hacer... sentía que debía hacerlo, al menos preocuparme... no hay nada malo conmigo si es eso lo que te preocupa... sólo creí que era la mejor forma de ayudar, creo que siempre es posible hacer algo más por los demás y...- Leo guardó silencio abruptamente, sólo para observar a Raphael.- No te estoy convenciendo¿verdad?.- Éste lo miró con los ojos entrecerrados.

.- ¿Tu qué crees?.- Leo inclinó la cabeza hacía atrás, apoyándola contra el muro. Tomó aire y lo dejó escapar. ¿Por qué hacía lo que hacía? no lo tenía muy claro, por un lado estaba genuinamente preocupado por esa pobre chica... por otro no dejaba de pensar en la mujer que necesitó ayuda, años atrás y a quien nadie ayudó. Cerró los ojos con fuerza.

.- ¿Te gusta esa chica?.- Leo abrió los ojos de golpe, ahogando una risa.

.- ¿Qué?

.- Quiero decir...si sientes algo por ella... ya sabes.- Leo lo miró divertido.

.-¿Algo como qué?- Raphael desvió la mirada.

.- Bueno, tu sabes... ¡maldita sea¡deja de hacerte el tonto!.- Leo rió.

.- No. No es nada de eso.- Raph lo miró suspicazmente. Leo desvió la mirada.

¿No era nada de eso¿de verdad?

Raphael esperaba una respuesta.

.- En serio.- concluyó aregañadientes. Raphael lo traspasó con la mirada

.- Ok. Te creo.- Dijo al fin.-De manera que no es eso... ¿qué es entonces?

Leo meditó antes de hablar. Por su mente ni siquiera cruzaba la idea de contarle lo del sueño y todo lo demás... ni de lo mal que se sentía al respecto.

.- No hay nada más aparte de lo que se ve, Raphael.

¡Por favor¿a quién engañaba¿Trataba de reparar un error¿eso hacía¿a quien trataba de ayudar, a la chica del callejón o a la del drenaje de hacíaquince años? nada de lo que hiciera ahora cambiaría lo pasado, nadie iba a ayudar a esa mujer en los túneles, la historia no cambiaría.

Ni él lograría sentirse mejor.

¿Porqué se sentía tan mal por algo que había pasado hacía tanto tiempo?

¿Porqué no lograba sacarse ala mujer del túnelde la cabeza?

No la recordaba, por más esfuerzos que hacía y, de alguna forma, esa otra chica se la recordaba intensamente al punto de llegar a confundirlas a las dos en su cabeza...

Realmente no sabría si podría con tanta confusión...

.- Si, claro que sí...- respondió Raphael con ironía, su voz le sacó de sus pensamientos con brusquedad.

.- De todas formas, no es nada de lo que tengas que preocuparte.- le respondió distraído.

.- Eso espero...

.- Vámonos a casa¿quieres?.

Diez minutos después, estaban en casa, la TV estaba encendida, todos estaban despiertos ya.

.- Chicos¿dónde andaban?...- preguntó Miguel sin apartar la vista del televisor.

.- ¿Qué vemos?- preguntó Raphael sentándose junto a él en el sofá.

.- Infomerciales, ya sabes, "llame ya".

Era la hora de las ventas por televisión.

"... cambia el color de tus ojos todos los días¿azul¿violeta, el verde es definitivamente tu color...". Decía la voz del anunciador.

"Dímelo a mi" pensó Leo, apoyándose en el respaldo del sofá. Sin embargo, por extraño que pareciera, lo primero en lo que pensó al ver el comercial fue en el parque central, que también era, de alguna manera, verde. "Extraño", pensó, frunciendo el ceño¿con qué estaba desvariando ahora?.

Se apartó de la televisión y fue hasta la cocina. Estaba por verter agua caliente en una taza, cuando sus ojos se posaron accidentalmente en la caja del cereal. Lo sacó del armario.

En la parte trasera traía el típico pasatiempo, un laberinto, "Encuentra el camino a través del parque". En la figura se veía una representación del parque central, cruzada por varias posibles rutas, una de las cuales debía conducir hasta la salida, al norte del parque.

"¿Qué calles hay al norte del parque central?", se preguntó. Segundos después, estaba absorto en el examen de un mapa de la ciudad, diez minutos después, volvía a salir a hurtadillas de la guarida.

