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.- No debiste dejar que interfiriera.- El hombre en el sillón se incorporó levemente, con los ojos muy abiertos, presionándose el pecho con una mano.
.- Yo no lo dejé, árcangel.- dijo a modo de defensa.- yo no he tenido nada que ver en todo esto, sólo soy un mensajero, apenas el chico de los mandados.- en su rostro se dibujó una media sonrisa.- Sabes perfectamente que mi participación en este asunto es mínima, me lo han prohibido estrictamente.
Se produjo un largo silencio.
.- Eso nunca te ha detenido antes, Nabú.- El hombre del sillón no se volvió a mirarlo pero sonrió, acariciando al pequeño perro que dormía en sus faldas.
.- Bueno, no sé de qué te preocupas, ya todos tienen lo suyo¿verdad?.- la sonrisa dio paso a una mirada fría, sin ningún humor.- Ya les entregaste a la chica, tal y como ellos querían. Se la has entregado en sacrificio, aún sabiendo lo que ellos quieren hacer con ella...
Del otro lado de la habitación, salió de entre las sombras una figura envuelta en un enorme manto, su cabeza embutida en un capuchón. Avanzó lentamente hasta quedar a escasos metros del sillón dónde el otro hombre acariciaba a su perro durmiente.
Éste no podía saberlo, pero no tenía ninguna duda de que el encapuchado le tenía los ojos clavados en él. Eso, y la joroba que surgía de su espalda contribuían suficientemente para hacerlo sentir incómodo.
Tras unos segundos de escrutarse mutuamente con la mirada, terminó por bajarla, de vuelta al perro.
Era viejo, más de lo que aparentaba ese cuerpo de anciano. Mucho más. Pero todavía había cosas a las que no se acostumbraba. Todavía había gente a la que no le gustaba hacer enojar demasiado... Además, sus superiores ya habían tomado su decisión. No había nada que pudiese hacer al respecto...
La voz del encapuchado lo volvió a la realidad. Tenía una voz hermosa, todos ellos la tenían, pero él sabía que sólo era para despitar. Éste, en particular, no tenía nada de hermoso.
.- Sabes que así es como debe ser.- el hombre de la silla hizo un gesto de rechazo con la mano, molesto.
.- Ángeles haciendo tratos con demonios... si, así es tal y como debe ser...- respondió con ironía.- Admítelo arcángel, estás feliz con todo esto.
.- No estoy feliz, tampoco triste. Mis emociones no tienen nada que ver aquí. Yo sólo cumplo ordenes.
.- Si, claro..- respondió el hombre con una sonrisa sarcástica, volviéndose hacia el perro y levantándole una oreja, como si pretendiese contarle algún secreto.- Claro que te creemos¿verdad Petey?- Tomó la cabeza del perro y lo obligó a mirarlo a la cara, éste gruño débilmente.
.- ¿Petey¿Le pusiste Petey al perro demonio?.- el hombre del sofá lanzó una carcajada.
.- No deberías expresarte así. Él mismo eligió ese nombre. Lo escuchó de la televisión y le gustó¿sabes? creo que la televisión realmente nos ha ayudado a adaptarnos a este plano astral, no sé si me entiendes, creo que tu también deberías...
.- Basta Nabú.
.- Oh, lo siento, me cuesta concentrarme en este cuerpo humano, tu entiendes ¿verdad, el otro día sin ir más lejos...
.- ¡Nabú!
.- Oh, si claro¿en que estábamos?.- el perro volvió a gruñir.- Escucha, dile a tus "jefes", que todo está bien, el muchacho... – la mirada del hombre se oscureció y luego sacudió la cabeza con exasperación.- ... el pobre tipo no tiene idea de nada. Déjenlo en paz, ya bastante daño le han hecho...
.- La criatura no es mi problema... – Los ojos del viejo brillaron.
.- Noto cierto desprecio en tu voz... ¿Es porque él pudo portar la Espada de Fuego y tu no? Él y aquella jovencita, hace sólo un tiempo atrás... – Nabú sonrió maliciosamente.
.- La Espada de Fuego no puede volver a ser utilizada. Nada debe detener lo que está por suceder. Pareces no entender Nabú, las cosas están a punto de cambiar, drásticamente...
.- Si, si, si... ya me sé el cuento de memoria, el mundo ha estado a punto de transformarse una docena de veces y ya ves, aquí estamos aún... y de una vez por todas, mi nombre ya no es Nabú, es Kent, Kent Nelson, maldita sea y ya no trabajo para ti ... – el hombre en el sofá alzó la vista y guardó silencio. Sólo entonces se dio cuenta que llevaba un buen rato hablándole a la nada. Suspiró resignado.- Odio cuando hace eso.
El hombre reclinó la cabeza hacia atrás. De todas formas era un alivio que se hubiese ido, ya comenzaba a alterarlo.
.- Es mejor.- dijo al fin en voz alta.- Es mejor así. Que no sepa nada, que lo olvide todo. Sé que no es fácil. Sé que no tienen derecho. Pero es mejor así. – Respiró profundo y levantó la cabeza, mirando a su alrededor.- Pero no durará.- Se volvió a mirar al perro y continuó acariciándolo tras las orejas.- No, no durará. Al final, terminará recordándolo todo... – el anciano dejó al perro en paz y volvió su vista al frente, a la nada, frotándose el mentón con la mano.- Y me muero por saber que hará cuando lo haga... Cuando recuerde absolutamente todo.
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Fin de la Segunda parte.
Disclaimer: Nabú/Kent Nelson y Petey no son mios, son de DC comics (Dr. Fate magazine)
Si, ya terminamos Avatar II.
El camino está preparado para la tercera, que es mucho más parecida a la primera parte.
Espero que les gustase y les de la paciencia para continuarla.
Nos vemos dentro de poco...
.-
Medeah out.