.- Es la segunda vez esta noche. Vas a batir tu propio record.

Incluso antes de que hablara, sabía que estaba ahí. Raphael. ¿Lo había estado siguiendo todo ese tiempo¿era posible que estuviera tan distraído que ni siquiera hubiera notado su presencia sino hasta ahora?... bueno, parecía que así era después de todo...

.- ¿Qué quieres?.- preguntó casi con fastidio. Tal vez si creyera que sólo estaba preocupado por él, lo entendería. Pero sabía que no se trataba de eso, era sólo que Raphael nunca había soportado quedar al margen de algo, estaba intrigado y no lo dejaría en paz hasta que no descubriera detrás de qué andaba. Claro que él mismono actuaba muy diferente cuando se trataba de Raphael, ir tras él para evitar que se metiera en problemas se había vuelto costumbre ya. ¿Sería él mismo así de insoportable?. Probablemente.

Raphael salió de las sombras. Irónicamente, estaban muy cerca del lugar donde lo sorprendiera la primera vez que había escapado esa noche.

Estaba sonriendo, con Raphael, eso podía ser o muy bueno, o muy malo.

.- No te preocupes.- dijo.- No pienso meterme contigo. Lo que sea en lo que andes, es cosa tuya... aunque no hay que ser un genio para adivinar de que se trata¿o no?.- Leo le lanzó una mirada hostil.

.- Entonces¿qué haces aquí?

.- Sólo quiero asegurarme que te quede claro una cosa...- Leo inclinó la cabeza a un lado, alzando una ceja.

.- ¿Qué?- Raphael hizo una pausa, sonriendo.

"Oh no", pensó Leo, "Aquí viene".

.- Por mi, puedes irte de correrías por ahí o como te plazca, como te dije, no me importa. Pero no te dejaré olvidar esto. Cada vez que vayas a intentar detenerme, cada vez que intentes impedirme hacer algo, te recordaré como violas tus propias normas de seguridad...- Raphael comenzó a caminar en dirección a la guarida, deteniéndose junto a Leo al pasar a su lado.- Te dejaré en paz ahora, tu me dejarás en paz mañana. Nuestras vidas serían mucho más fáciles si siguiéramos esta regla¿no crees?.-

Leo no contestó. Raphael esperó un momento y luego reanudó su marcha. Leo hizo lo mismo.

.- Espera... – Volvió a hablar Leo se volvió, aún estaban a sólo unos metros de distancia uno del otro, aunque Raphael le daba la espalda.- Sólo haznos saber si necesitas ayuda..¿quieres?.- Diciendo esto, continuó su camino. Leo se quedó mirando como se alejaba hasta perderlo de vista, luego continuó adelante.

.-

No tenía nada. Nada a parte de una tonta dirección sin sentido y un fuerte presentimiento.

¿Obsesión¿culpa?

Tal vez podría pensar en eso una vez que se asegurara de que todo estaba bien, de que no había ninguna persona en peligro en ese momento y después de que pudiera tranquilizar esa sensación de angustia.

Salió al exterior y comenzó a correr, cada vez más rápido, casi sin darse cuenta, mientras parte de su cerebro le decía que todo aquello era realmente estúpido, que no tenía sentido, después de todo, estaba ahí por una caja de cereal.

Se detuvo en la entrada de un callejón, el parque se encontraba justo a sus espaldas.

Esa era la dirección y no había nada, al menos nada que pudiera apreciar con sus ojos. Se quedó de pie en la oscuridad de la calle, esperando. De pronto cerró los ojos y sonrió.

.- No entiendes las indirectas.- le dijo una voz a sus espaldas, pero no se volvió inmediatamente.

.- Tal vez sería más fácil si no estuvieras huyendo todo el tiempo...- dijo Leo con algo de alivio en su voz, después de todo, la había encontrado y estaba bien. Sin embargo...

Sus palabras se ahogaron en su garganta, dejó de hablar bruscamente y todo su cuerpo se puso en alerta.

.- Cuando dije que no quería tu ayuda, lo decía en serio.- dijo la voz en un tono frío.

Una brisa, un movimiento apenas perceptible, le alertó, sólo unos segundos antes.

Se agachó en el instante en que una sombra sobrevolaba su cabeza. Apenas si había terminado de alzar la vista cuando la sombra volvía a abalanzarse sobre él.

Sus brazos cruzados frente a sí bloquearon el primer golpe, con las manos comenzó a esquivar los siguientes, retrocediendo.

A pesar de tenerla frente a sí, tardó un poco en darse cuenta que era la chica del callejón quien le estaba atacando.

Era rápida, en un segundo estaba bloqueando uno de sus puños con el brazo y al siguiente debía agacharse para evitar una patada. No era invencible, pero no era lo que se esperaba.

Decidió que debía tomar cierta distancia...

Con una voltereta hacia tras logró alejarse de ella varios metros, pero cuando volvió a estar sobre sus piernas, ella estaba exactamente a su lado, como si no se hubiese alejado ni un centímetro: tan sólo en el tiempo que le había tomado llegar al suelo, la chica había acortado la distancia entre ambos.

La sorpresa de Leo le permitió a ella calzarle un golpe con la mano abierta en el pecho.

No era fuerte, pensó Leo, el golpe sólo lo hizo retroceder, pero no logró sacarlo de balance. Sin embargo, cuando la buscó frente a sí, no pudo encontrarla.

.- ¿Qué te hace pensar que soy yo la que necesita ayuda?- la escuchó decir tras él, justo antes del nuevo golpe. Éste sí lo sacó de balance, cayó al suelo un par de metros por delante.

Leo la miró perplejo: la silueta de la chica se recortaba contra las luces de la calle, las únicas luces que débilmente iluminaban el callejón. No podía entender como sus fuerzas parecían haber pasado de cero a cien en sólo unos segundos. Ella misma parecía impresionada.

Se puso de pie de un salto, sin estar muy seguro de qué era lo que estaba haciendo. Al momento siguiente, era él quien atacaba y ella quien esquivaba los golpes.

Se daba cuenta de cómo los ojos de la chica intentaban seguir sus movimientos, cómo su respiración carecía de todo ritmo, cómo no tenía equilibrio al moverse: la chica no tenía ninguna técnica, no sabía pelear. Aun así, sin entrenamiento, era fuerte y rápida. Demasiado, no para ponerlo en aprietos, pero sí para impresionarlo lo suficiente.

Con un gesto de fastidio, la chica saltó hacia atrás. Incluso antes de que sus pies tocaran el suelo, una de sus manos estaba arrojando un contenedor de basura repleto, directo hacia Leo.

Era demasiado grande como para que alguien como ella pudiera siquiera moverlo, incluso él tendría problemas si quisiera arrojarlo de esa forma.

Leo dio un salto y el contenedor pasó silbando bajo su cuerpo, a toda velocidad.

Cuando volvió a estar en el piso, miró a la chica perplejo.

Simplemente, no era normal.

Ahora estaba inmóvil, respirando entrecortado y con los ojos desmesuradamente abiertos.

Miraba alternativamente al contenedor de basura, todo esparcido por piso, y a sus manos, como si no pudiera creer que había sido ella quien lo había arrojado.

Leo avanzó hasta ella.

.- ¡No!.- gritó al instante ésta, con las palmas arriba en señal de advertencia.- Si no me detengo ahora, no podré hacerlo después... no podré detenerme...- Leo la miró sin comprender, parecía angustiada.

Sin estar muy seguro aún si entendía sus palabras, Leo siguió avanzando hacia ella.

.- Esta bien, no quiero pelear. – dijo sonriendo- Aunque fue un buen ejercicio...

La chica arrugó la frente al escucharlo, pero luego una débil sonrisa apareció en su rostro. Segundos después, esa sonrisa se convirtió en una carcajada.

.- Ok, tu ganas¿qué demonios quieres!

Leo iba a responder, pero se quedó con la boca abierta y sin palabras. ¿que quería? no venía preparado para esa pregunta¿qué era lo que quería con esa chica? Que era lo que quería realmente¿Saber si estaba bien¿un sentimiento paternal de preocupación, tal vez, por su mente desfiló rápidamente las preguntas de Raphael ¿acaso sentía algo por ella?...

Lo consideró seriamente por un momento.

Pero no, no era eso lo que sentía. No podía ser. Al menos no lo creía así (¿acaso estaba tan completamente seguro?) Pero al tratar de descifrarlo, todo lo que veía era a la mujer en el túnel, la mujer de hacíaquince años atrás con la que ya empezaba a crear un lazo especial a pesar de que, para todos los efectos, era una mujer que no existía... no más que un recuerdo.

.- No he podido dejar de pensar en que estás en un terrible problema.- le dijo al fin a la chica. La sonrisa de ésta se borró de inmediato.- Un problema del que no puedes salir por ti misma.- continuó Leo.

La chica se le quedó mirando por unos segundos sin decir nada. Su cara estaba contraída por la sorpresa, luego, lentamente, bajó la mirada, clavándola en el concreto a sus pies.

Llevaba varios segundos así cuando de pronto sacudió la cabeza, intentando volver a la realidad. Miró a Leo ladeando su rostro.

.- Tal vez tengas razón...- su mirada había vuelto a perderse mientras hacía una pausa.- pero de todas formas, no podrías ayudarme si así fuera...

.- ¿Cómo lo sabes?.- se apresuró a contestar Leo. La chica no dijo nada por un instante, luego desvió la mirada.

.- Si quieres...- comenzó a decir.- no huiré más... pero la condición es que no hagas más preguntas...

.- ¿Qué...?.- Leo parpadeó.

.- Tal vez tengas razón en todo y seguro tendrás muchas preguntas. Pero no toleraría escuchar, aun cuando sea de mi propia boca, las respuestas a esas preguntas... ¿esta bien?.

Leo la miró en silencio por algunos segundos, sin estar muy seguro de lo que debía decir.

.- Sólo quiero que sepas que estoy tratando de ayudar aquí... tal vez te cueste confiar en mi, de veras que lo entiendo, pero...

.- No es eso.- lo cortó la chica al instante, sin volverse a mirarlo, con la vista clavada en el piso, pero no dijo nada más.

No conocía a los humanos, no más de lo que podía aprender por la televisión y observándolos desde los tejados como llevaban sus vidas y sólo tenía unos cuantos amigos entre ellos. No podía decir que en verdad los conocía o que en verdad sintiera un interés especial por ellos, siempre había sido demasiado conciente de su papel de observante en un mundo que no le pertenecía, demasiado conciente de que jamás podría involucrarse.

Y de repente...

De repente esa chica.

Alguien que no lo llenaba de preguntas acerca de su origen, alguien que no se había espantado al verle. Alguien con quien se sentía extrañamente conectado sin haber cruzado jamás demasiadas palabras.

Alguien en quien había confiado de inmediato, desde el primer momento...

A pesar de que ni siquiera sabía su nombre, sentía como si la conociera desde siempre.

.- ¿Quieres ayudarme?.- la pregunta de la chica interrumpió el torbellino de pensamientos que daban vueltas en su mente. Se volvió a mirarla, asintiendo en silencio.- Entonces quédate conmigo un momento...- le dijo.- estoy cansada, ha sido suficiente de huir por hoy... creo que ahora me quedaré quieta por un rato...

La chica miró a su alrededor y retrocedió hasta un rincón cercano, buscando un espacio entre dos tarros de basura, dejándose caer entre ellos.

Apoyó su cuerpo contra la pared y respiró profundo, echando para atrás la cabeza. Parecía cansada.

Leo se sentó frente a ella, apoyando su espalda en la pared contraria, sólo unos cuantos metros los separaban.

Ninguno de los dos dijo nada por un rato. Entonces Leo se fijó en su rostro, en sus ojos... casi relucían en la oscuridad, eran de un color miel muy claro, casi parecían amarillos, como los ojos de un gato.

Estaba tan absorto que no notó la insistencia con la que la miraba.

Ella sonrió.

.- ¿Se te perdió algo en mi cara?.- Leo la miró extrañado al principio, después sonrió algo nervioso, la rudeza de sus palabras no se condecía con la sonrisa de la chica.

.- Oh, lo siento, es que... tus ojos...

.- ¿Qué tienen mis ojos?- le interrumpió ésta, levantando la cabeza de su apoyo en la pared.

.- Son extraños...- respondió Leo pensativamente.

.- ¿Si¿mis ojos son extraños¿y que hay de ti? mis ojos podrían ser pelotas de tenis y tu aún serías lo más extraño que he visto en mi vida, amigo.- Leo no pudo evitar reír.

.- Ok. Tu ganas.

La chica volvió a recostar su cabeza contra la pared. En la oscuridad, el maullido de un gato hizo eco en el callejón.

.- Tengo tanta hambre que podría comerme ese gato...- dijo de repente, apuntando con el dedo a unos contenedores de basura cercanos entre los cuales se ocultaba el minino. Como si le hubiese entendido a la perfección, el gato saltó precipitadamente y huyó. Leo la miró seriamente.

.- Si quieres podemos ir a...

.- ¿Al departamento de tu amiga? no gracias... nada personal contra tus espaguetis...- se apresuró a decir.

.- Quizás si te hubiera dado gato para cenar... – respondió Leo, sintiendo que sería inútil insistir con lo de ir donde April, por mucho que lo intentara, además, la chica estaba riendo, con una risa de verdad, lo que le alegró. Le daba la impresión que la chica no se había reído así en mucho tiempo.

.- ¿Dónde pasarás la noche?- le preguntó de repente. La chica dejó de reír, pero conservó una sonrisa en su rostro, encogiéndose de hombros.

.- Aquí mismo, exactamente donde estoy...

Aun no había terminado de pronunciar la ultima frase cuando una potente luz iluminó el callejón, seguida casi al instante por un ruido sordo que hizo retumbar la tierra, tras lo cual el cielo se abrió en dos dejando caer con toda su fuerza un fenomenal aguacero, justo sobre sus cabezas.

La chica se quedó mirando a Leo, luego al cielo y luego a Leo otra vez.

.- O tal vez no.- murmuró, cubriéndose la cabeza con las manos en un vano intento por no mojarse, pero en menos de cinco minutos ya estaba prácticamente empapada.- Maldita lluvia...- murmuró para sí. De pronto sus ojos volvieron a fijarse en Leo y descubrió que éste no se estaba mojando para nada. Leo la miró a su vez y sonrió, indicando con un dedo algo sobre su cabeza: un toldo, extendido en una de las ventanas que daban al callejón, a unos pisos por encima de su cabeza, impedía que la lluvia llegara hasta él.

La chica se levantó de un salto y corrió hasta él, atravesando la distancia que los separaba, dejándose caer a su lado. Leo sintió un escalofrió al entrar en contacto con las ropas mojadas de la chica.

.- ¿Estas segura de que no quieres venir conmigo a un lugar más seco y cálido? April, mi amiga, ella puede tenerte hasta que decidamos que hacer... ¿qué dices?.

.- Seguro, quien no querría eso en una noche como esta...

.- ¿Eso es un si?.- preguntó Leo volviéndose hacía ella.

.- No.- respondió ésta indiferente. Leo estaba por replicar cuando la chica, repentinamente, se apegó a él con fuerza, abrazando uno de sus brazos y atrayéndolo hacía sí, tan fuerte que pensó que le cortaría la circulación, sin embargo no se movió.- ¿Por qué sigues insistiendo?- preguntó en voz muy baja.- ¿Por qué insistes en querer ayudarme?

.- Porque quiero ayudarte. Por eso.

.- ¿Por qué¿cómo sabes que tengo problemas¿qué te hace pensar que necesito ayuda¿por qué no simplemente pasas por mi lado sin fijarte, como hacen todos los demás?.- Leo no respondió de inmediato, a medida que hablaba, la chica enterraba con más fuerza su rostro en el brazo que mantenía aprisionado. Leo sintió algo cálido deslizándose por éste y supo que estaba llorando. Como pudo se acercó más a ella y recostó su cabeza sobre la de la chica.

.- No te preocupes, lo que sea, encontraremos la forma de solucionarlo, te lo prometo... – ella levantó el rostro y Leo tuvo que hacer lo mismo. Ambos se miraron por unos instantes sin decir nada.

.- ¿Encontraremos¿desde cuando te hiciste parte de mis problemas?...- preguntó con una mezcla de asombro y enojo.

.- Creo que desde el principio... – contestó éste pensativamente. La chica lo miró con desmayo y luego volvió a recostar su cabeza contra su brazo.

.- Desde el principio... ni siquiera tienes idea de lo que estas diciendo, de lo que significa... a pesar de que tal vez tengas toda la razón...- murmuró en un tono tan inaudible que Leo no pudo escucharla..

Tras unos segundos de silencio, la chica volvió a hablar, apretando con más fuerza aún el brazo de Leo como si temiera que éste fuera a desaparecer.

.- No debí pedirte que te quedaras...- dijo, con una nota de temor en su voz. Leo se volvió todo lo que pudo a mirarla.

.- Me habría quedado de todas formas...- fue su respuesta. La chica le devolvió la mirada, sorprendida, luego bajó los ojos, clavándolos en el piso, en las gotas que caían frente a ella.

Sonreía débilmente, era una sonrisa triste.

.- La... gente que está a mi alrededor...- comenzó, pero un estremecimiento le obligó a hacer una pausa.- oh, Dios, debí decírtelo antes... – murmuró, más para sí misma que para Leo.- la gente que se queda conmigo demasiado tiempo, acaba sufriendo... no importa lo que yo haga para evitarlo... no importan que tan buenas sean sus intenciones... – Leo la escuchaba sin comprender, pero sin querer interrumpirla tampoco.- Es egoísta de mi parte retenerte aquí...

.- No podría irme aunque quisiera.- le dijo, cortándola en seco. Ella se volvió a verle sin comprender.

.- ¿Y eso por qué?.- Leo se volvió a mirarla con una sonrisa.

.- Porque soy un héroe.- la chica lo miró perpleja por unos segundos antes de comenzar a reír. Leo rió también, pero luego su rostro se volvió serio.- No sé en que estas metida, niña,- continuó en voz baja.- pero no me pasará nada, no te preocupes...- esperó unos segundos alguna respuesta de la chica, pero descubrió por su mirada que ésta estaba muy lejos de ahí, probablemente perdida en algún pensamiento... de vez en cuando hacía alguna mueca de dolor, como si se tratase de algún recuerdo doloroso...

"No ha tenido mucha suerte la pobre" había dicho April con solo mirarla. Tal vez tenía razón, parecía verdad.

Si antes lo había dudado, ahora no cabía en sí ninguna duda, no iba a abandonarla, no hasta que no arreglaran lo que fuera que estaba yendo mal en su vida, no después de ver su expresión de angustia y desesperanza... no después de sentir como se asía su brazo con desesperación: aunque le pedía que se fuera, con ese solo gesto le rogaba que se quedase con ella.

Sin embargo, también se daba cuenta que hasta el momento no había mucho que él pudiera hacer. La chica insistía en que no podía ayudarle, tal vez no quería exponerlo a lo que fuera que le estuviera pasando...

Un sensación de impotencia le embargó, haciéndolo perder la calma.

.- ¿Es que no hay nada que pueda hacer por ti?.- preguntó repentinamente, casi implorando.- ¿por favor, dime que está pasando?.

La chica abrió los ojos de par en par, pero no se volvió a mirarlo, continuó con su cabeza recostada en su brazo.

.- Ya estas haciendo más que suficiente... eres un buen tipo... pero, por favor, ahora guarda silencio, quiero descansar un poco...- la voz de la chica se apagaba poco a poco, cuando Leo se volvió a verla, tenía los ojos cerrados y dormía profundamente.

Por la forma en que estaba inclinada sobre él, Leo sólo podía verla por el rabillo del ojo, no quería voltearse demasiado o moverse bruscamente para no despertarla.

Le sorprendió lo indefensa y frágil que se veía, al contrario de cuando le arrojó ese contenedor de basura, cuando sus ojos brillaban y relucían y se movía tan rápido como él. Parecía ser una persona distinta ahora, parecía que en ese sólo cuerpo hubiesen dos personas totalmente distintas...

Leo apoyó la cabeza contra la pared y cerró los ojos. Le hubiera gustado llevársela a algún lugar mejor, pero al parecer, no lograría convencerla de aquello. No tendrían más remedio que pasar la noche ahí...

Con los ojos cerrados, sólo oía la lluvia cayendo, el agua caer y fluir por todas partes, la respiración de la chica a su lado y el subir y bajar acompasado de su cuerpo al respirar, y sus ocasionales temblores, probablemente, calada como estaba, la chica estaría muerta de frío. Deseó tener algo con qué abrigarla, pero no traía nada consigo y su propio cuerpo no proporcionaba demasiado calor. No había mucho más que pudiera hacer.

Sólo la lluvia... con los ojos cerrados se dejó llevar por ese sonido constante y repetitivo¿no le recordaba a algo? si, tal vez, en algún lugar, en algún tiempo en el pasado... atrajo a la chica más cerca de sí, involuntariamente, tratando de protegerla... fue algo instintivo e irracional: en ese momento el único peligro eran las gotas de lluvia que amenazaban con empaparlos.

Hace muchos años, quince años atrás para ser exactos... el agua corría por los túneles, como ahora, mucha agua... y después pisadas... unas manos se extendían hacía él, levantándolo del piso y atrayéndolo hacía un cuerpo tibio...

Abrió los ojos de golpe. ¿es que no había otro sonido más, aparte del de la lluvia¿acaso estaba soñando¿o lo había sentido realmente¿no eran acaso pisadas, pies pesados cayendo sobre el piso mojado, salpicando agua en todas direcciones...

No, no estaba soñando, podía oírlas claramente, no muy lejos.

Miró a su lado. La chica estaba despierta también, con los ojos desmesuradamente abiertos, inclinada hacia delante, con ambas manos sobre el piso cubierto de agua. Escuchaba atenta, con una expresión de temor en su rostro.

De pronto, intentó ponerse de pie, precipitadamente, pero tropezó con algo y cayó de rodillas, fuera de la protección que les brindaba el toldo unos metros más arriba. La lluvia comenzaba a resbalar por su rostro.

Con los ojos abiertos de par en par, buscaba a su alrededor, aterrorizada, saltando ante cualquier ruido o cualquier cambio en las sombras.

De no haber sido porque Leo también sentía el peligro, habría creído que sólo actuaba paranoica. Se puso de pie y avanzó unos cuantos pasos, saliendo a la lluvia y escuchó con atención.

Los pasos se estaban aproximando.

Corrió a ubicarse frente a la chica, instintivamente arrancó una katana de su funda.

Se puso en alerta, pero su atención fue interrumpida por la risa casi histérica de la muchacha.

.- Me encontraron.- se volvió a decirle con los ojos desenfocados.

ºººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººººº

Fin del cuarto capitulo.

Así, bien largo.

Ahora, a responder los reviews (Itsuki tiene razón, en algún momento ella lo dijo, si no me equivoco, esta parte es muy entretenida, la verdad, y esto es como un mea culpa, no suelo responderlos como es debido cuando me los escriben; no es porque no me gusten, al contrario, es la parte más gratificante, junto con escribir, de todo este asunto, pero es que es dificil sacarse lo de antisocial, rara y freak que hay en mi...).

bueno, Kskabell ¿Porque diablos me preguntas esas cosas¡me aportillas la historia, hombre! jejeje, no que es broma, que tus tincadas son buenas, ya verás, más adelante y sí, la chica es bastante arisca, pero tienes sus razones, ya lo verás...

Uso el nombre April y Abril indistintamente, de puro volá que soy y no me doy cuenta, la verdad es que uno debería usar las traducciones de los nombres (así, Raphael es Rafael) pero también lo hago por una cuestión de respetar el original... (no, mentira, ni siquiera me preocupé de eso, es sólo que los nombres suelo verlos más en ingles que en español, por eso se me quedaron pegados así, je).

Y si... Leo es mio otra vez buahahahahahahahaha... ¿eh? ejem. perdón, no se que me ha pasado.

y no, la primavera no tiene nada que ver con mi "energía creativa" porque en este lado del mundo el invierno comienza a mostrar su frío y congelado rostro, ahora mismo cae una tormenta de castillo drácula por acá.. a propósito¿que no hay más sudamericanos por aquí¿algun otro chileno¿no¿nada?... y dicen que te los puedes encontrar en cualquier parte...

Gracias a Karlakarura por su comentario, no suelo tenerla muy a menudo de reviewer, así que ¡bienvenida!

Samara! Ya te echaba en falta. si, pues claro que la historia tiene que ver con la primera parte, ya lo verás. y sin misterios no se vive, así de plano, jejeje

Leo tiene 20 años por si acaso...

(no lo dije, pero dejé pistas: quince más cinco, jeje)

Bueno, basta de mi. sólo quedan unos cuantos caps más para terminar esta segunda aprte, espero que sigan con la historia,

chaú!